Procesan a empresarios agrícolas por trata de personas
Gracias a una maestra que en el año 2016 publicó en su facebook el relato de una de sus alumnas sobre las miserables condiciones en las que trabajaban unas 150 personas en “El Frutillar”, productora de frutos rojos de Sierra de los Padres y Tandil, se inició una investigación judicial que determinó la posible ‘Trata y Explotación de Personas’, los fiscales consideraron que «la política de empresa, de explotación a un sector de la población vulnerable por su condición de migrante» merecía la intervención de la justicia.
En su mayoría bolivianos, trabajaban 16 horas diarias, por sueldos inferiores a los de convenio, sin descanso semanal ni vivienda digna y con la amenaza de descuentos, multas o sanciones por enfermedad.
El juez constató que había «sujeción de la voluntad de los trabajadores a los designios de la empresa ya sea por la dependencia en cuanto a su retorno al lugar de origen (en caso de aquellos migrantes que habían sido trasladados a Mar del Plata bajo promesa de poder volver a su entorno, solo si completaban las tareas encomendadas), por dependencia económica y/o por dependencia habitacional».
Los productores de frutillas seguirán el juicio en libertad pero se les fijó un embargo de 50 millones de pesos «a fin de asegurar la reparación económica a las víctimas».
La utilización de mano de obra inmigrante no es una característica solo argentina. Hace pocos días, el diario Nueva Tribuna de España publicaba: “El sector de los frutos rojos y los cítricos de la provincia de Huelva, solicitó al Ministerio de Empleo y Seguridad Social, la gestión de 19.000 contratos en origen, de temporeras marroquíes para cubrir las necesidades de mano de obra de la campaña 2019-2020.” Bolivianos, marroquíes, personas vulnerables a quienes se puede explotar sin derechos.
Abuso, acoso y explotación en una estancia turística de Cañuelas
Hay quienes disfrutan un día de campo en La Chaparrita mientras una familia es humillada laboralmente
Días antes de Navidad, el portal Data Diario, de la localidad de Cañuelas, dio a conocer un caso de abuso laboral de toda una familia. Una estancia turística, con el glamoroso nombre de «La Chaparrita Polo Ranch and Horse Breeding», contrató bajo engaño a una mujer, Laura Schonwand, y sus tres hijos: Lucas Larran Schonwand (18 años), Santiago Caeiro (14 años) y Luana Caeiro (11 años). De acuerdo a los testimonios, todos ellos “fueron víctimas de cosificación, abuso y acoso sexual, explotación y negligencia laboral en condiciones de servidumbre, y padecieron violencia tanto verbal como física por parte de sus empleadores, en la estancia de La Chaparrita”.
No solo los obligaban a trabajar de 6 de la mañana hasta altas horas de la noche, sino que sufrían burlas permanentes por su color de piel o su sexo, no recibieron atención médica adecuada ni cuando la hija menor tuvo un accidente en la ducha por culpa de un cortocircuito, ni por las graves quemaduras que sufrió el hijo mayor cuando recibió la orden de quemar un basurero que contenía gases y provocaron una explosión. Tardaron ocho días en llevarlo al hospital”
De acuerdo a su abogado, “ellos habían arreglado 30 mil pesos para ella y 30 mil pesos para su hijo mayor, pero cuando llegaron acá le dijo que era 30 mil pesos para los dos, y les descontaban la plata de los servicios y de los gastos de alimentación. Luego de pasar por el tema de la deuda, que es avanzar sobre la libertad, porque ya le debía al patrón, empezaron a avanzar sobre los horarios. Ya no se respetaba un horario, sino que trabajaba desde las 6 de la mañana hasta cualquier hora, y donde empezaba a hacer tareas de todo tipo. Entonces la sobrecarga de tareas en los más grandes, terminaba afectando en los más chicos.” Con el magro salario que obtenían, debían hacerse cargo de su comida y medicaciones por lo cual no llegaba siquiera a cobrar el sueldo porque se le descontaban los gastos.
Hoy, Laura, madre soltera, enfermera, quien creyó que el destino le había regalado una estadía laboral en una hermosa estancia, agradece a quienes la ayudaron a salir de ese infierno. Desde el vecino que llamó al delegado de UATRE que terminó avisando a la secretaria de Derechos Humanos municipal, Gema Tosino, quien se está haciendo cargo de su estadía y viendo qué solución le encuentra.
Vale recordar que estancia “La Chaparrita Polo Ranch and Horse Breeding”, ubicada en el kilómetro 75 de la ruta provincial 6, pertenece a Claudio Zanetta, quien tiene como socio principal a Cristian Force. Los últimos comentarios que aparecen en su sitio dicen: “Hermoso y cálido por dónde se lo mire”, “excelente lugar, atención inigualable”.