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“El presidente de la Sociedad Rural nos quiere invisibilizados”

Deolinda Carrizo, titular de la Dirección de Género e Igualdad del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, charló con Laura Giussani Constenla acerca de los cambios que se vienen en su sector tras la asunción de Sergio Massa como “superministro”, las reivindicaciones que piden los campesinos y la posibilidad de hacer llegar las producciones locales a distintos puntos del país para terminar con el hambre.

LCV: Habrás seguido las noticias. Me decías que recién en lunes o martes tendrás novedades. ¿Tenes idea más o menos por qué lado van a ir las novedades en el Ministerio?

-No. Novedades con cuestiones concretas no podríamos decir nada, pero sí, así como todo el mundo ha ido siguiendo la realidad y todos esos cambios y esos anuncios que se han ido dejando como por goteo, lo que tenemos es un poco ese mismo panorama. El secretario el lunes tiene una reunión y ahí seguramente le han dicho que lunes o martes van a estar anunciando los posibles… no sé qué es lo que van a decir, pero nosotros entendemos que con esta coyuntura y todo esa rejunte de ministerio algunos cambios van a haber.

LCV: Me gustaría oír de tu boca qué es lo que necesita el campo. Hemos escuchado mucho qué es lo que decía la Sociedad Rural. Me gustaría saber qué están necesitando y qué expectativas tienen ustedes para el futuro del trabajo de los campesinos reales de la agricultura familiar.

Hay una demanda histórica que es el freno de los desalojos. El promover la producción local, agroecológica, sustentable. Tanto el freno a los desalojos va acompañado con el freno a los desmontes ilegales y el freno también a las fumigaciones. Demandas históricas y también actuales que atraviesan no sólo las comunidades campesinas, indígenas y de la pesca artesanal, sino también a la sociedad. Una instancia real y popular donde también se definan la política agraria de nuestro país. Hoy, en la situación que estamos, en estos días lo que ha acontecido es también producto de las decisiones que han tomado las transnacionales con nuestra economía. El alza del dólar, que si la baja del dólar, pero mientras tanto el paquete de fideos o el litro de aceite, o la yerba, el azúcar, de un rato para el otro aumenta, y las familias que no son solo los que viven en las comunidades de su producción, de su alimento, sino de los barrios populares, están atravesados por eso, impactan negativamente. Nosotros cuando propusimos y planteamos y seguimos en la exigencia de la reglamentación de la Ley 27.118, ahí contiene un montón de las demandas del campesinado, de los campesinados y de los productores agroecológicos, y creemos que es necesario que ellas se reglamenten con presupuesto.

LCV: ¿Hay forma de que lleguen a los distintos puntos de los distintos pueblos y de las ciudades con los productos de la agricultura familiar y de las cooperativas para luchar contra la inflación?

-Sí, yo creo que esto sí se puede. Es también un proceso, un proceso que está muy lento. Hay experiencias que son positivas, que son muy impulsadas desde el pulmón por los mismos productores consumidores, tanto a niveles provinciales, muy poco a nivel regionales. Y bueno, con las características de nacional yo creo que lo que sería mejor es eso. Con las regionales, hay una logística que hoy sigue estando en manos de privados, generando esa gran capacidad de distribución tiene que entregarse o generar algún tipo de acuerdo, lo que sea más operativo para que desde las cooperativas, desde las organizaciones, desde las producciones, porque también hay productores, productoras no organizadas pero que producen. Generar un mercado regional, un mercado provincial que tenga esas atribuciones del traslado. Creo que es una decisión que si se da se puede encaminar.

Aquí en Santiago tenemos una gran cantidad de carne, por ejemplo, tanto de cabrito como de lechones, distintos tipos de carne por la característica de nuestra región de semi árido, y si se destinarán obviamente, y eso ya estamos hablando de otra cosa, otra pata importante para generar o reafirmar la soberanía alimentaria, que es la redistribución de la tierra. La concentración ha venido siendo en estos últimos años algo que ha perjudicado enormemente el acceso a alimentos sanos, variados, aptos para las poblaciones. Sin embargo, se van concentrando para esa lógica de la agroexportación que hay que también mirar. Se ha mirado y hemos visto los efectos que está teniendo. Entonces tiene que ir como medio a la par ese fortalecimiento de lo local. Por otro lado, hay, y sobre todo lo que tienen más en La Plata, en Buenos Aires, en Rosario, bastante movimiento, estos intercambios en el marco de comercio justo, en el marco de la producción agroecológica, pero son como un determinado núcleo que pueden acceder y cercanía. No es completo.

LCV: Queríamos, en principio, homenajear a la gente del campo en una semana en que han sido bastante vapuleados por el secretario, por el director de la Sociedad Rural.

-Sí, seguramente. Nosotros hacerle caso a este, obviamente que no lo hacemos. Eso es también de alguna manera desconocer esa realidad y al sujeto y seguir subestimando, querer que sigamos invisibilizados, ya no lo van a poder hacer. Salimos a decir, salimos a mostrar lo que estamos haciendo y también seguimos denunciando el atropello de parte de sus lógicas y de sus miembros en muchos casos, de lo que está pasando. Comunidades indígenas, comunidades campesinas que los atropellan para seguir sacándoles los territorios que han sido territorio que se han mantenido desde entonces.

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Elogio de la ociosidad, por Bertand Russell

Fragmento del ensayo escrito por el filósofo Bertand Russell en el año 1932.

Como casi toda mi generación, fui educado en el espíritu del refrán “La ociosidad es la madre de todos los vicios”. Niño profundamente virtuoso, creí todo cuanto me dijeron, y adquirí una conciencia que me ha hecho trabajar intensamente hasta el momento actual. Pero, aunque mi conciencia haya controlado mis actos, mis opiniones han experimentado una revolución. Creo que se ha trabajado demasiado en el mundo, que la creencia de que el trabajo es una virtud ha causado enormes daños y que lo que hay que predicar en los países industriales modernos es algo completamente distinto de 1o que siempre se ha predicado.

Todo el mundo conoce la historia del viajero que vio en Nápoles doce mendigos tumbados al sol (era antes de la época de Mussolini) y ofreció una lira al más perezoso de todos. Once de ellos se levantaron de un salto para reclamarla, así que se la dio al duodécimo. Aquel viajero hacía 1o correcto. Pero en los países que no disfrutan del sol mediterráneo, la ociosidad es más difícil y para promoverla se requeriría una gran propaganda. Espero que, después de leer las páginas que siguen, los dirigentes de la Asociación Cristiana de Jóvenes emprendan una campaña para inducir a los jóvenes a no hacer nada. Si es así, no habré vivido en vano.

Antes de presentar mis propios argumentos en favor de la pereza, tengo que refutar uno que no puedo aceptar. Cada vez que alguien que ya dispone de 1o suficiente para vivir se propone ocuparse en alguna clase de trabajo diario, como la enseñanza o la mecanografía, se le dice, a él o a ella, que tal conducta lleva a quitar el pan de la boca a otras personas, y que, por tanto, es inicua. Si este argumento fuese válido, bastaría con que todos nos mantuviésemos inactivos para tener la boca llena de pan. Lo que olvida la gente que dice tales cosas es que un hombre suele gastar 1o que gana, y al gastar genera empleo. Al gastar sus ingresos, un hombre pone tanto pan en las bocas de los demás como les quita al ganar. El verdadero malvado, desde este punto de vista, es el hombre que ahorra. Si se limita a meter sus ahorros en un calcetín, como el proverbial campesino francés, es obvio que no genera empleo. Si invierte sus ahorros, la cuestión es menos obvia, y se plantean diferentes casos.

Una de las cosas que con más frecuencia se hacen con los ahorros es prestarlos a algún gobierno. En vista del hecho de que el grueso del gasto público de la mayor parte de los gobiernos civilizados consiste en el pago de deudas de guerras pasadas o en la preparación de guerras futuras, el hombre que presta su dinero a un gobierno se halla en la misma situación que el malvado de Shakespeare que alquila asesinos. El resultado estricto de los hábitos de ahorro del hombre es el incremento de las fuerzas armadas del estado al que presta sus economías. Resulta evidente que sería mejor que gastara el dinero, aun cuando lo gastara en bebida o en juego. Pero -se me dirá- el caso es absolutamente distinto cuando los ahorros se invierten en empresas industriales. Cuando tales empresas tienen éxito y producen algo útil, se puede admitir. En nuestros días, sin embargo, nadie negará que la mayoría de las empresas fracasan. Esto significa que una gran cantidad de trabajo humano, que hubiera podido dedicarse a producir algo susceptible de ser disfrutado, se consumió en la fabricación de máquinas que, una vez construidas, permanecen paradas y no benefician a nadie. Por ende, el hombre que invierte sus ahorros en un negocio que quiebra, perjudica a los demás tanto como a sí mismo. Si gasta su dinero -digamos- en dar fiestas a sus amigos, éstos se divertirán -cabe esperarlo-, al tiempo en que se beneficien todos aquellos con quienes gastó su dinero, como el carnicero, el panadero y el contrabandista de alcohol. Pero si lo gasta -digamos- en tender rieles para tranvías en un lugar donde los tranvías resultan innecesarios, habrá desviado un considerable volumen de trabajo por caminos en los que no dará placer a nadie. Sin embargo, cuando se empobrezca por el fracaso de su inversión, se le considerará víctima de una desgracia inmerecida, en tanto que al alegre derrochador, que gastó su dinero filantrópicamente, se le despreciará como persona alocada y frívola. Nada de esto pasa de lo preliminar.

Quiero decir, con toda seriedad, que la fe en las virtudes del TRABAJO está haciendo mucho daño en el mundo moderno y que el camino hacia la felicidad y la prosperidad pasa por una reducción organizada de aquél. Ante todo, ¿qué es el trabajo? Hay dos clases de trabajo; la primera: modificar la disposición de la materia en, o cerca de, la superficie de la tierra, en relación con otra materia dada; la segunda: mandar a otros que lo hagan. La primera clase de trabajo es desagradable y está mal pagada; la segunda es agradable y muy bien pagada. La segunda clase es susceptible de extenderse indefinidamente: no solamente están los que dan órdenes, sino también los que dan consejos acerca de qué órdenes deben darse. Por lo general, dos grupos organizados de hombres dan simultáneamente dos clases opuestas de consejos; esto se llama política. Para esta clase de trabajo no se requiere el conocimiento de los temas acerca de los cuales ha de darse consejo, sino el conocimiento del arte de hablar y escribir persuasivamente, es decir, del arte de la propaganda. En Europa, aunque no en Norteamérica, hay una tercera clase de hombres, más respetada que cualquiera de las clases de trabajadores. Hay hombres que, merced a la propiedad de la tierra, están en condiciones de hacer que otros paguen por el privilegio de que les consienta existir y trabajar. Estos terratenientes son gentes ociosas, y por ello cabría esperar que yo los elogiara. Desgraciadamente, su ociosidad solamente resulta posible gracias a la laboriosidad de otros; en efecto, su deseo de cómoda ociosidad es la fuente histórica de todo el evangelio del trabajo. Lo último que podrían desear es que otros siguieran su ejemplo.

(Los invitamos a leer el texto completo -alrededor de 22 páginas- en cualquiera de los sitios que lo han publicado en internet. En este caso lo hemos consultado en la página de Dialnet, que publicó la reproducción realizada por la Revista Colombiana de Psicología. Tomado del libro “Elogio de la ociocidad y otros ensayos”. Traducción: María Helena Rius. Edhasa, Barcelona,1986: (file:///C:/Users/Pc/Downloads/Dialnet-ElogioDeLaOciosidad-4895216%20(3).pdf )

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Claudio Dellecarbonara: “Tenemos que construir la unidad”

LCV: Este lunes los trabajadores del subte se sumaron al paro convocado por la CATT. ¿Qué recepción tuvo de la gente? porque ustedes están allí levantando los molinetes, pero al mismo tiempo conversan con las personas, con los pasajeros.

—Sí, la medida fue una medida muy positiva. Nosotros como parte de esta jornada de lucha de la CATT, decidimos liberar los molinetes. A los usuarios les explicamos cuáles son los motivos por los cuales estamos haciendo la medida, explicamos también los reclamos que tenemos, que son los reclamos en general de toda la clase obrera, en un momento muy difícil, donde desde los gobiernos hay un ataque a la línea contra las conquistas históricas de los trabajadores, contra las condiciones de vida, contra el salario, contra la posibilidad inclusive de protestar, de organizarse. Por eso nos parece muy importante, muy positiva la medida, porque nos ha permitido también un intercambio donde los usuarios entendían el reclamo, lo compartían, muchos de ellos nos decían no bajen los brazos, no aflojen, vamos para adelante, y eso es lo que tenemos que construir, ¿no? Una unidad de todo, del movimiento obrero, de los sectores populares, que somos la mayoría de la población, que tenemos la fuerza suficiente como para pararle la mano al plan de ajuste, de miseria, de represión de este gobierno.

-LCV: Cómo es la relación con la CGT?

Para eso también hay que hacer un gran debate, porque las centrales sindicales, más allá de algunas medidas un poco dispersas, sueltas, que han llamado en los últimos meses, no han hecho lo que corresponde, que es empezar a hacer asambleas, proponer un plan de lucha nacional sostenido en el tiempo, con medidas progresivas que terminen en una huelga general para poder frenarle la mano al gobierno. Inclusive estas medidas que son importantes, como la de hoy, como la del paro del 9, llegan tarde, porque tendríamos que haber hecho una gran movilización, un gran día de lucha, un gran paro nacional el día que se empezaba a tratar las Ley Bases en el Congreso. Quizá otra suerte hubiera sido la de la ley si toda la fuerza que tenemos los trabajadores la hubiéramos puesto en movimiento ese día y hubiéramos dado un mensaje potente a los diputados que estaban ahí adentro.

LCV: Me gustaría que contaras cómo fue la lucha de la CATT el lunes.

—La CATT es la confederación de los gremios del transporte que están nucleados dentro de la CGT. Nosotros hace poco tiempo fuimos invitados a participar como sindicato en la CATT. Hay una gran discusión todavía dentro de nuestro sindicato porque la forma en que hemos ingresado no es la mejor, no se han hecho todas las consultas que corresponden con nuestros compañeros, pero en principio ese debate está abierto y hemos participado en esta convocatoria porque nos parece importante demostrar la fuerza que tenemos los trabajadores de cara a la pelea que tenemos por delante. Entonces, esta confederación nuclea a los gremios del transporte, a los ferroviarios, a los compañeros de los colectivos, a los compañeros aeronáuticos, a los compañeros camioneros. Nosotros desde el subte estamos participando en estas condiciones, pero estamos participando. Y esa decisión de hacer asambleas, de hacer alguna medida preparatoria de las medidas que se vienen en los próximos días, empezando por la del jueves 9, en ese caso cada sindicato decidió cuál era la mejor medida. Algunos hicieron asambleas con afectación del servicio, otros asamblea solamente, otros tuvieron alguna otra medida, y nosotros definimos en ese marco la liberación de molinetes.

LCV: Lo de Rosario fue bastante impresionante. ¿Viste el vídeo que está circulando?

—Me llegó algo, no lo pude ver bien. Estuvimos todo el día con acciones, con actividades. Recién ahora estoy empezando a poder levantar muchos mensajes, a poder ver lo que fue pasando a lo largo del país en todo el día. Pero yo lo que te quiero decir es que hay una fuerza enorme. Nosotros los trabajadores vemos el mundo, o sea que tenemos la fuerza suficiente como para poder hacer que este ataque, que el mismo DNU, que la Ley Bases, que los despidos, los cierres, la persecución que hay, quede sin efecto. Lo que pasa es que ahí hay una responsabilidad, insisto, de los dirigentes de las centrales sindicales que durante muchas décadas anteriores permitieron que la clase obrera fuera dividida, fuera precarizada, y que ahora están de alguna manera permitiendo también que pase este plan del gobierno de Milei, porque no han llamado todavía a dar una respuesta acorde a la gravedad del ataque que estamos sufriendo.

LCV: Ustedes siempre, en cualquier plan de lucha, hablan del tema de la lucha contra el asbesto en la red. ¿Podés explicarnos en qué condiciones está eso hoy?

—Sí, nosotros tenemos un gran problema que lo descubrimos nosotros, los propios trabajadores, hace seis años, que es la presencia de un mineral cancerígeno, que es el asbesto, que está presente en las seis líneas, en todo el ámbito de la red, que está prohibido desde el año 2003, pero que sin embargo ningún gobierno, ni el nacional cuando el subte estaba bajo ese ámbito, ni el Gobierno de la Ciudad cuando se trasladó hacia este, lo retiraron. Entonces, esto pone en riesgo cotidianamente la vida de millones de usuarios, también de los trabajadores. De hecho, ya tenemos compañeros fallecidos, casi 100 compañeros afectados, y hace poco tiempo se confirmó también que hay usuarios afectados. O sea, vos viajas en el subte y además de que el servicio es muy malo, porque no hay inversión, no hay mantenimiento, no hay obras, los trenes tienen 70, 50, 40 años, son chatarra, no hay ningún tipo de previsión, no andan las escaleras mecánicas, no andan los ascensores, se caen a pedazos las estaciones, además corres el riesgo de respirar una fibra cancerígena, desarrollar un cáncer y morirte. Entonces, hace mucho tiempo que venimos dando esta pelea. Hicimos muchas medidas que lograron de alguna manera, primero hacer visible este reclamo, que la opinión pública lo conozca y que algunas cosas cambien, pero de fondo el problema todavía está presente. De hecho, nosotros tenemos atado a este reclamo el pedido de la reducción de la jornada para los trabajadores del subte, para minimizar la incidencia que tiene material cancerígeno sobre nuestra salud, para tratar de alguna manera de ganar algo de años de vida, porque lamentablemente nosotros ya tenemos una sentencia de muerte sobre nuestros cuerpos. No se sabe en qué momento ese tiempo que uno pasó respirando el asbesto puede hacer que empiece a desarrollarse un cáncer y morirse, porque no tienen tratamiento. En ese marco, con esa clase de servicio, estamos denunciando también el aumento de tarifa sideral que quieren poner en práctica, una tarifa que va a aumentar desde febrero a junio más del 700%, cuando el servicio no es ni cómodo, ni eficiente, ni seguro, y además tampoco tiene relación con los salarios de los trabajadores. No hay ningún salario en el país de los trabajadores que haya aumentado 700% en 5 o 6 meses.

LCV: En este programa cuando alguien sale por primera vez nosotros le cobramos un peaje. El peaje es una anécdota. La anécdota tiene que ver con preguntarte de qué se trató el primer trabajo que tuviste, a qué edad fue, si te acordás más o menos cuánto ganaste y en qué lo usaste.

—Mi primer trabajo fue alrededor de los ocho o nueve años. En ese momento uno no lo identificaba como trabajo, y fue lo que en ese momento se llamaba botellero, hoy sería cartonero. Salía con un carro tirado por un caballo con mi abuelo que se dedicaba a eso y trabajaba con él. El sueldo no era más que la comida del día, se ganaba para parar la olla, que en ese momento se podía pagar una olla que era un puchero, cosa inimaginable hoy por los valores de la comida. Ese fue mi primer contacto con el trabajo, cosa que está mal porque los niños no deberían trabajar, pero en una economía como la de aquel momento, mucho peor ahora, muchas familias están obligadas a hacerlo, cuando no deberían. Debería estar garantizada la salud pública, la educación pública, que todas las familias tuvieran acceso a una vivienda, que todos los trabajadores y trabajadoras tuvieran acceso a un trabajo en blanco con derecho, cosa que se puede garantizar por los recursos que tenemos en el país si empezamos a afectar las grandes fortunas, por ejemplo, empezamos a afectar a os millonarios, a los poderosos, a los terratenientes, a las multinacionales, que son las que se están beneficiando de este gobierno y que lamentablemente también han beneficiado históricamente todos los gobiernos.

LCV: ¿En qué barrio fue que empezaste de botellero de chiquito?

—En San Miguel.

LCV: ¿Después cómo siguió tu vida? ¿Estudiaste, entraste al secundario? ¿Qué hiciste?

—Sí, afortunadamente pude estudiar, terminar la primaria, terminar la secundaria con alguna materia que todavía debía y anotarme en el CBC en aquel momento. Después no pude seguir estudiando, formé mi familia, tuve hijos. Trabajos tuve muchos, la mayoría en negro, precario, mucho en gastronomía. Después terminé de rebote entrando por un aviso en el diario a trabajar en el subte, y hace casi 30 años que estoy ahí peleándola con los compañeros y las compañeras.

LCV: Cuándo fuiste elegido diputado, en el momento de jurar, ¿se te vino el pibe chiquito botellero en la cabeza? ¿Qué link hiciste entre aquella historia y ese señor que estaba jurando?

—Ese pibe está siempre presente. Lo que hacemos, o lo que hago yo particularmente, lo hacemos por la experiencia de vida. Somos producto de la experiencia que tuvimos, de las cosas que nos pasaron. Así que juré por eso, por la clase obrera internacional, por cambiar el mundo, por tener un mundo diferente, donde no exista la desigualdad, donde no exista la esclavitud asalariada en la que vivimos hoy. Está todo relacionado, no hay forma de escaparse de eso, por lo menos en mi caso.

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Silvia Rufaldi: “Quieren destruir los sindicatos”

En medio de una de las peores embestidas en contra de los derechos conquistados por los trabajadores que está llevando adelante el gobierno de Javier Milei, y durante una semana clave, con un contundente paro de la CATT, confederación que agrupa a los sindicatos ligados al transporte, seguida por una jornada de cortes de los movimientos sociales, mientras en el Senado se debate la Ley de Bases y el jueves se anuncia el segundo paro general de la CGT y el resto de las centrales sindicales, CTA-A y CTA-T junto a UTEP y sindicatos clasistas como los metrodelegados, LCV entrevistó a Silvia Rufaldi, de la Asociación de Abogados Laboralistas 7 de julio, para profundizar sobre las medidas en discusión.

Silvia Rufaldi, Abogada Laboralista

LCV: Vos formás parte de la Asociación 7 de julio, en homenaje al Dr. Roberto Centeno. Antes de entrar en temas de actualidad, contame porqué eligieron ese nombre para que la audiencia sepa que ser abogado laboralista puede ser una profesión de riesgo en nuesto país

—El doctor Centeno desapareció el 7 de julio, en Mar del Plata en donde entre el 6 y el 8 de julio fueron secuestrados varios abogados laboralistas en lo que se llamó ‘La Noche de las Corbatas”. Norberto Centeno fue uno de los autores de la ley 2744, hoy tan denostada, que es la ley de Contrato de Trabajo.

LCV: Además la saca en un momento complejo, ¿no? Porque septiembre del 74 ya era un momento difícil para la Patria y sin embargo en ese momento sacó la Ley de Contrato de Trabajo.

—Exactamente. La dictadura, un mes después, el 25 de abril del 76, modificó la ley, derogó una cantidad de artículos y modificó peyorativamente, es decir, en contra de los trabajadores. Un poco lo que quieren hacer ahora. Todos los gobiernos neoliberales vienen en la búsqueda de denostar y derogar normas protectorias del derecho del trabajo y nos persiguen a nosotros de una manera u otra. Por eso nosotros llevamos el nombre de esa luctuosa Noche de las Corbatas con la desaparición de los abogados de trabajadores. Te quiero decir algo que es interesante. Hay un libro sobre la Noche de las Corbatas y los autores de ese libro nos decían que los abogados desaparecidos ni siquiera tenían nada que ver entre ellos. Sus biografías, sus militancias no habían sido las mismas, no estaban dentro de una misma opresión. Es más, Norberto Centero no tenía ninguna vinculación con ninguna de las organizaciones revolucionarias. Todo lo contrario, había sido un peronista perseguido, había estado varias veces preso en las otras dictaduras. Pero la cuestión en común que tenían estos abogados era que eran defensores de trabajadores. Hoy la llevamos un poco mejor. A lo sumo nos dicen que somos delincuentes pero en dictadura te quitaban la vida.

Los conflictos con trabajadores estatales generalmente no son tratados por la Justicia Laboral, se los deriva al Foro en lo Contencioso y Administrativo. Y no es un Foro amigable para los trabajadores

LCV: Respecto al empleo público y la estabilidad establecida en la Constitución Nacional, en los casos donde el Estado no habilitó el ingreso a concurso, algo que pasó y que es una deuda de los últimos 40 años ¿Es viable solicitar el pase a planta permanente vía judicial en casos con antigüedad mayor a los 10 años?

—Acá hay un problema, me parece, con los estatales, que es la competencia. En la mayor parte de los casos la competencia judicial sería el fuero contencioso administrativo. Yo no tengo muchas garantías de que sea un fuero amigable con los trabajadores, porque la experiencia del anterior gobierno neoliberal, que tuvo un accionar muy parecido al de este, creo que este es mucho peor, según me informan compañeros y compañeras que son delegados en el Estado. La verdad yo no veo. Se puede plantear, todo se puede plantear, pero me parece que no es un fuero amigable para los trabajadores. Hay algunas empresas del Estado que se pueden regir por ley de contrato de trabajo y entonces va al fuero laboral, y el fuero laboral me parece que tiene como mucha más predisposición a hacerse cargo, digamos, de estos planteos. Pero el fuero contencioso administrativo la verdad que yo no lo veo muy bien.

LCV: Empiezan a llegar consultas de los oyentes. Nos pregunta María Esther de Morón: ¿Qué diferencias se encuentran entre este proyecto de reforma laboral y las anteriores propuestas de gobierno con sesgo neoliberal?

—El poder económico avanza sobre los derechos de los trabajadores. A mí me parece que esta reforma, inclusive aún cercenada en relación al DNU que está parado por la justicia laboral, es lapidario para los trabajadores. Mirá, yo te quiero quiero plantear algo que me parece muy importante. Prevé la figura del colaborador, o sea, aquella persona, trabajador independiente, lo caratula como trabajador independiente, que tiene cinco colaboradores, deslaboraliza completamente las relaciones laborales. Es decir, dejamos de tener relación de dependencia. Eso te cambia la estructura. Ahora, fíjate una cosa interesante. Dentro de un mes, si esa ley se sancionara, el gobierno podría decir “terminamos con el trabajo negro”. Lógico. El mal llamado trabajo negro, como dice el doctor Ciampa, el trabajo no registrado. “Terminamos”, y por supuesto, pero que el trabajador se olvide de vacaciones, de aguinaldo, de licencia por enfermedad, de licencia por embarazo, porque terminó la relación de dependencia.

La Ley en debate es lapidaria para los trabajadores. Con la figura de ‘Trabajador Independiente” podrán decir que terminaron con el trabajo en negro, cuando en realidad le quitaron vaciones, aguinaldo, licencias. Lo que termina es la relación de dependencia.

LCV: Me acuerdo de las jornadas en donde se institucionalizó el trabajo por factura en la época del menemismo. ¿No era esto también, el trabajo por factura monotributera?

—Bueno, sí, lo que pasa es que como eso no era legal, entonces vos tenías la opción de ir al fuero laboral y que te reconocieran un vínculo de dependencia. Sigue habiendo muchas relaciones donde los trabajadores facturan. Hasta hoy, porque aparte hoy tenemos solamente media sanción, hasta hoy son relaciones fraudulentas. Típicos los médicos, muchos los profesionales de la salud.

Sería como legalizar el fraude. Es como que digas: ‘a partir de ahora el robo no es delito’, entonces va a bajar la cantidad de robos pero porque dejó de ser ilegal

LCV: Con la factura perdimos completamente la posibilidad de estabilidad.

—Sí, pero en el caso de un despido, vos tenías la posibilidad de hacer un reclamo. Nosotros siempre decimos, lo dice la doctrina, no lo digo yo, por supuesto, que el contrato de trabajo es un contrato realidad. No importa lo que las partes quisieron decir, cómo las partes instrumenten, sino lo que sucede en la realidad. Podés facturar y tener una relación de dependencia o no tenerla. Hay situaciones en que, por ejemplo, no la tenés, pero en la mayor parte de los casos sí. Lo que pasa es que si vos legalizas el fraude, es decir, esto es lo mismo que vos me digas mirá, es que a partir de ahora el robo ya no es delito. Entonces vas a bajar la cantidad de robos qué hay pero porque dejó de ser delito.

LCV: Elena de Caballito dice: en el caso de ser intimados a jubilarnos ¿Cuánto tiempo se sigue trabajando en el puesto de trabajo?

—Mirá, por el momento seguimos el año. Yo creo que ahí si hay una modificación en relación a los trabajadores estatales, vas a tener el mismo problema si haces un planteo de tipo judicial. Si la ley se sanciona y te modifica eso, tenés que hacer un planteo judicial y plantear la inconstitucionalidad de la norma. Va a depender de a qué fuero puedas recurrir.

LCV: Muchísimos empleados públicos que cobran la mitad de su salario real, lo cobran no remunerativo. El no remunerativo es un dinero que se disfraza de un incentivo. Frente al despido, ¿Esa parte es judicializable como era antes o ahora se judicializa todo?

—¿Estamos hablando de trabajadores estatales?

LCV: Sí.

—Los trabajadores estatales no tienen indemnización. A ver, vos podés ir a hacer una petición, como te digo, en el fuero contencioso, que normalmente si tenés más de 10 años te reconoce lo que nosotros llamamos 245. Reconoce una indemnización aún a aquellos trabajadores que no estaban en planta permanente. A los que están en planta permanente por el momento no los pueden definir. Estamos hablando de los que tienen los artículos 9.

LCV: Eso tiene una claridad, pero en los contratos que yo te digo el texto dice planta permanente en carácter de transitoriedad. Es un oxymoron.

—Exactamente. Ahora, esos rubros no remunerativos, en el fuero del trabajo, por ejemplo, por eso siempre distingo los fueros, la verdad que no sé cómo está decidiendo el fuero contencioso, pero en el fuero del trabajo se considera remuneración, porque lo dice la OIT, todo lo que el trabajador reciba es remuneración.

LCV: O sea que se puede judicializar.

—Claro que sí.

Aquellos trabajadores que no estuvieron registrados por un período de tiempo, o tienen parte de su remuneración registrada y la otra no, hoy pueden obtener una sanción a su empleador. Si vos derogás esta garantía, y el empleador no tiene sanciones, es en perjuicio para el trabajador. Por ese daño se pueden seguir haciendo reclamos a la justicia

LCV: ¿Cómo se puede continuar con esto? Una de las preguntas que había por ahí decía si esto se sanciona, ¿cuál es el futuro? Yo auguro un futuro de gran trabajo para los abogados laboralistas, pero también de un enorme estrés.

—Un futuro de gran trabajo porque tenemos que hacer planteos. A ver, voy a la derogación de las multas, por ejemplo. ¿Qué son las multas? Hay algunas cosas que me gustaría desmitificar, porque a veces la gente no lo sabe y se queda con lo que le dicen en los grandes medios. Las juntas sancionan el trabajo no registrado en su totalidad o parcialmente. Es decir, aquellos trabajadores que estuvieron no registrados durante x cantidad de tiempo en la relación, que nunca estuvieron registrados, o que tienen una parte de su remuneración registrada y otra no. Muy bien. Esos trabajadores, eso es una sanción que se le pone al empleador. Vuelvo a ponerte un ejemplo. Si vos lo derogas esto es como decir no se puede cruzar un semáforo en rojo. Perfecto, pero si lo cruzo ¿qué? Ah, no tenés sanciones, ¿entendés? Entonces esto es exactamente lo mismo. Hay un clarísimo perjuicio para el trabajador. Entonces ese perjuicio estaba tarifado con la ley 24013, que proviene de un gobierno neoliberal como el de Menem. A partir de ahora, el daño se lo causas igual a un trabajador que no está registrado, que está parcialmente registrado, porque después no se va a poder jubilar de la misma manera. Entonces ese daño se puede reclamar ante la justicia, ya no tarifado, tendrás que probar que daño se le causó al trabajador. O sea que por ese lado podemos seguir reclamando en la justicia.

Quieren destruir los sindicatos para que ningún trabajador pueda increpar a un presidente

LCV: Yo creo que van a tener mucho trabajo porque la gente se va a dar cuenta que tiene que enterarse de sus derechos y defenderlos. Hay que volver a pelearla.

—Vos sabés que yo estoy recordando que estuve investigando para escribir un artículo sobre el principio de ultra actividad que el último secretario del Trabajo, porque creo que a esa altura Macri ya había degradado a Secretaría el Ministerio de Trabajo, que había dicho que la denominación del principio de ultraactividad en España había dado muy buenos resultados. Bueno, yo me puse un poco y esto no es así. No te voy a extender sobre todo lo que pasó en España porque sería muy largo, pero una de las partes que escribí en el artículo, que lo saqué de unos investigadores, es que en la Argentina vos tenés, que es contra lo que viene el poder económico, vos tenés un trabajador de la construcción que es capaz de hablarle a un presidente. No sé si te acordás de ese trabajador que lo interpeló a Macri y dijo estamos mal o hace algo, no me acuerdo exactamente la terminología que utilizó. Esto es lo que pasa en la Argentina y contra esto vienen, contra ese lugar que ocupa el trabajador. Por eso quieren destruir a los sindicatos.

LCV: Bueno una muestra de eso fue nada más y nada menos que la calle llena de trabajadores peleando por la universidad. Creo que estaría bueno tenerte de columnista cada tanto en un momento tan controversial donde una mirada clara sobre lo que va pasando medida por medida es casi una necesidad de salud.

—Para nosotros es fundamental también aclarar, que la gente sepa. Te digo una última cosita. Con el tema de la multa, por ejemplo, siempre están diciendo que nosotros los abogados nos quedamos con las multas. Desarman toda la lógica y estaría bueno volverla a armar.

LCV: ¿Cuál fue tu primer trabajo?

—En un jardín de infantes cuando era estudiante. En negro, eso sí. Sin registrar.

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