Este martes, el Colectivo Periodistas Argentinas, denunció en conferencia de prensa que ya son 19 los casos de mujeres que sufrieron el acoso de Pedro Brieger en las redacciones. Nancy Pazos, a modo de presentación dijo: “El caso en cuestión tiene nombre y apellido, pero se puede ver reflejado en otras historias.El caso se llama Pedro Brieger y vamos a presentar 19 testimonios que hemos recolectado haciendo nuestro trabajo, haciendo periodismo”, y adelantó que elaboraron un informe bajo el nombre Cultura del acoso, punto y aparte.
Luego se sucedieron las historias con las denunciantes allí presente. Dijo Agustina Kämpfer: “Tuvimos que abandonar tesis, mudarnos, renunciar, dejamos de ir a conferencias, coberturas; todo con el único fin de no volver a verlo. Él viajó por el mundo, recibió premios, condujo programas, vivió donde quiso por el tiempo que quiso. Su prestigio profesional logró enmascarar su perversión”, comparó la periodista y siguió: “Manos acercándose a partes íntimas, ataques de pánico, sus miradas libidinosas, el miedo a su repentina desnudez, las ganas de ser invisibles…De eso estuvimos hablando en las reuniones para organizarnos porque juntas somos muy fuertes, podemos hacer algo. Es la primera vez que contamos con la atención que nos prestan. Nadie quiso escucharnos antes por más que sin levantar mucho la voz lo avisamos, se lo contamos a jefes, a compañeros, lo dijimos por televisión, pero nada”.
Ayer, Laura Giussani Constenla le dedicó su intervención en el programa La Columna Vertebral-Historias de Trabajadores a este tema. La reproducimos a continuación.
Brieger y el silencio progre
Mejor no hablar de ciertas cosas fue el mandato periodístico de la semana pasada. Curiosamente, la noticia más comentada en las redes no se difundía en los medios. Perfil y el Destape fueron de los primeros en publicarla. Hasta el momento, Página 12 no hizo mención*. Las primeras en reaccionar fueron mujeres como Mariel Fitz Patrick, Romina Manguel, María O’Donell, que expresaron su repudio junto al Colectivo de Mujeres Periodistas. Eduardo Aliverti, el sábado anunció la suspensión del periodista en Marca de Radio. Palabras más, palabras menos, recordó que su programa fue pionero en una perspectiva de género y agregó: “no hay ninguna denuncia judicial. Estamos hechos mierda por lo trascendido. Repudio insoslayable más allá de la amistad y la solidaridad corporativa. Somos concientes de quienes se regodean por este escenario y le pasan las facturas por las posturas políticas de Pedro. El deberá defenderse. Con todo el dolor del alma, y acompañando a quienes decidieron hablar, no seguirá en Marca de Radio hasta que todas las cosas queden claras. Punto.”
Durante la semana, en el facebook de Marca de Radio los oyentes habían despotricado, anunciado con bloquear o escrachar a los miserables que se hacían eco de una persecusión a un periodista ‘intachable’ como Pedro Brieger. Nadie podía creerlo. Nadie quería siquiera decir de qué se trataba. Tampoco lo dijo Aliverti en su corto anuncio ¿de qué se trataba el escándalo Brieger?
Vaya un resumen de los hechos para quienes se perdieron el hilo.
El 23 de junio twitter explotó por una denuncia de acoso sexual contra Pedro Brieger, conocido periodista de internacionales, columnista de distintos medios como La Red, C5N, Página 12, Radio 10, entre otros. Un tipo ‘progre’. Fue el periodista Alejandro Alfie de Clarín quien desató el escándalo difundiendo en sus redes que cinco periodistas le aseguraron haber sido víctimas de acoso por parte de Brieger: Las denuncias incluían a una experiodista de Télam, Cecilia Guardati; Agustina Kämpfer; y tres mujeres que no se mencionaban – entre ellas una columnista de género de su propio programa de radio y una secretaria de la Universidad de Belgrano-.
El testimonio más perturbador fue el de Cecilia Guardati quien contóque cuando trabajaba en Télam, en el año 2008, fue a cubrir a Túnez la gira de la presidenta Cristina Kirchner. Brieger también estaba allí y no tenía ganas de ir a la conferencia de la entonces presidente, así que le pidió a su colega que la grabara y le acercara la grabación al hotel. “En este tipo de viajes, la habitación se transforma en una oficina, así que jamás me imaginé lo que iba a pasar después ahí. Al llegar a su habitación, veo que tenía la puerta entreabierta. Entonces, ingresé y me lo encuentro a Brieger desnudo, recostado sobre el respaldo de la cama, hablándome y tapándose con una sábana, masturbándose mientras me hablaba. Yo me fui inmediatamente y nunca más le volví a hablar”, aseguró.
¿Por qué no lo denunció entonces? Se preguntaron varios incrédulos. El episodio es más humillante que violento: no la tocó, no la violó, nisiquiera se mostró desnudo y estaba en su habitación. Ella era una joven periodista y él un tipo con cierta trayectoria y prestigio. ¿Denunciar qué y a quién?
El tema cobró relevancia cuando al animarse una se animaron otras y empezaron a hablar. “Soy uno de los casos que cuenta Alejandro Alfie . Le pedí hacerlo de forma anónima porque simplemente tenía miedo (también vergüenza). Ver que somos tantas (es increíble la cantidad de casos) y sentir un fuerte acompañamiento, me quitó el miedo y por eso estoy acá contándolo”, twitteó Leticia Martínez, periodista de El Destape, quien fue uno de los testimonios anónimos difundidos en un primer momento. Ahora se animó a dar su nombre: “Cinco chicas somos la punta del iceberg de la cantidad de mujeres que fueron víctimas de PB, con casos que arrancan desde mediados de los ’90. Me da pánico pensar cómo el miedo, la vergüenza, la manipulación, entre otras cosas, nos paralizaron tanto tiempo, pero acá estamos”, explicó.
Ya no era un periodista de Clarín, también el Destape se metía en el asunto. Los testimonios eran contundentes y de una impunidad inusitada. Libidinoso, lascivo, pajero, era lo que se decía de él por los pasillos ¿Es eso un delito? ¿Nadie lo sabía en las redacciones? Cuentan que el tipo se masturbaba delante de colegas. Hubo silencio de medios por varios día.
Como había ocurrido con el caso Alperovich, que finalmente fue condenado a 16 años. Todas saltamos de alegría ¿O no? Que la política partidaria no meta la cola en lo que hemos avanzado en estos años. Parece que retrasamos un siglo de golpe. Ahora resulta que el feminismo, y los pseudofeministas, deben callar porque el acosador no es un ‘compañero’?
No hay buenos tan buenos ni malos tan malos. Ser de izquierda no garantiza tu decencia, así como ser de derecha no implica que seas inmoral. Podés ser un gran periodista y un ser detestable. Inteligente y acosador no son contradictorios. Empieza a caer la careta del progresismo. Ese en el que el miedo sigue reinando. Mejor no hablar de ciertas cosas porque los otros son peores.
* Página 12 publicó este martes toda la conferencia de prensa del Colectivo de Mujeres Periodistas