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Memorias del 16, por Laura Giussani Constenla

La historia parece cuento. Y seguramente lo es. Existen coincidencias que avivan la imaginación. No sé si en vano, pero todos terminamos dándole un sentido a las efemérides compartidas, como si se tratara de un alineamiento de los planetas o un guiño de quién sabe quién, del autor de esta película, quizás. ¿Pura superstición? Quién sabe, lo cierto es que, de manera voluntaria o no, todos hacemos una lectura de la realidad, le otorgamos un sentido, somos personajes de nuestra propia novela. Algunas fechas nos excitan de una manera especial. ¿Será casualidad que un 8 de octubre nació Perón y murió el Che? ¿Tendrá alguna relación el renunciamiento de Evita y la Masacre de Trelew el 22 de agosto?
¿Y qué decir del 16 de septiembre? Triplete: golpe militar que derroca a Perón y tiene la osadía de llamarse “La Libertadora”; segundo Rosariazo, un coletazo del primero que fue la chispa del Cordobazo; La Noche de los Lápices, jornada que simboliza la miserable persecución, secuestro, tortura y muerte de miles de estudiantes secundarios, un día casi al azar, un día al que alguien se le ocurrió darle un nombre.
Era cosa corriente que secuestraran a un grupo de pibes militantes, caíamos como moscas, porque era imposible, detrás de uno venía otro, y en 48 horas podían llevarse a una decena. A veces me pregunto quién inventa los nombres. Porqué resulta histórico el día en que desaparecieron los chicos de La Plata y no cuando se llevaron a Pato y Chamaca y Penny y Ardilla y Malena y el Turquito y Cacho y Fresco y el Rata y el Gitano y Sammy y Lennon y la Negrita y el Chino y Ara y Angelito y Dumbo y …
Tantas fueron las pérdidas que es imposible recordarlos a todos. Formo parte de esa generación, llevamos la muerte adentro porque no es común que a los 16 años secuestren a la mitad de tus amigos. Y si ejercitamos la memoria, y gritamos por verdad y justicia, es que sería inhumano pensar que podemos olvidarlos. Cuestión más humana que política.
Nuestros hermanos mayores venían de otro 16 de septiembre. Ocurrió en Rosario, ciudad que dió origen al Cordobazo y que siguió moviéndose hasta septiembre en el que se recuerda un nuevo levantamiento popular. Porque entonces las marchas eran “levantamientos” contra la dictadura de turno. Ese 16 de septiembre de 1969 columnas de estudiantes y trabajadores partieron a las diez de la mañana marcharon por el centro de Rosario. Ferroviarios, textiles, vidrieros, albañiles, metalúrgicos, bancarios, estatales, telefónicos, jaboneros, carnerifes, petroleros, químicos, panaderos, gastronómicos. ¿Cuál fue la mecha que encendió este nuevo Rosariazo cuatro meses después del primero? Hoy parece un chiste, pero todo empezó con la suspensión de un delegado administrativo por haber adherido a varios paros. La Unión Ferroviaria anunció una “huelga de brazos caídos” y se le fueron sumando los otros gremios. Ni un paso atrás era la idea. Ante la tímida protesta, la empresa dispuso suspensiones masivas. La respuesta fue un paro ferroviario por tiempo indeterminado. Hubo barricadas, fogatas, huelgas y marchas que se extendieron entre el 16 y 17 de septiembre. Como la policía estaba sobrepasada reprimieron los militares a las órdenes del coronel Leopoldo Fortunato Galtieri.
Dos días de represión lograron controlar la ciudad. Quizás todo empezó -¿quién puede dar comienzo a una historia sin ser arbitrario?- otro 16 de septiembre, el de 1955. Fin del primer gobierno peronista que ya había sufrido un bombardeo en plaza de mayo con centenares de muertos. Intento de golpe fallido. Esperaron tres meses para conseguir derrocar a Perón. Meses en los que los golpistas avanzaban y retrocedían. Sobrevolaba el fantasma de la guerra civil, los muertos de junio fueron solo una advertencia. Se levantó primero Córdoba y la chispa militar también se expandió por todo el país. Perón renunció el 19 de septiembre.
La CGT en un comunicado del 24 de septiembre expresó que ante los hechos ocurridos “se antepone la Patria”, y llamó a los compañeros trabajadores a “mantener la más absoluta calma y continuar en sus tareas. Tengamos Fe. Lo demás lo hará la Patria”. Y la Patria lo hizo. Miles de personas fueron perseguidas, encarceladas y torturadas por peronistas. Generales con aires distinguidos, junto a damas de alta sociedad, en nombre de la democracia avalaron en algunos casos, y ordenaron en otros, la más brutal de las represiones. Se había derrocado un gobierno que representaba al sesenta y dos por ciento del país. Bastaron nueve meses para que surgiera la primera resistencia.
El 9 de junio de 1956, un grupo de suboficiales intentó sublevar al Ejército para retomar el curso de la historia. Se implantó la ley marcial. Dos días después, luego de un juicio sumarísimo, treinta ocho personas fueron fusiladas. El general Juan José Valle, líder de los insurgentes, pagó con su vida un intento de levantamiento. La autoproclamada Revolución Libertadora, con Isaac Rojas y Pedro Eugenio Aramburu a la cabeza, demostró desde un comienzo que no toleraría disidencias peronistas. Diez personas fueron fusiladas aquel 9 de junio en los basurales de José León Suárez. No todos murieron. Rodolfo Walsh se ocupó de encontrar a un sobreviviente: Juan Carlos Livraga. Era un obrero de la construcción que jugaba al chinchón en un bodegón de barrio cuando entraron los escuadrones de la policía bonaerense y lo arrastraron junto a otros parroquianos hasta un carro de asalto. No se había implantado todavía la ley marcial. Luego de un inútil interrogatorio -nada sabía Livraga del levantamiento, no era militante político ni gremial- los trasladaron a un descampado y descargaron sus armas sobre él y sus compañeros de infortunio. Fusilados por las dudas. Fusilados como ejemplo. Fusilados para que no quedaran dudas de que no había vencedores ni vencidos. Fusilados para que entendieran de una vez por todas que la Argentina volvía a ser un país libre. Quiebre de las palabras, sin sentido del verbo y la razón, el golpe se llamó “Revolución Libertadora” y era hora de que lo recordasen. El país debía liberarse de esa multitud peronista que representaba más de la mitad del país. Aniquilados por decreto, no debían nombrarse, ni volver a formar parte del mundo civilizado.
El general Pedro Eugenio Aramburu dio como única explicación del fracasado fusilamiento de Livraga, un telegrama dirigido al padre que decía: “Informo su hijo Juan Carlos fue herido durante tiroteo escapado, posteriormente detenido encuentra alojado en comisaría Moreno”. Hasta ahí la versión oficial. No aclaraba que los tiros habían partido sólo de la policía, que el “escapado” debía llamarse “sobreviviente”, y no indicaba tampoco las razones de su detención. Walsh escuchó el relato del primer testigo hallado con vida y escribió una nota. Quería ganar el Pulitzer. Sin embargo ninguno de los grandes medios, libres ahora, publicaron su revelación. El responsable directo de la masacre, teniente coronel Desiderio Fernández Suárez, fue ascendido. “Un hombre ejemplar” lo consideró Arturo Frondizi, primer presidente que asumía el cargo en elecciones después del golpe en 1958, sólo dos años habían pasado del fusilamento.
Y si de coincidencias hablamos, yo nací el 9 de junio de 1960 y siempre me causó impresión cumplir años el día de los fusilamientos de José León Suárez. La historia somos nosotros, decía Francesco De Gregori, un humilde cantautor italiano que me enamoró en el exilio. Y Borges, un genio, expresaba el estupor que intento contar en esta nota, con una frase: “¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza/de polvo y tiempo y sueño y agonía?

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Claudio Lozano: análisis de la crisis de representación y la reconstrucción del lazo social

En exclusiva con La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores, el economista y candidato a diputado por el instrumento electoral de la Unidad Popular, Claudio Lozano, expone su mirada sobre la política argentina, la crisis de representación, la desestructuración social y educativa, y la necesidad de reconstruir el vínculo entre la sociedad y sus instituciones. A lo largo de la conversación, Lozano combina reflexiones históricas, análisis de la realidad actual y propuestas concretas para intervenir desde el Congreso, siempre con el eje puesto en los derechos de los trabajadores, la comunidad y el fortalecimiento del tejido social.
LCV: “El economista Claudio Lozano, si no me equivoco, es candidato a diputado. El partido es Unidad Popular, pero la lista se llama instrumento electoral.”
Claudio Lozano: “No, el partido se llama Instrumento Electoral para la Unidad Popular. Normalmente decimos Unidad Popular para simplificar.”
LCV: “¿Por qué instrumento electoral?”
Claudio Lozano: “Es una pregunta que obliga a una reflexión bastante profunda. Nosotros no creemos en la idea tradicional de los partidos, como estructuras con cuadros que sostienen una concepción de izquierda, derecha o centro y que la proponen a la sociedad. Creemos que esas concepciones están puestas en debate y hay que construir otras cosas, recogiendo lo que la propia sociedad va produciendo. Por eso, nuestro partido se asume como un instrumento de la sociedad, especialmente en el campo de los trabajadores, los pequeños y medianos empresarios, cooperativistas, hombres y mujeres de la cultura, del pensamiento y de la ciencia. Nuestra lista está formada por compañeras y compañeros que trabajan en distintas organizaciones con compromiso, trayectoria y vínculo con trabajadores, cooperativistas y temas como derechos urbanos y ambientales. Es un paso más allá del movimientismo, una herramienta de construcción que respeta la iniciativa social.”
LCV: “¿La diferencia con el PJ sería que el PJ tiene una concepción más estatalista?”
Claudio Lozano: “Exactamente. Creemos que hay que darle más entidad a las organizaciones de la comunidad. El PJ tiene tradición en esto, pero no compartimos la vieja concepción de partidos del siglo XIX y XX, donde las decisiones estaban estructuradas por cuadros que le decían a la sociedad qué hacer. Para nosotros, la sociedad tiene que ser parte de lo que decide sobre su propia organización.”
LCV: “Y las últimas decisiones de la sociedad, ¿te preocupan?”
Claudio Lozano: “Sí, en tanto elecciones mayoritarias. La sociedad ha optado en un contexto de debacle. Desde el fin de la dictadura en 1983-84 hasta hoy, hemos pasado de un 30% a alrededor del 40% de pobreza. La idea de que con la democracia se come, se educa y se cura no se cumplió. Las últimas experiencias de gobierno, tanto Macri como el Frente de Todos, aunque confrontadas, mantienen la continuidad del deterioro de la vida social. Hay un emergente de crisis monumental de representación política. Para mí, el problema central a lo largo de 41 años de democracia ha sido la educación, la falta de aspiraciones formativas y sociales, lo que genera un fenómeno donde la generación actual teme que sus hijos estén peor que ellos. Esto mata cualquier aspiración y lleva a la búsqueda de soluciones inmediatas, como las criptomonedas o la inmediatez tecnológica, en ausencia de bases educativas sólidas y un tejido social fuerte.”
LCV: “¿Creés que la desestructuración social se vincula a la transformación regresiva del país?”
Claudio Lozano: “Sí. La destrucción del sistema público educativo y sanitario se enmarca en una reestructuración capitalista que empieza en la dictadura, con la deuda, la fuga de capitales, la desindustrialización y ajustes sistemáticos del Estado. Esto impacta en la sociedad, en las aspiraciones de las nuevas generaciones y en la percepción de comunidad. Antes, los niños tenían la obligación de estudiar y participar de la vida comunitaria; hoy, esa estructura desapareció, y la competencia reemplaza a la cooperación. La comunidad y el tejido social que existían en barrios como Liniers se ha debilitado, y con ello la capacidad de la sociedad para organizarse y reivindicar derechos.”
LCV: “Vos mencionás la responsabilidad de transmitir esos valores, ¿no?”
Claudio Lozano: “Sí. Esa responsabilidad explica mi trayectoria: la fundación de la CTA, la recuperación de ATE, el trabajo con Adolfo Pérez Esquivel en Servicio Paz y Justicia durante la dictadura, el acompañamiento a Gustavo Conte en derechos humanos en 1984 y ahora la candidatura a diputado. Hay una salida más fácil que competir electoralmente: ser el ‘sabio del pueblo’, dar charlas y organizar estudiantes, lo cual también forma parte de mi rutina y me da placer. Pero considero que hay que intervenir institucionalmente, desde el Congreso, para defender derechos y modificar la sociedad.”
LCV: “¿Cuál sería tu propuesta concreta al llegar al Congreso?”
Claudio Lozano: “Primero, rechazar los decretos inconstitucionales de este gobierno, como el 7023, que derogó y modificó leyes afectando a inquilinos, tarjetas de crédito, prepagas y empresas estatales. Segundo, recuperar la capacidad del Parlamento de auditar la deuda y la fuga de capitales, y cancelar el acuerdo con el Fondo Monetario. Tercero, trabajar para que este gobierno se vaya, porque ha hecho mucho daño social, cultural y político. Presentamos siete causales de juicio político para visibilizar la violación constante de la Constitución y abrir una salida institucional acompañada por la movilización popular. Con estas medidas, nuestra presencia en el Congreso busca defender derechos, recuperar institucionalidad y construir alternativas para el futuro del país.”
LCV: “Es un enfoque integral: derechos, comunidad y control institucional.”
Claudio Lozano: “Exactamente. Además, hay que frenar la penetración del narcotráfico en los barrios populares y fortalecer la comunidad a través de organizaciones, iglesias y movimientos sociales. Nuestra fuerza, con presencia en 16 provincias y más de diez años de existencia, busca confrontar al gobierno y crear un bloque político sólido, democrático y comprometido con los derechos del pueblo argentino. Esto significa garantizar coaliciones sin proyectos contradictorios y con procedimientos internos democráticos, excluyendo la influencia de actores destructivos como los narcos.”
LCV: “En el contexto histórico, también señalaste vínculos con la dictadura y la herencia educativa de ese período.”
Claudio Lozano: “Sí. Por ejemplo, Juan José Catalán, ministro de educación durante la dictadura, aplicó métodos perversos de adoctrinamiento y retraso educativo. Hoy, algunos descendientes de esos actores reproducen estrategias similares. Esto refleja cómo la memoria histórica, la represión y la desigualdad educativa se entrelazan con la política contemporánea. La lucha actual incluye frenar la criminalización de la protesta, defender los derechos sindicales y la organización comunitaria, y enfrentar una fase de revancha oligárquica que amenaza los derechos adquiridos.”
LCV: “Para cerrar, ¿cómo resumirías tu misión en el Congreso?”
Claudio Lozano: “Mi objetivo es claro: desmontar decretos que vulneran derechos, auditar la deuda y la fuga de capitales, suspender pagos abusivos, garantizar la institucionalidad y trabajar para una transición hacia un gobierno que respete la Constitución. Todo esto se hará en diálogo con la movilización popular y defendiendo los intereses de los trabajadores y de la comunidad. Con estas acciones, buscamos que la sociedad vuelva a ser protagonista y que se reconstruya el lazo social que hoy se ha debilitado.”
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Atacan la sede de aceiteros y entran al despacho de Yofra

Uno de los sindicatos más combativos dentro de la CGT, la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina (FTCIODyARA), fue atacada entre 4 y 5 de octubre, un par de días antes de que se iniciara un anunciado paro nacional por negociación paritaria. Huelga que quedó en suspenso por el rápido pedido de las cámaras empresarias de una conciliación obligatoria.
El fin de semana aterior al paro, cuando las negociaciones estaban estancadas por la exigencia de un salario digno que cumpla con el mandato constitucional que de acuerdo a cifras oficiales sería de más de 2.000.000 de pesos como primer sueldo, un grupo de desconocidos desconectaron la energía del edificio, rompieron la puerta de acceso exterior, luego una segunda puerta interna y fueron directo hasta la oficina del Secretario General, Daniel Yofra. Para ingresar allí rompieron otras dos puertas y en ese momento fueron interrumpidos, resultando detenida una persona.
No se trató de un robo ‘al voleo’, no sólo estaba planificado sino que el operativo demostró un conocimiento de la disposición interna de la sede sindical y al mismo tiempo, un completo desinterés por el robo de objetos de valor. En la oficina del Secretario General sólo hay libros, una cafetera y elementos de oficina.
Después de analizar lo sucedido, con prudencia, el sindicato difundió éste domingo un comunicado en el que sostienen:
“El asalto fue perpetrado en un momento histórico donde desde hace dos años vivimos una constante ofensiva contra el salario, los derechos laborales y las organizaciones sindicales de la clase trabajadora argentina, tal como lo advertimos oportunamente en 2023. Y donde se acumulan los ataques directos contra la dirigencia sindical, social y política con persecución, amenazas y detenciones. Es en este contexto que ocurre este hecho contra nuestra organización gremial, que lucha en un sector que es clave en la economía nacional, que está en el primer plano de la agenda política y mediática y en el exacto momento en que inicia la paritaria aceitera. Por todas estas razones señalamos la gravedad de lo ocurrido, exigimos a las autoridades de los gobiernos y las carteras de seguridad nacional y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que se brinden todas las garantías para la integridad personal y el ejercicio de la actividad gremial, y reclamamos el inmediato esclarecimiento de las responsabilidades materiales e intelectuales del asalto a nuestra organización.”
El atentado a la sede sindical aceitera se produjo, también, luego de una postura activa de su dirigencia en pos de la unidad sindical en la que convocaron a un plenario de 200 delegados de diversos gremios, entre ellos UOM, SiPreBA y ATE. Mientras en la CGT se debate la futura conducción a definir dentro de un mes.
De inmediato comenzaron a llegar los comunicados de repudio, primero el de la CTA:
“Se trata de un ataque a una organización sindical que ha dado pruebas de su compromiso en la defensa de los trabajadores. Cualquier agresión o atentado contra una organización sindical o sus dirigentes implica un ataque a la democracia y a toda la clase trabajadora. Desde nuestra CTA exigimos el inmediato esclarecimiento del hecho y que el poder judicial determine quienes son sus responsables materiales e intelectuales. Por último, solicitamos a los gobiernos provincial y municipal que garanticen la seguridad de la organización afectada y sus dirigentes, como así también el ejercicio de la libertad sindical.”
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Conflicto por paritarias de Aceiteros: nueva conciliación obligatoria. Van por un mínimo de 2 millones

Una vez más, el gobierno tuvo que recurrir a la conciliación obligatoria por 15 días. Queda en suspenso el paro nacional de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina (FTCIODyARA) y el Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros (SOEA) San Lorenzo.
El reclamo paritario de ambas organizaciones gremiales está fundamentado en el derecho a un Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) según su definición en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional y artículo 116 de la Ley de Contrato de Trabajo, esto es, que asegure a los trabajadores en su jornada legal de trabajo la satisfacción de las 9 necesidades allí contempladas: alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte, esparcimiento, vacaciones y previsión.
Según los estudios basados en la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) del Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (INDEC), el valor del SMVM según su definición constitucional y legal es de $ 2.344.728 para el mes de septiembre de 2025, que es cuando se abrió la revisión del acuerdo firmado el pasado 9 de abril de 2025.
En un comunicado difundido en el día de hoy, advierten: “Transcurridas más de dos semanas de presentado nuestro reclamo, la pretensión expresada hoy en la audiencia realizada en la Secretaría de Trabajo de la Nación por las cámaras patronales es insuficiente y provocadora, tal como hemos manifestado en el acta. Más cuando se trata del mismo sector que acaba de recibir un beneficio extraordinario de 1.540 millones de dólares tras la medida dispuesta por el Gobierno Nacional sobre las retenciones a las exportaciones. Frente a esa apropiación de renta extraordinaria, la respuesta patronal resulta vergonzosa. Incluso, desde la perspectiva del costo laboral que suelen invocar en su negativa, destacamos que el mismo se redujo en 2024 -alcanzando entre 1,7% a 2,4% de acuerdo a cada empresa- y que aún si aceptaran el aumento que pretendemos, el impacto sobre ese costo sería nulo.”
Luego de considerar que no están dispuesto a acompañar una política salarial que pretende condenar a la pobreza a la clase trabajadora favoreciendo sólo a los grandes grupos económicos, concluyen: “Por ello, reafirmando nuestra defensa del Salario Mínimo Vital y Móvil según su definición en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional y artículo 116 de la Ley de Contrato de Trabajo, se ha decidido el inicio de una Huelga Nacional Aceitera de cumplimiento en las plantas aceiteras del país.”


Claudio Lozano: análisis de la crisis de representación y la reconstrucción del lazo social

Atacan la sede de aceiteros y entran al despacho de Yofra
