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Pablo Moyano: “Esperemos que esto sirva para la unidad total del peronismo”

Pablo Moyano, uno de los secretarios generales de la CGT, se refirió al intento de asesinato sufrido por Cristina Fernández de Kirchner, criticó la actitud de parte de la oposición y aseguró que la central obrera “tiene que tomar alguna medida”.

LCV: ¿Cómo te enteraste del atentado a Cristina? ¿Dónde estabas?

-Estaba en mi casa viendo justamente un partido y un compañero me avisó. Empezamos a llamarnos entre dirigentes sindicales, políticos, intendentes, a ver qué hacíamos el día viernes. Yo creo que esa movilización y esa necesidad de expresarse en la calle empezó el 17 de agosto, cuando la CGT convoca esa marcha masiva del Obelisco al Congreso. Creo que empezó toda una generación de movilización y bueno, después de lo que pasó, esa represión el día de las vallas en la casa de la vicepresidenta y después el día jueves y viernes, creo que han despertado al peronismo, que nunca estuvo dormido como decían. Creo que toda esa movilización, que va a continuar, no creo que se haya terminado el viernes, sino que va a haber una movilización constante defendiendo la democracia en nuestro gobierno y decirle a la derecha que se dejen de joder porque con la paz social y con un plato de comida a los argentinos no se jode.

LCV: Con el fantasma de la muerte no se jode.

-Nosotros éramos los violentos, el peronismo era el violento, el sindicalismo era la mafia. Bueno, queda demostrado que la derecha es la que genera constantemente hechos de violencia.

LCV: Otro tema que me parecía para destacar en la plaza era que no eran solo peronistas, había incluso había gente que decía “yo no los vote nunca, pero no quiero esto”. El clima tenía algo de la angustia, pero también algo de la comunión que tuvo cuando eran los alzamientos cara pintada, donde la gente no le importaba tanto si era peronista, si era radical o qué cosa.

-No queríamos volver al pasado, no queremos volver ni a los milicos, no queremos volver a la derecha. El otro día estuvimos hablando con varios dirigentes en la Casa de Gobierno cuando nos citó el presidente el día viernes. Primero analizamos qué hubiera pasado si hubiera pasado lo peor. El viernes hubiese sido una guerra civil. Ojalá que esto sea el punto de partida de la unidad total, más allá de la diferencia dentro de la coalición, ojalá que esto sea el punto de partida para dejar de lado las diferencias y empezar a darle respuesta a todas las cosas que le falta a toda la gente y que sirva como el punto de partida a la unidad total del peronismo. No nos podemos dar el lujo de seguir sacando la diferencia con los medios y que la derecha siga avanzando. Creo que con esto hay un antes y un después. Creo que la división que ha generado entre los gorilas mismos lo que ha pasado el día jueves, la sesión ayer en diputados que fue bochornosa, creo que esto va a hacer que el peronismo recupere nuevamente la iniciativa.

LCV: Vos crees que la clase política, y acá no hablo de peronismo, hablo de los que están en diputados, senadores, los que están en Casa de Gobierno y el Ministerio de Economía, ¿crees que están a la altura de entender que esto es una bisagra donde no hay tiempo para seguir alimentando el despelote y la interna entre ellos mismos?

-Yo creo que la oposición no va por ese camino. Veíamos en la sesión ayer cómo seguían atacando al gobierno, cómo algunos diputados y diputadas ponían en duda el frustrado atentado. Los sábados a la noche veo el programa Sobredosis de TV, donde van poniendo distintas declaraciones, distintos hechos que van pasando en la sociedad, y veía en las marchas de la derecha ese odio colgando las bolsas con nombre y apellido de dirigentes, la guillotina. Ahí te das cuenta que esa parte de la sociedad no quiere la paz social, ni hablar de los medios de comunicación. Yo creo que esto tiene que ser el punto de partida de la unidad total y empezar a tomar medidas. Como le explicamos el otro día a Sergio Massa, la asignación familiar por hijo o hija a todos los trabajadores, un bono en estos momentos para que aquellos salarios que no alcancen a cubrir la canasta básica, la cubran. Tienen que tomar ya medidas el gobierno y alentar el consumo masivo de los trabajadores.


“Hay parte de la sociedad y los medios que no quiere la paz social”

SOBRE LA VIOLENCIA EN LAS MARCHAS DE LA OPOSICIÓN

LCV: ¿Cuál fue el clima de esa reunión?

-Bien. A Sergio lo conocemos hace muchos años. Está muy confiado de que la va a sacar adelante. Creo que esta nueva visita a Estados Unidos, nos contó que por protocolo tenía, va a tratar de empezar a traer inversiones a nuestro país, y él cree que, si Dios quiere, en un par de meses va a ir bajando la inflación y poner en el bolsillo sí o sí del laburante en forma inmediata. Creo que al regreso de esta gira va a haber anuncios importantes.

LCV: ¿Cómo sigue mañana?

-Mañana hay nuevamente reunión de consejo directivo de la CGT, creo que el paro de hecho fue el día viernes. Más allá del feriado nacional, la gente se ha movilizado en forma espontánea, organizada y en paz. Mañana seguirá el debate en la CGT, hay varias posturas, vamos a tratar de consensuar lo que decida la mayoría. Hay propuesta de un paro general, hay propuesta de una gran movilización a la Corte Suprema, porque los tipos son también una parte muy importante de lo que está pasando en nuestro país también, con las persecuciones, con acusaciones falsas, con un invento de causa como le apareció tanto a Hugo como quien te habla. Bueno, creemos que es necesario que la CGT tome alguna medida. Si bien el viernes fue muy importante y bueno, mañana debatiremos de acá en adelante las medidas que se tomen.

LCV: El otro día en la plaza las banderas decían la democracia y demás, pero había una presencia sindical que indicaba estamos acá y no se olviden que estamos acá.

-La marcha del 17 de agosto donde muchos decían la marcha fantasma. No. Nosotros fuimos claros cuando yo dije “le pedimos al presidente que ponga lo que tenga que poner”, para decirle a los empresarios que se dejen de joder con la inflación, que dejen de remarcar, que dejen de sacarle un plato de comida a los argentinos, y reclamarle también del gobierno que las paritarias sean libres, que haya un bono de forma urgente, que las asignaciones familiares sean para todos los trabajadores. Hay reclamos de la CGT, no miramos para otro lado. Pero bueno, pasan las cosas tan rápido que, pasó lo que pasó y hubo esa manifestación, pero los reclamos van a seguir.

Pablo Moyano le puso fecha y hora a la marcha contra el gobierno de la  Ciudad: "Viven en un termo"

LCV: ¿Hubo manifestaciones de solidaridad de centrales obreras extranjeras para ustedes?

-Sí. A nosotros nos llegó una carta de la ITF, que es la Federación Internacional de Transportes, nos llamaron dirigentes de los sindicatos de transporte de Brasil. Te imaginas que con la repercusión mundial que tuvo esto llamaron de todos lados. Seguramente muchos presidentes llamaron a Alberto. Todos los que tenemos cierta responsabilidad y tenemos relaciones internacionales hemos recibido el apoyo y el repudio total.

LCV: La clase obrera trabajadora argentina, los desocupados, los cabecita negra y todo lo demás, no descubrimos hoy el odio. Lo sabemos y lo llevamos en la piel.

-Uno cuando ve cuando salen las señoras a marchar al Obelisco, a Plaza de Mayo, seguramente sus familiares o amigos de sus familiares serán los que pintaron “viva el cáncer”, porque ese odio que tiene hacia el peronismo, hacia nuestros líderes, vos lo ves y decís ¿cómo puede ser? Cuando ves esa imagen y te agarra una bronca, del odio, del desprecio que tienen contra los más necesitados, los cabecitas negras, como decía nuestra Evita, hacia los laburantes. Hoy llevas adelante una medida de fuerza y bloquean, extorsión, procesado. No permiten o no digieren que un laburante tenga condiciones laborales dignas.

LCV: De todos modos, el viernes había mucha de esa clase media politizada que había perdido también un poco el ejercicio de la clase y que esta vez salió.

-Ojalá que de todo lo malo del día jueves sirva para la unidad, para que todos aquellos que se habían alejado del peronismo, vuelvan y vengan a militar para el año 2023. Yo no quiero ni pensar lo que puede llegar a pasar si vuelven a gobernar estos tipos. El día jueves tuve un Zoom con dirigentes del transporte de Brasil, gente muy importante y se juegan la vida el 2 de octubre con la elección de Lula.

LCV: ¿Vas a ir para allá?

-He sido invitado. Ellos nos dicen lo mismo. La única esperanza que le queda es Lula. Si no van a venir a arrasar con todos los derechos de los trabajadores y todo van a ir en cana. Se repite la historia de lo que quieren hacer acá. Dilma procesada, Lula procesado y detenido, acá Cristina procesada. Se repite la historia de esa derecha que no permite que un trabajador viva con dignidad.

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Amenaza de despidos en la Biblioteca Nacional

Trabajadores y trabajadoras de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno viven la angustia de una nueva ola de depidos masivos, como ya ocurrió en tiempos de Macri. Sin medias tintas, las autoridades han hecho trascender que el próximo martes es la fecha elegida para reducir en un 30% el personal, lo que significa, aproximadamente 300 personas que llevan adelante desde hace años una tarea que las enorgullece.

La Biblioteca Nacional es la institución cultural más antigua del país. Fue creada en 1810, bajo los ideales iluministas del siglo XIX. Desde su fundación tuvo como misión custodiar, registrar, preservar y difundir el patrimonio bibliográfico y documental a su alcance. En la actualidad, no sólo es una de las instituciones más importantes de latinoamerica por su acervo bibliográfico, también se ha amoldado a los tiempos digitales, es consultada en el mundo entero y posee uno de los archivos de fondos personales más interesantes de los protagonistas culturales del siglo XX, así como una impresionante audioteca, fototeca, y la misión de recuperar archivos gráficos de magnitud como los del diario Crónica, entre otros. En las últimas décadas se ha convertido en un espacio ineludible para el debate, la formación y la divulgación cultural a través de muestras, talleres, encuentros de poesías, ciclos de cine, entre otras actividades.

Entre sus directores, figuran algunos de los nombres más destacados de la cultura nacional: Paul Groussac, Jorge Luis Borges y Horacio González supieron interpretar el legado de su creador, Mariano Moreno. Durante sus gestiones, crecieron los acervos y sus lectores; se ampliaron y mejoraron sus servicios y sus sedes; se diversificaron las preocupaciones e intereses y se estableció un vínculo cada vez más afianzado con la comunidad.

“La Biblioteca es una ciudad, un universo, sostenido por una comunidad de empleados altamente capacitados en cada una de las especialidades de las que, los aquí firmantes, hicimos y hacemos buen uso y agradecemos”, señala la carta en circulación que ya ha reunido un centenar de firmas.

“Por todo esto y, en vista del congelamiento del presupuesto institucional y de los anunciados despidos de muchos de sus trabajadores -medidas que, de concretarse, ponen en riesgo el funcionamiento de la entidad y el mantenimiento de sus colecciones-, nos dirigimos a las autoridades pertinentes –al presidente de la República Argentina, Javier Milei; a la ministra de Capital Humano, Sandra Petovello; al secretario de Cultura, Leonardo Cifelli y a la directora de la Biblioteca Nacional, Susana Soto Pérez– para solicitarles la urgente revisión de esta situación en favor de la identidad nacional y el bien social. Un país sin cultura es otro modo, complementario a las políticas económicas, de condenar a sus habitantes al hambre, concluye el documento.

Para leer y adherir, aquí la carta completa:

https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSchpY-fftXoRiu53dq6oTZO40EiXlhys-Rf9aQk4W99rdobGw/viewform

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Archivo

El origen de los 30.000 desaparecidos. Investigación de Oscar Taffetani

El 9 de diciembre de 2016, un despacho de la agencia Télam envió a los medios el resultado de una investigación sobre los antecedentes documentales de los 30.000 desaparecidos, cifra que se convertiría en símbolo de la lucha contra la dictadura genocida primero y del reclamo de verdad y justicia después. Ciertos negacionistas locales, imitando a los negacionistas de la Shoá y de los otros genocidios del siglo XX, pretenden reducir la valoración de esas tragedias históricas a la exactitud de unos pocos datos que son variables y casi siempre inverificables. La investigación –rescatada del archivo de Télam- nos invita a remontarnos al origen verdadero de esa cifra que fue inicialmente calculada por el terrorismo de Estado, pero que fue resignificada por la lucha de varias generaciones argentinas.

En una carta fechada el 2 de enero de 1976 y dirigida al escritor cubano Roberto Fernández Retamar, el narrador argentino Haroldo Conti, referente del FAS y vinculado con el PRT-ERP, hace una alhelante predicción: “Me acaba de informar muy confidencialmente mi cuñado, que es militar, que se espera un golpe sangriento para marzo. Inclusive los servicios de Inteligencia calculan una cuota de 30 mil muertos”. Consultado Retamar sobre la autenticidad del documento, respondió a quien esto escribe: “La carta que me envió el compañero Haroldo el 2 de enero de 1976 se encuentra en el archivo de la Casa de las Américas”.

“También publiqué dicha carta -agregó Retamar- en mi libro ‘Fervor de la Argentina’, que apareció en Buenos Aires en 1993 y tuvo reedición cubana”. A cuatro décadas de ser escrita, esa carta de Haroldo, lo mismo que el contexto histórico, merecen una reconstrucción.

No fue aquella la primera vez en que Haroldo Conti dio a entender que disponía de información de Inteligencia, por contactos propios –-no sólo familiares– en las fuerzas armadas y de seguridad. En otra misiva, también dirigida a Retamar y fechada el 15 de octubre de 1973, dice: “Acabo de enterarme por una persona de mi amistad, que corrió el riesgo para informarme, que en una orden que se distribuye entre los comandos de asalto hay una lista de unas 30 personas a liquidar. Yo figuro entre las primeras. Otro es Rodolfo Mattarollo, director de ‘Nuevo Hombre’, abogado de presos políticos, entrañable amigo de quien les hablé más de una vez” (el abogado Rodolfo Mattarollo, autor de un temprano ensayo sobre la obra de Haroldo Conti, participó en aquel tiempo de la revista Nuevo Hombre y de la última época del diario El Mundo, ambos medios vinculados con el PRT-ERP).

Haroldo Conti: “Calculan 30.000 muertos”

Ahora, veamos lo que escribió desde las antípodas, en su autobiografía “Yo fui Vargas”, el capitán del Ejército y criminal dos veces condenado Héctor Vergez, quien después de haber actuado en la represión ilegal en el área del III Cuerpo de Ejército y después de haber sido denunciado en Córdoba por apropiación y venta de bienes de desaparecidos, pasó a actuar como agente encubierto del Batallón 601 de Inteligencia, en Buenos Aires:

“Cabe advertir al lector no informado o a menudo desinformado –dice Vergez- que la lucha con la delincuencia subversiva fue una lucha de Inteligencia y que los medios y apoyos del terrorismo sobrepasaron muchísimas veces los del Estado argentino”, agregando en otro pasaje y aludiendo específicamente al aparato de inteligencia del PRT-ERP: “La reunión informativa se realizaba, lógicamente, a través de infiltrados en los diversos ‘frentes’ o ámbitos sociales, empresariales y políticos”.

Podemos descontar que si Haroldo Conti y Rodolfo Mattarollo ya figuraban en las listas de “objetivos” de los organismos de Inteligencia en octubre de 1973, también lo estaban el 24 de marzo de 1976, cuando se produjo el golpe de Estado que inició la dictadura del Proceso. No pasó mucho, desde el día del golpe, hasta que fue secuestrado Haroldo Conti, la madrugada del 5 de mayo de 1976, en su domicilio de Fitz Roy 1205, Villa Crespo, Buenos Aires.

El GT1 del Primer Cuerpo de Ejército reforzado con PCI (personal Civil de Inteligencia) que, según documentos disponibles, realizó el operativo, también se llevó a un presunto compañero de militancia de Haroldo llamado Héctor Fabiani, que pernoctaba en la casa y que había quedado al cuidado de los niños, aunque el grupo de tareas optó por dejar allí (presumiblemente, porque prefirieron llevar en sus automóviles el producto del saqueo) a Marta Scavac, pareja del escritor, lo mismo que a su hijo Ernesto, de apenas tres meses, y a la niña Miriam Acuña (de 7 años, hija de Marta).

Con fecha 6 de mayo fue presentado por Lidia Olga Conti, hermana de Haroldo (y esposa del militar aludido en la carta de enero) el primer hábeas corpus pidiendo la aparición de Haroldo. El recurso, como los que siguieron después, no tuvo resultado.

Personal de inteligencia del Batallón 601 estuvo a cargo del interrogatorio, tortura y muerte de Haroldo Conti

Haroldo Conti había sido detenido ilegalmente y elementos del Batallón 601 de Inteligencia y del Cuerpo I de Ejército se ocuparon de interrogarlo bajo tortura, destruyéndolo psíquica y físicamente, al punto de que cuando el cura Leonardo Castellani, tras solicitarlo personalmente a Videla, pudo verlo en el ya desaparecido CCD “Coordinación Federal” –a una cuadra del Departamento Central de Policía–, sólo alcanzó a darle la extremaunción. Castellani reveló eso, bajo secreto, a dos periodistas de la revista Crisis y a Marta Scavac, poco antes de que ésta partiera –con protección de la Marina, por un pedido personal que hiciera Omar Torrijos a Emilio Eduardo Massera– al exilio, junto a sus dos hijos más pequeños.

Dos de los abogados que integraban la flamante CADHU (Comisión Argentina de Derechos Humanos) –Mario Hernández y Roberto Sinigaglia– que estaban coordinando acciones para denunciar atentados y secuestros en Córdoba y Buenos Aires, fueron secuestrados ellos mismos el 11 de mayo de 1976 y permanecen desaparecidos.

La orden de batalla del Proceso (cuyos documentos no terminan de salir a la luz) se estaba ejecutando en aquellos días de otoño con rapidez y ferocidad, lo que obligó a la mayoría de los integrantes de la CADHU, ex adherentes de la muy raleada Gremial de Abogados, a tomar la decisión de poner a salvo a sus familias primero y de abandonar el país poco después, para continuar con la denuncia de los crímenes de la dictadura y con el apoyo a las víctimas desde lugares o países más seguros.

Gustavo Roca y Lucio Garzón Maceda, defensores de gremialistas y presos políticos de Córdoba que sufrían el feroz hostigamiento de las patotas del Comando Libertadores de América y el III Cuerpo de Ejército, fueron a España y a Francia primero, y allí tuvieron oportunidad, por gestión de dos integrantes de la CADHU residentes en Washington, de obtener un “hearing” ante una Subcomisión de Diputados del Congreso de los Estados Unidos dedicada a los Asuntos Externos y presidida por el diputado demócrata Donald Fraser (aquella invitación no era ingenua: los dos miembros de CADHU anfitriones –el ingeniero Gino Lofredo y la ex detenida Olga Talamante, ambos con ciudadanía norteamericana– sabían que la llegada al gobierno de Jimmy Carter significaría un reimpulso de los derechos humanos, tanto en política interior como en política exterior).

Las exposiciones de Gustavo Roca y de Lucio Garzón Maceda el 28 y 29 de septiembre de 1976, inscriptas en una serie que incluía otras denuncias por las violaciones a los DDHH en Chile y el Uruguay, llevaban el pedido concreto de que cesara la ayuda militar estadounidense a aquellas tres dictaduras del Cono Sur, objetivo que fue alcanzado en todos los casos.

Sin embargo, en el caso argentino, el haber hecho aquella solicitud les costó a Roca y a Garzón Maceda una causa judicial por “traición a la patria”, que los tuvo en vilo hasta el regreso de la democracia argentina, cuando obtuvieron el sobreseimiento definitivo.

Ya se había iniciado en los Estado Unidos, a fines de 1976, la investigación que generaría dos visitas de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la última de las cuales fue en 1979. Y el cálculo aproximado de víctimas de ejecuciones extrajudiciales, secuestros y desapariciones, era el mismo que habían hecho los servicios de Inteligencia argentinos meses antes del golpe de Estado, y sobre el que había alertado Haroldo Conti en su carta a Fernández Retamar. A fines de 1976 se hablaba, tanto en Europa como en América del Norte, de “30.000”.

En enero del año siguiente, 1977, al prologar el libro de denuncia de la CADHU titulado “Argentina. Proceso al Genocidio”, el abogado Eduardo Luis Duhalde, quien se había trasladado a Madrid con el propósito de crear sedes y bases en Europa para denunciar la situación argentina, escribió: “Más de 2.300 personas fueron muertas oficialmente por las fuerzas militares y policiales entre marzo y diciembre de 1976. Sacerdotes, abogados, parlamentarios, profesores, científicos, artistas, asilados políticos latinoamericanos, dirigentes sindicales y de organizaciones populares se cuentan entre las víctimas. 20.000 han sido secuestradas y han desaparecido, y más de 10.000 están prisioneros en cárceles y campos de concentración militares” (como se advierte, las víctimas de la represión ilegal seguían siendo, en ese documento, 30.000).

Dos meses después, al intervenir como miembro de la CADHU y en representación de Pax Romana ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, Rodolfo Mattarollo –el amigo y compañero de Haroldo Conti que mencionamos al comienzo– expresó lo siguiente: “Según varias organizaciones humanitarias, éste es el trágico saldo del año 1976 en Argentina: 2.300 muertos, 10.000 presos políticos y de 20 a 30 mil desaparecidos. Grupos armados que innegablemente forman parte de las Fuerzas Armadas y la Policía han secuestrado y continúan secuestrando a alrededor de 2.500 personas por mes. Las víctimas son argentinos de toda clase y condición social y latinoamericanos refugiados en territorio argentino”.

Las cifras que difundían la CADHU, el TYSAE (Trabajadores y Sindicalistas Argentinos en el Exilio) y otras organizaciones de resistencia y denuncia que actuaban en el exterior, no diferían mucho de las que el mismo Departamento de Estado norteamericano, que recibía cotidianamente los partes de sus propios servicios de Inteligencia y de su propia diplomacia, manejaba.

Uno de los documentos desclasificados que tiene la organización Archivo de Seguridad Nacional en la Georgetown University, perteneciente al denominado Plan Cóndor, es un mensaje del agente de la DINA chilena Enrique Arancibia Clavel, dirigido con seudónimo a sus superiores en Santiago, en julio de 1978. 

“Adjunto -dice Arancibia Clavel- la lista de todos los muertos en el año 1975. La lista va clasificada por mes. Es decir, en estas líneas van tanto los muertos ‘oficialistas’ (sic) como los ‘no oficialistas’ (sic). Este trabajo se logró conseguir en el Batallón 601 de Inteligencia del Ejército, sito en Callao y Viamonte, de esta capital, que depende de la Jefatura II de Inteligencia del Ejército, del Comando General del Ejército y del Estado Mayor General del Ejército. (…) Las listas corresponden al anexo 74.888.75/A1.E.A. y al anexo 74.889.75/id. Los que aparecen NN son aquellos cuerpos imposibles de identificar. Casi en un 100% corresponden a elementos extremistas eliminados ‘por izquierda’, por las fuerzas de seguridad. (…) Se tienen computados 22.000 entre muertos y desaparecidos, desde 1975 a la fecha. En próximos envíos seguiré ampliando las listas. Atentos saludos. Luis Felipe Alemparte Díaz”.

Los casos verificados de asesinatos, secuestros y desapariciones se hacían constar, con detalle, en los escasos medios de difusión disponibles (entre ellos, dos periódicos del exilio en España, titulados “Presencia Argentina” y “Correo Argentino”). Ya en diciembre de 1977, Correo Argentino publicó la primera “Lista de prisioneros reconocidos por la Junta Militar”, con nombres y apellidos de los detenidos en Villa Devoto, La Plata, Coronda, Sierra Chica, Resistencia, Córdoba y otras cárceles argentinas, así como los casos en que se había concedido libertad, salida del país o libertad vigilada. El resto, lo que no se había podido verificar pero que sin duda estaba ocurriendo en los más de 500 centros clandestinos de detención habilitados por la dictadura en el territorio nacional, seguía perteneciendo a esa terrorífica nebulosa de los “30.000”, aquel cálculo proyectivo que habían hecho los mismos autores del golpe de Estado y ejecutores del plan genocida.

El General Ramón Camps dió la cifra de 30.000 desaparecidos

Llegado por fin a la Argentina, el ciclo de la democracia y recuperación de las instituciones, ciertos referentes de la dictadura como el sanguinario general Ramón Camps –quien murió antes de ser alcanzado definitivamente por la justicia– escribían columnas de opinión en medios “amigos” como el diario La Prensa y, además de jactarse de sus crímenes, se permitían aconsejar a los dirigentes y a la ciudadanía de nuestra débil democracia recuperada.

Fue justamente en aquel clima de alivio y a la vez de temor que reinaba a la salida de la dictadura cuando Jorge Luis Borges, entrevistado por periodistas del diario francés Le Monde, en un reportaje que se publicaría a doble página el domingo 6 de mayo de 1984, dijo lo siguiente: “Aquí se usa ese eufemismo de desaparecidos, pero la realidad es mucho más terrible: esas personas no desaparecieron, fueron secuestradas, quizás torturadas y seguramente asesinadas. El general (Ramón) Camps da la cifra de treinta mil. Lo más terrible es que –al parecer– aumentaron, redondearon la cifra para vanagloriarse” (extracto del artículo, reproducido por el vespertino La Razón de Buenos Aires, diario dirigido por Félix Laiño, un hombre que respondía al Ejército Argentino, que era el verdadero propietario del medio, el lunes 7 de mayo de 1984).

En el principio y el final de este relato, donde hemos dejado que hablen los documentos, son los mismos verdugos de la Argentina y de los argentinos quienes lanzaron la cifra de 30.000, cifra que luego fue recogida por la CADHU y las primeras organizaciones que denunciaron a la dictadura cívico militar, con el deseo de parar la matanza y de recuperar vivas a la mayor cantidad de víctimas posibles.

Nuestros 30.000, lo mismo que los seis millones de judíos de la Shoá, lo mismo que el millón del genocidio armenio, los de la posguerra civil en España, los comunistas asesinados en la Indonesia de Suharto o, viniendo más cerca, las víctimas sin nombre y sin tumba de dictaduras genocidas en Asia, África y América latina, son una cuenta abierta, que cada día puede ser incrementada por un nuevo hallazgo o una nueva denuncia. Y son también una herida abierta que sólo una política sostenida de memoria, verdad y justicia  (proeza argentina, que aún no hemos sido capaces de dimensionar ni valorar) puede cerrar. El dictador argentino Leopoldo Fortunato Galtieri (1926-2003), minimizando la demanda por los caídos en aquella guerra de Malvinas que él mismo había desatado, dijo en un reportaje que todos los años “muere más gente en accidentes de tránsito”. Pareja frivolidad y desprecio por la vida humana ostentan aquellos que piden hoy un cálculo “exacto” y “cerrado” de las víctimas de la peor dictadura que sufrimos los argentinos.

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Ana María Soffiantini: “Nuestra recomposición humana fue a partir de la palabra, contar lo que nos había sucedido”

Al cumplirse 20 años de la primera vez que los sobrevivientes de la ESMA entraron junto al presidente Néstor Kirchner y recorrieron el lugar en donde habían permanecido cautivos sufriendo todo tipo de aberraciones, se realizó la entrega de los premios Sara Solarz en reconocimiento a quienes trabajaron por la Memoria, la Verdad y la Justicia que este año fueron entregados a Pablo LLonto, Luciana Bertoia y Giancarlo Ceraudo. Nora Anchart entrevistó a Ana María Soffiantini, sobreviviente de la ESMA quien aquel 19 de marzo de 2004 volvió a recorrer su lugar de secuestro. Uno de los momentos más emotivos de la democracia argentina.

Ana María Soffiantini, “Rosita”

LCV: Contanos qué pasó aquel 19 de marzo de 2004 ¿Cómo fue ese día junto a Néstor Kirchner?

—Nosotros los sobrevivientes tuvimos una sobrevida muy difícil a partir de que terminó la dictadura. No hablar sobre lo que pasamos en el centro clandestino de detención, tortura y exterminio que fue la ESMA, o lo que pasaron todas y todos nuestros compañeros que estuvieron en campos de concentración. Nos costó muchos años recomponernos como personas, integrarnos, poder poner en valor nuestra memoria para poder hacer justicia realmente, decir nuestra verdad y hacer justicia.

Un día de marzo nos llega la invitación, una nota, que nos convocan a todos los que sobrevivimos de ESMA para ingresar con Néstor Kirchner a la ESMA. Fue para todos una noticia que nos asombró, nos alegró y no te puedo describir, porque no es alegría, es algo que te explota el corazón, ¿no? Saber que estamos siendo reconocidos, que nuestra verdad, nuestra memoria tiene peso. Los que sobrevivimos, estamos. Ese día nos volvimos a encontrar. Algunos por ahí nos seguimos viendo, muy pocos, pero nos volvimos a encontrar con compañeros que no los habíamos visto más desde el momento que habíamos estado secuestrados. Así que fue una experiencia muy profunda.

LCV: ¿Cómo fue enfrentar otra vez esos muros, esos caminos, esos árboles, ese lugar? Hace poco escuchaba una sobreviviente que decía que lo recordaba inmenso y sin embargo era tan chico el espacio donde había habido un infierno tan grande.

—A mí me pasó lo siguiente, yo estuve todo el tiempo con capucha y cuando estuvimos trabajando como mano de obra esclava, que a un grupo nos habían puesto en el sótano, para mí fue al contrario, las dimensiones para mí eran las de la capucha y el espacio pequeño en donde trabajaba en situación de esclavitud. Pero cuando entré caminando a la ESMA, yo no soy de Buenos Aires, a la ESMA sabía que quedaba en un lugar y la veía de lejos cuando llevaba a mis alumnos a algún museo a Buenos Aires, y veía el edificio desde la Lugones, sabía que en algún techo de esos 30 o más edificios que había en el predio nos habían tenido a nosotros, ni sabía cuál era. Cuando entro a la ESMA y veo, porque en ese horror, el lugar, si vos vas y vas a ver los árboles, hay épocas que están los pisos llenos de flores, flores amarillas, flores violetas, y los pájaros, y te puedo asegurar que mientras estábamos en cautiverio yo no sentía un solo perfume, no escuché un solo pájaro, entonces no podía creer que ese lugar al que entraba en libertad, por primera vez, y viendo, mirando, sintiendo lo que había, tocando lo que había, era el lugar de la muerte. Una contradicción terrible. Hasta que llegamos al lugar y estallamos todos, ¿no? Porque empezamos a tocar, a medir, porque medíamos con los sentidos, pero no podíamos ver mucho cuando estábamos en cautiverio. O sea que aprendías por los ruidos, aprendías por los golpes que dabas con el codo, y por otras formas también.

LCV: Ana María, vos recién dijiste cuando yo a mis alumnos, ¿sos trabajadora docente?

—Sí, soy ya jubilada, viejita, pero fui docente, por suerte. Es algo extraordinario, porque eso me ayudó mucho a la sobrevida. La maravilla de estar enseñando y aprendiendo a la vez de mis alumnos. Es así.

LCV: ¿En dónde?

—Acá en Ramallo. Cuando a mí me dicen de irme del país no lo acepté porque además quedaba mi familia acá, estaba en una situación muy precaria y después de varias situaciones muy, muy terribles, de deambular por La Pampa con mi compañero de la ESMA, termino acá en Ramallo, donde vivían mis viejos. Yo tenía que darle de comer a mis niños, habíamos quedado solas. Mamá me dice, acordate que tenés un título, que sos profesora y maestra, y por suerte desplegué el título.

LCV: ¿Tu compañero sobrevivió?

—No, no. Mi compañero, el padre de mis dos primeros hijos, lo asesinaron en ESMA, lo secuestraron antes que a mí y lo asesinaron en la tortura. Después, al año casi, me secuestran a mí con mis dos hijos, con María y Luisito. Luisito tenía un mes… No, cuando cae Hugo, Luis tenía un mes. Cuando caigo yo tenía cerca del año y María ya tenía dos añitos. Yo no supe a dónde se los llevaron a ellos hasta que, bueno, con el tiempo me entero. Se los devolvieron a mis padres después de un tiempito largo. Todos los que pasaron por ahí, los que pudimos sobrevivir y los compañeros que no, vivimos lo mismo. Las condiciones fueron realmente infernales. Infernales.

LCV: Este martes se recrea ese recorrido del 19 de marzo y hay una entrega de premios. Decime, ¿desde cuándo se entregan los reconocimientos Sara Solarz y por qué eligieron a estos compañeros que mañana lo van a recibir?

—Nosotros hace tres años que decidimos reconocer a… yo les llamo compañeros, ¿no? A los que siempre estuvieron con el abrazo, con nosotros, con oreja, y además permitiéndonos hacer buenos testimonios, porque la recomposición humana nuestra fue a partir de la palabra y contar lo que nos había sucedido. Porque cuando salimos del cautiverio el mundo estaba silenciado, no existían las preguntas. En un momento también teníamos culpa porque nos preguntaban, ¿por qué vos estás vivo? y no podíamos contestarlo porque los que tendrían que contestarlo son los genocidas. Fuimos armando como una familia de abrazos. Al primero que hemos reconocido fue a Maco Somigliana, de Antropólogos, que trabajó muchísimo con nosotros. El año pasado se los dimos a Jansson, a Flavia Fernández Brozzi, a La Mecha. Son abogados fiscales, pero no podemos expresar lo que han sido con nosotros. Y bueno, y así en esa lista larga que tenemos de reconocimientos y abrazos, queremos decirle que le reconocemos su trayectoria, su acompañamiento, su búsqueda por la verdad, a Pablo Llonto, a Luciana Bertoia, que es alguien que constantemente nos está dando el lugar para poder hablar, a Ceraudo, que junto con Miriam Lewin, pero Miriam es una sobreviviente, por eso a él lo reconocemos, fueron los que hicieron toda la investigación del avión Skyvan, donde arrojaron a las madres de la Santa Cruz y a muchos otros compañeros más.

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