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Entrevistas

Héctor Amichetti: “Hay que demostrar que este no es el camino”

El secretario general del Sindicato de la Federación Gráfica, Héctor Amichetti, pasó por La Columna Vertebral para charlar y debatir sobre una variedad de temas: la actualidad económica y política del país, la vuelta al FMI, la unidad sindical y más.

“Hay una minoría que se beneficia y una gran mayoría que no”

“Es nuestro deber demostrar que este no es el camino”

El sindicalista afirmó que es deber de los gremios manifestarse y demostrar a “gran parte del país” que “este no es el camino a la grandeza”. “Hay una minoría que se beneficia y una gran mayoría que no”, expresó Amichetti, “e incluso dentro de los sectores perjudicados, como el de las Pymes, hay gente que aún piensa que este sacrificio los puede llevar a una salida”.

Escuchá la nota entera acá:

https://soundcloud.com/user-106881388/hector-amichetti-hay-que-demostrarle-a-gran-parte-de-la-sociedad-que-este-no-es-el-camino

 

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Norberto Cafasso: “No podemos dejar a los niños y niñas a merced de estos patrones de estancia”

La Coordinadora por la Unidad Sindical Contra el Trabajo Infantil, de la que forman parte la CGT, la CTA-A y la CTA de los trabajadores realizó este martes una conferencia de prensa en repudio a las declaraciones de Alberto ‘Bertie’ Benegas Lynch, diputado nacional de La Libertad Avanza, quien en un reportaje radial dijo: “Yo no creo en la obligatoriedad de la educación. La libertad también es que si no querés mandar a tu hijo al colegio porque lo necesitas en el taller, puedas hacerlo”. Para profundizar sobre el tema, LCV entrevistó al coordinador del programa de Erradicación del Trabajo Infantil de la UOLRA. Norberto Cafasso, secretario gremial de la Unión de Obreros Ladrilleros de la República Argentina, comenzó junto con su Secretario General, Luis Cáceres, con la campaña nacional ‘Los únicos privilegiados son los niños’ para visibilizar el drama de los chicos trabajadores. Una bandera del Sindicato de Ladrilleros desde el año 2015. El juego como emancipación, los distintos tipos de trabajo infantil, desde la niña que debe lavar la ropa y ocuparse de sus hermanitos, hasta los chicos actores. La legislación; la vista gorda de los jueces; la necesidad de espacios de cuidado en la economía familiar, son algunos de los temas por los que transitamos en esta conversación.

Norberto Cafasso, sec. gremial de UOLRA a cargo del programa de Erradicación del Trabajo Infantil

LCV: ¿Cuál es tu opinión sobre las declaraciones del dip. Benegas Lynch?

—Benegas Lynch es un patrón de estancia, como bien lo denominó la CGT, que nos retrotrae muchos años, porque hay una legislación vigente que de acuerdo a la Ley 26390, prohíbe el trabajo infantil hasta los 16 años. Además, Argentina ha firmado dos convenios internacionales, el 136, que justamente fue reglamentado por esta ley 26390 con la Organización Internacional del Trabajo, que dice que la edad mínima de admisión al empleo es de los 16 años. Y para trabajos peligrosos, sean en lo rural, en las ladrilleras, en cualquier trabajo peligroso, los 18 años. O sea que el trabajo infantil está prohibido en la Argentina por ley y además está penado en el código penal: quien explotare a menores tiene de uno a cuatro años de prisión. Rara vez van en cana pero hemos hecho muchas denuncias de patrones inescrupulosos que explotan a menores. Además hay otra cosa fundamental, que es jugar, porque cuando vos trabajas, haces algo muy repetitivo, y bueno, vos fuiste niña, yo fui niño, yo lamentablemente empecé a trabajar a los 12 años, pero el juego emancipa las cosas de su sentido. Una vez lo estaba escuchando a Darío Sztajnszrajber y decía “mi hijo agarra una cuchara y de repente lo transforma en una espada, después la transforma en la guerra de las galaxias”. O sea, todo lo lúdico es fundamental para la construcción del psiquismo de las niñas, niños y adolescentes.

LCV: ¿Pueden existir situaciones sociales en las que un niño deba trabajar por necesidad? O pueda admitirse que estudie y trabaje?

—Existen sectores de la economía familiar, popular, en donde los hijos participan de la producción hogareña. Los padres no son responsables penalmente ni nada de eso. Nosotros no denunciamos a los padres. Una cosa es trabajadores, niñas y niños explotados por patrones, donde eso tienen que ir en cana. La justicia no los manda en cana, porque bueno, justifica de alguna manera la explotación. Pero muchas veces es al revés, se la agarran con los padres. Nosotros hacíamos un festival que se llamaba Cosquín Canta a los Niños. Una vez fui allí, con Peteco y todo un grupo, y un montón de gente decía “pero los padres están detrás de esos nenes que venden flores”. Nosotros no podemos culpabilizar a los padres por la pobreza, por la marginación social, o en este caso, como vos decís, por un oficio que se va transfiriendo culturalmente de generación en generación, como es también, ojo, el ladrillero. Lo que sí nosotros tenemos que decir ahí es que las niñas y niños no tienen que trabajar y buscarle alguna alternativa productiva, algún espacio de cuidados.

LCV: Cómo llevan adelante el tema entre los ladrilleros, un oficio de economía familiar?

-En el caso de las familias ladrilleras, que son familias que laburan, que no son empresas, ¿qué hicimos nosotros? Un espacio de cuidados. En el horario de apile de ladrillos, algo que suelen hacer niños y niñas porque es en el patio de su casa, van a un espacio de cuidados, donde tienen recreación, fútbol, apoyo infantil, bueno, todo tipo de actividades. Incluso, no muy lejos, estamos hablando acá en Cucuyú, San Andrés de Giles, hay un espacio de cuidado de 120 niñas y niños que nunca habían salido de San Andrés de Giles y conocieron el mar en Chapadmalal. Fueron dos años de vacaciones, 10 días en Chapadmalal, que lamentablemente Milei cerró ahora, y este año no pudieron ir, pero todas esas familias conocieron por primera vez el mar. Entonces cuando las niñas, los niños y los padres empiezan a tener derecho, ya no quieren que los pibes laburen, porque empiezan a mirar otra cosa.

LCV: Eso en cuanto a trabajo. Pero sí quiero hacer este paréntesis de lo que tiene que ver con esa cultura ancestral, o no tan ancestral, digo, esta cuestión de que algunos tuvimos abuelos tradicionales que nos enseñaron a tejer, a hacer alguna cosa que después se transformó en un oficio. Pero eso no es lucrar con el niño, sino incorporarlo a una dinámica de transmisión de cultura.

—Claro, de saberes. Mientras no sea algo que tengan que hacer todos los días 5 o 6 horas.

LCV: Entonces la definición de trabajo sería aquella acción repetitiva que cumple una parte del horario del pibe y que además toma la mayor parte del día productivo en desmedro de la parte de educación y de escuela.

—Claro, de la educación, la escuela y la recreación. Pero ojo que también hay otra definición de trabajo, que es el trabajo intensivo doméstico que se dio en la pandemia. Generalmente es femenino, que son nenas que están 8 horas lavando los platos, lavando la ropa y cuidando los hermanitos, eso es el trabajo. Eso se dio mucho en la pandemia, porque como en los lugares rurales se había abandonado la escuela, se producía eso. Y eso también nosotros lo definimos como trabajo infantil. Como también el trabajo artístico. El trabajo artístico está regulado, o sea, lamentablemente no se ha podido avanzar más pero es toda una lucha el tema de regular el trabajo artístico de los chicos que laburan de actores, porque es un laburo. Tienen que tener un permiso y tienen que ser supervisados y demás.

LCV: ¿Cuándo nace esta coordinación? ¿Esta coordinación es de la UOLRA o es una coordinación nacional que es transversal a otros gremios?

—Nosotros mañana tenemos una conferencia de prensa de lo que es la Cuceti, que tiene un nombre raro, pero mañana las tres centrales sindicales, CGT, CTA Autónoma y CTA de los trabajadores, hacemos una conferencia de prensa en la CGT a las 11 de la mañana. O sea que las tres centrales sindicales no tenemos diferencia en este tema.

LCV: ¿Y vos sos autoridad en la Cuceti?

—Sí, con Susana Santomingo, con la CGT. Pero esto nace en la UOLRA, cuando gana nuestro secretario general, Luis Cáceres, en el 2015. Entonces yo le digo a Luis, mirá, es impresionante la cantidad de trabajo infantil que hay acá. Me dice mirá, yo ya lo estoy pensando, estoy evaluando. Y él después nos convoca a una reunión de toda la comisión directiva y nos dice la erradicación de trabajo infantil va a ser una de las banderas fundamentales de la UOLRA. Así que vamos a pensar en una campaña nacional que se llame “Los únicos privilegiados son los niños’. Bueno, por esa famosa frase de Evita. A partir de ahí surge, porque nosotros en actividad hay bastante trabajo infantil, nuestra campaña nacional para visibilizar y erradicar el trabajo infantil. Y a partir de ahí, bueno, empezamos a trabajar con la CGT, empezamos a conocer, bueno, hay una compañera, Susana Santomingo, que es muy importante para nosotros, que es de CGT, que es la que nos enseñó un poco todo el camino, no solamente nacional sino internacional, participando en conferencias, la cuarta Conferencia Mundial contra el Trabajo Infantil que se hizo en la Argentina, la quinta se hizo con pandemia en Sudáfrica y se hizo virtual, no viajamos, pero si participamos de manera virtual. Así que la política de la UOLRA es esa, es la lucha contra el trabajo infantil, porque lo que hace es esto, dejar a las niñas y niños a merced de estos patrones de esta estancia que piensan que las familias no tienen que tener derecho.

LCV: Nos van arrinconando para sacarnos todos los derechos.

—Exactamente. Mucha gente desde su lugar de creer que va a mejorar todo, no entienden que están gobernando para la peor de la casta, que es la casta de los que más tienen, de los que se robaron el país, de la oligarquía financiera que nos quieren dejar sin derechos. Está claro que a los trabajadores nos quieren dejar sin derecho, sin organizaciones gremiales, sin derecho a huelga y sin educación.

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Agricultura Familiar: “Si se retira el Estado se profundizan el desarraigo y la pobreza rural y urbana”. Entrevista a la Ing. Ana Herrera

El 19 de marzo, el vocero presidencial anunció el cierre del Instituto Nacional de Agricultura Familiar Indígena y Campesina. La medida significaba el despido de 900 técnicos que asistían a unas 200.000 familias de agricultores, sector que abastece por excelencia el consumo interno. Por el momento, lo que hubo fue un decreto presidencial firmado el 3 de abril que intervino por 90 días el AFCI. Al mando del organismo pusieron a una abogada, Inés Liendo, nieta del ministro de Trabajo de Videla en 1976. Para conocer más sobre la situación, LCV dialogó con Ana Herrera, ingeniera agrónoma, con 27 años de antigüedad en el Instituto que se ocupa de la asistencia a la pequeña producción agropecuaria en la provincia de Salta en donde los profesionales están ocupando sus lugares trabajo. No fueron formalmente despedidos pero no cobraron sus sueldos y están fuera del sistema de información del Estado, GDE.

Ingeniera Agrónoma Ana Herrera

LCV: ¿Vos fuiste despedida, Ana?

—Estamos en un estado de incertidumbre porque si bien el vocero presidencial anunció el cierre formal, eso lo hizo el 19 de marzo, nosotros no hicimos abandono de nuestros lugares de trabajo; y a partir de del día 28, creo que fue el jueves santo, bueno, desde ese día no podemos acceder al sistema GDE, que es la gestión documental electrónica, ni a nuestros medios institucionales. Al día de hoy no hemos cobrado nuestros sueldos, que normalmente nosotros lo cobramos el primer día hábil de cada mes, todavía no se nos pagó el mes de marzo.

LCV: ¿Les permiten la entrada?

—Lo que pasa es que como estamos ubicados en las Provincias del Interior, no tenemos un sistema, o sea, tenemos entendido que algunos compañeros que están en la ciudad de Buenos Aires no pueden ingresar, pero nosotros, donde llevamos adelante nuestra nuestras actividades, no tenemos restringido la entrada. De hecho, estamos ocupando nuestros lugares de trabajo.

LCV: Me gustaría que me contaras en qué parte del interior de Salta vos desarrollabas la tarea y además, concretamente en qué se traducía para el ciudadano el servicio público de la AFCI.

—Yo formo parte del equipo técnico de Zona Sur. Trabajamos justamente en la zona sur de la provincia de Salta, en tres departamentos: Departamento Rosario de la Frontera, Departamento Metán y Departamento Anta. Somos un equipo, o sea, el conjunto de trabajadores tenemos distintas profesiones, la mayoría somos profesionales de las ciencias agropecuarias, o sea, ingenieros agrónomos, veterinarios, pero también tenemos compañeros de las ciencias sociales. El abordaje que siempre se hizo es un abordaje integral, digamos, de la problemática de la pequeña producción, abordando todo lo que son los aspectos técnicos de la producción agropecuaria. O sea, es un sector que dentro del universo de la producción agropecuaria es el sector más vulnerable, que tiene mayores limitantes en cuanto a superficie de tierra, infraestructura productiva, por ende, asistencia técnica, que es la que nosotros brindamos. O sea, nuestro aporte desde la política pública consistía en el acceso a financiamiento, ya sea crédito o subsidios, la asistencia técnica concreta, capacitación y es un acompañamiento constante en los territorios.

LCV: Acompañamiento en el territorio ¿a quienes? ¿A los pobladores de esos sitios que vos nombraste?

—Claro, es a los pequeños productores. O sea, lo que se conoce en la Argentina es un sector productivo que más o menos ronda las 150000 familias en todo el país. En el caso de las provincias del NOA es el sector productivo más importante. O sea, por ejemplo, acá en Salta más o menos más del 75% de las explotaciones agropecuarias pertenecen a este sector y provincias como Jujuy casi es el 90%. O sea, estamos pensando de todas las explotaciones agropecuarias, la mayoría pertenecen a este sector de la pequeña producción, que justamente es una producción diversificada. Es un sector que está relacionado a la producción de alimentos, o sea, los alimentos que consumimos los argentinos normalmente provienen de este sector, o sea, todas las frutas, las cenizas, la verdura, las carnes, diversos, o sea, por ejemplo, la producción de cerdo, las economías regionales acá en el caso de Salta, que se yo, la producción de pimiento para pimentón, poroto, payar, las papas andinas, todo eso está en manos del sector de la agricultura familiar, campesina, indígena.

LCV: ¿Cuál es la situación laboral de las poblaciones a las que ustedes asisten? ¿Son pymes, trabajan en cooperativa, son emprendimientos familiares? ¿Qué tipo de organización tienen?

—Digamos que la producción es netamente familiar, justamente se llama agricultura familiar por eso, la familia es la que gestiona su emprendimiento productivo. Tengamos en cuenta que también son productores ancestrales, o sea de toda la vida son productores y que también debido a la intervención nuestra desde hace tantos años siempre se ha fortalecido el trabajo asociativo, o sea no se da una asistencia técnica individual a las familias sino a grupos u organizaciones. En todo ese transcurso de tiempo se han conformado asociaciones, hay grupos de hecho que no están formalizados, hay cooperativas. A su vez los objetivos de estas personalidades jurídicas son sectoriales, productivos, de lucha por la tierra, o sea se persiguen distintos objetivos, pero siempre digamos se fortaleció la organización de las familias productoras.

LCV: La desaparición de la asistencia y de la organización que tiene la AFCI, cómo se va a traducir en estas poblaciones y cuál es el desmedro, cuál es el impacto que va a tener en todo este trabajo.

—Justamente son miles de familias productoras que se quedan sin el apoyo del Estado. Es un sector productivo que requiere de un Estado presente, porque como te comentaba, también tienen limitantes desde el punto de vista, o sea, tienen una tenencia precaria de la tierra, escaso acceso a la infraestructura productiva, al agua. Nosotros trabajamos justamente brindando todas esas posibilidades, el acceso al agua de riego, al agua de bebida, a mejorar la infraestructura, a acceder a maquinarias, a instalar y fortalecer los circuitos comerciales de cercanía. O sea, no solamente apoyar la parte productiva, sino también el valor agregado, la comercialización, sobre todo el trabajo de la cadena productiva. Entonces, al retirarse el Estado, son familias que quedan en un estado de vulnerabilidad, no solamente para su vida, sino también de alguna manera se pone en riesgo la oferta alimentaria y la soberanía alimentaria de toda la población.

LCV: Además se me ocurre que también debe haber ahí una cuña importante en el tema de la comercialización posterior que han desprotegido también.

—Exactamente, porque justamente nosotros fortalecíamos, como te decía, estos canales cortos de comercialización, la realización de ferias locales, son conocidas todas las redes, las ferias francas que se llevan adelante en las provincias del NEA, sobre todo en Misiones, Corrientes, Chaco, que son ferias que se instalan semanalmente y abastecen cada uno de los municipios de alimentos frescos a precios accesibles, y eso está protagonizado por este tipo de productores. También es un sector que hace ocupación efectiva de los territorios. O sea, estamos pensando que son familias que llevan adelante su vida y su producción en el campo, en el interior profundo, y que si no están dadas las condiciones de producción en el lugar, son desgraciadamente las migraciones que se dan a las ciudades de todo el interior y a su vez también a la Ciudad de Buenos Aires. Cuando estamos hablando de que se retire Estado, estamos hablando de este desarraigo rural y la profundización de la pobreza rural y también de la pobreza urbana.

LCV: Es absolutamente retroceso sin pausa esto que está pasando.

—Tal cual, porque también, si se quiere, nuestro trabajo tiene que ver con con procesos de formación, con educación, con respetar esos saberes ancestrales, donde justamente se trata de facilitar y de mejorar las condiciones de producción en el territorio, cosa de que justamente esa familia tenga la posibilidad de que sus hijos puedan estudiar, porque también es un sector que expulsa la mano de obra al no tener las condiciones productivas en su lugar. Entonces muchas veces esas familias a su vez tienen que vender su mano de obra como peones golondrinas, porque no alcanzan los ingresos y en esas migraciones también tienen que migrar esos niños que pierden por ahí la posibilidad de poder estudiar en su lugar. Así que es toda una cadena, cuando desaparece el Estado, se multiplican estas vulnerabilidades que ya existen, se agravan muchísimo. Y yo creo que por ahí no se toma dimensión de que cuando se cae un derecho es como que se desmorona otro tanto.

LCV: ¿Qué impacto produjo en el ánimo de la gente desde el momento en que les dijeron que no iban a contar más con ustedes, con esa ayuda?

—Uno ha generado en todo este tiempo vínculos que van más allá de lo laboral, que es gente con la que uno viene trabajando hace un montón de años y hay un cariño y una pena, o sea, por ahí se apenan más por nosotros que por ellos mismos. Entonces es eso, es recibir ese mensajito que viene de lejos “doña Anita, ¿qué va a pasar?” y así con cada uno de nosotros. Se ha recibido a su vez apoyos específicos como comunicados de organizaciones de todo el país, de todo el interior, que nos han llegado los comunicados expresando no solamente lo que implica la ausencia del Estado, sino solidarizándose con nuestra situación. Al menos eso también es de alguna manera contestar a lo que se dijo sobre que de los argentinos no sabían lo que era la agricultura familiar. Espero que hayan llegado todos estos comunicados, no solamente del ámbito productivo, sino del ámbito académico, institucional, o sea, todos los organismos de ciencia y técnica, las universidades, consejos profesionales de extensión rural, o sea, todo lo que tiene que ver con el ámbito rural se ha expresado, se ha pronunciado.

LCV: Decime algo que quieras comunicar antes de terminar la nota.

—Simplemente agradecer la oportunidad del espacio, de dar a conocer nuestro trabajo que no comenzó ahora. Es mentira que no somos trabajadores, la mayoría tenemos más de 20 años de antigüedad y somos trabajadores comprometidos con un sector productivo que se dedica a la producción de alimentos y a la ocupación efectiva de los territorio, haciendo cada día la soberanía alimentaria. LA soberanía no es solo el territorio sino también lo que comemos, y algo tan básico que es el derecho a la alimentación tiene muchísimo que ver en este momento. Lo que comemos tiene que ver con nuestra salud física y con lo que somos, y con cómo se cuida la tierra en un contexto de cambio climático. Nosotros tenemos los elementos para hacer frente a esos cambios tan drástico porque producimos diversidad, producimos desde un saber ancestral, por eso ahí está la oportunidad de tener asegurada nuestra alimentación. Somos miles de trabajadores que cada uno desde su lugar está asegurando un derecho, por ahí estamos acostumbrados a que así sucede y no nos damos cuenta y se festeja, eso es muy doloroso, se festeja que miles de familias pierdan su fuente laboral y con ellos los derechos que todos gozamos cada día.

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Oscar Taffetani: “Los despidos no solo dejan gente en la calle, ponen en riesgo nuestra identidad. Vienen a arrasar también con los archivos”

Días atrás, La Columna Vertebral recupero para su sección Archivo una investigación especial de Oscar Taffetani para comprender de dónde vino la expresión  ‘30.000 desaparecidos’. Frente a tanto discurso negacionista lo llamamos para que nos cuente cómo había obtenido los datos y la conversación derivó en la importancia de los archivos, la resignificación de las palabras, y los cierres de medios como Telam y la TV pública con la pérdida que significan, no solo de trabajo para sus empleados sino de memoria que se destruye. Un diálogo esclarecedor e imperdible en el que repasamos la trayectoria del Tata Yofre y los archivos del Batallón 601, entre tantas otras cosas. Oscar Taffetani es un colaborador asiduo de LCV. Un orgullo poder contar con su mirada siendo un maestro del periodismo de larga trayectoria, reconocido por su pluma y su seriedad. La entrevista fue realizada el 25 de marzo, en un nuevo aniversario del secuestro de Rodolfo Walsh. Vaya, entonces, como homenaje a quien supo enseñarnos el valor de las palabras y el compromiso en el oficio.

Oscar Taffetani, periodista

LCV: Contanos cómo llevaste adelante la investigación y a qué conclusión llegaste

—Te mandé esa nota justamente porque me temía que el video oficial de ‘Memoria completa’ del gobierno iba a tocar ese tema. En efecto, lo hicieron pero de una manera muy berreta, porque la verdad que el testimonio que ponen es impresentable. Nosotros en general nos tomamos en serio el tema de las investigaciones, la palabra investigación es una cosa seria para los periodistas. Cuando estaba en TELAM y trabajaba en una sección que se llamaba Memoria, Verdad y Justicia, justamente, alcanzamos a publicar antes del primer cierre, que fue en la época de Macri, cuando nos despidieron a Juan José Salinas y a mí, que estábamos a cargo de eso. Teníamos ya 9 mil notas publicadas.

LCV: ¿Esas notas siguen estando disponibles en algún lado?

—Justamente es el peligro. Las primeras 9 mil, que son las notas hasta esos despidos, yo tomé la precaución de ponerlas a seguro en otro lado, porque ¿con qué me encontré? Cuando volvimos los reincorporados nos dijeron “uy se rompió el servidor”, el servidor donde estaban todo ese material se perdió. Entonces yo les dije ‘bueno tenemos un backup tenemos la posibilidad de recuperarlo’ y lo forzamos a que volvieran a ponerlo en línea pero siempre hubo resistencia. Yo les decía a mis compañeros e incluso a los compañeros del sindicato, ‘guarda con esto, porque en cualquier momento le meten otro golpe y nos van a dejar sin archivo, no solo de la sección memoria, sino de toda la cablera de Telam’. Telam tenía una página donde publicaba diariamente información. Entonces, esa información, ¿a dónde va? Hay una trampa con las cosas digitales. Es sencillo guardar, pero es sencillo borrar también, y es sencillo romper. Sean en papel o sean digitales, los archivos son tesoros, son parte del tesoro de las instituciones. Entonces, es tremendo que con tanta desaprehensión, con tanta frivolidad, se manejen estos temas. Y yo creo, esto es una crítica y autocrítica, vamos a decir, que los sindicatos y las asociaciones de personal y todo, no le dan la suficiente bola a este tema. No le prestan atención y está en peligro una cosa que es la identidad misma de una institución. Ahora están viniendo tiempos duros, están arrasando, no es la primera vez que pasa esto. Hay como órdenes de batalla que se han librado pero en este caso tal vez no para desaparecer gente, pero sí para eliminar derechos, echar gente y destruir instituciones, y arrasar con las conquistas. Esas órdenes de batalla están lanzadas, no las conocemos todavía, son privilegiados los que pueden saber, como sabía Walsh en su momento, en la carta cuando decía acá hay una planificación de la miseria, están armando todo para esto, para este modelo. Nosotros todavía del modelo lo único que sabemos es que nos quitan cosas, nos sacan cosas por el momento, echan gente, están reduciendo todo, reduciendo el país.

Creo que además de preocuparnos por recuperar los puestos de trabajo y la fuente de trabajo, hay que prepararse para conservar el material que debe ser conservado, porque estos tipos no van a tener ningún empacho en mandárselo al Garrahan o a donde sea, si es de papel, lo donarán al Garrahan, pero si es digital, directamente ahí sí que “delete all copies”, lo desaparecen, echan todo al diablo.

LCV: La digitalización es tramposa, siempre pueden bajar la palanca y quedarnos pataleando en el vacío. La memoria la tenemos que construir entre todos así que te agradezco.

—Antes que nada entonces un llamado de atención. Ese llamado de atención lo tenemos que hacer todos los días. Si te llaman de empresas, instituciones, lugares donde hay trabajadores y donde hay un patrimonio que cuidar, vamos a ser nosotros los que tenemos que cuidarlo. No esperemos que lo cuiden los que vienen, porque los que vienen, vienen a desmantelar y a destruir.

LCV: Volvamos a la nota del 2016, donde vos descubrís cómo sale lo de los 30 mil.

—Me llevó algunos meses, por supuesto, porque no vas consiguiendo las cosas que necesitas cuando las querés, sino cuando cuando tenías la oportunidad. Empezó con esa nota de Haroldo Conti, donde ya me llamaba la atención el número, que Haroldo hablaba de 30 mil muertos. Empecé a tirar de la piola ahí, hablé con gente incluso la hija de Haroldo, hijo de Haroldo, y me enteré un poco de qué contactos podía tener Haroldo más o menos como para tener esa información. Llegué a la conclusión de que sí, que Haroldo tenía buenos contactos, algunas fuentes, incluso militares o servicios de inteligencia, entonces lo que estaba diciendo tenía un fundamento.

LCV: Porque en la nota vos explicás que a Haroldo Conti le habían dicho que el objetivo del gobierno militar era 30 mil muertos, más o menos.

—Sí, que iba a haber un golpe sangriento en marzo y se calculaba una cuota de 30 mil muertos. Muy importante eso, porque ya te da la pista de que alguien manejaba ese número antes. Después, se crea la CADHU, la Comisión Argentina por los Derechos Humanos, una organización que reemplazó a la gremial de abogados, porque los abogados que estaban en los asuntos gremiales y de defensa de presos políticos, empezaron a ser diezmados. Estaban perseguidos, diezmados. No te olvides que los secuestran a Haroldo Conti, y un pocas semanas después hay dos abogados de la CADHU que los secuestran y están desaparecidos. Entonces Eduardo Luis Duhalde, que era uno de los que estaba allí entre los fundadores de esa CADHU, dice tenemos que irnos del país porque nos van a matar a todos, y salgamos y vayamos a distintos puntos para poner bases para una denuncia de de estos crímenes y de lo que está pasando en el país. Así se empezaron a hacer delegaciones de la CADHU en España, en Francia, incluso en Suiza, en Italia, en Estados Unidos. En Estados Unidos inclusive se hizo la primera denuncia donde se habló de 30 mil. Estamos hablando de diciembre del año 76. Por eso te digo que lo que dice Labraña no tiene ni pies ni cabeza.

LCV: ¿Vos sabés quien es ese Labraña?

—Es un invento, y no es casual entonces que sea Yofre también el que preludia ese artefacto que pusieron en la televisión ayer. Resulta que, a propósito de eso te digo, Yofre tiene la información, porque él fue uno de los que se quedó con el archivo del batallón 601 de inteligencia, es decir, que estaba a la venta en la época de Menem, se pagaron 250 mil dólares que salieron de los fondos reservados de la SIDE y se pagaron y se quedó con el archivo. Archivo de papel te estoy hablando. El tipo escribió libros con esas cosas, pero muestra lo que quiere mostrar y esconde lo que quiere esconder.

Al margen de Yofre, el asunto es que después esto sigue y en el 77 hay tres o cuatro denuncias que se hacen donde también se llega al número de los 30 mil, o sea, en distintos foros internacionales. Estos abogados que pertenecían a la CADHU, por ejemplo, el Eduardo Luis Duhalde mismo, o Rodolfo Matarolo, que era muy amigo de Haroldo además. Entonces, en el 78, ya ahí estamos llegando al 78, hay un reporte de la Embajada de Estados Unidos y unos informes que mandaba Arancibia Clavel, que era un agente de la dina chilena, que trabajaba dentro, en el marco del plan Cóndor, donde ya dice también, hasta la fecha, estamos hablando del principio del 78, hay 22 mil muertos, asesinados o desaparecidos, y se lo manda oficialmente y está en un archivo de una universidad norteamericana. Estamos hablando de todas cosas que están verificadas. Yo lo único que quería demostrar era que cuando se hablaba de 30 mil, se hablaba proyectivamente, se decía, “bueno, ¿cuánto calculan ustedes?” “Y son 30.000” entre los desaparecidos, los muertos, las ejecuciones extrajudiciales, todo eso. Son 30 mil. ¿Los habían contado uno por uno? No. ¿Cómo vas a contar? Es como ponerse a contar en medio de un genocidio y decir son dos más o dos menos, o tres más o tres menos. Eso es una locura. Entonces, ese número se fue instalando en ese momento y se convirtió en un símbolo de resistencia. Aquí acá quiero contar algo que tiene que ver con la resignificación. Es muy importante la resignificación y nosotros en la lucha contra la dictadura hemos resignificado muchas cosas. El tema de los 30 mil, que fue un número puesto por los represores, ya lo resignificamos, ahora significa otra cosa. Ellos lo objetan justamente porque ya lo resignificamos. Lo mismo pasa por ejemplo con las noches. La noche de los lápices, por ejemplo. Es un nombre que puso un represor. Un comisario de la Bonaerense lo anotó en una carpeta, este operativo se llama noche de los lápices.

LCV: La noche de las corbatas igual.

—Exactamente, y eso está comprobado, porque cuando estaban detenidos en el faro allá en el Mar del Plata, un tipo dijo, se llama la noche de las corbatas porque nosotros le pusimos ese nombre. Porque ellos tenían esas fantasías de nazis, y entonces decían, bueno, esto es la Kristallnacht, es la noche de los cristales, esta es la noche de los cuchillos largos de Hitler, y bueno, las estaban reeditando en versión argentina. Entonces hacían Noche de, Noche de, Noche de, pero eran ellos, y sin embargo, fíjate que Noche de los Lápices hoy tiene un contenido totalmente distinto. Porque para los chicos de los colegios, para todos los que salen el 16 de septiembre a las calles, a manifestar y todo, significa otra cosa La noche de los lápices. Los lápices siguen escribiendo, es otra historia. Entonces es muy importante el tema de la resignificación, y no hay que tenerle miedo a eso, aunque haya estado inicialmente en boca de los represores, porque ya no está más en boca de los represores.

LCV: Lo que vos decís que los primeros que hablaron de 30 mil son ellos. No sabemos cuántos son, pero ellos dijeron que eran 30.000 en varios documentos. Creo personalmente que son más.

—Además si ellos no dan los datos, no podemos saber cuántos son porque ellos no nos dan las listas.

LCV: Pero a mí de lo que me molestó del video este, lo que más me molestó en realidad, es este hombre que vivía en Holanda, que hablaba con una liviandad sobre cómo se hacía el trabajo de solidaridad y de búsqueda y de denuncia de los desaparecidos. Yo en ese momento vivía en Italia. Le daba una mano a Lili Massaferro de la Cadhu, estábamos haciendo las primeras listas y me explicaban cómo era la seriedad de los datos que te pedían, porque vos en ese momento a duras penas sabías el sobrenombre, el desaparecido, y ella decía, el sobrenombre no me sirve para nada, vos tenés que tener el nombre, el apellido, el lugar donde fue desaparecido, el documento de identidad, y si es posible algún dato familiar. Para conseguir todos estos datos nos intercambiábamos cartas con otros estudiantes secundarias que estábamos en el exilio, para ver, che, vos sabes cómo se llamaba Pato, sí, él se llamaba así, y no sabés que… Digamos que armar las listas era un quilombo, y vos no es que ibas al presidente de Holanda, o no ibas a ver a Olof Palme, o a quien fuera, a decirle, no, mira, ¿sabes qué? No, no son 5.000, son 30.000, porque no funcionaba así la diplomacia internacional, así que la ignorancia de este hombre me puso de muy mal humor.

—Cuando seguía esta investigación tuve la oportunidad de ver a un hijo de Eduardo Luis Duhalde, Mariano Duhalde, que está en la fundación Eduardo Luis Duhalde, que me abrió el archivo de la CADHU que tenía el mismo Duhalde, y yo tengo copia de todas las publicaciones que se hicieron, de todo lo que se publicó, de estos boletines que se publicaban yo me doy cuenta que cuando tenía documento, tenía documento, nombre y apellido completo, la información precisa, sino nadie te la iba a aceptar. Si vos decías hay tantos presos, ¿en donde están? Están acá, acá y acá, si no estaban declarados decía no declarado. La denuncia permanente que hacemos es, ustedes tienen los archivos y ustedes saben donde están.

La respuesta la tienen los represores.

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