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Opinión

Aborto clandestino. La muerte de tres colores, por Dr. Pedro Cahn


Soy médico desde 1971. Desarrollé toda mi vida profesional en el Hospital Fernández de la Ciudad de Buenos Aires y, desde hace casi 30 años ejerzo la Dirección Científica de Fundación Huésped. Antes de dedicarme a la infectología fui durante casi 10 años médico interno de terapia intensiva. Allí vi morir decenas de mujeres por complicaciones por abortos inseguros. El cuadro clínico característico es el llamado síndrome tricolor: blanco, por la anemia producida por la hemorragia incontrolable; amarillo por la ictericia -que significa que el hígado ha dejado de funcionar adecuadamente-, y azul, por la cianosis -cuando ya el organismo no puede sostener la adecuada oxigenación de la sangre. Las que tuvieron suerte salvaron su vida, pero muchas de ellas perdieron la posibilidad de ser madres en un futuro, ya que la extirpación del útero suele ser el recurso heroico para evitar la muerte.

A comienzos de los 80 mi carrera profesional se vio absolutamente trastocada con la aparición de los primeros casos de lo que después supimos era la epidemia del HIV/sida. Ambos temas, el HIV y el aborto, están vinculados a los derechos y a la sexualidad. Porque, finalmente, de eso se trata este debate: de qué nos pasa como sociedad cuando debemos discutir sobre la sexualidad y los derechos. Pero hoy aquí no estamos discutiendo sobre el aborto de manera abstracta o filosófica, sino sobre un proyecto de ley con media sanción de la Cámara de Diputados que garantiza el derecho de las mujeres y personas gestantes a interrumpir voluntariamente el embarazo hasta la semana 14 de gestación, y luego de ese plazo con las causales ya contempladas actualmente de acuerdo al Código Penal vigente y el Fallo FAL de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Cuando apareció el HIV, un virus que hizo visibilizar las diferentes formas de ejercer la sexualidad, a mi equipo se lo bautizó como “La Patota Rosa”. “Ahí vino un paciente tuyo”, me decían, como si el paciente no fuera del sistema de salud. Nos quemaron 400 historias clínicas, nos trataron de sacar del Hospital. No pudieron.El concepto de médico, etimológicamente, viene de cuidador. Cuando podés curar, curás. Cuando no, tratás de acompañar. Ciertas reacciones de colegas que veo en los medios “festejando” (entre comillas) que no van a realizar abortos si esta ley se aprueba, me recuerda la objeción de conciencia de hecho que muchos médicos practicaron con las personas HIV+ desde el comienzo de la epidemia. En ese caso, era claramente abandono de persona. Pero en la ley en debate sí se incluyó la posibilidad de la objeción de conciencia en el artículo 15. Claro que la objeción de conciencia no habilita a desentenderse del problema. Muy por el contrario, como médico genera la disyuntiva entre una obligación a cumplir versus la convicción moral o religiosa en sentido contrario. Pero la objeción de conciencia no habilita a juzgar a la mujer que se acerca al servicio de salud, ni a cercenar el derecho a acceder al aborto. Mirar para otro lado a una problemática que existió, existe y existirá, como es la decisión de la mujer de interrumpir un embarazo no deseado, es claramente ser parte del problema. 25 millones de abortos clandestinos en el mundo cada año es un dato que habla por sí solo.

Cuando una mujer decide interrumpir un embarazo queda solo una vida por proteger: la de la mujer. La diferencia es si lo hará en condiciones seguras o si la condenamos, por pobre y excluida, al síndrome tricolor y a la muerte. Una de las críticas que se le hacen al proyecto con media sanción es que se podría usar el aborto como método anticonceptivo. Además de esconder un profundo desprecio por las mujeres, esa afirmación es tremendamente falaz. Cuando el aborto sea ley las mujeres no solo accederán a una práctica más segura y cubierta por el sistema de salud: también podrán acceder en ese momento a métodos anticonceptivos que permitan evitar futuros embarazos no deseados. La opción no es entre educación sexual, métodos anticonceptivos o aborto. Se trata de un paquete de acceso a la salud y los derechos sexuales y reproductivos que debemos garantizar como política de salud pública. ¿Por qué el proyecto establece la voluntariedad hasta la semana 14? Como las 14 semanas se cuentan desde la fecha de la última menstruación, una mujer notará un posible embarazo recién a partir de la semana 4. Con lo cual el plazo previsto en la ley equivale como máximo al primer trimestre de embarazo. Si acortamos el plazo de la interrupción voluntaria, menos mujeres -fundamentalmente las más jóvenes y las más vulnerables (que son las que más tardíamente conocen su estado)-, van a poder acceder a la práctica. Cualquier barrera que interpongamos solo generará demoras, inequidad en el acceso, clandestinidad, complicaciones y muerte.

Además, señoras senadoras, señores senadores, seamos claros. Cuando una mujer decide interrumpir su embarazo, quiere hacerlo lo antes posible. En este sentido si no se establece –y se respeta- el límite de tiempo de 5 días para garantizar la práctica (como lo establece el artículo 11) nuevamente exponemos a las mujeres más vulnerables a que se cercene su derecho a la interrupción voluntaria. La reglamentación de la ley deberá especificar el circuito, así como los servicios dentro de los hospitales y clínicas que deberán brindar la práctica. Los 5 días son destinados, específicamente, a ofrecer consejería y asesoramiento, a iniciar el proceso y a recetar las pastillas. En los pocos casos que requieran una internación, se tratará claramente de una urgencia, y hoy los hospitales de sus provincias ya atienden a estas pacientes.

Otro punto que me gustaría remarcar es el de la falacia de la cuestión económica: no es cierto que no se podrán afrontar los costos ni que el sistema de salud no esté preparado. Sabemos que los costos que implica la atención de las complicaciones de los abortos clandestinos (sepsis, peritonitis, perforación de útero, sangrado) son altísimos. Requieren días de terapia intensiva y cirugías y, en la actualidad, esos costos ya son afrontados por los sistemas de salud provinciales. Nadie abandona a su suerte a una víctima del aborto clandestino. La demanda de costos para implementar la ley (las pastillas para el aborto medicamentoso, la AMEU) es mucho menor que los costos actuales evitando además las penosas complicaciones y la muerte prematura.

Señoras senadoras, señores senadores, la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo no obliga a nadie a abortar: garantiza hacerlo en un contexto seguro. Nadie defiende más la vida que quienes pugnamos por el aborto legal, seguro y gratuito. No promovemos el aborto, promovemos su legalización para que no sigan sufriendo y muriendo las mujeres más desposeídas.El Estado tiene el deber de garantizar el acceso a los derechos sexuales y reproductivos para todos los habitantes de nuestro país, de considerar todas las realidades en un contexto de equidad, asegurando las mejores condiciones para que el acceso a la salud se lleve a cabo en forma equitativa y en un entorno seguro.Hoy el Honorable Senado de la Nación tiene una oportunidad histórica: ser responsable de mantener esta injusta y trágica situación o ser parte de la solución.

Que sea ley.

(Exposición del Dr. Pedro Cahn, director científico de la Fundación Huésped, en el debate por la ley IVE en el Senado, 2019)

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Bailando sobre las ruinas, por Federico Lorenz

Del bombardeo de agresiones que vivimos desde 2023, el recital de un payaso que no maneja sus facultades no es el menor, y no será el último. Baila sobre la gente que no come, sobre los médicos del Garrahan, sobre los científicos, sobre los jubilados, sobre las escuelas desfinanciadas, baila sobre el futuro de nuestros hijos hipotecado por su política económica.

Baila sobre las ruinas de este país a cuya cabeza llegó por el voto de compatriotas hastiados y esperanzados. Podía entenderlo en 2023, me cuesta mucho más aceptarlo ahora. Porque ese baile alejado de la realidad es el símbolo de miles de personas que no les importan nada más que sí mismos.

Milei es un problema, pero no el principal. Claramente Milei es un enfermo, y da entre vergüenza y pena. Pero hay un montón de personajes calculadores que lo sostienen por distintos motivos. Esos son el auténtico peligro, porque queda a la vista que con tal de mantener sus privilegios y negocios van a seguir a este demente hasta donde vaya.

Más de uno de nosotros le ha seguido la conversación a alguien que ha perdido la memoria, que vive en su propio mundo, y, supongo, es algo humano, y hace a la vida. Pero esas personas a las que acompañamos en su viaje por los reinos de los hilos sueltos de sus mentes no gobiernan. De sus “viajes” no dependen millones de personas.

El que acompaña esta locura, trabaja para la muerte. Y solo los fascistas aman la muerte.

(Tomado del facebook del autor)

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“No canten victoria”, por Oscar Taffetani

Mi amigo Pachi, bautizado en Mar del Plata José Manuel Díaz Rodríguez, en 1952 y asesinado por la triple A en 1975, solía hacer la V con dos dedos mochos de su mano derecha y repetía “¡No canten victoria!”.

Lo decía en medio de la primavera camporista de 1973, cuando el Sheraton de Buenos Aires estaba por convertirse en hospital de niños (sic) y a la Casa Rosada la iban a custodiar no los Granaderos, sino los Montoneros (sic).

Pachi había perdido dos medias falanges de su índice y mayor cuando intentaba avivar la mecha de una bomba de estruendo un 9 de Julio, en un pueblo de provincia. Imprudencia adolescente. Aún tengo nítidos en la memoria sus dedos mochos en V y su advertencia de 1973, con un presagio que poco después comenzó a cumplirse.

Me vino esto a la mente (hagan ustedes las asociaciones que quieran) cuando vi a mucha gente celebrando el derrumbe del candidato Espert (algo que no me conmueve en lo más mínimo) y cantando una victoria anticipada -por 20 puntos o algo así- en las legislativas del 26/10. Ahì se me aparece Pachi, con sus dedos mochos en V.

Deseo profundamente diputados y senadores que a partir del 10/12 comiencen a limitar, a corregir y a revertir las políticas del Advenedizo (de algún modo hay que llamarlo), que son mucho más dañinas para la patria que las algaradas del candidato Espert y la revelación de sus ocasionales socios o padrinos.

No importa si con “pato rengo” o con muletas o con andador. Defendamos la democracia y la institucionalidad. Defendamos el (duro) aprendizaje que hemos hecho del ’83 para acá.

¿Narco Estado? ¿Coimas? ¿Financiamiento espurio de la política? ¡Chocolate por la noticia! Bienvenidos a la realidad mundial.

El tema no es sólo contar o describir lo que pasa (ya los medios hacen su negocio con eso), sino ver qué hacemos nosotros (los argies, los incorregibles) con eso que pasa.

Ya está, lo dije.

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Referendum por la autodeterminación palestina, por María Urruzola

La población palestina en Oriente Medio es una población diversa de aproximadamente siete millones de personas con diferentes estatus legales, que viven en Israel, los Territorios Palestinos Ocupados, Jordania, Líbano, Siria, Egipto y otros países. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) afirmó haber proporcionado asistencia en 2023 a unos 5,9 millones de refugiados palestinos en 58 campos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria, la Franja de Gaza y Cisjordania, incluido Jerusalén Este.

La UNRWA, sin embargo, no está presente en todos los países árabes y no todos los palestinos son refugiados. Según la Naciones Unidas, aquellos cuyo “lugar habitual de residencia fue Palestina del 1 de junio de 1946 hasta el 15 de mayo de 1948, y los que perdieron sus hogares y medios de vida como resultado del conflicto de 1948” están cualificados para registrarse como refugiados, así como sus descendientes.

La Carta Magna de la Descolonización, firmada el 14 de diciembre de 1960, establece:

1. La sujeción de pueblos a una subyugación, dominación y explotación extranjeras constituye una negación de los derechos humanos fundamentales, es contraria a la Carta de las Naciones Unidas y compromete la causa de la paz y de la cooperación mundiales.

2. Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación; en virtud de este derecho, determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural.

3. La falta de preparación en el orden político, económico, social o educativo no deberá servir nunca de pretexto para retrasar la independencia.

4. A fin de que los pueblos dependientes puedan ejercer pacíficamente y libre mente su derecho a la independencia completa, deberá cesar toda acción armada o toda medida represiva de cualquier índole dirigida contra ellos, y deberá respetarse la integridad de su territorio nacional.

5. En los territorios en fideicomiso y no autónomos y en todos los demás territorios que no han logrado aún su independencia, deberán tomarse inmediatamente medidas para traspasar todos los poderes a los pueblos de esos territorios, sin condiciones ni reservas, en conformidad con su voluntad y sus deseos libremente expresa dos, y sin distinción de raza, credo ni color, para permitirles gozar de una libertad y una independencia absolutas.

6. Todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas.

Por lo tanto, un nuevo protectorado en Palestina bajo dirección Trump-Blair y sin retiro de los territorios de las tropas israelíes, contradice, a todas luces estos principios.

La ONU debería organizar un referéndum del pueblo palestino (allí donde se encuentre: Gaza, Cisjordania, Jordania, Líbano, Egipto), para que sea ese pueblo el que decida si acepta lo que ahora algunos se apresuran a tomar como propuesta válida.

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