fbpx
Connect with us

Historias de trabajadores

Homenaje al Cura Barrendero secuestrado por la dictadura militar: “Unidad para vencer”

El viernes 14 de junio se llevó a cabo en la Parroquia “Inmaculado Corazón de María” de Constitución, una misa en memoria de Mauricio Silva, cura barrendero detenido y desaparecido en la última dictadura cívico-militar. La iglesia fue desbordada por la participación de vecinos, sindicatos, organismos de Derechos Humanos y sectores del movimiento ecuménico en una nueva demostración de unidad, lucha y memoria. Participaron del acto dirigentes sindicales como Pablo Moyano Secretario Adjunto de Camioneros y Cosecretario General de la CGT, Alberto Beto Vicenzi de la Unión Obrera Ladrillera y Lito Borello de la Unión de Trabajadores/as de la Economía Popular-UTEP.

La homilia estuvo a cargo de Gustavo Carrara, Obispo y Vicario Episcopal de la Pastoral de Villas de Emergencia:“Es una misa que recuerda, que hace memoria del Padre Mauricio Silva que fue un sacerdote que, para seguir a Jesús entre los más humildes, vio que en ese momento ser un trabajador barrendero era un modo de seguirlo, de estar cerca de los trabajadores.Eso es política en el sentido más genuino de la palabra”. El Padre Toto, Cura Villero de la Villa-21-24, también presente en el homenaje sostuvo: La unidad es clave para no dejarnos vencer, porque tenemos la fe, tenemos lo que Dios ha puesto en nuestros corazones, que somos hechos a su imagen y semejanza. El Bien le gana al Mal por eso de la mano de Dios, del Pueblo y de la Comunidad. Tenemos que seguir con los brazos en alto, y con el corazón también luchando por los que más sufren.”

FM Riachuelo realizó una amplia cobertura conversando con los presentes para poder revivir la figura de aquel Cura Barrendero que fue tan querido en el barrio. José Guernica, Secretario de la Rama de recolectores y barrido de CABA y Conurbano, recordó: “Fue una persona muy importante porque él empezó a luchar y a pedir por los derechos de los trabajadores. Sueldos como corresponde, indumentaria de trabajo, herramientas. Y bueno, aparentemente uno por reclamar lo que correspondía hacía un daño o perjuicio y querían silenciarlo. En todo ámbito siempre pasa que cuando uno reclama la Verdad tratan de callar o desaparecerlo, como en este caso a Mauricio Silva.”

Durante la misa dedicada al Padre Mauricio Silva, y a todas y todos los barrenderos en su día, la parroquia estaba colmada de trabajadores y trabajadoras de la Rama de la Recolección del Sindicato de Camioneros, junto a compañeras y compañeros de distintos sindicatos. Entre ellos, FM Riachuelo entrevistó a Carina Maloberti, Secretaria Gremial de ATE SENASA e integrante del Bloque Peronista en ATE:Estamos muy emocionados. Todavía tenemos en carne viva las heridas y broncas, los gases, los palazos, la represión tremenda que el pueblo humilde y trabajador sufrimos en la ultima movilización al Congreso; por lo menos aquellos sectores del Movimiento de Trabajadores que seguimos luchando por la dignidad de nuestro pueblo y por la soberanía de la Patria. Ver el salón de la misa lleno de todos los barrenderos, de todos los recolectores de residuos en su día y homenajeando al Padre Mauricio Silva, testimonio de dignidad de un pastor que huele a ovejas, de una iglesia abierta y en salida recibiendo al descarte que este sistema arroja a un costado, nos ratifica que vale la pena siempre, y en todos los tiempos, poner el cuerpo contra toda injusticia”. También agregó: Acá lo que se sintió es que está de pie la Patria. Se respira dignidad y nuestras resistencias porque no nos deshumanicen ni los vínculos en los sectores de trabajo, en las familias y ni en nuestros barrios. Frente a la deshumanización de ellos, plantamos la humanidad de esta solidaridad, de esta unidad. Acá el cura barrendero, el Padre Mauricio, hizo el milagro de unir lo que por arriba la dirigencia no puede juntar.”

Maira Yanequine, del Movimiento Misioneros de Francisco, de la Capilla Padre Luis de la Costa de Sarandí sumó su recuerdo: “La vida del compañero Mauricio Silva me conmovió porque gracias a su lucha los compañeros barrenderos hoy pueden tener su sindicato. Es un ejemplo a seguir para todos nosotros. Saber que con cada lucha, aunque queden algunos en el camino, vamos a vencer y vamos a llegar a lo que realmente queremos para el futuro de nuestros hijos y de nuestros compañeros.”

Inés, de la capilla Cristo obrero campesino, Misioneros de francisco de Máximo Paz, sumó a la reflexión y afirmó: «En el día del barrendero, los Misioneros de Francisco de Máximo Paz estamos presentes recordando al sacerdote Mauricio Silva, quien fue detenido y desaparecido por su compromiso con el Evangelio y con los que menos tienen. Esperando que esta historia no se vuelva a repetirante un gobierno que hoy nos reprime ante la libertad de expresión, acompañando al Pueblo, acompañando al trabajador, acompañando a ese barrendero que sale día a día a la calle a pelearla, a pelear por un plato de comida. Tomamos la palabra de Francisco de salir a la calle a Evangelizar a que el Pueblo sea unido, a que miremos y querramos un mundo mejor, siempre en armonía y ayudando a los que menos tienen.»

Trayendo a la memoria las luchas de los que nos precedieron, Lucas Pedró, Secretario de Culto de la UTEP y miembro del Movimiento Misioneros de Francisco, decía: “Por supuesto que cada generación tiene su lucha. Así como los compañeros que lucharon y entregaron su vida en los ’70, así como Maxi, Darío y el Oso también lo hicieron en los inicios del 2000, a nosotros nos toca esta lucha de hoy. La lucha contra esta avanzada del poder hegemónico, de las derechas ultra conservadoras, del deshumanismo, de ese sistema que no contempla la vida humana. Obviamente tenemos que estar a la altura de las circunstancias.” También destacó la importancia de la espiritualidad en los tiempos que se vienen: “Creemos que la fe es muy importante para la lucha. La fe nos da fuerza, nos une como Pueblo y nos da la esperanza. Si no tuviésemos la esperanza y la fe en la victoria, ¿para qué lucharíamos? De la misma manera que Cristo luchó por los excluidos, los humildes de su época, a nosotros nos toca hacer lo mismo. Estamos en ese camino.”

Entre los distintos sectores, se encontraban compañeros y compañeras de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), quienes día a día luchan por construirse una vida digna por fuera del sistema que los excluyó. Nos encontramos con Lito Borello, Secretario de Derechos Humanos de la UTEP que decía: “Por un lado, en una iglesia llena de compañeras y compañeros donde había una fuertísima espiritualidad que daba realmente señales de un pueblo de pie. De un pueblo que al recordar a un curita tan importante como Mauricio, el cura barrendero, al recordar su lucha, su compromiso, su manera de estar como uno más de los trabajadores con sus hermanos, generaba una empatía con el momento que estamos viviendo. Si bien, esta misa se lleva adelante todos los años, este año al estar a 2 días de esta represión que desató esta tiranía dictatorial de Milei-Bullrich, de alguna manera era como recargar las baterías y reafirmarnos en que acá no se rinde nadie; en que vamos a seguir luchando, en que la PATRIA NO SE VENDE, y que nuestro Pueblo sigue con un alto grado de voluntad de lucha. Por lo tanto, esto cobra una significación superlativa. En un momento donde algunos se quieren encargar de bajarnos los brazos, de quebrar nuestra espiritualidad popular, de desgastar este ímpetu se tuvo el otro día en una jornada heroica de un pueblo que no se resigna a que nos saqueen, ni a que hambreen a nuestro pueblo.» Agradecido con la oportunidad del encuentro con otros, agregó: “Celebramos el encuentro en esta misa, celebramos la posibilidad de que este hecho nos siga dando fuerzas a todos, uniendo la fe y la lucha, la fe y la pelea cotidiana. Y, además, esta misa demuestra que por más que quieran venir con todo el aparato represivo del poder fáctico, que tiene como títeres a este gobierno de Milei-Bullrich; este Pueblo va a seguir peleando y reafirmando LUCHAR HASTA VENCER”.

Seguir leyendo
Comentá

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Entrevistas

Del Bagazo al Humus: Economía Circular con Mosca Soldado Negra en La Plata

En la ciudad de La Plata, una cooperativa gastronómica viene desarrollando un proyecto pionero que combina producción alimentaria, reciclaje de residuos orgánicos y desarrollo sustentable con tecnología basada en insectos. Ezequiel De Los Santos, integrante de la cooperativa, nos cuenta cómo el trabajo colectivo, la economía circular y la ciencia pueden transformar desechos en recursos valiosos, generar empleo y fomentar una mirada distinta sobre la producción y el consumo.

LCV: ¿De qué se trata exactamente el tema de la mosca soldado negra?
Ezequiel De Los Santos: “La Mosca Soldado Negra es un insecto que, en su etapa de larva, consume productos orgánicos. Luego, cuando se convierte en mosca, ya está genéticamente modificada: no tiene boca y no es la misma que solemos ver en la comida. Junto con otras cooperativas, hace un año y medio comenzamos una planta piloto ubicada en nuestra fábrica de panificados y cerveza, en La Plata. A través de esta planta, procesamos nuestros residuos orgánicos.”

LCV: ¿Cómo se vincula una cosa con la otra? ¿Los residuos del emprendimiento gastronómico se procesan con esta mosca para provocar qué?
Ezequiel: “Los subproductos que genera la mosca incluyen una harina que no es apta para consumo humano, pero sí se usa como alimento para animales de granja. En nuestro patio tenemos gallinas ponedoras que consumen este subproducto. También se produce humus que mejora la tierra, aceites esenciales, y la larva disecada sirve como proteína para animales. En algunos países ya se utiliza incluso en alimentos comestibles. Este proceso nos permite extender la cadena de valor que comenzó, por ejemplo, cuando se preparó una empanada.”

LCV: ¿Cuál es el acompañamiento que tienen con la cooperativa de trabajo “Creando Inclusión” de Benavides?
Ezequiel: “Fueron fundamentales en la formación, redacción del proyecto y desarrollo de materiales de comercialización como etiquetas. En este momento estamos por lanzar el humus y haciendo pruebas alimenticias con nuestros animales. Aún no trabajamos con los aceites esenciales, pero sí reciclamos el bagazo de la cerveza, que es el grano húmedo posterior a la cocción. Reciclamos casi el 80% de ese residuo con la mosca. Antes se lo llevaba gente que cría porcinos o iba a relleno sanitario. También trabajamos con otras cooperativas como el grupo Alfa de Quilmes y la cooperativa de ingenieros de CABA, que fueron clave en la investigación. Nosotros aportamos el espacio físico y los residuos orgánicos.”

LCV: ¿Cuántos son ustedes trabajando?
Ezequiel: “Somos 22 compañeros.”

LCV: ¿Cómo es la formación del grupo? ¿Tienen capacitaciones o formación profesional específica?
Ezequiel: “Tenemos una formación interna para quienes ingresan a la cooperativa que abarca economía social, cooperativismo, derechos humanos, masculinidades y género. Además, hay compañeros que han estudiado ingeniería química, cine, gastronomía, medicina, sociología, trabajo social y gestión cultural. Al ser una ciudad universitaria, hay mucha diversidad de saberes. En lo técnico trabajamos articuladamente con la cooperativa de ingenieros para llevar adelante el proyecto.”

LCV: ¿Las empanadas y las pizzas las recomendás? ¿Hacen delivery? ¿Tienen clientela fija o empresas con las que trabajan?
Ezequiel: “Sí, tenemos un local en 10 y diagonal 73, a dos cuadras de Plaza Moreno. Abrimos de 12 a 15 y de 19 a 23. Hacemos delivery propio, no usamos aplicaciones. Todos los compañeros de reparto son parte de la cooperativa. Ofrecemos 13 variedades de empanadas vegetarianas, omnívoras y veganas; pizzas individuales y grandes, horneadas o para hornear. Tenemos 43 variedades de pizzas que se pueden pedir mitad y mitad. Las masas son de harina integral y blanca, ambas agroecológicas. Además, hacemos panificados como panes de molde integrales y multicereal orgánicos, y producimos cerveza artesanal. Llegamos a casi todo el casco urbano, y a través de la cooperativa ‘Mi Ciudad de La Plata’, llegamos a barrios periféricos como Berisso, Ensenada y Los Hornos. También participamos en ferias, festivales, catering y eventos privados. Mucho trabajo.”

Continue Reading

Destacada

Dos Miguel Ángel en la misma cárcel. Un Cristo y una Estrella.

Míguel Ángel ‘Cristo’ Olivera. Uruguayo, nacido en 1943, militante del MLN en los 60/70. El destino quiso que compartiera prisión con otro Ángel, Miguel Ángel Estrella, en la cárcel Libertad. Así lo recuerda en una nota de la Agencia Paco Urondo que hoy compartió nuevamente en su facebook:

“Suena un piano / la luz está sobrando…”A mi tocayo el pianista, Miguel Ángel Estrella, el Nº 2314.

Corría el año bravo de 1977. Como a veces sucedía, llegó primero al penal de Libertad el antecedente, la anécdota, la información, la “fama”. Antes que estos presos argentinos fueran rapados, numerados y enmamelucados, la “población reclusa” ya sabíamos parte de los hechos, ya teníamos una versión de su caída. Habían caído denunciando ante embajadas la represión desatada por la dictadura uruguaya contra ciudadanos argentinos que vivían tranquilos en nuestro país. Una “cacería” de supuestos Montoneros, sospechosos de conspiración… Una clara operación del Plan Cóndor, trasnacional, que combinaba la represión entre las dictaduras de la región.

Los procesados fueron cuatro, dos compañeras y dos compañeros. A nosotros nos tocó recibir al “Jimy” y al “Chango”, las compañeras fueron llevadas al Penal de Punta de Rieles.

La población “residente” del E.M.R.1 (Penal de “Libertad”) continuaba “internacionalizándose”: teníamos brasileros, chilenos, un francés, varios españoles, algún italiano, varios de “orígen desconocido” y ahora teníamos argentinos. Un obrero y un artista, dos presos más, dos compañeros.

El “Chango” Estrella es tucumano: habla con la ERRE “amontonada”, junta muchas para decir “rrrosa”, para decir “rrrío”, para decir “rrrevolución”. El “Chango” Estrella es músico, un prestigioso concertista, un maestro nato. El “Chango” fue enseguida “uno más de nosotros”. Es uno de nosotros, un hermano.

Fue de “los presos serios”, pero alegre. Los había jodones, tristes, circunspectos, dicharacheros, callados, “apretados”, “linces”, conspiradores permanentes, “cuadros”, prolijos, rompepelotas, tranquis, ansiosos, “bolaceros”/manijeros, rayados, optimistas perpetuos.

Fuimos tres mil tipos en el penal combinando aptitudes y carencias, pros y contras, buenas y malas, para “bancar la cana” y resistir. Tres mil tipos tratando de sobrevivir esa muela de moler, esa máquina de destruir que era la cárcel.

El “Chango” aportó su parte en eso de hacer de una cárcel una trinchera.

Para un preso político toda cárcel es –debe ser- una trinchera. Y el “Chango” Estrella lo entendió así, la “vivió” así, la “militó” así…

La cárcel de Libertad está construida sobre columnas, por razones de seguridad, para impedir los túneles, para dificultar las fugas, para no repetir abusos como el de Punta Carretas.

El penal como trinchera, como bastión de resistencia de luchadores presos, también se sostuvo de columnas concretas, de compañeros referentes y activos de la solidaridad, la asistencia mutua, el respaldo recíproco, la autodisciplina, la austeridad, el fraterno sostén, el análisis claro, la línea meridiana, la paciencia sabia, la unidad imprescindible. Podríamos -algún día en homenaje memorioso- bautizar esas columnas con nombres señeros de los compañeros que sostuvieron esa cana, los pilares. Sin duda, el nombre de Miguel Ángel Estrella, el “Chango”, será uno de ellos.

El “Chango” fue un pilar, y, sobre todo, fue un maestro, como compañero y como artista: fraterno, solidario, generoso, un constructor.

La música en la cárcel

“Todo preso canta”, es una afirmación dudosa. Si la dice un interrogador, al pie del tacho, no es cierto. Si la dice un compañero, seguro que es verdad.

El que no “cantó” en la máquina, cantó alguna vez en la celda, otro tipo de canción, claro.

Cantar para soñar, para evocar, para acompañar, para “zafar”, pero cantar un tanguito maltrecho, una milonga rasca, una zamba olvidada, un bolero perdido, un tema de Serrat o de Laura Canoura pero alguna vez cantamos en la celda hasta que “la fuerza nos hizo callar” (como cuando al Rucdy Cabrera, en medio de “Las 40”, justo en esa parte de la letra que dice eso mismo, le abren la ventanilla de la celda, por la que salía su vozarrón de boliche, y un cabo de Colonia, intolerante y arbitrario, “lo hizo callar ya mismo”, y lo mandó a la isla, al calabozo, por “cantar en horas no autorizadas”).

Digo, todos fuimos un ratito cantor o un ratito músico mientras estuvimos presos. Los había “de verdad”, guitarristas y guitarreros, bandoneonistas, violinistas, percusionistas en serio o de mesa de cemento o de cajón de herramientas.

Compositores, letristas, payadores.

Hasta un arpa tuvimos, la del Palomo Sampayo.

Y un fueye –el del Gordo Belo- y la primera guitarra de Los Olimareños (una Senchordi berreta que hizo entrar el Laucha Prieto).

Y los instrumentos hechos en el penal por los finos “luthiers” de mameluco: violines, flautas, muchas guitarras, que se fueron salvando de los malones de las requisas que cada tanto las destruían a fuerza de borceguíes aplastantes.

¿Quién no intentó aprender a jugar al ajedrez y a tocar la guitarra en 12 años de cana? ¿Quién no rascó un viola en los atardeceres de la celda?

¿Quién no desafinó con una retirada de Los Diablos o de La Soberana recordando tablados del ´70?

¿Quién no escribió un versito, pa´entonar a media voz y olvidarse de las penas?

En tres mil tipos, había de todo. Desde músicos de escuela, refinados, hasta rascatripas. Desde cantorsitos de ocasión hasta uno que había grabado con Rodolfo Biaggi.

Y estaban “los grandes”: Anibal Sampayo, el Laucha Prieto, el Pollo Herrera, el Toro Díaz Marrero, el Gallego Más Calvetti, el Tito Botto, el Gordo Collazo, el Macario y el Indio Baladán (que ganó el primer premio de un festival folclórico, desde una celda del cuarto piso, sector A, ala derecha, del Penal de Libertad)

Pero no era fácil componer, arreglar, musicalizar. El periplo era largo y dificultoso y no siempre se lograba. El Cristo escribía un poema en el primer piso; se lo tenía que hacer llegar al Indio Baladán al cuarto, éste le ponía música en guitarra y se lo “pasaba por ventana” al gordo Belo en el quinto, quien le hacía los arreglos del fueye. Después había que hacérselo llegar al Gordo Ocampo en el primero o al Pacho Esperoni en la Barraca B o al Ñato Sassarini en la “A” para que lo cantaran. Otras veces “viajaban” las letras embagayadas hasta Punta de Rieles, allí las compañeras le hacían la música y, a los muchos meses, volvía hecha canción completa, en la versión de un hijo que te la cantaba en visita de niños, porque la aprendió de memoria en varias visitas a su madre presa en el E.M.R.2.

Todo era así hasta que llegó el “Chango”. Podemos decir que instaló un conservatorio en la celda y hacía “talleres” creativos en los recreos de la cancha chica, o en los trilles de invierno en la planchada del primer piso. Le llovían consultas, inquietudes, composiciones, dudas creativas. Y él respondía meticulosamente, pacientemente, sabiamente, pedagógicamente: compañerilmente.

Debo decir que llegó el “Chango” y después llegó “su piano”.

Y esta es toda una historia…

Maestro y concertista profesional riguroso, Miguel Ángel Estrella tenía su rutina de ejercicios y digitación, su “gimnasia de manos”, su acrobacia de dedos que practicaba con dedicación y disciplina. El “Chango” resistía y a la vez cuidaba su técnica, preservaba sus herramientas primordiales. Como debe ser. No importaba que tuviera que levantarse a las tres de la mañana, a oscuras en el cubículo de la celda, los dedos duros de frío, los ejercicios previos de estiramiento y calentamiento, la puesta de manos sobre el teclado inexistente en la dura mesa de cemento –el piano imaginario- y convocara a sus clásicos favoritos a reunirse con él y a “tocar como los dioses.”

Y así eran tres o cuatro horas por las mañanas y otras tantas por las tardes.

El Chango practicaba, la cabeza del Chango –y sus manos- lo salvaban.

Más de una vez un miliquito sorprendido y fascinado lo observó, por mirilla o por la ventanilla de la celda, “dar” sus conciertos magistrales y mudos. Sin entender nada, pensando para sí –en su castrense ignorancia: “estos pichis están cada día más locos”

Pero un día –un buen día- le llegó, de verdad, “su piano”.

Fue un gesto de la corona británica, antes de Las Malvinas.

La Reina Madre (o la Reina Hija) no se sabe muy bien, en honor al talento y al prestigio del pianista argentino, le envió como regalo oficial un teclado de ejercicios para que no decayera la maestría del artista, prisionero en condiciones tan extremas.

Y –obviamente- la peculiar “lógica militar” rechazó “el aparato ese”. No estaba “autorizau”, no figuraba en la lista de elementos con permiso de ingreso en el paquete del preso. No era gofio ni azúcar ni galleta marina…

Vino el embajador del Reino Unido al Penal, a insistir. El Foreing Office presionó. La diplomacia inglesa hizo su viejo juego, persuadió, convenció, ablandó y “el artefato ése” terminó en la celda del “Chango”, encima de la mesa (antiguo piano duro y primitivo), listo para “sonar” en su falso mutismo.

Eso sí, le cortaron las patas, “no vaya a ser que los reclusos la usen de garrotes”.

Y así la celda del Chango, en el cuarto piso, sector A, ala izquierda, se convirtió en un Mozarteum, en un Colón, en un Solís, de 2,20 por 3,20, con pileta, un biorse y dos cuchetas. ¿El público masivo? Su compañero de celda, el Gato Embert, absorto, embelesado.

No sabían que, desde el principio, desde que Estrella entró a la celda esa, la convirtió en un teatro abierto para la música y la libertad…con la cabeza, la convicción y el compañerismo. Así fue desde el comienzo de la cárcel desde que entró el primer preso político: el 001, el Gordo Torres, el Penal fue un permanente escenario, a la vez doloroso y digno, de ejercicio de libertad.

Una cárcel vacía es una cárcel, pero una cárcel con un preso político, ya no lo es.

Claro está que ese piano le trajo problemas al Chango Estrella.

No era para menos; su sola –e insólita presencia- casi troféica, era la viva muestra de un escore adverso a la fuerza bruta. Como en un luminoso del estadio cantaba: uno a cero, le gana la belleza artística a la brutalidad militar.

Y eso, los milicos, no lo bancaban. Entonces, ese objeto de placer se volvía objetivo de verdugueo.

Todo “objeto de placer” del preso, es objetivo militar. Una revista Siete Días, un Gráfico, un libro, una foto familiar, una guitarra, un barco de palillos, un cuadro al óleo, un tarro de yerba, un mate. “Que te lo saco, que te lo piso, que te lo rompo, que te lo prohibo, ¡¡que te lo reviento!!” Y pijeo va, pijeo viene y se entabla la batallita diaria, la escaramuza cotidiana, la guerrita constante entre el verde y el gris, el resistir, durar, bancar. Hasta que viene la sanción y el calabozo y otra vez a empezar. Como dijera el Bocha Benavídes “con años que albañilean y años de derrumbamientos”.

Pero el Chango “albañileó” toda la cana. Que fue corta pero intensa, aunque no hay “cana corta” ni liviana. Todo es cana al fin, una terrible aberración del hombre.

La del Chango fue una cana seria, madura, productiva. Consolidó mojones, ejemplarizó. La vivió intensamente. Todos creemos que “ le faltó tiempo” en la cana, como a tantos de nosotros.

El Viejo Julio -Marenales- siempre dijo: una escuela de cuadros no es un local, pero todo local debe ser una escuela de cuadros: la cárcel es un local más grande, vivámosla con furor y pasión, aprendamos, formémonos, foguiémonos, salgamos mejores compañeros de lo que entramos.

Creo, estoy seguro, que lo logramos, que ese objetivo se cumplió. Y el Chango lo cumplió. Es uno de nosotros, un compañero, un hermano, que nos dio nuestra ración de libertad imprescindible que la música alcanza.

Dejó atrás episodios mortificantes, propios de su condición de prisionero, como cuando un oficial lo observa en su ejercicio diario con “el piano mudo” y le pregunta: “¿Lo hizo usté?”. No –le contesta el Chango- me lo regaló la reina de Inglaterra. Y el chabón lo mandó castigado al calabozo de “La Isla” por pretender burlarse de un “señor oficial”.

Del Chango quedan anécdotas y enseñanzas, bromas y aportes, santoiseñas “muy presas” y entrañables. Verlo hacer la fajina de celda con la camiseta de Boca Juniors y guantes de goma “pa’ cuidarse las manos”. Verlo esconderse en un parapeto hecho con una tabla de dibujo, en la pequeña celda, antes de las visitas, para tratar de eludir al peluquero que pasaba revista para cortarte el pelo al rape (cosa que el Chango odiaba). Oírlo exclamar por el “ventilador” (la ventana): “¡¡Hoy es un día peronista, compañeros!!”, saludando con optimismo exhalativo y “manijero” el sol radiante que nos alumbraba. Verlo preparar sus clases especiales para un “alumno”, también muy especial, que él atendía con dedicación de hermano, El Pirata, un compañero preso, músico talentoso sufriente de problemas neurológicos y motrices como secuela de la tortura.

En fin, el Chango fue un preso más de los que sirven, una cana derecha, constructiva, sin doblegamientos, ni egoísmos. Un preso político como se debe ser.

Y aquí va la última de esta nota:

Cuando -por esas cosas pícaras que tiene la conspiración en situaciones límite, que te hacen intentar y muchas veces lograr impensadas victorias- pudimos tener en el penal de Libertad una “radio propia”, quizás la primera radio comunitaria del Uruguay (una emisora interna que duró 10 años y que llegó a emitir hasta 8 horas diarias en sus mejores momentos) y cuya historia queda para otra ocasión, el “Chango” tuvo –claro- su espacio, su micrófono, su audición, su tribuna, “su púlpito”. Desde allí dio cátedra de teoría musical, enseñó a tratar instrumentos y composición, a analizar una pieza musical, a disfrutar un concierto, a valorar la música como esencial al ser humano, a apropiarnos un poco más de la belleza.

Tuvo sus programas propios, que él mismo conducía (aunque tuviésemos que escucharle anunciar, con todas sus ERRES tucumanas y amuchadas: “A continuación, interpretaciones de RRRenata TaRRRagó RRRós…”

Pero qué impresionantes sus Programas de Concierto. Los sábados, de noche. Todas las luces de las celdas apagadas, los compañeros en sus lechos, expectantes y ansiosos, el penal entero en silencio y los parlantes que zumbaban de pronto y el E.M.R.1 temblaba con Brahms, flotaba con Vivaldi, soñaba con Mozart y se llenaba –nos llenábamos- de asombro y vibración con el mejor y cojonudo Beethoven.

Y, claro está, ya no estábamos presos.

Pero un día le llegó la libertad. La posta, no el nombre berreta y absurdo del penal, sino la libertad grosa, la de salir a la yeca. La de volar en serio, la de volver a curtirla.

Y en eso siempre hay dos sentimientos cruzados, biunívocos, terribles:

¡Se va un ñery a la calle! / ¡Se nos va un compañero!

Y reímos, lloramos, le deseamos lo mejor. Lo mejor de nosotros se va con él y lo mejor de él se queda en nosotros.

Lo vimos irse caminando: sus ojos enormes, su sonrisa más grande. Lo saludábamos en silencio desde las ventanas. Él se tocaba la pelada en señal de “tranquilo”, de “bigote p´arriba”, de “arruca”, de “hasta siempre”.

Caminaba despacio, custodiado, pero libre. Llevaba bajo el brazo izquierdo “su pianito mudo” que parecía sonar, es más, sonaba, estoy seguro que el “Chango” lo tocaba y le salía como un Aleluya de los valles calchaquíes…

Se tuvo que llevar consigo el piano, “el teclado real”. Los muy mezquinos se lo obligaron a llevar. La voluntad del Chango fue dejárselo a Aníbal Sampayo (o al Indio Baladán) y no se lo permitieron. Así, hasta último momento lo verduguearon. El cartel luminoso marcaba 1 a 1, fue un empate, aunque todos sabemos que “el Chango” les ganó el partido.

Y el Chango se nos fue, salió al aire libre, a viviRRRR, con todas las eRRRes tucumanas.

¿Quién es Miguel Angel Olivera además del autor de este entrañable recuerdo del pianista del pueblo? ¿Cómo fue a dar a la cárcel y se convirtió en artista? Así lo relata en un reportaje:

»Para nosotros, Chile no fue inicialmente nada más que un peldaño. Queríamos recuperarnos del encarcelamiento y la tortura y luego ir a Cuba para preparar la próxima misión armada», dice Olivera, secamente. Al principio, los Tupamaros en Chile fueron recibidos con mucha desconfianza: eran silenciosos, comprometidos con la disciplina ascética y veían el mundo a través de una lógica guerrillera. Pero son precisamente estos atributos los que pronto los convierten en importantes colaboradores de Allende. Por ejemplo, los Tupamaros blindan el auto del presidente y al principio forman también parte de su guardia personal. Se ocupan de rastrear a los espías del servicio secreto uruguayo que están activos en Chile y más de una vez, también, participan por desactivar los conflictos dentro de la izquierda gobernante.

El 3 de noviembre de 1970, el día de asunción presidencial de Allende su impulsivo compañero de partido, Carlos Altamirano, ocupa un fundo cerca de Santiago. «Pero el terrateniente tenía un pequeño ejército privado con jeeps y ametralladoras. Estaba armado para recuperar la tierra. Así que nos tocó armar a los campesinos para que pudieran defenderse en caso de emergencia».Después de su regreso clandestino a Uruguay, El Cristo es arrestado de nuevo. Otra vez, vive el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 en Chile en prisión. Pero, esta vez no es liberado sino hasta 1985. Hasta el día de hoy Olivera cree que la lucha armada es la única forma posible de «derrotar al imperio». Sólo en la elección de los medios se ha vuelto más creativo: «En la cárcel empecé a escribir. Poemas y letras de tango, ¡son mis nuevas armas!»

Continue Reading

Destacada

Mariano Vilar: “La desregulación de la marina mercante es para llevarse dólares sin control y aumentar las tarifas”.

En un contexto de tensiones crecientes en el ámbito laboral y político, La Columna Vertebral – Historia de Trabajadores dialogó con Mariano Vilar, referente del sector marítimo y representante de los marinos mercantes, para comprender el impacto que podría tener la desregulación impulsada por el gobierno nacional sobre una actividad estratégica para la economía y la soberanía del país: la Marina Mercante.

Durante la entrevista, Vilar expone con claridad y preocupación las consecuencias del DNU que habilitaría el ingreso de buques extranjeros y tripulaciones foráneas para operar en aguas nacionales, una medida que, según denuncia, pone en riesgo más de 22.000 puestos de trabajo y la capacidad del país para sostener su independencia económica y energética.

Con ejemplos concretos y referencias históricas, Vilar ofrece una mirada profunda sobre el rol fundamental de la Marina Mercante en el abastecimiento interno, el desarrollo industrial y la defensa nacional, destacando también el contraste con políticas de protección marítima aplicadas en países como Estados Unidos.
Una conversación que pone en primer plano la voz de quienes todos los días sostienen la infraestructura vital del país, navegando mares invisibles para gran parte de la población.

LCV: Contanos un poco cómo es la situación, en qué plano nos estamos encontrando ahora.

Mariano Vilar: “Bueno, estamos en alerta permanente, muy preocupados, porque el gobierno tiene en carpeta un DNU que desregula, como bien vos dijiste, la actividad de la Marina Mercante, poniendo en riesgo no solo más de 22.000 puestos de trabajo —que somos los marinos mercantes hoy en día en condiciones de navegar—, sino que también implicaría un serio perjuicio para nuestra soberanía nacional y nuestra independencia económica”.

LCV: ¿Cuáles serían esos problemas que vamos a afrontar a partir de la segura desregulación, o ya implementada, y la profundidad con que la implementen?

Mariano Vilar: “Claro. La Marina Mercante tiene dos ejes estratégicos principales para el desarrollo de cualquier país. El primero tiene que ver con la economía, con la independencia económica, y como eje de desarrollo, sobre todo en un país como Argentina, con 7.000 km de litoral marítimo. Y si sumamos la Antártida, tenemos que sumarle 11.000 km más de litoral marítimo.

Entonces, en ese sentido, la Marina Mercante lo que hace hoy —por ejemplo— el eje principal tiene que ver con el transporte de hidrocarburos. Nosotros transportamos el hidrocarburo desde donde se extrae, en la zona sur de nuestro país, hacia las refinerías ubicadas prácticamente en zona centro. Y desde ahí se distribuye, por ejemplo, a la Central Costanera. Una vez refinado el combustible, el gasoil, se envía a la Central Costanera, y gracias a ese abastecimiento de gasoil, nosotros, por ejemplo, ahora tenemos luz e internet, y estamos hablando.

Imaginate dejar ese flete tan estratégico para la Argentina en manos de intereses extranjeros. Porque lo que plantea el gobierno es permitir que cualquier bandera ingrese en nuestras aguas y haga nuestros fletes. No solamente cualquier bandera de un país extranjero, sino también buques tripulados por personal extranjero.

Entonces, eso ocasiona un grave perjuicio económico para la Argentina, porque estás perdiendo lo que nosotros llamamos soberanía económica. Siempre vas a estar a merced del contratista del flete, que te diga cuánto vale ese flete, y si lo quieren hacer o no, porque vos no vas a tener una Marina Mercante con la cual competir. Una Marina Mercante soberana.

Hoy están en manos privadas. La Argentina no tiene una empresa estatal, pero sí son de capitales argentinos, con buques argentinos o con bandera extranjera, pero con tratamiento argentino y tripulantes argentinos. Mano de obra argentina. Eso permite control sobre los precios, control sobre la distribución”.

LCV: El Estado también se está desligando de la posibilidad del control de un rendimiento efectivo del trabajo.

Mariano Vilar: “Sí. Y si vos no tuvieras Marina Mercante lista y pronta, vas a estar a merced de los intereses de quien te lo quiera transportar y de quien te quiera cobrar lo que interprete que vale ese flete”.

LCV: Esto yo que estoy en mi casa, por ejemplo, y que no entiendo nada de todo esto… ¿qué me puede pasar? ¿Me va a salir mucho más cara la luz, el gas? ¿En qué me voy a perjudicar yo, que soy una caminante de a pie que no entiende nada de Marina Mercante ni soberanía?

Mariano Vilar: “Se van a seguir llevando los dólares de la Argentina. Muy probablemente también repercuta en la tarifa de la luz, o incluso en que no tengas gas. Otro de los fletes importantes tiene que ver con el ingreso de los buques que traen gas a la Argentina. Está el buque regasificador en Escobar, y nuestros remolcadores son los que asisten a esos buques para el ingreso y la zarpada del país.

De repente, el día de mañana, esos buques te pueden cobrar lo que quieran por darte un flete tan importante en invierno como es el abastecimiento de gas para la población. Entonces, muy probablemente eso implique un aumento en las tarifas.

Mirá, como ejemplo, nosotros podríamos tomar a Estados Unidos, que el gobierno lo toma como ejemplo en un montón de cosas. Estados Unidos tiene, para su transporte fluvial y marítimo —su transporte de cabotaje—, la exclusividad. Tienen una ley que se llama Jones Act, que establece que si vos querés transportar cargas entre puertos norteamericanos, el buque tiene que tener bandera norteamericana, haber sido construido en Norteamérica, estar tripulado por norteamericanos, y el principal capital accionario de esas empresas también tiene que ser norteamericano.

Hoy, por ejemplo, Trump está promocionando una ley para que le apruebe el Congreso que se llama Ship for America, una ley que plantea, en cinco años, quintuplicar la flota de mar estadounidense para no depender de nadie en sus fletes estratégicos.

Argentina gasta aproximadamente entre 6.000 y 7.000 millones de dólares al año en fletes. Nosotros vendemos la soja al mundo, por ejemplo. Ninguna de esas sojas que salen de Argentina lo hace en barcos argentinos. Se gastan entre 6.000 y 7.000 millones de dólares en fletes para sacar nuestra producción. Imaginate si nosotros tuviéramos una Marina Mercante… esos 6.000 o 7.000 millones de dólares quedarían acá en la Argentina”.

LCV: Ingresarían a nuestras arcas, obviamente.

Mariano Vilar: “Exactamente. Otro rol que recién te comentaba —el otro eje estratégico de la Marina Mercante— tiene que ver, por supuesto, con la defensa nacional.
Hoy los buques mercantes para Argentina, y para cualquier país, son fundamentales para dar apoyo logístico en caso de algún conflicto.

Por ejemplo, en la guerra de Malvinas, se movilizaron más buques mercantes que buques de guerra. Los dos bandos, tanto el argentino como el inglés, movilizaron más buques mercantes que buques de guerra.
El buque mercante tiene el rol importante de abastecer de combustible a las tropas —de tierra, mar, aire—, llevar pertrechos, armas, gente, soldados… Inglaterra los llevó en buques. También se pueden establecer hospitales a bordo.

Argentina tuvo en el conflicto de Malvinas 52 buques mercantes destinados al conflicto.
Impresionante.
Imaginate si nosotros no tuviéramos una Marina Mercante dispuesta. Si llegáramos a tener algún conflicto —es muy improbable hoy por hoy, pero nunca se sabe—. Nosotros perdimos las Malvinas precisamente por no ocupar esas tierras.
Es muy importante, sobre todo con el posicionamiento que se está dando en la Antártida, navegar esas aguas, y hacerlo con buques mercantes, con buques pesqueros, con tripulaciones argentinas.
Y hoy el gobierno está pensando en ceder toda esa capacidad estratégica, por supuesto, al mejor postor”.

Continue Reading
Advertisement

Facebook

Copyright © 2017 Zox News Theme. Theme by MVP Themes, powered by WordPress.