Apatía electoral: votó menos del 30% del padrón en tres de las cuatro provincias.
Salta, Chaco y San Luis registraron una participación muy baja del electorado en lo que va del desarrollo de los comicios. En cambio, en Jujuy se observa una tendencia distinta, con una buena intención de voto.
Esto, que ayer era simplemente un dato que Data Clave iba compartiendo como un “minuto a minuto”, terminó convirtiéndose sinceramente en una tendencia.
En Salta, por ejemplo, donde se utilizó el voto electrónico, el porcentaje de votantes creció del 12% registrado durante la mañana al 25% hacia el mediodía. Sin embargo, este aumento fue insuficiente para revertir el escenario de apatía generalizada.
¿Qué nos pasa que sentimos apatía a la hora de elegir nuestro destino?
¿Estamos tan entregados que creemos que, total, siempre va a ser igual, todo va a ser malo, no vamos a poder modificar nada, y entonces preferimos directamente no participar?
Lo entiendo, eh. A mí me está costando un esfuerzo sobrehumano pensar en ir a votar. Como no hice el cambio de domicilio, tengo que trasladarme de un barrio a la otra punta de la ciudad. Hacer la cola… Bueno, por suerte es boleta electrónica, y a mí me gusta, así que lo resuelvo rápido.
Comprendo lo que nos pasa, pero también tengo que estar acá, frente al micrófono, y decirte que tenemos que pelear contra esa apatía.
“¡No se queje si no se queja!”, decía un viejísimo eslogan de cuando se controlaba el consumo. Creo que era de Lita de Lázari, la misma que decía: “Camine, camine por los precios, pero no se queje”.
Esa frase vale la pena actualizarla. ¿Cómo podés quejarte después de que todo esté mal, si ni siquiera expresaste tu opinión a través del voto?
¿No te gusta ninguna opción? Andá igual.
Votá en blanco, si querés. Demostrás que nada te representa. Ya sabés: el voto en blanco se suma al del partido más votado, sí. Pero como expresión política de disconformidad, también vale.
No te estoy militando el voto en blanco. No puedo. A mí me cuesta pensar que mi opinión sea una no-opinión. Me da cosquillas en la mano solo imaginarlo. Pero igual prefiero eso a no ir.
Si solo contabilizamos a quienes se quedaron en casa, van a venir las excusas: que están enfermos, que llueve (aunque no creo), que no hay plata para el colectivo, que viven lejos… bla bla bla.
Estamos en la ciudad de Buenos Aires, donde el despelote tiene que ver con que las dos fracciones de la derecha se están peleando a ver “quién la tiene más grande”.
De esto vamos a hablar con Pablo Touzón y con otros analistas.
Lo real es que la ciudad de Buenos Aires ya no está tan bien como antes. Perdieron el eslogan de la “buena gestión”. Si querés cambiar algo, tenés que votar.
Y si no querés cambiar nada y pensás “son todos lo mismo”, también tenés que decirlo votando.
Otro tema que me preocupa mucho es el de los periodistas como excusa.
Hay tres periodistas de orígenes muy distintos:
- Ailín Bullentini, de la izquierda kirchnerista, del Destape (antes en Radio Nacional).
- Carlos Pagni, de La Nación, con un pensamiento complejo y muy elaborado.
A ambos los acusan de haber dicho “nazi”. Ese reduccionismo evita discutir lo importante: el totalitarismo de Milei. Porque es mucho más que “nazi”.
La palabra “nazi” refiere a un régimen concreto, a un momento histórico y a una comunidad que sufrió lo indecible.
Pero si no sos judía, ¿no te preocupa?
Si no sos gay, ¿no te asusta?
Si no sos trans, ¿no te importa que los estén echando de los trabajos?
¡Esto nos afecta a todos!
A vos, a mí, que somos cis, heterosexuales, clase media, más o menos blancas, con determinada formación… y aun así, nos están maltratando igual.
Nos persiguen también a los periodistas. Y no lo digo solo por nosotros. El Papa mismo dijo ayer que donde se ataca la libertad de expresión, se ataca la democracia.
Mientras nos distraen con discusiones vacías, vos abrís la heladera y está más vacía que nunca:
- El kilo de tomate a $3.000.
- El maple de huevos a $8.500.
Comer un huevo por día ya parece una utopía.
Estas cuatro provincias pueden ser un testeo interesante sobre la baja participación electoral. Si esto se repite, estamos en problemas.
Y no solo por lo que puedan votar a Milei en una segunda vuelta. El otro día lo admitió en una entrevista con Mariana Brey —sí, ella, que viene del espectáculo—, pero, mirá, hizo mejor papel que algunos periodistas políticos, como Luis Majul, que sólo asiente con la cabeza.
Dice “Clarín miente” y ya no sabés si está hablando Cristina o él. Usa los mismos argumentos que antes usaba el kirchnerismo con la ley de medios, pero ahora parecen un sinsentido en el contexto actual.
Lo único que te quiero decir es esto: no dejes de ir a votar.
Porque cuando todo esté mal, cuando pase como en el poema de Bertolt Brecht —”vinieron por uno, por otro, y cuando vinieron por mí, ya era tarde”—, la frase “Ni olvido ni perdón” va a ser solo eso: una frase.
Porque nadie va a tener siquiera la neurona alimentada como para entenderla.