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Libertad para Pablo González, preso por informar. Por Alvaro Hilario desde el País Vasco

El pasado 3 de mayo, Día Internacional de la Libertad de Prensa, la mayor parte de los 255 habitantes de Nabarniz recorrieron los 9 kilómetros que los separan de Gernika -la ciudad mártir, bombardeada por los nazis en 1937- para sumarse a la marcha en demanda de la libertad de su vecino Pablo González, periodista detenido en la ciudad polaca de Przemysl, cerca de la frontera con Ucrania, el 28 de febrero de 2022, cuando cubría la guerra entre Rusia y Ucrania para La Sexta, cadena de TV española, acusado por las autoridades de este estado de espiar para Rusia.

De hecho, días después, el 4 de marzo, Stanislav Zharin, coordinador de inteligencia del gobierno polaco, declaró que Pablo González había sido identificado como “un agente de la Dirección Principal de Inteligencia del Estado Mayor de Rusia, estaba enfocado a la realización de actividades para Rusia, utilizando su estatus periodístico y, gracias a esto, podía moverse libremente por Europa y el mundo, incluso por zonas afectadas por conflictos armados y zonas de tensión”.

Desde entonces, Pablo se encuentra en prisión preventiva en régimen de casi total aislamiento, sin la asistencia letrada de su abogado de confianza, Gonzalo Boye, y sin que Polonia, haya presentado prueba que sustente las graves acusaciones en su contra.

Ohiana Goiriena, madre de los tres hijos de González, denunciaba en las páginas de “CNT” (febrero de 2023) que “´espionaje` es el tipo penal del que le acusan, pero no existe acusación formal ni concreta. Las pruebas que tienen salieron al principio, nada más arrestarlo. Dijeron que tenía dos pasaportes falsos, pero era mentira. Pablo tiene la doble nacionalidad rusa y española, y esas son sus dos identidades legales”.

Mentiras oficiales

Así, el 23 de mayo, en Valencia (España), en comparecencia ante los medios junto a sus colegas rumano y español, el ministro de Asuntos Exteriores polaco, Zbigniew Rau, señaló que el caso sigue sujeto a investigación y que la Fiscalía polaca ha recibido una orden judicial para que el periodista vasco continúe en prisión preventiva, añadiendo que “esperemos que sea sometido a juicio relativamente pronto”, remarcando que las acusaciones en su contra son “graves, muy graves”.

“Se está elaborando la acusación y los cargos y, cuando se prepare, más justo será el juicio”, dijo Rau. “Créanme, está en nuestro interés, de los gobiernos de España y Polonia, que nos aseguramos que este caso se cierre y concluya. Pero requiere que la acusación se prepare bien”.

A continuación, manifestó que los derechos de Pablo se respetan, cuenta con letrados polacos y españoles y recibe visitas del personal consular español.

José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores español, haciendo piña con su colega, afirmó que “sus derechos fundamentales, sobre todo el de defensa, están completamente garantizados” y no tiene “ningún impedimento de las autoridades polacas para recibir visitas”.

Sin embargo, hasta el pasado 21 de noviembre, el periodista no pudo tener el primer encuentro con la madre de sus hijos, Ohiana Goiriena y, como esta denuncia, su correspondencia esta intervenida: “Sabemos que sí que le llegan nuestras cartas, pero con entre dos y tres meses de retraso. Las abren, las leen y las censuran, y con las que él escribe ocurre lo mismo, porque nos llegan con un sello rojo pasadas por la censura”.

Por otro lado, ya desde su detención y a pesar de las gestiones de su círculo familiar y afectivo inmediato, se ha impedido que su abogado de confianza, Gonzalo Boye, se haga cargo del caso, pasando las primeras seis semanas sin asistencia legal. Así las cosas, en abril de 2022, el círculo de Pablo contrató un abogado que le asistió hasta octubre.

La prisión preventiva se ha ido renovando cada tres meses a petición de la Fiscalía, siempre sin atender a las alegaciones de la defensa, aduciendo que existe un alto riesgo de fuga y que en caso de estar en libertad podría obstaculizar la investigación; además, se enfrenta a una condena que es muy elevada y tienen la firme sospecha de que él es el culpable del delito.

El Gobierno español no actúa, no presiona diplomáticamente, aunque el ministro Albares diga lo contrario: “Al principio salieron sembrando la sospecha. Luego, Sánchez (presidente del Gobierno español) dijo que respetarían la legalidad polaca igual que él querría que se respetara la justicia española. El problema está en que la legalidad de Polonia no está por encima de la carta de los Derechos Humanos de la Unión Europea, y no la están respetando”, denuncia Goiriena.

Armando la causa

Nada se sabe de las acusaciones que pesan sobre González (y que podrían acarrear una condena de 10 años de prisión) fuera de los genéricos cargos de “espionaje”. Pareciera que la Fiscalía polaca alargara sin fin los plazos de prisión preventiva mientras arma la causa en su contra. Veamos lo que, hasta la fecha, se ha podido conocer.

Semanas antes de su detención, el 4 de febrero de 2022, los servicios ucranianos detuvieron a Pablo: le interrogaron, le revisaron el pasaporte, le duplicaron las tarjetas de crédito y le instaron a abandonar el país al considerar que estaba informando del conflicto desde una perspectiva pro-rusa.

Así, se trasladó a la frontera polaca, a cubrir el drama de quienes huían de la guerra, momento en el que se produjo su detención. Polonia señaló que aprovechaba su condición de periodista para viajar a zonas de conflicto y que recibía ingresos de plata periódicamente desde Rusia.

“Pablo es nacido en Rusia. Es nieto de ´niños de la guerra` (refugiados de la guerra de España, 1936-39). Por otro lado, tras la separación, su madre se trasladó al País Vasco, de ahí que tenga doble nacionalidad y dos pasaportes”, relata a LA COLUMNA VERTEBRAL Mirari Isasi, reportera de Internacional de “Gara”, diario para el que González ha laburado con asiduidad. “Es irrisorio aducir como prueba que le llamen Pavel, cuando todo el mundo sabe que es Pablo en ruso”.

De hecho, la supuesta duplicidad de documentación alegada por Polonia no es tal, ya que una de las identidades de los pasaportes y tarjetas confiscadas es la de Pavel Rubtsov, pues este es el apellido de su padre, Aleksey quien, además, le envía parte de las ganancias que sus rentas en Rusia le generan. Fue a la edad de 9 años, a su llegada al País Vasco, cuando su madre procedió a cambiarle el primer apellido en el registro.

“Siempre ha estado muy interesado en los temas relacionados con el este de Europa, con el espacio post soviético: Caucaso, Ucrania … Por orígenes, idioma, ha tenido facilidad y acceso a estos lugares y a la información, amén de haber viajado con asiduidad tanto a Rusia como a Georgia o Ucrania desde antes ya de los sucesos del Maidan en 2014”, señala Mirari Isasi. “De hecho, la cobertura que hizo de aquellos sucesos y de la guerra del Dombás fue espectacular, gracias, en gran parte, a su dominio del idioma y su doble nacionalidad”.

De hecho, González, gran conocedor de la política ucraniana, es coautor del libro“Ucrania. De la Revolución de Maidan a la Guerra del Donbas” (Comunicación Social ediciones y publicaciones, 2016), una de las primeras y más completas investigaciones que aparecieron en castellano sobre esos hechos.

Además de Ucrania, Pablo ha cubierto temas como Kosovo, Nagorno-Karabaj (donde trabajó desde la primera línea del frente), Transnistria, Crimea o la República Popular de Donetsk para medios como los diarios “Gara” y “Público”, cadenas de TV como La Sexta e, incluso, colaborar para la agencia EFE.

“Pablo es un profesional muy responsable y autor de un trabajo encomiable. Habrá, claro está, gente a la que, dependiendo de lo que escriba, le parecerá mejor o peor”, concluye Isasi.

Dado el cerco informativo respecto a esta guerra, quizás habría que buscar por acá las razones tanto del encarcelamiento del periodista vasco como de la cómplice inactividad del Gobierno español.

Duras condiciones de reclusión

Ciertas informaciones señalan que Pablo ha pasado a compartir celda con otros presos hace pocos días, una mejora considerable después de 15 meses de aislamiento. Ha estado incomunicado durante todo este tiempo, encerrado durante 23 horas al día en su celda, pasando la hora restante en un patio de siete por cuatro metros, algo imposible ahora debido a lo crudo del invierno polaco porque ni con toda la ropa que le es permitido tener puede hacer frente al mismo: hay que tener en cuenta que a la familia se le impide enviarle ropa térmica o complementos vitamínicos con los que subsanar la deficiente comida de la cárcel.

Además de la correspondencia intervenida, no puede hacer llamadas excepto a su abogado polaco y se sigue denegando la posibilidad de que sea visitado por su abogado de confianza. Como ya decíamos, hasta noviembre de 2022, no tuvo permiso para recibir ninguna visita, aunque el ministro Albares diga lo contrario.

Mientras tanto, a excepción de algunos medios catalanes y vascos, la profesión calla.

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Pablo Touzon: “Milei es más la consecuencia de un proceso político que su causa”

En diálogo con La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores, Pablo Touzon, politólogo de la UBA y director de la consultora de escenarios, Panamá Revista y Supernova, analizó el primer año de gestión de Javier Milei, la debilidad de la oposición, los cambios en la representación política y la necesidad de repensar las formas de protesta y comunicación del campo popular.

LCV: ¿Cómo analizás este año de Milei, una gestión que desde lo político puede leerse como exitosa, pero que desde lo cotidiano se padece mucho?
Pablo Touzon: Fue un año exitoso para Milei. De hecho, si uno quisiera hacer una película sobre cómo perder una elección en diez días, Milei había hecho todo lo posible para eso: derrotas en el Congreso, escándalos de corrupción, un recital en medio de una corrida cambiaria, la escapada del dólar. Y aun así triunfó. Creo que eso se explica por dos razones centrales. Primero, un apoyo norteamericano que le permitió estabilizar el dólar en un momento en que parecía perder la variable más sensible electoralmente en la Argentina. Y segundo, la absoluta falta de renovación y de propuesta de la oposición, tanto peronista como no peronista. Frente al temor de volver a lo que acababa de terminar, se prefirió seguir quemando las naves con Milei antes que regresar al viejo conocido.

LCV: ¿Creés que muchos análisis omiten de dónde venía el país?
Pablo Touzon: Totalmente. Falta analizar el punto de partida, tanto en términos económicos como políticos. Eso explica mucho de lo que pasó. Incluso hubo, sobre todo en el interior del país, un efecto similar a una primera vuelta, una especie de PASO de hecho. En eso Cristina tuvo razón, aunque no en cómo lo planteó después. Si la gente votó eso, hay que asumirlo. No se puede desconocer ese resultado.

LCV: ¿Qué lecciones deja esto pensando en 2027?
Pablo Touzon: La principal es que, si no hay un esfuerzo real de transformación de la oferta opositora, lo más probable es que el escenario se repita. Después no debería sorprender que, incluso en un marco de recesión profunda, vuelva a ganar Milei. En estos dos años hubo muy poco intento renovador y eso sigue siendo evidente.

LCV: Lito Borello planteaba la necesidad de repensar no solo la política, sino también las formas de protesta. ¿Coincidís?
Pablo Touzon: Sí, me pareció una reflexión muy inteligente. La idea de ir todos los días a tocar timbres a los ministerios para que te repriman, con una relación de fuerzas de 50 policías contra una persona, termina regalándole al gobierno la foto de la represión como un éxito. La sociedad no lo vive con horror, lo vive como que “los sacaron del medio”. Que un dirigente tan identificado con el peronismo y la izquierda diga que hay que cambiar las formas de lucha es muy significativo.

LCV: ¿Creés que parte de la dirigencia sigue atrasada en ese debate?
Pablo Touzon: Sí. Hay sectores que todavía creen que la calle es la única forma de cuestionar al gobierno. Pero también existe una dirigencia que vive de la “resistencia”, que supone que siempre va a sacar 20 o 25 puntos haga lo que haga. Ese esquema ya fracasó para transformar el país y fracasó como alternativa frente a Milei, aunque no fracasó para quienes ocupan esos lugares.

LCV: Hablaste de la idea de verse solo como víctimas. ¿Qué rol juega eso?
Pablo Touzon: Es una interpretación muy funcional y exculpatoria. Decir que todo se explica por la ultraderecha internacional o por un “cerebro alienígena” evita hacerse cargo de los errores propios. Perón ya lo decía en 1955 desde Panamá: si persistimos en creernos solo víctimas y no protagonistas de nuestros errores, estamos condenados a desaparecer políticamente.

LCV: ¿Cuánto de Milei es un fenómeno local y cuánto global?
Pablo Touzon: A mí siempre me interesó más el proceso político argentino que Milei en sí. Milei es más la consecuencia que la causa. Hay un componente internacional, claro, pero también hay factores muy locales: una economía cada vez más informal, cambios en la representación política, sectores jóvenes y populares que solo conocieron inflación, estancamiento y gobiernos débiles. Eso no se explica solo mirando afuera.

LCV: ¿Cómo ves el fracaso de los progresismos en la región?
Pablo Touzon: La izquierda latinoamericana tuvo un gran momento entre el fin del consenso de Washington y 2008, cuando había recursos para sostener políticas distributivas. Cuando eso entró en crisis, muchos gobiernos giraron hacia una agenda de derechos culturales y descuidaron los derechos económicos y sociales, que son los que hacen efectiva la vida cotidiana. El problema no es reconocer nuevos derechos, sino cuando parecen sustituir a los derechos que garantizan trabajo, ingresos y estabilidad.

LCV: Para cerrar, ¿qué esperan para Panamá Revista y Supernova el año que viene?
Pablo Touzon: La idea es saltar el mapa y empezar a trabajar con España, México y otros países del mundo hispanohablante, ampliando el alcance y la perspectiva de nuestros análisis.

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Gustavo Morteo de FECOAPI: ““El desafío es llevar la miel de la colmena a la mesa con precios justos”

En el marco de la Expo Cooperativas realizada en la ciudad de La Plata, Gustavo Morteo, referente de la Federación de Cooperativas Agrícolas, analiza la situación del sector apícola argentino y los obstáculos que enfrentan las cooperativas para sostener la producción y el trabajo. La dependencia de la exportación a granel, la caída del consumo interno, la competencia de productos adulterados y los altos costos burocráticos aparecen como ejes centrales de una conversación que pone en valor al cooperativismo como herramienta colectiva para acortar distancias entre productores y consumidores y garantizar el acceso a alimentos de calidad a precios justos.

LCV: “Contanos un poquito a qué se dedican, cuántos son.”

Gustavo Morteo: “La Federación de Cooperativas Agrícolas es una entidad de segundo grado que nuclea cooperativas agrícolas de distintas partes del país y de distintas provincias. Somos alrededor de 29 o 30 cooperativas, con una nueva que se está sumando. Hay 11 de la provincia de Buenos Aires, tres de Córdoba, y también de Santa Fe, Entre Ríos y otras provincias que tienen alguna representación. La Federación viene trabajando fuertemente en la parte gremial y de representación de las cooperativas y, este año, además, estamos intentando avanzar también en la parte comercial: provisión de insumos e intentar comercializar nuestros productos.”

LCV: “¿Qué tipo de productos desarrollan?”

Gustavo Morteo: “Las cooperativas apícolas tienen como base a los productores apícolas, los apicultores. La producción principal es la miel de abejas y sus derivados: ceras, propóleos, miel fraccionada o miel a granel. En Argentina, el 90% de la producción se exporta, por lo que la mayor parte se comercializa a granel. Uno de los grandes desafíos de las cooperativas es ampliar el consumo interno.”

LCV: “¿El consumo interno es solo gastronómico? ¿También se vende para cosmética?”

Gustavo Morteo: “En lo cosmético se utiliza muy poco en relación con los volúmenes que se manejan en la producción. El consumo interno es un desafío porque muchas veces nos quejamos del bajo precio que nos pagan por la miel a granel o para exportación, pero cuando fraccionamos creemos que nos vamos a salvar con el mercado interno y ahí cometemos errores. Si estamos dispuestos a regalar la miel a granel, no deberíamos castigar al consumidor interno con precios elevados. Eso también explica por qué se consume tan poca miel en el país.”

LCV: “Es verdad, a veces el precio de un tarrito chico de miel es muy alto.”

Gustavo Morteo: “El problema, más allá de los impuestos y los costos, lo tenemos los propios apicultores, que intentamos salvar con el mercado interno lo que no salvamos con el granel. Eso es un error de estrategia. Muchas veces le ponemos a la miel el precio que tiene en una góndola europea y creemos que ese mismo valor debe cobrarse acá. Al hacer eso, además, terminamos favoreciendo a quienes comercializan miel de mala calidad, que en realidad es un jarabe de glucosa con sabor.”

LCV: “¿Eso que parece miel pero es más líquida?”

Gustavo Morteo: “Exacto. Ese problema, que parece insignificante, termina generando un efecto compulsivo: la gente consume un producto barato que no es miel y que muchas veces engaña desde el packaging.”

LCV: “¿Con qué se rebaja esa ‘miel’?”

Gustavo Morteo: “Se corta con glucosa, jarabe de maíz o productos artificiales que se usan para bebidas dulces o mermeladas. Es un producto ‘a base de miel’, pero no es miel. Tiene un porcentaje muy bajo de miel y un alto contenido de glucosa de alta fructosa, que es un producto industrial.”

LCV: “¿Cuál es el desafío entonces?”

Gustavo Morteo: “El desafío es llegar lo más directo posible del productor al consumidor, con un precio justo, sin sobrevaluar la miel y permitiendo que la gente la consuma. Nosotros vemos que cuando se regala miel, por ejemplo a los dueños de los campos donde están las colmenas, el consumo por persona es altísimo. Cuando hay que comprarla, como es cara, se consume poco. Ahí es donde el rol de las cooperativas es central.”

LCV: “Ese diagnóstico ya es un primer paso muy importante.”

Gustavo Morteo: “Sí, totalmente. Muchas veces estos problemas se niegan y se buscan excusas. Nosotros creemos que reconocerlo es un paso enorme para empezar a buscar soluciones.”

LCV: “¿Cuántos son en la Federación?”

Gustavo Morteo: “Somos 30 cooperativas y el Consejo de Administración está integrado por siete cooperativas.”

LCV: “¿Y tu cooperativa?”

Gustavo Morteo: “En nuestra cooperativa somos 14 personas trabajando y además comercializamos con productores de la zona, que deben estar entre 170 y 180 productores que son clientes, tomadores de servicios o proveedores de insumos.”

LCV: “En la Expo Cooperativa de La Plata, ¿tomaron contacto con otras cooperativas para trabajar en conjunto?”

Gustavo Morteo: “Sí, tomamos contacto con cooperativas de impresión, que hacen etiquetas, y con otras cooperativas más ligadas a lo gremial, porque hay problemáticas que nos atraviesan a todas: matrículas, balances, costos, presentaciones y actualizaciones. También hay cooperativas de servicios, como contadores organizados en cooperativa, que ayudan en estas cuestiones.”

LCV: “¿Qué rol cumple el IPAC en ese acompañamiento?”

Gustavo Morteo: “Con el IPAC tenemos una buena relación. Tuvimos varias reuniones con la Dirección, con el presidente y su equipo, especialmente con la parte legal. El objetivo es que nos ayuden a ponernos al día. El problema más grande son los costos de balances, sellados y trámites, que para cooperativas con poco movimiento se vuelven muy difíciles. Es una burocracia muy costosa.”

LCV: “Y además, ser cooperativa no siempre ayuda…”

Gustavo Morteo: “No, muchas veces te miran como sapo de otro pozo. Siempre con una espada de Damocles sobre la cabeza. Nosotros estamos en Tandil, tenemos 40 años de vida y atravesamos muchos contextos políticos y económicos, y aun así siempre somos mal vistos. Rendimos exámenes todo el tiempo y nunca parecen suficientes.”

LCV: “Sin embargo, vos decís que las cooperativas son parte de la salida.”

Gustavo Morteo: “Yo creo que las cooperativas son la salida en medio de este descalabro económico. Siempre que hablamos acá estamos hablando de gente que produce, que trabaja y que no baja los brazos. Eso, de por sí, ya es un camino recorrido hacia el éxito o, al menos, hacia sostener la producción.”

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Lito Borello: “Otro mundo es posible, pero hay que organizar la esperanza”

En un año signado por el ajuste, la represión y la ofensiva contra los sectores populares, los movimientos sociales atraviesan un proceso de revisión profunda de sus formas de organización y de lucha. En ese marco, La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores dialogó con Lito Borello para realizar un balance del primer año de gobierno de Javier Milei desde la perspectiva de la economía popular y la militancia territorial. Crisis civilizatoria, transformación del sujeto trabajador, violencia institucional y la necesidad de reinventar la resistencia son algunos de los ejes de una entrevista que no se limita al diagnóstico, sino que propone volver a poner en el centro la comunidad organizada y la esperanza colectiva.

LCV: “¿Será posible un país que tenga educación, salud y un ritmo para bailar? ¿Será posible?”

Lito Borello: “Claro que sí. Otro mundo es posible, y lo vamos a hacer posible.”

LCV: “Te llamo para que hagamos juntos, para nuestra audiencia, un balance de lo que fue este primer año de gobierno de Javier Milei para los movimientos sociales.”

Lito Borello: “Fue un año profundamente intenso. Por un lado, no se puede soslayar que estamos en el marco mundial de una crisis civilizatoria, lo que los movimientos llamamos una crisis multidimensional, y hay un rediseño del planeta por parte de los poderosos. En la Argentina eso se expresa con un gobierno que claramente representa esos intereses. Más allá de que haya gente con documentación argentina, desde el primer minuto expresan una tiranía al servicio de intereses extranjeros, de un modelo global y de una reformulación del modelo de dominación a nivel mundial. Por lo tanto, en la Argentina estamos peleando contra eso, en un momento de gran dificultad y de reconfiguración de los movimientos populares, porque cuando cambia el cincel del dominador, también los movimientos tenemos que reformularnos para enfrentar este tiempo y el que viene.”

LCV: “¿Y cómo debería ser esa reformulación?”

Lito Borello: “Esta nueva dominación modifica al sujeto pueblo en su conjunto, modifica al sujeto del movimiento de los trabajadores. Ya no es solamente la clase trabajadora tradicional, sino también quienes estamos en el extremo de esa cadena sin patrón, teniendo que inventarnos una economía popular. La calle sigue siendo central como forma de resistencia, pero las formas organizacionales tienen que dar cuenta de esta nueva realidad, incluso en el plano de la resistencia callejera.”

LCV: “¿A qué te referís concretamente?”

Lito Borello: “Humildemente creo que no podemos seguir yendo a lugares donde nos están esperando para llenarnos de gases y palos, donde el resultado al otro día es solo la dignidad de haber resistido. Tenemos que encontrar formas distintas y también el momento y el modo de infringirle a ese poder una resistencia más ofensiva. Cuando hay manifestaciones con poca gente, se le regalan fotos al enemigo, y además se regalan los cuerpos, porque la proporción es uno a cincuenta frente a las fuerzas de seguridad.”

LCV: “¿Cuáles serían esas nuevas formas de dar la pelea, tanto desde las economías populares como desde la política?”

Lito Borello: “Hoy hablábamos en una reunión preparatoria del encuentro de la RITEP en marzo, junto a universidades que acompañan técnicamente a las economías populares. Ya no podemos pensar la economía popular como hace una década, ni siquiera como cuando creíamos que iba a haber gobiernos que la promovieran. Eso no pasó y ahora mucho menos. Tenemos que hablar de una economía popular en resistencia, reformular conceptos, discutir sin bajar los brazos, sin perder sueños ni utopías, y pensar cómo desarrollar esta economía que nos tenemos que inventar quienes no tenemos patrón y que va a seguir creciendo.”

LCV: “¿Y en relación a la resistencia política?”

Lito Borello: “Si seguimos tocando el timbre y quedándonos en la puerta, lo más probable es que no nos vaya bien. Esto no es una crítica a quienes van tenazmente al Congreso, a Plaza de Mayo o a otros lugares, muy lejos de eso. Pero hay que empezar a ir a donde no nos esperan. Quizás haya que recuperar experiencias históricas donde no todas las cosas se hacían con identidades de superficie. Hay mucho de donde abrevar en la historia de nuestros pueblos.”

LCV: “Lo que pasó con Gabriel fue muy fuerte.”

Lito Borello: “Lo que hicieron con Gabriel fue mostrar cómo un pibe en cuero, descalzo, sin nada en las manos, se enfrentaba a una superioridad policial absoluta. Para algo llegó después el patrullero para meterle un escopetazo y matarlo. Más tarde, cuando se quiso hacer un encuentro solidario, hubo decenas de piquetes policiales para impedir que los compañeros llegaran. Quizás ese no era el momento, pero vamos a encontrar el momento y el modo, porque no vamos a dejar que estas cosas sucedan.”

LCV: “Gabriel era compañero de los movimientos sociales.”

Lito Borello: “No importa si era compañero. Lo que importa es que se resistía a una represión absolutamente injusta. Ya no estamos hablando solo de gatillo fácil, sino de una política institucional promovida por el Estado nacional y avalada por el gobierno de la Ciudad. Es una política para generar miedo, para amedrentar, para instalar el terror, y nos están llevando a una sociedad profundamente violenta.”

LCV: “¿Qué pensás del silencio de los sectores opositores frente a esto?”

Lito Borello: “La política profesional está en su peor momento, en una gran decadencia, y por eso hay una acefalía de conducción política. Sin embargo, aunque arriba la noche esté negra, en el territorio aparecen conflictos ambientales, sociales, muchos invisibilizados. Cuando pasó lo del 18, convocado por la CGT, el pueblo entendió que se abría una ventana para una gran jornada de protesta. En todo el país hubo gente saliendo a manifestarse, y el escenario no fue la Plaza de Mayo ni los micrófonos, sino la calle y el pueblo.”

LCV: “¿Cómo es hoy la relación con intendentes y municipios?”

Lito Borello: “No se puede generalizar. La crisis también atraviesa a los municipios. Habrá algunos con más escucha y capacidad de participación. Ojalá se abran espacios, porque hoy el estado de derecho está roto, el contrato social quebrado y la Constitución es letra muerta. Aun así, nuestro pueblo va a seguir luchando y buscando. Donde haya oídos abiertos, habrá organizaciones dispuestas a construir.”

LCV: “Se vienen las mesas populares y el 31 en Plaza de Mayo para que nadie se quede sin pan dulce.”

Lito Borello: “Eso es algo que está en la entraña de nuestro pueblo. En Plaza Congreso, en La Plata y en muchos lugares se eligió compartir lo que hay. Más allá de los discursos de ‘enseñar a pescar’, donde hay hambre hay que ayudar, donde hay frío hay que ayudar. Sin comunidad organizada no vamos a tener la fuerza necesaria para echar a este gobierno ni para construir lo que decías al principio.”

LCV: “¿Con qué idea te gustaría cerrar?”

Lito Borello: “Otro mundo es posible, claro que sí. Pero hay que poner el cuerpo, acumular fuerzas, fortalecer la esperanza. Y la esperanza se fortalece uniendo y organizando.”

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