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Aceiteros: “La detención de Emilio Parodi es una victoria”.

El hombre estaba tranquilo, como siempre. Elegante, con un fino sweter escote en ‘V’ parecía lo que era: un abogado de renombre con una brillante carrera sobre sus espaldas. El vecino ideal.

Este buen vecino se llamaba, y se sigue llamando, Emilio Parodi (nada que ver con el de Bustos Domeck). Ahí está don Parodi, con sus 82 años, bien plantado, vital como siempre, cuando, de pronto, la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) irrumpe en su departamento de Vicente López para detenerlo.

Todo empezó en esos malditos años setenta. Bien podría haber sido como Natalio Ruiz, un hombrecito gris, pero Parodi había encontrado una veta para brillar. Andaba por los 40, esa edad en la que muchos quieren ponerle un broche a una carrera. En el año 1976, Emilio Parodi era el mandamás de la oficina de Recursos Humanos de la principal cerealera del país: Molinos Río de la Plata. Una marca tan argentina como la famila Falcón. Aceite Cocinero y harina Blanca Flor eran las marcas del momento.

Resulta que, de golpe y porrazo, las fuerzas de seguridad allanaban su casa acusándolo de ser responsable de la desaparición y la muerte de decenas de obreros. Sí, decenas. Así fueron las cosas.

El 7 de julio de 1976, el Ejército argentino entró a la planta de Avellaneda de la empresa Molinos y se llevó a decenas de trabajadores que nunca más aparecieron. Las versiones varían entre 70 o 90 personas. Sí, setenta o noventa personas, casi un centenar, digamos. El operativo militar no fue al voleo, tenían una lista, buscaban a los ‘subversivos’ de la fábrica.

¿Quién pudo confeccionar esa lista? Nuestro hombrecito no gris, el dignísimo Parodi. De hecho, la mayoría de los secuestrados eran delegados sindicales de la lista 17 de octubre, de la JTP, que en el ’73 le había ganado a la burocracia sindical. Es decir, gente de izquierda, de peronismo de izquierda que le había ganado la parada al peronismo de derecha. Así empezaron los reclamos sindicales y las tomas de fábricas por mejores condiciones laborales. Obreros como esos le hacían perder dinero a la empresa. Entonces, vino el golpe de 1976 a ‘poner orden’.

Fue suficiente que un miliquito le preguntara al Jefe de Recursos Humanos: ¿quiénes son los que les hacen perder plata? (bah, seguramente la pregunta no es textual, debe haber preguntado por ‘los subversivos’, que no es lo mismo pero es igual). Parodi hace una lista, solo hace la lista, ignora lo que los militares harían para poner ‘orden’. Quizás. Pero después se enteró, sin dudas, y eso no le quebró la vida. Aquí está, en su linda casa de Vicente López, con su ‘bremer’, viendo como unos policías entran a detenerlo por una orden judicial: un tal fiscal Kreplak lo acusa por 23 privaciones ilegítimas de libertad entre 1976 y 1978. Nuestro no Natalio Ruiz, permanecerá detenido en su casa con custodia de la PSA, la policía aeroportuarisa.

En todo crímen se busca un motivo ¿Qué consiguió Bunge y Born después de esta masacre? Su productividad aumentó. En 1980 tenían más de una decena de plantas en el país y facturaba casi 400.000.000 dólares al año.

Hoy, el sindicato Aceitero, el que representa a los trabajadores de empresas como Bunge y Born, dió su opinión sobre el arresto de Emilio Parodi. Vale la pena leerlo completo:

Desde la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina celebramos el acto de Memoria, Verdad y Justicia ocurrido en la Causa Molinos Río de la Plata, donde somos querellantes en representación de nuestros compañeros trabajadores aceiteros detenidos desaparecidos, con la detención por delitos de lesa humanidad de Emilio Parodi, gerente de la empresa durante la dictadura genocida.

Parodi, como empleado de Bunge y Born, propietaria en ese momento de la empresa, está imputado por ser parte de la organización que confeccionó la lista de los trabajadores aceiteros de la planta de Molinos ubicada en Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, que fueron secuestrados debido a su actividad sindical por el aparato criminal del Terrorismo de Estado, en algunos casos junto a sus familiares.

Fue detenido este martes por orden del juez Ernesto Kreplak que actúa en la causa Molinos.

Este hecho de tardía justicia, pero justicia al fin, es de la mayor importancia. No solamente para las familias que han sufrido profundamente, sino también para el conjunto de la clase trabajadora, que fue el principal objetivo atacado por la dictadura genocida.

Si tantas veces se comprueba que el Poder Judicial tiene un ritmo disociado de las necesidades y los tiempos de quienes son agredidos y vulnerados, también comprobamos que la justicia llega cuando tiene atrás el clamor de todo un pueblo, como ocurrió con esta lucha de décadas por Memoria, Verdad y Justicia en Argentina.

Nos señala la importancia de seguir luchando para evitar que tragedias históricas como esta se repitan en nuestro país.

Lo decimos con la mayor severidad cuando vemos que nuevamente en nuestro país, específicamente en Jujuy, desde hace semanas se vive bajo una brutal política represiva con allanamientos y detenciones ilegales, violencia policial, torturas y abusos contra trabajadores y comuneros.

Aunque los medios hegemónicos lo silencien y a diferencia de la década del ’70, las nuevas tecnologías facilitan el registro y la difusión de estos hechos. Debemos afianzar y redoblar nuestra conciencia para luchar por las libertades democráticas y sindicales ante la nueva ofensiva que desde sectores del poder económico concentrado están desplegando contra el movimiento obrero y el pueblo argentino.

En este marco, la detención de Emilio Parodi es una victoria de la labor de años de familiares de las y los compañeros aceiteros detenidos desaparecidos de Molinos Avellaneda junto a los compañeros trabajadores sobrevivientes, los organismos de derechos humanos y también, nuestras organizaciones gremiales aceiteras, la FTCIODyARA y el SOEIA Capital y GBA.

Nuestra Federación, junto al Sindicato Capital, habiendo asumido el compromiso de continuar representando a nuestros afiliados que fueron detenidos-desaparecidos con la complicidad empresarial, pero también de la conducción sindical de aquel momento, hemos aportados actas y otros materiales documentales, además de presentarnos como querellantes.

Continuaremos promoviendo en la Causa Molinos la investigación de la complicidad hacia arriba y abajo de Parodi, y extenderemos nuestra exigencia de Justicia a las demás causas en otros juzgados del país por los crímenes empresariales cometidos bajo la dictadura.

¡Memoria, Verdad y Justicia!

Comisión Directiva
Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina
F.T.C.I.O.D y A.R.A.”

Las trabajadoras y trabajadores que fueron víctimas de los delitos de lesa humanidad investigados son, en principio, Francisco Fernández, Rubén Mataboni, Eduardo Rosen, Roberto Ribolta, Héctor Vidal y su esposa María Inés Ávila, Humberto Dippólito, Juan Carlos Pasquarrosa, José Jacinto Pasquarrosa, Héctor Dadin Vasere, Avelino Freitas, José Luis Salazar, Carlos Robles, Alfredo Patiño, Carlos de Jesús Espíndola, Santos Ojeda, Ricardo Avelino Almaraz y su esposa Celia Arzamendia, Graciela Vitale, Juan Omar Durante, José Vega, Marcos Augusto Vázquez, Jorge Luis Gurrea, René Albornoz, su esposa Elba Noemí Musaschio y Paula Noemí Albornoz Musaschio, hija de ambos, quien fuera apropiada cuando tenía 6 meses de edad, luego de la desaparición de sus padres

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Después del domingo, a redoblar la apuesta, por Alberto Nadra

Un aporte desde mi militancia

Lejos estoy de la soberbia pretensión de explicar a tan pocas horas los resultados de este domingo sombrío. Eludo cifras, porcentajes y bancas, e intento compartir una actualización de las afirmaciones y categorías que vengo planteando hace muchos años, mi forma de militancia con la palabra, así como con la acción que me permiten los años.

Las concibo como un simple aporte al intercambio que debemos darnos quienes nos consideramos parte del movimiento nacional y popular, tanto los que entienden que su misión es mejorar las condiciones de vida del pueblo dentro de este capitalismo senil –pero en pleno reacomodamiento–  como quienes siempre consideramos que solo lo lograremos plenamente mediante un transformación revolucionaria en las estructuras económico-sociales, un cambio de mando en el poder y no meramente en la administración temporal de la cosa pública.

La situación es lo suficientemente grave, hemos retrocedido tanto, que aún falta mucho  para dirimir esa cuestión.

Ganar batallas, perder la guerra

A lo largo de los años,  el peronismo, fuerza mayoritaria entre lo mejor de nuestro pueblo, demuestra que puede lograr la mayoría electoral por períodos, hegemónico en un principio, ligeramente frentista con el tiempo y las dificultades. Sobre todo cuando convoca a otros sectores del campo popular, puede conquistar o reconquistar derechos, mejorar transitoriamente las condiciones para producir y crear trabajo, recuperar el salario o afirmar la soberanía.

Sin embargo, no puede retener esa mayoría electoral, pues el poder real  reacciona al ver cualquier amenaza a sus privilegios. Ante esto y hasta ahora, en lugar de redoblar la apuesta,  cede ante el poder real y vacila ante la necesidad de producir cambios de fondo en la estructura y la relación de fuerzas social que la determina. Por eso fue y es desplazado, antes por golpes de Estado y ahora también por las urnas.

¿Qué significa redoblar la apuesta?

Para cambiar en serio y ampliar las posibilidades de sostenerlo en el tiempo,  no alcanza con las buenas intenciones  ni con  avances parciales; se exige redoblar la apuesta: confrontar a fondo con el privilegio y  enfrentar el “sentido común”, la ideología dominante en toda la sociedad, que es precisamente la del bloque dominante.

¿Qué significa redoblar la apuesta, sea en la gestión para defender conquistas y profundizar el rumbo,  sea en el llano para resistir y reunir fuerzas para dar vuelta la taba en favor de las mayorías?

Desde ya no es una convocatoria el exitismo, ni a las chicanas de la interna chica. Significa algo muy distinto a lo que practica la rama partidocrática del heterogéneo movimiento popular, que no solo la hay, sino que es  predominante en su dirigencia.

Necesitamos que se reencuentren con el pueblo, que pongan el cuerpo en las luchas que crecen, pero aisladas, sin coordinación ni dirección política.

Es necesario convocar y lograr la unidad, pero la unidad de los luchadores, no un mero rejunte vacío de contenido, que no solo duele, sino que conduce al fracaso, antes o después de un desafío electoral.

Es necesario que esa unidad sea amplia pero a la vez institucionalizada, con protagonismo de las distintas fuerzas, con toda la amplitud que permita un acuerdo programático claro y acompañado por un plan de acción concreto, para gobernantes y gobernados, para dirigentes y militantes.

Preguntas, tan incómodas como necesarias

En ese camino hay que plantearse problemas de fondo como, a título de ejemplo: ¿es posible reconstruir el país y abrir un futuro de progreso y bienestar sin plantear una moratoria unilateral de la deuda externa, por el tiempo que reclame esclarecer su legitimidad y determinar las formas de pagos que permitan crecer a la nuestro país? ¿Es posible sin replantear una estrategia de independencia internacional que incluye acuerdos regionales y apelar a la cooperación e integración con los BRICS? ¿Seguiremos escuchando condenas a la bronca y el combate cuando negar la legitimidad de responder a la violencia es sellar un pacto con la crueldad?

La disyuntiva final

Unidad institucionalizada, programa y plan de acción. Cultivar la bronca, empujar la lucha  organizada y transformarla en combate legítimo.

No son frases hechas, ni un recurso más melancólico que práctico.

¿Es difícil?  ¡Claro que lo es! Llevamos años y acumulando dolores sin lograrlo. Pero, mientras no se logre, mientras no lo logremos, seguiremos ganando o perdiendo elecciones, conquistando y reconquistando derechos una y otra vez, pero retrocediendo a mediano y largo plazo.

Sé que no digo nada nuevo para tantos luchadores, pero es hora de empezar a decirle a la dirigencia y militancia, principalmente a la peronista, que es eso o seguir profundizando la decadencia, repetir fugaces triunfos y domingos aún más sombríos que el de este 26 de octubre.

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“Un mi padre de ron”, por Oscar Taffetani

Un amigo cubano -cuyo nombre me reservo- me contó una vez que en sus últimos años Ismaelillo (el hijo de José Martí bautizado José Francisco Martí Zayas Bazán), quien a lo largo de su vida mantuvo una relación particular con los EEUU (creció en Brooklyn, intervino en la guerra de Independencia cubana, apoyó las intervenciones y el protectorado norteamericano y ya convertido en alto jefe militar se apartó de todo al fin de la conspiración de los ABC), solía rondar por hoteles y tabernas esgrimiendo un billete con la cara de su padre y pidiendo en voz alta “un mi padre de ron”. Deliciosa anécdota.

Me acordé de esto cuando ciertos dirigentes nuestros cuestionan -“por principios”- el inesperado salvavidas que Scott Bessent -amigo de Soros- le tiró al ministro Toto C. al comprar pesos argentinos la pasada semana (pesos que muy pronto estará recomprando, con ganancias).

Ay, si eso fuera todo! Esta dirigencia vernácula sigue sin entender que una buena parte del voto favorable al Advenedizo, ayer domingo, se debe a la perspectiva cierta de que al gobierno se le fuera todo de las manos -como a otros- por un “golpe de mercado”.

Fue un voto defensista y conservador, pero no un voto “colonialista”. Nuestros asuntos pendientes (deuda, recursos naturales, Estado, producción) siguen estando pendientes, y mi deseo es que puedan abordarse y resolverse sin perder las instituciones democráticas ni la Independencia argentina.

Nada, eso.

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“Represión y abandono en el Chaco: la comunidad Qom bajo ataque”

Introducción
En la provincia del Chaco, las comunidades originarias vuelven a ser blanco de la represión estatal. La semana pasada, un violento operativo policial atacó una manifestación pacífica de la comunidad Qom en la localidad de Villa Río Bermejito, dejando decenas de heridos y varios detenidos. Detrás de los palos y las balas de goma, se esconde una crisis humanitaria marcada por el hambre, la falta de agua y la eliminación de pensiones no contributivas.
Para comprender la magnitud de lo que ocurre y el rol del Estado en este conflicto, La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores dialogó con Johana Duarte, secretaria gremial de la UTEP.

LCV: “¿Cómo nace el conflicto que derivó en la represión a la comunidad Qom del Chaco?”
Johana Duarte: “La semana pasada, en la provincia del Chaco, se graficó una situación que venimos denunciando en todo el país, pero que en algunos lugares, como las provincias del norte, se profundiza más: la crisis alimentaria y la que viven las comunidades originarias producto del brutal ajuste que lleva adelante el gobierno nacional. En este caso, también en complicidad con el gobierno provincial, encabezado por Leandro Zdero, alumno perfecto de Milei. Digo ‘alumno perfecto’ porque no solo es cómplice del ajuste nacional, sino que implementa en la provincia más pobre de la Argentina las mismas políticas: ajuste, persecución, estigmatización de los trabajadores y represión. Es un modelo calcado del nacional.”

LCV: “¿Qué situación concreta están atravesando las comunidades en el territorio?”
Johana Duarte: “En la zona del Impenetrable chaqueño, hace varios meses que no llegan alimentos ni asistencia en agua. Son derechos básicos contemplados incluso por un fallo de la Corte Suprema en 2016, que intimó a la provincia a garantizar el cumplimiento de esos derechos. Desde la asunción de Milei en la Nación y de Zdero en el Chaco, esa asistencia se cortó. Las comunidades reclaman hace meses la restitución de esos derechos básicos. A eso se suma la baja masiva de pensiones no contributivas, que eran el único ingreso de muchas familias. La situación es de una gravedad absoluta.”

LCV: “¿Cómo se produjo la represión?”
Johana Duarte: “La semana pasada, en Villa Río Bermejito, las comunidades se habían congregado pacíficamente en la plaza central para movilizarse y exigirle al intendente que reclamara por los derechos que se están vulnerando. Pero el reclamo fue respondido con una represión feroz: más de 300 efectivos de la policía provincial atacaron a manifestantes indefensos, en su mayoría adultos mayores, mujeres y niños. Hubo casi 50 heridos y cinco detenidos. Lo más grave es que el operativo fue encabezado por el propio jefe de la policía del Chaco, mientras las mafias y el narcotráfico avanzan impunes en la capital. Es el modelo de seguridad impuesto por Patricia Bullrich: reprimir a los pobres en lugar de enfrentar el delito real.”

LCV: “¿En qué estado está hoy el conflicto?”
Johana Duarte: “Luego de la represión, las comunidades siguen en asamblea permanente. Reclaman tres cosas urgentes: alimento, acceso al agua y la restitución de las casi 10.000 pensiones dadas de baja arbitrariamente. Además, el Estado Nacional cerró oficinas como ANSES o el Ministerio de Capital Humano, y en esa zona la delegación más cercana está a 80 kilómetros, en Castelli. Es decir, no solo les quitan lo que necesitan, sino que también les niegan dónde reclamarlo.”

LCV: “¿Qué pasos se están dando frente a esta situación?”
Johana Duarte: “Las comunidades continúan en estado de asamblea y han iniciado acampes a la vera de distintas rutas del Chaco. Se exige al Poder Ejecutivo provincial que dé respuesta inmediata. La lucha va a continuar, porque las pensiones son un derecho adquirido y no vamos a permitir que se las arrebaten.”

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