Ambiente
ARCHIVO/ Una política trasnacional de Estado, por Oscar Taffetani
El 2 de diciembre de 2008 y con el título “La resistencia ambiental”, el diario El Argentino de la ciudad de Gualeguaychú, Entre Ríos, publicó esta colaboración vinculada con la campaña contra la instalación de la pastera Botnia (y luego UPM-Botnia) en Fray Bentos, República Oriental del Uruguay. Fue la constatación, realista, de que las únicas “políticas de Estado” que de verdad se cumplen, en nuestros países son las que decide el poder económico trasnacional. No obstante, la resistencia de los vecinos y ciudadanos puede ganar algunas batallas y obligar a ese poder a modificar sus planes originales. De eso habla esta nota que hoy no está disponible en la web.
LCV se complace en incorporar este documento a su archivo ya que nos permite revisar –releer, repensar- cómo se fueron dando las cosas en el litoral argentino-uruguayo. La resistencia ambiental fue derrotada por la potencia del capital y en junio de 2023 se inauguró una nueva planta de celulosa de UPM en Paso de los Toros que es el doble de grande de aquel primer experimento frente a Gualeguaychú. En Montevideo festejaron esta semana el arribo del primer tren a Montevideo cuyo principal objetivo es llevar la carga de exportación de UPM al puerto. No lo financió la empresa sino el BID. Esa es la infraestructura que fomentan las transnacionales y de las que habla esta excelente nota de Oscar Taffetani.
La resistencia ambiental/2008
Cerro Alegre ya está dejando de hacerle honor a su nombre. Ese pueblo, lo mismo que otros de Soriano, Uruguay, sufre la pérdida de las napas de agua potable, debido a la plantación masiva de eucaliptus para las pasteras. Ciento cincuenta familias de Cerro Alegre –se ha denunciado- reciben el agua potable en camiones cisterna, porque se secaron los pozos del pueblo y para encontrar agua deben hacer perforaciones profundas, muy costosas.
De este lado del Uruguay (que en guaraní significa “río de los pájaros”) los montes se están quedando –paradójicamente- sin pájaros. Se ha denunciado que miles de palomas, loros y cardenales murieron recientemente debido al empleo abusivo de agroquímicos.
Registramos 30 mil aves muertas. Pudimos determinar que el veneno tenía efecto residual
“En 34 hectáreas –relató el guardafauna Alfredo Casella a un matutino de Buenos Aires- registramos unas 30 mil aves muertas, principalmente palomas y loros, pero también especies como cardenales y al ser época de nidificación, por cada hembra muerta hay que contar cuatro huevos que quedaron sin incubar”.
“Pudimos determinar –completa el cronista- que el veneno tenía efecto residual, ya que junto a cadáveres en mal estado había pájaros todavía agonizantes. Además, en cuanto morían se les reventaba el buche y el grano quedaba expuesto a ser comido por otro pájaro. También murieron comadrejas, zorros, zorrinos, peludos, caranchos chimangos, halcones, y halcones peregrinos, por consumir pájaros intoxicados”.
Estas cosas que pasan (catástrofes, para decirlo con precisión) la tienen sin cuidado a Botnia. Porque Botnia no se ocupa de plantar álamos ni eucaliptus en Soriano, sino de comprárselos a las empresas –uruguayas o no- que los producen.
Tampoco están preocupadas Dow Agro Sciences ni Monsanto ni las otras productoras de agroquímicos, por los pájaros que se mueren en los campos linderos al río de los pájaros. Ellas sólo venden herbicidas (así lo explicarán sus abogados), pero no los aplican ni determinan los ritmos ni las cantidades.
“El Estado (bobo) argentino y el Estado (bobo) uruguayo, se limitan a cumplir el papel que el poder trasnacional les ha asignado en este ciclo de la economía mundial”
El Estado (bobo) argentino y el Estado (bobo) uruguayo, por otra parte, se limitan a cumplir con el papel que el poder trasnacional les ha asignado en este ciclo de la economía mundial.
Entonces, desde los municipios e intendencias, desde las gobernaciones y aún desde el gobierno central, reciben guardapolvos, cajas de alimentos, pequeñas donaciones y coimas (oh, coimas) para hacer la vista gorda, para hacer la vista ciega o para dejar pasar, sin más trámite, a los ejércitos de la destrucción ambiental.
Todo bien en Cerro Alegra, aunque ya no hay agua. Todo bien en el Río de los Pájaros, aunque se está quedando sin pájaros.
Todo pasa, la planificación queda
En una nota publicada en El Argentino, a comienzos de este año, decíamos que la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) –firmada por todos los presidentes del Cono Sur el 31 de agosto de 2000- no era otra cosa que un plan maestro para la adecuación de las economías del subcontinente a las necesidades del poder económico trasnacional.
Los presidentes que firmaron aquel documento (De la Rúa, Batlle, Fujimori, Banzer, Noboa, Cardoso, Lagos y González Macchi) ya no ocupan sus respectivos sillones presidenciales. Y sus gobierno, en casi todos los casos, terminaron mal. Sin embargo, la IIRSA sigue en ejecución, sin que se hayan modificado un ápice sus propósitos ni su espíritu.
El llamado Eje de la Hidrovía Paraguay-Paraná trabaja sobre la antigua ruta de El Dorado que ensayaron los conquistadores para llevarse el oro y la plata de Potosé, hace cuatro siglos.
“El llamado Eje de Capricornio de la IIRSA –escribimos entonces- trabaja sobre la circulación de materias primas y mercaderías del Atlántico al Pacífico y viceversa, uniendo puntos estratégicos como las zonas francas del norte de Chile, los yacimientos bolivianos de El Mutún y las acerías y puertos brasileños, con un convidado de piedra energético llamado Paraguay.
El llamado Eje de la Hidrovía Paraguay-Paraná trabaja sobre la antigua ruta de El Dorado que ensayaron los conquistadores españoles para llevarse el oro y la plata del Potosí, hace cuatro siglos. En ese eje, el río Uruguay, su cuenca, los pueblos ribereños y su gente ocupan apenas un subcapítulo. Entre las obras para ese subcapítulo figuran la “Mejora de accesos e infraestructura portuaria del puerto de Nueva Palmira”; la “Circunvalación vial Nueva Palmira y sistemas de accesos terrestres a los puertos” y la “Construcción del ramal ferroviario Mercedes-Puerto de Nueva Palmira”. Para esos proyectos, muchos diseñados a la medida de Botnia, ya se ha acordado una inversión binacional de casi 500 millones de dólares, facilitada por el BID.
Por eso, cuando leemos en un titular de estos días que “Botnia ya produce tanta celulosa como 30 papeleras argentinas” (Clarín, 9/11/08), no hacemos más que verificar que la única política de Estado que se cumple sin variaciones ni altibajos es aquella que está determinada desde los centros de poder trasnacional.
Y cuando Michelle Bachelet y Cristina Kirchner, mandatarias de dos países en donde las reservas de agua dulce son estratégicas, levantan la protección ambiental sobre los glaciares de la Cordillera, permitiendo que mineras depredadoras como Barrick Gold dinamiten montañas, cambien el curso de los ríos y contaminen las aguas con cianuro, verificamos una vez más ese triste escenario.
Un combate desparejo
La Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú, creada a partir del conflicto con Botnia, sigue funcionando. Han intentado de mil maneras desviarla, desxacreditarla, hacerle cometer errores o bien licuarla en un mar de indiferencia, pero sigue allí.
Gualeguaychú fue una campanada de alerta y un ejemplo para otras comunidades, a ambos lados del río. Aunque la trama de intereses abarque hoy la entera superficie del globo, el ejemplo de Gualeguaychú, lo mismo que el de la victoriosa Asamblea de Esquel, quedarán allí plantados y alerta, como un mensaje claro a las generaciones que vienen.
Las batallas de la resistencia son múltiples y pequeñas. Funcionan por acumulación. Se propagan como mensajes llameantes en un mundo cansado y sin esperanzas. Saludemos la llegada de esas batallas. Si hay conflicto ambiental es porque la vida, en sus múltiples y secretas formas, se abre camino.
Publicado el 2 de diciembre de 2008, en el diario El Argentino, de Gualeguaychú
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Ambiente
Planeta Giussani/El fuego y sus memorias
Esta semana, queridos planetarios, solo fuego hubo en mis ojos. Imágenes oníricas y pensamientos flamígeros. La tierra en llamas, almas desesperadas, sirenas y silencio. La memoria que arde, también, en recuerdo de otros fuegos soplados por otros vientos.
Pocos símbolos más fuertes que el fuego. Elemento casi mágico que hipnotiza las miradas, calienta el corazón, seduce y mata. Señor de la luz, dueño de la vida y la muerte. Considerado como un don divino, el sol en la tierra, venerado en casi todas las mitologías. Elegido por muchos para expiar nuestros pecados, purificar el alma, muerte que precede el renacimiento, mediador entre la naturaleza y la cultura, entre el cielo y la tierra. El fuego como advertencia y castigo. Hogueras de brujas todavía ardiendo por el miedo de una sociedad ciega, sorda y muda.
Leo en un excelente artículo titulado “El fuego y su mágico simbolistmo”, escrito por Sofía Gómez en la revista Vagabunda de México: “El fuego es una ensoñación mágica, escurridizo en su estado original. Ha cautivado al humano desde que lo conoce. Es suficiente con apagar la luz eléctrica y encender una vela para sentir su efecto en cualquier espacio y tiempo. La llama, dice Bachelard, es un fuego húmedo, líquido ardiente. Un reloj de arena que corre hacia lo alto. Más liviana que la arena, que se desmorona, la llama constituye su forma como si el tiempo mismo estuviera siempre ocupado.Esta convoca a los sueños de la memoria.”
Una vez más, Córdoba se erige en representación involuntaria de esa simbología. Córdoba, la docta. La iluminada por la luz de la razón. Pero también Córdoba, la del cordobazo que encendió tantos fuegos como pudo y logró derrotar a uno de los mostruos que gobernaron nuestro país. Decía Agustín Tosco de aquellas históricas jornadas: “En las fogatas callejeras arde el entreguismo, con la luz, el calor y la fuerza del trabajo y de la juventud, de jóvenes y viejos, de hombres y mujeres. Ese fuego que es del espíritu, de los principios, de las grandes aspiraciones populares, ya no se apagará jamás.”
Parece que hay fuegos y fuegos, o fuegos y fueguitos, al decir de Galeano. O quizás simplemente ocurre lo que un físico del siglo dieciocho demostró: por más que lo intentes es imposible reunir las llamas de dos velas. Cada quien brilla por sí mismo.
El ya mencionado Gastón Bachelard, filósofo francés del siglo XX, obsesionado por el fuego, escribió un libro titulado “Psicoanálisis del fuego” y otro llamado “La llama de una vela” en donde dice: “La bujía eléctrica no nos permitirá nunca los sueños de aquella lámpara viviente, que con aceite, hacía luz. Hemos entrado en la era de la luz administrada. Nuestro único papel consiste en dar vuelta a una llave. No somos más que el sujeto mecánico de un gesto mecánico. No podemos aprovechar este acto para constituirnos, con legítimo orgullo, en el sujeto del verbo iluminador”.
“El sueño de la razón produce monstruos” pensaba y pintaba Goya entrando a un nuevo siglo. El siglo de las luces, aquel ochocientos en el que creíamos en la luz como el resplandecer de un nuevo mundo. Y un nuevo mundo nacía pero los monstruos no se espantaban con su luz, simplemente crecían al calor de otros fuegos.
En fin, esta semana, queridos planetarios, también hubo humo en mis ojos. Cómo ver la realidad entre tanta niebla?
Mientras en Córdoba la desesperación de una lucha desigual frente al fuego que ya había arrasado miles y miles de hectáreas y se acercaba a las casas de los vecinos que resistían a pura voluntad con la poca agua que tenían a mano, y gritaban frente a las cámaras de televisión “es intencional, es intencional”, y no culpaban a Dios ni al cambio climático, más bien al saqueo de nuestras materias primas que necesita una carretera para llegar a buen puerto, o a negocios inmobiliarios, y señalaban al gobierno nacional y provincial por tanto abandono reclamando la declaración urgente de una “emergencia nacional”; el gobernador de la provincia, Martín Llaryora, sostenía que quienes lo critican “quedan como unos boludos”; y el ministro de Turismo, Medio Ambiente y Deportes, Daniel Scioli, no hablaba ni explicaba porqué la Ley Bases eliminó el fideicomiso para la administración del Fondo Nacional de Manejo del Fuego y no sólo éso, su presupuesto se había subejectutado, gastando apenas un 25% de lo asignado; y Mercedes Ninci, quien vio cómo su casa de infancia era devorada por el fuego increpaba a la Ministra de Seguridad por la compra de aviones militares y no hidrantes; mientras todo esto ocurría, Milei se paseaba sonriente por Nueva York, tocaba la campana de la bolsa, y se sentía un héroe del anarcocapitalismo global, su ministra de relaciones exteriores, la Sra. Mondino, anunciaba con orgullo que nuestro país votaría en contra del llamado “Pacto de Futuro” propuesto por la ONU como un manifiesto de buenas intenciones para frenar el desarrollo no sostenible y todos los desafíos ambientales y digitales que se nos vienen encima. No, no, no, Argentina será libre y tendrá “alas para volar” twiteó la ministra sin sonrojarse, y agregó con la pomposidad habitual de su gobierno, que en la primera reunión del presidente Milei en Naciones Unidas, “Argentina será un Faro de Libertad”.
Un Faro. Luz cegadora que no le dejó ver lo que cualquier habitante de Punilla, Traslasierra o Calamuchita tenía en claro: “este es un incendio anunciado”. En realidad, desde el 2020 se suceden año tras año estas catástrofes en la sierras cordobesas. Esta fue la más feroz, y lleva semanas expandiéndose.Roberto Schreiner, vocero de la Secretaría de Gestión de Riesgos de Córdoba expresó su desconcierto: “Tiene una dinámica extraña todo esto y estamos intentando adaptarnos a los cambios”.
En un testimonio tomado por el diario Clarín, un vecino parece tener las cosas más claras y dijo, simplemente: “Hace tres semanas que vienen prendiendo fuego y sabemos que son intencionales. Se quemaron zonas donde quieren construir autovías y donde quieren instalar negocios inmobiliarios. Necesitamos que sea declarada reserva intangible. El bosque nativo hay que cuidarlo”.
Por ahora, la policía detuvo a dos hombres sospechosos de haber provocado los incendios en la zona de Punilla, ya que fueron encontrados con bidones de combustibles en lugar de agua.
Así enfrentamos una nueva semana. Conmovidos por la resistencia de una población que enfrenta una cordillera de llamas que nada tienen que ver con la purificación. Llamas provocadas por seres demasiado terrenales, de magia aquí no queda nada. Sólo queda saber quién está prendiendo el fuego y sobre quienes caerá el castigo.
Ambiente
Informe especial/Nuevas reglas para la exportación de materias primas. Beneficiados y perjudicados.
Crece la preocupación de los productores rurales franceses por la puesta en vigencia, el 31 de diciembre de 2024 del Reglamento (UE) 2023/1115 que establece nuevas normas para la comercialización en el mercado de la Unión Europea de materias primas o derivados que hayan provocado una degradación forestal. La medida, votada el año pasado, forma parte de la Estrategia de la UE sobre la biodiversidad de aquí a 2030 , la Nueva Estrategia de la UE a favor de los Bosques para 2030 y el Pacto Verde Europeo . El objetivo es prohibir, a partir de 2025, la importación de café, cacao, caucho, aceite de palma, soja, carne de res y madera cuya producción haya contribuido a la deforestación.
En Francia se debate sobre el futuro de la producción ganadera del país ya que importan el 90% de los forrajes y cereales necesarios para alimentar a sus vacas y chanchos y temen que se limite el ingreso de uno de los principales países exportadores como Brasil. El tema también interesa a otros países de la región como Argentina o Uruguay. En julio de este año se llevó a cabo el primer embarque de harina de soja argentina con certificado de libre de deforestación con destino a Francia. Más adelante veremos cómo se comprueba en nuestro país que no se haya afectado al ambiente.
La queja de los productores franceses confirma que casi la mitad de la producción “granos gruesos, de semillas oleaginosas y de tubérculos, se utilizan para la alimentación animal y para la producción de biocombustibles”, tal como resalta una nota publicada por la Bolsa de Comercio de Rosario.
La novedosa medida adoptada por la UE sostiene a modo de fundamento: “El nuevo reglamento europeo tiene como objetivo prohibir, a partir de 2025, la importación de café, cacao, caucho, aceite de palma, soja, carne de res y madera cuya producción haya contribuido a la deforestación.” De esta forma, la Unión Europea espera: “minimizar la contribución de la UE a la deforestación mundial y la degradación forestal ; y reducir la contribución de la UE a las emisiones de gases de efecto invernadero y la pérdida de biodiversidad mundial.” Al tiempo que expresa su convencimiento de que “la deforestación y la degradación forestal son consecuencia de la expansión de las tierras agrícolas, que está vinculada a la producción de los productos básicos cubiertos por este Reglamento. Como gran consumidora de estas materias primas, la UE puede reducir su contribución a la deforestación y la degradación forestal mundial asegurándose de que estos productos y sus cadenas de suministro estén libres de deforestación. Según la evaluación de impacto del Reglamento, sin esta intervención, solo el consumo y la producción de la UE de las seis materias primas podrían causar una deforestación anual de casi 250 000 hectáreas de aquí a 2030.”
La prohibición de dicha importación recaerá sobre los productores que hayan deforestado selva o bosques nativos a partir de diciembre del 2020, quedando excentos quienes cometieron dicho delito ambiental con anterioridad.
De acuerdo a un informe de la Agencia France Press, productores de la Cooperativa Agrícola Regional del Somme, en el norte de Francia advierten que “todavía no se ha fijado la cotización de la soja para 2025”, lo que pone en riesgo la alimentación de su ganado y la provisión de alimentos al país. En tanto, el Sindicato Francés de la Industria de la Nutrición Animal informó que “la mayoría de los importadores y proveedores han suspendido sus cotizaciones mientras que sus clientes, los fabricantes de piensos para animales de criadero, solo tienen información muy parcial e insuficiente sobre las cantidades disponibles”. Según AFP “el problema afecta a Francia, uno de los mayores productores de carne y leche de la UE, pero también preocupa a sus vecinos, como España, un gran productor de carne de cerdo.En este sentido la asociación española del sector, Unistock, mostró recientemente su “alarma” por la medida.”
Las grandes transnacionales cerealeras, como el grupo Louis-Dreyfus, aseguran estar en condiciones de demostrar sus títulos de propiedad para asegurar que sus tierras no caen dentro de la sanción prevista por deforestación. Mientras, la Confederación Nacional Agrícola de Brasil teme que los requisitos europeos puedan “castigar a los pequeños productores”, que tienen menos capacidad para proporcionar datos, especialmente por satélite, para demostrar que sus cultivos no fueron plantados en áreas prohibidas.
Más allá de posibles limitaciones tecnológicas, seguramente los pequeños productores tienen menos contactos con el poder para lograr la certificación correspondiente.
¿Hecha la ley hecha la trampa?
Hasta aquí, las buenas intenciones de la Unión Europea y la preocupación que genera dicha medida en los productores de ganado en Francia y España. El tema sería comprender quién otorga el certificado ‘libre de forestación’.
Resulta esclarecedora la entrevista realizada por el portalValor Carne -que se presenta como ‘información para la nueva Ganadería’- a Gustavo Idígoras, coordinador de VISEC. ¿Qué es Visec? Una empresa privada conformada por los grandes capitales cerealeros, que tiene la responsabilidad de otorgar dicha certificación. No es otra cosa que una plataforma para soja y carne bovina libre de deforestación, “una iniciativa privada que busca dar respuesta al reglamento 1115/23 de la Unión Europea (UE), cuyo punto más álgido para la Argentina es la prohibición de importar esos productos si provienen de áreas deforestadas, en forma ilegal o legal, a partir del 31/12/2020.”
El propio Idígoras explica cómo nació esta empresa que demuestra a través de un software con imágenes satelitales que los productos a exportar no afectaron a los bosques nativos:
“La propuesta surgió en 2019 impulsada por los exportadores del complejo sojero preocupados por el Gran Chaco, el segundo bioma de América Latina que en el país ocupa 60 millones de hectáreas, superficie similar al territorio de Francia. El desafío era demostrar que la Argentina no estaba deforestando ilegalmente en esa región y brindar garantías al respecto”. Así se fueron sumando las entidades de productores, corredores, acopiadores, AACREA, AAPRESID, entre otros.
Una preocupación, la de los productores del Chaco, que tenía sus buenos motivos ya que, “de acuerdo con los números oficiales del Monitoreo de los Bosques Nativos, entre 1998 y 2022 se perdieron 859.503 hectáreas de masa forestal en Chaco, a la que habría que agregar las más de 57.000 que la organización Greenpeace ha calculado para 2023. Un estudio de la Fundación Vida Silvestre Argentina indica que la pérdida de bosques en Chaco representa el 14,21 % de la deforestación nacional y equivale a 58 canchas de fútbol por día”, según cuenta el portal Mongabay. Con dichos antecedentes no hubiera resultado fácil conseguir una certificación que no solo apunta a la deforestación ilegal sino a toda deforestación innecesaria, más allá de las leyes de cada país de acuerdo a la normativa de la Unión Europea, más amplia que la Ley de Bosques.
¿Por qué los privados son quienes responden a la UE?, fue la atinada pregunta de Valor Carne, a la cual el coordinador de Visec respondió:
“El reglamento europeo exime a los Estados de participar de la certificación, ya que se basa en la debida diligencia empresarial. El exportador es quien debe hacer un análisis de riesgo de los establecimientos de producción”, indicó Idígoras. En tal sentido, debe mantener la cadena de custodia, tanto física como documental, para garantizar que el animal en pie no proviene de áreas deforestadas, y que la media res y la carne no estuvieron en contacto con productos de origen desconocido o en los se comprobó desmonte.En 2023, once frigoríficos exportadores (ABC) mostraron interés en VISEC y a partir de ahí se empezó a trabajar para que se sumara toda la cadena de valor. La Sociedad Rural Argentina lideró la convocatoria.”
Darse de alta en la plataforma VISEC es gratuito. “A partir de ahí deben generar la imagen satelital de su campo a diciembre de 2020 y a la fecha del alta, para contrastarlas. Esas capturas las puede hacer el mismo productor, el frigorífico o cualquier empresa de la cadena”, dijo Idígoras.
Ambiente
Mina de litio en Salta despide 140 trabajadores ¿Y las promesas de prosperidad?
Presentado como el ‘oro blanco’ salvador de nuestras magras economías en el futuro, esta semana se conoció un comunicado por el cual la empresa Puna Mining, que lleva adelante un mega proyecto en el Salar del Rincón,de la Puna salteña, se vió ‘obligada’ a una ‘reestructuración operativa” por la baja del precio internacional del litio. Al menos 140 trabajadores se vieron afectados por esta crisis y fueron despedidos.
El comunicado difundido por la empresa el martes pasado pero que se hizo viral en el día de hoy sostiene: «El proyecto de producción de carbonato de litio grado batería, ubicado en el Salar del Rincón y operado por Puna Mining, una joint-venture con la empresa australiana Argosy Minerals, se encuentra en proceso de reestructuración operativa. Esta decisión responde al contexto internacional de baja en el precio del litio, que lleva una tendencia constante de caída que ronda el 80 por ciento en los últimos doce meses».
Hace apenas 8 meses, en diciembre de 2023, la empresa de exploración y desarrollo de litio Power Minerals anunció resultados positivos de una evaluación económica preliminar (PEA) completada para el salar de Rincón, una parte clave de su proyecto de litio de Salta en el triángulo del litio de Argentina. Dedo arriba, negocio redondo.
Por lo visto, el humor de los mercados y la economía cambian más rápido que el viento. Las expectativas del mágico mineral eran tan altas que, según la propia empresa, “a principios del 2023 logró validar su tecnología y terminar el comisionado de su planta piloto. En aquel momento, dado el contexto favorable en materia de comercio exterior, se decidió llevar la planta hacia fase comercial”. Pero, como diría Tu Sam, puede fallar. Y de pronto, las «condiciones globales en el precio del litio han cambiado e impiden sostener la etapa de producción como estaba planteada”. Razón por la cual “pese a los esfuerzos para garantizar la continuidad de la totalidad del equipo, se llevó adelante una desvinculación de parte del personal, por el cese de las operaciones de la planta piloto“, explicó la minera.
Con suma gentileza, el Director Corporativo de Puna Mining, Francisco Alurralde, agradeció a los trabajadores despedidos: “Valoramos el compromiso y el aporte que cada uno de ellos brindó a la empresa y garantizamos que este proceso se realizó incluso superando las condiciones que establece la ley para este tipo de casos. El esfuerzo de cada uno de nuestros colaboradores está grabado en el hito de haber llevado adelante esta empresa y estaremos siempre agradecidos a cada uno de ellos por eso. Hoy nos corresponde ser responsables también con ese esfuerzo y es por eso que nos comprometemos a acompañarlos en esta transición, esperando poder volver a convocarlos, cuando el contexto internacional lo permita”. Nadie sabe cuándo podría ocurrir eso. Mañana o en diez año.
Hace tiempo se planteó una discusión cuasi semántica entre ‘recursos naturales’ y ‘bienes naturales’. Finalmente, todas las personas familiarizadas con la cuestión ambiental sabe que lo correcto es hablar de ‘bienes’. Los ‘recursos’ se agotan porque obedecen a una política económica-financiera. Algo que está a la vista en las alzas y bajas de precios, o en modas venidas a menos, o certezas científicas que se desmoronan. Los bienes hay que preservarlos, no convertirlos en recursos porque puede pasar ésto.
Quizás el precio vuelva a subir y a las multinacionales les sirva haber hecho esta inversión. Y las máquinas volverán a abrir sus caminos, profundizar los piletones y volver a renovar la infraestructura. Quizás no. En ese caso, como denuncian pueblos originarios y vecinos del lugar, sólo restará un páramo violado, una red social bombardeada, familias sin destino cierto.
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