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Y ETA se disolvió en el pueblo, informe especial de Alvaro Hilario desde el País Vasco

El pasado 3 de mayo, David Harland, presidente del Centro de diálogo humanitario Henri Dunant- radicado en Ginebra (Suiza)-, dio lectura al último comunicado de ETA en el que la organización armada confirmaba la “disolución de todas sus estructuras”. ETA nació del pueblo y en él se disuelve. El anuncio ponía fin a una trayectoria de 60 años comenzada durante la dictadura franquista y, en cierto modo, también a la transición política, proceso por el cual el régimen dictatorial mutó en democracia parlamentaria. La existencia de casi 300 presos de ETA en cárceles francesas y españolas, y el permanente debate sobre la soberanía vasca son dos temas cuya solución, aún pendientes desde aquella, debiera ser facilitada por esta desaparición. No en vano, durante los últimos 25 años, todo gobierno español ha señalado que sin armas, sin ETA, se podía hablar o negociar sobre cualquier tema. La dureza en la lucha antiterrorista y en la política penitenciaria respecto a los presos de ETA son, sin embargo, importantes bazas electorales con las que todos los partidos políticos juegan habida cuenta de las nulas diferencias existentes en sus respectivas políticas socioeconómicas y a las que, obvio, ninguno piensa renunciar.
No menos importante es el cómo contar la Historia a las generaciones venideras, lo que desde el stablishment (Instituciones, partidos, sindicatos y medios de comunicación) se denomina como el “relato” y que, por otro lado, forma parte de una más extensa relectura de la Historia del Estado español, relectura destinada a legitimar el estado actual de las cosas, a legitimar el régimen de 1978, la transición. Tomar la trayectoria de ETA como  monolítica y ajena a las diferentes coyunturas por las que ha transcurrido, no registrar diferencia entre la dictadura, los años 80 y el siglo XXI, es la punta del iceberg del “relato”.

¡Viva el Estado de derecho!
El Gobierno de Rajoy, acosado por los casos de corrupción y la competencia electoral de Ciudadanos (el emergente partido de derecha) y más preocupado por conseguir la fotografía de la rendición de ETA -foto que esta ha sabido evitar mediante un proceso de desarme y disolución, inspirado en los modelos colombiano e irlandés y en el que el protagonismo fue entregado a la sociedad civil- que por iniciar ningún tipo de negociación, ya expresó su opinión, el 29 de abril, a través de su ministro de interior, Juan Ignacio Zoido: “ETA está terminada, está derrotada. Lo único que espero del próximo 4 de mayo, si las cosas suceden como se espera que sucedan, es que las fuerzas de seguridad del Estado verifiquen y certifiquen que ETA ha desaparecido. A partir de ese día la Policía y la Guardia Civil van a seguir haciendo lo que han hecho hasta ahora: perseguir a los terroristas”.
Como colofón, el ministro Zoido quizás debiera decir que a las fuerzas de Seguridad del Estado, a su partido y su Gobierno, entre otros agentes, no les interesa verificar el fin de ETA. A la vista de las últimas actuaciones políticas y judiciales acontecidas en esta última semana podríamos decir que nunca dejarán de agitar el cuco de ETA y el terrorismo.

La evolución de ETA: hitos y coyunturas
ETA nace a fines de la década de 1950 de la mano de un grupo de jóvenes nacionalistas que disentían de las tácticas y estrategias del hegemónico y democristiano Partido Nacionalista Vasco (PNV), nacido en 1895. Las luchas de liberación nacional de postguerra marcarían el giro izquierdista de ETA, siendo las experiencias del Frente de Liberación Nacional de Argelia y el MLN Tupamaros los modelos a imitar. Consecuente con los tiempos, ETA (ya vanguardia armada del Movimiento de Liberación Nacional Vasco, MLNV) sufriría diversas escisiones con base en lo ideológico y en la diversidad de modelos socialistas a seguir. Algunas generarían partidos políticos de alcance estatal de carácter trotskista o maoísta, relegando la lucha armada (aunque no su legitimidad). Otra, mantendría la existencia de dos organizaciones, ETA político-militar (1974-1982) y ETA militar (la organización recién desaparecida), con sus correspondientes partidos y movimientos de masas.
La práctica de la lucha armada fue, en un principio, de carácter selectivo. Así, el primer atentado premeditado, en 1968, fue dirigido contra el jefe de la Brigada Político-Social de Gipuzkoa (provincia cuya capitalidad recae en San Sebastián), la policía política de la Dictadura. El inspector Melitón Manzanas, confeso fascistas y colaborador de la Gestapo, tenía especial gusto por torturar cuanto opositor al régimen se cruzara. Sonado fue también la explosión con la que pusieron fin, en 1973, a la vida del almirante Carrero Blanco, presidente del Gobierno y mano derecha de Franco. El número 2 del franquismo y susceptible de ser la cabeza de un franquismo sin Franco.
Las simpatías y adhesiones que ETA generaba entre la gente eran máximas y no se limitaban al País Vasco y al Estado español, como lo demostraron en 1970 y 1971 las numerosas manifestaciones celebradas en toda Europa en solidaridad con los 16 miembros de ETA juzgados en el Proceso de Burgos –acusados de tres muertes, siendo una la de Manzanas- y que consiguieron detener seis penas de muerte. La imagen del primer ministro sueco Olof Palme solidarizándose con los condenados vascos dio la vuelta al mundo.
La muerte de Franco y la transición no detuvieron la lucha armada en el Estado español, lucha desarrollada por diferentes organizaciones autónomas, amén de las dos ramas de ETA y el marxista-leninista GRAPO (Grupos revolucionarios antifascistas primero de octubre). La amplia base social con la que contaban las organizaciones vascas y los reclamos independentistas permitieron la pervivencia de estas y el paulatino ocaso de todas las demás. La legitimidad de la democracia parlamentaria diseñada por el franquismo y el monopolio de la fuerza seguían siendo cuestionadas.

El fin de la década de los 80 marcaría el principio del fin de ETA. En aquellos convulsos años, diferentes movimientos sociales antiautoritarios cuestionaban la supremacía del MLNV en el seno de la izquierda vasca. Este, por su parte, supeditaba toda su estrategia al objetivo supremo de la Negociación, algo contestado por las demás fuerzas de izquierda.
El 19 de junio de 1987, un artefacto explosivo colocado por ETA en el shopping Hipercor de Barcelona causó 21 muertos y 45 heridos. La organización vasca se decantaba por las prácticas terroristas: era la llegada de la “socialización del dolor”, del coche-bomba: la lucha, para conseguir sus objetivos (la Negociación entre ETA y el Estado) tenía daños colaterales en la sociedad, sociedad que debía presionar al Gobierno para que negociase.
El cerco político, judicial y mediático contra ETA y toda persona u organización considerada próxima o que compartiera algún objetivo fue endureciéndose poco a poco. Los aparatos del Estado, nunca depurados tras la muerte de Franco, se emplearon a fondo. La tortura sistemática, el aumento de las condenas por delitos con la carátula de “terrorismo”, la dispersión de los presos en cárceles situadas a cientos de kilómetros del País Vasco fueron redondeadas, ya en los 90, por la doctrina del “todo es ETA” dictada por el juez Baltasar Garzón, y que tuvo como consecuencia el cierre de diarios, revistas, radios y la ilegalización de todo tipo de estructura del MLNV, destacando la ilegalización del partido político Batasuna (Unidad), en 2003.
El fin de la lucha armada de ETA empezaba a vislumbrarse, sin olvidar, en este sentido, las diferentes negociaciones que ETA mantuvo con los gobiernos de José María Aznar (PP) y José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE), en los años 90 y principios del siglo XXI, respectivamente, y que no llegaron a buen puerto.

Sin armas se puede hablar de todo
A principios de 1998, meses antes del inicio de negociaciones con ETA, el presidente del Gobierno, José María Aznar, manifestó que “Si los terroristas deciden dejar las armas sabré ser generoso”, refiriéndose a hipotéticas medidas de gracia para con los presos, su acercamiento a cárceles vascas e, incluso, a la posibilidad de revisar el autogobierno vasco y sus competencias.
Este mantra, “sin armas se puede hablar de todo”, se repetiría hasta la saciedad en los discursos de todos los partidos políticos del arco parlamentario vasco y español, siendo la banda sonora del aislamiento al que se sometió a todo el independentismo vasco de izquierdas y que, a la larga, ha conducido a la disolución de ETA.
Como se puede comprobar en la respuesta que el Estado ha dado al independentismo catalán, es evidente que, aún sin armas, temas como la unidad de España o la propiedad privada son intocables y no son susceptibles de negociación o modificación de su status. La Constitución española de 1978, no se toca.
De ahí en adelante, en 2006, comienzan los contactos y negociaciones se entre representantes de diferentes partidos políticos (como Arnaldo Otegi, líder del independentismo de izquierdas, y Rafael Egiguren, del PSOE, entonces al mando del Gobierno español) con el objetivo de cerrar una etapa (incluyendo el fin de ETA) y sentar las bases para una convivencia y una lucha política normalizadas. Lo civil sustituía a lo militar por primera vez.
El tema de los casi 300 presos en cárceles francesas y españolas, la desaparición de las medidas de excepción judiciales y de cumplimiento de condena a la que son sometidas es uno de los más importantes. Hasta la fecha, no ha habido ninguna modificación. Si en un principio la existencia de lucha armada imposibilitaba cualquier diálogo, una vez declarado el cese de esta por ETA en 2011, la exigencia se trasladó a que la organización desapareciera. Una vez esta dijo “chau”, ahora es imperativo que ETA pida perdón a las víctimas, reniegue de su pasado afirmando que su lucha nunca fue legítima y siempre fue un error y a que los reclusos se conviertan en arrepentidos y colaboren con la justicia.
De hecho, a fines de abril, conocido el anuncio de la disolución de ETA, la respuesta del Gobierno a través del ministro Zoido ahondó en su habitual inmovilismo: Ni un solo gesto hacia ETA; ninguna concesión ni en la lucha antiterrorista ni en la política penitenciaria.
De hecho, el 17 de mayo, la policía española desató una operación contra 57 ex presos de ETA con el objetivo de embargarles cuentas corrientes y otras propiedades para satisfacer las indemnizaciones económicas a las víctimas de sus atentados con las que fueron condenados junto a las penas de prisión. Estas indemnizaciones corren por cuenta del Estado y ahora quieren reunir 8 millones de euros embargando unos pocos autos y unas pocas nóminas. ETA tiene que continuar proporcionando beneficios políticos.
Como señalábamos más arriba, el cuco del terrorismo y la lucha antiterrorista, todo bañado por llamamientos a defender la unidad de España, la democracia y el Estado de derecho, sigue agitándose por PP, PSOE y Ciudadanos como efectiva forma de seguir ganando votos al mismo tiempo que se desvía la atención de la ciudadanía sobre los casos de corrupción, el desempleo, la ausencia de trabajo genuino, los desahucios, el recorte del gasto social, en Educación y Sanidad, o la merma en los derechos políticos.
Esa maquinaria judicial y policial del Estado español, nunca depurada, recordemos, ha ido construyendo sobre la lucha antiterrorista, con la excusa del terrorismo, una refinada maquinaria represiva legal propia de democracias autoritarias como Turquía y que, hoy en día, se utiliza contra todo tipo de disidencia más allá de los límites del País Vasco.
Como muestra, unos cuantos botones. Dos juicios centran la atención de la ciudadanía vasca en estas semanas: una docena de jóvenes vascos están siendo juzgados en la Audiencia Nacional (tribunal de excepción español) acusados de diversos delitos de “terrorismo” y con exageradas peticiones de prisión por parte de la fiscalía… Por una pelea de bar con guardias civiles y por participar en una marcha en la que hubo pedradas.
Tirar piedras en una marcha es un delito que, dependiendo del signo de esta, puede ser calificado de terrorismo, acarreando 7 años de prisión. Por ejemplo.
Lo mismo puede decirse de los catalanes procesados por “delitos de odio”, por el hecho de escrachar los alojamientos de la policía española en Cataluña durante la represión del 1 de octubre; o los que son acusados de terrorismo por participar en piquetes; los raperos encarcelados por sus rimas, constituyentes de “apología del terrorismo”… La realidad es que no se puede hablar de casi nada: la libertad de expresión está siendo cercenada con el pretexto de la lucha antiterrorista y, como estamos viendo, para el Estado y los poderes fácticos, “terrorismo es todo aquello que os pueda quitar el chollo”, que cantaba La Polla Records.

Desaparición de ETA
En torno a 2008, el independentismo de izquierda (la izquierda abertzale, IA) da comienzo, en plena proscripción, a un proceso de reflexión con el objetivo de adaptarse, en todos los sentidos, a los nuevos tiempos. De fondo, los contactos entre el Gobierno, presidido por el socialista Rodríguez Zapatero, con ETA y con la IA: El 12 y 13 de mayo de 2005, durante el debate del estado de la nación, el presidente Rodríguez Zapatero anunció su intención de acabar con ETA mediante un final dialogado en aquella legislatura, aunque sin pagar un precio político por ello. Mariano Rajoy, líder del Partido Popular, en la oposición, acusó a Zapatero en el mismo debate de “traicionar a los muertos”.
Tras el atentado del 30 de diciembre de 2006 en el aeropuerto de Barajas de Madrid (a pesar del cual ETA anunció que el alto el fuego seguía vigente), el presidente Rodríguez Zapatero anunció por la tarde del mismo día que había ordenado suspender todas las iniciativas para desarrollar el diálogo con ETA, con lo que consideraba roto el proceso de paz de forma inmediata. Según Zapatero, la violencia es incompatible con el diálogo, y por lo tanto, éste no puede desarrollarse mientras la banda terrorista no cumpla las condiciones que el Gobierno exigió para el inicio del mismo.
El PP acosó al PSOE durante este proceso, atento, una vez más a la obtención de réditos políticos y no a una resolución efectiva del conflicto. De hecho, y gracias a las denuncias de la derechista Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), diferentes políticos fueron procesados por el hecho de haber mantenido contactos con el partido Batasuna (ilegalizado ya en virtud de la doctrina Garzón de que todo es ETA”), esto es, con una organización terrorista.
En 2007, ETA da por terminado su alto el fuego. La llegada del PP al Gobierno, da por finalizada toda tentativa de negociación con ETA y la IA.
La represión, el cerco político, judicial y mediático, unidos a la reflexión en el seno de la IA, favorable al comienzo de una nueva etapa caracterizada por optar únicamente por los medios políticos. En 2010, ETA anuncia un nuevo alto el fuego y, un año después, el abandono definitivo de la lucha armada.
En 2011, es legalizada la nueva organización, el nuevo partido político de la IA, Sortu (nacer, crear), sucesor de Batasuna y Herri Batasuna (Unidad Popular). Un partido vertical, jerarquizado, comprometido con el respeto a la legalidad vigente y de sesgo socialdemócrata.
El fin de ETA estaba ya próximo; no cabía marcha atrás. En lo sucesivo, la tarea se centró en cómo desaparecer sin que ello pareciera una derrota, sin regalar al Gobierno la imagen de la rendición, esa imagen que, desde 1978, han buscado todos los gobiernos españoles.
Desde el alto el fuego dado a conocer a través de un video enviado a la BBC, todos los pasos dados para la disolución de ETA han estado inspirados en las conferencias y procesos de paz de Colombia e Irlanda. A diferencia de los casos mencionados, en esta escenificación de la disolución de ETA, en este remedo de conferencia de paz, no ha habido miembros del Gobierno español, coherente con su discurso de que ETA ya había sido derrotada por el Estado de derecho, por la actuación de la policía y la Justicia.
Ha habido mediadores internacionales, partidos y sindicatos del nacionalismo vasco (en representación de la sociedad civil), siempre buscando esa imagen de diálogo entre España y el País Vasco, esa imagen de sociedad civil organizada buscando un nuevo escenario basado en una paz justa. Así, tras el anuncio de alto el fuego definitivo, vino la destrucción del arsenal en 2017 y la tan exigida disolución, condición indispensable para cualquier diálogo, cese de la represión y fin de las medidas de excepción para con los presos de ETA. Ya se sabe que sin armas se puede hablar de todo.
En su última entrevista, concedida al diario “Gara”, ETA justifica su decisión, refrendada en proceso de debate interno por el 93% de sus miembros, y soslaya el tema de la derrota, inherente a una orga que desaparece sin alcanzar los objetivos que la hicieron nacer: “Ese camino continúa. El proceso que tiene como horizonte la creación del Estado Vasco sigue. ETA ha sido actor fundamental para poner en marcha y dar cuerpo al proceso de liberación, no hay la menor duda de ello, pero no podemos equiparar el final del ciclo histórico de ETA y el final de ese proceso de liberación. Lo que queremos decir con esa frase que se reproduce en la pregunta es que los objetivos intermedios que preveía ETA (para entendernos, reconocimiento nacional y derecho de autodeterminación) no se han conseguido todavía, pero que hay opciones de lograrlos. Desde un punto de vista histórico, comparando la situación cuando ETA emprendió su camino y la situación cuando cierra su ciclo, se puede extraer esta conclusión: entonces había un pueblo condenado a morir y hoy hay un pueblo que quiere ser dueño de sí mismo”.
Para el PP y el stablishment es necesario que predomine la idea de que ETA fue derrotada tanto por los réditos políticos que esta victoria, cimentada en la dureza del accionar jurídico-político, en el monopolio de la violencia; el enemigo interno. Es necesario también que se imponga la exigencia de que ETA y la IA reconozcan su fracaso y que proclamen que la lucha armada, aún en tiempos de Franco, nunca tuvo razón de ser y nunca tuvo legitimidad.
Los conflictos vasco y catalán, amén de la misma existencia de ETA, son elementos que ponen en tela de juicio la legitimidad de la transición, del proceso de mutación del Estado dictatorial en una monarquía parlamentaria donde el poder económico y político continua en manos de los mismos que ganaron la Guerra civil y continúan protegidos por la inmunidad que ellos mismos se concedieron. La transición fue dirigida por los poderes fácticos españoles con la ayuda de la socialdemocracia española (financiada por la alemana, experta en renuncias históricas y que maneja guita), todos empeñados en mantener la tranquilidad y evitar intentonas revolucionarias como la sucedida en la vecina Portugal en 1974.
Por eso el especial interés en establecer un solo relato en torno a ETA, la lucha armada e, incluso, la función y actuar de los nacionalismos periféricos enfrentados al nacionalismo español. Por eso el interés de no diferenciar diferentes etapas de ETA, el interés por ningunear su papel en el antifranquismo. Hay que tener en cuenta que tanto Melitón Manzanas como el almirante Carrero Blanco están considerados por el Estado y su legalidad como “víctimas del terrorismo”.

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Gaza, ya!!/”Es mi familia, Kay. No soy yo”, por Michael Sfard

Traducción del francés y edición de María Urruzola.

Tribuna de opinión del abogado de Derechos Humanos israelí Michael Sfard, publicada el 28 de agosto en el diario israelí Haaretz. Sfard es un abogado israelí especializado en Derechos Humano y Derecho Internacional Humanitario. Es uno de los juristas más conocidos en Israel por su defensa de los derechos de los palestinos y sus acciones contra la ocupación israelí. Su último libro (2025) se titula: “La ocupación desde el interior: viaje a las fuentes del golpe de régimen”.

“Cuando Michael Corleone (interpretado a la perfección por Al Pacino) lleva a Kay Adams (Diane Keaton) a conocer a su familia en ocasión del casamiento de su hermana, en el primer episodio de la trilogía de El Padrino, ella descubre una historia muy dudosa respecto a la familia a la que está a punto de incorporarse: una familia que arregla sus problemas a través de una mezcla de violencia y corrupción. Cuando Michael se da cuenta que Kay está shockeada, intenta tranquilizarla: “Es mi familia, Kay. No soy yo”.

Uno no elige a la familia, e Israel es mi familia. Y es una familia criminal. Entonces ¿cómo seguir viviendo con semejante familia? Todo está contaminado

Israel está en vías de destruir Gaza. Llámele limpieza étnica, llámele aniquilación, llámele genocidio, llámele como quiera. Yo no tengo ninguna duda de que Raphaél Lemkin, el jurista judeo-polaco que acuñó el término de genocidio (1), declararía, llorando de vergüenza, que el Estado judío comete un genocidio en Gaza. Israel aniquila el sitio y extermina al grupo humano que allí vive. La destrucción física del espacio gazatí es sistemática: casa tras casa, edificio público tras edificio público, infraestructura tras infraestructura. Piense en su barrio: la escuela de sus hijos, la policlínica, el centro comercial, la plaza de juegos, los edificios de casas. Imagínese que todo, absolutamente todo, es borrado de la superficie. Nada de casas, nada de barrio, nada de comundiad. Eso es hoy Gaza. Un lugar que albergaba a más de dos millones de personas se ha transformado en un inmenso terreno baldío, grado cero. Escuelas, clínicas, tiendas, cañerías de agua, electricidad y saneamiento, rutas, veredas -todo se ha transformado en cenizas y polvo. Según datos calculados a partir de imágenes aéreas, 70% de las construcciones de la banda han sido totalmente destruídas o son inhabilitables -y eso antes incluso del « Merkavot Gid’on B » (Ndr: operación Carros de Gedeón, mayo 2025), y la promesa del ministro de Defensa a los rabinos del sionismo religioso de que “Gaza parecerá Beit Hanoun” (Ndr: demolida por completo, buscar en Wikipedia).

Un lugar que albergaba a más de dos millones de personas se ha transformado en un inmenso terreno baldío. Eso es hoy Gaza.

La masacre masiva de habitantes es más caótica todavía que la destrucción del espacio físico. Ella es llevada a cabo por bombardeos desproporcionados, el derrumbe del sistema de salud y, paroxismo del horror, por la hambruna. Al crear deliberadamente una hambruna masiva, al impedir expresamente la entrada de alimentos y de ayuda humanitaria, al desmantelar el sistema internacional que distribuía ayuda en centenares de puntos a lo largo y ancho de la banda y al reemplazarlos por solo cuatro: tres al sur y uno al centro. Al norte, nada. Todo eso para obligar a los Gazatíes a desplazarse. Como se atrae a un perro hacia afuera de una casa, con un plato lleno de comida. Las cifras de quienes mueren de inanición son inimaginables. Las imágenes hielan la sangre. Israel destruye Gaza.

Somos pocos pero tenemos peso. Debemos luchar contra nuestra familia: apoyar a los objetores de conciencia…

Somos pocos, pero tenemos peso. Debemos luchar en conjunto contra nuestra familia: apoyar a los objetores de conciencia, llamar a la aplicación de sanciones contra Israel y a la realización de investigaciones internacionales.

Entonces… ¿cómo seguir viviendo al ser parte de un colectivo que perpetra un exterminio? ¿Cómo levantarse cada mañana y mirar a los ojos al almacenero que vuelve del servicio de reserva militar, al soldado que está sentado en el café, al vecino que sostiene un cartel que dice “Juntos venceremos”? Lo más simple es mirar a Ben Gvir o a Bezalel Smotrich (nota al pie) y decirse que no tenemos nada que ver. Lo más calmante es pensar en esos dos fascistas de zócalo, que al contrario de sus homólogos italianos o alemanes no tienen ni clase ni estética, solo un racismo salvaje y una crueldad sádica, y tranquilizarse uno mismo. Lo más simple es escuchar a Smotrich declamar que es moral matar de hambre a los Gazatíes y no muy grave sacrificar a los rehenes. Lo más simple es menosprecia a Ben Gvir, que se excita ante la idea de limpieza étnica (“aliento a la emigración”, como lo llama) y decirse que eso no somos nostros.

Cuando el tambor de guerra hizo callar a las voces que advertían sobre crímenes de guerra, todos los componentes de la sociedad se encontraron encadenados a la complicidad con el crímen

Pero el proyecto criminal imperdonable de la destrucción de Gaza es un proyecto pan-israelí. No podría haber existido sin la cooperación -activa o silenciosa- de todos los componentes de la sociedad judía de Israel. El gobierno obtuvo la lealtad hacia ese crímen desde los primeros días de la guerra, cuando el ataque israelí sobre Gaza tenía la forma ya de un ataque total contra todo lo que fuera gazatí, un ataque que ni siquiera pretende ser solo sobre objetivos militares.

En ese momento, cuando el tambor de guerra hizo callar a las voces que advertían sobre los crímenes de guerra, todos los componentes de la sociedad se encontraron encadenados a la complicidad con el crímen. Como el nuevo llegado a la mafia, al que se obliga, delante del padrino y sus lugartenientes, a matar a un comerciante que no pagó su protección, sellando así una alianza de sangre con la “familia”. De esa manera, centenares de miles de israelíes respondieron al llamado a bombardear, aplastar, liquidar y hambrear. Centenares de miles que tienen una responsabilidad directa en la exterminación, y millones, indirectamente, ligados al pacto criminal y a su negación, o, cuando la negación ya no es posible, a su justificación.

Ningún colectivo profesional israelí se animó a emitir una protesta moral contra el exterminio

Ya no hay duda hoy y no puede haberla: lo que sucede en Gaza es Israel cometiendo crímenes contra la humanidad a una escala aterrorizante. Destruye todas las infraestructuras vitales y hambrea a su población. Además, declara oficialmente su intención de purificar etnicamente la banda, o de realizar la “visión Trump”, como Netanyahu -el Dark Vador israelí- llama al plan de purificación. E incluso hoy, cuando ya está todo claro y es difícil rechazar la acusación de genocidio, los iraelíes bajan la cortina y siguen con su vida cotidiana. Ningún colectivo profesional israelí se animó a emitir una protesta moral contra el exterminio: ni la asociación de médicos, muda de manera desmoralizante ante la destruccción sistemática del sistema de salud de Gaza y la muerte de más de 1500 miembros de su personal; ni los sindicatos de docentes, cuyo silencio ante la destrucción total del sistema educativo de la banda enseña a sus alumnos israelíes que todos los seres humanos no han sido creados a la imagen de Dios; ni la orden de abogados, cuyo presidente aparece reclamando la detención del ministro de Justicia porque éste cambió la cerradura de su escritorio para humillar al Fiscal General, pero no encuentra motivo para decir una sola palabra sobre los proyectos de transferencia y hambre del gobierno, o los bombardeos sobre los tribunales de Gaza, sobre la desnutrición y el maltrato a los presos palestinos en las carceles israelíes, transformadas en campos de tortura, o sobre la colaboración desesperante de la Corte Suprema con todo eso.

Los medios israelíes son el fogón tribal en el que Gaza se quema

¿Y los Medios israelies de masa? Inútil perder el tiempo con esos que se llaman “periodistas”, que se han puesto de acuerdo para no informar sobre el sufrimiento que infringimos a los habitantes de Gaza -complot que es un crímen profesional-, quienes durante meses azuzaron la guerra y permitieron la incitación a los crímenes, que continuan hoy impidiendo cualquier crítica, que no han dicho una palabra sobre la muerte sistemática de periodistas en Gaza, ni contra la decisión del gobierno de no dejar entrar a periodistas independientes -ni siquiera en los tanques del ejército, ni siquiera para servir al discurso del portavoz oficial. Los medios israelíes son el fogón tribal en el que Gaza se quema.

Uno no elige a la familia, e Israel es mi familia. Y es una familia criminal. Entonces, ¿cómo seguir viviendo con semejante familia? Todo está contaminado. El mismo día en que el diario Haaretz publicó decenas de fotos de niños famélicos creados por nuestras manos, la cadena 13 emitió un programa promocional sobre la alta gastronomía israelí y las estrellas Michelin que nuestros grandes Chefs recibirían en breve.

Michael Corleone pensaba poder seguir en su familia sin llevar una vida criminal. Al final, heredó el lugar de su padre y se volvió el gran padrino de la organización mafiosa de la familia. Hay dos maneras de evitar ese destino: la primera es divorciarse de su familia. Estos dos últimos años, muchos se han ido efectivamente del país. Pero hay otra opción: combatir a la familia. Verdaderamente combatirla. Comprender que en este punto, la familia es el enemigo.

El problema no son, lo repito, Ben Gvir y Smotrich. El mal surge de númerosos lugares del llamado “liberalismo anti-Bibi” propio de nuestra deformada realidad israelí. Pero -y es muy importante esto- hay también miembros de la familia que se rebelan. Docentes, artistas e intelectuales, abogados, periodistas, médicos, trabajadores sociales, universitarios, y numerosos militantes que han tenido el coraje de elevar su voz contra la destrucción en Gaza, con peticiones, videos y manifestaciones.

Somos pocos, pero no sin peso. Juntos, tenemos que luchar contra nuestra familia por todos los medios no violentos. Seguir la vía de Abraham nuestro ancestro quien, según el midrash, quiebra los ídolos a los cuales su padre rendía culto; la vía de Moises, quien se insurge contra su familia adoptiva egipcia para conducir a un pueblo de esclavos hacia la libertad, y la vía de todos los profetas que recriminaron al pueblo pecador y a los reyes criminales. En términos de hoy, eso significa apoyar a los objetores, alentar las investigaciones internacionales y llamar a la imposición de sanciones y al aislamiento político de Israel. Inscribir en el cuerpo lo que no penetra en la cabeza y el corazón, preservar una isla de valores humanos y, sobre todo, parar el exterminio”.

Notas al pie:

Ben Gvir y Bezalel Smotrich: los dos ministros de extrema derecha del gabinete israelí que se enfrentan a sanciones del Reino Unido, Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Noruega, y que son fundamentales para la supervivencia política del primer ministro, Benjamin Netanyahu. Este formó en 2022 el gobierno más derechista de la historia de Israel tras negociar una coalición con Bezalel Smotrich, cuyo partido, Sionismo Religioso, tiene 14 de 120 escaños en la Knéset —el parlamento del país— e Itamar Ben Gvir, líder de la formación Poder Judío, que suma seis diputados. Las dos formaciones reúnen únicamente 20 de los 67 escaños de la coalición en el Parlamento, pero su influencia es enorme, ya que si la abandonan —como ambos amenazan repetidamente con hacer— el Gobierno caerá).

artículo archivado en hebreo: https://archive.md/sJqXp

Michaël Sfard (מיכאל ספרד) representa a varias organizaciones de defensa de los derechos humanos, como Yesh Din, B’Tselem, et Breaking the Silence. Tiene en marcha varios procedimientos judiciales contra la construcción de colonias, el muro de la separación, las expulsiones forzadas y otras políticas de ocupación y apartheid. Su último libro se títula “Ocupación desde el interior”, fue publicado este año 2025, y propone un análisis crítico de la larga ocupación de los territorios palestinos y la erosión de la democracia israelí. Muestra cómo el régimen militar en Cisjordania influyó en la política interior de Israel, en particular en la desviación autoritaria y las reformas judiciales recientes.Su anterior libro, “The Wall and the Gate” (2018) -también disponible en inglés-, cuenta sus batallas jurídicas contra la ocupación y se pregunta sobre el papel del derecho: ¿herramienta de protección o instrumento de dominación?Buena pregunta para todas las democracias.

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A confesión de parte: que renuncie Patricia Bullrich, por Julia Maciel

A veces las cosas son más simples de lo que parecen. Más allá de la parafernalia mediática con hipótesis de difícil demostración, una sola cosa es segura: la ministra encargada de nuestra seguridad no tiene la más pálida idea de quién puede haber filtrado los audios. Salta de una conspiración internacional en la que invoca desde Putin a Maduro (en ese caso, debería renunciar también su compañero de fórmula y encargado de la Defensa, Pietri), a pensar que también “pudo haberlo grabado cualquiera”. Más perdida que turco en la neblina, diría el dicho popular.

Que nosotros, apenas espectadores del show, no tengamos la más pálida idea es algo lógico. Pero que Bullrich, quien hace pocos meses anunció la creación de un cuerpo encargado de ciberseguridad, con agentes encubiertos, cuya misión es, con perfiles falsos, perseguir cuestiones tan graves como el narcotráfico, la trata, y la corrupción (sí, la corrupción), e ignora a qué se dedicaron esos agentes, si no hubo alguno que se tomó a pecho su labor y apuntó a la corrupción ¿qué pensar? Es una inútil en su cargo. Afuera!

Suena también contradictorio que si uno de sus objetivos era la lucha contra la corrupción en lugar de seguir las pistas de los audios -que quizás grabó un ingenuo agente de inteligencia, el agente 86, por ejemplo- y pedir el allanamiento de canales de streaming y domicilios de periodistas que sólo los hicieron públicos, suena a despropósito. Podemos considerar que está mal grabar la intimidad de las personas, pero ya es una tradición de la televisión argentina y nunca ha sido penado. No tienen valor documental por sí solo para la justicia, por eso, simplemente debería haber dejado que la justicia actúe y vea si tienen asidero.

En plan de perseguir a los posibles autores, sería más lógico pedir el allanamiento de la ex Side y todos los domicilios de los expertos en seguridad cibernética incluidos los que están trabajando codo a codo con el gobierno de Milei puestos por la embajada de Estados Unidos.

Pedir la revelación de las fuentes a un periodista está prohibido por la constitución.

El último acting del gobierno fueron los audios de Karina en la Casa de Gobierno. Tienen una calidad pésima y la Secretaria de la Presidencia no dice nada que pueda involucrarla en delito alguno. Quién la grabó? ¿El mismo que grabó a Spagnuolo, con un equipo mucho menos sofisticado?

En plan de hacer hipótesis también podríamos pensar que no hay espía, sino una operación oficial, después de la parálisis producida por la revelación de un mecanismo no sólo corrupto sino que perverso e inhumano, encontraron una respuesta: “Esto no lo podemos permitir, tenemos un topo, es un hecho gravísimo, nos graban en las altas esferas del poder” ¿violan, acaso, los límites de la seguridad nacional?

Asoma, aquí, el caso Snowden y Assange. Perseguidos, exiliados, encarcelados, por revelar ‘secretos de estado’. Querrán poner esta simple grabación trucha, con una secretaria que no revela nada, en ése nivel? Es lo único que tienen para justificar una embestida feroz e inconstitucional contra la prensa. Embestida inútil. Poné radio Colonia.

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Histórica flota solidaria por Gaza. Portuarios de Génova advierten: “Tienen que volver sin un rasguño o bloqueamos los puertos de Europa”

Este domingo partieron los primeros barcos dirigidos a las costas de Gaza con activistan de 44 países y más de 300 toneladas de ayuda humanitaria. Los ojos del mundo puestos hoy en los puertos de Barcelona y Génova, de donde zarparon los primeros contingentes de la misión Global Sumud Flotilla. Una segunda tanda saldrá el 4 de septiembre desde Túnez, Grecia y Sicilia. Todas se reunirán en aguas internacionales, donde continuarán su ruta hacia Gaza.

Una procesión de antorchas en la noche del sábado fue la conmovedora despedida en Génova de los tripulantes y militantes que lograron reunir más de 280 toneladas de alimentos gracias al concierto solidario Music for Peace y a los mismo trabajadores del puerto genovés por el Colectivo de Trabajadores Portuarios.

Tienen que volver nuestras muchachas y nuestros muchachos sin un rasguño, y toda nuestra mercadería, que es del pueblo, hasta la últma caja, debe llegar donde debe llegar. De esta región se despachan, por año, alrededor de 14.000 containers hacia Israel. No permitiremos que salga nisiquiera un clavo, si no logran su objetivo. Lanzaremos una huelga internacional, boquearemos las calles, bloquearemos todo”, advirtieron desde el Colectivo Portuario.

Razones para desconfiar no les faltan. Se trata de la tercera flota que sale de Europa con el mismo objetivo. El 27 de julio de 2025. El ejército israelí interceptó una embarcación de la Flotilla de la Libertad que se dirigía hacia Gaza cargada de ayuda humanitaria e impulsada con el objetivo de visibilizar el genocidio que se está cometiendo en Palestina. El primer intento frustrado que el 9 de junio de este año.

Son varios los movimientos que han intentado sin éxito hacer llegar su solidaridad a Gaza. El Global Movement for Gaza, la Sumud Flotilla del Magreb, la Sumud Susantara (Asia) y la coalición internacional de la Flotilla de la Libertad, que lleva más de 15 años organizando misiones por mar, desde que en 2010 un convoy de seis barcos y 700 activistas zarpara hacia Palestina. Esta primera flotilla fue atacada por Israel, y nueve activistas y un periodista murieron en la ofensiva. 

El sábado, unas 40.000 personas recorrieron las calles de Génova en una marcha con antorchas, banderas palestinas y pancartas con lemas como ‘Stop Genocide’ y ‘Free Palestine’. La propia alcaldesa, Silvia Salis, acompañó a los manifestantes: «Estoy muy orgullosa de esta ciudad. La respuesta ciudadana con alimentos y apoyo a la misión es conmovedora. Toda Génova está al lado de esta flotilla», declaró

Los barcos genoveses se reunirán en Catania, donde transferirán el material a las embarcaciones italianas que forman parte de la expedición internacional. Además de activistas, participarán integrantes del Colectivo Autónomo de Trabajadores Portuarios (Calp), conocidos por su oposición al tránsito de armas en los puertos italianos —algunas de ellas con destino a Israel— y su apoyo constante a la causa palestina.

Los portuarios genoveses ya tuviron una victoria contra el genocidio en Gaza. El 5 de agosto de este año, luego de recibir un informe del puerto de El Pireo sobre el arribo de armas rumbo Israel, lanzaron una huelga en la terminal de Génova. La empresa decidió devolver la carga a Singapur. La movilización logró su objetivo.”Nunca había sucedido antes: bastaba con anunciar la huelga y la empresa paralizaba las descargas. Una victoria impensable”, declaró José Nivoi, representante sindical de USB Mari e Porti y del Colectivo Autónomo de Trabajadores Portuarios (CALP) “No es la primera vez que convocamos una huelga contra el transporte de armas a zonas de guerra, pero esta vez el clima era diferente”. Durante la reunión de los delegados de la PSA con los trabajadores, se observó una amplia participación. La huelga anunciada prometía ser unida y decidida, capaz de ralentizar las operaciones con importantes repercusiones económicas y de imagen para Cosco. “Estábamos dispuestos a pararlo todo, pero no creíamos que el anuncio fuera suficiente”, añadió el CALP. “Es una señal contundente. La indignación ya no se limita a los círculos habituales de activistas y militantes: hoy también ha dado lugar a decisiones sin precedentes dentro de gigantes económicos y logísticos como Cosco, Evergreen y la propia terminal de la PSA”.

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