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España ¿y ahora qué?, por Alvaro Hilario

El domingo 28 de mayo, la ciudadanía fue llamada a las urnas para renovar los gobiernos municipales de todo el Estado español y de doce de las diecisiete comunidades autónomas (equivalentes a las provincias argentinas), devolviendo a la derecha española gran parte del poder perdido en los últimos años: el derechista Partido Popular (PP), arrebató al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) al menos seis de las diez comunidades autónomas que este gobernaba y las ciudades más importantes.
El PP pasó de 5.154.728 (22,62%) votos en 2019 a 7.054.887 (31,53%), subida de votos que se explica casi al completo por el trasvase de votos desde Ciudadanos (Cs), partido que perdió casi 1.700.000 sufragios, desapareciendo del mapa político español al no conseguir representación política ni en las capitales de provincia ni en los parlamentos regionales. El resto del ascenso habría que atribuirlo a la capacidad del PP de atraer a la bolsa de indecisos próximos a su ideario, ya que sus votantes venían movilizados de hacía tiempo.
La extrema derecha, Vox, escisión del propio PP y con quien gobierna en coalición en la comunidad de Castilla y León, también cosechó buenos resultados, pasando de 812.000 a 1.608.401 (7,19%) votos, convirtiéndose en la llave de la gobernabilidad en varias municipalidades y comunidades, como Valencia y Extremadura.
El socialismo aguanta y la abstención sube
El socialismo perdió cerca de 400.000 papeletas, aguantando el tipo pese al desgaste que la gestión de gobierno -tanto a nivel estatal, regional como local- y a la agresiva campaña desarrollada por la derecha. Pero sus aliados por izquierda, -Podemos, en especial- cayeron con tanto estrépito como Cs, impidiendo la reedición de los pactos de carácter progresista que venían gobernando las instituciones, ahora perdidas, desde hace 8 años.
Un caso llamativo es el de la Comunidad de Madrid, donde socialistas y Más Madrid mantuvieron sus votos y el PP, a pesar de perder votos y 3 puntos respecto a 2019, consiguió 6 bancas más y la mayoría absoluta.
La explicación hay que buscarla en el incremento de la abstención: más de 100.000 votantes de Podemos y 75.000 de Cs se quedaron en casa.
La abstención se situó en el 36,09% (12.8 millones de personas), 7 puntos arriba de la registrada hace cuatro años
Volveremos, más adelante, a Madrid, por lo que de paradigmáticas tienen las políticas de su presidenta, Isabel Díez Ayuso, dentro del PP, como se vio a lo largo de la campaña electoral.
A nivel de todo el Estado español, en las municipales, elecciones celebradas en todo el territorio, la abstención se situó en el 36,09% (12,8 millones de personas), 7 puntos por encima a la registrada hace cuatro años, situando la participación electoral del día 28 de mayo como la tercera más baja desde la instauración del actual régimen de monarquía parlamentaria hace 45 años.
La abstención se da en las zonas (regiones, municipalidades, barrios) con menos rentas, las zonas más difíciles de movilizar, zonas susceptibles de votar a una izquierda que ya venía desmovilizada de por sí.
Algunas claves
Hasta aquí, los datos. Veamos ahora algunas claves que nos ayuden a entender el ascenso de la “derecha extrema” y la “extrema derecha”, como hace escasas fechas las definió el presidente Sánchez, el desplome del espectro a la izquierda del socialismo y el adelanto de la convocatoria de las elecciones generales.
Como decíamos, el PP funcionaba en clave electoral desde que Alberto Núñez Feijóo abandonara la presidencia del Gobierno gallego, que ocupaba desde 2009, para dirigir el PP en 2022. Sustituía a Pablo Casado, perdedor en una interna frente a la, desde 2019, presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, política con gran poder dentro de su partido y con mayor protagonismo mediático que el propio Feijóo.
Si en algún lugar ha sido visible la crisis de Podemos, ha sido en Madrid, donde quedó sin representación; allá donde nació
Con las elecciones generales de 2023 como objetivo, la estrategia política y electoral del PP, animada por Ayuso, ha tenido un claro carácter trumpista basado en la simplificación extrema del debate y la agenda, por un lado, y en la propagación de bulos, por el otro; estrategia efectiva para movilizar al electorado de derechas. Así se explica que en unas elecciones locales, donde las personas, los rostros, el día a día, la gestión y los proyectos acostumbran a tener peso en la decisión del electorado (y las mayorías de progreso podían presumir de buena gestión), los temas que han dominado la campaña hayan sido la presencia de condenados por actos de terrorismo en las listas de partidos independentistas y las acusaciones de fraude electoral, pucherazo, vertidas por contra el socialismo, acusaciones sin prueba que vuelven a repetirse. Ayuso es una especialista en convertir cualquier tema en una cuestión personal entre ella y Sánchez o en un mal atribuible a Sánchez, desde la sequía a la guerra en Ucrania, pasando por el pactar con terroristas y entregar el país a ETA (desaparecida hace años).
Al hilo de estas acusaciones, el 6 de junio, entrevistado en una emisora de radio madrileña, el periodista quiso saber si suscribía las graves acusaciones de fraude electoral lanzadas por la presidenta madrileña; Feijóo esquivó una y otra vez la respuesta para, al final, señalar que “hay que interpretar las cosas en su contexto y a lo que se quiere trasladar”, calificándolo poco menos de una ocurrencia copiada a la prensa.
Faltan 48 horas para que expire el plazo para registrar coaliciones electorales. A Podemos y Yolanda Díaz, les quedan dos días para cerrar un acuerdo
En Madrid, ciudad y comunidad, PP y Vox, han experimentado un fuerte retroceso electoral. Las bajadas de impuestos, tan del gusto del PP, los severos recortes en los servicios públicos (sanidad, educación, transporte), la conflictividad social contestados por el siempre impertinente populismo de Ayuso han hecho mella en sus apoyos, pero, aun así, consiguió su objetivo de gobernar en solitario, sin el apoyo de la extrema derecha.
Si en algún lugar del Estado ha sido visible la crisis de Podemos, ha sido Madrid, donde quedó sin representación; allá donde nació. Diferencias personales y políticas ya dividieron el partido hace años, dando lugar a la aparición de Más Madrid, igualada en representación con PSOE. 100.000 papeletas de Podemos quedaron en casa. Tampoco fueron a Más Madrid. Hay desengaño con un proyecto concreto.
Señalo este dato porque en el momento de redactar esta nota, apenas faltan 48 horas para que expire el plazo para registrar coaliciones electorales; en otras palabras, a Podemos y Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno, líder del movimiento Sumar, les quedan dos días para cerrar un acuerdo. En estos momentos, los sondeos de opinión señalan que, con ese acuerdo cerrado, las matemáticas electorales permitirían a Sánchez repetir la mayoría sobre la que, hoy, se apoya su Gobierno en el Congreso de los Diputados, “mayoría de progreso” de la que también forman parte partidos políticos nacionalistas e independentistas de la periferia peninsular, de izquierda y derecha. En caso de concurrir por solitario, el PP podría gobernar con el apoyo de Vox.
Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, vicepresidenta del Gobierno, nombrada como su sucesora y lideresa de la izquierda por Pablo Iglesias, se postuló hace meses a encabezar un “proyecto de país” donde ella fuera la primera mujer presidenta de Gobierno. En todo este tiempo, ha recorrido la Península, entrevistándose con personas, colectivos y fuerzas políticas, dando forma a una coalición que se presentó en público el pasado 31 de mayo. Así como a sus antiguos compañeros de Podemos la experiencia de gobierno no les ha dado rédito alguno, Díaz apoya su imagen pública en su gestión al frente del ministerio, gestión que vende como efectiva, profesional, exitosa y muy positiva para las clases populares.
Si bien no se conoce el proyecto de país, tiene a su favor la confluencia con agrupaciones de fuerte implantación territorial en zonas significativas en lo electoral a nivel de todo el Estado, como Cataluña o Valencia, agrupaciones antaño compañeras de viaje de Podemos.
En las comunidades gobernadas por el PP, como Valencia o Madrid, hubo un sistemático desmantelamiento del sector público, en áreas como sanidad y educación
Sánchez adelantó seis meses las elecciones. Evitaba seis meses de acoso trumpista; obliga al PP a pactar con Vox en, al menos, Valencia y Extremadura, antes del 23 de julio; y por la fuerza de los hechos obligaría a pactar a Sumar y Podemos que, aun dando esa imagen, recabarían los suficientes votos como para salvarlo.
No es este el momento, ni yo soy la persona, para hablar de la situación de la izquierda, cuadro en que faltan las ya señaladas fuerzas independentistas de izquierda que como Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Euskal Herria Bildu (EHB), fueron importantes apoyos de Sánchez durante la legislatura.
¿Qué hay en juego?
Convengamos en que cuando hablamos de “mayoría de progreso” estamos utilizando su propia jerga, la jerga de la democracia liberal, del Gobierno de coalición y sus apoyos parlamentarios.
Si hablamos de Defensa, Relaciones Exteriores, el rol de España en la UE, la OTAN, matriz económica, subordinación al capital financiero transnacional y demás lindezas del occidente libre, no hay diferencias entre un gobierno dirigido por la derecha o el progresismo. Si no, que pregunten en Podemos cuántos sapos tuvieron que tragar con el tema de Ucrania y el envío de armas, por ejemplo.
En España no se puede decir que el fascismo volvió: nunca se fue
Las diferencias más apreciables entre un bloque y otro, son el respeto o desmantelamiento de los servicios públicos y el ámbito de lo ideológico. En las comunidades gobernadas durante años por el PP, como Valencia o Madrid, se procedió al sistemático desmantelamiento del sector público en sectores tan sensibles como sanidad y educación, algo que quedó de manifiesto durante la pandemia y va en consonancia con sus políticas populistas de bajadas de impuestos y sus ligazones con el sector privado de ambos rubros, principal beneficiado del desmantelamiento. Obvio, lazos sentimentales acostumbran a unirlos a empresas de estos sectores.
Ayer, 6 de junio, Feijóo, reacio, de momento a aceptar debates cara a cara con Sánchez, a lo Trump, ya anunció todo lo que iba a hacer en caso de llegar a la presidencia del Gobierno: Derogar el Sanchismo. Ningún anuncio fue en positivo: de momento, derogará la ley Trans, la de Memoria democrática … Hará desaparecer el Ministerio de Igualdad …
Transición y continuismo
En España, no se puede decir que el fascismo volviera: nunca se fue. Tras la muerte del dictador, se impuso un blanqueo del estado franquista, de sus instituciones, de su sociedad civil, con sus correspondientes leyes de punto final. Nadie pagó por nada. Incluso los responsables del genocidio demoraron 40 años en ser removidos de sus mausoleos.
Vox, nutrido de ñoquis del PP, entre otros, es más de los mismo, pero sin complejo alguno
La violencia de la transición no fueron los estertores del régimen, de los nostálgicos: era el plomo del estado mismo, creando una nueva opción de terror ante la opinión pública para que esta descartara, de una vez por todas, aquella otra de la ruptura democrática. El anarquismo reunió más de 100.000 personas en su primer acto público y en Portugal se construía la Revolución. Plomo. Y los partidos de orden.
El mismo PP fue fundado por ex ministros del dictador Franco. De hecho, se niegan a condenar el golpe de estado de 17 de julio de 1936.
Vox, nutrido de ñoquis del PP, entre otros, es más de lo mismo, pero sin complejo alguno. Son el complemento perfecto para, mediante pequeños medios de comunicación o redes, instalar debates que el progresismo acaba haciendo propios en sus agendas. No hay más que ver las políticas de inmigración que dominan en la UE, compartidas por socialdemócratas, conservadores y extrema derecha: 23 muertos en la frontera de Melilla, con el ministro Marlaska, del PSOE, juez ajeno a las torturas; Rishi Sunak y sus deportaciones de inmigrantes ilegales a Africa; el Mediterráneo; Hungria y Polonia, su doble rasero… Meloni.

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Claudio Lozano: análisis de la crisis de representación y la reconstrucción del lazo social

En exclusiva con La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores, el economista y candidato a diputado por el instrumento electoral de la Unidad Popular, Claudio Lozano, expone su mirada sobre la política argentina, la crisis de representación, la desestructuración social y educativa, y la necesidad de reconstruir el vínculo entre la sociedad y sus instituciones. A lo largo de la conversación, Lozano combina reflexiones históricas, análisis de la realidad actual y propuestas concretas para intervenir desde el Congreso, siempre con el eje puesto en los derechos de los trabajadores, la comunidad y el fortalecimiento del tejido social.
LCV: “El economista Claudio Lozano, si no me equivoco, es candidato a diputado. El partido es Unidad Popular, pero la lista se llama instrumento electoral.”
Claudio Lozano: “No, el partido se llama Instrumento Electoral para la Unidad Popular. Normalmente decimos Unidad Popular para simplificar.”
LCV: “¿Por qué instrumento electoral?”
Claudio Lozano: “Es una pregunta que obliga a una reflexión bastante profunda. Nosotros no creemos en la idea tradicional de los partidos, como estructuras con cuadros que sostienen una concepción de izquierda, derecha o centro y que la proponen a la sociedad. Creemos que esas concepciones están puestas en debate y hay que construir otras cosas, recogiendo lo que la propia sociedad va produciendo. Por eso, nuestro partido se asume como un instrumento de la sociedad, especialmente en el campo de los trabajadores, los pequeños y medianos empresarios, cooperativistas, hombres y mujeres de la cultura, del pensamiento y de la ciencia. Nuestra lista está formada por compañeras y compañeros que trabajan en distintas organizaciones con compromiso, trayectoria y vínculo con trabajadores, cooperativistas y temas como derechos urbanos y ambientales. Es un paso más allá del movimientismo, una herramienta de construcción que respeta la iniciativa social.”
LCV: “¿La diferencia con el PJ sería que el PJ tiene una concepción más estatalista?”
Claudio Lozano: “Exactamente. Creemos que hay que darle más entidad a las organizaciones de la comunidad. El PJ tiene tradición en esto, pero no compartimos la vieja concepción de partidos del siglo XIX y XX, donde las decisiones estaban estructuradas por cuadros que le decían a la sociedad qué hacer. Para nosotros, la sociedad tiene que ser parte de lo que decide sobre su propia organización.”
LCV: “Y las últimas decisiones de la sociedad, ¿te preocupan?”
Claudio Lozano: “Sí, en tanto elecciones mayoritarias. La sociedad ha optado en un contexto de debacle. Desde el fin de la dictadura en 1983-84 hasta hoy, hemos pasado de un 30% a alrededor del 40% de pobreza. La idea de que con la democracia se come, se educa y se cura no se cumplió. Las últimas experiencias de gobierno, tanto Macri como el Frente de Todos, aunque confrontadas, mantienen la continuidad del deterioro de la vida social. Hay un emergente de crisis monumental de representación política. Para mí, el problema central a lo largo de 41 años de democracia ha sido la educación, la falta de aspiraciones formativas y sociales, lo que genera un fenómeno donde la generación actual teme que sus hijos estén peor que ellos. Esto mata cualquier aspiración y lleva a la búsqueda de soluciones inmediatas, como las criptomonedas o la inmediatez tecnológica, en ausencia de bases educativas sólidas y un tejido social fuerte.”
LCV: “¿Creés que la desestructuración social se vincula a la transformación regresiva del país?”
Claudio Lozano: “Sí. La destrucción del sistema público educativo y sanitario se enmarca en una reestructuración capitalista que empieza en la dictadura, con la deuda, la fuga de capitales, la desindustrialización y ajustes sistemáticos del Estado. Esto impacta en la sociedad, en las aspiraciones de las nuevas generaciones y en la percepción de comunidad. Antes, los niños tenían la obligación de estudiar y participar de la vida comunitaria; hoy, esa estructura desapareció, y la competencia reemplaza a la cooperación. La comunidad y el tejido social que existían en barrios como Liniers se ha debilitado, y con ello la capacidad de la sociedad para organizarse y reivindicar derechos.”
LCV: “Vos mencionás la responsabilidad de transmitir esos valores, ¿no?”
Claudio Lozano: “Sí. Esa responsabilidad explica mi trayectoria: la fundación de la CTA, la recuperación de ATE, el trabajo con Adolfo Pérez Esquivel en Servicio Paz y Justicia durante la dictadura, el acompañamiento a Gustavo Conte en derechos humanos en 1984 y ahora la candidatura a diputado. Hay una salida más fácil que competir electoralmente: ser el ‘sabio del pueblo’, dar charlas y organizar estudiantes, lo cual también forma parte de mi rutina y me da placer. Pero considero que hay que intervenir institucionalmente, desde el Congreso, para defender derechos y modificar la sociedad.”
LCV: “¿Cuál sería tu propuesta concreta al llegar al Congreso?”
Claudio Lozano: “Primero, rechazar los decretos inconstitucionales de este gobierno, como el 7023, que derogó y modificó leyes afectando a inquilinos, tarjetas de crédito, prepagas y empresas estatales. Segundo, recuperar la capacidad del Parlamento de auditar la deuda y la fuga de capitales, y cancelar el acuerdo con el Fondo Monetario. Tercero, trabajar para que este gobierno se vaya, porque ha hecho mucho daño social, cultural y político. Presentamos siete causales de juicio político para visibilizar la violación constante de la Constitución y abrir una salida institucional acompañada por la movilización popular. Con estas medidas, nuestra presencia en el Congreso busca defender derechos, recuperar institucionalidad y construir alternativas para el futuro del país.”
LCV: “Es un enfoque integral: derechos, comunidad y control institucional.”
Claudio Lozano: “Exactamente. Además, hay que frenar la penetración del narcotráfico en los barrios populares y fortalecer la comunidad a través de organizaciones, iglesias y movimientos sociales. Nuestra fuerza, con presencia en 16 provincias y más de diez años de existencia, busca confrontar al gobierno y crear un bloque político sólido, democrático y comprometido con los derechos del pueblo argentino. Esto significa garantizar coaliciones sin proyectos contradictorios y con procedimientos internos democráticos, excluyendo la influencia de actores destructivos como los narcos.”
LCV: “En el contexto histórico, también señalaste vínculos con la dictadura y la herencia educativa de ese período.”
Claudio Lozano: “Sí. Por ejemplo, Juan José Catalán, ministro de educación durante la dictadura, aplicó métodos perversos de adoctrinamiento y retraso educativo. Hoy, algunos descendientes de esos actores reproducen estrategias similares. Esto refleja cómo la memoria histórica, la represión y la desigualdad educativa se entrelazan con la política contemporánea. La lucha actual incluye frenar la criminalización de la protesta, defender los derechos sindicales y la organización comunitaria, y enfrentar una fase de revancha oligárquica que amenaza los derechos adquiridos.”
LCV: “Para cerrar, ¿cómo resumirías tu misión en el Congreso?”
Claudio Lozano: “Mi objetivo es claro: desmontar decretos que vulneran derechos, auditar la deuda y la fuga de capitales, suspender pagos abusivos, garantizar la institucionalidad y trabajar para una transición hacia un gobierno que respete la Constitución. Todo esto se hará en diálogo con la movilización popular y defendiendo los intereses de los trabajadores y de la comunidad. Con estas acciones, buscamos que la sociedad vuelva a ser protagonista y que se reconstruya el lazo social que hoy se ha debilitado.”
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Atacan la sede de aceiteros y entran al despacho de Yofra

Uno de los sindicatos más combativos dentro de la CGT, la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina (FTCIODyARA), fue atacada entre 4 y 5 de octubre, un par de días antes de que se iniciara un anunciado paro nacional por negociación paritaria. Huelga que quedó en suspenso por el rápido pedido de las cámaras empresarias de una conciliación obligatoria.
El fin de semana aterior al paro, cuando las negociaciones estaban estancadas por la exigencia de un salario digno que cumpla con el mandato constitucional que de acuerdo a cifras oficiales sería de más de 2.000.000 de pesos como primer sueldo, un grupo de desconocidos desconectaron la energía del edificio, rompieron la puerta de acceso exterior, luego una segunda puerta interna y fueron directo hasta la oficina del Secretario General, Daniel Yofra. Para ingresar allí rompieron otras dos puertas y en ese momento fueron interrumpidos, resultando detenida una persona.
No se trató de un robo ‘al voleo’, no sólo estaba planificado sino que el operativo demostró un conocimiento de la disposición interna de la sede sindical y al mismo tiempo, un completo desinterés por el robo de objetos de valor. En la oficina del Secretario General sólo hay libros, una cafetera y elementos de oficina.
Después de analizar lo sucedido, con prudencia, el sindicato difundió éste domingo un comunicado en el que sostienen:
“El asalto fue perpetrado en un momento histórico donde desde hace dos años vivimos una constante ofensiva contra el salario, los derechos laborales y las organizaciones sindicales de la clase trabajadora argentina, tal como lo advertimos oportunamente en 2023. Y donde se acumulan los ataques directos contra la dirigencia sindical, social y política con persecución, amenazas y detenciones. Es en este contexto que ocurre este hecho contra nuestra organización gremial, que lucha en un sector que es clave en la economía nacional, que está en el primer plano de la agenda política y mediática y en el exacto momento en que inicia la paritaria aceitera. Por todas estas razones señalamos la gravedad de lo ocurrido, exigimos a las autoridades de los gobiernos y las carteras de seguridad nacional y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que se brinden todas las garantías para la integridad personal y el ejercicio de la actividad gremial, y reclamamos el inmediato esclarecimiento de las responsabilidades materiales e intelectuales del asalto a nuestra organización.”
El atentado a la sede sindical aceitera se produjo, también, luego de una postura activa de su dirigencia en pos de la unidad sindical en la que convocaron a un plenario de 200 delegados de diversos gremios, entre ellos UOM, SiPreBA y ATE. Mientras en la CGT se debate la futura conducción a definir dentro de un mes.
De inmediato comenzaron a llegar los comunicados de repudio, primero el de la CTA:
“Se trata de un ataque a una organización sindical que ha dado pruebas de su compromiso en la defensa de los trabajadores. Cualquier agresión o atentado contra una organización sindical o sus dirigentes implica un ataque a la democracia y a toda la clase trabajadora. Desde nuestra CTA exigimos el inmediato esclarecimiento del hecho y que el poder judicial determine quienes son sus responsables materiales e intelectuales. Por último, solicitamos a los gobiernos provincial y municipal que garanticen la seguridad de la organización afectada y sus dirigentes, como así también el ejercicio de la libertad sindical.”
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Conflicto por paritarias de Aceiteros: nueva conciliación obligatoria. Van por un mínimo de 2 millones

Una vez más, el gobierno tuvo que recurrir a la conciliación obligatoria por 15 días. Queda en suspenso el paro nacional de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina (FTCIODyARA) y el Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros (SOEA) San Lorenzo.
El reclamo paritario de ambas organizaciones gremiales está fundamentado en el derecho a un Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) según su definición en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional y artículo 116 de la Ley de Contrato de Trabajo, esto es, que asegure a los trabajadores en su jornada legal de trabajo la satisfacción de las 9 necesidades allí contempladas: alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte, esparcimiento, vacaciones y previsión.
Según los estudios basados en la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) del Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (INDEC), el valor del SMVM según su definición constitucional y legal es de $ 2.344.728 para el mes de septiembre de 2025, que es cuando se abrió la revisión del acuerdo firmado el pasado 9 de abril de 2025.
En un comunicado difundido en el día de hoy, advierten: “Transcurridas más de dos semanas de presentado nuestro reclamo, la pretensión expresada hoy en la audiencia realizada en la Secretaría de Trabajo de la Nación por las cámaras patronales es insuficiente y provocadora, tal como hemos manifestado en el acta. Más cuando se trata del mismo sector que acaba de recibir un beneficio extraordinario de 1.540 millones de dólares tras la medida dispuesta por el Gobierno Nacional sobre las retenciones a las exportaciones. Frente a esa apropiación de renta extraordinaria, la respuesta patronal resulta vergonzosa. Incluso, desde la perspectiva del costo laboral que suelen invocar en su negativa, destacamos que el mismo se redujo en 2024 -alcanzando entre 1,7% a 2,4% de acuerdo a cada empresa- y que aún si aceptaran el aumento que pretendemos, el impacto sobre ese costo sería nulo.”
Luego de considerar que no están dispuesto a acompañar una política salarial que pretende condenar a la pobreza a la clase trabajadora favoreciendo sólo a los grandes grupos económicos, concluyen: “Por ello, reafirmando nuestra defensa del Salario Mínimo Vital y Móvil según su definición en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional y artículo 116 de la Ley de Contrato de Trabajo, se ha decidido el inicio de una Huelga Nacional Aceitera de cumplimiento en las plantas aceiteras del país.”


Claudio Lozano: análisis de la crisis de representación y la reconstrucción del lazo social

Atacan la sede de aceiteros y entran al despacho de Yofra
