fbpx
Connect with us

Destacada

La irrupción del Malón de la Paz de 1946, por Marcelo Valko *

En 1946 un grupo de 174 indios koyas de comunidades ubicadas en Salta y Jujuy, que padecían condiciones de explotación extrema, donde estaban pagando arriendo hasta por los cementerios donde estaban enterrados sus ancestros decidieron “bajar” desde el lejano norte del país fronterizo con Bolivia, hasta Buenos Aires. En principio, pedirían la restitución de sus tierras usurpadas por hacendados que tenían a la orden del día el látigo, el cepo, la ley del capataz, jornales arbitrarios, el pago en vales y hasta impunes abusos sexuales como derecho de pernada. El avance del latifundio sobre las pequeñas parcelas comunitarias, como si se tratase de una insólita reforma agraria en sentido inverso, no hizo más que acentuar un problema latente que las autoridades invariablemente preferían postergar in eternum. Pero el conflicto estaba allí y comenzó a corporizarse.

Aprovechado las nuevas condiciones sociopolíticas que se abrían con la elección de Juan Perón, decidieron llevar su reclamo hasta la lejana Plaza de Mayo. Perón había sido electo presidente en febrero de 1946 y pronto, el 4 de junio asumiría como la primera magistratura. Los kollas estaban persuadidos que, cuando se enterara de las infinitas vejaciones que resistían desde tiempos inmemoriales, no sólo los comprendería, sino que pondría remedio a tales atropellos. Después de todo, y pese a su condición de indios, también eran argentinos y acreedores de la Justicia Social que proclamaba el candidato electo.

Hasta aquel entonces, los reclamos de las comunidades originarias que llegaban a la Capital Federal, eran motorizados por dos o tres indígenas. Por una cuestión de costos, las comunidades apenas podían sostener el viaje y estadía de pocas personas. De más está decir que se trataba de viajes y resultados invisibles. En cambio en ese momento, se pensó en otro tipo de estrategia. Debían realizar una marcha masiva que llamará la atención del país mostrando claramente sus padecimientos. Necesitaban salir a la luz. De una amplia región de la puna de Jujuy y de la yunga salteña se eligen los delegados y se conforma un enrome grupo de 174 kollas. Algo nunca visto hasta ese entonces. Son tantos, que comienzan a llamarse “Malón”.

Conviene aclarar su significado. Malón es una denominación peyorativa y alude al grupo de indios que atacaban las ciudades y que saqueaban sus riquezas durante los siglos XVIII y XIX. Concientes de tal situación, se van a autodenominar “Malón de la Paz”. El agregado de la palabra “paz” otorgaba un toque semántico tranquilizador atenuando el plusvalor negativo y salvaje del Malón.

En el transcurso del trabajo, veremos como estos kollas más que producir “temor” generaron una profunda compasión entre los argentinos. Indudablemente el Malón fue influenciado por la ola indigenista que sacudía al mundo andino y de la que Perón había tomado debida nota, dado que tenía un ambicioso plan para proyectar políticamente a la Argentina sobre Hispanoamérica. Atento a la marcha que se estaba gestando, Perón envió un hombre de su total confianza para que avanzará con los kollas, colaborará con el viaje a pie, sirviera de vocero de los kollas, y de paso, los mantuviera monitoreados, me refiero al teniente retirado del ejército de la rama de ingenieros Mario Augusto Bertonasco.

El gobierno electo, amante de los golpes de efecto, quería mostrar al montarse en la caravana kolla, los alcances y soluciones inmediatos de la nueva Justicia Social peronista. Argentina estaba transitando uno de esos raros momentos de aceleración histórica. Desde que Perón resulta electo a principio de 1946, hasta que asume y recibe a los maloneros en agosto, mucha agua pasó bajo el puente. En su puja “antiyanqui” que lo había llevado a la presidencia con el lema de “Braden o Perón”, en la que Braden, el embajador norteamericano era presentado como sinónimo de la injerencia de USA en los asuntos nacionales, no venía nada mal mostrarse receptivo frente a los justos reclamos de un grupo de indígenas que en su miseria, encarnaban el despojo sufrido por Argentina debido a políticas entreguistas y antinacionales.

Sin embargo pasada la primera euforia revolucionaria en la que todo podía suceder, comienzan a asentarse los alcances de aquello que se entiende por “lo nacional”: quiénes podían merecer la nacionalidad y cuánto de los beneficios que su posesión implicaba el Estado estaba dispuesto a brindar. De allí surgen las inexplicables contradicciones en el accionar oficial con respecto a la apoteótica llegada del Malón y el posterior secuestro de la totalidad de los integrantes de la caravana.

Dado este panorama, para 1946 la mineral paciencia de los kollas creyó encontrar en el flamante gobierno de Perón, una coyuntura propicia para obtener resultados positivos. Innumerables fracasos de experiencias anteriores los habían aleccionado. Era necesario golpear las puertas de la arrogante Capital. Además, los ejemplos de pequeñas delegaciones que habían acabado ignoradas a las puertas de los despachos oficiales sin ser recibidos, o que cuando eran atendidas terminaban despedidas con engañosas promesas que invariablemente no se cumplían, les determinó a producir gestos simbólicamente fuertes para no regresar con las palabras huecas habituales, sino con los títulos de propiedad de sus comunidades. Para ello, tendrían que hacer algo que concitara la atención de la ciudadanía. En primer lugar, esto requería un contingente importante. Pero no era tarea sencilla para indios que subsistían en la miseria movilizar a un grupo numeroso. Se necesitaban recursos, planear una logística para sustentar a tanta gente en un viaje desde la puna a 4000 metros sobre el nivel del mar hasta la lejana Buenos Aires.

Los rostros de tierra se lanzan al camino

Los primeros grupos indígenas se ponen en movimiento el 15 de mayo saliendo de los departamentos de Cochinoca y Tumbayas en Jujuy. En los días sucesivos se agregan otras columnas procedentes de las localidades de Oran e Iruya en Salta, hasta sumar un contingente de 174 personas de edades diversas. En su mayoría los 65 salteños montaban caballos o mulas y el centenar de jujeños hicieron el viaje a pie, calzados con alpargatas o simples ushuntas (ojotas). Esta diferencia en los medios de transporte, obligaba a los jujeños que marchaban a pie, a partir horas antes de los jinetes que luego le daban alcance en el camino, arribando juntos al siguiente destino. En general, no poseían más ropa que la puesta.

“El Malón de la Paz” caminó 2000 kilómetros durante 81 días para salir de la invisibilidad a la que habían sido condenados por la historia. En pocos días bajaron a Jujuy, el 26 de mayo partieron de Salta, luego atravesaron Tucumán y Córdoba llegando a la ciudad de Rosario el 10 de julio. Para esa fecha, los kollas Valentín Zárate y José Nievas se adelantaron a la caravana para preparar el terreno en Buenos Aires. Denunciaron ante el Congreso Nacional los atropellos del régimen feudal al que estaban sometidos. El 12 de julio las portadas de los diarios de todo el arco político se hicieron eco de la denuncia.

El periódico oficialista La Época tituló: “Causa indignación la denuncia de los coyas acerca del régimen del feudo oligarca de Patrón Costas”. Por su parte, el semanario comunista La Hora prácticamente utilizó las mismas palabras para denunciar el hecho. En medio de la euforia popular ante los primeros actos y declaraciones del flamante gobierno, la prensa adicta no desaprovechará semejante oportunidad para atacar al antiguo aspirante a la presidencia y durante varios días continuará ampliando la denuncia. Las acusaciones del trato padecido por los indios causaron profunda conmoción en la Capital que se preparaba para recibir al Malón.

Más allá del tratamiento reivindicatorio, pintoresco o por momentos épico brindado por el periodismo, la marcha no fue un paseo o una visita turística. De hecho uno de los integrantes murió en la localidad santiagueña de Frías y a su paso por Córdoba dejaron internada una mujer y en San Pedro a ocho integrantes. Lo penoso de la marcha y las inclemencias de un tiempo cada vez más húmedo a diferencia de la sequedad de la puna hacían estragos en las articulaciones de los viajeros. Afrontando temporales y hasta granizo, con la única protección de sus ponchos, la caravana avanzó paso a paso “acercándose cada vez más a la palabra y el gesto fraternal del general Perón. Los tiempos han cambiado para la Patria. Ayer la explotación inicua. Hoy, la salvación y la reivindicación de una grandiosa obra revolucionaria”.

Además de numerosas banderas argentinas, cargaban dos imágenes religiosas adornadas con flores, una es San Jerónimo y la otra es la Virgen de Copacabana, patrona del altiplano. Por supuesto, también llevaron numerosas fotografías del general Perón. Cuando el Malón ingresó en la provincia de Buenos Aires, las recepciones fueron tan numerosas e importantes que su llegada a la Capital se demoró más de lo previsto debido a tales agasajos.

El 21 de julio se produjo una bienvenida apoteótica en la ciudad de Pergamino, verdadero corazón del granero argentino que abastecía al mundo. Allí miles y miles de personas se volcaron a las calles para recibirlos. Pero esta popularidad y sobre todo el peligroso ejemplo que estaban mostrando en una zona repleta de agricultores sin tierras sería contraproducente. El Malón exhibía el problema del avance del latifundio inescrupuloso en toda su crudeza. Inmediatamente otros agricultores “blancos” resolvieron encarar su reclamo de tierras de modo semejante: “Los campesinos de la zona decidieron organizar una marcha hacia Buenos Aires similar a las de los indígenas, con el objeto también de resolver su situación…”.

Aun mostrando simpatía por los kollas, ciertos artículos no dejaban de llamar la atención sobre la magnitud de la cuestión: “el problema de esta gente es el inmediato problema del criollo y subsidiariamente del extranjero ya que todos fincan su aspiración en la esperanza de conquistar con su trabajo un pedazo de tierra”. La oposición no podía desperdiciar semejante escenario de envergadura nacional. Por ejemplo, el Partido Comunista designó una delegación de su Comité Central para recibirlos. Además emitió un comunicado donde exigía “la expropiación y distribución de latifundios señalando que no es extraño que los campesinos de esta tierra hayan puesto también sus esperanzas en esta delegación”. Era un modelo demasiado visible y contagioso para tomarlo a la ligera. Quizás por eso mismo, un diario oficialista que seguía diariamente el recorrido del Malón, una semana antes de su arribo, deslizó curiosamente en su portada noticias alarmantes sobre un “Motín de indios en Bolivia”. Allí hacía referencia a los cruentos episodios suscitados a raíz del golpe de estado que en aquellos días había depuesto a Gualberto Villarroel. A los lectores les quedaba un sabor subliminal de asociaciones simples de kollas con indios, las provincias fronterizas de Salta y Jujuy con Bolivia, y las peticiones activas del Malón con el motín. Demasiado tendencioso para ser mera casualidad, máxime teniendo en cuenta que no se estaba produciendo ningún motín de indios sino otro de los tantísimos golpes de estado acaecidos en la sufrida Bolivia.

Próximos a Buenos Aires, en la localidad de Areco, además de la multitud que salió a recibirlos, también se hizo presente una delegación de mapuches encabezados por el lonko Jerónimo Maliqueo venidos de la Patagonia trayendo su solidaridad ante un reclamo que alcanzaba a todos los indios del país. Este abrazo entre indígenas del norte y del sur sumado al apoyo de los agricultores, demostraba hasta qué punto el Malón potenciado por la impresionante cobertura periodística, concitaba la atención de enormes sectores históricamente desposeídos.

Las comunidades estaban expectantes. Si les concedían las tierras a los kollas evidentemente los problemas similares del resto de los indígenas podrían alcanzar una resultado favorable. Esta simple ecuación a unos sectores llenaba de esperanza, otros comenzaban a alarmarse. El 30 de julio llegaron a Luján repitiéndose una recepción con miles de personas que los saludaron a su paso y donde el comisionado municipal los declaró huéspedes de honor. Además, el padre rector de la Basílica de la Virgen de Luján, patrona de Argentina, no sólo les dio la bienvenida, sino que también decidió alojarlos en el centro de peregrinos. A la mañana siguiente asistieron a una misa antes de emprender nuevamente el camino. Finalmente, el sábado 3 de agosto de 1946 en horas de la mañana ingresaron a la Capital Federal siendo recibidos por el Director de Protección al Aborigen.

Desde el barrio de Liniers, en el límite de la ciudad, hasta el centro demoraron horas en su avance, detenidos por vítores y gente que les ofrecía comida en demostración de afecto. También diversas asociaciones, como la Alianza Indoamericanista o el Club Provincianos Unidos, los agasajaron en plena Avenida Rivadavia. Al pasar por el Congreso Nacional una comisión de homenaje les salió al paso. Sin embargo horas antes, en la Cámara de Diputados había ocurrido un episodio que en medio de la algarabía general pasó desapercibido: un grupo de legisladores se había mostrado reacio a realizar el homenaje. En realidad se trataba del segundo toque de alerta, el primero como dije más atrás, fue el contagioso ejemplo del Malón entre los agricultores sin tierras y en el resto de las comunidades indias. Ajena a estos presagios, la gente se asomaba a los balcones de Avenida de Mayo vitoreándolos y numerosas delegaciones de escolares los saludaban con banderas argentinas. Era tanta la cantidad de público que se agolpó a su paso que debió cortarse el tránsito vehicular. Su llegada era percibida como un verdadero triunfo.

Buenos Aires no sólo era la ciudad más poblada y la que acopiaba la riqueza del país, también era la capital gobernada directamente por el poder político central. La alegría se reflejaba en los rostros de los recién llegados y en las caras que le daban la bienvenida. Quiérase o no, el Malón de la Paz había llegado a la Reina del Plata.

De pronto, nada: Los Indios Extranjeros

Como en un sueño después de 81 días de marcha, estaban en Plaza de Mayo. Rodearon a la Pirámide ubicada en el centro de la plaza y se pusieron de rodillas para rezar agradecidos de haber completado la difícil travesía. También entonaron el Himno Nacional. La presa consigna las lágrimas de emoción que asomaban en los rostros de los sufridos kollas. Frente a ellos estaba la Casa Rosada en cuyos balcones aguardaba el primer mandatario General Perón, el vicepresidente Dr. Quijano y miembros del poder ejecutivo. Era un momento festivo y los acompañaba mucha gente. Detrás de una pancarta que reza “Teniente Bertonasco Apóstol del Indio” se encuentra la esposa del militar y sus dos hijas vestidas de indiecitas. El público viva a los indios y al general Perón. Entre tanta algarabía el Malón improvisó un desfile al son de sus propios instrumentos musicales “de curioso aspecto” como erkes, charangos, sikus, quenas y bombos. Por fin llegaba el momento anhelado.

Una comitiva de kollas con Bertonasco a la cabeza ingresó a la Casa de Gobierno para entrevistarse con el Presidente. Una fotografía ilustra el apretón de manos entre ambos. Gran manejador de los códigos simbólicos, para esa ocasión, en lugar de vestir un traje civil, Perón utilizó su uniforme de General marcando la distancia jerárquica sobre el teniente Bertonasco que por colmo llevaba un poncho sobre su uniforme. En esa oportunidad le entregaron al Presidente un sobre lacrado con sus peticiones. Calzado con su carismática sonrisa, y sin necesidad de leer ningún sobre, Perón les respondió “que contaban desde ahora con su apoyo y que concedería lo que solicitaban los indios coyas” .

El periodismo adicto al peronismo se hizo eco de las palabras del líder y estalló en titulares esperanzadores: “A los Coyas de la patria: Salud!” asegurando que los indios han venido a “reivindicar sus milenarios derechos de auténticos señores del suelo americano, de pedir justicia que no es pedir favores, sus títulos son indiscutibles”. Los denominaron “huéspedes de la justicia social” y les facilitaron el alojamiento. Aquí vale la pena prestar atención sobre otro dato crucial que ya en aquel entonces, un redactor anónimo acertó en calificar como “inaudita paradoja”. El aposento destinado por el gobierno para albergar a los maloneros curiosamente fue el “Hotel de los Inmigrantes”. Dicho edificio ubicado en el puerto, era el sitio donde forzosamente las autoridades de migración internaban a los extranjeros que desembarcaban de Europa, de ahí su denominación. Allí, en el tercer piso junto con inmigrantes ucranianos, fueron alojados los kollas argentinos, en una paradójica demostración de la naturalización de la extranjería de los indígenas nacionales.

Potenciando esta situación esquizoide, al caer la tarde de aquella primera jornada en Buenos Aires, el Presidente Perón visitó a los kollas alojados en el Hotel acompañado por el Ministro de Relaciones Exteriores. Es decir, el Canciller fue a visitar a los indígenas argentinos internados en el Hotel de los Inmigrantes. ¡Algo increíble! El 6 de agosto, el semanario socialista La Vanguardia, metió el dedo en la llaga al mostrar otra percepción del asunto. Planteó una pregunta obvia: si el gobierno les va a otorgar lo que por justicia merecen “no se entiende por qué se les ha hecho hacer un viaje a pie… sacan del pobre cuero indio su buena lonja para la propaganda y los hacen recalar en Buenos Aires para que impetren al Magnánimo (Perón), lo que indudablemente les corresponde por derecho”. Pero ni aún la certera ironía de ese artículo imaginaba el desenlace.

Exceptuando contadas voces disidentes, durante esos días iniciales, las portadas y titulares de la prensa (sobre todo oficialista) anticipaban una solución favorable. En los diarios de aquellas jornadas, parecía inminente que en cualquier momento se montaría un gran acto público para entregarles la tierra, demostrando los alcances de la justicia peronista. Los periódicos hicieron hincapié en el asombro de los indios al viajar en tren subterráneo, o de su visita a la vecina ciudad de La Plata. También los llevaron a recorrer emisoras de radio donde alguno de los maloneros participan en programas en vivo. Sin embargo, paulatinamente dejaron de ocupar las portadas y cuando los mencionaban en páginas interiores, era por triviales notas de color.

De ese modo, la protesta kolla por sus tierras aparece en revistas de la farándula como Sintonía, Antena o Radiolandia e incluso, en la sección “Deportes”. Por ejemplo, el día 15 de agosto, gente del gobierno, utilizando a los kollas, organizó dos equipos de fútbol. Uno con salteños y otro con jujeños que disputaron frente a 40.000 espectadores, el partido preliminar antes del clásico choque River-Boca. Ese burlesco sarcasmo ensayado a su costa, fue su última aparición pública. A partir de ese momento entraron en un cono de sombras. Era indudable que las tratativas se habían estancado.

A Perón no lo habían vuelto a ver y los indios para su sorpresa se encontraban militarizados dentro del Hotel de Inmigrantes. Cualquier referencia al Malón desapareció de la prensa partidaria o adicta que no volvería a mencionarlos hasta el aciago final. Ese estado de cosas fue claramente advertido por la oposición que no dejó pasar la oportunidad. El 20 de agosto el semanario socialista La Vanguardia tituló: “Bueno ¿y qué hacemos con los coyas?” El mismo día los comunistas en la portada de La Hora publican: “De pronto nada. El más absoluto silencio en torno a los collas y sus reclamos de tierra. Nada sobre sus pedidos, sobre su regreso. ¿Qué pasa con los collas? ¿Tendrán las tierras reclamadas?” Innumerables son las preguntas que quedaron flotando aquellas últimas jornadas.

Los indios permanecían confinados e incomunicados, incluso se le había prohibido a Bertonasco visitarlos. Un mal presagio anunciaba un final muy diferente al recibimiento con bombos y platillos. El 28 de agosto el gobierno acabó con la farsa. Mientras Perón se hacía el desentendido, el general Filomeno Velazco, quien se desempeñaba como titular de la Policía Federal y Jefe de la Alianza Libertadora Nacionalista de franca tendencia filonazi, ordenó mandarlos de vuelta a casa. La situación dentro del Hotel no podía ser más tensa. Los kollas estaban confinados: nadie podía salir ni entrar y estaban sujetos a la autoridad militar violando los preceptos constitucionales de libre transito y permanencia.

Finalmente en la madrugada de aquel jueves 29 de agosto, cientos de soldados de la marina de guerra y hasta una brigada de lanzagases de la policía rodearon el Hotel. Sin intimación previa, las tropas irrumpieron dentro de las habitaciones. Los kollas se resistieron como pudieron, todos exigían la concurrencia de Perón. Paradójicamente los militares replicaban que estaban actuando “por orden de la Presidencia”. Utilizando la violencia, los efectivos de la Policía Federal, juntamente con bomberos y tropas de marinería ganaron la batalla y consiguieron desalojarlos. Los embarcaron en una serie de vagones que habían estacionado sigilosamente en una vía secundaria en las inmediaciones del Hotel ubicado en la zona del puerto. Los kollas regresaron con custodia armada para que no pudiesen descender antes de su lejano destino.

Libro de Marcelo Valko en el que narra toda la historia del Malón del 46

Este particular secuestro, dará origen entre los kollas al neolismo “envagonar” para referirse a esta situación. Es decir, ser metido en el vagón. El 30 de agosto el diputado Dionisio Viviano (electo por el departamento de Choquinoca) interpuso un Habeas Corpus para suspender el traslado, pero la Corte Suprema lo rechazó. Junto con Bertonasco, solicitó una audiencia urgente con Perón. De pronto nadie sabía qué funcionario u organismo había emitido la orden de expulsión. Es ridículo imaginar que las tropas de la marina, de la policía, el convoy ferroviario, la custodia dentro de los vagones, hubiesen actuando todas por su cuenta y a gusto y piaccere. Nadie era responsable de lo ocurrido, pero ninguna autoridad movió un dedo para revertir la situación.

Hubo pedidos de informes, denuncias en la justicia y ficciones varias al gusto argentino. Por ejemplo, el gobierno designó no una, sino tres comisiones investigadores pertenecientes a los poderes Ejecutivo, Judicial y Legislativo para esclarecer lo ocurrido. Obviamente como es tradicional en nuestro medio, garantizaban con su inoperancia que el expediente se momificase en un cajón.

(Fragmento de : “Invisibilidad, desmemoria y resistencia. La irrupción del Malón de la Paz de 1946.” XII Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia, Facultad de Humanidades y Centro Regional Universitario Bariloche. Universidad Nacional del Comahue, San Carlos de Bariloche, de Marcelo Valko, 2009)

Marcelo Valko es autor -entre otros tantos libros- de “Los indios invisibles del Malón de la Paz”, editado por Sudestada, y del prólogo y notas del recientemente publicado por la Biblioteca Nacional “Los diarios del Malón de la Paz“.

Libro editado por la Biblioteca Nacional, a modo de continuación de la investigación de Valko, incluye los diarios del Malón

Seguir leyendo
Comentá

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Destacada

Nos vendieron un buzón. ¿Qué está pasando con el correo y los trenes?

La noticia dice: “El Gobierno nacional avanzó este viernes con el ajuste de personal en Correo Argentino. Ayer, cientos de empleados de todo el país recibieron telegramas de despidos como parte de las medidas de reestructuración y “reorganización interna”.

Un modo clásico y correcto de redactar una información. Como siempre ocurre en estos casos, la cifra es difusa, hasta que no terminen de contarse las víctimas. Van llegando de a poco los números: tantos en Rosario, un poco más en General Pico, quién sabe cuántos en otros lados, racimos de vidas desperdigadas por el país. Cientos de racimos.

La hija de uno de esos cientos, publicó en su facebook:

“Hoy con lágrimas y con todo el dolor del mundo escribo esto. Cómo es de público conocimiento mi papá, Jefe del Correo Argentino de Trevelin, fue despedido el día viernes 26 de abril después de 39 años de servicio”, escribó Giselle en su perfil de Facebook. “Hoy tengo 29 años. Nací, crecí y viví toda mi vida viendo laburar a mi viejo, laburar duro, no importaba la lluvia, la nieve, el calor. Había que romperse el lomo para sacar adelante su familia… con su enorme bolso lleno de cartas y lo que no entraba había que ingeniarse para llevarlo también y así cumplía su trabajo”. Un sentimiento que deben comparir cientos y cientos de hijos, esposas, madres, padres, amigos y vecinos. Sobre todo vecinos que lo encontraban en su lugar desde hace casi 40 años, se saludaban y compartían las novedades del pueblo.

Las redes y diarios estallaron con historias de trabajadores despedidos. “Son 28 años en la empresa, en la cual di todo siempre con mucha responsabilidad y compromiso como tiene que ser. Hoy me encuentro en la calle, pasando por un momento horrible que no le deseo a nadie. A mi edad tampoco es fácil encontrar un nuevo trabajo, para el sistema ya soy considerado viejo”, contó Javier Alejandro Villoldo quien a los 52 años recibó unanotificación de desvinculación’, algo que antes se llamaba despido o cesantía y se enviaba por Correo. Dejar sin trabajo a Javier significó también dejar sin correo a otro pueblo chubutense,Corcovado, a 90 kilómetros de la ciudad de Esquel.

En realidad, la empresa ya había echado a 81 empleados, apenas asumido el gobierno de Milei. Después hubo otros despidos aislados, algo que ahora se llama ‘despido por goteo’. El sindicato que los representaba, FOECyT, no consideró que hubiera que tomar alguna medida para evitar que los despidos se multiplicaran. Y los hechos se adelantaron a la ley.

Estos despidos ocurrieron unos días antes de que finalmente diputados aprobara la “concesión o privatización parcial”, del Correo Argentino, al igual que de las empresas estatales Agua y Saneamientos Argentinos (Aysa), Belgrano Cargas, Corredores Viales y Sociedad Operadora Ferroviaria (Sofse).

Así las cosas, los alrededor de 200 despedidos de la última semana prefirieron no creer que un día podía tocarle a ellos. Al final de cuentas, no eran ñoquis, tenían una trayectoria de 10 o 20 o más años, y todos los usuarios del Correo podían dar fe de su trabajo.

Un día podrá contarse la historia de cómo el 26 de abril de 2024 los pueblos se fueron quedando sin correo. Para recibir una carta, o una encomienda o una incómoda factura, debían volver a recorrer decenas de kilómetros. Como antes. Mucho antes.

Hubo una dura la discusión entre bloques en diputados sobre cuáles empresas estatales tendrían una ‘concesión y privatización parcial” y cuáles una privatización derecho viejo. En ese caso quedaron libradas a su supresión definitiva del Estado: Aerolíneas Argentinas, Enarsa, Radio y Televisión Argentina (RTA) e Intercargo. Afuera. Privadas.

Más de un diputado festejó como un éxito este resultado ya que la idea original implicaba privatizar 40 empresas de Estado. Si Menem representó el fin del tren en decenas de pueblos, Milei será quien habrá acabado con el correo.

Trenes

Mientras la Ley Bases estaba en discusión también en el ámbito ferroviario se dejaba trascender que se vendrían 3.000 despidos. Según trascendió, esa fue la órden recibida por el actual presidente de Trenes Argentinos, el ex ‘massista’ Luis Adrián Luque.

En este caso, se pensó evitar la resistencia que una medida de estas características podría provocar en los potentes sindicatos ferroviarios ofreciendo una indemnización de alrededor 18 millones de pesos por persona. Algo que Menem ya había aplicado con éxito en los años noventa con los trabajadores ferroviarios y petroleros, quienes cobraron la suculenta suma, pusieron algún negocio y en su mayoría quebraron unos años después. Recién entonces, en su segunda gestión, la crisis de las privatizaciones explotó.

Aquí también hubo un indicio previo pero el gremio tampoco reaccionó. Ya fueron despedidos de distintos sectores ferroviarios a 150 personas. El intento pasó, y sólo hubo algunas reincorporaciones aisladas. Ahora anuncian 3.000, muchos deben pensar que a ellos no les va a tocar porque tienen una trayectoria intachable.

Todavía queda la esperanza de que los senadores rechacen la norma que ya está cambiando la vida cotidiana de sus provincias.

Continue Reading

Destacada

Leónidas Noni Ceruti: Patria, Iglesia, educación y lucha obrera estudiantil.

Habían pasado apenas seis días de una de las más multitudinaria, heterogénea y transversal marcha a favor de la educación pública que haya visto el país en su historia. En el Congreso se debatía la ley de Bases, y el impacto de cientos de miles contra el ajuste universitario se desdibujaba en los medios de comunicación y en los intereses políticos. Por eso entrevistamos al historiados Leónidas Ceruti, para profundizar la relación entre política y educación siendo Argentina un país en el que el concepto de educación igual para todos está profundamente enraizado en cada ciudadano. ¿Cómo surgió esta comunión entre Patria y Educación? ¿Quiénes la impulsaron y con que objetivos? ¿En qué momento las universidades se convirtieron en un campo de debate y batalla política? ¿Qué rol cumplieron los diversos actores sociales, como la Iglesia, a lo largo de la historia? El estallido de los años sesenta y setenta de obreros y estudiantes. Conquistas, luchas y contradicciones en esta entrevista que terminó siendo una clase magistral.

LCV: Existe un sentimiento nacional muy arraigado con relación a la educación pública que no todos los países tienen ¿cómo se gestó ese vínculo tan argentino entre Patria y Educación?

— Más allá de Sarmiento, creo que fue la generación del 80 que impulsó la educación con la ley 1420. Y la inmigración tuvo un papel importante. El proyecto de la generación del 80 consistía en fomentar la llegada de extranjeros para el desarrollo capitales. En ese entonces eran los capitales ingleses que vinieron a desarrollar ferrocarriles y puertos para imponer el modelo agroexportador. Las tierras estaban y se necesitaba mano de obra, porque eran para trabajar, sobre todo en el campo. Muchos de los inmigrantes vienen con el objetivo de asentarse y tener sus tierras. Pero cuando llegan, ya la oligarquía tenía todas las tierras mejores tierras tomadas y eran dueños, salvo algunos mojones, como en Córdoba, en Entre Ríos, en provincia de Santa Fe, pero pequeñas colonias. La clase dominante empieza a tratar de argentinizar y de nacionalizar a esos inmigrantes, y ahí está la necesidad de la educación, de un idioma uniforme, de una concepción de la Patria, una concepción del país, una concepción de Estado. Ahí es cuando se empieza a impulsar una educación laica, gratuita y obligatoria. Esta cuestión y que muchos de los inmigrantes venían con un bagaje cultural, sobre todo los que vinieron por una inmigración política, producto de la persecución a socialistas y anarquistas en Europa, y muchos otros también por las hambrunas y por las agencias de colocación de inmigrantes. Yo creo que ahí empieza esta cuestión de la educación, del amor por el estudio y por seguir estudiando.

La Generación del 80 es la que impulsó la educación en el país. La clase dominante necesitaba argentinizar a los inmigrantes con una lengua única y una idea de Patria

LCV: De hecho, un escritor decía que en comparación con EE.UU, en Argentina la primera generación ya se sentía argentina, es decir, venía un italiano y el primer hijo ya se sentía argentino. En cambio en EE.UU tardaba mucho más tiempo, de hecho las colectividades duran con fuerza hasta hoy.

—Sí, tal cual. Porque aquí lo que se trata de imponer es igualar a todos. Sobre todo desde que se hable un mismo idioma, se conozca la historia, y ahí está la historia que escribe Mitre, el panteón de los héroes que hace con San Martín, Belgrano, etc. Eso se empieza a inculcar. La cuestión de cantar el himno, izar la bandera en la escuela primaria, digamos, es un intento de nacionalizar. Por otro lado está la cuestión de que se incorporen a la vida política, al voto, que después es la gran lucha con el radicalismo y con el socialismo, y por otro lado con el anarquismo. Por eso la clase dominante, cuando los anarquistas y socialistas, los inmigrantes, empiezan a organizar los primeros sindicatos, las primeras huelgas, las primeras protestas, les dicen que estos inmigrantes son ingratos, porque ellos le dieron todo, los trajeron de Europa, les dieron trabajo, les dieron educación, y miren cómo nos responden. Nos responden organizando protestas, organizando sindicatos, organizando gremios. Sobre todo en la primera etapa de esta generación del ‘80, que era palo y palo, con la ley de residencia y la ley social. Por entonces, empieza esta cuestión de lo que ahora le llaman la batalla cultural. Es la cuestión ideológica del Estado burgués, es la cuestión ideológica de meter en la cabeza la idea de Patria. Pero, en la patria hay clases, adentro de la patria hay clases.

A partir de 1900, o antes, la iglesia empieza a disputar con la clase obrera anarquista y socialista, en el terreno ideológico, con las encíclicas papales referidas al mundo del trabajo

LCV: Una cosa son los objetivos que se encarnaron el fomento de la educación en un inicio y lo que ocurrió después. Porque los estudiantes a lo largo de la historia argentina han marcado hitos importantísimos de rebelión.

—Claro, la reforma del 18 es uno de los principales sucesos que, no solo en Argentina, también en toda Latinoamérica marcó un momento histórico. Un movimiento universitario que jugó papeles importantes a favor de las clases populares; y en otros casos jugó a favor de la oligarquía y a favor de las clases dominantes. Una disputa y en la que participó la propia iglesia. La iglesia empieza desde 1900, o antes de 1900, también a disputar en el terreno de la clase obrera a anarquistas y socialistas una cuestión ideológica con las encíclicas papales referidas al mundo del trabajo. En nuestro país, por ejemplo, en la década del 30, ahí juegan un papel muy importante la iglesia en la educación que se va a prolongar en el tiempo, incluso durante el peronismo, cuando se produce una ruptura con Perón en un determinado momento. Pero bueno, yo en primer grado recibía enseñanza católica en la escuela.

Durante la controversia entre ‘Laica o Libre’, en el ’58, la FUA y los estudiantes secundarios movilizaron a 350.000 personas en Buenos Aires

LCV: Bueno, de ahí es que después se viene el movimiento de la educación laica o libre.

—Después del golpe de la Fusiladora, que surge lo de la laica y la libre, y sobre todo con Frondizi, que es el que sigue impulsando el decreto de la Libertadora. Ahí se produce esa gran disputa de la laica y la libre desde el 58, donde ya hay actos muy importantes en Buenos Aires, por ejemplo, en Plaza del Congreso, donde la Iglesia, con personajes como el monseñor Plaza y apoyado por liberales como Álvaro Alzogaray, exigían instituciones privadas en el ámbito de la educación superior. Pero por otro lado, la FUA, y algunos estudiantes secundarios, se van a juntar también en Buenos Aires y van a responder con actos donde se juntaron 350 mil personas.

LCV: Yo creo que ese momento de la laica o libre, los actos son uno de los momentos más parecidos a este en cuanto a centralidad de la cuestión universitaria y educacional junto con la política.

—Sí, también surgieron grupos de derecha como Tacuara afines a la Iglesia. Después lo que se vivió en los años 60, 70, donde el movimiento universitario juega un papel importantísimo en lo que fue ese momento histórico que vivió la Argentina.Una de las primeras medidas con el golpe de Onganía en el 66, es intervenir la universidad, una universidad que era una universidad de prestigio por su nivel académico, por su nivel de investigación, pero fue bautizada por Onganía y todo su grupo y de los civiles como la cueva bolchevique. Se produce ahí en Buenos Aires la famosa noche de los bastones largos. El 29 de julio del 66, a través de un decreto se anula el gobierno tripartito, el tripartito de docentes con estudiantes y las autoridades, y subordinan a las autoridades de la universidad al Ministerio de Educación. Primero se produce esa represión de la noche los bastones largos, donde renunciaron 1400 docentes de excelencia, y que el New York Times llegó a comparar a Onganía con Hitler.

El Ministerio de Educación dice hay algo que es superior a la enseñanza, a la ciencia, a la investigación, a la renuncia de 100 profesores cuando fueron 1500, ese algo es el principio de autoridad. Ahí está claro lo que significó en ese momento. Ahí el movimiento estudiantil universitario empieza desde un primer momento a combatir a la dictadura de Onganía contra el limitacionismo, limitando la cantidad de estudiantes para entrar a la universidad, la injerencia de las empresas extranjeras en la enseñanza en la universidad. Yo entré a estudiar odontología en el año 67 y recuerdo que en las asambleas y demás, se comentaba, por ejemplo, que en la embajada de EE.UU y empresas de EE.UU habían donado a la facultad de medicina un microscopio electrónico de primera generación para investigaciones, y lo que se investigaba era el efecto en la pupila en la estratósfera, pero eso era para la carrera espacial. Y ahí el movimiento estudiantil, fundamentalmente en Córdoba donde cae el primer asesinado: el estudiante obrero Santiago Pampillón.

Los cimbronazos del Cordobazo y los Rosariazos provocaron la ruptura de movimientos estudiantiles y partidos tradicionales. Camadas enteras de obreros y universitarios se incorporaron a la lucha política

LCV: Obreros y estudiantes unidos y adelante también es una consigna de época que me parece que vale la pena recordar.

—Sí, lo que pasa que el movimiento universitario en los 60, sobre todo a partir de los lazos del 69, cuando la clase obrera protagoniza esos alzamientos populares. El primer rosariazo fue eminentemente universitario. Éramos 4 mil estudiantes en el centro de Rosario, batallando contra la policía, a la cual derrotamos, y después se tuvo que hacer cargo el ejército de la ciudad. Primero había matado a Cabral a principios de mayo en Corrientes, después a Bello y Blanco en Rosario, empieza el primer rosariazo, y después viene a fin de mes el Cordobazo, y después en septiembre el segundo rosariazo. Eso hizo que camadas impresionantes de obreros con su primer y segundo trabajo, y camadas impresionantes de estudiantes universitarios, se incorporaran a la lucha política.

Esos cimbronazos provocaron que se partieran las agrupaciones estudiantiles tradicionales y nacieran nuevas. Lo mismo ocurría con los partidos políticos tradicionales de la izquierda, como el partido comunista, el partido socialista, los partidos trotskistas, y también dentro del peronismo. Ahí son miles y miles de estudiantes que nos incorporamos a la lucha, que nos incorporamos a luchar contra la dictadura, y donde entramos a debatir qué tipo de universidad era necesaria para esa sociedad y sobre todo se entró a debatir qué era necesario hacer en la Argentina. Ahí se entra a discutir la liberación nacional, la revolución socialista, la forma y los métodos. Ese es un momento clave en donde el movimiento estudiantil acompaña a la clase obrera. Esta lucha codo a codo con los obreros. Yo me acuerdo haber estado en la barricada, codo a codo con los obreros y obreras, en el segundo Rosariazo y en las distintas manifestaciones, como lo fue en el Cordobazo. Ese fue un momento clave, creo yo, de nuestra historia y del movimiento universitario. Después continuó muy fuerte, después fue fuertemente reprimido el movimiento universitario durante del 76 en adelante y antes del 76. Son momentos clave de lo que es el movimiento universitario.

El 1° de mayo hoy está más vigente que nunca. Lucharon por las tres 8. Hoy casi todos trabajan más de 8 horas. Hay niños explotados, los trabajos son insalubres

LCV: Vos sos un especialista en los distintos momentos de lucha del 1° de mayo. ¿Cómo lo ves hoy?

Si hay un motivo para protestar y que tenga vigencia, es el 1 de mayo. El 1 de mayo hoy está más vigente que nunca. Nació como un día de lucha. Cuando en París deciden en 1889, hacer al unísono actos y demandas a los gobiernos en todo el mundo, el año siguiente se convierte en el Día Internacional de lucha de la clase obrera para demandar, en ese momento, por las tres 8: 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso, 8 horas para lo que se nos dé la gana y esparcimiento.

LCV: Ay, qué lejos que estamos.

—Hoy cualquiera que trabaje, trabaja más de 8 horas. El que tiene trabajo. Ahora, si leemos la proclama del manifiesto de 1890 que se repartió en Rosario, Buenos Aires, Chivilcoy, Bahía Blanca, el 1 de mayo de 1890, y fue el primer proclama del movimiento obrero que se presentó al Congreso, tiene total vigencia. Hoy los niños trabajan, los trabajos son insalubres, más inspectores para ver las condiciones laborales. Hoy cualquier provincia no tiene los inspectores necesarios para inspeccionar las condiciones laborales en cualquier rubro, ya sea una escuela, una fábrica, un banco, un supermercado o el campo. Por eso el 1 de mayo tiene la vigencia que tiene y la historia que tiene. Por eso el 1 de mayo a la tarde vamos a ver manifestaciones, actos, en la televisión de todo el mundo, porque es la fiesta laica más grande. Y fue el último gran triunfo de la clase obrera. Cuando después de la Primera Guerra Mundial, cuando surgen las Naciones Unidas, se empieza a instaurar como el primer decreto o la primera ley, establecer las 8 horas de trabajo. ¿Por qué? Porque volvían los obreros armados de la primera guerra mundial y la burguesía, la clase dominante, no son boludas, lo primero que hicieron es dar las 8 horas de trabajo. En la Argentina recién surgen las 8 horas de trabajo durante el segundo gobierno de Irigoyen, antes del golpe del 30. Había habido algunas municipalidades que ya lo habían dado para los empleados públicos, pero hoy tiene total vigencia. Porque al 1 de mayo, como a los grandes revolucionarios y su idea, siempre se los trata de edulcorar cuando están muertos. Y en este caso también se quiso transformar en un día de fiesta. No, el 1 de mayo es un día de lucha. Después si quieren festejamos y brindamos, como decía Horacio Zamboni, saber luchar y saber festejar. Los obreros aquí en Rosario, el 1 de Mayo de 1890, hicieron un gran acto, una gran marcha, y después se fueron a un bar a brindar por el éxito del acto.

(Entrevista realizada por Nora Anchart y Laura Giussani Constenla el lunes 29 de abril de 2024, en el programa La Columna Vertebral-Historias de Trabajadores que se emite los lunes de 18 a 20 hs por larz.com.ar)

Continue Reading

Destacada

Crónica de un Primero de Mayo argento en el país de Milei.

1- Poco después de las nueve de la mañana empiezan a llegar las primeras fotos tomadas por Nora que ya está en la calle. Anda por avenida Independencia hacia el Bajo. Click a Cartoneros. Clik a la CTA-Autónoma. Click, click, click a un entrevero de carteles en donde se mezclan la UTEP y Lingeri, UPCN y la Organización los Pibes.”¿A qué marcha estás yendo, la CGT o la Izquierda?” pregunto con cierta ingenuidad. “No sé, acá están todos juntos. Esto es hermoso”, contesta la morocha peronista que se carga las pilas en cada movilización. “Al final, esto va a ser como las marchas del 24 de marzo en donde uno nunca sabe bien con quien está marchando y a nadie le importa”, reímos con un jaja por whatsapp.

No falta nadie. CTA-A, CTEP, y decenas de organizaciones de distintos colores

2- Camino desde Constitución hasta Paseo Colón. Ya son las once de la mañana, el barrio está vacío, el día gris y frío. Llegaba tarde, las principales columnas ya estaban en el Monumento al Trabajo. Empiezo a escuchar los petardos y los bombos. Corro para alcanzar a un obrero de Foetra que se encaminaba al mismo lugar. Le pregunto: Sabemos como llegamos acá pero ¿tenés idea de cómo vamos a salir?. “Salir es complicado, no es fácil, la tarea no va a ser fácil. Después de lo del Senado de ayer se hace más difícil todavía, hay que esperar todavía que pase en el Senado. Una de las formas de tratar de salir, o por lo menos ponerle el pecho para
salir, es esto, movilizarse, marchar, mostrar que uno está en descontento, trabajando como siempre
“, reponde.

3- Ya estamos en Paseo Colón. Aquí la mescolanza era aún más grande. Una bandera gigante de La Poderosa copaba la plazoleta. Los camioneros estaban a dos pasos de una enorme columna del Polo Obrero que abarcaba dos cuadras del metrobús. Firmes detrás de un cordón, los militantes del PO miraban pasar a todos los muchchos peronistas de la CGT y no dejaban de gritar: ‘Paro, paro, paro, paro general’. Pasaba la Juventud Sindical, la UOM, los Madereros, los escuchaban y no había ningún enfrentamiento. Convivencia pacífica. Me acerco a una de las chicas que está sentada en el borde del Metrobús para saber qué hace el Polo Obrero en la marcha de la CGT. “¿Ustedes vinieron al acto de la CGT?” pregunto con asombro. “No, nosotros vamos al acto de Plaza de Mayo. Lo que nosotros denunciamos es
que la CGT haya hecho con Milei un acuerdo por la reforma laboral. Por eso nosotros vamos a lo que es el acto de Plaza de Mayo. “Pero aprovecharon y vinieron acá para hacer un reclamo”.
—Claro, exactamente, pero nosotros vamos para el acto de Plaza de Mayo.
LCV: Igual la convivencia es bastante pacífica entre unos y otros.
—Sí.

4- Entre tanto, Javier Touzón cubría lo que pasaba en torno al edificio de Azopardo. Allí se encontró con otro dirigente obrero clasista, el conocido Pollo Sobrero, quien no dejó de lado su entusiasmo por participar en la marcha de la CGT: “Poder participar hoy de una columna
independiente es fundamental porque vamos a exigir un paro de 36 horas, para darle continuidad al paro de 24 y sacar al movimiento obrero a la calle como hicieron los estudiantes, como hicieron las mujeres y como fue el 24 de marzo. Cuando el movimiento obrero sale a la calle, no hay nadie que lo detenga y eso es lo que vamos a hacer.” Sin ocultar su optimismo consideró que “la Ley de Bases va a quedar en la historia como un triste intento de las patronales de avanzar sobre nosotros. Vamos a salir a todos los trabajadores a ganar la calle, a exigir la caída de ese plan económico y no tocar los derechos de los trabajadores.”

5- Parada al lado de un gran cartel de la UATRE veía pasar una entusiasta columna de la Juventud Sindical. Sólida, con cánticos propios, hacía recordar a viejos tiempos en una marcha extraña, sin palco ni oradores, con pocos bombos y choripanes. En tanto, escuchaba conversar a los peones rurales que sostenían el cartel. Me arrime a conversar con Ramón Espíndola, Delegado de Regional de UATRE zona norte: “A nosotros, la gente del campo, los que manejamos bolsa trabajo, hay un artículo que nos saca todos los derechos a los trabajadores y por eso estamos acá. Estamos sufriendo el cimbronazo de Milei. En el campo hay una marginalidad terrible, con este gobierno si teníamos un 60% vamos a pasar un 80% seguramente. Por eso estamos acá yqueremos defender la causa hasta el último momento, no nos vamos a entregar.
LCV: ¿Cómo salimos de esta? ¿Vos tenés alguna idea para aportarnos?
—Creo que la única que nos queda ahora sería el Senado, que el artículo que se refiere a las bolsas de trabajo pidan reformar eso y que vuelva de vuelta a diputados y ahí frenaríamos esta parte, porque si no ya no tenemos defensa los trabajadores. Hoy está en manos de los senadores que nos puedan representar como corresponde, como peronista, así que la única herramienta que tenemos hoy es el Senado. Además de los paros, que siempre sirvieron, en su medida.”

Entre tanto, el telefonito no paraba de hacer pip pip pip, era Nora que seguía ametrallándonos con fotos desde distintos puntos de la marcha. Allí se lo encontró a Juan Carlos Schmid, a la cabeza de los portuarios que se preparan para un paro nacional junto a todos los gremios de la CATT para el próximo lunes 6 de mayo. Serán asambleas en los lugares de trabajo que se llevarán a cabo de 8 a 11 de la mañana.

Pecheras y remeras y organizaciones diversas se iban alternando. No podían faltar los recicladores. Eran muchos con sus casacas verdes fosforescentes: “Somos recicladores, somos trabajadores, esta es nuestra organización. Unidos por nuestros derechos”

6- Pasado el mediodía, me dispongo a caminar hacia Plaza de Mayo. De pronto, aparece un cartel con señores muy de traje y corbata, algo poco habitual de ver en estas concentraciones. Quiero sacarles una foto y un flaco empieza a hacer piruetas, corre para adelante, salta, siempre con los dedos en V. Eran tan simpático y con tantas ganas de ser retratado que aquí está. Detrás de él apenas se ve la elegancia de los portadores de la pancarta de “Industriales Pymes Argentinos, en defensa de la industria nacional, Pyme y el Trabajo Argentino”. Me acerco y vestido con un impecable ambo celeste reconozco a Daniel Rosatto, presidente de IPA. Le cuento que es raro encontrar semejante comitiva en unacto de esta naturaleza. ” Ustedes por qué vinieron?”, pregunto. “Venimos en apoyo también a los trabajadores, en un día realmente muy importante y donde tenemos una causa en común que es justamente la defensa de la industria nacional Pyme y el trabajo argentino. En un momento donde estamos
perdiendo pymes, perdiendo empleo y donde hay una profundización de la crisis en la industria de acá a fin de año, con un riesgo de perder unos 60000 puestos de trabajo. Por eso es que nosotros venimos no solamente acompañando, sino con una propuesta, con un documento con cinco puntos que hacen a la recuperación de la salud internacional. Hoy se están votando leyes que favorecen a las grandes empresas con beneficios extraordinarios que les permiten no solamente exenciones impositivas, sino financiamiento, posibilidades para importar, que hoy las pymes no las tenemos. Nosotros lo que pedimos es igualdad de condiciones y que se proteja el mercado interno, que nos protejan también de los grandes monopolios, donde nosotros hoy pagamos insumos de dos a tres veces más caro que en el exterior. Tenemos que ser competitivos y por ahí tenemos que ir.”

7- Sigo camino a la marcha convocada por la izquierda y veo que nuestros compañeros y colegas de Sipreba van en la misma dirección. Me acerco para saber si estaban desconcentrando o si iban a Plaza de Mayo. “No, ahora estamos yendo a Télam porque vamos a terminar la movilización con un acto en la agencia de noticias que bueno, la situación es conocida, se encuentra cerrada en este momento por el gobierno de Milei. Los trabajadores y las trabajadoras estamos resistiendo eso con una acampe y con un montón de actividades que llevamos adelante desde el sindicato de prensa de SIpreBA.
LCV: ¿Y vinieron primero a la marcha de la CGT? Sí, por supuesto, porque somos parte del movimiento obrero, primero porque también es un día especial, el día del trabajador y la trabajadora y además porque, como toda la clase obrera, estamos siendo agredidos por este gobierno, se están lesionando nuestros derechos y creemos que hay que manifestarse, que hay que reclamar en la calle y dar vuelta a esta situación que solo empeora la vida de las y
los trabajadores argentinos.

8- Doblo por Balcarce para acelerar el paso y me encuentro con una valla policial y una imagen increíble. Patoruzú, el mismísimo Patoruzú, del otro lado del enrejado. Un señor se acerca y comenta: “Sólo Milei puede meter preso a Patoruzú”. No supe qué contestar. Al principio me había dado la impresión de que era él ícono de la historieta nacional quien me estaba cortando el paso. Al fin de cuentas, era un indio un poco domado por la oligarquía, pero preferí quedarme con la versión del compañero. Giro hasta Defensa y al entrar a la plaza descubro que esa valla era un anticipo de lo que vendría. Una plaza cuasi vacía, en donde más allá de las pancartas del MAS y el MST, lo más novedoso eran los pequeños grupos de Asambleas barriales. Nada indicaba que eso podría generar ningún problema. Sin embargo el despliegue alrededor de la plaza de fuerzas de seguridad, en especial Gendarmería y policía federal no llegaba a provocar miedo, más bien bronca. En los alrededores de Azopardo me había llamado la atención la falta de presencia policial. Y eran miles y miles. En cambio aquí, frente a la marcha de izquierda dobles cordones policiales.

Frente a semejante dispositivo de seguridad, un grupo pequeño de partidos de izquierdas y distintas asambleas barriales. “Autoconvocados de Rivadavia y Medrano”, Asamblea de Paternal, Asambleas de Zona Sur, Asamblea de Parque Avellaneda. Me quedé charlando con un muchacho que portaba el cartel de Parque Avellaneda, este resurgir de las asambleas que se hicieron famosas en el 2001 es uno de los fenómenos novedosos del gobierno de Milei. Creo que vale la pena reproducir éste diálogo con un miembro de la Asamblea de Parque Avellaneda, que se fundó el 20 de diciembre de 2023 en homenaje a aquellas del 2001.

LCV: Las asambleas fueron una cosa que surgieron en el 2001 y ahora resurgieron. ¿Se han reencontrado algunos vecinos del barrio en la misma asamblea?

Sí, por lo que me contaron a mí, yo es la primera vez que pertenezco a una asamblea, me comentaron que estuvieron en la asamblea del 2001 que tenía más de 300 personas y después con el devenir del tiempo, bueno, pasa lo que pasa en todas las organizaciones independientes, que se empieza a discutir políticamente qué postura tomar y eso en ese momento hizo que las asambleas se desmembraran básicamente y no quedara nadie.
Esperemos que podamos superarlas y podamos sostenerlo esto en el tiempo.
LCV: Supongo que una de las discusiones que se tienen es, por ejemplo, en un día como hoy, 1 de mayo, con dos marchas convocadas, una por la CGT, otra por la izquierda. Yo he visto columnas del Polo Obrero que estuvieron en la marcha de la CGT allá porque querían en principio reclamarle a la CGT un plan de acción más fuerte. ¿Ustedes que eligieron? ¿Venir solo acá, ir a las dos?
—Elegimos las dos, más allá de las discusiones internas que podemos tener, hay gente que está de acuerdo, hay gente que no quiso estar, hay gente que sí, pero bueno, está bien la discusión y es esto. Retomo lo que dije antes, estas discusiones se dan y esperemos que no perjudiquen a la asamblea en sí, sino que se mantenga, que enriquezca la asamblea y que más allá de las diferencias de cómo podemos pensar, creo que el objetivo de todos es uno solo básicamente. Entonces creo que tenemos que ir por ese camino, sí discutir, sí plantear opiniones, pero llegando a un punto en común diciendo bueno, mira, estamos todos por esto, vamos por acá o por acá. Hay que unir ambos caminos.
LCV: Se ve que el destino es distinto, pero el camino es el mismo.
—Exactamente. En mi caso particular, mi pensamiento particular, yo quería estar allá para reclamarle también a la CGT desde mi lugar, no importa si era yo solo o estaba con tres, cuatro personas. La idea es estar, es hacer notar a la CGT que hay personas que están en movimientos independientes con las asambleas que también les tienen que exigir. Y más allá de que está la discusión de que no quiero ir para sumar al número, yo no fui a sumar número a la CGT, yo fui a sumar número a la asamblea para que las CGT nos empiece a ver. Ese es mi pensamiento. Después, por supuesto, venir acá y también apoyar, por más que sea de izquierda, sea de centro izquierda, sea peronista, sea antiperonista, no me importa sinceramente, porque creo que ese es el problema que estamos teniendo. Las discusiones internas que tenemos nosotros y nosotras no nos permiten unirnos entre todos para
que cualquier gobierno que venga no nos joda. Creo que hay que seguir el ejemplo de la marcha universitaria. Ahí había gente que votó este gobierno, había gente que no votó este gobierno y que nunca lo va a votar pero salieron con un objetivo en común. Todos dijeron no me importa a quien sea que haya votado o qué, salieron todos juntos con sus pensamientos políticos que siempre se respetan pero con un objetivo solo que era la universidad pública y
por eso fue tanta gente.

9- Detrás del cordón policial me choco con esta hermosa señora con su cartelito personal. “Esa mujer que persigue al policía soy yo”, me dice con una sonrisa. “Soy de Jubilados Insurgentes, pertenezco a ese grupo que es un grupo horizontal, el cual hace años que resistimos en las calles, porque hace años que estamos con esta disyuntiva por la canasta básica al adulto mayor, lo cual ahora en estos momentos, como habrán visto ayer, lo más triste que nos pasó, nos vuelve todo para atrás, como en los ‘90 más o menos, peor pienso. Así que acá estaremos, estaremos resistiendo y estaremos exigiendo la canasta básica, exigimos también el transporte gratuito para los jubilados…”
LCV: ¿Vos creés que hay espacio para organizaciones de jubilados que sean más masivas?
—Sí, olvídate. El tema es ese también, visibilizarlo para que todos los que están frente a un televisor mirando como nosotros luchamos, porque eso nos pasó, nos pasan por televisión a nivel victimizarnos. Nosotros no somos ningunas víctimas, porque nosotros venimos de una generación diezmada, o sea, somos sobrevivientes, que se entienda eso, somos obrevivientes. Quizás a más de uno nos fueron a buscar y ya nos habíamos ido de la casa donde nos fueron a buscar, a ver si se entiende. Y los compañeros no nos han delatado, por eso seguimos en pie.
Así que sí, yo creo los jubilados, no de a poco, de a muchos, estamos siendo muchísimos los que nos juntamos a las 15hs en el anexo sobre la calle Rivadavia entre Callao, ahí estamos todos los miércoles de 15 16 hs y hacemos semaforazo y damos la Vuelta al Congreso exigiendo los reclamos, los cuales ellos no lo escuchan, así que eso quede bien clarito. Y aparte explicarles también lo siguiente. El otro día escuché a una gran dirigente decir que mientras que querían que a Milei le vaya bien, porque mientras a Milei le va bien, al pueblo le va a ir bien también. Grosso error. A él le va muy bien y a nosotros nos está yendo cada vez peor. Nos sacaron las leyes que nosotros logramos en la calle. No me vengan con que lo logró
tal gobierno, no, las leyes se logran en la lucha, en las calles, con la gente, con la sangre nuestra y es lo que queremos evitar. Pero desgraciadamente no puedo tener esa esperanza porque veo que todo va en marcha de eso.

10- Hasta aquí llegué. El último testimonio nos hizo temblar la voz a ambas. Me fui por una avenida de Mayo repleta de gendarmes. Me acerqué a uno que no estaba en el cordón militar y parecía tener cierta responsabilidad. “Perdón, por qué hay tantos gendarmes si no hay nadie? Pregunté. Eran dos. Uno me dijo ‘no sé’, entonces insistí ‘tienen alguna órden para actuar en algún caso’. “No”. Su compañero se hartó de mis preguntas que no tendrían respuesta y dijo “continúe señora”. Lástima, si me hubiera dicho ‘circule señora’ hubiera sido casi un homenaje a aquellas locas que dieron su primera ronda a la Pirámide para obedecer su orden. No aprendieron que hay algunas cosas que no deben ordenar. Continué y me quedaron mil ideas e imágenes y ganas de hacer cosas. Como ésta crónica.

(Participaron de esta cobertura especial de LCV-Historia de Trabajadores: Nora Anchart, Javier Touzón y Agustina Yedro. Texto: Laura Giussani Constenla)

Continue Reading
Advertisement

Facebook

Copyright © 2017 Zox News Theme. Theme by MVP Themes, powered by WordPress.