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Septiembre 1930: El golpe que cambió la historia, por Leónidas ‘Noni’ Ceruti

Breve panorama nacional

La situación nacional empeoró desde fines de 1929, al haber estallado la crisis económica mundial, que sumió a los países capitalistas en uno de los peores dramas desde su existencia. El derrumbe de la economía internacional, con sus secuelas de quiebres de empresas, desocupación, hambre y miseria se extendió desde los Estados Unidos al resto de los países. En la Argentina, el desastre económico comenzó en febrero de 1930, y trajo paralización de actividades industriales, menor exportación de los productos agropecuarios, desempleo, todo lo cual agravó la situación política.

“La idea era hacer una nueva Argentina, modificar la constitución a un modelo corporativo, prohibir los partidos políticos…”

Tanto liberales como conservadores, pensaban desde hacía tiempo en tesis autoritarias. En 1927 un grupo de intelectuales, encabezados por los hermanos Julio y Rodolfo Irazusta, estancieros de Entre Ríos, comenzaron a publicar el periódico La Nueva República, desde el cual denostaban a la democracia, y planteaban alternativas corporativas y fascistas. A estos jóvenes se vinculó el general Uriburu, y prepararon el golpe con “la idea de hacer una nueva Argentina, modificar la Constitución a un modelo corporativo, con la expresa prohibición de los partidos políticos, la representación lograda a través de las asociaciones patronales y de los trabajadores, todas controladas por el Estado”. Pero debían sumar a otros sectores, y lo fueron consiguiendo primeramente con numerosos conservadores, posteriormente con el gral. Agustín P. Justo, quien tenía excelentes relaciones con los radicales antipersonalistas.

Otros sectores como la prensa, especialmente el diario Crítica, se incorporaron a la prédica de los conspiradores, los universitarios también lo hicieron. El clima previo, se vivió de diversas maneras. Ya el 31 de agosto de 1930, el público y los dirigentes que asistieron a la inauguración de la Exposición en la Sociedad Rural abuchearon a Juan Fleitas, ministro de Agricultura del gobierno de Yrigoyen, quien se retiró sin pronunciar su discurso. Y unos días antes del 6 de septiembre preparando el ambiente, el Partido Conservador acompañado por numerosos liberales, publicó un documento “golpista” contra el gobierno. Entre los firmantes estaban entre otros el terrateniente de la provincia de Buenos Aires, Federico Pinedo, luego ministro de Economía del gral. Justo, Nicanor Costa Méndez, Aurelio Amadeo, Díaz Vélez, Unzue, todos hombres de la Sociedad Rural.

La oligarquía había llegado a la conclusión que Yrigoyen era imbatible en las urnas. Los sectores de la derecha política decidieron entonces que era “la hora de la espada”, y el ejército intervino por primera vez para decidir el curso político, desde que se había convertido en fuerza profesional.

El desfile de los cadetes a la casa de gobierno

Cuando el 6 de septiembre de 1930 la población de Buenos Aires vio marchar a los cadetes del Colegio Militar por Callao y luego por Avenida de Mayo hasta la Casa Rosada, para algunos analistas en “un ambiente que pareció más de fiesta que de un alzamiento armado, contra las autoridades legítimamente elegidas y la Constitución, no sabían ni evaluaban las consecuencias nefastas que ese pronunciamiento trajo para el país”. Al frente del movimiento cívico-militar estuvo el general José Félix Uriburu, aquél que cuando era subteniente cedió su casa para que se reunieran los revolucionarios del ‘90, participó de la revolución del Parque, y tuvo una intensa amistad con Lisandro de la Torre.

Los cadetes del Colegio Militar encabezaron el golpe. Pareció más una fiesta que un alzamiento armado contra la democracia

Entre los militares que participaron figuraron varios que tuvieron papeles importantes en los años venideros en el país como Pedro P. Ramírez, Humberto Sosa Molina, Julio A. Lagos y Juan Domingo Perón. Entre los cadetes del Colegio Militar también se hallaban algunos que se destacaron por distintas circunstancias como Álvaro Alsogaray, Bernandino Labayru, Rosendo Fraga, Enrique Rauch.

Se conoció la acordada de la Corte Suprema de Justicia legitimando a las autoridades de facto, y un manifiesto del general golpista dejó ver sus propósitos de instaurar un sistema corporativo, reformar la Constitución, perpetuarse en el poder por un período prolongado y lograr la formación de un Estado de corte fascista.

Se inició una era de ilegalidad, fraude, entrega de la economía del país al capital extranjero. Uriburu conformó su gobierno con conservadores y nacionalistas. A los meses, en la disputa ideológica entre los golpistas se impuso el sector liberal que encabezaba el gral. Agustín P. Justo.

Las concepciones autoritarias y represivas se manifestaron abiertamente con la persecución de dirigentes opositores desde radicales hasta anarquistas. La cárcel, la tortura, el destierro, el exilio y los fusilamientos fue el destino de muchos militantes gremiales y políticos.

El golpe en Rosario

El clima previo al pronunciamiento militar se vivió en Rosario, de la misma forma que en Buenos Aires, y el día del golpe estaba previsto un acto del Partido Demócrata Progresista (PDP) en Santa Fe para reclamar por el retiro de los “intrusos enviados por el presidente Yrigoyen”. El partido de Lisandro de la Torre había contratado un tren para llevar a sus simpatizantes hasta la capital provincial. A la vez el espíritu golpista del PDP quedó al descubierto cuando dio a conocer una proclama planteando que “Los legisladores nacionales, en el mitting personalista de mañana nos dirán que con su actitud en el Congreso fueron eficientes colaboradores en la obra de desquicio administrativo e intelectual”.

Las crónicas del diario La Capital en aquella jornada describieron que “Rosario, ajena al movimiento militar, recibe la noticia sin mayores agitaciones. Una manifestación del Partido Demócrata Progresista integrada por varios miles de personas recorre el centro. También demuestran su adhesión estudiantes de la Escuela Normal de Profesores Nº 3 y del Colegio Nacional Nº 2”.

La Federación Universitaria Argentina de Rosario expresó su júbilo por el “despertar enérgico de la conciencia cívica de nuestro pueblo”

Por su parte, la representación local de la Federación Universitaria Argentina expresa su júbilo por “el despertar enérgico de la conciencia cívica de nuestro pueblo”, aunque considera “injustificable”, la asunción del gobierno por una junta provisoria. Algunas tentativas de reacción por parte de grupos anarco-sindicalistas fueron severamente reprimidas durante los días posteriores”.

Se informó que, “bajo el imperio de la ley marcial en horas de la noche y sobre la orilla del río Paraná, en inmediaciones del arroyo Ludueña, fueron fusilados tres hombres a quienes se ha sorprendido pegando carteles, en los cuales se incitaban a combatir al nuevo gobierno mediante ataques al Regimiento Nº 11. Una de las víctimas es el obrero anarquista Joaquín Penina”.

El mismo día del golpe, el matutino rosarino analizó la situación nacional comentando que “la desorientación en que se vienen exhibiendo los miembros del Poder Ejecutivo frente a la honda agitación que conmueve al pueblo de Buenos Aires y cuyos ecos repercuten intensamente en el interior del país”. En la jornada siguiente afirmaba “La caída del señor Yrigoyen no por prevista resulta menos aleccionadora y ejemplar.

Poco menos de dos años al frente de los destinos de la República ha bastado para destituirle de la predilección y la confianza del pueblo. El ex mandatario y sus colaboradores han caído víctimas de sus propios errores. El imperativo de la hora presente, la tarea magnifica de encausar al pueblo de la República por la senda que ha de llevarlo a reintegrarse en el imperio de sus instituciones”, preconizando que debían cumplirse dos etapas “una de preparación, para que el pueblo se coloque en aptitud de darse los mandatarios a que por prerrogativas de soberanía…”.

Se declaró el Estado de Sitio y la Ley Marcial. Procedieron a clausurar los sindicatos obreros

Se declaró el estado de sitio y la ley marcial. Se procedió a clausurar los sindicatos obreros. Hubo reclamos y los ladrilleros decretaron la huelga y fueron disueltos a balazos. A la vez fue detenido el dirigente Victoriano Rodríguez, mientras trabajaba en la zapatería “Villaverde”, situada en San Martín y Mendoza, quien era vocal de la Alianza Libertaria y se desempeñó durante años como secretario del Sindicato de Empleados de Comercio. En los días siguientes numerosos obreros anarquistas, comunistas y socialistas fueron detenidos y deportados.

Por su parte, un parte policial informa que “en las últimas horas de anoche 3 hombres de ideas avanzadas –comunistas o anarquistas– a quien se sorprendió pegando carteles o llevándolos en su bolsillos, en los que se incitaban a combatir al actual gobierno de la Nación, por medio de ataques al Ejército, fueron fusilados en la costa del Paraná, en las inmediaciones del Saladillo, haciéndose cargo de la inhumación de los cadáveres la misma autoridad. La jefatura ha dispuesto que en estos casos no se darán a conocer los nombres de los ejecutados”. Uno de ellos era el obrero Joaquín Penina, posteriormente en Buenos Aires, fueron fusilados Severino Di Giovanni y Paulino Scarfó, todos ellos anarquistas.

Los golpistas del ‘30, negadores de toda democracia, y con una especial concepción del orden y la paz, a los pocos días del 6 de septiembre, informaban que el teniente coronel Rodolfo Hebreo, comandante militar de la ciudad, fue “visitado y saludado por empresarios, gerentes y profesionales de la ciudad” y los comentarios giraron en torno a que “Rosario esta tranquila. Como por encanto han desaparecido los ladrones, estafadores profesionales y los funcionarios que los amparaban. También han quedado desterrados los accidentes de tránsito: en los ómnibus y tranvías, nadie fuma, se respetan las ordenanzas y nadie grita ni insulta…”.

A las semanas, Enzo Bordabehere, uno de los principales dirigentes del PDP, en un acto público apoyando la asonada militar comentó que “se esta viviendo una hora de epopeya para el país, que ve complacido la orientación política y francamente tranquilizadora que señala la proclamación del presidente provisorio”. Cinco años después era asesinado en el Senado de la Nación, por un “matón” de un senador conservador, que seguramente como él apoyaron el golpe del ‘30, toda una paradoja para el demoprogresista.

La década infame

En el país se había iniciado una de las épocas más negras de nuestra historia, puesto que las políticas llevadas adelante desde esos años repercutieron negativamente en las finanzas nacionales, sumado a la política de entrega y sumisión a los dictados del imperialismo inglés y norteamericano.

Esa década fue bautizada por el periodista José Luis Torres, como la “década infame”, caracterizada por lo que desde el oficialismo se admitió alegremente como “fraude patriótico”, en lo económico por acontecimientos como el pacto Roca-Runciman, y hechos como el asesinato en pleno Congreso del senador dr. Enzo Bordabehere, la persecución de la oposición, y el hijo de Leopoldo Lugones que inventó la picana eléctrica.

Los nacionalistas se organizaron en cuerpos armados, como la Legión Cívica Argentina, inspirados en el ejemplo de la Italia Fascista de Mussolini, a la cual se le concedió por decreto carácter oficial. Carlos Ibarguren hizo una calurosa defensa de la misma y remontó sus orígenes hasta la época de la Independencia. Ese cuerpo paramilitar, tuvo corta vida, pero entre otras manifestaciones, desfilaron en la celebración del 25 de mayo de 1931.

Golpe militar, corrupción, negociados, gobierno dictatorial, represión, fraude y proscripción, eran entre otras las problemáticas y desafíos que debió hacer frente el movimiento obrero y la oposición en los años venideros.

A las semanas de la asonada militar se creó la CGT y se dio a conocer como un “órgano representativo de las fuerzas sanas del país, convencida de la obra de renovación administrativa del gobierno provisional…”

Los golpistas y los trabajadores

La postura del movimiento obrero frente al golpe militar del ‘30 y los sucesivos gobiernos conservadores fueron disímiles y contradictorios.

Por una parte, a las semanas de la asonada militar del 6 de septiembre se creó la CGT, producto de la unión de la Confederación Obrera Regional (COA) de tendencia socialista y la Unión Sindical Argentina (USA), integrada por gremios de orientación “sindicalista e independientes”, mientras la FORA no se sumó a la fusión. Los dirigentes de la flamante CGT, en su declaración inaugural, dejaron sentada su actitud de sumisión al poder de los sectores dominantes cuando manifestaron “La CGT, órgano representativo de la fuerzas sanas del país, convencida de la obra de renovación administrativa del gobierno provisional, y dispuesta a apoyarla como está en su acción institucional y social… Convencida esta Confederación de que el gobierno provisional no mantiene en vigencia la ley marcial, sino para asegurar la tranquilidad pública… Los actos de los sindicatos no han sido molestados…
No se conoce el caso de militantes o miembros de los cuerpos centrales de la CGT que hayan sido detenidos ni perseguidos en virtud de la acción sindical…”.

La FORA no se unió a la flamante CGT y sus afiliados, anarquistas y socialistas, fueron duramente perseguidos

Esa declaración olvidaba los fusilamientos de varios anarquistas, los presos, las torturas y la deportación de cientos de militantes obreros y políticos. Además, la ofensiva hacía la clase obrera se dio en dos frentes, por una parte los empresarios propiciaron una serie de medidas contra los trabajadores y sus conquistas, tanto en el plano de la legislación como en los lugares de trabajo. Además, “el 10 de septiembre, el gobierno decidió postergar la reglamentación para los ferroviarios de la ley 11.544, sobre la jornada de trabajo, que iba a aparecer el 12 de septiembre en manos del gobierno radical. El local de la FOM fue clausurado momentáneamente, y las medidas contra los anarquistas y los sindicatos anarquistas se llevó a cabo de manera muy severa, con el fusilamiento de un anarquista el 11 de septiembre y la suspensión de La Protesta, el diario anarquista, al día siguiente… los comunistas y sus sindicatos también fueron contenidos. Según Robert Alexander, entre 400 presos políticos detenidos en la penitenciaria de Villa Devoto por el gobierno provisional, la mitad eran comunistas”.

27 de septiembre de 1930 nace la CGT

Posteriormente, los dirigentes oscilaron entre tibios reclamos e importantes conflictos como el llevado a cabo por los obreros de la construcción en 1936.

Los logros se dieron “durante los años 1932-35, en que el Partido Socialista mantuvo un número mucho más considerable de sus bancas en la Cámara de Diputados, que en las décadas anteriores, se sancionaron varias leyes sociales, principalmente destinadas a aliviar el problema de la desocupación.

Según la codificación de las leyes del trabajo de Mariano Tissembaum, 27 de las 69 leyes sancionadas entre 1903 hasta 1942, o sea cerca de un 40% lo fueron en el trienio 1932-35. Por cierto, entre esas 27 leyes estaban incluidas las 12 del convenio internacional y varias leyes de efecto temporario para combatir la desocupación, pero entre ellas figuraban la ley 11.640 de sábado inglés (descanso obligatorio de la tarde del sábado), la ley 11.729 de indemnización por despido y la 12.205 llamada de la silla (se obligaba a los patrones en el comercio y la industria a proveer de asientos para el uso de cada persona). En especial la ley 11.729 era una de las leyes sociales más importantes entre las sancionadas antes de 1943, ya que obligaba a los patrones a abonar una indemnización por despido y también otorgaba vacaciones pagas”.

Las divergencias de los dirigentes de la CGT y de los principales gremios, llevó a la división de la organización obrera. Las discrepancias fueron en torno a la presidencia o no en el terreno político de los sindicatos, la actitud frente a la Guerra Civil en España, la Segunda Guerra Mundial, la tolerancia o la resistencia a los gobiernos conservadores nacidos del fraude, la denuncia de la represión y los reclamos económicos.

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Pablo Touzon: “Milei es más la consecuencia de un proceso político que su causa”

En diálogo con La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores, Pablo Touzon, politólogo de la UBA y director de la consultora de escenarios, Panamá Revista y Supernova, analizó el primer año de gestión de Javier Milei, la debilidad de la oposición, los cambios en la representación política y la necesidad de repensar las formas de protesta y comunicación del campo popular.

LCV: ¿Cómo analizás este año de Milei, una gestión que desde lo político puede leerse como exitosa, pero que desde lo cotidiano se padece mucho?
Pablo Touzon: Fue un año exitoso para Milei. De hecho, si uno quisiera hacer una película sobre cómo perder una elección en diez días, Milei había hecho todo lo posible para eso: derrotas en el Congreso, escándalos de corrupción, un recital en medio de una corrida cambiaria, la escapada del dólar. Y aun así triunfó. Creo que eso se explica por dos razones centrales. Primero, un apoyo norteamericano que le permitió estabilizar el dólar en un momento en que parecía perder la variable más sensible electoralmente en la Argentina. Y segundo, la absoluta falta de renovación y de propuesta de la oposición, tanto peronista como no peronista. Frente al temor de volver a lo que acababa de terminar, se prefirió seguir quemando las naves con Milei antes que regresar al viejo conocido.

LCV: ¿Creés que muchos análisis omiten de dónde venía el país?
Pablo Touzon: Totalmente. Falta analizar el punto de partida, tanto en términos económicos como políticos. Eso explica mucho de lo que pasó. Incluso hubo, sobre todo en el interior del país, un efecto similar a una primera vuelta, una especie de PASO de hecho. En eso Cristina tuvo razón, aunque no en cómo lo planteó después. Si la gente votó eso, hay que asumirlo. No se puede desconocer ese resultado.

LCV: ¿Qué lecciones deja esto pensando en 2027?
Pablo Touzon: La principal es que, si no hay un esfuerzo real de transformación de la oferta opositora, lo más probable es que el escenario se repita. Después no debería sorprender que, incluso en un marco de recesión profunda, vuelva a ganar Milei. En estos dos años hubo muy poco intento renovador y eso sigue siendo evidente.

LCV: Lito Borello planteaba la necesidad de repensar no solo la política, sino también las formas de protesta. ¿Coincidís?
Pablo Touzon: Sí, me pareció una reflexión muy inteligente. La idea de ir todos los días a tocar timbres a los ministerios para que te repriman, con una relación de fuerzas de 50 policías contra una persona, termina regalándole al gobierno la foto de la represión como un éxito. La sociedad no lo vive con horror, lo vive como que “los sacaron del medio”. Que un dirigente tan identificado con el peronismo y la izquierda diga que hay que cambiar las formas de lucha es muy significativo.

LCV: ¿Creés que parte de la dirigencia sigue atrasada en ese debate?
Pablo Touzon: Sí. Hay sectores que todavía creen que la calle es la única forma de cuestionar al gobierno. Pero también existe una dirigencia que vive de la “resistencia”, que supone que siempre va a sacar 20 o 25 puntos haga lo que haga. Ese esquema ya fracasó para transformar el país y fracasó como alternativa frente a Milei, aunque no fracasó para quienes ocupan esos lugares.

LCV: Hablaste de la idea de verse solo como víctimas. ¿Qué rol juega eso?
Pablo Touzon: Es una interpretación muy funcional y exculpatoria. Decir que todo se explica por la ultraderecha internacional o por un “cerebro alienígena” evita hacerse cargo de los errores propios. Perón ya lo decía en 1955 desde Panamá: si persistimos en creernos solo víctimas y no protagonistas de nuestros errores, estamos condenados a desaparecer políticamente.

LCV: ¿Cuánto de Milei es un fenómeno local y cuánto global?
Pablo Touzon: A mí siempre me interesó más el proceso político argentino que Milei en sí. Milei es más la consecuencia que la causa. Hay un componente internacional, claro, pero también hay factores muy locales: una economía cada vez más informal, cambios en la representación política, sectores jóvenes y populares que solo conocieron inflación, estancamiento y gobiernos débiles. Eso no se explica solo mirando afuera.

LCV: ¿Cómo ves el fracaso de los progresismos en la región?
Pablo Touzon: La izquierda latinoamericana tuvo un gran momento entre el fin del consenso de Washington y 2008, cuando había recursos para sostener políticas distributivas. Cuando eso entró en crisis, muchos gobiernos giraron hacia una agenda de derechos culturales y descuidaron los derechos económicos y sociales, que son los que hacen efectiva la vida cotidiana. El problema no es reconocer nuevos derechos, sino cuando parecen sustituir a los derechos que garantizan trabajo, ingresos y estabilidad.

LCV: Para cerrar, ¿qué esperan para Panamá Revista y Supernova el año que viene?
Pablo Touzon: La idea es saltar el mapa y empezar a trabajar con España, México y otros países del mundo hispanohablante, ampliando el alcance y la perspectiva de nuestros análisis.

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Gustavo Morteo de FECOAPI: ““El desafío es llevar la miel de la colmena a la mesa con precios justos”

En el marco de la Expo Cooperativas realizada en la ciudad de La Plata, Gustavo Morteo, referente de la Federación de Cooperativas Agrícolas, analiza la situación del sector apícola argentino y los obstáculos que enfrentan las cooperativas para sostener la producción y el trabajo. La dependencia de la exportación a granel, la caída del consumo interno, la competencia de productos adulterados y los altos costos burocráticos aparecen como ejes centrales de una conversación que pone en valor al cooperativismo como herramienta colectiva para acortar distancias entre productores y consumidores y garantizar el acceso a alimentos de calidad a precios justos.

LCV: “Contanos un poquito a qué se dedican, cuántos son.”

Gustavo Morteo: “La Federación de Cooperativas Agrícolas es una entidad de segundo grado que nuclea cooperativas agrícolas de distintas partes del país y de distintas provincias. Somos alrededor de 29 o 30 cooperativas, con una nueva que se está sumando. Hay 11 de la provincia de Buenos Aires, tres de Córdoba, y también de Santa Fe, Entre Ríos y otras provincias que tienen alguna representación. La Federación viene trabajando fuertemente en la parte gremial y de representación de las cooperativas y, este año, además, estamos intentando avanzar también en la parte comercial: provisión de insumos e intentar comercializar nuestros productos.”

LCV: “¿Qué tipo de productos desarrollan?”

Gustavo Morteo: “Las cooperativas apícolas tienen como base a los productores apícolas, los apicultores. La producción principal es la miel de abejas y sus derivados: ceras, propóleos, miel fraccionada o miel a granel. En Argentina, el 90% de la producción se exporta, por lo que la mayor parte se comercializa a granel. Uno de los grandes desafíos de las cooperativas es ampliar el consumo interno.”

LCV: “¿El consumo interno es solo gastronómico? ¿También se vende para cosmética?”

Gustavo Morteo: “En lo cosmético se utiliza muy poco en relación con los volúmenes que se manejan en la producción. El consumo interno es un desafío porque muchas veces nos quejamos del bajo precio que nos pagan por la miel a granel o para exportación, pero cuando fraccionamos creemos que nos vamos a salvar con el mercado interno y ahí cometemos errores. Si estamos dispuestos a regalar la miel a granel, no deberíamos castigar al consumidor interno con precios elevados. Eso también explica por qué se consume tan poca miel en el país.”

LCV: “Es verdad, a veces el precio de un tarrito chico de miel es muy alto.”

Gustavo Morteo: “El problema, más allá de los impuestos y los costos, lo tenemos los propios apicultores, que intentamos salvar con el mercado interno lo que no salvamos con el granel. Eso es un error de estrategia. Muchas veces le ponemos a la miel el precio que tiene en una góndola europea y creemos que ese mismo valor debe cobrarse acá. Al hacer eso, además, terminamos favoreciendo a quienes comercializan miel de mala calidad, que en realidad es un jarabe de glucosa con sabor.”

LCV: “¿Eso que parece miel pero es más líquida?”

Gustavo Morteo: “Exacto. Ese problema, que parece insignificante, termina generando un efecto compulsivo: la gente consume un producto barato que no es miel y que muchas veces engaña desde el packaging.”

LCV: “¿Con qué se rebaja esa ‘miel’?”

Gustavo Morteo: “Se corta con glucosa, jarabe de maíz o productos artificiales que se usan para bebidas dulces o mermeladas. Es un producto ‘a base de miel’, pero no es miel. Tiene un porcentaje muy bajo de miel y un alto contenido de glucosa de alta fructosa, que es un producto industrial.”

LCV: “¿Cuál es el desafío entonces?”

Gustavo Morteo: “El desafío es llegar lo más directo posible del productor al consumidor, con un precio justo, sin sobrevaluar la miel y permitiendo que la gente la consuma. Nosotros vemos que cuando se regala miel, por ejemplo a los dueños de los campos donde están las colmenas, el consumo por persona es altísimo. Cuando hay que comprarla, como es cara, se consume poco. Ahí es donde el rol de las cooperativas es central.”

LCV: “Ese diagnóstico ya es un primer paso muy importante.”

Gustavo Morteo: “Sí, totalmente. Muchas veces estos problemas se niegan y se buscan excusas. Nosotros creemos que reconocerlo es un paso enorme para empezar a buscar soluciones.”

LCV: “¿Cuántos son en la Federación?”

Gustavo Morteo: “Somos 30 cooperativas y el Consejo de Administración está integrado por siete cooperativas.”

LCV: “¿Y tu cooperativa?”

Gustavo Morteo: “En nuestra cooperativa somos 14 personas trabajando y además comercializamos con productores de la zona, que deben estar entre 170 y 180 productores que son clientes, tomadores de servicios o proveedores de insumos.”

LCV: “En la Expo Cooperativa de La Plata, ¿tomaron contacto con otras cooperativas para trabajar en conjunto?”

Gustavo Morteo: “Sí, tomamos contacto con cooperativas de impresión, que hacen etiquetas, y con otras cooperativas más ligadas a lo gremial, porque hay problemáticas que nos atraviesan a todas: matrículas, balances, costos, presentaciones y actualizaciones. También hay cooperativas de servicios, como contadores organizados en cooperativa, que ayudan en estas cuestiones.”

LCV: “¿Qué rol cumple el IPAC en ese acompañamiento?”

Gustavo Morteo: “Con el IPAC tenemos una buena relación. Tuvimos varias reuniones con la Dirección, con el presidente y su equipo, especialmente con la parte legal. El objetivo es que nos ayuden a ponernos al día. El problema más grande son los costos de balances, sellados y trámites, que para cooperativas con poco movimiento se vuelven muy difíciles. Es una burocracia muy costosa.”

LCV: “Y además, ser cooperativa no siempre ayuda…”

Gustavo Morteo: “No, muchas veces te miran como sapo de otro pozo. Siempre con una espada de Damocles sobre la cabeza. Nosotros estamos en Tandil, tenemos 40 años de vida y atravesamos muchos contextos políticos y económicos, y aun así siempre somos mal vistos. Rendimos exámenes todo el tiempo y nunca parecen suficientes.”

LCV: “Sin embargo, vos decís que las cooperativas son parte de la salida.”

Gustavo Morteo: “Yo creo que las cooperativas son la salida en medio de este descalabro económico. Siempre que hablamos acá estamos hablando de gente que produce, que trabaja y que no baja los brazos. Eso, de por sí, ya es un camino recorrido hacia el éxito o, al menos, hacia sostener la producción.”

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Lito Borello: “Otro mundo es posible, pero hay que organizar la esperanza”

En un año signado por el ajuste, la represión y la ofensiva contra los sectores populares, los movimientos sociales atraviesan un proceso de revisión profunda de sus formas de organización y de lucha. En ese marco, La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores dialogó con Lito Borello para realizar un balance del primer año de gobierno de Javier Milei desde la perspectiva de la economía popular y la militancia territorial. Crisis civilizatoria, transformación del sujeto trabajador, violencia institucional y la necesidad de reinventar la resistencia son algunos de los ejes de una entrevista que no se limita al diagnóstico, sino que propone volver a poner en el centro la comunidad organizada y la esperanza colectiva.

LCV: “¿Será posible un país que tenga educación, salud y un ritmo para bailar? ¿Será posible?”

Lito Borello: “Claro que sí. Otro mundo es posible, y lo vamos a hacer posible.”

LCV: “Te llamo para que hagamos juntos, para nuestra audiencia, un balance de lo que fue este primer año de gobierno de Javier Milei para los movimientos sociales.”

Lito Borello: “Fue un año profundamente intenso. Por un lado, no se puede soslayar que estamos en el marco mundial de una crisis civilizatoria, lo que los movimientos llamamos una crisis multidimensional, y hay un rediseño del planeta por parte de los poderosos. En la Argentina eso se expresa con un gobierno que claramente representa esos intereses. Más allá de que haya gente con documentación argentina, desde el primer minuto expresan una tiranía al servicio de intereses extranjeros, de un modelo global y de una reformulación del modelo de dominación a nivel mundial. Por lo tanto, en la Argentina estamos peleando contra eso, en un momento de gran dificultad y de reconfiguración de los movimientos populares, porque cuando cambia el cincel del dominador, también los movimientos tenemos que reformularnos para enfrentar este tiempo y el que viene.”

LCV: “¿Y cómo debería ser esa reformulación?”

Lito Borello: “Esta nueva dominación modifica al sujeto pueblo en su conjunto, modifica al sujeto del movimiento de los trabajadores. Ya no es solamente la clase trabajadora tradicional, sino también quienes estamos en el extremo de esa cadena sin patrón, teniendo que inventarnos una economía popular. La calle sigue siendo central como forma de resistencia, pero las formas organizacionales tienen que dar cuenta de esta nueva realidad, incluso en el plano de la resistencia callejera.”

LCV: “¿A qué te referís concretamente?”

Lito Borello: “Humildemente creo que no podemos seguir yendo a lugares donde nos están esperando para llenarnos de gases y palos, donde el resultado al otro día es solo la dignidad de haber resistido. Tenemos que encontrar formas distintas y también el momento y el modo de infringirle a ese poder una resistencia más ofensiva. Cuando hay manifestaciones con poca gente, se le regalan fotos al enemigo, y además se regalan los cuerpos, porque la proporción es uno a cincuenta frente a las fuerzas de seguridad.”

LCV: “¿Cuáles serían esas nuevas formas de dar la pelea, tanto desde las economías populares como desde la política?”

Lito Borello: “Hoy hablábamos en una reunión preparatoria del encuentro de la RITEP en marzo, junto a universidades que acompañan técnicamente a las economías populares. Ya no podemos pensar la economía popular como hace una década, ni siquiera como cuando creíamos que iba a haber gobiernos que la promovieran. Eso no pasó y ahora mucho menos. Tenemos que hablar de una economía popular en resistencia, reformular conceptos, discutir sin bajar los brazos, sin perder sueños ni utopías, y pensar cómo desarrollar esta economía que nos tenemos que inventar quienes no tenemos patrón y que va a seguir creciendo.”

LCV: “¿Y en relación a la resistencia política?”

Lito Borello: “Si seguimos tocando el timbre y quedándonos en la puerta, lo más probable es que no nos vaya bien. Esto no es una crítica a quienes van tenazmente al Congreso, a Plaza de Mayo o a otros lugares, muy lejos de eso. Pero hay que empezar a ir a donde no nos esperan. Quizás haya que recuperar experiencias históricas donde no todas las cosas se hacían con identidades de superficie. Hay mucho de donde abrevar en la historia de nuestros pueblos.”

LCV: “Lo que pasó con Gabriel fue muy fuerte.”

Lito Borello: “Lo que hicieron con Gabriel fue mostrar cómo un pibe en cuero, descalzo, sin nada en las manos, se enfrentaba a una superioridad policial absoluta. Para algo llegó después el patrullero para meterle un escopetazo y matarlo. Más tarde, cuando se quiso hacer un encuentro solidario, hubo decenas de piquetes policiales para impedir que los compañeros llegaran. Quizás ese no era el momento, pero vamos a encontrar el momento y el modo, porque no vamos a dejar que estas cosas sucedan.”

LCV: “Gabriel era compañero de los movimientos sociales.”

Lito Borello: “No importa si era compañero. Lo que importa es que se resistía a una represión absolutamente injusta. Ya no estamos hablando solo de gatillo fácil, sino de una política institucional promovida por el Estado nacional y avalada por el gobierno de la Ciudad. Es una política para generar miedo, para amedrentar, para instalar el terror, y nos están llevando a una sociedad profundamente violenta.”

LCV: “¿Qué pensás del silencio de los sectores opositores frente a esto?”

Lito Borello: “La política profesional está en su peor momento, en una gran decadencia, y por eso hay una acefalía de conducción política. Sin embargo, aunque arriba la noche esté negra, en el territorio aparecen conflictos ambientales, sociales, muchos invisibilizados. Cuando pasó lo del 18, convocado por la CGT, el pueblo entendió que se abría una ventana para una gran jornada de protesta. En todo el país hubo gente saliendo a manifestarse, y el escenario no fue la Plaza de Mayo ni los micrófonos, sino la calle y el pueblo.”

LCV: “¿Cómo es hoy la relación con intendentes y municipios?”

Lito Borello: “No se puede generalizar. La crisis también atraviesa a los municipios. Habrá algunos con más escucha y capacidad de participación. Ojalá se abran espacios, porque hoy el estado de derecho está roto, el contrato social quebrado y la Constitución es letra muerta. Aun así, nuestro pueblo va a seguir luchando y buscando. Donde haya oídos abiertos, habrá organizaciones dispuestas a construir.”

LCV: “Se vienen las mesas populares y el 31 en Plaza de Mayo para que nadie se quede sin pan dulce.”

Lito Borello: “Eso es algo que está en la entraña de nuestro pueblo. En Plaza Congreso, en La Plata y en muchos lugares se eligió compartir lo que hay. Más allá de los discursos de ‘enseñar a pescar’, donde hay hambre hay que ayudar, donde hay frío hay que ayudar. Sin comunidad organizada no vamos a tener la fuerza necesaria para echar a este gobierno ni para construir lo que decías al principio.”

LCV: “¿Con qué idea te gustaría cerrar?”

Lito Borello: “Otro mundo es posible, claro que sí. Pero hay que poner el cuerpo, acumular fuerzas, fortalecer la esperanza. Y la esperanza se fortalece uniendo y organizando.”

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