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Pablo Moyano: “Esperemos que esto sirva para la unidad total del peronismo”

Pablo Moyano, uno de los secretarios generales de la CGT, se refirió al intento de asesinato sufrido por Cristina Fernández de Kirchner, criticó la actitud de parte de la oposición y aseguró que la central obrera “tiene que tomar alguna medida”.

LCV: ¿Cómo te enteraste del atentado a Cristina? ¿Dónde estabas?

-Estaba en mi casa viendo justamente un partido y un compañero me avisó. Empezamos a llamarnos entre dirigentes sindicales, políticos, intendentes, a ver qué hacíamos el día viernes. Yo creo que esa movilización y esa necesidad de expresarse en la calle empezó el 17 de agosto, cuando la CGT convoca esa marcha masiva del Obelisco al Congreso. Creo que empezó toda una generación de movilización y bueno, después de lo que pasó, esa represión el día de las vallas en la casa de la vicepresidenta y después el día jueves y viernes, creo que han despertado al peronismo, que nunca estuvo dormido como decían. Creo que toda esa movilización, que va a continuar, no creo que se haya terminado el viernes, sino que va a haber una movilización constante defendiendo la democracia en nuestro gobierno y decirle a la derecha que se dejen de joder porque con la paz social y con un plato de comida a los argentinos no se jode.

LCV: Con el fantasma de la muerte no se jode.

-Nosotros éramos los violentos, el peronismo era el violento, el sindicalismo era la mafia. Bueno, queda demostrado que la derecha es la que genera constantemente hechos de violencia.

LCV: Otro tema que me parecía para destacar en la plaza era que no eran solo peronistas, había incluso había gente que decía “yo no los vote nunca, pero no quiero esto”. El clima tenía algo de la angustia, pero también algo de la comunión que tuvo cuando eran los alzamientos cara pintada, donde la gente no le importaba tanto si era peronista, si era radical o qué cosa.

-No queríamos volver al pasado, no queremos volver ni a los milicos, no queremos volver a la derecha. El otro día estuvimos hablando con varios dirigentes en la Casa de Gobierno cuando nos citó el presidente el día viernes. Primero analizamos qué hubiera pasado si hubiera pasado lo peor. El viernes hubiese sido una guerra civil. Ojalá que esto sea el punto de partida de la unidad total, más allá de la diferencia dentro de la coalición, ojalá que esto sea el punto de partida para dejar de lado las diferencias y empezar a darle respuesta a todas las cosas que le falta a toda la gente y que sirva como el punto de partida a la unidad total del peronismo. No nos podemos dar el lujo de seguir sacando la diferencia con los medios y que la derecha siga avanzando. Creo que con esto hay un antes y un después. Creo que la división que ha generado entre los gorilas mismos lo que ha pasado el día jueves, la sesión ayer en diputados que fue bochornosa, creo que esto va a hacer que el peronismo recupere nuevamente la iniciativa.

LCV: Vos crees que la clase política, y acá no hablo de peronismo, hablo de los que están en diputados, senadores, los que están en Casa de Gobierno y el Ministerio de Economía, ¿crees que están a la altura de entender que esto es una bisagra donde no hay tiempo para seguir alimentando el despelote y la interna entre ellos mismos?

-Yo creo que la oposición no va por ese camino. Veíamos en la sesión ayer cómo seguían atacando al gobierno, cómo algunos diputados y diputadas ponían en duda el frustrado atentado. Los sábados a la noche veo el programa Sobredosis de TV, donde van poniendo distintas declaraciones, distintos hechos que van pasando en la sociedad, y veía en las marchas de la derecha ese odio colgando las bolsas con nombre y apellido de dirigentes, la guillotina. Ahí te das cuenta que esa parte de la sociedad no quiere la paz social, ni hablar de los medios de comunicación. Yo creo que esto tiene que ser el punto de partida de la unidad total y empezar a tomar medidas. Como le explicamos el otro día a Sergio Massa, la asignación familiar por hijo o hija a todos los trabajadores, un bono en estos momentos para que aquellos salarios que no alcancen a cubrir la canasta básica, la cubran. Tienen que tomar ya medidas el gobierno y alentar el consumo masivo de los trabajadores.


“Hay parte de la sociedad y los medios que no quiere la paz social”

SOBRE LA VIOLENCIA EN LAS MARCHAS DE LA OPOSICIÓN

LCV: ¿Cuál fue el clima de esa reunión?

-Bien. A Sergio lo conocemos hace muchos años. Está muy confiado de que la va a sacar adelante. Creo que esta nueva visita a Estados Unidos, nos contó que por protocolo tenía, va a tratar de empezar a traer inversiones a nuestro país, y él cree que, si Dios quiere, en un par de meses va a ir bajando la inflación y poner en el bolsillo sí o sí del laburante en forma inmediata. Creo que al regreso de esta gira va a haber anuncios importantes.

LCV: ¿Cómo sigue mañana?

-Mañana hay nuevamente reunión de consejo directivo de la CGT, creo que el paro de hecho fue el día viernes. Más allá del feriado nacional, la gente se ha movilizado en forma espontánea, organizada y en paz. Mañana seguirá el debate en la CGT, hay varias posturas, vamos a tratar de consensuar lo que decida la mayoría. Hay propuesta de un paro general, hay propuesta de una gran movilización a la Corte Suprema, porque los tipos son también una parte muy importante de lo que está pasando en nuestro país también, con las persecuciones, con acusaciones falsas, con un invento de causa como le apareció tanto a Hugo como quien te habla. Bueno, creemos que es necesario que la CGT tome alguna medida. Si bien el viernes fue muy importante y bueno, mañana debatiremos de acá en adelante las medidas que se tomen.

LCV: El otro día en la plaza las banderas decían la democracia y demás, pero había una presencia sindical que indicaba estamos acá y no se olviden que estamos acá.

-La marcha del 17 de agosto donde muchos decían la marcha fantasma. No. Nosotros fuimos claros cuando yo dije “le pedimos al presidente que ponga lo que tenga que poner”, para decirle a los empresarios que se dejen de joder con la inflación, que dejen de remarcar, que dejen de sacarle un plato de comida a los argentinos, y reclamarle también del gobierno que las paritarias sean libres, que haya un bono de forma urgente, que las asignaciones familiares sean para todos los trabajadores. Hay reclamos de la CGT, no miramos para otro lado. Pero bueno, pasan las cosas tan rápido que, pasó lo que pasó y hubo esa manifestación, pero los reclamos van a seguir.

Pablo Moyano le puso fecha y hora a la marcha contra el gobierno de la  Ciudad: "Viven en un termo"

LCV: ¿Hubo manifestaciones de solidaridad de centrales obreras extranjeras para ustedes?

-Sí. A nosotros nos llegó una carta de la ITF, que es la Federación Internacional de Transportes, nos llamaron dirigentes de los sindicatos de transporte de Brasil. Te imaginas que con la repercusión mundial que tuvo esto llamaron de todos lados. Seguramente muchos presidentes llamaron a Alberto. Todos los que tenemos cierta responsabilidad y tenemos relaciones internacionales hemos recibido el apoyo y el repudio total.

LCV: La clase obrera trabajadora argentina, los desocupados, los cabecita negra y todo lo demás, no descubrimos hoy el odio. Lo sabemos y lo llevamos en la piel.

-Uno cuando ve cuando salen las señoras a marchar al Obelisco, a Plaza de Mayo, seguramente sus familiares o amigos de sus familiares serán los que pintaron “viva el cáncer”, porque ese odio que tiene hacia el peronismo, hacia nuestros líderes, vos lo ves y decís ¿cómo puede ser? Cuando ves esa imagen y te agarra una bronca, del odio, del desprecio que tienen contra los más necesitados, los cabecitas negras, como decía nuestra Evita, hacia los laburantes. Hoy llevas adelante una medida de fuerza y bloquean, extorsión, procesado. No permiten o no digieren que un laburante tenga condiciones laborales dignas.

LCV: De todos modos, el viernes había mucha de esa clase media politizada que había perdido también un poco el ejercicio de la clase y que esta vez salió.

-Ojalá que de todo lo malo del día jueves sirva para la unidad, para que todos aquellos que se habían alejado del peronismo, vuelvan y vengan a militar para el año 2023. Yo no quiero ni pensar lo que puede llegar a pasar si vuelven a gobernar estos tipos. El día jueves tuve un Zoom con dirigentes del transporte de Brasil, gente muy importante y se juegan la vida el 2 de octubre con la elección de Lula.

LCV: ¿Vas a ir para allá?

-He sido invitado. Ellos nos dicen lo mismo. La única esperanza que le queda es Lula. Si no van a venir a arrasar con todos los derechos de los trabajadores y todo van a ir en cana. Se repite la historia de lo que quieren hacer acá. Dilma procesada, Lula procesado y detenido, acá Cristina procesada. Se repite la historia de esa derecha que no permite que un trabajador viva con dignidad.

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Archivo

Los Doblados, el Batallón 601 y una historia de amor, traición y muerte, por Ricardo Ragendorfer

Publicado por Revista Zoom, el 31 de julio de 2017

Siempre sentí que la obra –como concepto editorial– es en realidad la caja mortuoria de la creación. Ahora descreo de tal idea. Hace justo un año fue publicado mi libro Los Doblados, sobre las infiltraciones del Batallón 601 en la guerrilla argentina. El hecho es que una parte de su trama ha vuelto a latir, aunque ello –por su tenor argumental– no es en esta oportunidad precisamente un canto a la vida.

La historia en cuestión está desarrollada en el capítulo titulado “Alicia a través del espejo”. Y se refiere al caso del chileno Jean Claudet Fernández, un cuadro del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) capturado el 1 de de noviembre de 1975 en Buenos Aires por una patota del Ejército y agentes pinochetistas de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA). Fue el debut del Plan Cóndor en Argentina.

La primera información que obtuve acerca del asunto no superaba los datos arriba mencionados, y sin ser más que una pieza complementaria de otra intriga. Pero allí había algo oculto, una suerte de tragedia griega que me tomó casi un año reconstruir. Su protagonista: el coronel José Osvaldo Riveiro, alias “Balita”, un engranaje clave en la aplicación del terrorismo de Estado durante la última dictadura y –como subjefe del Batallón 601– el factótum local de la alianza represiva entre los regímenes castrenses de Cono Sur. Debo confesar que ese tipo obeso, alcohólico, por momentos ridículo y profundamente cruel fue para mí lo que para un entomólogo un escorpión. Su figura atraviesa las páginas de Los Doblados como un fantasma apenas disimulado. Un fantasma ahora empeñado en resurgir.

Amores perros

Jean Claudet Fernández

Por alguna razón que excede el marco estrictamente operativo, Riveiro sentía hacia Claudet una particular inquina. Un rencor que ni siquiera sus más estrechos colaboradores comprendían.

El chileno, un ingeniero de 36 años, había sobrevivido a las mazmorras de la DINA por tener también la ciudadanía francesa y residía con su familia en Sarcelles, una pequeña ciudad al norte de París. Con frecuencia solía viajar a Buenos Aires como correo de la Junta Coordinadora Revolucionaria (JCR), formada por las guerrillas de Uruguay, Bolivia, Chile y Argentina.

En eso estaba en la mañana del 25 de octubre cuando abordó un vuelo en el aeropuerto de Roissy. Aquella vez su periplo incluía una escala previa de cinco días en México y otra de 24 horas en Panamá.

Desde allí llamó por última vez antes de partir hacia Buenos Aires a su control en París. Sus compañeros en esa ciudad ignoraban que asimismo había enviado un mensaje a la arquitecta porteña Alicia Carbonell –mediante una amiga en común también llamada Alicia– para anunciar su llegada y pedir que lo esperara en un departamento de la calle Montevideo, a metros de la avenida Santa Fe, donde él acostumbraba alojarse durante sus estadías en esta urbe. Claudet mantenía con ella un vínculo sentimental. Con la excepción de las dos Alicias nadie más en Argentina sabía de su arribo.

Pero mientras Claudet se encontraba en pleno vuelo, la base parisina del MIR quedó envuelta en la zozobra: un agente de la DINA que reportaba a dicha organización acababa de informar que el domicilio en cuestión estaba rodeado por un dispositivo de vigilancia del Batallón 601. Y se temía que el viajero fuera atrapado ni bien pusiera un pie en el aeropuerto de Ezeiza,

Eso no sucedió. Claudet llamó a Paris desde un teléfono público de la terminal aérea. Así supo la mala nueva además de recibir la indicación de que regresara en el primer vuelo a la Ciudad Luz.

Sin embargo no había ninguno hasta la mañana siguiente. Su próximo paso fue llamar a la arquitecta para ponerla con pocas palabras al tanto de la situación y decirle que se alojará en el Hotel Liberty, de la avenida Corrientes al 600. Alicia quedó en encontrarse con él allí.

Orden de captura de José Osvaldo Riveiro

Los agentes la vieron salir del edificio de la calle Montevideo. Y así se inició un discreto seguimiento sobre ella, quien –dicho sea de paso– no fue al Liberty sino a su casa familiar de Barrio Norte. Balita había impartido la orden de no tocarle un pelo. Lo cierto que la presencia de esa mujer en medio de la operación lo ponía sumamente nervioso.

Al filo de la medianoche Claudet fue secuestrado en su habitación del hotel. Balita encabezaba la patota. También fue de la partida el encargado de la estación local de la DINA, Enrique Arancibia Clavel.

Éste, dos semanas después, consignó en un télex enviado desde Buenos Aires a la sede del Servicio Exterior de la DINA que al cautivo “le requisaron 97 microfilms con instrucciones de París”. El remate concluía con una frase sombría: “Claudet ahora ya no existe”.

Su desaparición causó una sacudida extrema entre los exiliados chilenos en Argentina. Recién a fines de noviembre la otra Alicia –muy acongojada por lo ocurrido– blanqueó la existencia de la arquitecta ante un militante del MIR. Desde entonces esta última fue depositaria de todas las sospechas. Eso se vio robustecido por el hecho de haberse mudado, además de renunciar a su trabajo y no ver más a sus amistades; o sea, se hizo humo.

Mientras tanto Balita enfrentaba problemas políticos y privados. Entre los primeros, una interna con el jefe de la SIDE, Otto Paladino, por el control en el país del Plan Cóndor; entre los segundos, el derrumbe de su matrimonio con la señora Susana Purcaro, algo muy mal visto en círculos castrenses.

Con el paso de los años aquella historia se fue desdibujando.

En 1987 –ya bajo el gobierno de Raúl Alfonsín– la evanecente figura de la Carbonell reapareció al no poder eludir su presentación como testigo de la causa Claudet en el juzgado de instrucción a cargo del doctor Emilio García Méndez. Allí dijo que al hombre del MIR lo había visto una sola vez por pura casualidad, y que el nexo fue la otra Alicia por ser amiga de los dos. Después, agregó: “Ni me acuerdo de su cara”.

En esa audiencia estuvo presente el abogado Horacio Méndez Carrera, quien representaba a familiares de los franceses desaparecidos en Argentina. Entonces se propuso querellar a esa mujer por falso testimonio.

No pudo ser: las leyes de Punto Final y Obediencia Debida sepultaron dicho expediente en el ostracismo.

Tres lustros más tarde Méndez Carrera encontró en su estudio una copia amarillenta de ese testimonio. Y algo concitó su interés: la dirección –Güemes 920, de Acassuso– en la cual ella fijaba su domicilio. Ese sitio no estaba lejos de su propia casa; de modo que decidió efectuar una visita de cortesía.

Alicia Carbonell -primera desde la izquierda- jurando como arquitecta

Era el mediodía del primer sábado de 2003 cuando él llegó a un chalet cercado con chapas verdes y rejas. Por el portero eléctrico preguntó por Alicia Carbonell y, sin rodeos, explicó la razón de su presencia.

Por toda respuesta, una voz femenina gritó:

–¡Yo no tengo nada que decirle!

También se oían los alaridos de un hombre.

Méndez Carrera volvió a tocar el botón del aparato.

Entonces vio que la mujer salía de la casa fuera de sí. Quien parecía ser su marido corrió tras ella y la atajó por la cintura. Éste –un individuo bastante mayor que ella– intentaba calmarla. Tras darse por vencido, le gritó al intruso:

–¡Mándese a mudar, carajo!

Y forzó una postura pendenciera.

No era otro que el coronel José Osvaldo Riveiro.

El gran secreto de aquellos dos seres acababa de quebrarse. Poco después la casa fue vendida. Y ellos pusieron los pies en polvorosa.

La segunda oportunidad

José Osvaldo Riveiro

Este fue apenas un resumen del relato que volqué en Los Doblados a lo largo de 47 páginas. Lo que se llama, una historia con “final abierto”. Porque más allá de la incógnita fáctica sobre el paradero del viejo militar y la ahora veterana arquitecta, también flotaban en el aire otros misterios.

Nunca dejé de preguntarme cómo nació el vínculo amoroso entre ellos. Ni cuáles fueron los motivos personales y las condiciones anímicas de Alicia Carbonell durante los acontecimientos que impulsaron tan espantosa relación. Es difícil saber si –antes o inmediatamente después del secuestro de Claudet– ella fue consciente de haber trazado el camino de su desaparición definitiva. De no ser así, ¿por qué diablos se prestó a ese juego? Y de ser así, ¿qué grave encono la habría lanzado a un crimen semejante? Pero de lo que no hay dudas es de que ella y Balita edificaron su pareja sobre ese delito de lesa humanidad. Y que su vida matrimonial debió ser notable. Esos y otros enigmas perduraban congelados por sus ausencias.

Aunque no para siempre. La prolongada huida de Riveiro se desplomó a principios de mayo en la recepción del Hospital Militar de un modo por demás insólito: el coronel apareció allí para sacar un turno médico; cuando dio sus datos, el sistema lo detectó como prófugo y se llamó a la policía.

Sobre él pesa un trámite de extradición a Francia, donde un tribunal lo condenó in absentia a 25 años de cárcel debido al crimen de Claudet.

También lo requiere un tribunal federal de Mendoza por 43 homicidios ordenados por él en 1978 desde el Destacamento 144 de Inteligencia. En razón a esta causa el Ministerio de Justicia había ofrecido en 2014 una recompensa de cien mil pesos por datos acerca de su paradero.

La cuestión es que Balita quedó en el Hospital Militar bajo arresto y con diagnóstico de “demencia senil”.

Ahora todo indica que el destino fue benévolo con él. Tanto es así que no tardó en obtener el beneficio del arresto domiciliario. ¿Acaso su increíble ida a tal centro de salud –quizás ideada por su familia– haya tenido justamente ese propósito para así acabar con la pesadilla de la clandestinidad?

Días pasados me escribió una amiga para comentar mi libro, y como al pasar, soltó: “Encontré a esa Alicia Carbonell por Facebook y me impresionó mucho. Supongo que vos también la viste”.

Yo no había visto nada. Y me apresuré en buscar su muro.

Lo primero que encontré fue una imagen de la feliz pareja colgada el 23 de junio. Y alguien comenta: “Al fin terminó todo. Qué lindo es poder ver una foto de ustedes juntos. ¡Los quiero muchísimo!”.

También hay otro comentario: “Un amor eterno, en las buenas y en las malas”. Su autor: el ex diputado de la UCD, Alberto Albamonte, nada menos que pareja de una hija del coronel. Ella, Alejandra Riveiro, a su vez aclara que no se trata de una fotografía actual, y completa: “Papá está en otra situación de salud, lamentablemente. ¡Pero por suerte está!”.

En el propio muro de aquella mujer hay un álbum con cinco imágenes subidas el 20 de julio. La primera es añeja, tomada en algún momento de los ‘80, y lo muestra a Balita con Alicia y un bebé en brazos en lo que parece ser un bautismo. Las otras cuatro son actuales. Y exhiben al genocida sin ocultar una leve expresión de chochera, pero muy contento de posar con las hijas y un bisnieto. Tal posteo está encabezado por la siguiente frase: “La vida nos dio una segunda oportunidad, papá. ¡Agarrémosla con las manos!”. Un himno a la esperanza.

(Título original: “Un Facebook para el Batallón 601”)

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