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José Piñeiro: “Se perderían 9 mil puestos de trabajo por las medidas nacionales”

En medio de una creciente tensión social y política en Tierra del Fuego, La Columna Vertebral Historia de Trabajadores habló con el periodista José Piñeiro, quien advierte sobre el impacto que las recientes medidas del Gobierno nacional podrían tener en el empleo y la estabilidad regional. La eliminación de aranceles a la importación de teléfonos celulares amenaza con provocar la pérdida de más de 9.000 puestos de trabajo en la provincia, afectando no solo a la industria metalúrgica, sino también a sectores vinculados como la seguridad, el transporte y la gastronomía.

Ante este escenario, la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) ha declarado un paro por tiempo indeterminado, mientras distintos gremios y sectores sociales se preparan para una jornada de movilización masiva. A su vez, circula la versión de que el Gobierno nacional podría desplegar fuerzas federales para contener las protestas, en una provincia que ya enfrenta cuestionamientos por proyectos estratégicos como la instalación de una base militar conjunta con Estados Unidos.

En ese sentido, Piñeiro analiza el complejo panorama fueguino, cuestiona el rol del Estado nacional y advierte sobre una “tormenta perfecta” de conflicto social, económico y político que podría tener consecuencias profundas no solo para Tierra del Fuego, sino para todo el país.

LCV: ¿Cuál es el panorama de lo que está pasando en Tierra del Fuego?

José Piñeiro: “El panorama es que el miércoles hay un paro general en Tierra del Fuego de todos los sectores, de todos los gremios, que está la UOM en paro por tiempo indeterminado, que a nivel nacional se decidió esta quita de aranceles para los teléfonos celulares que implicarían el cierre o por lo menos la pérdida de miles… estamos hablando de puestos de trabajo, 7500 calculan desde la UOM más todo lo que se mueve alrededor del sector metalúrgico en la periferia, del sector de servicios de la fábrica, seguridad, gastronomía, transporte… eh, bueno, otros sectores del trabajo alrededor, superando los 9000 puestos de trabajo que podrían perderse. Por eso este paro por tiempo indeterminado del sector metalúrgico, para el cual el grupo Mirgor estaría por pedir la conciliación obligatoria. El sindicato ya dijo que no están dispuestos a acatarla. Y por otro lado, lo que circula hoy es la decisión del gobierno nacional de convocar a una suerte de comando conjunto, o algo así, de las fuerzas federales para intentar aplicar esta política antipiquete, llamada por la ministra Patricia Bullrich, aquí, sobre todo el día miércoles, ¿no? Cuando se estima que más allá del paro general de actividades —al cual incluso hoy se adhirió la UTA, así que tampoco va a haber colectivos en la ciudad— va a haber seguramente una movilización en la ciudad de Río Grande y en Ushuaia, porque esta medida tiene carácter provincial”.

LCV: “¿Es casi una intervención de la provincia? ¿Se puede ir con fuerzas federales? ¿El gobernador lo pidió?”

José Piñeiro: “No, no, al contrario. Creo que el gobernador manifestó su preocupación por esta situación. Todavía no hay movimientos en ese sentido, pero es la versión que circulaba hoy. Tenemos que ver qué es lo que pasa en el día de mañana, en las próximas horas, pero no, no hay un acompañamiento. Es más, hay preocupación por parte del gobierno, de los intendentes y sectores políticos, salvo… eh… diputados y legisladores de La Libertad Avanza que vienen tratando de justificar esta medida del gobierno nacional. No la de la convocatoria a este comando unificado, sino esta quita de aranceles y todo lo que implica para el gobierno… eh… para la provincia de Tierra del Fuego. Desde La Libertad Avanza se está intentando justificar esta determinación. Pero bueno, el resto del arco político, gremial, social, hay un rechazo marcado, ¿no?”

LCV: “Es que claramente, en Tierra del Fuego, así como lo estás planteando vos, es un cuadro —te diría— casi brutalmente entre blanco y negro, de que para aplicar determinada política económica necesitas la represión. Lo decimos todo el tiempo y parece ser que Tierra del Fuego va a ser, además de lo que vemos con la política antipiquetera en lo federal, podría ser casi un territorio de ensayo de esta historia. Porque un comando unificado interviniendo en una provincia frente a un conflicto que es provocado por la política económica nacional y la precariedad laboral en la que se transforma esa provincia… a raíz de esto, es una tormenta perfecta para el conflicto social”.

José Piñeiro: “Sí. Y en una provincia donde se está proyectando esto antes de esta situación de conflicto, ¿no?, o de este conflicto puntual: una base militar conjunta con los Estados Unidos, un puerto para que estén allí submarinos nucleares, también estadounidenses, el acceso a la Antártida y demás para los Estados Unidos. Algo que venía generando oposición. Bueno, en ese marco, esta situación: la posibilidad de que miles de familias de Tierra del Fuego se vean expulsadas”.

LCV: “Acá en las elecciones de CABA quedó claro el abstencionismo en la opinión. O sea, no fueron a votar un porcentaje muy importante de gente con una delegación irresponsable, creo yo, de los que no fueron a votar, de las decisiones… el que iba a votar, cualquiera fuera —derecha, izquierda, arriba, abajo, lo que fuera—. Esto a mí me da un cuadro de indiferencia por lo que pasa —en este caso en CABA— pero ¿se puede trasladar? ¿Qué le pasa al ciudadano común, al tipo que transita la calle de Río Gallegos, de Ushuaia? ¿Tiene esa misma sensación de “a mí qué me importa”, levantar uno de los hombritos? ¿Cree que no le toca o lo siente en carne propia y tiene una diferencia fundamental con los porteños en ese sentido?”

José Piñeiro: “Sí… no, no sé si indiferencia. Sí hay una decepción y una falta de expectativa en las soluciones que puedan venir desde la clase política o, por lo menos, desde los partidos políticos mayoritarios, tradicionales, y desde instituciones como… bueno, las tradicionales también, ¿no? En ese sentido sí. Pero me parece que es una expresión no de que no importa nada, sino de que por ahí no pasa, que poca solución le puede traer desde estos lugares, ¿no? Me parece que pasa por ahí. Y en eso hay responsabilidad —esto es una opinión personal, ¿no?—, hay responsabilidad no solo desde el oficialismo, también desde lo que se llama oposición.

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Último acto: Frío, sombrío y melancólico, por Hugo Asch*

Crónica del último acto de Milei en Moreno, sin brócoli: mucho frío, público con delay, Nisman, opereta, “no toquen a mi hermana”, ‘políticos corruptos’, ‘me van a matar del disgusto’ y la ilusión del empate técnico.

Por alguna razón, el sombrío cierre de campaña de Javier Milei en el barrio Trujui de Moreno me recordó cosas de mi niñez. Verlo así, tan ajustado y redondito debajo de la campera larga, una chaqueta negra, la remera térmica y el chaleco antibala, me recordó una tarde brava de invierno en la Isla Maciel, al final de un partido entre San Telmo y El Porvenir. Tenía 12 y me había llevado mi amigo Omar con un grupo de hinchas del barrio. La cosa se puso brava al final del partido y hubo gritos, amenazas y el lejano reflejo de un cuchillo en la tribuna local. Los de San Telmo querían robarnos la bandera, así que la solución fui yo. Envolvieron pacientemente el trapo blanco y negro sobre mi cuerpito y así quedé. Relleno y duro como un matambre, bamboleante, inseguro como Milei en el acto de esta noche, con quince vueltas de tela bajo mi sobretodo. Ese día me convertí en héroe. El tono grave de Milei, fallido y forzado como nunca, también me llevó a mis 10 años, cuando contaba mi chiste preferido: el del nene que se queda solito en la casa, escucha ruidos y hace lo que su mamá le había aconsejado. Pone ‘voz de grande’ y grita: “¡Quiéénnn aaabióóó la peta…!”. Más o menos como Milei.

El público, tan muerto de frío como el presidente en campaña y los que lo rodeaban, escaso de reflejos, aplaudía con delay uno o dos segundos más tarde de lo indicado. Cada tanto gritaban melancólicamente: “¡Pre-si-dente, pre-si-dente…!”, como una confirmación, o un anhelo imposible. No se engancharon con la consigna ‘Kirchnerismo nunca más!’, ni festejaron con risotadas cada vez que era citado ‘el enano soviético’. Un público difícil, con más ganas de dormir una siesta tardía que de celebrar a ese líder envasado al vacío.

Milei defendió a la hermana y al mismo tiempo destacó, con detalle exquisito, sus mejores virtudes a la hora de denunciar a los políticos corruptos que se quedan con el dinero de la gente. La asociación era inmediata e inevitable. “¡No proyectes!”, daban ganas de gritarle. Al final era cierto: el tipo efectivamente tiene un inconsciente. El discurso fue errático, tedioso, armado con piezas de diferentes rompecabezas que nunca encajaban. A su habitual obsesión por cantar la del “pingüino y el cajón” esta vez sumó al fiscal Nisman, ten years after. “¡Si se tienen que cargar vidas humanas no les importa nada: se cargaron a Nisman!”, dijo, y provocó un silencio incómodo de respeto y/o perplejidad. El momento más original del acto fue cuando confundió al conurbano bonaerense con California y recordó cuando la gente vivía tranquila, no cerraba con llave la puerta de su casa y los niños jugaban en paz porque no había robos ni comunismo. Milei repitió frases hechas como una ametralladora, habló de una “miserable opereta en su contra” y culpó al kirchernismo hasta del hundimiento del Titanic. Fue todo muy aburrido hasta que su espíritu ganador afloró en todo su esplendor. El que tiene hoy, quiero decir.“¡Los encuestadores coinciden en situarnos en una situación de empate técnico…!”, se entusiasmó ante el desconcierto general. El tenue brillo en sus ojos y la sonrisa congelada de los demás fueron la mejor foto de la noche.

*Hugo Asch, inició su carrera periodística en 1974. Fue redactor de la revista Siete Días, prosecretario y subdirector de Gente, Secretario de Redacción de Clarín, editor general de Perfil y director de Playboy Agentina, entre otros medios de Argentina y España.

En su facebook, hoy, se define como ‘creador digital’.

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“Sapos de otro pozo: la memoria y las voces de las infancias en el exilio”

El exilio político marcó no solo a quienes lo vivieron directamente, sino también a sus hijos e hijas, que crecieron atravesados por la distancia, el desarraigo y la búsqueda de identidad en tierras lejanas. En esta entrevista con Violeta Burcart, productora, docente y comunicadora, exploramos esa experiencia desde una mirada profunda y plural, reflejada en el libro Sapos de otro pozo. A través de sus relatos y reflexiones, comprendemos que el exilio no es solo un destino geográfico, sino una condición que atraviesa generaciones y que plantea desafíos únicos en la construcción de la memoria y la pertenencia. La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores invita a escuchar esas voces para entender mejor la historia que a veces se queda fuera de los libros.

LCV: “¿Cómo te va, Violeta?”

Violeta: “Bien, mi gran pasión es la radio, y estoy muy contenta de estar acá.”


LCV: “Hace unos años pude ver Argenmex exiliados, la película que fue tu tesis. ¿Cómo fue ese proceso?”

Violeta: “Hice la tesina de comunicación social como trabajo de producción, buscando qué pasaba con quienes nacimos o crecimos afuera, con un recorte geográfico en México. Pero luego me di cuenta de que el recorte era generacional, no geográfico. Los hijos del exilio de padres militantes compartimos mucho, sin importar que hayamos vivido en 27 países diferentes. Por eso el nombre Sapos de otro pozo: siempre nos sentimos raros. El libro rompe dos mitos: uno, que los exiliados la pasaron mal o la pasaron bien sin problemas; y otro, que los niños no sufrían el exilio. También habla de la solidaridad que recibimos en países que nos alojaron, cómo formamos familias y aprendimos nuevas culturas. Por suerte, la mayoría fuimos bien recibidos.”


LCV: “¿Podés contar alguna anécdota que refleje esa adaptación?”

Violeta: “Sí, por ejemplo Julio Fernández Barayar contó que su hijo aprendió a leer en sueco y un día le preguntó: ‘¿Te estás lavando los dientes con la crema de afeitar?’ Son historias graciosas de la adaptación cultural. Además, el exilio muchas veces implicó sobrevivir sin trabajo, vendiendo bijú o haciendo changas. Los hijos atravesamos etapas de enojo con nuestros padres, que a veces no entendíamos.”


LCV: “¿Qué respuestas recibían sobre por qué tuvieron que nacer en ese contexto de exilio?”

Violeta: “La respuesta típica es que nuestros padres militaban y apostaban a la vida sin saber cómo iba a terminar todo. Es cierto que llevamos esa tristeza o bronca, pero también llevamos las banderas, y hoy decimos que el exilio es una violación a los derechos humanos. El exilio no es una elección, no es como ir a buscar una vida mejor, es ser expulsados sin saber cuándo volveremos.”


LCV: “En el libro, hay también un tratamiento sobre el ‘desexilio’. ¿Qué significa para ustedes?”

Violeta: “La mitad del libro se llama Exilios y la otra mitad Desexilios, una palabra tomada de Mario Benedetti. Habla de las vueltas, de lo que trajimos o dejamos. Muchos seguimos viviendo fuera o en países distintos. Algunos eligieron volver, otros no. El desexilio a veces fue tan difícil como el exilio mismo, porque volvíamos a un país devastado después de la dictadura, o que ya no era el nuestro. Hay muchas historias cruzadas entre exiliados de distintos países que nos encontramos y formamos redes.”


LCV: “¿Cómo se cuenta esa experiencia coral en el libro?”

Violeta: “Es un libro coral con más de 100 relatos de 27 países, con cuentos, poesías, grabaciones, y códigos QR para escuchar y ver videos. Se incluye también la dictadura chilena y uruguaya porque las historias se entrecruzan. Hay mezcla de culturas, idiomas, modismos, y relatos de cómo nuestras vidas se cruzaron y mezclaron. Por ejemplo, en un cumpleaños un niño notó que en otras casas cantaban las mañanitas, algo que antes podía llevar a represalias, pero que hoy es parte del reconocimiento cultural.”


LCV: “¿Cuál es la transmisión de estas historias hacia las nuevas generaciones?”

Violeta: “El libro habla a nuestros padres y también a las próximas generaciones. Muchos ya son padres y madres que comienzan a entenderlo mejor. Hoy muchos están partiendo por exilio económico y creemos que es importante cuidar a las infancias que atraviesan estas situaciones, porque hay niños que se quedan sin sus padres en contextos de guerra o crisis. El lugar que nos crió puede ser ahora más amable que nuestra patria original, aunque también vivimos en un contexto difícil y con discursos que nos complican.”


LCV:
“¿Cuáles son los próximos proyectos de la agrupación Hijas e Hijos del Exilio?”

Violeta: “Estamos preparando actividades para el 8 de marzo en distintos puntos del país, como Córdoba. También queremos extender las presentaciones a otros países, México y Chile, en el marco de los aniversarios de los golpes de estado. Queremos hacer algo fuerte para los 50 años y seguir visibilizando la memoria del exilio.”


LCV: “Contá con nosotros para lo que necesiten, Violeta.”

Violeta: “Gracias, los quiero mucho.”

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La Marina Mercante resiste: cómo se frenó el intento de desregulación por decreto

A principios de abril, el Decreto 340/2025 encendió las alarmas en el sector marítimo argentino: la normativa impulsada por el Poder Ejecutivo pretendía desregular la Marina Mercante, afectando gravemente la industria naval, el empleo embarcado y la soberanía nacional. Mariano Moreno, dirigente sindical del sector, relató a La Columna Vertebral cómo fue el proceso de resistencia colectiva que culminó con la derogación del decreto por parte del Congreso de la Nación.

LCV: “Contanos cómo fue el proceso en donde el Congreso deroga el decreto 340/2025 que desregulaba el sector de la Marina Mercante. ¿Y en qué situación estamos hoy?”
Mariano Moreno: “Este decreto fue emitido el 2 de abril, pero nosotros ya veníamos manejando información previa, con versiones de proyectos similares. Ante esos rumores y el vínculo directo con nuestro sector, iniciamos una gestión conjunta entre todos los gremios del personal embarcado y representantes del ámbito sindical marítimo. Recorremos no menos de 80 o 90 reuniones en el Congreso, con senadores y diputados, llevando nuestros fundamentos y explicando lo negativo que sería este decreto para la Marina Mercante Nacional, la industria naval y la soberanía del país. Ese trabajo constante estuvo acompañado por medidas de lucha, movilizaciones y marchas. Todo esto ocurrió frente a la falta de respuesta por parte del Poder Ejecutivo, que no quiso recibirnos ni escuchar nuestra preocupación. Esa ausencia de diálogo nos llevó a profundizar el camino legislativo. En julio, la Cámara de Diputados puso un freno y, finalmente, en agosto, el Senado de la Nación derogó definitivamente el decreto.”

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