fbpx
Connect with us

Destacada

La irrupción del Malón de la Paz de 1946, por Marcelo Valko *

En 1946 un grupo de 174 indios koyas de comunidades ubicadas en Salta y Jujuy, que padecían condiciones de explotación extrema, donde estaban pagando arriendo hasta por los cementerios donde estaban enterrados sus ancestros decidieron “bajar” desde el lejano norte del país fronterizo con Bolivia, hasta Buenos Aires. En principio, pedirían la restitución de sus tierras usurpadas por hacendados que tenían a la orden del día el látigo, el cepo, la ley del capataz, jornales arbitrarios, el pago en vales y hasta impunes abusos sexuales como derecho de pernada. El avance del latifundio sobre las pequeñas parcelas comunitarias, como si se tratase de una insólita reforma agraria en sentido inverso, no hizo más que acentuar un problema latente que las autoridades invariablemente preferían postergar in eternum. Pero el conflicto estaba allí y comenzó a corporizarse.

Aprovechado las nuevas condiciones sociopolíticas que se abrían con la elección de Juan Perón, decidieron llevar su reclamo hasta la lejana Plaza de Mayo. Perón había sido electo presidente en febrero de 1946 y pronto, el 4 de junio asumiría como la primera magistratura. Los kollas estaban persuadidos que, cuando se enterara de las infinitas vejaciones que resistían desde tiempos inmemoriales, no sólo los comprendería, sino que pondría remedio a tales atropellos. Después de todo, y pese a su condición de indios, también eran argentinos y acreedores de la Justicia Social que proclamaba el candidato electo.

Hasta aquel entonces, los reclamos de las comunidades originarias que llegaban a la Capital Federal, eran motorizados por dos o tres indígenas. Por una cuestión de costos, las comunidades apenas podían sostener el viaje y estadía de pocas personas. De más está decir que se trataba de viajes y resultados invisibles. En cambio en ese momento, se pensó en otro tipo de estrategia. Debían realizar una marcha masiva que llamará la atención del país mostrando claramente sus padecimientos. Necesitaban salir a la luz. De una amplia región de la puna de Jujuy y de la yunga salteña se eligen los delegados y se conforma un enrome grupo de 174 kollas. Algo nunca visto hasta ese entonces. Son tantos, que comienzan a llamarse “Malón”.

Conviene aclarar su significado. Malón es una denominación peyorativa y alude al grupo de indios que atacaban las ciudades y que saqueaban sus riquezas durante los siglos XVIII y XIX. Concientes de tal situación, se van a autodenominar “Malón de la Paz”. El agregado de la palabra “paz” otorgaba un toque semántico tranquilizador atenuando el plusvalor negativo y salvaje del Malón.

En el transcurso del trabajo, veremos como estos kollas más que producir “temor” generaron una profunda compasión entre los argentinos. Indudablemente el Malón fue influenciado por la ola indigenista que sacudía al mundo andino y de la que Perón había tomado debida nota, dado que tenía un ambicioso plan para proyectar políticamente a la Argentina sobre Hispanoamérica. Atento a la marcha que se estaba gestando, Perón envió un hombre de su total confianza para que avanzará con los kollas, colaborará con el viaje a pie, sirviera de vocero de los kollas, y de paso, los mantuviera monitoreados, me refiero al teniente retirado del ejército de la rama de ingenieros Mario Augusto Bertonasco.

El gobierno electo, amante de los golpes de efecto, quería mostrar al montarse en la caravana kolla, los alcances y soluciones inmediatos de la nueva Justicia Social peronista. Argentina estaba transitando uno de esos raros momentos de aceleración histórica. Desde que Perón resulta electo a principio de 1946, hasta que asume y recibe a los maloneros en agosto, mucha agua pasó bajo el puente. En su puja “antiyanqui” que lo había llevado a la presidencia con el lema de “Braden o Perón”, en la que Braden, el embajador norteamericano era presentado como sinónimo de la injerencia de USA en los asuntos nacionales, no venía nada mal mostrarse receptivo frente a los justos reclamos de un grupo de indígenas que en su miseria, encarnaban el despojo sufrido por Argentina debido a políticas entreguistas y antinacionales.

Sin embargo pasada la primera euforia revolucionaria en la que todo podía suceder, comienzan a asentarse los alcances de aquello que se entiende por “lo nacional”: quiénes podían merecer la nacionalidad y cuánto de los beneficios que su posesión implicaba el Estado estaba dispuesto a brindar. De allí surgen las inexplicables contradicciones en el accionar oficial con respecto a la apoteótica llegada del Malón y el posterior secuestro de la totalidad de los integrantes de la caravana.

Dado este panorama, para 1946 la mineral paciencia de los kollas creyó encontrar en el flamante gobierno de Perón, una coyuntura propicia para obtener resultados positivos. Innumerables fracasos de experiencias anteriores los habían aleccionado. Era necesario golpear las puertas de la arrogante Capital. Además, los ejemplos de pequeñas delegaciones que habían acabado ignoradas a las puertas de los despachos oficiales sin ser recibidos, o que cuando eran atendidas terminaban despedidas con engañosas promesas que invariablemente no se cumplían, les determinó a producir gestos simbólicamente fuertes para no regresar con las palabras huecas habituales, sino con los títulos de propiedad de sus comunidades. Para ello, tendrían que hacer algo que concitara la atención de la ciudadanía. En primer lugar, esto requería un contingente importante. Pero no era tarea sencilla para indios que subsistían en la miseria movilizar a un grupo numeroso. Se necesitaban recursos, planear una logística para sustentar a tanta gente en un viaje desde la puna a 4000 metros sobre el nivel del mar hasta la lejana Buenos Aires.

Los rostros de tierra se lanzan al camino

Los primeros grupos indígenas se ponen en movimiento el 15 de mayo saliendo de los departamentos de Cochinoca y Tumbayas en Jujuy. En los días sucesivos se agregan otras columnas procedentes de las localidades de Oran e Iruya en Salta, hasta sumar un contingente de 174 personas de edades diversas. En su mayoría los 65 salteños montaban caballos o mulas y el centenar de jujeños hicieron el viaje a pie, calzados con alpargatas o simples ushuntas (ojotas). Esta diferencia en los medios de transporte, obligaba a los jujeños que marchaban a pie, a partir horas antes de los jinetes que luego le daban alcance en el camino, arribando juntos al siguiente destino. En general, no poseían más ropa que la puesta.

“El Malón de la Paz” caminó 2000 kilómetros durante 81 días para salir de la invisibilidad a la que habían sido condenados por la historia. En pocos días bajaron a Jujuy, el 26 de mayo partieron de Salta, luego atravesaron Tucumán y Córdoba llegando a la ciudad de Rosario el 10 de julio. Para esa fecha, los kollas Valentín Zárate y José Nievas se adelantaron a la caravana para preparar el terreno en Buenos Aires. Denunciaron ante el Congreso Nacional los atropellos del régimen feudal al que estaban sometidos. El 12 de julio las portadas de los diarios de todo el arco político se hicieron eco de la denuncia.

El periódico oficialista La Época tituló: “Causa indignación la denuncia de los coyas acerca del régimen del feudo oligarca de Patrón Costas”. Por su parte, el semanario comunista La Hora prácticamente utilizó las mismas palabras para denunciar el hecho. En medio de la euforia popular ante los primeros actos y declaraciones del flamante gobierno, la prensa adicta no desaprovechará semejante oportunidad para atacar al antiguo aspirante a la presidencia y durante varios días continuará ampliando la denuncia. Las acusaciones del trato padecido por los indios causaron profunda conmoción en la Capital que se preparaba para recibir al Malón.

Más allá del tratamiento reivindicatorio, pintoresco o por momentos épico brindado por el periodismo, la marcha no fue un paseo o una visita turística. De hecho uno de los integrantes murió en la localidad santiagueña de Frías y a su paso por Córdoba dejaron internada una mujer y en San Pedro a ocho integrantes. Lo penoso de la marcha y las inclemencias de un tiempo cada vez más húmedo a diferencia de la sequedad de la puna hacían estragos en las articulaciones de los viajeros. Afrontando temporales y hasta granizo, con la única protección de sus ponchos, la caravana avanzó paso a paso “acercándose cada vez más a la palabra y el gesto fraternal del general Perón. Los tiempos han cambiado para la Patria. Ayer la explotación inicua. Hoy, la salvación y la reivindicación de una grandiosa obra revolucionaria”.

Además de numerosas banderas argentinas, cargaban dos imágenes religiosas adornadas con flores, una es San Jerónimo y la otra es la Virgen de Copacabana, patrona del altiplano. Por supuesto, también llevaron numerosas fotografías del general Perón. Cuando el Malón ingresó en la provincia de Buenos Aires, las recepciones fueron tan numerosas e importantes que su llegada a la Capital se demoró más de lo previsto debido a tales agasajos.

El 21 de julio se produjo una bienvenida apoteótica en la ciudad de Pergamino, verdadero corazón del granero argentino que abastecía al mundo. Allí miles y miles de personas se volcaron a las calles para recibirlos. Pero esta popularidad y sobre todo el peligroso ejemplo que estaban mostrando en una zona repleta de agricultores sin tierras sería contraproducente. El Malón exhibía el problema del avance del latifundio inescrupuloso en toda su crudeza. Inmediatamente otros agricultores “blancos” resolvieron encarar su reclamo de tierras de modo semejante: “Los campesinos de la zona decidieron organizar una marcha hacia Buenos Aires similar a las de los indígenas, con el objeto también de resolver su situación…”.

Aun mostrando simpatía por los kollas, ciertos artículos no dejaban de llamar la atención sobre la magnitud de la cuestión: “el problema de esta gente es el inmediato problema del criollo y subsidiariamente del extranjero ya que todos fincan su aspiración en la esperanza de conquistar con su trabajo un pedazo de tierra”. La oposición no podía desperdiciar semejante escenario de envergadura nacional. Por ejemplo, el Partido Comunista designó una delegación de su Comité Central para recibirlos. Además emitió un comunicado donde exigía “la expropiación y distribución de latifundios señalando que no es extraño que los campesinos de esta tierra hayan puesto también sus esperanzas en esta delegación”. Era un modelo demasiado visible y contagioso para tomarlo a la ligera. Quizás por eso mismo, un diario oficialista que seguía diariamente el recorrido del Malón, una semana antes de su arribo, deslizó curiosamente en su portada noticias alarmantes sobre un “Motín de indios en Bolivia”. Allí hacía referencia a los cruentos episodios suscitados a raíz del golpe de estado que en aquellos días había depuesto a Gualberto Villarroel. A los lectores les quedaba un sabor subliminal de asociaciones simples de kollas con indios, las provincias fronterizas de Salta y Jujuy con Bolivia, y las peticiones activas del Malón con el motín. Demasiado tendencioso para ser mera casualidad, máxime teniendo en cuenta que no se estaba produciendo ningún motín de indios sino otro de los tantísimos golpes de estado acaecidos en la sufrida Bolivia.

Próximos a Buenos Aires, en la localidad de Areco, además de la multitud que salió a recibirlos, también se hizo presente una delegación de mapuches encabezados por el lonko Jerónimo Maliqueo venidos de la Patagonia trayendo su solidaridad ante un reclamo que alcanzaba a todos los indios del país. Este abrazo entre indígenas del norte y del sur sumado al apoyo de los agricultores, demostraba hasta qué punto el Malón potenciado por la impresionante cobertura periodística, concitaba la atención de enormes sectores históricamente desposeídos.

Las comunidades estaban expectantes. Si les concedían las tierras a los kollas evidentemente los problemas similares del resto de los indígenas podrían alcanzar una resultado favorable. Esta simple ecuación a unos sectores llenaba de esperanza, otros comenzaban a alarmarse. El 30 de julio llegaron a Luján repitiéndose una recepción con miles de personas que los saludaron a su paso y donde el comisionado municipal los declaró huéspedes de honor. Además, el padre rector de la Basílica de la Virgen de Luján, patrona de Argentina, no sólo les dio la bienvenida, sino que también decidió alojarlos en el centro de peregrinos. A la mañana siguiente asistieron a una misa antes de emprender nuevamente el camino. Finalmente, el sábado 3 de agosto de 1946 en horas de la mañana ingresaron a la Capital Federal siendo recibidos por el Director de Protección al Aborigen.

Desde el barrio de Liniers, en el límite de la ciudad, hasta el centro demoraron horas en su avance, detenidos por vítores y gente que les ofrecía comida en demostración de afecto. También diversas asociaciones, como la Alianza Indoamericanista o el Club Provincianos Unidos, los agasajaron en plena Avenida Rivadavia. Al pasar por el Congreso Nacional una comisión de homenaje les salió al paso. Sin embargo horas antes, en la Cámara de Diputados había ocurrido un episodio que en medio de la algarabía general pasó desapercibido: un grupo de legisladores se había mostrado reacio a realizar el homenaje. En realidad se trataba del segundo toque de alerta, el primero como dije más atrás, fue el contagioso ejemplo del Malón entre los agricultores sin tierras y en el resto de las comunidades indias. Ajena a estos presagios, la gente se asomaba a los balcones de Avenida de Mayo vitoreándolos y numerosas delegaciones de escolares los saludaban con banderas argentinas. Era tanta la cantidad de público que se agolpó a su paso que debió cortarse el tránsito vehicular. Su llegada era percibida como un verdadero triunfo.

Buenos Aires no sólo era la ciudad más poblada y la que acopiaba la riqueza del país, también era la capital gobernada directamente por el poder político central. La alegría se reflejaba en los rostros de los recién llegados y en las caras que le daban la bienvenida. Quiérase o no, el Malón de la Paz había llegado a la Reina del Plata.

De pronto, nada: Los Indios Extranjeros

Como en un sueño después de 81 días de marcha, estaban en Plaza de Mayo. Rodearon a la Pirámide ubicada en el centro de la plaza y se pusieron de rodillas para rezar agradecidos de haber completado la difícil travesía. También entonaron el Himno Nacional. La presa consigna las lágrimas de emoción que asomaban en los rostros de los sufridos kollas. Frente a ellos estaba la Casa Rosada en cuyos balcones aguardaba el primer mandatario General Perón, el vicepresidente Dr. Quijano y miembros del poder ejecutivo. Era un momento festivo y los acompañaba mucha gente. Detrás de una pancarta que reza “Teniente Bertonasco Apóstol del Indio” se encuentra la esposa del militar y sus dos hijas vestidas de indiecitas. El público viva a los indios y al general Perón. Entre tanta algarabía el Malón improvisó un desfile al son de sus propios instrumentos musicales “de curioso aspecto” como erkes, charangos, sikus, quenas y bombos. Por fin llegaba el momento anhelado.

Una comitiva de kollas con Bertonasco a la cabeza ingresó a la Casa de Gobierno para entrevistarse con el Presidente. Una fotografía ilustra el apretón de manos entre ambos. Gran manejador de los códigos simbólicos, para esa ocasión, en lugar de vestir un traje civil, Perón utilizó su uniforme de General marcando la distancia jerárquica sobre el teniente Bertonasco que por colmo llevaba un poncho sobre su uniforme. En esa oportunidad le entregaron al Presidente un sobre lacrado con sus peticiones. Calzado con su carismática sonrisa, y sin necesidad de leer ningún sobre, Perón les respondió “que contaban desde ahora con su apoyo y que concedería lo que solicitaban los indios coyas” .

El periodismo adicto al peronismo se hizo eco de las palabras del líder y estalló en titulares esperanzadores: “A los Coyas de la patria: Salud!” asegurando que los indios han venido a “reivindicar sus milenarios derechos de auténticos señores del suelo americano, de pedir justicia que no es pedir favores, sus títulos son indiscutibles”. Los denominaron “huéspedes de la justicia social” y les facilitaron el alojamiento. Aquí vale la pena prestar atención sobre otro dato crucial que ya en aquel entonces, un redactor anónimo acertó en calificar como “inaudita paradoja”. El aposento destinado por el gobierno para albergar a los maloneros curiosamente fue el “Hotel de los Inmigrantes”. Dicho edificio ubicado en el puerto, era el sitio donde forzosamente las autoridades de migración internaban a los extranjeros que desembarcaban de Europa, de ahí su denominación. Allí, en el tercer piso junto con inmigrantes ucranianos, fueron alojados los kollas argentinos, en una paradójica demostración de la naturalización de la extranjería de los indígenas nacionales.

Potenciando esta situación esquizoide, al caer la tarde de aquella primera jornada en Buenos Aires, el Presidente Perón visitó a los kollas alojados en el Hotel acompañado por el Ministro de Relaciones Exteriores. Es decir, el Canciller fue a visitar a los indígenas argentinos internados en el Hotel de los Inmigrantes. ¡Algo increíble! El 6 de agosto, el semanario socialista La Vanguardia, metió el dedo en la llaga al mostrar otra percepción del asunto. Planteó una pregunta obvia: si el gobierno les va a otorgar lo que por justicia merecen “no se entiende por qué se les ha hecho hacer un viaje a pie… sacan del pobre cuero indio su buena lonja para la propaganda y los hacen recalar en Buenos Aires para que impetren al Magnánimo (Perón), lo que indudablemente les corresponde por derecho”. Pero ni aún la certera ironía de ese artículo imaginaba el desenlace.

Exceptuando contadas voces disidentes, durante esos días iniciales, las portadas y titulares de la prensa (sobre todo oficialista) anticipaban una solución favorable. En los diarios de aquellas jornadas, parecía inminente que en cualquier momento se montaría un gran acto público para entregarles la tierra, demostrando los alcances de la justicia peronista. Los periódicos hicieron hincapié en el asombro de los indios al viajar en tren subterráneo, o de su visita a la vecina ciudad de La Plata. También los llevaron a recorrer emisoras de radio donde alguno de los maloneros participan en programas en vivo. Sin embargo, paulatinamente dejaron de ocupar las portadas y cuando los mencionaban en páginas interiores, era por triviales notas de color.

De ese modo, la protesta kolla por sus tierras aparece en revistas de la farándula como Sintonía, Antena o Radiolandia e incluso, en la sección “Deportes”. Por ejemplo, el día 15 de agosto, gente del gobierno, utilizando a los kollas, organizó dos equipos de fútbol. Uno con salteños y otro con jujeños que disputaron frente a 40.000 espectadores, el partido preliminar antes del clásico choque River-Boca. Ese burlesco sarcasmo ensayado a su costa, fue su última aparición pública. A partir de ese momento entraron en un cono de sombras. Era indudable que las tratativas se habían estancado.

A Perón no lo habían vuelto a ver y los indios para su sorpresa se encontraban militarizados dentro del Hotel de Inmigrantes. Cualquier referencia al Malón desapareció de la prensa partidaria o adicta que no volvería a mencionarlos hasta el aciago final. Ese estado de cosas fue claramente advertido por la oposición que no dejó pasar la oportunidad. El 20 de agosto el semanario socialista La Vanguardia tituló: “Bueno ¿y qué hacemos con los coyas?” El mismo día los comunistas en la portada de La Hora publican: “De pronto nada. El más absoluto silencio en torno a los collas y sus reclamos de tierra. Nada sobre sus pedidos, sobre su regreso. ¿Qué pasa con los collas? ¿Tendrán las tierras reclamadas?” Innumerables son las preguntas que quedaron flotando aquellas últimas jornadas.

Los indios permanecían confinados e incomunicados, incluso se le había prohibido a Bertonasco visitarlos. Un mal presagio anunciaba un final muy diferente al recibimiento con bombos y platillos. El 28 de agosto el gobierno acabó con la farsa. Mientras Perón se hacía el desentendido, el general Filomeno Velazco, quien se desempeñaba como titular de la Policía Federal y Jefe de la Alianza Libertadora Nacionalista de franca tendencia filonazi, ordenó mandarlos de vuelta a casa. La situación dentro del Hotel no podía ser más tensa. Los kollas estaban confinados: nadie podía salir ni entrar y estaban sujetos a la autoridad militar violando los preceptos constitucionales de libre transito y permanencia.

Finalmente en la madrugada de aquel jueves 29 de agosto, cientos de soldados de la marina de guerra y hasta una brigada de lanzagases de la policía rodearon el Hotel. Sin intimación previa, las tropas irrumpieron dentro de las habitaciones. Los kollas se resistieron como pudieron, todos exigían la concurrencia de Perón. Paradójicamente los militares replicaban que estaban actuando “por orden de la Presidencia”. Utilizando la violencia, los efectivos de la Policía Federal, juntamente con bomberos y tropas de marinería ganaron la batalla y consiguieron desalojarlos. Los embarcaron en una serie de vagones que habían estacionado sigilosamente en una vía secundaria en las inmediaciones del Hotel ubicado en la zona del puerto. Los kollas regresaron con custodia armada para que no pudiesen descender antes de su lejano destino.

Libro de Marcelo Valko en el que narra toda la historia del Malón del 46

Este particular secuestro, dará origen entre los kollas al neolismo “envagonar” para referirse a esta situación. Es decir, ser metido en el vagón. El 30 de agosto el diputado Dionisio Viviano (electo por el departamento de Choquinoca) interpuso un Habeas Corpus para suspender el traslado, pero la Corte Suprema lo rechazó. Junto con Bertonasco, solicitó una audiencia urgente con Perón. De pronto nadie sabía qué funcionario u organismo había emitido la orden de expulsión. Es ridículo imaginar que las tropas de la marina, de la policía, el convoy ferroviario, la custodia dentro de los vagones, hubiesen actuando todas por su cuenta y a gusto y piaccere. Nadie era responsable de lo ocurrido, pero ninguna autoridad movió un dedo para revertir la situación.

Hubo pedidos de informes, denuncias en la justicia y ficciones varias al gusto argentino. Por ejemplo, el gobierno designó no una, sino tres comisiones investigadores pertenecientes a los poderes Ejecutivo, Judicial y Legislativo para esclarecer lo ocurrido. Obviamente como es tradicional en nuestro medio, garantizaban con su inoperancia que el expediente se momificase en un cajón.

(Fragmento de : “Invisibilidad, desmemoria y resistencia. La irrupción del Malón de la Paz de 1946.” XII Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia, Facultad de Humanidades y Centro Regional Universitario Bariloche. Universidad Nacional del Comahue, San Carlos de Bariloche, de Marcelo Valko, 2009)

Marcelo Valko es autor -entre otros tantos libros- de “Los indios invisibles del Malón de la Paz”, editado por Sudestada, y del prólogo y notas del recientemente publicado por la Biblioteca Nacional “Los diarios del Malón de la Paz“.

Libro editado por la Biblioteca Nacional, a modo de continuación de la investigación de Valko, incluye los diarios del Malón

Seguir leyendo
Comentá

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Destacada

Massa frente a 200.000 trabajadores: “Viene un tiempo de Unidad Nacional”

El viernes pasado, la Confederación General del Trabajo realizó un multitudinario acto frente al Congreso para festejar las recientes conquistas y el quite del impuesto a las ganancias de los asalaridos. El único orador fue el candidato a presidente por Unión por la Patria, Sergio Massa, rodeado de dirigentes y afiliados no solo de la CGT sino también de las dos CTA y movimientos sociales. Aquí algunas de las definiciones del actual ministro de economía en su caracter de candidato presidencial:


✅Yo vengo a agradecerle a todos estos dirigentes del movimiento obrero, organizaciónes sociales, organizaciones de la economía popular, pequeña y mediana empresa que vinieron a decir presente y decirle gracias a nuestros senadores, a nuestros diputados, a la presidenta de la Cámara de diputados de la Nación, a la presidenta del senado de la Nación y vicepresidenta Cristina Kirchner por haber tomado la decisión de avanzar en un paso fundamental para empezar a reparar los errores, las lastimaduras que tiene nuestra economía y que tiene el sistema de distribución del ingreso en la Argentina.


✅Quiero que hoy se graben un número, lo guarden para siempre, 27.725 es la Ley que termina con el Impuesto a las Ganancias en el salario de las y los trabajadores argentinos.


✅Quiero decirle a todos aquellos que pelean hace muchos años. No es un tema que haya planteado hace un mes o dos. Muchos saben que hace más de diez años que vengo planteando en mejora de la puja distributiva en argentina, el salario no es ganancia, es remuneración.


✅Hemos enviado la ley al Congreso, por eso les quiero pedir que también nos movilicemos para pedirle al Congreso que saque definitivamente de la canasta básica la Ley que le devuelve el IVA a trabajadores y trabajadoras de la economía popular, a jubilados, a trabajadores que no llegan con su salario.


Sin empresas no hay trabajadores, sin trabajadores no hay empresas. Tenemos que entender que la producción y el trabajo son aliados definitivos para la construcción de riqueza de nuestra Patria.


Tenemos la responsabilidad de construir un tiempo nuevo en la Argentina. Me llena de orgullo ver que en este escenario hay dirigentes sindicales de distintas centrales obreras, que lograron detrás del objetivo de mejorar el salario de la gente, poder pelear juntos y lograr una conquista. Ver a los dirigentes de nuestras organizaciones sociales y de la economía popular acompañando a los dirigentes sindicales, acompañando su festejo, pero también la continuidad de su lucha. Esa es la mesa de unidad de los argentinos, empresarios, trabajadores, organizaciones sociales y el Estado. Nuestra patria necesita un gobierno de unidad nacional.


En tres semanas se define el futuro de la Argentina, decidimos si somos un país con derechos laborales, con vacaciones pagas, con derecho a la indemnización, que pelea para mejorar el ingreso de nuestros trabajadores o si volvemos al pasado.


El esfuerzo no lo tienen que hacer los que trabajan sino los que timbean, los que especulan, los que atentan contra la Argentina.

Continue Reading

Destacada

Gerardo Morales, en campaña, arremete contra sindicatos y pueblos originarios

Mientras en la ciudad de Buenos Aires continúa el acampe frente a Tribunales de miembros del Tercer Malón de la Paz que llegaron el 1° de agosto a la Capital para reclamar la derogación de la nueva constitución provincial propuesta por Gerardo Morales que pone en riesgo la posesión de sus tierras, y tres de ellos están cumpliendo una huelga de hambre desde hace más de diez días encadenados a las rejas del Congreso a la espera de ser atendidos por diputados y sendores, en Jujuy continúa la persecusión judicial contra manifestantes y sindicalistas, tal como denuncia el SEOM, sindicato de obreros municipales.

La Justicia Penal Provincial reabrió esta semana una causa contra 11 dirigentes del S.E.O.M. de Jujuy que ya había prescripto después de seis años en los que nadie movió el expediente y por lo tanto caducó. En plena campaña electoral, Gerardo Morales decidió desarchivarla a pesar de haberse cumplido el plazo fijado por la ley para su continuidad.

Pero la embestida no se quedó ahí. La Justicia Contravencional de Jujuy citó a una audiencia de juicio oral para este viernes 29 de septiembre a la tarde, a Santiago Seillant, Secretario Adjunto del S.E.O.M. Jujuy al cual acusan de haber impedido “el paso a ambulancias, vehículos policiales o de bomberos que lleven señales lumínicas y sirenas encendidas.” (Art. 90 del Código Contravencional) y por el supuesto delito de “tomar parte en reuniones públicas tumultuarias o provocaren tumultos en reuniones públicas, autorizadas o no” (Art. 112 del mismo Código), imputaciones que se le formulan por haber participado de las manifestaciones del 20 de junio pasado donde una masiva convocatoria popular rechazó la Reforma Constitucional por ser violatoria de la Constitución Nacional y por no tener consenso social. Por la presente causa, el dirigente mencionado, puede recibir penas complementarias de privación de la libertad, multas millonarias y trabajos comunitarios.

Durante la represión de junio hubo razzias en viviendas populares, varios detenidos, balas de goma, golpes y varios manifestantes perdieron un ojo. Los juicios son para los trabajadores no para represores

En un comunicado del sindicato difundido en el día de ayer, sostienen que “el código contravencional de Jujuy es un mamarracho legal” que tiene como único objetivo la judicialización de la protesta social.

El Código Contravencional de la provincia es inconstitucional por arrogarse la facultad de legislar en materia penal que sólo corresponde al Congreso Nacional, porque así lo determina la Constitución Nacional vigente. Asimismo, varios de sus artículos atentan contra derechos constitucionales como el de reunión, libre expresión y petición ante las autoridades, asimismo, en los hechos prohíben la protesta social. Por ello es ilegal y es inconstitucional.
Asimismo, en Jujuy sucede algo que está prohibido por la Constitución y los Tratados Internacionales a los que la República Argentina está adherida y debe respetar, que es que el Estado no puede juzgar ni condenar dos veces un mismo hecho o conducta, dado que esto viola un principio legal histórico del Derecho, que funciona como una garantía de los ciudadanos frente al Estado. En Jujuy, gracias al Código Contravencional, un mismo hecho o conducta es juzgado y penado tanto por la vía contravencional como por la vía penal, este mamarracho jurídico está habilitado por la misma Constitucional Provincial reformada, que permite la doble sanción estatal frente a una única conducta o hecho. Se usan las mismas pruebas para juzgarte dos veces y condenarte con dos sanciones que son complementarias.
“, sostiene el sindicato de municipales que participó activamente, junto a docentes y trabajadores de la salud en las movilizaciones contra la reforma que fueron duramente reprimidas por el gobierno de Morales en junio de este año.

Encadenados y en huelga de hambre. Reclaman por sus tierras y contra la reforma de Morales

Si no hay respuesta, se profundizarán las medidas en todo el país

La resistencia al nuevo ataque a la protesta social en Jujuy crece día a día. Néstor Jeréz, uno de los integrantes del Malón de la Paz encadenado al Congreso declaró a la agencia Telam:”Hace nueve días que iniciamos la huelga de hambre encadenados al Congreso Nacional. Somos tres integrantes del Tercer Malón de la Paz y sólo tomamos agua”, cacique del pueblo Ocloya, Jeréz afirmó que “el cuerpo ya pasa factura, se siente el debilitamiento y el mareo” a nueve días de iniciada la huelga de hambre.

Los manifestantes recibieron el apoyo de diversas organizaciones sociales, entre ellas, el Movimiento La Dignidad, la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y Movimiento Barrios de Pie, que marcharon para solidarizarse con ellos. También fueron recibidos por el presidente Alberto Fernández el mes pasado pero todavía no se destrabó el conflicto.

Fuentes consultadas por LCV advirtieron: “Responsabilizamos por la salud y la vida de las y los hermanos que mantienen la medida, a los legisladores que todavía no se expidieron. Si no hay respuesta se profundizaran las medidas en todo el país.


Continue Reading

Destacada

Increíble: Biden en huelga

Con un gorro visera de la UAW (United Auto Workers) y megáfono en mano, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, participó del mitín de los trabajadores de la industria automotríz en huelga desde hace veinte días en las principales fábricas del país: Ford, General Motors y Stellantis. El sindicato mantiene un plan de lucha en reclamo de aumento de sueldos, mejores condiciones laborales y más días de descanso.

“Las empresas tenían problemas, ahora les va increíblemente bien. Y, ¿adivinen qué? A ustedes también debería irles increíblemente bien”, exclamó el presidente quien se solidarizó publicamente con la clase trabajadora de Michigan. El lugar elegido para su discurso fue el centro de distribución de General Motors, uno de los puntos principales de la huelga que se ha extendido a múltiples estados.

Biden puso énfasis en la importancia de los sindicatos para la economía del país al afirmar: “Wall Street no construyó este país, la clase media construyó este país, y los sindicatos construyeron la clase media”. Sin medias tintas, agregó: “se merecen el significativo aumento salarial que necesitan”, mientras los trabajadores coreaban “¡Sin acuerdo no hay ruedas!”,“¡Sin pago no hay autopartes!”.

Por su parte, el presidente del UAW, Shawn Fain, calificó como un hecho ‘histórico’ el aval del presidente de la república y agradeció su presencia en el piquete obrero. El gremialista acusó a las grandes corporaciones de seguir sumando beneficios y dejar a los trabajadores “peleando por sobras”.

Ya en la campaña presidencial de 2020, Biden se había declarado a favor de la acción sindical apoyando los paros de trabajadores en Las Vegas y en la industria automotriz en Kansas City. Este martes, en vistas de la elecciones del año próximo, se presentó sorpresivamente en la huelga automotriz.

Con este gesto, Biden se le adelantó en un día a Donald Trump quien tenía previsto participar de una asamblea frente a los obreros de la industria automotriz en huelga pero el UAW se desvinculó de la organización del evento.

Los guionistas de Hollywood llegan a un acuerdo y levantan la huelga.

El resurgimiento de la actividad sindical en Estados Unidos tuvo impacto internacional por la huelga iniciada por actores y guionistas de Hollywood. Después de 146 días de conflicto, los guionistas festejaron el acuerdo firmado con las corporaciones y levantaron el paro que estaba haciendo temblar a las grandes plataformas.

Más allá de un aumento salarial del 18%, el pago por residuales y bonificaciones en el caso de series o películas realizadas para las plataformas, los guionistas de Hollywood han logrado limitar el uso de la inteligencia artificial generativa. Según el acuerdo firmado que tendrá vigencia por tres años, no se podrá utilizar la tecnología para escribir o reescribir material literario, ni tampoco utilizarse como fuente. ¿Esto qué significa? Que los estudios no podrán aprovechar herramientas como ChatGPT o Bard para crear historias que luego los escritores deban transformar en un guion.

Continue Reading
Advertisement

Facebook

Copyright © 2017 Zox News Theme. Theme by MVP Themes, powered by WordPress.