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Éxodo, por Pablo Touzón y Federico Zapata
FÚTBOL Y ESTADO, ASUNTOS SEPARADOS
“Is he the President of Argentina?”. La pregunta se repitió por doquier entre los cientos de millones de personas que observaban, desde los cinco continentes, el ingreso regio del Chiqui Tapia junto con Emmanuel Macron al final de la mejor final de la Historia. La pregunta no sólo registra el descenso del peso de la Argentina en los asuntos mundiales –a esta altura, una obviedad analítica- sino también, y principalmente, un estado de las cosas en la relación entre política y sociedad en nuestro país. La pregunta nacional, proyectada al universo: ¿Quién es el presidente de Argentina? Un símbolo viviente del -Jorge Asís dixit- “poder vacante” contemporáneo.
Lo que cada cuatro años suele considerarse un momento (“la sociedad se desconecta durante el mundial”) parece haber evolucionado hacia un estado (“la sociedad se desconectó desde el mundial”). Estamos transitando un modo “política post-mundial” que ha dejado a la sociedad argentina en un lugar diferente en relación con el universo de temas y actores que definen el ecosistema político. ¿En qué sentido? ¿Cómo opera esta desconexión? ¿Cuál es su dinámica?
En el año 2000 el italiano Toni Negri y el norteamericano Michael Hardt escribieron un libro que fue una marca de época: Imperio. Este comenzaba con la cita anónima de un partisano italiano: “Queremos destruir todos los monumentos ridículos a aquellos que han muerto por la madre patria y erigir en su lugar monumentos a los desertores. Los monumentos a los desertores representarán a todos aquellos que murieron en la guerra, pues cada uno de ellos murió maldiciendo la guerra y envidiando la felicidad del desertor. La resistencia nace de la deserción”.
La fecha no es antojadiza. Un prólogo al 2001. La caída de las Torres Gemelas y el principio del fin del Fin de la Historia. Una crisis que tuvo en estas pampas un pulso propio. El desplome de la convertibilidad y de su pacto social, que generó la línea de fractura democrática entre sociedad y política más importante hasta el día de hoy: que se vayan todos. La furia colectiva contra la élite política. Pero ese enojo presuponía también una expectativa. Un “todavía espero algo” de la política. La secuencia entre las asambleas barriales, Luis Zamora, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner lleva las marcas de ese reclamo: nos enojamos contra los que nos importan.
En esa ciénaga cultural, la pandemia operó como una suerte de Big Bang. Un nuevo trastocaminto del acuerdo precario e inestable que unía a la política con la sociedad.
Por el contrario, la larga crisis croniquizada que se abre en 2008 no tuvo ninguna resolución constituyente. En fuga permanente hacia adelante, el proceso de una crisis que se sostiene, pero nunca se resuelve fue generando un proceso sostenido de desafección. Este año votarán por vez primera los jóvenes nacidos entre 2007 y 2008. Han crecido en una sociedad que, desde 2011, no ha generado empleo privado formal, no ha crecido ni se ha desarrollado económicamente y que nunca ha tenido una inflación menor al 20% anual.
En esa ciénaga cultural, la pandemia operó como una suerte de segundo big bang. Un nuevo trastocamiento del acuerdo precario e inestable que unía a la política con la sociedad. Organicemos un odio y a eso llamémosle “Orden”. El emergente en este caso no es un Luis Zamora, es un Javier Milei. Estamos transitando un 2001 por otros medios. No se trata de una furia, como en aquel entonces. Como ya mencionamos, el enojo supone aún expectativas con respecto a la política. Esta crisis es un éxodo. “Si no se van ustedes, entonces nos vamos nosotros”. Ya no se quiere sacar a los políticos. Ya nadie espera que le solucionen los problemas. En una forma excéntrica de autogobierno, ahora simplemente se desea hacer rancho aparte. “Si el Estado ya no puede salvarme, al menos que no me rompa las pelotas”.
El mundial funcionó, en este marco, como un espejo perfecto de esta situación dolorosa. Una sociedad que siente que vale más que su dirigencia política. O, en otros términos, una sociedad que siente que la clase política no está a su altura. Todo lo que funciona en la Argentina parece pertenecer a la sociedad a pesar de la política. De “Argentina, 1985” a la “Scaloneta”. En ese sentido, Lionel Messi no sólo se consagró campeón del mundo: se calzó en la testa la corona de nuevo arquetipo nacional maridando con su ethos la sociedad argentina de su época. Lejos en Europa, desde su exilio temprano, porta el extrañamiento, la mirada distante y crítica hacia la dirigencia de su país que hoy es trending topic. Lionel, protagonista involuntario del drama nacional de estos días, escenificó con su rechazo a ir al balcón un perfecto anti Mundial ´78. Fútbol y Estado, asuntos separados. La pelota no se mancha. Y como un símbolo de este nomadismo dislocado, no confronta, se corre y le hace un Ole.
La Argentina transcurre al costado de la clase política. Una sociedad “blue” que se las rebusca para subsistir y observa preocupada y distante el Mundial de la política que se acaba de abrir, sin la pasión ni el compromiso del otro. ¿Quién tiene una cábala para las PASO?
LA SOCIEDAD NO EXISTE
Desde Qatar, la sociedad no ha vuelto a reconectarse. Ni siquiera los intensos y sus cruzadas yihadistas logran despertar el interés de la hoy porosa y micro segmentada mayoría social argentina. Del Mundial a la Casa de Gran Hermano, la política ha quedado sola, interpretando una obra de teatro sin espectadores. O un “circo sin público”, al decir de Carlos Pagni. Con sus propios dramas de circuito cerrado, la política ha devenido en un sistema autopoiético que ha internalizado su entorno. Se auto-narra y se auto-habla.
Buscando desesperadamente volver a representar, la política argentina de hoy imita a la inflación: a fuerza de emitir candidaturas, las devalúa
En este punto, la desafección parece ser mutua. Buscando desesperadamente volver a representar, la política argentina de hoy imita a la inflación: a fuerza de emitir candidaturas, las devalúa. La confusión de nombres, logos, tweets y panelismos corre en paralelo a esta indiferencia activa.
La pregunta central es, entonces, si existe una salida. Si es posible reinventar un camino que reconecte a la sociedad con la política. La problematización sobre esta diagonal debe partir, necesariamente, por analizar primero la capacidad de respuesta de estas coaliciones tal y como existen hoy. Al respecto, los intentos –hasta el momento fallidos- de regeneración de liderazgos, parecen sugerir algunas hipótesis.
En primer lugar, que las coaliciones actuales dividen la política argentina de una forma que no traduce de manera fiel los clivajes realmente existentes en nuestra sociedad, creando confusión y falta de nitidez en la “oferta” electoral. Si en un ejercicio hipotético se disolvieran las coaliciones políticas, probablemente la sociología reordenaría el mapa político de las élites en cuatro grandes espacios: el que conformarían Javier Milei, Patricia Bullrich y un rebrandeado Mauricio Macri, hoy alejado del obamismo-duranbarbismo de antaño, al cual se sumarían sectores del radicalismo presentes en las provincias más antikirchneristas; un segundo espacio compuesto por el cuadrante entre Horacio Rodríguez Larreta, Martín Lousteau, Gerardo Morales y ¿Massa?, que federaría gran parte del radicalismo y de algo del espíritu peronista no kirchnerista (sea lo que eso sea hoy); y el kirchnerismo, en crisis abierta pero conservando ampliamente la pole position en el sistema peronista y el liderazgo dentro del universo progresista del AMBA, sobre todo a partir de la centralidad electoral que asume Axel Kicillof en la PBA ante el repliegue de CFK, a los que suma un espectro de gobernadores e intendentes del tercer cordón. A este mapa más “ideológico” –si se quiere, y a falta de mejor definición a mano- se le suma uno federal y territorial, más difuso, de aquellos que no se sienten representados o contenidos del todo en ninguno de estos bloques, cuyos casos más destacados podrían ser figuras de orígenes y trayectorias tan distintas entre sí como el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti y el neurocientífico y diputado nacional Facundo Manes o miembros de la galaxia de gobernadores peronistas que deben gobernar sociedades no peronistas (sobre todo la Región Centro y una parte de Cuyo). Desde ya, la economía política de cada uno de estos bloques porosos e inestables (su esquema de alianzas empresariales, de medios, sindicales, etc.) y su demografía electoral tampoco son iguales.
En segundo lugar, las coaliciones rechinan porque son la fotografía de un mundo anterior: la galaxia en la cual Cristina Kirchner era el centro indiscutible del sistema político. El principal argumento en favor de su defensa es el que podríamos sintetizar como “el miedo a ser Perú”. Es decir, el caos y la atomización que serían la resultante de la desarticulación del actual sistema de coaliciones. Es, digamos, su principal fundamento extorsivo, a riesgo, claro está, de multiplicar los Frentes de Todos por todos lados: la disfuncionalidad crónica hecha modelo político. Sin embargo, las coaliciones no son neutrales, y funcionan como tableros organizativos diseñados para favorecer la perdurabilidad de sus fundadores, obstaculizando el surgimiento de nuevos liderazgos. “Cumelén” y el “Patria” son sus destinos manifiestos, incluso para aquellos candidatos que cuentan –como Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta en el caso de Juntos- con fundamentos suficientes como para pelear con justicia por la emancipación.
El teorema del orden político argentino consiste en mantenerse a sí mismo a costa de renunciar a toda posibilidad de transformar hacia afuera, lo cual a la postre termina por deslegitimarlo más. Crear 1, 2, 3 Frentes de Todos. Un poder que de esa manera nace vicario, y compromete de origen la gobernabilidad posterior: el gran riesgo del 2023.
EL PODER ¿DÓNDE ESTÁ?
Una pregunta subyace. El fantasma que recorre el mundo y que en Argentina presenta una urgencia acuciante ¿Es posible el poder? ¿Puede reconstruirse en el marco de una sociedad de algoritmos y redes sociales? ¿Puede deconstruirse la microsegmentación y la des-federalización creciente? El kirchnerismo cierra en su crepúsculo un círculo perfecto: nace como el proceso de reconstrucción de la autoridad política que suturó la fractura del 2001 y termina su periplo histórico desarticulando la figura del poder y la autoridad presidencial en la Argentina. Deja el sillón de Rivadavia roto. ¿Quién puede ser presidente?
Algunos meses después de la pandemia, Marcos Peña rompió su silencio escribiendo un artículo interesante sobre esa imposibilidad, adentrándose en una indagación incluso psicológica sobre ese poder imposible. El tema es que a esa teoría sociológica siempre le faltó una teoría política. No sólo describir “El Fin del Poder”, a la Moisés Naím, sino proponer qué hacer con ese diagnóstico. Como llenar ese vacío en lugar de congratularse por él. La experiencia del Frente de Todos hizo realidad in extremis ese diagnóstico: la cadena de mandos en la Argentina no existe, ni en el Estado ni (podría decirse) fuera de él. Otra circularidad a 20 años del 2003: del Estado presente al Estado fiscal y moralmente quebrado.
El quid del problema consiste en que no hay transformación posible sin una reconstrucción de esa autoridad, y no hay reconstrucción de esa autoridad sin volver a dotar de poder el kilómetro cero de orden político argentino, que es el Sillón de Rivadavia. Sin reconstruir esa “vertical” del poder, la política gira caóticamente sin centro. Nada podrá hacerse, ni la revolución socialista ni la revolución liberal ¿Se pueden hacer reformas sin la reconstrucción de esa vertical? En Argentina al menos, no hay experiencias históricas en ese sentido. De Alfonsín a Menem, de Duhalde a Kirchner, el poder politico funda el orden económico y social en la Argentina. Es su marco de posibilidad y columna vertebral, así como de cualquier intento de reforma o de revolución.
La lógica coalicional parece una respuesta a esta caída de los dioses, a esta disolución o microsegmentación del poder, y probablemente ello explique porque este sistema de coaliciones parece congénitamente diseñado para no resolver nada. Acompañante terapéutico de la crisis, al decir de Martín Rodríguez. Pero esta deconstrucción del poder también se lleva puesta toda idea posible de futuro. Parafraseando a Fukuyama, sin poder estamos ante el fin del futuro. La respuesta práctica a la vertebración de un nuevo poder es también una condición de posibilidad necesaria para ponerle fin al “fin del futuro”.
La agenda económica y social, en los hechos, genera más “consensos” de los que se expresan, en parte como consecuencia del marco restrictivo que imponen la mishiadura y los compromisos externos. Por eso, el mandato central de la época tiene mucho menos que ver con el vaivén entre halcones y palomas, moderados y polarizados (términos que, en última instancia, expresan toda la disfuncionalidad de esta era) que con esta reconstrucción de la legitimidad del liderazgo político. Sin este, la política es un ejercicio impotente que deserta de su misión transformadora fundamental, que podria concluir en un diálogo imaginario entre la sociedad argentina y su clase política: “Yo te dejé, pero porque vos me abandonaste antes”.
Pubicado en panamarevista.com, el 5 de marzo de 2023.
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Lo personal es político. Anticipo de Causa Parcial/10
Anticipo de Causa Parcial 10
A Florencia Lance el comentario de un compañero de la primaria le cambió la vida: “no puedo ir a tu cumpleaños porque donde vos festejás matan gente”. Se trataba de Campo de Mayo donde su ex-padre oficiaba de aviador de vuelos de la muerte. De ahí en adelante tuvo que construir una vida lo más lejos y enfrentada de aquel lugar terrorífico que paradójicamente representaba también las alegrías de la infancia. Le tocó formar parte de la edición del diario de las Madres de Plaza de Mayo y de militar codo a codo junto a Hebe de Bonafini durante toda la década del noventa. Integró desde sus inicios el colectivo de Ex-Hijas que renunciaron a avalar a los padres participes del terrorismo de estado.
Si nos interesa conversar con ella públicamente es porque la desobediencia real puede partir de lo más imprevisto -el comentario de un niño a una niña-; porque la ruptura de un orden no puede hacerse sin quebrar sujeciones profundas; pero tampoco puede hacerse sin tramas paralelas que permitan sostener los enfrentamientos -las amistades, las familias paralelas, las organizaciones políticas, aquellxs que nos cobijan-; porque en la riqueza de esta(s) historias no están delimitadas por modelos de éxito que sobreabunda en la política y en las redes; porque a veces esas anécdotas las escuchamos en la sobremesa y quedan adheridas a la memoria personal, porque se escuchan como se escuchan secretos que nos pertenecen y debemos cuidar; pero también porque mientras no sabemos bien qué hacer vale la pena contar y escuchar hasta cansarse, hasta que aparezcan las nuevas cosas sobre la marcha de una conversación atropellada; para que algunos nombres e historias nos queden titilando -por ejemplo, la de Manuel Molina, sindicalista y militante peronista, cuya historia también se cuenta aquí; porque sentimos ineficaz el discurso de los derechos humanos y para reconstruirlo hay que volver a contar, pieza por pieza, las capas que lo constituyen; porque Hebe de Bonafini hizo de la rebeldía un programa vital; porque nos gusta conversar para saber que es posible actuar de otro modo. Y también porque sí.
La escucha, el relato, la anécdota son aquellos que implican complicidad y la máxima confianza. Una confianza política en su total dimensión. Creer en lo que uno oye sin importar el conocimiento sobre el sujeto, sino la potencia del relato y la confianza del secreto que implica hacerte parte de la divulgación de esas anécdotas.
Lo personal e íntimo como política primigenia. A partir de aquí, construimos o destruimos. A partir de aquello que fue constitutivo en la historia íntima de la persona que decidimos escuchar y prestar atención. Nos da, sobre todo, una gran posibilidad: escapar de la trampa constante que estamos atravesando. La trampa de la coyuntura. Tener que estar todo el tiempo explicando hacia otros y nunca decir nada. El relato como única posibilidad de expresión de la época. Sobre todo, porque nos obliga a escapar de esta.
Cuando Hebe dice: “Agarren sus baldes y usen los confesionarios de la Catedral como baños”, nos sumerge en la música de una declaración de guerra, en una postura política que no supimos vivir, pero que nos fuerza a desdibujar una figura política que intentaron caricaturizar. El esfuerzo, placentero, está en sentir en nuestro cuerpo y con toda tensión esa frase, y decidir qué historia queremos adoptar.
Foto de portada: Florencia Lance de niña. Publicada por el Lobo Suelto
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Balance 2024/1. La industria bélica, gran ganadora del año, por Alvaro Hilario, desde el País Vasco
Lo primero para decir en términos internacionales es: No nos olvidemos de Palestina.
No merece que comencemos la crítica de 2024 hablando de política española. Sí, porque la supuesta convulsa escena política española no es otra cosa que circo. Son muy pocas las diferencias programáticas entre los dos grandes partidos españoles. Lo mismo podríamos decir del resto de fuerzas parlamentarias.
Y si hablásemos de izquierdas y derechas, podríamos alegar una tímida defensa de los servicios públicos por parte de las primeras. Y ya.
Las peleas, las negociaciones para sacar adelante los presupuestos generales del estado, la judicialización de la vida política, la petición de responsabilidades políticas por las inundaciones y las más de doscientas muertes en Valencia, todo esto no es más que espectáculo.
El gasto en armamento fue el mayor en 15 años, liderado por Estados Unidos, Rusia y China.
En un contexto global de aumento del gasto en armamento, el mayor en 15 años, liderado por Estados Unidos, Rusia y China, el gobierno progresista español vuelve a batir todas las marcas destinando en 2024 16.000 millones de euros al rubro de defensa. Un 20 por ciento más respecto al ejercicio anterior.
Y a pesar de reconocer al estado palestino y decretar un cese temporal de la compra y venta de armas al estado genocida de Israel, estas operaciones continúan.
La población, mientras tanto, hastiada pide el cese de la barbarie.
El progresista gobierno español batió records dedicando 16.000 millones de euros en Defensa, un 20% más que el ejercicio anterior
El fin de la invasión rusa lo pedían los grandes medios de comunicación. Incluso las retransmisiones de fútbol iban acompañadas de una bandera ucraniana. No se acogían refugiados sirios (esos que ya quieren largar de Alemania) pero se daba la bienvenida a los ucranianos. Las comparaciones, ya se sabe.
Ucrania fue el octavo país que más gastó en armamento durante 2023, 64.800 millones de dólares. Esto supuso para Ucrania el 58% del gasto público total.
El gasto militar de Ucrania en 2023 fue el 59% del de Rusia. Sin embargo, Ucrania también recibió al menos 35.000 millones de dólares en ayuda militar durante el año, incluidos 25.400 millones de dólares de Estados Unidos. La ayuda y el propio gasto militar ucraniano combinados, equivalieron aproximadamente al 91% del gasto ruso. Israel aumentó su gasto miliar en un 24% hasta alcanzar los 27.500 millones de dólares en 2023.
Ucrania recibió 35.000 millones de dólares en ayuda militar, de los cuales 25.400 millones provinieron de E.E.U.U
No dejemos de hablar de Palestina.
Y no nos olvidemos de Siria y del Kurdistán, donde otro estado de la OTAN, Turquía, con un régimen que no tiene nada que envidiar al sionista, quiere extender su influencia en territorios de lo que una vez fuera el imperio otomano valiéndose de lo más sórdido del islamismo para enfrentar experiencias como el confederalismo democrático, con la permisividad de occidente.
No quiero despedirme sin recordar a Macron, atornillado al poder, ajeno a las derrotas y que por segunda vez se ha negado a nombrar a una persona de izquierdas para ocupar el cargo de primer ministro.
Pero si el 2024 tuvo unos colores, fueron el rojo y el blanco, el León de Athletic de Bilbao y los del Pincha de Estudiantes de La Plata, ambos campeones en las dos márgenes del Atlántico. Algo bueno nos dejó el 2024 ¿no?
Feliz año a toda la gente de la columna vertebral!
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Luigi Mangione: el fantasma de Jesse James sobrevuela Estados Unidos
Por Carmen Valdivieso Hulbert, corresponsal de LCV en Nueva York
Una fría madrugada de inicios de diciembre, en una calle céntrica de Nueva York, un atacante solitario acabó de tres balazos con la vida de Brian Thompson, presidente ejecutivo de United Healthcare, la más poderosa empresa de seguros estadounidense. El asesino dejó tres casquillos de bala con inscripciones de las palabras más usadas por las empresas del sistema de salud y conocidas por todos aquellos que alguna vez estuvieron enfermos y pasaron por esa experiencia: Denegar, Defender y Deponer. Las autoridades señalan que son las tres D, de las palabras tácticas usadas por las aseguradoras de salud para demorar o rechazar los reclamos de los pacientes.
El público vio con asombro cómo las cámaras de seguridad de la zona registraron escenas del primer disparo por la espalda cuando estaba a punto de entrar al Hotel Hilton, y los subsiguientes ya en el suelo donde el alto ejecutivo al parecer perdió la vida, en lo que sin duda fue un ataque premeditado. Parecía como si el atacante hubiese dejado todo documentado a propósito sin temor de ser atrapado.
Es así cómo comienza la leyenda de Luigi Mangione, quien no fuera identificado hasta cinco días después del ataque, en que tomó justicia por mano propia en nombre de todos los pacientes que alguna vez fueron víctimas del inhumano sistema de seguros de salud estadounidense, más interesado en acumular fortuna, que en velar por la salud de los asegurados.
Las autoridades iniciaron de inmediato una intensa cacería humana en los lugares donde había sido visto el sospechoso a quien se le vio comprando una botella de agua y caramelos antes del ataque, y hablando por un celular. Asimismo, las cámaras captaron cuando se alejaba del lugar en una bicicleta alquilada, con dirección al Parque Central en el Upper West Side de Manhattan donde se había alojado en un cuarto múltiple de un hostal, allí durmió con otras personas.
Finalmente se le pudo ver el rostro en una cámara del hostal mientras le sonreía a la recepcionista. Era un hombre joven y bastante guapo. Por esos días un taxista informó que lo había transportado hasta la estación de autobuses en el noroeste de la ciudad. Había abandonado Nueva York.
Como en un buen western, la policía ofrecía una recompensa de 10,000 dólares para quien avisara sobre el paradero del sospechoso, mientras Mangioni se convertía en el vengador solitario de la clase media y los pobres contra el abuso de los millonarios de la salud.
Finalmente el joven de 26 años fue arrestado en un McDonald’s de Altoona, estado de Pensilvania, al ser identificado por un trabajador que llamó a la policía. Una vez en Nueva York, después de días de litigio para evitar ser extraditado desde el estado de Pensilvania, Mangioni compareció en la corte estatal donde fue acusado de homicidio en primer grado con intención de terrorismo a nivel estatal. Asimismo, un tribunal federal le imputó cuatro delitos, inclusive por acechar a su víctima, por el uso de arma de fuego con silenciador y por homicidio con un arma de fuego, que le podría valer la pena capital o por lo menos la pena máxima de prisión perpetua sin derecho a libertad condicional
La fiscalía afirma que Mangione esperó casi una hora por Thompson quien iba a participar en una conferencia de inversionistas el 4 de diciembre en el Hotel Hilton. Mangioni está detenido en el Centro de Detención Metropolitano de Brooklyn, el mismo lugar donde espera juicio, el rapero Diddy Combs.
¿Quién era Brian Thompson?
Thompson estudió adminstración de empresas en la Universidad de Iowa y se graduó en 1997. Después de trabajar varios años en la firma de consultoría Price Waterhouse Coopers, pasó a United Healthcare en el 2004. Ascendió rápidamente, ocupando puestos de liderazgo, y fue nombrado presidente ejecutivo de la empresa aseguradora en el 2021. Actualmente tenía un sueldo anual de 10,2 millones de dólares.
Desde que Thompson asumió el cargo, las ganancias de United Healthcare se incrementaron en 5,000 millones de dólares solo en dos años. Entre el 2019 y el 2022, la aseguradora aumentó en más del doble su tasa de negativas a los pedidos de autorización para tratamientos. Una de las innovaciones de Thompson fue el uso de algoritmos para expulsar a pacientes enfermos y discapacitados, beneficiarios del sistema Medicare para jubilados, de los asilos de ancianos y de programas de rehabilitación, provocando mucho dolor y penurias entre los asegurados.
El funcionario fue acusado en 2024 en una demanda colectiva de presunto tráfico de información privilegiada para obtener ganancias en la bolsa de valores, tras haber vendido 15 millones de dólares de sus acciones en la empresa que dirigía cuando sabía que era investigada por el Departamento de Justicia.
La demanda, que continúa vigente, fue entablada por el Fondos de Pensiones de Bomberos de la ciudad de Hollywood contra Thompson y otros ejecutivos, acusandolos de no haber informado a los invesionistas sobre la investigación, antes de la venta de 117 millones de dólares de acciones de la empresa.
Thompson vino a Nueva York a fin de participar en una conferencia de aseguradores esa mañana en que fue asesinado. Había recibido algunas amenazas por asuntos de cobertura médica, según dijo su viuda Paulette Thompson a una cadena de televisión. La pareja estaba separada. A sus conocidos les extrañó que Thompson se hubiera desplazado públicamente sin vigilancia personal en el momento del ataque.
¿Quién es Luigi Mangione?
La evolución del acusado fue radical. Nacido en una familia prominente de Maryland, fue un alumno destacado en una escuela exclusiva de Baltimore donde sus compañeros lo eligieron para dar el discurso de graduación en la secundaria, y cursó estudios de ciencias de computación y unas maestría en una de las mejores universidades estadounidenses. Inició su carrera como ingeniero informático en una empresa de automóviles y practicaba el surfing en Hawai. Una de sus amigas comentó a un medio que Mangioni sufrió una dolencia a la espalda y ésta había empeorado debido al surfing y a su afición por las excursiones a pie. Esta experiencia provocó el inicio de su cambio. Las semanas previas al ataque había cortado el contacto con su familia y amigos.
Las autoridades federales descubrieron un cuaderno de apuntes de Mangione en el cual, expresaba sentimiento de hostilidad hacia la industria aseguradora y contra los ejecutivos millonarios en particular. En el mes de agosto, escribió que le complacía haberse tomado su tiempo porque había podido conocer más sobre una empresa. Y en octubre ya mencionaba la realización de una conferencia de aseguradoras y hablaba de su intención de acabar con el presidente ejecutivo de una de las empresas de seguros de salud en esa conferencia.
El Manifiesto de Luigi
“Para los federales, seré breve, porque respeto lo que hacen por nuestro país. Para ahorrarles una larga investigación, declaro claramente que no estaba trabajando con nadie. Esto fue bastante trivial: algo de ingeniería social elemental, CAD básico, mucha paciencia. El cuaderno espiral, si está presente, tiene algunas notas dispersas y listas de tareas pendientes que iluminan la esencia del asunto”, escribió Mangione en una suerte de documento de 260 palabras en las que explica el motivo de su asesinato que muchos consideran un ‘ajusticiamiento’.
“Mi tecnología está bastante bloqueada porque trabajo en ingeniería, así que probablemente no haya mucha información allí. Me disculpo por cualquier conflicto de traumas, pero tenía que hacerse. Francamente, estos parásitos simplemente se lo merecían.”
“Un recordatorio: Estados Unidos tiene el sistema de salud número uno más caro del mundo, pero ocupamos aproximadamente el puesto número 42 en esperanza de vida. United es la empresa (indescifrable) más grande de Estados Unidos por capitalización de mercado, solo detrás de Apple, Google, Walmart.”
“Obviamente, el problema es más complejo, pero no tengo espacio y, francamente, no pretendo ser la persona más calificada para exponer el argumento completo. Pero muchos han sacado a la luz la corrupción y la codicia (por ejemplo, Rosenthal, Moore) hace décadas y los problemas simplemente siguen existiendo”.
“No es una cuestión de conciencia en este momento, sino claramente juegos de poder en juego. Evidentemente, soy el primero en enfrentarlo con una honestidad tan brutal”.
“Ha crecido y crecido, pero ¿a medida que nuestra esperanza de vida? No, la realidad es que estos (indescifrable) simplemente se han vuelto demasiado poderosos y continúan abusando de nuestro país para obtener enormes ganancias, porque el público estadounidense les ha permitido salirse con la suya”.
Frases aisladas que reflejan el móvil político del asesinato, esparcidas en un cuaderno y un anotador. El contenido de esa libreta fue recientemente divulgado por distintos medios de comunicación, como el diario The New York Times y CNN.
“¿Qué haces? Acabas con el CEO en la convención anual de parásitos contadores de frijoles. Es específico, preciso y no pone en riesgo a inocentes”.
¿Héroe popular o asesino a sangre fría?
El sentimiento de polarización se ha dejado sentir en varios ambientes del país.
El público del programa de TV, The Daily Show, abucheó cuando Jon Stewart, el animador del programa, anunció que habían arrestado a Mangioni en Pensilvania.
Esto es lo que se debe haber sentido el pueblo cuando se conocían las historias de Robin Hood allá por el 1.300, comentó la crítica de arquitectura, Kate Wagner, en su cuenta de X sobre la búsqueda de Mangioni. La cuenta se hizo viral, llegando a los 2 millones de lecturas.
“La gente detesta su seguro de salud en Estados Unidos”, afirmó el experto Ed Ongweso en una entrevista con The Guardian. “No me sorprende que algunas personas celebren el asesinato como una forma de catarsis, pero lo que sí me sorprende es que lo hagan abiertamente e incluso que vayan en contra de los esfuerzos por acallarlos”, agregó.
Varios expectadores se congregaron frente al tribunal neoyorquino mientras Mangioni ingresaba al edificio. Una persona portaba un cartel que leía “ Denegar, Defender y Deponer”, repitiendo lo que el atacante había escrito en los casquillos de balas que quedaron en el lugar del asesinato. Otro de los manifestantes, que portaba un cartel que decía “Libertad a Luigi. Homicidio por Ganancia es Terrorismo”, dijo a un canal de TV: Nuestro país está quebrado. Una mujer expresó que el sistema de seguro de salud está diseñado para obtener ganancia a expensas de la salud de la gente.
Las reacciones de los políticos fueron diversas en declaraciones en los medios de comunicación convencionales. El gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, condenó acremente a quienes vienen glorificando a Mangioni, presunto asesino de Brian Thompson. En Estados Unidos no matamos gente a sangre fría a fin de resolver diferencias de política o para expresar un punto de vista, destacó Shapiro.
Por su parte, el presidente electo Donald Trump dijo que era muy lamentable que hubieran asesinado a un ejecutivo de una empresa de salud, pero en ningún momento mencionó el estado del sistema de salud en el país.
Mientras tanto, el senador Bernie Sanders, quien durante su campaña presidencial propuso un sistema nacional de salud, señaló que el ataque contra el CEO de United Healthcare, pone de manifiesto la frustración de la gente con respecto a la industria de salud. Mientras que su colega demócrata Elizabeth Warren, dijo que era como una advertencia de que no se puede empujar a la gente demasiado fuerte, porque empieza a tomar acciones por sus propias manos y podría ser una amenaza para todos.
Sanders agregó que habría que convertir este crimen espeluznante en lo que podría ser calificado como un “momento de aprendizaje”.
Pocos días después del asesinato, varios activistas políticos, ex seguidores de Bernie Sanders, participaban en una reunión prenavideña en Brooklyn, en medio de la comida a alguien se le ocurrió hacer un brindis: “para que el sospechoso del asesinato del presidente de United Healthcare no sea atrapado por la policía”. En medio de risas entrecortadas, algunos ruborosos levantaban las copas de vino, menos uno, quien al ser preguntado por qué no compartía, respondió: “Es que se trata de un asesino”. Los invitados dejaron de reir como única reacción a la respuesta, pero igual siguieron adelante con el brindis.
Una escena que fue replicada por miles en cada reunión familiar o política. Será, sin dudas, la gran discusión en estas fiestas.
Antecedentes de amados bandidos populares de Estados Unidos
La historia popular estadounidense tiene varios héroes sociales, considerados como bandidos-héroes. Hombres del pueblo, que se identifican con la gente común y por lo general son vistos como alguien en oposición a cierta opresión establecida en el sistema económico, civil y legal inherente a la experiencia histórica norteamericana, según un estudio del experto social Richard E. Meyer, mencionado por la revista The New Yorker, con relación a la aparición de Mangioni dentro de un sistema de salud injusto para el ciudadano de menores ingresos en Estados Unidos.
Entre esos personajes menciona a Jesse James y Sam Bass, bandidos-héroes que habitaban el sur estadounidense durante la época de la reconstrucción, en la posguerra de secesión. Ambos asaltaban bancos y trenes, símbolos de las fuerzas que mantenían al hombre común en opresión económica y social, señala Meyer.
Otro de ellos es el asaltante de bancos y asesino, Charles Arthur (Pretty Boy) Floyd, cuya zona de acción era la región central entre los estados de Ohio, Oklahoma y Missouri durante la era de la Gran Depresión. Floyd asumió las historias de que James y sus muchachos compartía su botín con “viudas y huérfanos” y él hacía lo mismo.
Aunque la fuga de Mangione sólo duró cinco días y no ha beneficiado a ningun asegurado de United Healthcare, su comportamiento equivale al prototipo que Meyer describe como el antihéroe. El sistema de seguros de salud es tan opresivo y peculiar sólo en Estados Unidos, que es la única nación industrializada en el mundo que no provee un sistema de salud universal.