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Alberto Piccinini, por siempre en la memoria popular y de clase, por Gustavo Martínez *

Como diría Bertolt Brecht, hoy nos dejó un imprescindible. La clase obrera hoy pierde a uno de sus más grandes dirigentes de la historia. Hasta siempre hermano de la vida y de la lucha. Solidaridad con su familia y compañeros.

Juan Actis, amigo y compañero de lucha de Alberto Piccinini en Villa Constitución.

El nombre de Alberto Piccinini dejó de ser un nombre individual, de una persona o un compañero, desde hace mucho tiempo. No hay otro nombre que resuma lo mejor de la historia de lucha de una ciudad obrera como Villa Constitución.

Alberto Piccinini es un colectivo gigantesco que aprendió que la unidad popular, la solidaridad, la democracia sindical de base, la honestidad, la asamblea, los delegados, la plaza, las marchas, la vida tienen un significado más profundo y mas bello que el que hoy se les da.

Los mas cercanos, amistades y viejos compañeros y compañeras de lucha recurrían y recurren a los apodos de «El Cabezón” y “El Pichi” o un «Alberto» con tono afectuoso para hablar sobre sus cuestiones personales o charlas que habían mantenido con su vecino que hoy falleció.

Uno puede pararse en muchas esquinas de nuestro país y maldecir a los sindicalistas con el clásico «son todos iguales» y agregarle la catarata de insultos y generalizaciones, en gran parte injustas pero que salen por bronca ante tantas agachadas de la burocracia. Si uno quiere evitar un sermón callejero, una clase de historia improvisada o un reto con fundamento de quienes ocasionalmente pasen por ese lugar, lo mejor será que al buscar esquinas ninguna sea de Villa Constitución porque parece que ahí la historia fue otra. Y no porque lo dice Piccinini o lo dicen sus seguidores, lo dice el Pueblo, los que lo seguían y los que lo miraban desde lejos.

El nombre Alberto Piccinini hace tiempo está celosamente guardado en la memoria popular y de la clase. Seguramente seguirá empujando al debate democrático y a la acción para construir esa fuerza popular que transforme esta sociedad del hambre y la explotación. No es para menos, expresó con absoluta dignidad lo mejor del movimiento obrero, junto con Agustín Tosco, Atilio López, Ongaro, German Abdala, Rene Salamanca, Felipe Vallese, Hector Quagliaro, Alberto Belloni, el Negro Aguirre, el Gringo Porcu…

Es pueblo organizado.

Barrió con cualquier concepción corporativa, sectaria, uniendo a sectores que, en otros territorios, peleaban por lo mismo pero divididos. Es el valor de la unidad, de la fuerza, de cómo se construye esa fuerza. De no callarse. Cabronazo para discutir y a la vez capaz de brindar un tremendo afecto. ¿Cómo puede ser que alguien que discutió con tanta gente haya tenido el afecto y la ternura que recibió? Eso porque tenía la autoridad para discutir lo que él pensaba.

El villazo fue la movilización de un pueblo que sabía que había un dirigente que entendía que del primero al último de la región era necesario y necesaria.

Salió a pararse dignamente y con fortaleza en las calles de Villa Constitución en todo el período donde se pudo resistir la lucha y que después siguió resistiendo durante la brutal represión que fue el ensayo previo al golpe militar. Fue enorme la capacidad que tuvo ese pueblo para tomar esas enseñanzas y seguir resistiendo en el peor momento, después del ‘75, con lo que vino en la dictadura genocida.

Participó activamente como protagonista destacado en dos oleadas fundacionales: el sindicalismo combativo y de liberación de los ‘60 y ‘70 y la fundación de la CTA.

Junto con Marta Maffei, Víctor de Gennaro, Claudio Lozano, Alicia Crescini y tantos otros y otras, es larga la lista, fundaron una nueva experiencia sindical con la CTA. Es uno de sus fundadores y entendía muy bien lo que era porque ya venía de esa configuración del sindicalismo de los ‘60 y los ‘70. La CTA desde su origen tomó esas enseñanzas por la presencia de compañeros como Alberto Piccinini, que venía de esas experiencias, de ese sindicalismo organizado desde abajo, a mano y sin permiso, que no lo frenaron ni las dictaduras, ni los bombardeos ni la cacería humana que el fascismo descargó sobre Villa Constitución y sobre el país.

Esta pérdida, junto a otras tantas, nos llena de profunda tristeza. Que ese dolor que hoy sentimos nos lleve también a buscar cuáles son las grandes enseñanzas que dejaron.

Chau Cabezón! Chau Pichi!
¡Hasta la Victoria siempre querido Alberto!

(* Gustavo Martínez, Secretario General de la CTA Autónoma de Santa Fé)

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“Sapos de otro pozo: la memoria y las voces de las infancias en el exilio”

El exilio político marcó no solo a quienes lo vivieron directamente, sino también a sus hijos e hijas, que crecieron atravesados por la distancia, el desarraigo y la búsqueda de identidad en tierras lejanas. En esta entrevista con Violeta Burcart, productora, docente y comunicadora, exploramos esa experiencia desde una mirada profunda y plural, reflejada en el libro Sapos de otro pozo. A través de sus relatos y reflexiones, comprendemos que el exilio no es solo un destino geográfico, sino una condición que atraviesa generaciones y que plantea desafíos únicos en la construcción de la memoria y la pertenencia. La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores invita a escuchar esas voces para entender mejor la historia que a veces se queda fuera de los libros.

LCV: “¿Cómo te va, Violeta?”

Violeta: “Bien, mi gran pasión es la radio, y estoy muy contenta de estar acá.”


LCV: “Hace unos años pude ver Argenmex exiliados, la película que fue tu tesis. ¿Cómo fue ese proceso?”

Violeta: “Hice la tesina de comunicación social como trabajo de producción, buscando qué pasaba con quienes nacimos o crecimos afuera, con un recorte geográfico en México. Pero luego me di cuenta de que el recorte era generacional, no geográfico. Los hijos del exilio de padres militantes compartimos mucho, sin importar que hayamos vivido en 27 países diferentes. Por eso el nombre Sapos de otro pozo: siempre nos sentimos raros. El libro rompe dos mitos: uno, que los exiliados la pasaron mal o la pasaron bien sin problemas; y otro, que los niños no sufrían el exilio. También habla de la solidaridad que recibimos en países que nos alojaron, cómo formamos familias y aprendimos nuevas culturas. Por suerte, la mayoría fuimos bien recibidos.”


LCV: “¿Podés contar alguna anécdota que refleje esa adaptación?”

Violeta: “Sí, por ejemplo Julio Fernández Barayar contó que su hijo aprendió a leer en sueco y un día le preguntó: ‘¿Te estás lavando los dientes con la crema de afeitar?’ Son historias graciosas de la adaptación cultural. Además, el exilio muchas veces implicó sobrevivir sin trabajo, vendiendo bijú o haciendo changas. Los hijos atravesamos etapas de enojo con nuestros padres, que a veces no entendíamos.”


LCV: “¿Qué respuestas recibían sobre por qué tuvieron que nacer en ese contexto de exilio?”

Violeta: “La respuesta típica es que nuestros padres militaban y apostaban a la vida sin saber cómo iba a terminar todo. Es cierto que llevamos esa tristeza o bronca, pero también llevamos las banderas, y hoy decimos que el exilio es una violación a los derechos humanos. El exilio no es una elección, no es como ir a buscar una vida mejor, es ser expulsados sin saber cuándo volveremos.”


LCV: “En el libro, hay también un tratamiento sobre el ‘desexilio’. ¿Qué significa para ustedes?”

Violeta: “La mitad del libro se llama Exilios y la otra mitad Desexilios, una palabra tomada de Mario Benedetti. Habla de las vueltas, de lo que trajimos o dejamos. Muchos seguimos viviendo fuera o en países distintos. Algunos eligieron volver, otros no. El desexilio a veces fue tan difícil como el exilio mismo, porque volvíamos a un país devastado después de la dictadura, o que ya no era el nuestro. Hay muchas historias cruzadas entre exiliados de distintos países que nos encontramos y formamos redes.”


LCV: “¿Cómo se cuenta esa experiencia coral en el libro?”

Violeta: “Es un libro coral con más de 100 relatos de 27 países, con cuentos, poesías, grabaciones, y códigos QR para escuchar y ver videos. Se incluye también la dictadura chilena y uruguaya porque las historias se entrecruzan. Hay mezcla de culturas, idiomas, modismos, y relatos de cómo nuestras vidas se cruzaron y mezclaron. Por ejemplo, en un cumpleaños un niño notó que en otras casas cantaban las mañanitas, algo que antes podía llevar a represalias, pero que hoy es parte del reconocimiento cultural.”


LCV: “¿Cuál es la transmisión de estas historias hacia las nuevas generaciones?”

Violeta: “El libro habla a nuestros padres y también a las próximas generaciones. Muchos ya son padres y madres que comienzan a entenderlo mejor. Hoy muchos están partiendo por exilio económico y creemos que es importante cuidar a las infancias que atraviesan estas situaciones, porque hay niños que se quedan sin sus padres en contextos de guerra o crisis. El lugar que nos crió puede ser ahora más amable que nuestra patria original, aunque también vivimos en un contexto difícil y con discursos que nos complican.”


LCV:
“¿Cuáles son los próximos proyectos de la agrupación Hijas e Hijos del Exilio?”

Violeta: “Estamos preparando actividades para el 8 de marzo en distintos puntos del país, como Córdoba. También queremos extender las presentaciones a otros países, México y Chile, en el marco de los aniversarios de los golpes de estado. Queremos hacer algo fuerte para los 50 años y seguir visibilizando la memoria del exilio.”


LCV: “Contá con nosotros para lo que necesiten, Violeta.”

Violeta: “Gracias, los quiero mucho.”

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La Marina Mercante resiste: cómo se frenó el intento de desregulación por decreto

A principios de abril, el Decreto 340/2025 encendió las alarmas en el sector marítimo argentino: la normativa impulsada por el Poder Ejecutivo pretendía desregular la Marina Mercante, afectando gravemente la industria naval, el empleo embarcado y la soberanía nacional. Mariano Moreno, dirigente sindical del sector, relató a La Columna Vertebral cómo fue el proceso de resistencia colectiva que culminó con la derogación del decreto por parte del Congreso de la Nación.

LCV: “Contanos cómo fue el proceso en donde el Congreso deroga el decreto 340/2025 que desregulaba el sector de la Marina Mercante. ¿Y en qué situación estamos hoy?”
Mariano Moreno: “Este decreto fue emitido el 2 de abril, pero nosotros ya veníamos manejando información previa, con versiones de proyectos similares. Ante esos rumores y el vínculo directo con nuestro sector, iniciamos una gestión conjunta entre todos los gremios del personal embarcado y representantes del ámbito sindical marítimo. Recorremos no menos de 80 o 90 reuniones en el Congreso, con senadores y diputados, llevando nuestros fundamentos y explicando lo negativo que sería este decreto para la Marina Mercante Nacional, la industria naval y la soberanía del país. Ese trabajo constante estuvo acompañado por medidas de lucha, movilizaciones y marchas. Todo esto ocurrió frente a la falta de respuesta por parte del Poder Ejecutivo, que no quiso recibirnos ni escuchar nuestra preocupación. Esa ausencia de diálogo nos llevó a profundizar el camino legislativo. En julio, la Cámara de Diputados puso un freno y, finalmente, en agosto, el Senado de la Nación derogó definitivamente el decreto.”

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Galaxia: Cooperativismo, innovación y resistencia desde la industria nacional

En un contexto de crisis económica que parece repetirse cíclicamente en la Argentina, las cooperativas siguen demostrando que el trabajo colectivo es una herramienta poderosa de resistencia. Carlos Galeano, trabajador y referente de la cooperativa Galaxia, conversó con La Columna Vertebral sobre el nacimiento del proyecto en medio del colapso del 2001, la apuesta por la innovación tecnológica, el trabajo con jóvenes y el valor de sostener la producción nacional con calidad y compromiso.

LCV: “Contame un poco de qué se trata. Me interesó esto de productos industriales robustos. ¿Cuáles son?”
Carlos Galeano: “Nosotros nos especializamos en lo que son una línea hogar y una línea industrial. La línea hogar se compone de extractores de aire, campanas de cocina y purificadores. La línea industrial es lo que se llama la línea robusta, a la cual te referís. Son motores eléctricos de hasta un sexto de HP.”

LCV: “La palabra ‘robusta’ asociada a la industria, para mí tiene que ver con la pujanza más que con el volumen. Por eso te preguntaba exactamente qué significaba en este caso hablar de productos robustos y eficientes.”
Carlos Galeano: “Más que nada, tiene que ver con la calidad. No solo no la hemos reducido, sino que la hemos mejorado. Eso implica mayor duración del producto nacional, y en este caso, del producto realizado por nuestra cooperativa.”

LCV: “Ahora sí, contame cómo nació hace 70 años Galaxia.”
Carlos Galeano: “Nosotros somos producto de la crisis del 2001. La empresa en la que trabajaba, Bellinca, con más de 70 años de trayectoria en la producción nacional de productos para la industria, presentó concurso de acreedores en 1996 y finalizó en quiebra a fines de 2001. Nos enfrentamos a una situación crítica: íbamos a quedar sin trabajo. La única alternativa fue formar una cooperativa, aunque no conocíamos su funcionamiento. Con la ayuda del municipio de Quilmes, empezamos a organizarnos. Los primeros 20 asociados comenzamos a gestionar la empresa fallida y, desde entonces, llevamos ya 24 años de funcionamiento como cooperativa.”

LCV: “Nacer en 2001 es como un signo complejo. Tiene que ver con la crisis y la resistencia. Llegar a 2025 en medio de otra crisis económica considerable, ¿cómo están manejando esta nueva etapa y cómo atravesaron los últimos 24 años?”
Carlos Galeano: “Lamentablemente, la situación actual es muy similar a la que vivimos entonces. Pero no nos quedamos con los productos que fabricaba la empresa fallida, sino que innovamos. En 2016, con un subsidio de Fuerza Solidaria, incorporamos una cortadora láser y una plegadora, lo que nos permitió lanzar nuevas líneas, como las campanas. Eso mejoró nuestros ingresos. Siempre tratamos de innovar. Mantener la cooperativa vigente depende en gran parte de eso: no quedarnos con lo mismo, sino buscar qué productos podemos fabricar e incrementar nuestro capital.”

LCV: “¿Ustedes exportan o trabajan solo en el mercado interno?”
Carlos Galeano: “Por el momento trabajamos en el mercado interno, con alcance nacional. Entregamos productos en todo el país.”

LCV: “¿A qué sectores proveen? ¿Industria, campo?”
Carlos Galeano: “Proveemos tanto a la industria como al hogar. Vendemos extractores de aire, purificadores y extractores de baño a casas de sanitarios en todo el país, especialmente en provincia de Buenos Aires y Capital Federal. En la línea industrial tenemos grandes clientes en provincias como Córdoba y Santa Fe.”

LCV: “¿Trabajan en conjunto con otras cooperativas?”
Carlos Galeano: “Hemos intentado proyectos conjuntos que aún están en carpeta, como el desarrollo de un calefactor solar. Fue una propuesta junto a FECOTRA, la Federación de Cooperativas de la provincia de Buenos Aires. La idea es que cada cooperativa aporte una parte del proceso. No es fácil, pero seguimos trabajando en ello.”

LCV: “Nombraste un tema fundamental: la innovación. Eso implica tecnología, pero también capacitación. ¿Cómo se manejan con estos temas? ¿Quiénes acercan los proyectos? ¿Hay jóvenes involucrados?”
Carlos Galeano: “Tratamos de incorporar gente nueva, jóvenes, a través de pasantías con la Escuela Técnica N°1 de Florencio Varela. También cada asociado puede proponer ideas en las asambleas. Observamos las necesidades del mercado y eso nos guía. Por ejemplo, recientemente lanzamos una línea de aberturas de aluminio, que surgió como una necesidad de abastecer ese mercado. Nos fue muy bien. La innovación surge tanto de los más jóvenes como de la experiencia acumulada. La clave es estar atentos a las necesidades del país y adaptar nuestra producción.”

LCV: “Qué cosa ser argentino, ¿no? Ya estamos formados con una maestría en crisis…”
Carlos Galeano: “Exacto. A veces digo: esta película ya la vimos. Pero ya no quiero verla más. Vivimos una situación de crueldad impresionante. Espacios como este, como el de las cooperativas, representan una esperanza. Juntarnos, hacer algo, demostrar que juntos se puede salir adelante. Y si no, al menos no estamos solos.”

LCV: “Coincido. El trabajo colectivo sigue siendo un motor de esperanza.”
Carlos Galeano: “Solos no logramos nada. En conjunto, podemos enfrentar situaciones tan complicadas como estas.”

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