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Mujeres

No soy ‘tu amiga judía’, por Itatí Schvartzman

Tengo siete años, soy popular en la escuela pública de mi pueblo: “Reina de la Primavera” y estoy en el “Cuadro de Honor” por ser de las mejores alumnas. Me siento cómoda, amo ir a la escuela. Desconozco absolutamente la palabra bullying cuando encaro al chico que me gusta,  media escuela es testigo que ambos nos gustamos y como él no se anima, voy y me le declaro yo.

Lucas me responde: “a mí también me encantás, pero no puedo ser tu novio porque vos mataste a Jesús. Sos preciosa, pero sos una judía de mierda, una asesina, aunque no lo parezcas”.

Un dolor incapaz de poner en palabras se adueña de toda mi humanidad y me escondo en el baño de chicas, hasta que alguien llama a la maestra. No sé cuánto pasa hasta que escucho la voz de papá y corro a su abrazo, sin poder emitir palabra. Sólo él logró sacarme de ese baño. Nadie le puede dar una explicación de qué me sucede, porque no hablo con nadie. Papá me alza y me recuesta en el asiento del auto, a su lado. Me cubre con su saco, que huele a él y acelera. Al fin, lejos ya de la escuela y a solas con él, tengo mi primera charla sobre “antisemitismo”.

II

Colegio público secundario, empezamos a organizar el primer Centro de Estudiantes, recién saliendo de la feroz dictadura argentina. Llego unos minutos tarde a la clase, porque estábamos de Asamblea. Mi profesor de Derecho (ex Intendente de facto del pueblo) Lucilo, dice en voz fuerte y burlona ante todxs mis compañerxs: “acá la señorita, llega a la hora que quiere, se cree con más derechos que ustedes, se cree con derecho a hacer política en el Colegio. A eso vienen lxs judíxs: a politizarnos todo” . Nadie dice ni media palabra. Nadie.

III

Transcurro mi juventud y mi primera madurez en dos ciudades argentinas mucho más grandes y cosmopolitas que mi pueblo natal: Buenos Aires y Rosario.  La ingenua teoría que me elaboré (la de creer que el antisemitismo era sólo ignorancia pueblerina) con cada baile, peña, con cada grupo de pertenencia, en la muchísima militancia, en mi paso por la universidad pública, en mis constantes trabajos, en mis relaciones afectivas, en cada ámbito: se desvanece.

Pronto entiendo que me fueron cosiendo en el pecho la estrella amarilla con la palabra “Judía” al más puro estilo nazi,  sin que me diese ni cuenta, en una increíble necesidad de advertir a quien me conozca ojo, que Ita no parece judía, pero es”.

IV

Demasiado tiempo de mi juventud, de destinar parte importante de mi sueldo a sicoanalistas y de quemarme las pestañas por décadas estudiando, me llevó el lograr abandonar -definitivamente- esa actitud que me demanda la otredad, sobre todo cierto progresismo. Esa necesidad ajena de que les pida casi disculpas por ser judía, la de rápidamente hacerme sentar posición ante cada pedo que se tiran en Israel, (la posición que ELLXS declaran que es la VERDAD ÚNICA, no hay diálogo posible), para ser aceptada.

No sólo desprecié para siempre esa actitud, sino que pude erigirme en esta mujer – que me enorgullece – cuando comencé a ponerle la voz primero, luego la palabra y el cuerpo a mi judaísmo elegido más allá del ADN.  Y sobre todo, a denunciar y a combatir todo antisemitismo, toda judeofobia, venga de donde y de quien venga. 

Cuando logré eso,  pude ser una “judía argentina”, me sentí libre de opinar y ponerle voz, palabra escrita y firmada a mis opiniones: sobre judaísmo, sobre Medio Oriente, sobre progresismo, sobre DDHH, Derechos de las Mujeres y Disidencias, siempre bregando por la paz, por la construcción de un presente y un futuro equitativo y digno para todes.

Justo ahí, se metieron con mi hija.

V

Mi hermosa hija conoció el antisemitismo en carne propia. Ya no me amenazaron de muerte a mí, como venían haciendo hace tiempo y tanto yo, como mis colectivos de pertenencia tan progres, tan socialistas y feministas, subestimábamos. Esta vez le mandaron las cobardes (y gravísimas)  amenazas a mi hijita, por entonces una adolescente luminosa, llena de valores y de sueños y de creencias y luchas por y para la humanidad. Criada sabiendo qué era el antisemitismo, qué fue la Shoá, y la importancia absoluta de mantener viva la Memoria, pero en la absoluta libertad de saber que ella iba a elegir de adulta su sistema de creencias, y sería respetada. Hasta allí, su vínculo con el judaísmo fue el aprender disfrutando como nadie cada charla con su abuelito: su TataPablo, cada prender las velas con su abuela, acompañarme al cementerio a cuidar las tumbas de sus ancestrxs, o devorarse disfrutando feliz todos los knishes, schtrudel y yarcoie que le cocino. Hasta ese momento, tuvo la suerte de ser criada en entornos “amigables” con nuestra condición, y en la libertad de saber que ella era absolutamente libre de elegir su fe o carencia de ella,  cuándo y cómo ella lo decidiera, y mostrándole todo el abanico de opciones que existen. Pero ese día todo cambió. Mi hija conoció hasta dónde puede llegar el prejuicio, el odio, la bajeza humana, la ignominia. Porque una cosa es leer el Diario de Anna Frank, y conmoverse. Una cosa es estudiar como ella lo hizo en la biblioteca de casa el Genocidio Judío, el Genocidio Armenio. Otra es que te amenacen de muerte, de primera mano, a vos y a tu madre por ser judías.

A partir de ese día, mi mundo cambió. Ahora mi cama estaba habitada cada noche por una adolescente que jamás había dormido conmigo de niña. Ahora dormía abrazada conmigo, repleta de pánico y de pesadillas. No aguanté muchas noches sin dormir, conteniéndola,  decidí tomar las riendas del asunto, mostrarle a mi hija que no había que tener miedo, que no pasaba nada, que era seguramente un idiota suelto. Que vivíamos en Argentina, en Rosario, que estábamos en democracia y que había justicia.

VI

Fuimos a la Justicia. Acompañadas de Lili Leyes, una compañera “de fierro” y de otra mujer admirable de la que tengo el honor de ser su amiga: la gran Celeste Lepratti, en ese entonces Concejala en Rosario, quien no sólo nos acompañó incondicionalmente, sino que fue la generadora del rechazo público a las amenazas a mi hija y a mí por parte del Concejo Municipal de Rosario. Pero vuelvo a la justicia: nos tomaron declaración a ambas, nos vimos obligadas a entregar todas las claves (de celular y de redes sociales, con lo que implica eso a la privacidad de una adolescente) y nos llevaron hasta el Fiscal que nos correspondía. Tuvimos que insistir para que investiguen, pelear contra la “justicia” que nos subestimaba (reitero, todo ello fue en la fortaleza de ser apuntaladas por Liliana, Celeste y el gran Abogado de Derechos Humanos argentino, familia por mutua elección: Alberto Bovino) siguiendo continuamente las amenazas y en escalada tal, que mi hija dejó de cursar la Universidad y yo pedí licencia laboral sin goce de sueldo, para no moverme de su lado. Nada hizo la “justicia argentina”. NADA. Celeste Lepratti entonces luchó por nosotras en el Concejo y en los Medios. El Dr Bovino, con su valentía a cuestas siguió la causa, investigando por sus propios medios, hasta que llegó el día en me dijo textual: “amiga, no son sólo un par de idiotas sueltos que aprovechan la volada para lastimar, hay una red nazi detrás, llena de “pesos pesados”, de verdad creo que van a terminar lastimadas o en una zanja” eso, sumado a la escalada cruel de las amenazas, hizo decidamos refugiarnos en Uruguay.

VII

Uruguay:  me casé con un compañero charrúa maravilloso, consolidamos un hogar y una familia que me enorgullecen, como mis incondicionales amigxs. Mi hija mejoró con mucha voluntad y trabajo de sí misma, con una dignidad admirable. Y es maravilloso escucharla reír de nuevo.

Aunque nunca falta la pregunta ante cualquier tonto trámite burocrático, en el que hay que deletrear nuestro apellido con paciencia y contestar preguntas que aunque no tengamos ganas de responder, insisten con una osadía increíble: “¿Schvartzman con una ene o con dos? ¿De dónde ese ese apellido? ¿Cómo que judío? ¿Ustedes son judías? Ay, perdón, es que no parecen judías. Pero entonces vienen de Israel, ¿no venían de Argentina?¿Qué son entonces: judías o argentinas? ¿Judías o uruguayas?” Entre demás cuestionarios absurdos, prejuiciosos e ignorantes que suponen una está obligada a responder, pero no así mis amigxs descendientes de ingleses, alemanes, españoles o de italianos, no importa si estoy apurada, o si estoy haciendo ese trámite de mierda porque acaba de fallecer mi maravilloso padre. Pero pese a esa cotidianeidad, nos resultó amable, fácil y progresista Montevideo.

Hasta ahora.

VIII

Mi familia es lo que se diría “asimilada” y convivimos católicxs, atexs, agnósticxs, judíxs, masones. Claramente no somos cerradxs ni nada que se le parezca. En nuestra biblioteca reinan en colecho igualitario autores atexs, cristianxs, judíxs, musulmanes y judeófobxs. Integro ese nicho pequeño de personas que se devoró el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y el Corán con la misma curiosidad respetuosa.

Parece increíble tener que aclararlo: soy judía, por apellido, por nacimiento, pero además por elección adulta. Soy judía, no israelí. Y no tengo por qué estar de acuerdo con las políticas que implemente cada gobernante a miles de kilómetros de mí.

Pero me lo exigen.

IX

Esa misma curiosidad respetuosa que me llevó a quemarme las pestañas durante más de tres décadas para llegar a tener mi firme posición (que es la de muchxs judíxs de izquierda):   Israel es un estado legítimo, que en su momento fue una suerte de reparación del resto del mundo por tanta diáspora y tanto Genocidio, aunque esa reparación vino envenenada con prejuicios, castigos y guerras, y con vecinos a los que les cuesta aceptar (como a demasiada gente)  que el pueblo judío tiene derecho a una nación propia, que Israel es tan artificial como cualquier país.

Israel está construido igual de artificial que la Argentina construida sobre el Genocidio de “La campaña del desierto”, sobre la colonización del gran Chaco,  sobre la opresión, esclavización y desaparición de Onas, Guaraníes, Huarpes,  Pilagás, Mocovíes, Matacos, Aimaraes, Tehuelches, Quechuas, Mapuches, Chulupíes, Chiriguanos, Tobas, Diaguitas, Kollas, Wichíes, Comechingones, Pampas, Querandíes.

Israel está construido igual de artificial que Uruguay, sobre la Matanza del Salsipuedes, sobre la colonización, esclavización, exterminio de Charrúas, Yaros, Guaraníes, Bohanes, Arachanes, Chanás, Minuanes.

Deseo creer que algún día se ganará la guerra al odio, al terrorismo y habrá dos Estados conviviendo en paz: Israel y Palestina.

Pero la infame escalada judeófoba, antisemita (ahora disfrazada de antisionista) cada vez que ocurre algo en Israel va en preocupante e indignante aumento. Las redes sociales despliegan, amplifican y fomentan el antisemitismo. Cada muro feizbukiano se erige en un medio de comunicación en el cual se postean sin cautela ni chequeo alguno, falacias históricas, opiniones tendenciosas, imágenes trucadas. Cuando sucede algo en Israel, todo el mundo hizo un Doctorado en Relaciones Internacionales en el mismo garage que se recibió de Doctora la Rímolo, y opina sin saber siquiera de qué estamos hablando. Pero la Rímolo está presa. Lxs antisemitas (antisionistas, perdón) están libres y replicando y amplificando la propaganda goebbeliana del Hamas, defendiendo a un grupo teocrático de ultraderecha que comercia con mujeres y niñas y armas, que persigue y tortura y asesina gays, que oprime a las mujeres, que instauró el casamiento forzoso de niñas menores, que enrola niños para fines bélicos y utiliza a infancias, a civiles, a escuelas y hospitales como escudos humanos.

A la vez que amplifican la goebbeliana propaganda del Hamas, con una cobarde conveniencia lo niegan: imponen la mentira de ”conflicto entre el pueblo palestino y el pueblo judío”, cuando el conflicto es entre el estado de Israel y un grupo terrorista que tomó de facto el poder hace catorce años en Gaza, y es quien somete al pueblo palestino y utiliza la ayuda humanitaria internacional para sus atentados terroristas: Hamas.

Olvidan decir que apenas nacido el estado de Israel, fue víctima de la primera guerra, provocada por ejércitos árabes unidos, armados y hasta dirigidos por oficiales británicos. E Israel se defendió con ayuda única del bloque soviético comunista, que defendía claramente el sionismo como lo que es el sionismo: un movimiento izquierdista (aunque hoy tergiversen la historia y se utilice “sionista” como insulto, principalmente desde cierto “progresismo” analfabeto)

Olvidan decir que no hay UN CENTÍMETRO cuadrado de Gaza ocupado hoy por Israel. Que el ocupante y esclavizante del pueblo palestino se llama Hamas.

X

Me duele que amigxs, gente con la que compartí luchas y banderas izquierdistas, feministas, de DDHH, hoy sean esclavxs de una exagerada ira contra Israel, aclarando rápido “no soy antisemita, soy antisionista”: antisionista, el nuevo disfraz del antisemitismo, de la judeofobia que sólo deja ver su brutal ignorancia. ¿Cómo alguien que se dice “izquierdista”, “feminista”, “progresista” puede ser antisionista? ¿Cómo pueden sostener la bandera que únicamente portan los extremistas: el terrorismo islámico, el neonazismo y el judaísmo ultraortodoxo? ¿Tan analfabetxs políticxs son, o es que sólo son nazis aunque se disfracen de progres? Me violenta que si te oponés a una vacuna sos NEGACIONISTA, pero si pedís la desaparición de un estado, sos PROGRESISTA.

Me deja cuadrados los ovarios tener que aclarar todo el tiempo que no comulgo con la política de Benjamín Netanyahu ¿Por qué será que nadie me pide saber qué pienso de Muda Hassanal Bolkiah, de Lukashenko, de Obiang Nguema, de Sassou-Nguesso, de Nazarbayev, de Ahmad al Bashir, de Isaías Afewerki, de Paul Biya,  de Idriss Déby, de Museveni? ¿Por qué será que nunca vi UN SÓLO posteo de estxs idiotas útiles sobre lo que pasa en Kazajistán, en Guinea Ecuatorial, en Chechenia, en Chad, en Camerún, en Tayikistán, en Sudán, en Uganda, en Eritrea, en Bielorrusia o en el Congo?

XI

Nunca me ha sido fácil ser judía en Argentina.

Hoy, me es difícil en Uruguay.

Toda mi vida condené y condenaré a todo fanatismo.

Estos días, mi otrora admirado y adorado Frente Amplio fue cómplice de amparar nazis. Calló ante innumerables denuncias y PRUEBAS del nazismo creciente en sus filas. No estoy hablando sólo del vergonzoso Edil de apellido Portugal (concejal sería en Argentina) de Rocha que declaró públicamente su nazismo, y fue repudiado (tarde, pero repudiado) sólo por el Frente Amplio de Rocha, no a nivel nacional. Yo misma me comuniqué con dirigentes frenteamplistas y les acerqué las pruebas de la militancia NAZI en un grupo de más de nueve mil frenteamplistas y las amenazas a lxs judíxs uruguayxs y a mi persona. Nada hicieron. Incluso algunxs que consideraba amigxs, ni siquiera tuvieron tiempo de escucharme. Nada.

Y nada importante es que hayan perdido para siempre mi voto y el de muchxs, no sólo judíxs, sino personas de bien, antinazis. No. Lo importante, lo grave, lo urgente es la propensión casi general (salvo honrosas excepciones) de un antisemitismo hoy disfrazado de antisionismo,  por parte de personas que nunca mostraron prejuicios racistas, que una suponía parte de una humanidad valiosa, que se autodefinían progresistas, feministas, defensores de DDHH y toda causa justa, muchxs de ellxs con quienes me sentía cómoda, me convocaban a votarlxs, e izábamos las mismas banderas son lxs mismxs que hoy le dan “me gusta” a posteos que comparan el sionismo al nazismo, o postean memes copiados de las caricaturas nazis.

XII

El célebre pensador progresista y antiespecista Peter Singer denunció hace poco : “hubo una época en que las amenazas en los países democráticos provenían principalmente de la derecha. Actualmente, la mayor oposición a las libertades de pensamiento, de discusión, provienen de la izquierda”

Rebecca Tuvel, la intelectual feminista se pregunta: “¿por qué quienes apoyan a elegir el propio género niegan el idéntico derecho a defender a su pueblo?”

Toda mi vida desprecié y despreciaré a quienes eligen el terror como método político, a quienes eligen la muerte sobre la vida, a quienes niegan, minimizan o justifican el Holocausto. No acepto instrucciones de “líderes”, sean religiosxs o políticxs. Repudio a la RAE que desprecia el lenguaje inclusivo, mientras vomita su antisemitismo desde su diccionario, legalizando el término “judiada” como sinónimo de acción que perjudica a alguien” (sic).

Desprecio y combato a quienes someten, torturan, decapitan a mujeres, a lesbianas, a gays, a quien piensa diferente.

XIII

Soy judía.

Soy la sobrina de la Tía Aída, a quien conocí ya anciana, con su cojera que llevaba a pura dignidad, pierna destrozada en la niñez, sin arreglo posible, producto de una horda antisemita que intentó violarla de niña y la dejó tullida de por vida, sólo por ser judía. Soy la hija de Pablo, quien en 1962 en Argentina publicaba a puros cojones el libro “Los mismos: versos antinazis”, en medio del Golpe de Estado a Frondizi y la escalada antisemita.

Soy la nieta de Basia Moseinco y de Jacobo Schvartzman, quienes mucho antes de mi llegada al mundo, escaparon de los pógroms antisemitas en Ucrania, deseando un pedazo de tierra para vivir en paz en un mundo demasiado odiador para con el diferente.

Soy judía.

No quiero tu tolerancia.

No quiero ser “tu amiga judía”.

Quiero un mundo donde quepamos y nos respetemos todes.

Y donde el nazismo, así sea de un idiota posteo en redes, sea ABSOLUTAMENTE INADMISIBLE.

*Itatí Schvartzman es escritora, nació en Concepción del Uruguay. Vivió ocho años en Montevideo porque ganó un concurso para hacer prensa y comunicación en la sede de Mercosur. Luego se mudó a Rosario, donde trabaja como coordinadora de comunicación de la Dirección de Juventudes. En la actualidad vive en Montevideo.

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Patricia González: “El gobierno actual quiere forzar un retroceso en todo lo conquistado en derechos de género y de igualdad”

Entre el 7 y el 9 de marzo se realizará un nuevo Encuentro Nacional de Mujeres trabajadoras de la AEFIP, en el Hotel sindical ‘Presidente Perón’ de Huerta Grande. El lugar elegido, Huerta Grande, fue un mojón en la lucha de la clase obrera. Allí se realizó en junio de 1962 un plenario de las 62 organizaciones peronistas del que participaron, entre otros, Andrés Framini, referente de la Federación Obrera Textil y entonces parte de la dirección ejecutiva de la CGT y Amado Olmos, dirigente del gremio de la Sanidad. Allí se dio a conocer el programa de Huerta Grande, un documento histórico de diez puntos que bien vale recordar. Uno de ellos dice: fiscalizar rigurosamente las sociedades comerciales. En esta entrevista con Patricia González, Secretaria de género e igualdad de oportunidades de Aefip MDN, reivindica la función social que llevan adelante sus afiliados en un momento en que el Estado se ha convertido en ‘mala palabra’ para el Presidente Milei.

Los diez puntos del Programa Huerta Grande de 1962.

LCV: Este 8 de marzo la AEFIP vuelve a reunir a sus trabajadoras en un Encuentro Nacional. Tienen ya una historia detrás en ese sentido, incluso muchas mujeres desaparecidas en la dictadura para reivindicar en este día ¿no?

—Sí, claro que sí. Nosotros en nuestro sindicato tenemos una larga historia, una construcción en el tiempo que apunta a destacar la militancia de nuestras mujeres y a empoderarnos, ¿no? Está un poco tan de moda la palabra, pero en el fondo tiene que ver con eso. Nosotros hace 19 años que venimos haciendo unos congresos, actualmente se llaman Encuentros Nacionales, donde confluimos las dirigentes y delegadas de todo el país para repensar nuestra realidad, para discutir sobre los nuevos desafíos y, obviamente, para rendir homenaje, reconocer el camino recorrido por las que nos antecedieron, incluso y claramente por las que les costó la vida, literalmente, como fue en la época de la dictadura con las compañeras desaparecidas.

LCV: ¿Cuál es el lema de este encuentro que empieza el jueves 7, sigue el 8 y termina el 9? 7, 8, 9 en la localidad de Huerta Grande de Córdoba?

—El lema de este años del Encuentro Nacional de Mujeres de la AEFIP es “Estado y políticas públicas” ¿Y por qué elegimos ese tema? Porque creemos que es lo que está más en riesgo y es lo que tenemos que salir a defender y es lo que hace a nuestra identidad, primero como trabajadoras que somos parte de un Estado, trabajadoras estatales, más allá de que la AEFIP tiene como un tinte muy profesionalizado y demás, y en tanto garantes de esas políticas públicas, porque al buscar y al legitimar la recaudación de impuestos como una acción de justicia social, estamos garantizando el funcionamiento de esas políticas públicas y la construcción de más políticas públicas. En tanto mujeres, está muy claro que también en el gobierno actual hay un ataque y un querer forzar un retroceso en todo lo conquistado en cuanto a derechos de género, derechos de igualdad. Entonces me parece que estas tres temáticas son esenciales en este momento del contexto de nuestro país y hacen específicamente a la identidad de las trabajadoras de AEFIP.

LCV: En este momento está atacado el Estado y está atacada la condición de trabajador del Estado y está mucho más atacada si la condición es trabajadora del Estado. ¿Qué pensás de los conflictos que se están viviendo en este momento tan virulentos donde la palabra que utiliza Manuel Adorni para describir es desaparece el INADI, desaparece Télam, sabiendo que la palabra desaparecido tiene una connotación tan fuerte?

—Hay un tinte de mucha agresividad. Primero, no creo que puedan desaparecer institutos en la sociedad que se han construido con mucha militancia, con mucho contenido. Ninguno de estos institutos que han mencionado desde el INADI y desde Télam y desde todas las empresas u organismos del Estado que se dicen quieren privatizar o hacer desaparecer, no por nada una ley respalda todo eso. Cuando sale una ley de nuestro Congreso eso tiene que ver con que hay una necesidad social para que eso funcione y para que esté a disposición de la sociedad para generar mejores condiciones de vida. Con lo cual nada de eso puede desaparecer de un día para el otro. Pero sí es verdad que hay una intención de daño, esta cosa de instalar el daño, de promover la violencia; como que esa es la forma legítima de hacer las cosas hoy por hoy en la gestión actual del gobierno. Y creo que eso es lo más terrible, que utilicen como forma de legitimar su acción estos pasos violentos o estas disposiciones del gobierno. Eso creo que es lo más doloroso. Obviamente después las consecuencias que ya sabemos que tienen.

LCV: La pobreza, la caída en la pobreza de tanta gente.

—Sí, y lo que viene después de situaciones de pobreza tan duras.

LCV: Ustedes han atravesado conflictos sumamente complejos en distintas épocas de su vida. Es un sindicato que ha sabido de achicamientos.

—Sí y esta estabilidad que nosotros tenemos hoy es el producto de eso. Es un sindicato chico, porque es dentro del Estado un sindicato específico para la AEFIP, pero es un sindicato en el cual hemos sabido construir mucha fortaleza. Esto lo digo incluso desde nuestros orígenes, nosotros logramos un convenio colectivo propio en medio de la dictadura, digo, cuántos se animaban a salir a hacer paros, cortes y demás para conseguir un convenio colectivo con lo que estaba pasando en ese contexto de país, que era tan atroz y había tantos derechos llevados puestos. Y eso se ha repetido en distintos momentos de nuestra historia, que ha habido gobiernos que iban por un achicamiento del Estado, por implementar o instalar esta lógica de que el Estado no sirve, de que el Estado se tiene que achicar y que eso se traduce en un beneficio para la sociedad, cuando es al revés. Todo eso siempre vino de la mano de querer arrebatar derechos, de generar mal clima laboral, situaciones hasta de violencia institucional, y eso nos dio una dinámica fortalecernos y de estar acostumbrados a cada tanto tener que salir a revalidar y preservar lo conquistado, como decimos en el ámbito sindical.

LCV-Es interesante esa mirada. Generalmente no se relaciona el tema del pago de impuestos con una función social.

Trabajar en un organismo impositivo no significa ignorar la esencia de nuestra labor que no es ‘contra’ nadie sino a favor del bien colectivo.Tenemos el rol de proveer para el funcionamiento del Estado. Hay que comprender que tenemos una función social, el Estado no funciona sin los recursos de los cuales se hace, en su mayor medida, de la recaudación que hace este organismo. Y también está atado de la mano de que esta función social que tiene que ver en el ámbito laboral, lo que tiene que ver con la búsqueda de la eliminación del trabajo en negro, de buscar eliminar desigualdades, de que haya una comunidad de trabajadores que trabajen en condiciones dignas. Si uno no está en un trabajo en blanco, difícilmente pueda trabajar en condiciones dignas.

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Entrevista a Graciela Aleñá. Cuando las mujeres hacemos camino.

A días del 8 de marzo, conversamos con Graciela Aleñá, Secretaria General del Sindicato de Vialidad. De su vida y trayectoria gremial, las dificultades de ser mujer en un medio hostil, y de la realidad nacional: las extorsiones de Milei, las burlas de Adorni, Telam y los despidos, el déficit cero y el parate total de obras, el falso diálogo propuesto por el gobierno. Y la situación de los trabajadores de Vialidad. Recién la semana pasada asumió un interventor, no había firma ni proyectos. Nora Anchart en una entrevista que lleva su sello.

LCV: ¿Cuando empezaste tu trayectoria gremial?

—Empecé como delegada al poquito tiempo de entrar en vialidad. Enseguida los compañeros me ofrecieron ser delegada. La verdad, que no tenía conocimiento de nada. Entré cuando murió mi padre, que era vial, en el año 74, diciembre del 74. Así que en el 75 ya me lo propusieron y bueno, ahí empezó.

LCV: Años duros, Graciela, para empezar.

—Sí, durísimos, claro que sí. Ahí tuve que aprender porque yo no sabía nada. Yo venía a estar en mi casa, a hacer laburos en casa y ahí tuve que aprender un montón de cosas, estudiar lo que era esto. La verdad que me atrapó muchísimo. Fui delegada muchos años. Estuve en la Comisión Paritaria prácticamente todos mis años o toda mi carrera como sindicalista, después fui Secretaria General de la Seccional Capital, Secretaria Adjunta a nivel nacional muchos años. Este es el segundo período que soy secretaria general del sindicato.

LCV: ¿Cómo era ser Secretaria General de un sindicato como Vialidad que tiene un gran componente administrativo, pero también tiene mucha gente en obra y mucho hombre en obra y demás? ¿Cómo era en aquel momento hacer sindicalismo una mujer en ese tipo de gremio?

—Y costaba muchísimo, la verdad que costaba. Me imagino que en general, pero en algunos sindicatos tenías que trabajar mucho, siempre trabajar dos, tres veces más que el resto para que de alguna manera hubiera un reconocimiento a la tarea. Creo que eso es lo que más me formó a mí en esta situación, el hablar prácticamente todos los días con los compañeros y recorrer oficina por oficina. Creo que ese fue un ejercicio en el que aprendí mucho. Aprendí mucho a hablar y aprendí mucho a escuchar, que a veces es más importante que hablar.

LCV: ¿Para el delegado es más importante escuchar?

—Sí, sí. Yo creo que si vos sabes escuchar como dirigente, el resultado de lo que tenés que hacer es mucho más fácil. Por supuesto que a veces no siempre podés darle el gusto a todos o solucionar el tema de todos, pero en general te resulta más fácil.

LCV: Decíamos recién que 1974-1975 fueron años sumamente difíciles para el país, pero para el sindicalismo también, particularmente, era sumamente difícil. Estamos hablando de los años del Rodrigazo, de años de muchísima violencia, de violencia civil en las calles y también de muchísima violencia económica con todo lo que sucedió en el gobierno de Isabel. Habiendo vivido aquella etapa, ¿cómo vivís esta etapa?

—La verdad, mucho más preocupada que en la anterior, porque la celeridad del castigo a la clase trabajadora es superrápida, va en un jet todos los días y aparte a todos los sectores.

LCV: O sea, es peor esta etapa que 74 o 75.

—Sí, de otra manera. Aquella tuvo cosas medio oscuras, que hay que reconocer que fue así. Temor por otras cosas. Pero acá lo que uno ve es en peligro todo el sistema, ¿no es cierto? Porque uno no puede de la noche a la mañana hacer desaparecer Télam, hacer desaparecer Aerolíneas, hacer desaparecer el Banco Nación. No sé, queda claro que odian el Estado, queda claro que no quieren saber nada con el Estado, nada más que para un grupito pequeño que arribe a sus negocios, ¿no? Porque si no, uno no encuentra sentido. Tener hoy chiquitos que no pueden acceder a su remedio oncológico, tener chiquitos discapacitados que han perdido toda la posibilidad de estar a la par que cualquiera, de poder ejercitarse en una escuela y como es un montón de cosas más, que no las voy a enumerar, llevaría mucho tiempo, pero me parece que estamos todos en peligro.

LCV: Acabás de mencionar tres veces un verbo, que es el verbo desaparecer. Cuando le hicieron una pregunta al vocero del presidente, a Manuel Adorni, acerca de qué iba a pasar con la agencia Télam, dijo: Desaparecerá. Con todo el contenido y el continente que tiene esa palabra para los argentinos, usada desde un púlpito del Estado. Esta situación en donde no están necesitando tanques para estar acabando con nosotros, vos decís que más allá de los votos, yo sé que los votos fueron democráticos, que hay que respetar y demás, pero digo, ¿el poder que se está ejerciendo es un poder democrático o es un poder rayano en el autoritarismo?

—No, es autoritarismo y extorsionador. Quedó claro el otro día cuando habló el presidente, que también es extorsionador este gobierno, ¿no es cierto? O sea, te invita a firmar un acuerdo como el que invitó a firmar, siempre y cuando le voten las leyes que él quiere. O sea, la verdad que no sé qué tipo de negociación es esa. Nunca conocí. Cuando hablo de negociación, hablo buenamente de lo que es negociar, en política o en gremio. O sea, lo que hace es extorsionar. Si vos me votaste el DNU o la Ley Ómnibus, yo te invito y venís a Córdoba, firmamos y somos todos amigos. Creo que es un autoritarismo total. Creo que pueden decir cualquier cosa, manchar a las personas; el mismo el vocero, reírse, chau, chau, Télam. O sea, burlarse de la cantidad de trabajadores, de toda una historia, además, que tiene Télam.

Yo le pediría al Presidente que diga los nombres de los ‘ensobrados’, porque salvo a Massa, solo mencionó sindicalistas. Está claro dónde quiere llegar.

LCV: 78 años, pero además, 700 trabajadores que son 700 familias.

–Por eso. O sea, yo creo que estamos bancándonos que nos digan cualquier cosa en los medios y los medios hacen silencio sacando alguno que otro que por ahí te lo pase y te toma posición. El resto hace silencio y es una barbaridad lo que está pasando, ¿no es cierto? Yo le pediría al presidente que tire los nombres de de los ensobrados, que tire los nombres de los gobernadores, porque qué casualidad, sacando a Massa, que lo nombró, después son todos sindicalistas los que nombró. Entonces, ya está claro hacia dónde quiere llegar.

LCV: ¿Por qué crees que estamos tranquilos? ¿Por qué la gente está soportando esto?

—No sé, yo creo que por ahí nos hemos acostumbrado a estar más tranquilos y nos está faltando comunicar, tal vez,, hacer ver cuál es la realidad, hacer ver lo que significa el DNU o la Ley Ómnibus, que cada ciudadano lo vea. Creo que está faltando un poco de esa enseñanza, porque no tienen porqué saberlo tampoco, aparte son miles de hojas. Pero bueno, yo creo que pasa por ahí, pasa por algunos que creen que no les va a tocar. No sé, esta situación así adormecida tal vez es lo que más nerviosa me pone a mí en lo personal, pero también a veces pienso que es esta calma previo a la tormenta.

LCV: ¿Tenés hijos?

—No, tengo unos sobrinos hermosos.

LCV: Te preguntaba porque viste que uno siempre proyecta cosas y el otro día me decía una amiga que esta generación es la primera en que los hijos van a estar peor que los padres.

—Y sí, porque aparte sumale este odio que hay, que es terrible. El odio es una cosa en la mirada, en los gestos, en la calle. No te importa nada del otro; pero está engendrada por las propias palabras. Si un vocero presidencial le dice a los trabajadores, a los 700 trabajadores de Telam: Chau, Télam, chau, burlándose, el que viene atrás se va a burlar más y el troll que lo sigue a él se va a burlar más. Y esto es una cadena que no la vamos a terminar nunca.

Estamos a días del operativo de vialidad invernal en Patagonia. Todavía no se ha comprado sal. Sin sal no podemos despejar la nieve. Estamos en el aire.

LCV: Graciela, vayamos al tema concreto de vialidad. ¿Cuál es la situación? Ustedes la semana pasada tuvieron un encuentro. Contame, ¿cuál es la situación laboral de los trabajadores de vialidad y qué respuesta tuvieron la semana pasada?

—Por suerte nombraron al administrador de Vialidad Nacional, no teníamos administrador y eso significaba una serie muy grave de inconvenientes porque no podíamos hacer absolutamente nada, sacando que algunos funcionarios se hicieron cargo de alguna manera de la situación. Pero la verdad que también estoy preocupada porque la reunión fue buena, las intenciones, un poco lo que queríamos escuchar nosotros, que íbamos a continuar con la conservación, esperanzados en que se retome la obra pública, no solo por nosotros, sino por los cientos y miles de compañeros que se han quedado sin trabajo, pero la verdad que pasan los días y es preocupante. Nosotros estamos previos a lo que es el operativo invernal en toda la Patagonia para el despeje de nieve y estamos medio en el aire, ¿no? Todavía no se ha comprado la sal, si no tenemos sal no podemos despejar la nieve, etcétera, etcétera.

LCV: Claro, porque vialidad no es solamente el tema de hacer los caminos, sino también de mantenerlos, de tenerlos.

—Sí, básicamente la mayoría de nuestros trabajadores están dedicados a la conservación. Lo que es construcción se hace con empresas, con la inspección, laboratoristas y demás nuestros, pero el fuerte nuestro, nosotros estamos atendiendo ahora casi 28.000 kilómetros de conservación. Deberíamos estar atendiendo. Esto nos preocupa. Le decía a los compañeros al principio de toda esta gestión que, bueno, hay varias maneras de privatizarte, no voy a usar la palabra desaparecer, pero de sacarte del medio e ir desfinanciándote, ¿no? y en este momento yo tengo que decir que estamos desfinanciados. Se les debe a los compañeros los viáticos del mes de diciembre y toda una seguidilla de cuestiones que la verdad es preocupante. Yo espero que el administrador con la palabra que me dio personalmente pueda cumplirlo porque se vio una buena intención pero si el gobierno no se levanta de la caja donde se sentó, va a ser muy difícil que podamos realizar nuestra tarea y la gente nos va a terminar insultando a nosotros.

Una de las formas de privatizarte es desfinanciarte y estamos desfinanciados. Todavía nos deben los viáticos de diciembre. Si el gobierno no se levanta de la caja donde se sentó va a ser muy difícil

LCV: Viste que ya hay varios interventores que están renunciando justamente porque están pidiendo la guita mínima para funcionar y Caputo se las niega.

—Por eso, así es fácil tener un déficit cero. No trabaja nada, nada se mueve, todo se paraliza, echamos trabajadores, cerramos empresas, no sólo del Estado, privadas, bueno, lo que está pasando con el tema del acero, ¿no es cierto? Es gravísimo.

LCV: ¿A cuántos trabajadores involucra esto? Incluyendo lo del acero, lo que tiene que ver con los caminos y todo lo demás

—Y que están en paralelo es un montón, es un montón, porque tenés algunos donde se construye camino, los compañeros de la construcción, el que vende el asfalto, el que vende la nafta, el que te vende las herramientas para que puedas trabajar, el aceite para el gasoil, las cubiertas, hasta la comida en la zona donde estás trabajando y movilizando toda la tierra. Es un montón. No sé hoy decirte el número porque el viernes pedì el dato de la cantidad de obras viales que se han paralizado, porque cuando hablan de paralización de obras están hablando en general de lo que es el agua y demás, pero de obras viales, y bueno, no tengo el número, pero sí lo primero que me dicen es “terrible Graciela”. Eso nos preocupa mucho, porque no somos solo nosotros.

Los funcionarios dicen que los empresarios se harán cargo de las obras pero ninguna empresa se va a hacer cargo de una ruta en donde pasan 10 autos por día. Allí es donde debe estar el Estado

LCV: Porque en el momento del apogeo de las rutas argentinas, a la vera de las rutas, lo que crecía eran los pueblos. En la medida en que los pueblos, las rutas, van cayendo en desuso o no se arreglan y demás, la consecuencia más directa es la desaparición de esos pueblos.

—Sí, además la falta de conectividad. Vialidad, indudablemente, cuando yo escucho que los funcionarios hablan de que las empresas van a hacerse cargo, ninguna empresa se va a hacer cargo de una ruta donde pasan 10 autos por día.

LCV: ¿No es por eso que las rutas que son nodales para poder tener conectividad en pueblos que de otra manera no la tienen porque no son rentables? ¿No es ese el sentido del Estado?

—Ahí es donde está el Estado. El que tiene que salir hasta un hospital en una localidad vecina, los chiquitos que van a la escuela, no sé, el que trabaja, el que va a trabajar a un pueblo vecino. O sea, me parece que es importante y aparte un tema que nadie está hablando, que esto es grave, ¿no?, la falta de conectividad, de la salida de nuestra mercadería, de nuestra producción del campo, que es el tema de los accidentes. Porque si yo no corto el pasto, no repongo las señales que se roban, no hago el bacheo de las rutas, no recalzo las banquinas, etcétera, etcétera, y bueno, van a terminar habiendo mucho más accidentes de lo que podía haber hasta ahora. Aparte, algo que es grave para el país, no puede ser que cada cuatro años cambie el gobierno y damos diez pasos para atrás. Vamos para atrás, después volvemos para adelante. Estamos siempre parados en el mismo lugar.

Este parate nos hacer perder todo lo que ya se puso en las rutas argentinas. El deterioro de los caminos tendremos que volver a pagarlo y será más caro que el mantenimiento. Ese es el verdadero robo

LCV: ¿Cuál fue el mejor momento nuestro en términos de obra vial?

—Hace muchos años. Me acuerdo por mi padre, que me contaba. No recuerdo bien el año, pero hace bastante. Hubo un administrador que le dio mucha fuerza a Vialidad. Después fueron vaivenes, decaímos como estamos decayendo ahora. La gestión pasada levantamos, ahora caemos, caímos con el macrismo. Es muy difícil. A mí lo que me preocupa es que todo es plata del Estado, porque se habla tanto de la plata del Estado. Y estos señores, este frenate que están haciendo, no hacen otra cosa que haber perdido lo que ya se puso en las rutas argentinas, porque este deterioro que va a haber en los caminos, lo vamos a tener que volver a pagar en lugar de tener un mantenimiento permanente, ¿no es cierto? Ese es el verdadero robo.

LCV: Y el ciudadano lo paga cada vez que se le rompe un auto o se le rompe algo del auto transitando esos caminos.

—Y rogamos que no se muera nadie, ¿no?

LCV: Graciela, para cerrar, ¿tenemos salida? ¿Cómo salimos de esta?

—Creo que tenemos salida si dejamos de pelearnos por lo menos los que pensamos parecido o los que queremos un objetivo claro o el mismo objetivo, dejemos de criticarnos si este fue, no fue, si esta se habló de más. Creo que lo primero que hay que partir es tener en claro quién es el enemigo y, bueno, alguien hablaba de que hay que hacer la unidad hasta que duela y yo sí creo en una unidad donde por supuesto hay quienes para mí no tienen retorno que son aquellos que jugaron con la derecha o formaron parte de los gobiernos de derecha que destruyeron al pueblo trabajador. Después los demás son todos bienvenidos porque creo que tenemos que aparte tener en claro qué queremos hacer de nuestro país y algo que dure muchos años.

(Entrevista realizada por Nora Anchar en el programa La Columna Vertebral-Historias de Trabajadores del 4 de marzo de 2024. Escuchanos todos los lunes de 18 a 20 por larz.com.ar)

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La primera estrella internacional del teatro y el cine argentinos: una entrerriana casi olvidada, por Américo Schwartzman

Este 28 de febrero se cumplen 76 años de la muerte de Camila Quiroga. Nacida en Chajarí, fue una artista enorme del siglo XX, la primera figura internacional del cine y teatro argentinos, a los que proyectó como nadie hacia el continente latinoamericano y hacia Europa, con una visión de avanzada y una trayectoria elogiadísima. Sin embargo su nombre es casi desconocido masivamente, incluso en Entre Ríos.

El nombre de Camila Quiroga me resultaba familiar: mis amistades de Chajarí (como Gustavo Surt) me habían hecho saber de su existencia. Pero no tenía presente en todas sus dimensiones la talla de esta gran artista nacida en Entre Ríos. Fue el querido Jorge Leyes quien, hace poco, me convidó a mirar un documental sobre Camila, titulado “La revelación de nosotros mismos”, dirigido por Gerardo Panero y con producción del mismo Jorge. Ese breve documental me hizo valorar (y enamorarme) de la figura de Camila. En ese trabajo notable aparecen rostros y voces de gigantes que ponen en valor la relevancia de Camila Quiroga. Algunas de esas voces: Osvaldo Bayer, Mario Soffici, Gogo Andreu, Jorge Luz, Octavio Getino, Lydia Lamaison, Beatriz Seibel. Un documental insoslayable realizado en 2008 por Gerardo Panero. La frase que da origen al título del documental es de Gabriela Mistral: Camila, dijo la poeta chilena, “tiene como pocos intelectuales hispanoamericanos, el orgullo de nuestra cultura como conjunto y un ansia de imponer a los que aún nos desdeñan, el respeto hacia la América artística, consagrándola como la revelación de nosotros mismos”. Nada menos.

Olvido y logros de Camila

Cuando uno repasa sus logros se agiganta el asombro por el olvido al que se ha relegado la figura de esta chajariense nacida como Camila Josefa Ramona Passera el 19 de marzo de 1891, en aquel pueblo que aun se llamaba Villa Libertad. Veamos:

· La descubrió como actriz, en Buenos Aires (adonde llegó en 1906) nada menos que Armando Discépolo.

· Fue parte de la compañía de los Hermanos Podestá, donde estrenó “Con las alas rotas” de Emilio Berisso, con más de 350 representaciones.

· Luego creó su propia compañía junto a su esposo Héctor Quiroga, de quien tomó el apellido para su nombre artístico.

· Fue una de las fundadoras de la Asociación Argentina de Actores, inmediatamente después de la llamada “Semana Trágica”, en 1918.

· Realizó giras por América Latina y por Europa, con éxitos destacables especialmente en España, Portugal y Francia.

· Trabajó, entre otros, con Carlos Gardel, Florencio Parravicini, Lola Membrives, Pablo Podestá, Blanca Podestá, Alfonsina Storni y Eva Duarte (todavía no era la esposa de Perón).

· Filmó nueve películas entre 1916 y 1918, hasta su consagración en “Juan Sin Ropa” de 1919, producida por Camila y su marido y dirigida por el francés Georges Benoît. “Juan Sin Ropa” es una pieza de avanzada: marca un hito en el cine social argentino al reflejar las revueltas obreras reprimidas durante la Semana Trágica en enero de 1919.

Afiche madrileño de Camila Quiroga.

Pionera del cine social

“Juan Sin Ropa” es una película sin sonido, filmada en blanco y negro y dirigida por Georges Benoît, sobre el guion de José González Castillo. Se estrenó el 8 de enero de 1919 y tuvo como actores principales a Julio Scarcella, Camila Quiroga y Héctor Quiroga. Con Benoît, que ya era un reconocido director de cine, el matrimonio de Camila y Héctor formó la productora “Quiroga-Benoît Film”.

El guión de “Juan Sin Ropa” fue obra del escritor rosarino José González Castillo, dramaturgo, director de teatro y autor de letras de tango (como por ejemplo “Silbando” o “Milonga en rojo”). González Castillo era anarquista y padre de Cátulo Castillo, para más datos. Sus ideas y su mirada social fueron decisivas en el guión de la película, que no escenifica sino que preanuncia, visionera, lo que se dio en llamar “La Semana Trágica”, la brutal masacre contra los grupos obreros argentinos, en la que fueron asesinadas cientos de personas en la ciudad de Buenos Aires, en en la segunda semana de enero de 1919. Es decir, apenas unos días después del estreno del film.

El protagonista, Ponce, es un trabajador rural que se emplea en un frigorífico y es elegido delegado sindical. Escapa a la represión policial durante una huelga gracias a la ayuda de una joven, que es hija del dueño del frigorífico. Ponce vuelve al campo, donde adquiere prestigio como colono y comienza a bregar por los intereses de los colonos, en especial contra los comerciantes de granos pero también contra el caudillo político del lugar. Mientras, la joven que lo había ayudado es infeliz en su matrimonio con un cerealista, que resulta asesinado. Ponce evitará el despojo a la joven viuda y así ambos realizan su anhelo de dicha.

Quienes estudian la historia del cine dicen que con esta película Camila y Héctor Quiroga inauguran una línea social del cine realista argentino. Por ejemplo, Héctor Kohen dice que “es el primer film moderno del período, tanto por su sistema de producción como por el empleo sistemático de todos los recursos (…). Recursos que Benoit maneja con notable soltura, en especial en las escenas de masas: la asamblea de los obreros del frigorífico, la represión policial a los huelguistas”. Asegura además que “estableció un nuevo rumbo para el cine argentino”.

La película se exhibió también en Estados Unidos, Francia y muchos otros países, incluida España, donde hubo una exhibición especial ante la corte de Alfonso XIII antes de su estreno en el Comedia, de Madrid. En este enlace se pueden ver, con bastante buena calidad, los fragmentos que se pudieron rescatar y restaurar (Juan Sin Ropa en You Tube)

Más hitos de Camila

· Camila Quiroga protagonizó también algunas películas con sonido, donde se puede apreciar su talento actoral: “Viento Norte” de Mario Soffici junto a Enrique Muiño, Elías Alippi y Orestes Caviglia en 1937, y “Veinte años y una noche” de Alberto de Zavalía con Pedro López Lagar y Delia Garcés.

· Trabajó en radioteatros entre 1930 y 1945. En su compañía se desempeñó en 1939, la actriz Eva Duarte, en la obra “Mercado de amor en Argelia”.

· Camila fue condecorada en Portugal, México, Cuba y Chile. En esos países, el paso de Camila Quiroga no solo fue consagratorio sino fructífero: el mundo teatral de cada tierra que pisó se asombró por el hecho de que Camila llevaba obras de autores argentinos, y generó que en América Latina se comenzara a valorar a sus propios dramaturgos.

A tal punto fue estimulante la gira de Camila y su compañía, que en México asiste al teatro Francisco Monterde, escritor mexicano y director de la Academia Mexicana de la Lengua. Era 1925 y fue toda una revelación para Monterde, quien años después la recordará con estas palabras:

“La temporada de Camila Quiroga en México comprendió exclusivamente a autores rioplatenses; esto fue un ejemplo y un estímulo para los escritores e intérpretes del pueblo azteca, por lo que, ante tal ejemplo, se creó la Unión de Autores Dramáticos del México y apareció el grupo de los siete autores”.

En 1923, Caras y Caretas daba cuenta del éxito de Camila Quiroga en México.

Así, la gira latinoamericana de la actriz nacida en Chajarí fue considerado un “despertar” para que artistas y autores de todos los países se atrevieran a escribir y representar historias autóctonas y no exclusivamente autores españoles, como era la costumbre de la época.

Fue también por esa razón que la escritora chilena Gabriela Mistral –Premio Nobel de Literatura en 1945– declaró a Camila: “La primera mujer en considerar a Latinoamérica como una sola tierra”.

Razones del olvido

Camila murió tempranamente, a los 56 años, el 28 de febrero de 1948.

En Chajarí, un museo municipal lleva su nombre y se ocupa de mantener viva su memoria, incluso a través de un sitio de facebook. Está ubicado en una casona antigua construida a fines del siglo XIX por Constantino Saltery, el abuelo de Camila Quiroga. En esa casona nació Camila; tiempo después fue sede del Consulado Italiano, atendido por el abuelo de la artista; allí también funcionó una escuelita particular, reconocida por el Consejo General de Educación de la Provincia y atendida por Adelina Saltery, tía de la artista. Hoy el museo tiene ocho salas y un salón multiuso.

El Museo que lleva su nombre está ubicado en la casona donde nació, en la actual Chajarí.

Camila es ampliamente reconocida por la historiografía del cine como la primera gran actriz dramática de su tiempo, y como la única de proyección internacional desde un país periférico como el nuestro. Sin embargo el desconocimiento masivo de su figura es llamativo.

A partir del trabajo de Panero, Leyes y Hermosa, y en los años recientes, se ha comenzado a producir una lenta pero importante revalorización de la trayectoria y el lugar que Camila Quiroga ocupa en la historia del teatro y el cine de la Argentina.

En un ensayo sobre Camila, la investigadora Eleonora García repasa sus éxitos y logros: “Abundan las críticas favorabilísimas, el otorgamiento de premios y reconocimientos en el exterior: su nombre ha trascendido como el de aquella mujer que hiciera conocer la dramaturgia argentina en el mundo, además de mostrar que nada debíamos envidiar desde las tablas nacionales a las poéticas de actuación que habían dominado Europa en el pasaje del siglo XIX al XX”.

Pero luego se pregunta: “¿Cómo fue que Camila Quiroga se fue volviendo invisible cuando de hecho fue un actor social y político de nuestra vida nacional? Aquí la pregunta que se repite una y otra vez en el campo intelectual: ¿Qué recortes y selecciones van armando la galería de nombres que trasciende y se torna disponible en tanto legado? No tenemos respuestas concretas en lo que respecta precisamente a Camila y a la que hemos tomado, repetimos no con la intención de esculpir un busto mítico sino siendo capaces de desplegar a través de ella un entramado complejo”.

Camila en tapa de revista Sintonia, 1934.

Fuentes utilizadas

· Eleonora García (2018), “Camila Quiroga, voz de mujer. Legitimación de la voz femenina en la poética de actuación de Camila Quiroga”. (Disponible en http://eventosacademicos.filo.uba.ar/index.php/artesencruce/AEIV2016/paper/view/3355/1863)

. Documental “Camila Quiroga: La revelación de nosotros mismos” (2008), dirigido por Gerardo Panero y producido por Jorge Leyes.

· Sitio web www.camilaquiroga.com.ar/

· Claudio Hermosa (2011). Camila Quiroga; Glorias en vísperas del olvido. Buenos Aires: De los cuatro vientos.

· Colección Caras & Caretas, en la Hemeroteca del sitio digital de la Biblioteca Nacional de España.

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