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Planeta Giussani

La V Columna de Laura Giussani Constenla | Petróleo Sangriento

No sé si a ustedes les pasa pero a mí, de pronto, una palabra me empieza a repiquetear en la cabeza y no para. Ping Pong, ping pong de un lado al otro del cerebro. Esta semana la culpa fue del portal El Extremo Sur que publicó una nota excelente sobre la historia del petróleo en Argentina y la primera revuelta de Cutralcó, que no fue la que muchos recordamos: el primer piquete contra Menem. No. La primera fue en 1958. Y con el menemismo tuvimos dos polos petroleros que se pusieron a la vanguardia de los piquetes. Cutralcó y Mosconi. Petróleo y riqueza. Petróleo y resistencia.

Desde ese día, veo todo negro, todo petróleo. Y me acuerdo de Vaca Muerta, y Pereyra, líder de miles de petroleros, cara de pocos amigos, quien nunca se sabe si defiende a los trabajadores o a las empresas extranjeras. “Tendría que ser más patriota” dijo Pepino Fernández en éste programa. Vaca muerta, nombre de mal presagio si los hay.

De pronto, una información -que no llega a noticia porque casi no aparece en los medios- dice que nuestro petróleo autóctono, el de Comodoro Rivadavia (en donde se descubrió el petróleo en Argentina en 1907 y ya entonces era explotado por el Estado, bastante antes de YPF), trepaba a la cima de los precios internacionales y superaba por más de 10 puntos al que se puede extraer en Vaca Muerta (porque hay petróleos y petróleos, pesados y livianos). Hoy el negocio vuelve a Chubut. Mal presagio Vaca Muerta.

HAY QUE ALIMENTAR SEIS MIL Y PICO DE MILLONES DE PERSONAS, Y OCHOCIENTOS MILLONES DE AUTOS ¿QUÉ ELEGIMOS? LOS AUTOS

Ping-Pong

Quiero saber: ¿cuándo empezó todo ésto? Hace miles de años el petróleo brotaba con naturalidad el Oriente. Cuatro mil años antes de Cristo, en Babilonia se lo utilizaba para pegar ladrillos e incluso con fines medicinales; en Egipto engrasaban pieles, los Méxicanos lo usaban como pintura y para los chinos, siempre adelantados, ya era un combustible. Tiempos en que la naturaleza era próspera y ofrecía sus recursos de manera generosa. Se acuerdan que en nuestros ríos los indios no pescaban con caña ni redes? Eran tantos que bastaba agarrarlos con la mano o un lanza.

¿Pero cuándo, cuándo, el mundo comenzó a girar en torno al oro negro? En 1859 un señor llamado Edwin Dark perforó el primer pozo de petróleo en Pensilvania. Todavía ignoraba las consecuencias de esa iniciativa. Hasta el momento solo se sabía que podía convertirse en kerosene y mejorar el alumbrado público. Del buen Edwin que cambió la historia, nada sabemos (bah, sabrán los que saben, como siempre, pero en Internet no figura ni a placet).

¿VALE LA PENA TRABAJAR, VIVIR Y MORIR PARA LOS AUTOS?

Ping-pong

Leo por ahí que el petróleo es un compuesto inflamable, que tiene características parecidas al carbón, pero mientras el carbón requiere 8 millones de años para formarse, el petróleo se forma en tan sólo un millón de años. Sí, sí, así dice: Solo un millón de años. Solo eso.

El sedimento de toda forma de vida, de plantas y animales, añejado un millón de años se convierte en el bendito combustible. Digamos que nuestra vida podría cobrar sentido porque dentro de un millón de años, seremos petróleo. Bastará un pozo para echar nuestros huesos líquidos al tanque de nafta de los futuros automóviles, siempre y cuando el planeta siga andando, claro.

Supongo que se darán cuenta que es algo irracional dilapidar en un segundo algo que tardó millones de años en hacerse. Porque el recurso es finito, porque la tierra alguna vez empezó. Pero allá vamos, a alimentar autos voraces.

Ping-Pong

Ay los autos. Trabajar, vivir y morir para ellos. ¿Vale la pena? Según un estudio realizado por la Asociación Colombiana de Vehículos Automotores se estima que en el 2016 había 1.350 millones de autos dando vueltas por las calles de la tierra Cifra tan espectacular que podría provocar el espejismo de creer que los automóviles son la base de nuestra economía. Pues no.

¿Cuántas personas hay en el mundo? 7.700.000.000. En ese caso habría seis mil quinientos millones de personas sin autos o más, porque de los mil y pico de millones de autos que hay muchos pertenecen a una misma familia o al Estado o a las empresas. La cifra de los privilegiados con auto podría reducirse a 800 millones contra más de seis mil millones que sufren las consecuencias para que esa mínoría pueda bajar la ventanilla, sentir el aire en la cara, y poner música para la ruta.

La pregunta sería ¿hay que alimentar a seis mil y pico de millones de personas y 800 millones de autos? ¿Qué elegimos? Los autos, ¡obvio!

Ping-Pong

Veo un programa de Netflix, Patriota No deseado -recomiendo con énfasis- en donde un tipo explica, de la manera más ágil y graciosa que puede, que los hermanos Koch, dueños de la industria automotriz y todo lo que conlleve -rutas, asfalto, cinturones de seguridad, etc- gastan millones en hacer campañas en contra del transporte público al que consideran un auténtico “Despilfarro”.

Ping-Pong

Volvamos a Pensilvania. Ese primer pozo perforado por un auténtico desconocido, provocó una “fiebre por perforar” que tuvo su punto cúlmine a mediados de mil ochocientos setenta, en torno a esta actividad nacieron ciudades y rutas y caminos y empresas varias. Quince años después, nacía la industria automotriz en Estados Unidos, en 1890.

Ahora bien, ¿porqué lo llaman el ‘oro negro’? Porque en ese momento la fiebre primera fue la del oro de verdad verdadera. Ese dorado. Y acá es cuando ya empiezo a enloquecer. Ideas e ideas que rebotan aquí y allá.

Ocurre que en esos mismos años se desarrolla en Estados Unidos la conquista del oeste que dio miles de películas para ver. Allí aparecen personajes como Toro Sentado, Caballo Loco, Billy the Kid o Jesse James. Un excelente documental dirigido por Robert Redford: The West, una historia del lejano Oeste, resulta revelador. Cualquier parecido con la conquista del desierto es pura casualidad. También allí había unos indios que debían civilizarse, sobre todo porque no entendían ‘cómo funcionaba el mundo’. El documental nos muestra a Toro Sentado y Caballo Loco, que para muchos de nosotros no son más que personajes de películas, como los verdaderos líderes Sioux que pelearon como pudieron para defender sus territorios.

Negociaron y lograron que se les otorgue un territorio. Así fue que les cedieron una montañas casi inhabitables pero que ellos sabían habitar. No imaginaban que les habían regalado una mina de oro. Literalmente. Y tenían título de propiedad. ¿cómo hacer para echarlos sin violar uno de los principios del ser americano, la propiedad? Pues bien, según cuenta el documental de Robert Redford, decidieron matarlos de hambre ¿cómo? Vieron que los búfalos eran su principal fuente de subsistencia. Y premiaban con un buen dinero a cada uno que matara un búfalo. Al poco tiempo, la comunidad Sioux se vio diezmada por la hambruna. El Cacique Toro Sentado decidió emigrar a Canadá mientras Caballo Loco se quedó a resistir.

Zácate, de pronto me vino a la cabeza la mortandad wichi en Salta, con un médico para 6.000 personas y terratenientes que esperan pacientes ocupar esas tierras para plantar soja. Ping Pong, petróleo. Ping Pong autos. Ping Pong, oro. Ping Pong pobres. Ping Pong, muertos.

En realidad, ésta columna comenzaba diciendo: El 13 de diciembre de 1907 se descubrió el primer pozo petrolero en Argentina. Ocurrió en Chubut, alrededor de Comodoro Rivadavia. Fue por entonces que se fundó la Dirección General de Explotación de Petróleo de Comodoro Rivadavia, primera empresa petrolífera estatal del mundo en tener el control total del negocio: exploración, explotación, transporte, refinación y comercialización.

A paso lento, y con dificultades enormes por la falta de conocimiento de un producto que revolucionaba el mundo, fue creciendo la industria petrolera nacional. Fue recién luego del descubrimiento del yacimiento en Plaza Huincul, administrado por otra agencia estatal, cuando el gobierno de Hipólito Yrigoyen decide unificar la explotación del petróleo y crear YPF en 1922, presidida por Enrique Mosconi.

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La dictadura del Cerebro Mágico.

Por Laura Giussani Constenla, 9 junio, 2025

Allá por los años noventa surgió la idea de la Inteligencia Emocional. En apenas dos décadas saltamos un abismo conceptual para caer en la Inteligencia Artificial. Es decir, pasamos de la mente (inteligencia racional) al corazón (inteligencia emocional), y del corazón a la máquina (IA). Curiosa inteligencia. A pesar de ser el ‘don’ que nos diferenciaría de los animales, no terminamos de captar exactamente a qué se refiere y las definiciones varían según los autores. Sin pretender meternos en un laberinto filosófico, tomaremos un significado primario: la inteligencia es esencialmente humana, refiere a nuestra capacidad para observar la realidad y sacar conclusiones que nos permitan actuar evaluando las consecuencias. Ver, pensar, teorizar, actuar. Hay quienes piensan que la inteligencia nos puede servir para adaptarnos al medio y quienes la aplican para todo lo contrario: modificar la realidad. El pensamiento crítico ha sido un factor fundamental en el mundo contemporáneo.

La duda es: ¿puede la inteligencia ser artificial y no humana? ¿hacia dónde nos conduce la IA? A simple vista parecería que nos priva de uno de los entretenimientos más vitales de la humanidad: el arte de pensar. Primera contra, es una inteligencia pasiva, aburrida. Nos habituamos a formular una pregunta y dejamos que la máquina conteste. Como un deportista que abandona los entrenamientos, cabe imaginar que pronto se nos habrá adormecido, endurecido o entumecido el cerebro.

Nadie puede dudar que el avance tecnológico es una acción inteligente. Sin embargo, también lo es preguntarse hacia dónde nos lleva su uso cotidiano.¿Quién o quiénes fueron los inteligentes que crearon este sistema monstruoso que se ha convertido en el arma perfecta para el control social?

Uno de ellos fue Geoffrey Hinton, conocido como el padrino de la IA, ganador del Nobel en informática, luego de abandonar la plataforma, lanzó una mirada apocalíptica sobre el futuro. En el pódcast de Steven Bartlett “The Diary Of A CEO”, Hinton sostuvo que “la humanidad podría haber perdido el control sobre la inteligencia artificial” y llamó a los gobiernos y la sociedad a tomar medidas para evitar una catástrofe: existiría un 20 % de probabilidad de extinción de la humanidad, según los dichos del creador de la bendita inteligencia no inteligente. Otro científico arrepentido por las consecuencias de su invento.

¿Por qué el impacto del chatGpt fue tan grande?

Es fácil caer en la trampa. Todo empieza por aceptar definiciones equivocadas. Por ejemplo, he escuchado aquí y allá, en boca de personas de suma inteligencia, doctorados, licenciados y estudiosos de cien mil raleas, decir sin ruborizarse que vivimos en ‘la Era del Conocimiento’. La primera vez que lo oí pensé que mi interlocutor era medio pavote, que era un invento de él, porqué caracterizar como era del conocimiento al momento histórico que más se empeña en evitar que conozcamos, es decir, observemos, pensemos, saquemos conclusiones. La bendita globalización informática es exactamente lo contrario. Sin embargo, así se estudia esta época: Era del conocimiento.

Algún marketinero informático impuso el oxímoron Inteligencia Artificial a su producto revolucionario generando una expectativa errónea. Más poético y realista hubiera sido llamarla Cerebro mágico, como aquel fantástico juego de nuestra niñez. Claro que le quitaríamos esa pátina de racionalidad que desde hace varios siglos brilla como eje de cualquier ser inteligente. Y si algo no quieren los vendedores de la Inteligencia Artificial es que se lo vincule con un juego, todos prefieren llamarla ‘una herramienta’.

Una herramienta ¿para construir qué? O será una herramienta para destruir. En principio, avanza en la destrucción de todo lo que dieron en llamar ‘analógico’ para llegar al imperio de lo ‘digital’. Una vez más, me sorprendo con la elección de las palabras para definir estas nuevas realidades. Usar papel y lápiz es analógico, un término que remite a una acción del pensamiento (comparar, pensar), mientras ‘digital’ solo hace referencia a un dedo, imagino que es el dedo que usamos para ‘conocer’ el mundo a través de una computadora. El dedo que da ‘enter’, no a la cabeza que piensa que tenés que dar ‘enter’.

Como habrán notado, tengo un problema personal con este mundo en el que nos están obligando a vivir. Detesto los trámites on line. Una solución simple y sencilla para no moverte de tu casa y obtener documentos varios. Sin embargo, perderíamos menos tiempo en caminar o tomar un colectivo, hacer una cola mientras charlamos con el de adelante, y que un empleado nos escuche, que en pasar horas tratando de comunicarnos con un robot o una plataforma que generalmente te ofrece una serie de ‘preguntas frecuentes’ a las que respoderá con rapidez. Ocurre que en general, las preguntas que necesitan respuesta no están entre las opciones. La mía nunca está entre las opciones. Ese es el drama: ellos hacen las preguntas para las que tienen respuestas. Otras, prefieren no responder.

Andaba en uno de mis malhumores diarios frente a una situación que en la era ‘analógica’ (esa de comparar y pensar) me hubiera resultado fácil de resolver mientras en la maldita era ‘digital’, en la que el dedo manda, es una tortura, cuando María Urrutzola, una excelente periodista y amiga uruguaya, reenvía un artículo publicado en la revista Extramuros (cuya bajada es:“la escritura ante el declive del debate público”). El texto es de un filósofo joven y para mí ignoto que se llama Matt Smith y empieza así:

“La red de control digital de Estados Unidos no se construyó de la noche a la mañana. No fue construida en búnkeres subterráneos secretos por figuras sombrías. Se ensambló pieza por pieza, a plena luz del día, promocionada como progreso, conveniencia y, sobre todo, como patriotismo.

La genialidad de este sistema reside en su imagen de marca. La vigilancia se convierte en “eficiencia”. La identificación digital en “soberanía”. El cumplimiento se convierte en “libertad”. Y estamos presenciando cómo esta transformación se acelera ante nuestros ojos.

Según Smith, la primera fase de este experimento fue el COVID. “La prueba de estrés que se superó con éxito. El mundo entero aceptó confinamientos y trabajo en el hogar. Se impuso rápidamente el uso del zoom y conferencias a distancias. El poder comprobó que podía manipular fácilmente varias sociedades en forma simultánea.

Luego cita una serie de fases para terminar en la etapa en la que estamos ahora:

“Los sistemas de control modernos no se limitan a observar: se anticipan:

– ¿Dona a una organización no autorizada? Se le activa una revisión fiscal.

– ¿Habla usted con alguien de una lista de vigilancia? Vea cómo se reduce su disponibilidad de crédito.

– ¿Asiste a un evento marcado? Su perfil social queda marcado en todas las agencias.

– ¿Suscribirse a determinados boletines? Clasificación silenciosa para una mayor supervisión.

– ¿Compra combinaciones inusuales de artículos? La IA lo marca para que lo revise una persona.

– ¿Viaja fuera de sus pautas establecidas? El acceso a los servicios se ralentiza o se detiene.

Esto crea un sistema de aplicación preventiva de la ley, en el que su huella digital no sólo refleja su comportamiento, sino que lo predice y restringe antes de que se infrinja ninguna ley.

La red de control no se manifiesta como tropas de asalto en su puerta. Aparece como fricción en las actividades cotidianas:No espere disturbios en las calles. Espere retrasos en los vuelos, transacciones denegadas y «dificultades técnicas» que, de alguna manera, sólo afectan a determinadas personas.”

Chan.

Lo cierto es que con cada ‘like’ o ‘suscripción’ o compra on line, junto a verificación de perfiles por datos biométricos, estamos entregando a los dueños de los negocios y el poder datos fundamentales para aplicar un control preventivo.

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Destacada

Postales de miércoles I, por Laura Giussani Constenla

Crónica fotográfica de un día de miércoles. Agradecemos el aporte de Carlos Brigo, Mónica Hassemberg, Cora Gamarnik, el equipo de LCV y cantidad de reporteros espontáneos que comparten sus imágenes.

Ciudad de Buenos Aires, miércoles 28 de mayo de 2025. Ver para creer.

Línea A del subte. “No pararemos en la estación Congreso por operativo policial”, anuncia la voz del vagón. Algo de rutina ¿Quién no sabe que los miércoles salen esos jubilados de miércoles a interrumpir el tránsito? Según la voz del subte, no son ellos a obligarlos a caminar una parada sino un operativo policial totalmente desmesurado.

PH: Carlos Brigo

Acompañan a esos jubilados de miércoles -además del Padre Paco, a quien ya estamos acostumbrados a ver- un grupo de sindicalistas, jubilados y religiosos ecuménicos en torno a la virgen de Luján.

PH: Mónica Hassemberg

Ocurrió lo que ocurre todos los miércoles. El ‘operativo policial’ que anunciaba el subte era esa represión de miércoles. Gases, palos, empujones, tiros, detenidos, corridas. En sus puestos, listos, ya.

PH: Carlos Brigo

Carlos Brigo logró captar una imagen reveladora. Un gendarme preparado para reprimir. Se tapa el rostro, es el milico monstruo.

PH: Carlos Brigo

Una vez más, la ligan ‘los viejos’ y los reporteros gráficos. El fotógrafo herido este miércoles es Antonio Becerra, de Tiempo Argentino, el mismo que había sufrido la intimidación de Santiago Caputo, quien le tomó el nombre antes del debate de candidatos de CABA. A pesar de que llevaba la mascara correspondientes, los gases lacrimógenos llegaron a herirlo o intoxicarlo.

PH. Perfil

Por suerte, Pablo Grillo, a quién le rompieron la cabeza (“pérdida de masa encefálica” dijeron los primeros informes) está vivo, la resiste. Y como nadie se salva solo, atrás de él están los familiares, médicos del Ramos Mejía y amigos quienes le ponen cuerpo y vida. Entre tanto, Wanda Nara tiene muchas más líneas en los medios. Y no es por el rating. El rating lo hacen ellos ¿qué ocurriría si en lugar de seguir los avatares de Wanda e Icardi nos bombardearan con los partes diarios médicos de Pablo? Después de cuatro operaciones sigue en terapia intensiva. Atentos a que no haya una infección.

En otro hospital público, los médicos salen a la calle (para qué queremos estos hospitales públicos de mierda que solo salvan reprimidos y pobres? Deben preguntarse los que mandan). Los trabajadores del Garraham, van de asambleas y marchas. Sienten que una nieve extraña caía sobre la ciudad.

Mientras tanto, con máscaras del Eternauta, salen de otra estación de subte, en el miércoles de los jubilados, los científicos. Van al polo científico a decir que está bueno que haya científicos en el país.

https://www.facebook.com/cora.gamarnik/videos/1572893427001442

“Nadie se salva solo” unifica las luchas de jubilados, médicos y científicos.

En la televisión la noticia es otra. Solo el Diego podía lograr este esperpento judicial. Los noticieros ponen placa sobre placa: Ultimo momento, Urgente!!!!!! Ahí está la jueza que prefirió ser protagonista de una serie. Tacones lejanos en el tribunal. Hasta en Napoli gritan justicia.

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LCV

Apagón, El Eternauta y León XIV, por Laura Giussani Constenla

Acá el espacio y el tiempo ya no son lo mismo, así que es complicado esto de saber en qué lugar estamos y cuándo hablamos.

Les quería contar que estamos llegando al último, a la última etapa de este recorrido de la columna vertebral por algunas partes de Europa, que esperamos volver a repetir en algunos meses. Porque es interesante qué está pasando en el mundo ¿no? A veces estamos demasiado atrapados con lo que pasa alrededor nuestro.

a sé que Argentina es un desastre, y todos decimos: “¿Cómo podemos vivir así?”, y estamos realmente preocupados por el gobierno que tenemos. Pero les juro que cuando uno llega a Europa, se preocupa igualmente. Uno cree que va a tomarse un respiro, pero el respiro no llega.

Les cuento mis últimas andanzas, porqué hace un par de semanas que no pude salir al aire. Una de esas razones fue que, un lunes llegué a España a las 10:25 más o menos, al aeropuerto de Barcelona.

Me tomé un metro hasta la casa donde me iba a alojar, que era en un barrio popular que se llama Hospitalet Lobregat. Ahí, cuando bajé del metro, apenas vi el barrio, me encantó por esta cosa que a mí me gustan los barrios populares. Y entonces era de un cosmopolitismo impresionante, un lugar donde, por supuesto, se puede comer más fácilmente un kebab que una tortilla a la española.

Entonces, apenas bajo del metro, pregunto ahí a una señora que estaba dónde podía comer algo. Me dice: “Acá a la vuelta.” Voy a la vuelta y había restaurantes peruanos, árabes, indios, venezolanos, etcétera. Y pregunto en uno peruano, me dice: “No, es que se cortó la luz.” Ah, qué pena. “Sí, se cortó la luz.”

Había obras que se estaban haciendo por los alrededores. Entonces decían: “¿Será por la obra aquella? ¿Será por esta?” No sé. El asunto es que empezaban a pasar las personas y empezaban a correr los rumores de que en realidad la luz no se había cortado solo en el barrio, pero no podíamos saber mucho de qué estaba pasando porque también se habían cortado los celulares.

Entonces nadie se podía comunicar con nadie. Así que, ¿qué es lo que pasaba fuera de ese barrio, que además nosotros no conocíamos? Era imposible de saber.

Veo de repente una señora que está medio llorosa y dice: “Un atentado.” ¿Qué pasa? “Un atentado.” Pasa uno caminando por ahí y dice: “No, se cortó la luz en toda Europa.” En toda Europa.

Finalmente conseguimos un lugar para comer que era de unos árabes, que no entendíamos cómo podían estar cocinando. Y era porque hábilmente tenían una cocina a gas. En cambio, todos los otros bares tenían todo eléctrico. Comimos un rico pollo en el bar de los árabes y nos quedamos horas allí porque no podíamos ir a ningún lado, no nos podíamos comunicar tampoco con la persona que nos tenía que abrir la puerta de la casa.

Era imposible saber. Un señor que estaba al lado, que parecía saber algo, dice: “No, está sin luz España, Francia, Holanda.” L o de la luz era menos grave que los celulares: la incomunicación. La gente no largaba los celulares. Vos veías a la gente con los celulares, tirándolos por el aire, viendo si encontraba alguna intersección del mundo donde una señal cayese en su celular. Tampoco funcionaban los cajeros automáticos ni los postnet de los negocios, es decir, aislados, sin luz y sin plata.

Bueno, finalmente nos compramos una radio a transistores, nuestra vieja y querida radio, y nos enteramos de que había un apagón total en toda España, sur de Francia y Portugal. Todo estuvo bastante tranquilo, pero los comentarios de los que estaban de paso, que nadie sabía nada obviamente, pero uno decía: “No, y esto debe ser cosa o de los rusos o de los americanos.”Me sorprendía que ninguno ponía a los árabes dentro de la conjunción de posibles atacantes o un ciberataque. Un ciberataque… vaya a saber de quién, ¿eh?

hubo miles y miles y miles de personas que se quedaron en los metros y en los trenes. Tratábamos de imagina qué estaría sucediendo. “¿Se estarán chocando los aviones?” ¿cómo será este caos? ¿Qué estará pasando pasando en el resto del país?

Así fue nuestra llegada a España, sin ninguna comunicación oficial hasta muy tarde sobre lo que estaba pasando, y que aún hoy, a una semana y un poco más del gran apagón, nadie tiene la más mínima idea de qué ocurrió, y todos están convencidos de que nunca la tendrán.

Versión completa en el programa grabado en vivo

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