Entrevistas
Juan Grabois: “Queremos que toda la bronca se transforme en protesta y propuestas concretas”

Juan Grabois, referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos y de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, dialogó con Nora Anchart sobre las protestas populares y la economía en el marco de la Marcha Federal que desembocó el viernes en Capital Federal.
“las explosiones le hacen muy mal a nuestro pueblo, los que más sufren son los humildes. Pero tampoco queremos las implosiones silenciosas”
“estamos viviendo la destrucción del sustrato social básico, que es la posibilidad de laburar”
El militante expresó que “las explosiones le hacen muy mal a nuestro pueblo, los que más sufren son los humildes. Pero tampoco queremos las implosiones silenciosas, las que llevan a los compañeros al alcoholismo, a la drogadependencia”.
Sobre su labor religiosa, Grabois aseguró que “la iglesia es parte de la identidad popular” y criticó duramente al gobierno: “lo que estamos viviendo es la destrucción del sustrato social básico, que es la posibilidad de laburar”
Escuchá la nota entera acá:
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Maia Volcovinsky: “Desde el guardapolvo hasta la CGT: la historia de una militante argentina”

Maia Volcovinsky, secretaria adjunta de la Unión de Empleados Judiciales de la Nación y secretaria de Derechos Humanos de la CGT, repasa su historia desde sus primeros años como trabajadora meritoria en la Justicia hasta su rol actual como articuladora entre distintas corrientes del sindicalismo argentino. Con tono directo y mirada política, Maia habla de desigualdad, militancia estudiantil, feminismo, el rol de las mujeres en el poder y la necesidad de volver a pensar la política como herramienta transformadora. A lo largo de esta conversación íntima y potente, comparte experiencias personales, ideológicas y gremiales con una sinceridad poco habitual en el ámbito sindical.
LCV: “Nosotros, normalmente, cuando tenemos invitados que por primera vez vienen acá, hacemos una breve síntesis de su historia de vida. Entonces contame, ¿cómo es que llegaste al sindicalismo?”
Maia Volcovinsky: “Yo arranqué como meritoria a trabajar en la Justicia cuando tenía 19 años. Había trabajado a los 18, cuando recién había terminado la escuela secundaria, en un estudio… hiperexplotada. Y dije: ‘A mí solamente me va a explotar el Estado. Solamente. Nadie, nadie del sector privado me va a explotar de esta manera.’ Así que ahí me arrojé de brazos abiertos a la explotación como esclava moderna en la Justicia, porque bueno, no tenía posibilidad de ingresar a ningún poder del Estado. No tenía vínculos con nadie. Estamos hablando del año 2001. Pero la Justicia siempre recibía bien a la gente que quería trabajar gratis. Claro. Y bueno, ingresé como meritoria en el año 2001, el 21 de septiembre de 2001. Estuve de meritoria…”
LCV: “Meritoria, ¿eh? Digo, contale a la gente qué es exactamente.”
Maia Volcovinsky: “Era una forma en la que los que no teníamos ningún padrino en la Justicia podíamos acercarnos, aproximarnos a ser parte de la Justicia. Y después de mucho tiempo, por ahí quedabas, y por ahí no. Por ahí se cometía el acto de justicia de que aquel que había hecho méritos fuera designado en la vacante que se generara. Y por ahí no. Por ahí nombraban al hijo pródigo…”
LCV: “Claro. En los grandes medios, la figura se llama ‘pasantía’.”
Maia Volcovinsky: “La pasantía es una figura… para nosotros ahí te pagan dos pesos con cincuenta, no sabés si vas a quedar, y escribís como loco. Una figura por ahí hasta regulada, en el derecho, legislada. El meritorio no. No era algo que estaba prohibido, pero se permitía. Y bueno, fue para mí la posibilidad de ingresar, pero en realidad era absolutamente injusto. Y ahí, lo primero que hice cuando ingresé fue afiliarme, aunque no podía contribuir porque no cobraba un sueldo. El meritorio no cobra nada. Nada, nada, nada. Si tenían buena onda, te juntaban plata para pagarte el viaje, pero nada. Ahí donde estaba yo, era nada. Éramos siete meritorios. O sea, una parte importante de la planta de trabajadores se sostenía con trabajadores que íbamos de manera gratuita a contribuir con la tarea judicial. Y bueno, así como inicié mi camino de esa manera, también inicié mi lucha desde ese lugar en el gremio. Empezamos a organizarnos. No era la primera, pero me incorporé al grupo que había de meritorios. Éramos el ‘antiño’. Preparábamos jornadas en Plaza Lavalle para protestar contra esa forma de ingreso y exigiendo un ingreso democrático a la Justicia.”
LCV: “¿20 años tenías?”
Maia Volcovinsky: “Eh, 19, 20. Más o menos.”
LCV: “Me hace acordar un poco la historia a la nueva generación. Hay una nueva generación que está haciendo esos reclamos en democracia, de inexactitudes en el sistema.”
Maia Volcovinsky: “Claro, era un error de la Matrix.”
LCV: “Pablo Flores, la gente de AEFIP también. Esta generación que está ahora en la conducción, la mayoría de ellas nacieron para pelear contra… no sé cómo se llamaba.”
Maia Volcovinsky: “Sí, también era meritorio. O era pasantía. Parece que era pasantía, pero también la misma situación de injusticia entre gente joven, muy formada y demás.”
LCV: “¿Siempre tuviste esta vocación por la pelea colectiva?”
Maia Volcovinsky: “Desde chiquita. Del secundario. Sí, sí, fui presidenta del centro en el Lenguas Vivas.”
LCV: “Bueno, vamos delineando el perfil… Cuando eras chiquita, ¿qué querías ser?”
Maia Volcovinsky: “Chiquita, chiquita, quería ser médica, como mi mamá. Y nada, nos tocó vivir como familia las crisis económicas. Mi familia hizo un esfuerzo enorme. Yo pude ir a un colegio privado, pero ya mis hermanos no pudieron sostenerlo. Y bueno, era muy difícil, no teníamos ni para el uniforme… Ibas en bicicleta porque no había para el colectivo… toda una serie de situaciones que en el intento de mantenerse en una posición social que no podíamos sostener, yo sufrí muchas situaciones de desigualdad. Cuando llegó el tiempo de iniciar la secundaria, dije con mucha decisión que quería ir a un colegio público. Porque quería algo más igualador. Fue un momento muy liberador ingresar a la escuela pública, liberarme de la presión del estatus que no se podía sostener. Quería ponerme el guardapolvo, ¿entendés? No quería sufrir más lo que sufría de no poder tener la pilcha que tenían otros. Y cuando llegué al colegio, me puse el guardapolvo, y resultó que ese era el primer año que el colegio habilitaba guardapolvo o vestimenta azul. Y yo era la única con guardapolvo. ¡Me encantó! Fue mortal. Dije: ‘No me importa nada. Yo voy a sostener esto.’ Estaba reorgullosa, refeliz. Lo había planchado yo. Cada mañana. Y un día, alguien tocó la puerta del aula y pidió permiso para hablar con los compañeros del curso. Era una chica, una alumna con guardapolvo. Se presentó: ‘Soy Micaela, del centro de estudiantes.’ Y dije: ‘¡Wow! Hay alguien más de mi especie. Es por ahí.’ Y nos invitó a los que estábamos ahí a sumarnos a una reunión. Y bueno, a los 13 años arranqué ahí.”
LCV: “¿En tu familia había formación política? ¿Se salteó una generación?”
Maia Volcovinsky: “Mis padres, como que no. Muy lectores y estudiosos, pero no se hablaba de política en casa. Pero sí, después indagando, viste que yo tengo un apellido ruso, y son todos rusos, polacos y ucranianos. Y que el abuelo comunista, que el bisabuelo menchevique, que era el delegado del pueblo… que bueno, se rastreaba, había participación. Que la tía que te leía a Mariana Walsh… y bueno, sí, había algo.”
LCV: “¿Y cómo arribás al peronismo?”
Maia Volcovinsky: “Miento si digo que sólo en el sindicalismo. Porque, ¿sabés qué? La educación pública, por lo menos acá, no tiene ninguna invitación a conocer el peronismo. De hecho, lo evita. Lo digo en la secundaria, y en la universidad también. Estudié Derecho y no se menciona la Constitución del ’49 para nada. Pero promediando la secundaria, yo estaba cerca del Centro Cultural Enrique Santos Discépolo, donde Galasso daba talleres de historia argentina. Le pedí a mi papá que me acompañara, porque había pasado por la puerta y había visto que había toda gente muy grande, y me daba cosa. Y bueno, me empezó a acompañar a unas charlas. Fue mi primer acercamiento. Después, ya en la universidad, me acerqué a una agrupación que tenía la cara de Evita y el Che a la vez. Se llamaba Patria Libre. Ahí empezó mi hijo también su derrotero, porque no había otra cara peronista en la facultad, por lo menos en Derecho. Y después, bueno, por supuesto, en el gremio fue… ya está, un mar. Ya era eso.”
LCV: “Vamos a escuchar un poquito de música, ¿te parece? Y después seguimos con cómo te llevás… Dice esa nota, la que dice ‘Volcovinsky, la flamante cara del poder de la CGT’ —que era del año pasado—, dice que te llevás muy bien y que sabés manejar muy bien las relaciones con los gordos, con todos los estamentos del sindicalismo argentino, de derecha a izquierda. Vamos a ver eso cómo se descula, después de escuchar un poco de música.”
[Fragmento musical]
LCV: “Bueno, va cortita esta, porque tenemos poco tiempo. Lamentablemente, nos quedan ocho o diez minutos nada más. Así que… ¿cómo construye poder una mujer dentro de la CGT, dentro del sindicalismo? Yo te he visto en acción, y es cierto que tenés un buen trato, y es cierto que te consideran mucho distintos sectores, distintas tribus —por decirlo de alguna manera— del sindicalismo. Y ni contar la confianza que te tiene Piumato y lo que es la relación entre ustedes. ¿Cómo se congenia todo eso con una rubita —porque ustedes no la están viendo… Ah, sí, la están viendo, es cierto que estamos en pantalla— una rubita, mamá de dos niñas, un nene, mamá de un niño, que además se corre para todos lados para llegar a tiempo con las cosas del pibe también. ¿Cómo hacés?”
Maia Volcovinsky: “Yo creo que las mujeres tenemos algo que hay que aprovechar en cualquier ámbito de organización. Más en estos tiempos que estamos viviendo, de tantas divisiones, grietas, libanización, confederación del peronismo… Tenemos una disposición mayor a unir, a reunir, a buscar conciliar posiciones, a limar tensiones y asperezas. Me parece que cualquier organización que pondere el rol de la mujer, sale ganando en eso. Totalmente. Y la verdad que la CGT es un lugar donde hay todo por hacer. Donde hay un montón de cosas para hacer, y un montón de herramientas dormidas. Uno, si tiene ganas de hacer cosas, las puede ir a hacer. A mí me tocó mucho tiempo aportar al área de la Juventud Sindical. Y uno por ahí puede decir: ‘bueno, una cuestión generacional’. Pero no. En realidad es una forma más horizontal de construir las decisiones, que te permite realizar cosas más grandes, que consolidan vínculos en el tiempo. Y a la larga, se trata de eso: de cuidar vínculos, de establecer acuerdos, de hablar del país, digamos. Porque no nos reuníamos a tomar el té y a hablar de… No. Claramente.”
LCV: “¿Cómo hacés para… o mejor dicho, no cómo hacés: ¿cuál es la lectura, desde tu mirada —que tenés, peronista, sindical—, no sé si decirte feminista, pero sí seguramente una mirada de mujer, al respecto de una cultura con este sistema de crueldad permanente y de denostación que hoy lo… Te digo, te pregunto esto como para ir cerrando, porque ha sido el tema de hoy del programa. Todos hemos salido a hablar un poco absolutamente sorprendidos que nos tiene el apogeo de la crueldad. Y las mujeres ahí tienen todo para poner una barrera. Porque si hay alguien que no puede soportar el avance cruel sobre la persona humana —sean niños, sean ancianos, sean hombres o mujeres del trabajo— me parece que las que más ponen la voz en alto, o más autoridad… porque aparte te sale de las vísceras… para enfrentar un modelo cruel.”
Maia Volcovinsky: “A las mujeres, a nosotras. Pero te hago de abogado del diablo y te digo: también tenés a Margaret Thatcher, tenés a Lilia Lemoine, tenés a la ministra de Capital Inhumano… Tenés todo eso, que también son mujeres y también están aplicando la regla dura en este sistema. La aplicaron y la aplicarán.”
Maia Volcovinsky: “Pero bueno, yo creo que tiene que ver, sí, con el aporte de la mujer, pero además con una mirada social, una mirada política en lo social. O sea, en tu caso, una mirada peronista. Si vos me preguntás específicamente qué puede traer la mujer, te digo eso. En general, me parece que nosotros somos tributarios de una doctrina que no resiste lo que estamos viendo. No solo como peronistas lo digo. Me parece que el argentino es así. El argentino, exactamente, no es algo que le agrade: la política de la crueldad. Lo mismo, vos podés encontrar una excepción que confirme la regla en mujeres dirigentes que sean como Thatcher, o como Pettovello, o como Bullrich… Vas a encontrar esas mujeres. Podés hacer una lista larga. Pero me parece que igual que vas a encontrar argentinos que te confirmen esa regla de ser crueles, también vas a encontrar argentinos que confirmen la regla de la justicia social. A mí me parece que los argentinos tenemos un estándar de valores que no son fáciles de penetrar. De todas maneras, hay que trabajarlo. No es algo que sea para siempre. Un día te levantás y hay muchachos jóvenes que parece que nacieron de un repollo, pero también nacieron acá. Que te dicen: ‘Bueno, y si no tengo dónde caerme muerto porque no tengo jubilación, no tendré dónde caerme muerto. Ya está.’ Bueno… hay cosas que por ahí dábamos por ganadas, y un día te levantás y no tenés el día del trabajador estatal. Y te das cuenta que tenemos que volver a luchar, porque nada está ganado para siempre.”
LCV: “Vivimos buenos gobiernos, o no tan buenos, pero mejores que este. Y de repente te das cuenta que está todo puesto en juego.”
Maia Volcovinsky: “Sí. Además de mejores o peores en tanto economía —es un problema que no nos queda tiempo para analizar—, pero seguramente mejores. Y los incluyo a todos los anteriores de estos 40 años. Cuando digo ‘todos’, soy sumamente amplia, porque voy de Alfonsín hasta el kirchnerismo. Había valores inamovibles, había situaciones no discutidas. Después hubo cosas que se sumaron —la diversidad, bla, bla— pero había cosas que nadie discutía: la escuela pública, la salud pública, la universidad pública. Hoy estamos discutiendo todo aquello que parecía permanente.”
LCV: “Bueno… ¿cómo vamos a salir de esta? Y con esto cerramos.”
Maia Volcovinsky: “Con política. Con política, sí. Lo digo como gremialista, porque hay una… y porque siento la presión de decir: ‘Bueno, ¿qué hace la CGT?’ Y la CGT es una herramienta gremial que, por supuesto, puede contribuir a la política. Pero no es privativo nuestro. Es algo que tenemos que hacer todos juntos. Creo que los trabajadores tienen que ser parte, que los trabajadores organizados tienen que ser parte de la solución política. Pero si no somos conscientes de que la solución es política, vamos a seguir atravesando situaciones como esta —y peores— porque la degradación social es cada vez mayor, la entrega es cada vez mayor, y si no tomamos cartas en el asunto desde la política, nos vamos a encontrar con un país muy difícil de levantar. Y la comprensión de textos es cada vez menor. Aunque mi fletero favorito del día de la fecha diga: ‘¿A quién le vas a creer? ¿A la tele o a la heladera?'”
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Del aula a la energía cooperativa: la historia de Ecotec y su apuesta por la soberanía energética

La cooperativa Ecotec nació de un grupo de estudiantes y docentes de una escuela técnica de Berazategui, que decidió transformar su experiencia en investigación en un proyecto productivo con impacto social. Ramiro Rybczuk, su presidente, cuenta cómo fue ese recorrido desde los primeros talleres escolares hasta el desarrollo de tecnología nacional en energías renovables.
LCV: “¿Cómo fue que este grupo de investigación decidió formarse después en cooperativa de trabajo, Ecotec?”
Ramiro Rybczuk: “El grupo, digamos, de lo que es investigación de los alumnos en la Técnica 2, eh, se empieza a dar un poco antes, en 2009, 2010. Y hay un grupo que quiere seguir, digamos, desarrollando esas experiencias por fuera del colegio. Además de eso, hay un impulso dentro de lo que fue el municipio, como para poder implementar… digamos, también está muy relacionado con los colegios técnicos, y se propone desde ahí la idea de formar algún tipo de asociación, una cooperativa, como para poder desarrollar lo que son proyectos en energías renovables. Desde ese lado, más desde la innovación, eh… tratar de aplicar —que en ese momento era algo novedoso en el país, digamos—. Y nada, desde ahí van surgiendo distintas experiencias de lo que es implementar energías renovables dentro de distintos ámbitos.”
LCV: “¿La primera intención que tuvieron no fue la de trabajo, sino la de investigación? Después, ¿cómo visualizan esto como una creación de laburo o de cooperativa de trabajo?”
Ramiro Rybczuk: “Bueno, ahí fue dando toda una vuelta, digamos. La experiencia de la cooperativa… al principio hay proyectos como para poder desarrollar, y hay una intención también de inscribirse dentro del mercado de energías renovables, tratando de entrar desde lo que es la importación o el ensamble de equipos. Se ve, de determinada manera, impedido por ciertas condiciones de la coyuntura, y la experiencia de la cooperativa pasa a ser un poco más lo habitual. Claro, como ya están formados los alumnos en instalaciones eléctricas, instalaciones industriales, y también teniendo un acompañamiento desde los parques industriales… Nosotros, más acá, en lo que es la ex-NIAFA, del Parque Industrial Plátanos, se cedió el espacio como para que se pueda armar el taller de la cooperativa. Y desde ahí, en cierto punto —2015, 2016—, pasa a haber una gestión de trabajo también para lo que es mantenimiento eléctrico y edilicio más habitual. O sea, fue teniendo una evolución la cooperativa. Desde ese grupo de investigación —que también se sigue desarrollando a través de los años con distintas iniciativas— se convierte ya en una unidad de trabajo para mantenimiento edilicio y redes eléctricas, que son una parte central dentro de lo que son las energías renovables.”
LCV: “Ustedes trabajan entonces… Decime, yo tengo acá esta información y quiero que me expliques de qué se trata: equipos solares fotovoltaicos, solares térmicos, eólicos, obras eléctricas, edilicias, y asesoramiento y desarrollo de estas áreas de proyecto. ¿Trabajan hacia empresas? ¿Hacen concursos internacionales? ¿Trabajan con el Estado? ¿Cuál es el destinatario de este acondicionamiento y desarrollo?”
Ramiro Rybczuk: “Bien. Sí, sí, a todo. Lo que trabajamos nosotros es armar los distintos proyectos. Hemos trabajado con el Estado, hemos hecho proyectos para la provincia de Buenos Aires, municipalidades, por supuesto. Trabajamos con privados, presentamos proyectos para industrias, estamos trabajando con electricidad industrial, con constructoras, con gente de los distintos polos industriales. Trabajamos con clientes domésticos, por supuesto. Hacemos instalaciones de este tipo de equipos en domicilios, en locales comerciales. Tratamos de mantener amplio el abanico de trabajo, de no cerrarnos, porque también hay distintas alternativas para poder mantener las fuentes de trabajo. Sí, eso en principio.”
LCV: “¿El trabajo que ustedes hacen —eólico, solar térmico, etc.— está vinculado con estas situaciones o estoy haciendo una asociación demasiado libre?”
Ramiro Rybczuk: “En cierto punto, lo que son energías renovables —más allá del aspecto ecológico— parten de un principio de autonomía energética: brindar energía en zonas aisladas, donde no hay red eléctrica, donde no hay infraestructura cercana. Hay proyectos pensados para redes aisladas. Nosotros, sin irnos tan lejos, realizamos proyectos para quinteros, cultivadores, gente de huertas en la zona de PLT, cerca de La Plata. Zonas donde no llega el tendido eléctrico. Lo que hicimos fue desarrollar un sistema fotovoltaico —paneles solares— para alimentar bombas de riego, para que puedan mantener el cultivo sin usar grupos electrógenos ni cableado complejo. Desde ese punto de vista, las energías renovables dan una posibilidad concreta para atender ese tipo de situaciones. También hay zonas dentro de la cordillera, del monte, del campo, donde no hay acceso a red eléctrica. Se termina supliendo eso con proyectos que pueden desarrollarse desde cooperativas.”
LCV: “Eso implica también un Estado implicado, ¿no?”
Ramiro Rybczuk: “Sí, por supuesto. Muchas veces nos piden presentar proyectos para financiación, préstamos. Desde ese lado, el Estado tiene que estar presente para facilitar el acceso a estas tecnologías, porque si no queda muy restringido.”
LCV: “¿Y han podido intervenir en proyectos con financiación externa, del exterior?”
Ramiro Rybczuk: “Hemos estado vinculados a proyectos de microparques solares. Hay cooperativas de servicios en Córdoba que nos han pedido ayuda para presentar carpetas a —creo— el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) o algún otro ente internacional. La idea era generar una cuota de energía sin depender exclusivamente de la red mayorista. Es una vinculación entre muchos actores para lograr esa capacidad de desarrollo.”
LCV: “En este momento, ustedes están trabajando con la valija solar. ¿Qué es?”
Ramiro Rybczuk: “La valija solar es un generador eléctrico que funciona a partir de paneles solares. Es un equipo integrado: tiene baterías, un regulador, un inversor… Los paneles generan energía en corriente continua, eso pasa a un regulador, se acumula en baterías, y luego un inversor transforma eso para usarlo como 220V. Este desarrollo es —tenemos entendido— el primero de carácter nacional, desde el diseño y la producción. Conocemos un emprendimiento que ensambló en el país, pero no desde el diseño electrónico e industrial, como es nuestro caso.”
LCV: “Además, han recibido el Sello de Producto Cooperativo del IPAC por esta valija solar.”
Ramiro Rybczuk: “Sí, vinieron representantes del IPAC, vieron nuestro trabajo, la manufactura en pequeña escala, el desarrollo, el escalamiento posible… Y eso fue reconocido por actores de la provincia. Lo agradecemos muchísimo, porque es un reconocimiento a nuestro trabajo.”
LCV: “¿Cuántos son ustedes?”
Ramiro Rybczuk: “Somos un grupo reducido de asociados, 12. Tenemos colaboradores externos por demanda de proyectos. Tenemos un núcleo administrativo, técnicos, y quienes desarrollan productos, como la valija solar.”
LCV: “¿Y el promedio de edad?”
Ramiro Rybczuk: “Tenemos un núcleo más joven —28, 30, 31 años— y otro grupo más cerca de los 60, 65 años.”
LCV: “Están haciendo el traspaso generacional.”
Ramiro Rybczuk: “Sí. De los fundadores queda uno solo. La mayoría entramos hace tres o tres años y medio. Otros hace siete años. Hubo nuevos ingresos después de la pandemia, con foco en el desarrollo de productos y proyectos para terceros. Participamos también en proyectos de integración cooperativa del IPAC, proponiendo desarrollos para zonas públicas. Uno de los que hicimos fue lo que se llamó los árboles solares.”
LCV: “Para cerrar: ¿el parque industrial donde están es el de Rosato?”
Ramiro Rybczuk: “Sí, el Parque Industrial de Plátanos. Rosato fue quien nos cedió el espacio para tener nuestro taller.”
LCV: “¡Un genio! Estuvo varias veces en este programa. Si lo ven, mándenle saludos. Visitamos el parque y es asombroso lo que tienen ahí en Berazategui.”
Ramiro Rybczuk: “Para nosotros es un gran caso de estudio. Una recuperación de capacidad productiva en Argentina, gracias a la iniciativa de empresarios, cooperativistas, y con impulso municipal. Es una sinergia como deberían ser las cosas cuando funcionan bien: Estado, mundo privado, y saber técnico. Argentina es muy rica en eso.”
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El desorden global y la ilusión de control: diálogo con Marcelo Cantelmi sobre Irán, Trump y la crisis nuclear

En un contexto de creciente tensión internacional, el periodista y analista de política internacional Marcelo Cantelmi, jefe de la sección internacional del diario Clarín, conversó con LCV para analizar el ataque de Estados Unidos a instalaciones nucleares en Irán y sus implicancias geopolíticas. La entrevista profundiza en la figura de Donald Trump, la fragilidad del orden mundial, el rol de Israel, y el escenario nuclear en Medio Oriente. Con claridad y contundencia, Cantelmi traza un panorama de enorme complejidad, atravesado por narrativas bélicas, intereses cruzados y la peligrosa reinstalación de la fuerza como única legitimidad global.
LCV: “Vamos a hablar con nuestro amigo, amigo de la casa también, Marcelo Cantelmi, periodista, analista de política internacional, jefe de la sección en Clarín, para hablar un poco de todo lo que está pasando. Hoy es un día que posiblemente –y pongo grandes paréntesis– posiblemente haya algún alivio, pero hay que estar atentos. ¿Qué pasó hoy? Pues, después de que Donald Trump rompió su narrativa electoral de que nunca se involucraría en una guerra, con el ataque el sábado a la noche a tres estructuras nucleares de Irán, no sabemos realmente hasta qué punto fueron destruidas como señala Trump. Trump tiene un tono muy caribeño, ¿no? Él usa mucho expresiones como ‘extraordinario’, ‘sensacional’, muchas cosas, adjetivador maduro, adjetivador serial…”
Marcelo Cantelmi: “Sí, sí. Es un hablador maduro, pero le gustan las palabras, repetir, discursea corto. Entonces: ‘sensacional’, ‘extraordinario’, ‘único’, ‘histórico’. Pero no tenemos idea si eso fue realmente así. Nadie la tiene. Es incomprobable. Hay que descontar que una andanada de más de media docena de bombas de tres y pico de toneladas, con una capacidad de destrucción realmente significativa, hizo daño. Son muy importantes porque pueden atravesar hasta 60 metros de concreto. Estas bases de enriquecimiento nuclear de Irán, como muchos países, las tienen bajo la montaña. Son duras. De modo que seguramente estas bombas, una atrás de otra, han hecho un daño significativo. Se descuenta por la poridad del material utilizado, pero no sabemos hasta qué punto.”
LCV: “Esto sin todo… hubo una medición en suelo saudita y no se notó un registro de radiactividad, lo que indicaría que ahí no estaban almacenados los 400 y pico de kilos de uranio enriquecido que tiene esta gente. No sabemos tampoco si no retiraron las jugadoras, que son las máquinas sónicas que usan para enriquecer… Marcelo, hay un dicho más antiguo que la injusticia que dice que lo primero que muere en una guerra es la verdad. Y entonces, uno escucha, uno de afuera –porque no es analista internacional–, es una especie de hormiguita que todo el tiempo está pensando más en la cercanía de esta historia y si no va a volver a volar alguna cosa acá en la Argentina, gracias a los buenos oficios del presidente. Todo el tiempo te corren rumores: que fue una bravuconada de Trump, que no rompió nada, que todo es… ¿Te acordás cuando fue lo de Saddam Hussein? Que también era: ‘¿es ficticio? ¿no es ficticio? ¿pasa? ¿no pasa?’ Yo veo misiles, y esas lucecitas, ¿son de verdad? ¿Cómo hace un analista internacional para garantizar que lo que publica sea lo más cercano a la verdad?”
Marcelo Cantelmi: “Hay datos. Hay datos concretos. Cuando Estados Unidos, en la época de Bush, inventa Irak con Saddam Hussein –un hombre que estuvo muy ligado a la CIA y al padre de George–, decían que tenía armas de fusión masiva. Y nosotros en el diario hicimos cantidad de informes diciendo que no. Hay elementos que uno puede tomar. En realidad, el trabajo en política internacional es de ratón de biblioteca. Todo lo que hacemos es mucha lectura comparada, análisis de datos, y seguimiento de organizaciones que hacen reportes. Efectivamente hubo un bombardeo en Irán por parte de Estados Unidos. Hay que analizarlo con lupa. Atacó tres importantes bases nucleares. Hay muchas más. El programa nuclear de Irán es anterior a la Revolución Islámica del ’79, es casi una presa nacional para los iraníes. Lo retomaron con fuerza después de la guerra de ocho años contra Irak, impulsada por Estados Unidos. Y retomaron el plan nuclear con intensidad porque advirtieron que estaban disuadidos.”
Marcelo Cantelmi: “El golpe fue así. Lo que no tenemos claro son dos cosas: el daño, y si efectivamente Irán está cerca de la bomba como dice Israel. El dato objetivo es que Irán estaba enriqueciendo al 60% el uranio. Muy lejos del 3.7% que se necesita para uso civil. ¿Para qué enriquece al 60%? Pues, si estás ahí, llegás al 90% y ya tiene fines militares. Pero no alcanza con eso. Después tenés que meterlo en una ojiva. Y lo más importante en energía nuclear es la metalurgia. Irán no tiene los fierros ni la misilística para disparar.”
LCV: “O sea, no hay ninguna posibilidad –voy a hacer preguntas tontas, pero usted sepa comprender– de que Irán tenga esa capacidad quirúrgica de apuntar a la cama de Trump o a la de Netanyahu…”
Marcelo Cantelmi: “No. Irán no. Pero tiene amigos complicados en el barrio, como Corea del Norte, que sí tiene esa capacidad, desarrollo nuclear, misiles transoceánicos y ojivas. Si le tira una mano, puede estar. Pero déjame terminar con el día. Hoy Irán bombardeó una base militar de EE.UU. en Qatar. Pero avisó antes. A Estados Unidos y a Qatar, para que no haya víctimas. Dijo: ‘que la gente salga de ahí’. Irán dice que usó la misma cantidad de proyectiles que EE.UU. el sábado. Todo parecía coreográfico. El blanco, Qatar, es un país que protestó por el ataque. Parecía más un mensaje interno para su pueblo.”
Marcelo Cantelmi: “Y a la noche Trump termina una reunión de seguridad nacional en la Casa Blanca y emite un comunicado sorprendente. Dice que el ataque de Irán fue débil, le agradece que haya avisado, y dice: ‘ahora es momento de negociar’. Trump trata de retomar el camino negociador, algo que le sugiere Arabia Saudita. Porque esto le genera un problema interno muy grande. Su narrativa es muy básica, sencilla, pero potente a nivel populista: ‘conmigo no hay guerras’. Entonces hace un ataque limitado: solo tres blancos. No atacó otros blancos militares, ni al Supremo líder de Irán. Irán responde también de forma medida. El paso siguiente puede ser la negociación, porque Irán no puede ganar una guerra contra EE.UU. e Israel. Podría buscar bajar la tensión para salvar al régimen y pelear en otro momento. O cerrar el estrecho de Ormuz, generar una crisis económica mundial. Pero eso hoy no pasó, y los mercados lo leyeron así.”
LCV: “Estoy viendo en la televisión que Irán e Israel hicieron un alto el fuego por 12 horas. Y las felicitaciones de Trump…”
Marcelo Cantelmi: “Sí, sí. Se cortó el intercambio de fuego. Me imagino que EE.UU. intervino. Si esto termina acá y hay negociaciones, es probable. Irán aparentemente tiene su estructura nuclear más o menos a salvo. Golpeada, pero viva. Habría que ver los términos de la negociación. El acuerdo de 2015 de Obama en Viena fue muy bueno. Lo hizo con un gobierno moderado. Irán sacaba su uranio y lo mandaba a Rusia, que le devolvía cuando necesitaba al 3.7%. Dejaba de ser un peligro nuclear. Irán cumplió el acuerdo. Pero Trump lo voltea, por presión de Israel. Y fue un error geopolítico enorme, considerado una de las medidas más estúpidas de la historia. Debilitó a los moderados y fortaleció a los sectores más duros del régimen iraní, que son los que reprimen, matan, desaparecen. Un gobierno como las dictaduras sudamericanas.”
LCV: “A mí me parece que Trump siempre lee en un formato in extremis y absurdo. Genera el peor enemigo posible, lo endurece y después dice que lo venció. Y eso termina endureciendo todo. En la política nacional vimos lo mismo. El enemigo horrible te ganó. Y hoy, uno de esos exponentes es Luis Petri, ministro de Defensa, que felicitó a Trump por su política. Vos decís que es de las más horribles…”
Marcelo Cantelmi: “Sí, aclaremos: me refería al error de destruir el acuerdo de Obama. Lo destruyó porque lo hizo Obama. Obama tenía visión histórica. Trump no. Es
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muy limitado para ser presidente de la potencia mundial. Quiero ver cómo se mueven los factores de poder, qué está dispuesto a negociar Israel. Según eso veremos qué pasa después.”
Marcelo Cantelmi: “El tema es que vivimos en un mundo sin orden, con gran desorden internacional. Los poderes más importantes hacen lo que quieren. Lo que manda no es la legalidad, sino la capacidad de abusar del prójimo. Rusia niega el derecho a existir de Ucrania. Israel niega el derecho a un Estado palestino y busca una limpieza étnica en Gaza. EE.UU. actúa sin consultar a Congreso, aliados ni ONU. Ignora todo. Se comporta como soberano. Eso se está repitiendo. La noción de que la fuerza es la respuesta. Es el discurso de Putin: Rusia es más grande y debe dominar Ucrania y Europa. Es una idea brutal, enferma, previa a cuatro siglos de Estado-nación. Y cualquiera puede hacerlo. Armenia puede ser arrasada por Azerbaiyán. Estamos en tiempos peligrosos.”


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