Pablo Touzón, editor de Panamá Revista y politólogo, charló con La Columna Vertebral sobre lo sucedido en las últimas semanas en Chile con el plebiscito que rechazó la nueva constitución y el reciente conflicto del presidente Boric con el embajador de Israel.
LCV: ¿Cuál fue el Chile que viste en el contexto de el antes y el después del plebiscito?
-Fue efectivamente un viaje muy interesante porque se dio este contexto. Yo llegué efectivamente el día del plebiscito, del referéndum, me quedé una semana y pudimos entrevistar con este programa a gente de los partidos y de todas las tendencias políticas, inclusive de derecha. En principio sentí una sensación de extrañamiento, en el sentido de que nadie reconocía la sociedad en la que estaba, ni los de derecha ni los de izquierda. Eso era para el observante externo muy interesante, porque están todos como auto debatiéndose. El proceso que lleva a la elección del otro día empieza con las protestas del 19, protestas que son muy masivas, muy populares, muy violenta también, y que terminan en un acuerdo de paz justito antes de la pandemia, que es el acuerdo de paz entre los partidos, en ese momento era presidente Piñeira todavía y lo firma también Boric. De los líderes del movimiento, Boric es el único que va al acuerdo, a diferencia de otros como el PC.
Lo que se puede evaluar hoy es que las protestas terminaron sobre todo por el COVID. Eso es importante porque si bien estaba la idea de una constitución nueva en mucho de los reclamos de la protesta, no era toda la protesta. Por un lado, es una idea que tenía la política para contener el proceso que estaba en las calles. Se hace después una elección y ahí se le pregunta a la gente si quiere reformar la Constitución, gana por 80 puntos y se le pregunta a la vez y si quiere sea con el método de representatividad normal, o sea, el método diputados, senadores, constituyentes, clásico, o si quiere que la mitad de esa convención constituyente para armar la constitución nueva, después de la última que era la de la época de Pinochet, si la quieren reformar con listas del pueblo. Entonces cuando empieza el proceso de reforma de la Constitución efectivamente fue bastante distinto. Fue manejable por el mismo gobierno, en el sentido de que justamente como eran listas abiertas y gente que pertenecía a movimientos sociales, que lo que defendía es que su causa esté en la constitución, pero no una especie de ordenamiento medio general.
LCV: ¿Cómo ves el futuro en Chile?
-Mira, Boric tuvo una actitud rara. Primero cuando se dio cuenta de que el proceso de la constitución se había ido de las manos, él un poco se abrió. Dijo que sí, que obviamente iba a votar apruebo y que él iba a reformar alguna de las cosas de la Constitución, porque ya estaba viendo que un poco que perdía y que se había vuelto una especie de colección de maximalismo pero que no tenía el hilo conductor de una Constitución. Por otro lado, lo digo porque es importante, se subordinaron los derechos universales sociales a los derechos particulares de género, de indígenas. Hay un problema ahí complejo, que es que las dos son de izquierda, los derechos universales y los derechos estos. Finalmente terminó priorizándose la plurinacionalidad, por ejemplo, por sobre la educación gratuita. Entonces ahí hay una cosa que es más compleja que simplemente izquierda o derecha. Hoy Boric está en un problema porque está atenazado por izquierda. Al día siguiente que fue el referéndum le coparon los secundarios algunos colegios pidiéndole ni un paso atrás cuando habían perdido por 62 puntos. Obviamente la élite quiere que le vaya mal. Entonces está como un tipo que debería reinventar la coalición que lo trajo al poder.
LCV: En el medio además le agarra así como el interruptus con cosas que tienen que ver con su militancia estudiantil y hace el papelón con el embajador de Israel.
-Yo creo que eso es para contentar justamente a los sectores movilizados, les tiene que dar algo. Efectivamente me parece que va por ahí, porque por él viene del movimiento estudiantil, si bien es como un dirigente más inteligente, por eso pudo llegar a ser presidente, no es solo un dirigente estudiantil. Entonces tiene que contentar a las bases a la vez que se abre un proceso por derecha mucho más movilizado ahora también, y que tiene un mandato, esto es importante, tiene un mandato del pueblo de reformar la Constitución, pero el mismo pueblo dijo que esta constitución no. Tiene que hacer una preconstitución igual, y más o menos hay un consenso en la política chilena hasta en algunos de derecha, no tan derecha, que sí hay que hacer una constitución nueva. El tema es que no tienen idea de cómo.