Destacada
Septiembre 1930: El golpe que cambió la historia, por Leónidas ‘Noni’ Ceruti

Breve panorama nacional
La situación nacional empeoró desde fines de 1929, al haber estallado la crisis económica mundial, que sumió a los países capitalistas en uno de los peores dramas desde su existencia. El derrumbe de la economía internacional, con sus secuelas de quiebres de empresas, desocupación, hambre y miseria se extendió desde los Estados Unidos al resto de los países. En la Argentina, el desastre económico comenzó en febrero de 1930, y trajo paralización de actividades industriales, menor exportación de los productos agropecuarios, desempleo, todo lo cual agravó la situación política.
“La idea era hacer una nueva Argentina, modificar la constitución a un modelo corporativo, prohibir los partidos políticos…”
Tanto liberales como conservadores, pensaban desde hacía tiempo en tesis autoritarias. En 1927 un grupo de intelectuales, encabezados por los hermanos Julio y Rodolfo Irazusta, estancieros de Entre Ríos, comenzaron a publicar el periódico La Nueva República, desde el cual denostaban a la democracia, y planteaban alternativas corporativas y fascistas. A estos jóvenes se vinculó el general Uriburu, y prepararon el golpe con “la idea de hacer una nueva Argentina, modificar la Constitución a un modelo corporativo, con la expresa prohibición de los partidos políticos, la representación lograda a través de las asociaciones patronales y de los trabajadores, todas controladas por el Estado”. Pero debían sumar a otros sectores, y lo fueron consiguiendo primeramente con numerosos conservadores, posteriormente con el gral. Agustín P. Justo, quien tenía excelentes relaciones con los radicales antipersonalistas.

Otros sectores como la prensa, especialmente el diario Crítica, se incorporaron a la prédica de los conspiradores, los universitarios también lo hicieron. El clima previo, se vivió de diversas maneras. Ya el 31 de agosto de 1930, el público y los dirigentes que asistieron a la inauguración de la Exposición en la Sociedad Rural abuchearon a Juan Fleitas, ministro de Agricultura del gobierno de Yrigoyen, quien se retiró sin pronunciar su discurso. Y unos días antes del 6 de septiembre preparando el ambiente, el Partido Conservador acompañado por numerosos liberales, publicó un documento “golpista” contra el gobierno. Entre los firmantes estaban entre otros el terrateniente de la provincia de Buenos Aires, Federico Pinedo, luego ministro de Economía del gral. Justo, Nicanor Costa Méndez, Aurelio Amadeo, Díaz Vélez, Unzue, todos hombres de la Sociedad Rural.
La oligarquía había llegado a la conclusión que Yrigoyen era imbatible en las urnas. Los sectores de la derecha política decidieron entonces que era “la hora de la espada”, y el ejército intervino por primera vez para decidir el curso político, desde que se había convertido en fuerza profesional.
El desfile de los cadetes a la casa de gobierno

Cuando el 6 de septiembre de 1930 la población de Buenos Aires vio marchar a los cadetes del Colegio Militar por Callao y luego por Avenida de Mayo hasta la Casa Rosada, para algunos analistas en “un ambiente que pareció más de fiesta que de un alzamiento armado, contra las autoridades legítimamente elegidas y la Constitución, no sabían ni evaluaban las consecuencias nefastas que ese pronunciamiento trajo para el país”. Al frente del movimiento cívico-militar estuvo el general José Félix Uriburu, aquél que cuando era subteniente cedió su casa para que se reunieran los revolucionarios del ‘90, participó de la revolución del Parque, y tuvo una intensa amistad con Lisandro de la Torre.
Los cadetes del Colegio Militar encabezaron el golpe. Pareció más una fiesta que un alzamiento armado contra la democracia
Entre los militares que participaron figuraron varios que tuvieron papeles importantes en los años venideros en el país como Pedro P. Ramírez, Humberto Sosa Molina, Julio A. Lagos y Juan Domingo Perón. Entre los cadetes del Colegio Militar también se hallaban algunos que se destacaron por distintas circunstancias como Álvaro Alsogaray, Bernandino Labayru, Rosendo Fraga, Enrique Rauch.
Se conoció la acordada de la Corte Suprema de Justicia legitimando a las autoridades de facto, y un manifiesto del general golpista dejó ver sus propósitos de instaurar un sistema corporativo, reformar la Constitución, perpetuarse en el poder por un período prolongado y lograr la formación de un Estado de corte fascista.
Se inició una era de ilegalidad, fraude, entrega de la economía del país al capital extranjero. Uriburu conformó su gobierno con conservadores y nacionalistas. A los meses, en la disputa ideológica entre los golpistas se impuso el sector liberal que encabezaba el gral. Agustín P. Justo.
Las concepciones autoritarias y represivas se manifestaron abiertamente con la persecución de dirigentes opositores desde radicales hasta anarquistas. La cárcel, la tortura, el destierro, el exilio y los fusilamientos fue el destino de muchos militantes gremiales y políticos.
El golpe en Rosario
El clima previo al pronunciamiento militar se vivió en Rosario, de la misma forma que en Buenos Aires, y el día del golpe estaba previsto un acto del Partido Demócrata Progresista (PDP) en Santa Fe para reclamar por el retiro de los “intrusos enviados por el presidente Yrigoyen”. El partido de Lisandro de la Torre había contratado un tren para llevar a sus simpatizantes hasta la capital provincial. A la vez el espíritu golpista del PDP quedó al descubierto cuando dio a conocer una proclama planteando que “Los legisladores nacionales, en el mitting personalista de mañana nos dirán que con su actitud en el Congreso fueron eficientes colaboradores en la obra de desquicio administrativo e intelectual”.
Las crónicas del diario La Capital en aquella jornada describieron que “Rosario, ajena al movimiento militar, recibe la noticia sin mayores agitaciones. Una manifestación del Partido Demócrata Progresista integrada por varios miles de personas recorre el centro. También demuestran su adhesión estudiantes de la Escuela Normal de Profesores Nº 3 y del Colegio Nacional Nº 2”.
La Federación Universitaria Argentina de Rosario expresó su júbilo por el “despertar enérgico de la conciencia cívica de nuestro pueblo”
Por su parte, la representación local de la Federación Universitaria Argentina expresa su júbilo por “el despertar enérgico de la conciencia cívica de nuestro pueblo”, aunque considera “injustificable”, la asunción del gobierno por una junta provisoria. Algunas tentativas de reacción por parte de grupos anarco-sindicalistas fueron severamente reprimidas durante los días posteriores”.
Se informó que, “bajo el imperio de la ley marcial en horas de la noche y sobre la orilla del río Paraná, en inmediaciones del arroyo Ludueña, fueron fusilados tres hombres a quienes se ha sorprendido pegando carteles, en los cuales se incitaban a combatir al nuevo gobierno mediante ataques al Regimiento Nº 11. Una de las víctimas es el obrero anarquista Joaquín Penina”.
El mismo día del golpe, el matutino rosarino analizó la situación nacional comentando que “la desorientación en que se vienen exhibiendo los miembros del Poder Ejecutivo frente a la honda agitación que conmueve al pueblo de Buenos Aires y cuyos ecos repercuten intensamente en el interior del país”. En la jornada siguiente afirmaba “La caída del señor Yrigoyen no por prevista resulta menos aleccionadora y ejemplar.
Poco menos de dos años al frente de los destinos de la República ha bastado para destituirle de la predilección y la confianza del pueblo. El ex mandatario y sus colaboradores han caído víctimas de sus propios errores. El imperativo de la hora presente, la tarea magnifica de encausar al pueblo de la República por la senda que ha de llevarlo a reintegrarse en el imperio de sus instituciones”, preconizando que debían cumplirse dos etapas “una de preparación, para que el pueblo se coloque en aptitud de darse los mandatarios a que por prerrogativas de soberanía…”.
Se declaró el Estado de Sitio y la Ley Marcial. Procedieron a clausurar los sindicatos obreros
Se declaró el estado de sitio y la ley marcial. Se procedió a clausurar los sindicatos obreros. Hubo reclamos y los ladrilleros decretaron la huelga y fueron disueltos a balazos. A la vez fue detenido el dirigente Victoriano Rodríguez, mientras trabajaba en la zapatería “Villaverde”, situada en San Martín y Mendoza, quien era vocal de la Alianza Libertaria y se desempeñó durante años como secretario del Sindicato de Empleados de Comercio. En los días siguientes numerosos obreros anarquistas, comunistas y socialistas fueron detenidos y deportados.
Por su parte, un parte policial informa que “en las últimas horas de anoche 3 hombres de ideas avanzadas –comunistas o anarquistas– a quien se sorprendió pegando carteles o llevándolos en su bolsillos, en los que se incitaban a combatir al actual gobierno de la Nación, por medio de ataques al Ejército, fueron fusilados en la costa del Paraná, en las inmediaciones del Saladillo, haciéndose cargo de la inhumación de los cadáveres la misma autoridad. La jefatura ha dispuesto que en estos casos no se darán a conocer los nombres de los ejecutados”. Uno de ellos era el obrero Joaquín Penina, posteriormente en Buenos Aires, fueron fusilados Severino Di Giovanni y Paulino Scarfó, todos ellos anarquistas.

Los golpistas del ‘30, negadores de toda democracia, y con una especial concepción del orden y la paz, a los pocos días del 6 de septiembre, informaban que el teniente coronel Rodolfo Hebreo, comandante militar de la ciudad, fue “visitado y saludado por empresarios, gerentes y profesionales de la ciudad” y los comentarios giraron en torno a que “Rosario esta tranquila. Como por encanto han desaparecido los ladrones, estafadores profesionales y los funcionarios que los amparaban. También han quedado desterrados los accidentes de tránsito: en los ómnibus y tranvías, nadie fuma, se respetan las ordenanzas y nadie grita ni insulta…”.
A las semanas, Enzo Bordabehere, uno de los principales dirigentes del PDP, en un acto público apoyando la asonada militar comentó que “se esta viviendo una hora de epopeya para el país, que ve complacido la orientación política y francamente tranquilizadora que señala la proclamación del presidente provisorio”. Cinco años después era asesinado en el Senado de la Nación, por un “matón” de un senador conservador, que seguramente como él apoyaron el golpe del ‘30, toda una paradoja para el demoprogresista.
La década infame
En el país se había iniciado una de las épocas más negras de nuestra historia, puesto que las políticas llevadas adelante desde esos años repercutieron negativamente en las finanzas nacionales, sumado a la política de entrega y sumisión a los dictados del imperialismo inglés y norteamericano.
Esa década fue bautizada por el periodista José Luis Torres, como la “década infame”, caracterizada por lo que desde el oficialismo se admitió alegremente como “fraude patriótico”, en lo económico por acontecimientos como el pacto Roca-Runciman, y hechos como el asesinato en pleno Congreso del senador dr. Enzo Bordabehere, la persecución de la oposición, y el hijo de Leopoldo Lugones que inventó la picana eléctrica.
Los nacionalistas se organizaron en cuerpos armados, como la Legión Cívica Argentina, inspirados en el ejemplo de la Italia Fascista de Mussolini, a la cual se le concedió por decreto carácter oficial. Carlos Ibarguren hizo una calurosa defensa de la misma y remontó sus orígenes hasta la época de la Independencia. Ese cuerpo paramilitar, tuvo corta vida, pero entre otras manifestaciones, desfilaron en la celebración del 25 de mayo de 1931.
Golpe militar, corrupción, negociados, gobierno dictatorial, represión, fraude y proscripción, eran entre otras las problemáticas y desafíos que debió hacer frente el movimiento obrero y la oposición en los años venideros.
A las semanas de la asonada militar se creó la CGT y se dio a conocer como un “órgano representativo de las fuerzas sanas del país, convencida de la obra de renovación administrativa del gobierno provisional…”
Los golpistas y los trabajadores
La postura del movimiento obrero frente al golpe militar del ‘30 y los sucesivos gobiernos conservadores fueron disímiles y contradictorios.
Por una parte, a las semanas de la asonada militar del 6 de septiembre se creó la CGT, producto de la unión de la Confederación Obrera Regional (COA) de tendencia socialista y la Unión Sindical Argentina (USA), integrada por gremios de orientación “sindicalista e independientes”, mientras la FORA no se sumó a la fusión. Los dirigentes de la flamante CGT, en su declaración inaugural, dejaron sentada su actitud de sumisión al poder de los sectores dominantes cuando manifestaron “La CGT, órgano representativo de la fuerzas sanas del país, convencida de la obra de renovación administrativa del gobierno provisional, y dispuesta a apoyarla como está en su acción institucional y social… Convencida esta Confederación de que el gobierno provisional no mantiene en vigencia la ley marcial, sino para asegurar la tranquilidad pública… Los actos de los sindicatos no han sido molestados…
No se conoce el caso de militantes o miembros de los cuerpos centrales de la CGT que hayan sido detenidos ni perseguidos en virtud de la acción sindical…”.

Esa declaración olvidaba los fusilamientos de varios anarquistas, los presos, las torturas y la deportación de cientos de militantes obreros y políticos. Además, la ofensiva hacía la clase obrera se dio en dos frentes, por una parte los empresarios propiciaron una serie de medidas contra los trabajadores y sus conquistas, tanto en el plano de la legislación como en los lugares de trabajo. Además, “el 10 de septiembre, el gobierno decidió postergar la reglamentación para los ferroviarios de la ley 11.544, sobre la jornada de trabajo, que iba a aparecer el 12 de septiembre en manos del gobierno radical. El local de la FOM fue clausurado momentáneamente, y las medidas contra los anarquistas y los sindicatos anarquistas se llevó a cabo de manera muy severa, con el fusilamiento de un anarquista el 11 de septiembre y la suspensión de La Protesta, el diario anarquista, al día siguiente… los comunistas y sus sindicatos también fueron contenidos. Según Robert Alexander, entre 400 presos políticos detenidos en la penitenciaria de Villa Devoto por el gobierno provisional, la mitad eran comunistas”.

Posteriormente, los dirigentes oscilaron entre tibios reclamos e importantes conflictos como el llevado a cabo por los obreros de la construcción en 1936.
Los logros se dieron “durante los años 1932-35, en que el Partido Socialista mantuvo un número mucho más considerable de sus bancas en la Cámara de Diputados, que en las décadas anteriores, se sancionaron varias leyes sociales, principalmente destinadas a aliviar el problema de la desocupación.
Según la codificación de las leyes del trabajo de Mariano Tissembaum, 27 de las 69 leyes sancionadas entre 1903 hasta 1942, o sea cerca de un 40% lo fueron en el trienio 1932-35. Por cierto, entre esas 27 leyes estaban incluidas las 12 del convenio internacional y varias leyes de efecto temporario para combatir la desocupación, pero entre ellas figuraban la ley 11.640 de sábado inglés (descanso obligatorio de la tarde del sábado), la ley 11.729 de indemnización por despido y la 12.205 llamada de la silla (se obligaba a los patrones en el comercio y la industria a proveer de asientos para el uso de cada persona). En especial la ley 11.729 era una de las leyes sociales más importantes entre las sancionadas antes de 1943, ya que obligaba a los patrones a abonar una indemnización por despido y también otorgaba vacaciones pagas”.
Las divergencias de los dirigentes de la CGT y de los principales gremios, llevó a la división de la organización obrera. Las discrepancias fueron en torno a la presidencia o no en el terreno político de los sindicatos, la actitud frente a la Guerra Civil en España, la Segunda Guerra Mundial, la tolerancia o la resistencia a los gobiernos conservadores nacidos del fraude, la denuncia de la represión y los reclamos económicos.

Destacada
Mapa del resultado electoral a la luz de los conflictos sociales. Sección por sección, por Alberto Nadra

Desde hace tres meses, LCV publica semanalmente el minucioso relevamiento de los conflictos gremiales y sociales realizado por el prestigioso periodista Alberto Nadra. Un boletín semanal informativo que permitía ver un recrudecimiento de las luchas populares a pesar de la indiferencia mediática e, incluso, de buena parte de la dirigencia con la cabeza puesta en las internas de los partidos mayoritarios y con la CGT sumida en un tembladeral hasta noviembre, fecha prevista para la renovación de su su conducción. Entre tanto, de manera espontánea, fragmentada en un inicio y con una incipiente articulación en estos momentos, surgida a partir de la creación de multisectoriales gremiales, estudiantiles, universitaria, y de profesionales de la salud, que están uniendo sus luchas en todo el país. La lectura de los diversos conflictos también puede darnos una idea del ánimo electoral en el resto de las provincias que se pondrá a prueba el 26 de octubre.
Los invitamos a seguir nuestro boletín semanal al que dimos en llamar “Eppur si muove”! con la intención de destacar que, a pesar del andar de la política por caminos estrictamente electorales o personalistas, hay un ‘abajo que se mueve’. Tan es así, que parece que recién hoy tomaron nota y ya podemos hablar de aque “arriba nervioso” al que hacía mención la canción de los queridos Olimareños.
Aquí la trama electoral de la provincia de Buenos Aires analizada por Alberto Nadra.
El voto de la lucha bonaerense
La prueba más contundente de que la dirigencia no logra ver más allá de las urnas -y de que fue la resistencia popular la que marcó el verdadero ritmo de la política- se encuentra en un análisis detallado de los resultados en la provincia de Buenos Aires. Allí, la correlación entre los conflictos en cada territorio y la contundencia de la derrota liberal no es casual: es causal. Sencillamente, esas luchas determinaron el clima político y hacen inexplicable el resultado, y su magnitud, sin ellas.

Primera Sección Electoral
Fuerza Patria (FP) le sacó 10 puntos de diferencia a La Libertad Avanza (LLA) y superó esa cifra en lugares donde se produjeron conflictos como el cierre de Kenvue, ex Johnson&Johnson, los despidos de ILVA y Kimberly Clark (Pilar, donde la diferencia fue del 60,71% al 29,06 %), Georgalos y FATE (Victoria, San Fernando 55,66% a 31,68%) y Cerámica Cortines (Lujan, 51,62% a 36,89%), Pirelli (Merlo, 44,17% al 29,19%), Industrias Secco (San Martin, 52,33 % a 36,15). Por menor diferencia, la LLA también fue derrotada en municipios como Campana, donde cerró motos KTM, o Mercedes, en la que Aceros Borroni redujo personal unilateralmente.
Segunda Sección Electoral
Aquí, donde la diferencia fue de casi seis puntos, las principales acciones fueron protagonizadas por los contratistas de la acería Ternium/Siderar, del grupo Techint de Paolo Rocca.También hubo despidos y suspensiones en Toyota y Celulosa Zarate, donde las químicas Archroma y Clariant, que bajaron definitivamente sus persianas.
Tercera Sección Electoral
La mayor diferencia, lejos, fue en el corazón del conurbano, donde Verónica Magario obtuvo el 53.97% frente al 28,43 del mileismo, cuyas políticas de ajuste fueron resistidas. Es el caso del cierre de Gráfica Morvillo o el intento encaramelos Lipo (Lanús), así como los despidos en Shell (Avellaneda), Molinos de Pérez Companc (Esteban Echeverría), Astra Evangelista, de YPF (Canning, Ezeiza) y Bridgestone (Llavallol). Dánica, también en Lomas de Zamora, finalmente, fue una de las pocas empresas recuperadas durante este periodo, pero con la asistencia provincial.
Cuarta Sección Electoral
La derrota liberal fue por 40,34% a 30,30% en esta sección, en la cual los obreros de las lácteas Vidal (Carlos Casares), La Suipachense (Chivilcoy) y la siderúrgica Acerbrag (Bragado), enfrentaron con tomas y acampe el vaciamiento, los despidos o las suspensiones.
Séptima Sección Electoral
En este caso, la derrota fue por más de cinco puntos, con un núcleo de rechazo en Olavarría, donde solo sufrieron 800 despidos, principalmente de la cerámica Cerro Negro, la cementera Loma Negra y la chilena FABI, fabricante de bolsas industriales.
Simultáneamente, en localidades de casi todas las secciones electorales, miles se movilizaron y enfrentaron el intento de desguace de organismos vitales en cada zona como el INTI, el INTA, Vialidad y otros, finalmente frenado parcialmente por la justicia.
Destacada
La Política Post-Milei, por Luis Lea Place

Ilustración de portada: Silvia Flichman (www.silviaflichman.com.ar)
Los problemas políticos de la Argentina post-Milei, parecieran que no son de fácil solución. Sin embargo se podría hacer un esbozo de aproximación a los mismos, a fines reflexivos. Estos no radican en la dificultad de elaboración de un proyecto de país, de programas, planes referidos a las dificultades económicas y sociales, etc. Más bien están relacionadas a los nuevos paradigmas que atraviesan la política. Nunca como antes en la Argentina –y también en otras regiones del mundo- la coyuntura política estuvo tan agenciada a una mutación de una era histórica.
Paradigmas políticos del post-fordismo industrial
Mantenemos la tesis política que estamos asistiendo al fin de la Representación Política, no en el sentido de crisis de representación, sino de crisis de la representación como concepto político. El poder de la política vigente, reside en la representatividad, algo disociado con la nueva subjetividad de la población argentina.
La representación política está asociada a la organización piramidal jerárquica y ambos conceptos están basados en la homogeneidad de la subjetividad de la población. Necesita una sociedad estructurada en una pirámide social, con clases bien definidas, y con una cierta previsión de los comportamientos. Estas condiciones son necesarias para los políticos sin distinción de colores, abarca todo el espectro de la política argentina. El problema consiste en analizar si han cambiado esas condiciones, y cómo afecta o no a los mismos paradigmas de la política. Es relativamente fácil percibir como difícil comprender el comportamiento actual de las personas, comportamientos erráticos, disruptivos, como unos cortocircuitos en la subjetividad y también, obviamente, en nosotros mismos.
El rechazo evidente de la subjetividad de la población a la política partidista, a la actividad política parlamentaria y todo aquello que emane de la organización piramidal deviene del hecho que la política actual tiende a desconocer el ejercicio intelectual autónomo del sujeto, algo muy importante al margen de la valoración que se haga de los mismos. Pero lo que es difícil negar es que ha explotado la multiplicidad en la mente de las personas. Esto se manifiesta en la actitud de rehuir a la unidad política, refractaria a la obediencia, inestabilidad en los pactos de largo plazo; renuente y esquiva de transferir sus propios derechos, no delegar su representatividad, su pensamiento, ni su decisión. Esta subjetividad se caracteriza por su completa desestructuración y sus iniciativas podrán surgir desde cualquier punto de esa mente rizomática. La sociedad que conocimos, surgida de las revoluciones industriales, de grandes fábricas, de trabajo estable, estructurada en clases sociales definidas, con una ordenada explotación de la fuerza de trabajo, ha dejado de existir.
Un ejemplo extremo para hacerse una idea de lo que estamos viviendo: los trabajadores del peaje y su organización sindical, fueron barridos de la faz de la tierra por el tag digital de los vehículos. Esto no es una cuestión de valoración moral, está más allá del bien y del mal, es como la fría indiferencia del universo. Es un plano de inmanencia de una sociedad rizomática de la nueva era. La voluntad política sólo transforma cuando esta agenciada a una inmanencia social. Saltear la inmanencia, la voluntad nos lleva al “comisario politico” encaminado al descubrimiento politico que impresiona del siglo XX: “La primera persona del discurso emancipatorio, indica, en realidad, es el lugar del dominador” (E. Díaz, 2009:45)
Si la política consistía en unir los puntos comunes de las personas, ahora sus puntos comunes son su heterogeneidad. Y las organizaciones piramidales son sólo sustentables con una subjetividad homogénea. No se puede proponer programas homogéneos a personas heterogéneas. Discursos de una cadena de significantes fordistas a una subjetividad rizomática. El fordismo industrial, no sólo aportaba estabilidad a la sociedad, sino también era el “reparo” a sus miedos, pero muy pocas cosas quedaron de las viejas revoluciones industriales, y las personas cada vez más buscan “en el único reparo que le queda, el lenguaje, el intelecto, las facultades comunes del género humano” (P. Virno 2008: 17) De allí el desarrollo de la individuación singular de las personas, únicas e irrepetibles, leídas por la gramática fordista como la exacerbación del viejo individualismo en el contexto del concepto Pueblo, aportando mayor confusión aun. Los nuevos reaccionarios de la era digital, Milei en nuestro caso, supieron ver este fenómeno y elaborar un perfil que hizo “match” con una amplia franja de la sociedad argentina y establecer un nuevo dominio, a través de una organización rizomática. Y a través de ella ejercieron un concepto llamado en teoría: abstracción real. Supieron establecer una fusión entre la enunciación performativa agenciada a la mente social, ganando en varias provincias sin siquiera haberlas visitado. Algo que modifica el paradigma de la política, para auto-relacionarnos en la heterogeneidad de la subjetividad de la multitud.
Decir que Milei es producto del desastre del gobierno anterior es una simplificación que no logra captar los nuevos paradigmas políticos de la era actual. Este fenómeno político venía madurando subterráneamente en la mente de la población y es la razón por la cual gana Macri en el 2015, prometiendo mantener las políticas del anterior gobierno. Enunciación que cuestionaría a los que sostienen la simplificación anterior. Si bien es una conjunción, no surge tanto de la coyuntura política como de la modificación de una era histórica. La idea de esta nota apunta a reflexionar –desde la polémica de Hobbes-Spinoza posterior al Pacto de Westfalia- que la categoría Multitud ayuda a explicar un cierto número de comportamientos sociales contemporáneos.
Fundamentalmente significó el inicio del ciclo de la soberanía estatal del 1600, y el paso del concepto Multitud al concepto Pueblo, fenómeno que alcanzaría su máximo desarrollo y forma clásica durante el capitalismo industrial. Sin embargo el destituido concepto Multitud siguió existiendo en los intersticios de la sociedad moderna.
Quizás sea la revancha Nómade en Europa, o la revancha del Gaucho argentino de las pampas, perseguido para trabajar, respetar las leyes, ser incorporado al ejército y acatar el nuevo orden que había llegado a la humanidad en sus distintos momentos. Quizás valga la pena preguntarse si es que no estamos verdaderamente en un nuevo quiebre, pero esta vez el paso es del concepto Pueblo a Multitud. O quizás -como dice P. Virno- “estemos en un nuevo siglo XVII, en una época en la cual las viejas categorías explotan y es preciso acuñar otras nuevas. Muchos conceptos que parecían extravagantes e inusuales -la noción de democracia directa no representativa- por ejemplo ya tienden quizás, a urdir un nuevo sentido aspirando a su vez a devenir ellas también ´obvias´”. (P. Virno. 2008: 15). Hoy por hoy parecería que estamos viviendo la venganza nómade. Pero esta regresión, en realidad no lo es. Es como el concepto de Nietzsche, El Eterno Retorno. Siempre se vuelve al devenir, que siempre es singular. Se vuelve a lo mismo, pero ese mismo es algo nuevo. Se vuelve del concepto pueblo a la multitud, pero a la multitud contemporánea. Comprender la singularidad del fenómeno político de Milei, es una oportunidad para evitar que la reacción política argentina, se reacomode y arremeta en un próximo período aún con mayor profesionalismo. Como es el caso de V. Orban (Hungría), un gobierno reaccionario rizomático pero con inmanencia, sustentabilidad, como no pudo Milei. Debemos hacer un esfuerzo para despojarnos de las estructuraciones, dejar de conservar la ilusión de las certezas “una ambición metafísica de conservar el puesto perdido, ambición que en definitiva continua prefiriendo siempre un puñado de “certezas” a toda una carreta de hermosas posibilidades; acaso existan incluso fanáticos puritanos de la conciencia que prefieren echarse a morir sobre una nada segura antes que sobre un algo incierto.” (Nietzsche, 2007:29)
A modo de conclusiones
# El 7 de agosto de 2018 en la movilización de las mujeres a favor del aborto legal, seguro y gratuito (aproximadamente más de un millón en CABA y 3 millones en el país) el colectivo de Mujeres Argentinas apareció como fruto de una interconectividad entre ellas. Una de las mujeres explicaba cómo fue interpelada por otra mujer: “¡vos no me representas!” Ella contestó: “yo no te represento, ni quiero hacerlo, yo me represento a mí misma y desde allí me conecto con mis compañeras”. “Dijimos: ¡ha llegado la hora de poner el cuerpo!…he hicimos un chat!…mientras se reían. ¡Un cuerpo virtual! “Así se formó una red de mujeres que no nos conocíamos personalmente, y esa red conectada con otra y otras; y así llegamos a millones.”
# La movilización dejó una espesa capa de importante signos a dilucidar. Las mujeres argentinas han quedado en un lugar de sabiduría. Quizás sin saberlo, al luchar en contra del patriarcado, dejaron al desnudo la nefasta pirámide jerárquica, autoritaria. No hubo delegados, asambleas, comisiones directivas, secretarios generales, jefas, nada de dichas estructuras. Todo deconstruido gracias a la conectividad digital que permitió la gran movilización de los cuerpos heterogéneos.
# En el fordismo la estructuración organizativa piramidal permitía las relaciones de las personas, para luego transformarla en un elemento de dominio en contra de las mismas personas que la crearon a través de las representaciones (burocracia sindical, parlamento, partidos políticos etc.)
# Las relaciones digitales nos permiten relacionarnos al margen de las estructuras y la distancia en tiempo real. Y son fructíferas siempre y cuando se complete el ciclo de volver al contacto entre personas. Caso contrario la relación sería “conjuntiva” (F. Berardi) anti-empática, ajena a la vida, como es fácil observar en la vida cotidiana.
# No se puede crear una alternativa autónoma, ya sea en el globo o regiones a la Elite Financiera Global que funciona en red y en tiempo real, desde los volúmenes de tiempo, estructuras perimidas y representaciones políticas. “La batalla contemporánea de la dominación está entablada entre las fuerzas equipadas respectivamente, con las armas de la aceleración y la demora” (Z. Bauman).
# El estado también es una estructura piramidal, que mediante la lógica digital podemos acceder a políticas públicas no estatales. La humanidad no sólo es incapaz para volar como los pájaros ni correr como las chitas, pero si fabricar aviones y autos; también somos altamente incapaces para manejar conscientemente nuestras propias relaciones sociales administrativas más elementales. . Parafraseando a Backfeed, en el reino animal, los individuos son capaces de cooperar en una actividad social, de forma colaborativa, sin planes ni objetivos previos, sin sentido predeterminado ni jerarquías, como son los casos de los bancos de peces pequeños, abejas, etc. Nosotrxs no. El Estado como todo espacio fordista, lineal, formado por un conjunto jerárquico de lugares como espacios de localización territorial, tiende a la desaparición frente a la informática digital (ver Tiempo y Espacio…LLP y PCC). Desde la década del ’90 del siglo XX, su debilidad no ha dejado de crecer, la caída del socialismo y del estado de bienestar, manifiestan que ha dejado de ser un instrumento para resolver las injusticias sociales como en el pasado, cualquiera sea su composición. Lxs defensores/as del Blockchain radicalizado, sostienen que es factible disolver todas las instituciones del Estado en millones de compromisos micro-sociales-económicos-admirativos-jurídicos- etc. respaldado por contratos informatizados, siempre sobre la base del predominio de la riqueza sin valor. (L.P.-Cazes C. 2022: 171).
# Afirma el concepto que las nuevas generaciones, no se basan en la unidad, en la identidad, en lo homogéneo, en un programa; no forman una asamblea, un partido político, un movimiento, como en la representación piramidal; sino que fluyen en el co-funcionamiento, en el ensamble, en una relación diferencial entre heterogéneos que emerge en el plano de inmanencia de la materia social, son lazos en la multiplicidad. En eso consiste la acción política no representativa de la multitud. Permite el libre desarrollo de la individuación en una red autónoma, que acentúa a su vez la robustez de la Multitud. No es una nueva representación, es una discontinuidad del paradigma de la representación. Al no ser representada deviene Real.
Septiembre de 2025
Ilustración de portada: Silvia Flichman. Oleo y Collage
Archivo
Anticipo de “Papeles Quemados”, último libro de Ricardo Ragendorfer

Para los amantes de nuestra sección de Archivos LCV, llegó el libro que estaban esperando. “Papeles Quemados”, publicado este mes por editorial Planeta, rescata las crónicas que Ricardo Ragendorfer escribió para Télam entre 2021 y 2023 y que sufrieron los efectos destructores que impuso la “batalla cultural” iniciada por Javier Milei en 2024. Algunas de ellas ya fueron ‘resucitadas’ por La Columna Vertebral en esta misma sección. Un material valioso que pretende vencer la censura ocurrida luego del cierre de la Agencia Nacional de Noticias que inhabilitó su plataforma y ya no fue posible acceder a la cablera de fotos y notas y tampoco a su valioso archivo. “Papeles Quemados”, historias escritas con la inconfundible pluma de Ragendorfer que entrelazan datos curiosos sobre protagonistas del dos siglos de historia, ya sean famosos del poder, del mundo artístico y también seres anónimos. Allí se entrelazan crónicas que van de San Martín, a Capablanca pasando por el Che Guevara o Ringo Bonavena.
A modo de anticipo, LCV comparte hoy una de estas joyas: “Romance de la muerte de Juan Lavalle”.

Romance de la muerte de Juan Lavalle
Su nombre completo era Juan Galo de Lavalle. Y en 1814, siendo teniente de las tropas del Directorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata combatió al general José Gervasio Artigas durante el segundo Sitio de Montevideo. Ese fue su bautismo de fuego.
A partir de entonces, su carrera militar y política fue ascendente.
En 1828 derrocó al gobernador de Buenos Aires, Manuel Dorrego, antes de vencerlo en la batalla de Navarro y ordenar su fusilamiento.
En aquel entonces, Juan Bautista Alberdi, un muchacho de de apenas 18 años, seguía con suma atención el desarrollo de los acontecimientos.
Se trataba de un ávido lector de Montesquieu. Y para canalizar su visión del mundo, se identificaba con la causa unitaria.
Una década después, durante una mañana otoñal, marchó al exilio. Y ya en el bote que lo arrimaba al bergantín a punto de zarpar hacia Montevideo, se permitió un gesto cargado de teatralidad: arrojar al agua la divisa punzó que el régimen rosista hacía usar a los ciudadanos.
Entre las múltiples ocupaciones que desplegó en esa ciudad resalta la de secretario del general Juan Lavalle, quien estaba sumido en los preparativos de su ofensiva bélica contra Juan Manuel de Rosas.
Alberdi se sentía un espectador privilegiado de la Historia.
Pero el vínculo entre ellos fue difícil, dado el pésimo talante del militar y su tozudez política. En resumen, la simpatía de Alberdi por el ideario de la Revolución Francesa chocaba con las fantasías napoleónicas de Lavalle. De modo que ese lazo laboral no fue duradero.
Aún así, el 2 de junio del año siguiente Alberdi acudió a la Puerta de la Ciudadela para ver a Lavalle partir hacia la isla Martín García al frente del Ejército Libertador, una fuerza de casi tres mil hombres que batallaría contra los federales. Fue la última imagen del general que él se llevó a los ojos.
Disparos al amanecer
Lo cierto es que Lavalle creía estar bendecido por la Providencia. Semejante pálpito se derrumbó como un castillo de naipes al ser derrotado, dos años más tarde, por el general Manuel Uribe en la batalla de Faimallá, en Tucumán.
A partir de entonces inició una larga marcha hacia la nada. Únicamente conservaba doscientos hombres extenuados. Su propia estampa alta y rubia lucía declinada. Poco quedaba del héroe de Ituzaingó, Riobamba y Maipú. Frágil de salud y remordido por el fusilamiento de Dorrego, el general estaba por cumplir 44 años cuando se acercó con su milicia a San Salvador de Jujuy. Corría el 8 de octubre de 1841.
Esa noche de cielo encapotado la tropa quedó acampada en las afueras de la ciudad al mando del coronel Juan Esteban Pedernera.
Lavalle avanzo hacia el casco urbano para pernoctar bajo algún techo, a sabiendas de que la autoridad unitaria había puesto los pies en polvorosa. Lo acompañaban su edecán, Pedro Lacasa, el secretario civil, Félix Frías, dos oficiales y ocho soldados. Allí también estaba Damasita Boedo, su soldadera, una despampanante pelirroja que encubría sus curvas con ropaje varonil.
San Salvador era la viva imagen de la desolación y el presagio. Lavalle y los suyos encontraron refugio en el viejo caserón de la familia Zerranuza, abandonado unos días antes por el delegado unitario, Elías Bedoya, ahora en desaforada fuga.
El general y Damasita se instalaron en el dormitorio que enfrentaba al segundo patio. Frías y Lacasa, en una habitación pegada al zaguán. Otra fue ocupada por los dos oficiales. Y los soldados se tendieron en el primer patio. Menos el centinela, apostado junto al portón de cedro macizo.
Al clarear se detuvo ante aquella vivienda una partida federal de quince jinetes al mando de Fortunato Blanco. Buscaban a Bedoya sin imaginar quién realmente se alojaba allí.
El centinela atrancó el portón y dio la voz de alarma.
Lacasa y Frías se lanzaron al dormitorio de Lavalle. El edecán exclamó:
– ¡Los enemigos están en el portón, general!
– ¿Qué clase de enemigo son? –quiso saber Lavalle.
– Son paisanos –respondió Frías.
El secretario evitaba mirar a Damasita con poca ropa, casi desnuda.
–No hay cuidado. Manden a ensillar, que nos abriremos paso –fueron las palabras de Lavalle mientras comenzaba a calzarse las botas.
Sobre la mesita de noche estaba su pistolón francés. Y él lo observó de soslayo. Damasita, desde el lecho, también.
Lacasa y Frías fueron hacia el fondo para buscar los caballos.
Frías se apresuró en partir en su cabalgadura por la salida posterior para avisar a Pedernera lo que sucedía. Sin embargo, sufrió una demora por eludir la posición de la patrulla atacante.
Mientras tanto, en el acampe tropero –a medio kilómetro– prevalecía la incertidumbre; hasta allí había llegado el griterío de los federales. Pedernera entonces ordenó a los soldados ponerse en movimiento. De pronto –tal como lo consignaría él en 1886, al dictar sus memorias–, fue audible a lo lejos “tres descargas de tercerola seguida de otra distinta; luego, un silencio espeso”.
Aquellos mismos estruendos hicieron que Lacasa, aún en los palenques, volviera sobre sus pasos. Lo que vio en el siguiente instante quedaría grabado para siempre en sus retinas: Lavalle despatarrado en el zaguán con la garganta destrozada en medio de un charco de sangre, y las convulsiones del final. A centímetros de la mano izquierda yacía su pistolón.
Sólo Damasita estuvo con él en el momento de los disparos. Y seguía ahí, semidesnuda.
Lacasa la cubrió con su capote.
Los federales ya se habían alejado.
La marcha fúnebre
Desde ese preciso momento, el tiempo empezó a transcurrir con una lentitud exasperante. Y el silencio era sepulcral.
Algunos soldados rodearon el cuerpo. Otros estaban ante el portón con los ojos clavados en la cerradura rota que uno de ellos señalaba con un dedo. La escena parecía congelada. Y sin palabras se dio por sentado que un balazo de tercerola la había atravesado para impactar en el cuello del general.
Su cadáver quedó en el caserón, mientras la tropa reiniciaba el repliegue hacia el Alto Perú. Pero, súbitamente, Pedernera detuvo la marcha y mandó a dos soldados y un teniente a rescatarlo. Ellos volvieron con el muerto cargado en su caballo. Un poncho le hacía de mortaja.
Durante la travesía, por la mente de Frías desfilaron postales dispersas sobre su última etapa junto a Lavalle. Una etapa difícil de descifrar, en la que sus actitudes, reacciones y reflejos ya resultaban inquietantes. Entre éstas, su inclinación por desatender las responsabilidades militares para entregarse a los placeres de la carne.
Como cuando –aún muy afectado por la derrota de Quebracho Herrado– se recluyó en una hacienda de Catamarca para compartir con la bella Solana Montemayor –esposa del gobernador riojano, Tomás Brizuela– cuatro días y noches sin salir de la cama, mientras sus oficiales, desesperados, iban y venían de un lado a otro de la puerta a la espera de instrucciones.
En aquella circunstancia, Frías le dijo a Pedernera:
–La causa de la libertad, señor coronel, se pierde por las mujeres.
La respuesta fue:
–Hay algo peor, don Félix: durante la batalla él se colocaba tan cerca de las líneas de tiro, que parecía buscar la muerte.
Es posible que Frías evocara tal diálogo durante esa mezcla de huida lenta y procesión fúnebre. Y quizás entonces haya volteado la vista hacia el caballo cargado con el cuerpo del general bajo una nube de moscas. El sol abrasador no favorecía su conservación.
Damasita cabalgaba a una distancia prudencial.
Frías enfocó su mirada en ella.
Fruto de una aristocrática familia salteña, esa mujer de 23 años era hija del coronel José Boedo y Aguirre, sobrina del diputado Mariano Boedo y hermana de José Félix Boedo, un joven federal fusilado con un tío materno en vísperas al desastre de Famaillá por orden de Lavalle. Y a pesar de la súplica de clemencia llorada por Damasita.
Pero luego se le presentó otra vez, para decir:
–Quiero seguir tus ejércitos. ¡Soy unitaria!
El amor entre ellos tuvo esa penumbra.
Frías –que no comulgaba con la idea del tiro que atravesó la cerradura– seguía observando a la soldadera del general.
Sólo Damasita –pensó él– atesoraba el misterio de su muerte. ¿Acaso lo vio infringirse ese desenlace o fue ella la llave vengadora de su final?
La travesía fue tortuosa. Por su avanzada descomposición, al cuerpo de Lavalle hubo que desencarnarlo en el poblado de Huancalera. Pero los huesos –debidamente lavados–, la cabeza –envuelta en un pañuelo muy ajustado– y el corazón –sumergido en aguardiente– fueron llevados a fines 1r42 a la ciudad trasandina de Valparaíso.
Fue precisamente allí donde Juan Bautista Alberdi supo los detalles del final de Lavalle por boca de Frías.
Ambos por entonces estaban exiliados en Chile.
Damasa jamás volvió a Salta. Y murió con su secreto en 1880.
