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Planeta Giussani

Maurizio Lazzarato: “La dolarización es un delirio de Milei”

Maurizio Lazzarato, sociólogo y filósofo italiano autor de “El imperialismo del dólar” entre muchos otros trabajos sobre Capital y Estado, charló con La Columna Vertebral sobre las ideas de Javier Milei, a quien calificó como un “gran centralizador que quiere centralizar todo en la oligarquía a nivel nacional y en Estados Unidos a nivel internacional.”

LCV: En Argentina nos roban muchas cosas, también las palabras. Antes era lindo definirse como ‘libertario’ o ‘libertaria’. Ahora Milei dice ser un ‘anarco capitalista’. Vos que estudiaste la relación entre Capital y Estado, y sostenés que no hay Estado sin Capital, ni Capital sin Estado, qué pensás de este hombre que pretende apoyarse sólo en el Capital, sin Estado?

M.L: Eso es una estafa, una mentira. Él dice ‘ponemos las monedas en competencia entre ellas y la moneda que elijan los argentinos será la vencedora, es decir, el dólar. Pero esto es imposible. El dólar no funciona con el mercado como dice Milei, el dólar funciona porque hay un control férreo y centralizado de la Reserva Federal de Estados Unidos y el Pentágono. Él dice: ‘destruyamos el Banco Central de Argentina’ y quien empezará a regular la moneda será el Banco Central de Estados Unidos. No hay cambio, Argentina se convertiría en una Colonia Americana, ya no es el Banco Central que controla la economía del país sino que la controla la Federal Reserve. Si ellos suben o bajan las tasas de interés, eso influye en la situación argentina.

En realidad, lo que él quiere es centralizar, ‘altro que anarco’, quiere centralizar la economía controlada por la oligarquía. Algo que se está gestando en todos lados es la centralización en la oligarquía. El dice ‘destruyamos el Estado y el Banco Central, liberemos la fuerza productiva y la economía’. No, no libera nada porque estará la economía controlada por la oligarquía a nivel local y por los Estados Unidos a nivel internacional. La moneda nunca funcionó de ese modo. Si funcionara así, como dice él, el Capital hubiera muerto hace tiempo.

Hubo 160 crisis financieras desde los años setenta, todas fueron superadas porque había un respaldo del Estado que garantizaba los depósitos, dando créditos y asegurándose que el capitalismo no muriera.

Si tomamos las crisis del 2007 y 2008 ¿quién salvó a los bancos? La moneda soberana de Estados Unidos y el Banco Central europeo que garantizaron los créditos para que el dinero no desapareciera. Si Milei se sale de este sistema, saca solo a la Argentina, no lo puede hacer a nivel mundial, los Estados Unidos no permitirán nunca dejar de controlar su moneda. Es un discurso delirante.

El Estado es fundamental.

Más del 90% de la moneda en circulación es controlada por los bancos. El Estado controla solo un pequeño porcentaje, pero el Estado tiene una potencia que los bancos no tienen. Ningún banco puede salvarse solo en un momento de crisis, no es capaz de autofinanciar una quiebra, solo el Estado lo puede hacer con su moneda soberana. Si en el 2007/8 no hubiese existido la Federal Reserve, ya no existiría el Estado Americano, hubiera sido una crisis enorme, peor que la del 29, una autodestrucción.

Por lo tanto, incluso desde el punto de vista capitalista es un delirio total esta cosa de crear un ‘mercado libre’ de monedas. El mercado de monedas no es para nada libre, es controlado y centralizado por los Estados Unidos.

Entiendo que en la situación de inflación de la Argentina, la gente pueda odiar al Banco Central porque siente que su dinero y sus ahorros pueden desaparecer. Pero es peligroso.

No es anarquía, es una centralización espantosa, una centralización política, económica y militar.

El problema es que la forma neoliberal que gobernó el mundo durante 40 años entró en crisis y se buscan soluciones neofascistas, autoritarias, este Milei parece un ‘anarco fascista’.

Es peligrosa esa centralización que transfiere el poder a los Estados Unidos.

El capitalismo no funciona como él dice, funciona con una moneda soberana del Estado, sin esa moneda soberana habría un derrumbe a los dos días. Los Estados Unidos no permitirían nunca eso. El dólar es su moneda y la defienden con 800 bases militares americanas distribuidas por el mundo. Si tocás el dólar ellos te declaran la guerra.

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Planeta Giussani

Cómo te extrañamos, León!

A poco de entrar en su mes de nacimiento y muerte, hoy rendiremos homenaje a un verdadero León, y no a ese que de tanto robar ideas nos ha despojado de una de nuestras más bellas palabras: ‘Libertad’; y de su derivación romántica, la que denomina a los queridos ‘libetarios’. Frente a ese atribulado León de cartapesta que nos gobierna, en estos tiempos oscuros de ignorancia sublime, se lo extraña más que nunca. Estamos hablando de León Rozitchner, a poco de cumplirse cien años de su nacimiento, el 24 de septiembre de 1924. Quien murió también en septiembre pero de 2011, y fue uno de los grandes pensadores argentinos del siglo XX. Por suerte, para él, y desgracia nuestra, dejó este mundo apenas entrado el siglo XXI.

Decíamos que vivimos en tiempos de ignorancia. Veamos qué decía Rozitchner al respecto:

“La ignorancia no es un no-saber cualquiera, pues se puede “saber” mucho, tener “conocimientos” y ser radicalmente ignorante. Porque la ignorancia es un no saber fundamental, que desconoce aquel sentimiento desde el cual todo saber verdadero se forma: el saber del sufrimiento del otro como propio, la compasión, es decir el padecer y sentir al otro en nuestro propio cuerpo. Este saber fundamental se manifiesta en todo lo que el hombre produce con la mano, hacedora de cosas, y con la lengua, hacedora de ideas. Los explotadores del cuerpo de los otros en el trabajo de la vida cotidiana, creen que sus lenguas, separadas en sus delicados cuerpos del trabajo que los demás con sus manos hacen por ellos, expresa una riqueza propia, una distinción del alma que los sometidos y expropiados no tienen. Son los propietarios de la palabra. Pero sus cuerpos están divididos y deben acallar lo que han delegado en las manos callosas. No sufren porque el otro, siempre negro o indio, trabaje la naturaleza para que los Doctores preserven la ciencia que destilan los suyos. (…)

Así lo definía Rozitchner en un libro que tenía el significativo título de El triunfo de un fracaso ejemplar. Dedicado a Simón Rodríguez y su filosofía de la emancipación. Otro gran pensador apenas recordado, nacido en 1769, autodidacta socialista, tutor y maestro de Simón Bolivar en su infancia. A quien se define como Educador, filósofo, político,tipógrafo y prócer venezolano. Libro publicado a un año de su muerte por la Biblioteca Nacional, dirigida en ese entonces por otro irremplazable como Horacio González, el último rugido de nuestro León que no llegó a ver la luz con su autor en vida.

En ese libro, hay un capítulo que tiene otro hermoso título: Pintar con las palabras. En donde se recupera el ideario de Simón Rodríguez al entenderse que la historia de la humanidad es una construcción colectiva y que los desheredados de la tierra son la base de nuestra cultura. Tal como lo explica en el siguiente párrafo:

“El Pueblo tiene en su pobreza un saber que los distinguidos no poseen: el de su resistencia, adquirida de un modo diferente en la vida cotidiana. Un saber que debe pasar de las manos a la propia cabeza…La libertad personal sólo sirve (al decir de Simón Rodríguez) “para eximirse de toda especie de cooperación al bien general”; es decir como si no descansara en el aprovechamiento y la exclusión de la libertad también “personal” de la gente del pueblo. Eso les permite aparecer como si fueran “independientes”. Pero sin embargo, la verdad de esta libertad individual oculta en el goce separado la trampa material, el aprovechamiento de los cuerpos ajenos sobre los que recae la carga de la producción, el fracaso y la muerte. Esto es lo que nos muestra ese segundo principio que acompaña siempre, necesariamente, al primero: el derecho de propiedad.” Para qué sirve este derecho según Simón Rodríguez?: para “convertir la USURPACION en posesión (…) la posesión en propiedad y, de cualquier modo, GOZAR con prejuicio de terceros (…) a título de legitimidad (y la legitimidad es un abuso tolerado)”.

En tiempos en los que el insulto es regla y el razonamiento se convirtió en un inservible ocio para los poderosos, bien vale rescatar el esfuerzo realizado durante siglos por quienes sintieron la necesidad de comprender el sentido de las cosas, de la vida y sus sociedades.

Si se preguntan por qué hoy, entrando a septiembre, días antes del verdadero aniversario, por qué se me ocurrió rescatar la memoria de alguien a quien no conocía pero alimentaba las ideas de todos y todas, bueno, fue culpa de Cristián Sucksdorf quien compartió una invitación que hago extensiva a nuestros oyentes: Con motivo del centenario del nacimiento del filósofo argentino León Rozitchner, la cátedra de la que fue fundador, llamada ‘La Construcción histórica de la subjetividad moderna’ en la carrera de Sociología de la UBA, los invita a participar de las II jornadas León Rozitchner, contra la servidumbre voluntaria, que se desarrollarán con modalidad presencial los días 21 y 22 de octubre de 2024, en la Facultad de Ciencias Sociales de Capital Federal, Santiago del Estero 1019.

No digan que no les avisé con tiempo para averiguar. Puede ser un banquete de ideas, algo que andamos necesitando, sin dudas. Y, quién sabe, quizás tanta palabrerío fue una excusa para escuchar este hermoso tema de Calle 13, llamado: Así de grandes son las ideas. Salú!

Columna de Laura Giussani Constenla, emitida el 2 de septiembre de 2024 en larz.com.ar . “La Columna Vertebral-Historias de Trabajadores”

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Ambiente

Planeta Giussani/El fuego y sus memorias

Esta semana, queridos planetarios, solo fuego hubo en mis ojos. Imágenes oníricas y pensamientos flamígeros. La tierra en llamas, almas desesperadas, sirenas y silencio. La memoria que arde, también, en recuerdo de otros fuegos soplados por otros vientos.

Pocos símbolos más fuertes que el fuego. Elemento casi mágico que hipnotiza las miradas, calienta el corazón, seduce y mata. Señor de la luz, dueño de la vida y la muerte. Considerado como un don divino, el sol en la tierra, venerado en casi todas las mitologías. Elegido por muchos para expiar nuestros pecados, purificar el alma, muerte que precede el renacimiento, mediador entre la naturaleza y la cultura, entre el cielo y la tierra. El fuego como advertencia y castigo. Hogueras de brujas todavía ardiendo por el miedo de una sociedad ciega, sorda y muda.

Leo en un excelente artículo titulado “El fuego y su mágico simbolistmo”, escrito por Sofía Gómez en la revista Vagabunda de México: “El fuego es una ensoñación mágica, escurridizo en su estado original. Ha cautivado al humano desde que lo conoce. Es suficiente con apagar la luz eléctrica y encender una vela para sentir su efecto en cualquier espacio y tiempo. La llama, dice Bachelard, es un fuego húmedo, líquido ardiente. Un reloj de arena que corre hacia lo alto. Más liviana que la arena, que se desmorona, la llama constituye su forma como si el tiempo mismo estuviera siempre ocupado.Esta convoca a los sueños de la memoria.

Una vez más, Córdoba se erige en representación involuntaria de esa simbología. Córdoba, la docta. La iluminada por la luz de la razón. Pero también Córdoba, la del cordobazo que encendió tantos fuegos como pudo y logró derrotar a uno de los mostruos que gobernaron nuestro país. Decía Agustín Tosco de aquellas históricas jornadas: “En las fogatas callejeras arde el entreguismo, con la luz, el calor y la fuerza del trabajo y de la juventud, de jóvenes y viejos, de hombres y mujeres. Ese fuego que es del espíritu, de los principios, de las grandes aspiraciones populares, ya no se apagará jamás.

Parece que hay fuegos y fuegos, o fuegos y fueguitos, al decir de Galeano. O quizás simplemente ocurre lo que un físico del siglo dieciocho demostró: por más que lo intentes es imposible reunir las llamas de dos velas. Cada quien brilla por sí mismo.

El ya mencionado Gastón Bachelard, filósofo francés del siglo XX, obsesionado por el fuego, escribió un libro titulado “Psicoanálisis del fuego” y otro llamado “La llama de una vela” en donde dice: “La bujía eléctrica no nos permitirá nunca los sueños de aquella lámpara viviente, que con aceite,  hacía luz. Hemos entrado en la era de la luz administrada. Nuestro único papel consiste en dar vuelta a una llave. No somos más que el sujeto mecánico de un gesto mecánico. No podemos aprovechar este acto para constituirnos, con legítimo orgullo, en el sujeto del verbo iluminador”.

El sueño de la razón produce monstruos” pensaba y pintaba Goya entrando a un nuevo siglo. El siglo de las luces, aquel ochocientos en el que creíamos en la luz como el resplandecer de un nuevo mundo. Y un nuevo mundo nacía pero los monstruos no se espantaban con su luz, simplemente crecían al calor de otros fuegos.

En fin, esta semana, queridos planetarios, también hubo humo en mis ojos. Cómo ver la realidad entre tanta niebla?

Mientras en Córdoba la desesperación de una lucha desigual frente al fuego que ya había arrasado miles y miles de hectáreas y se acercaba a las casas de los vecinos que resistían a pura voluntad con la poca agua que tenían a mano, y gritaban frente a las cámaras de televisión “es intencional, es intencional”, y no culpaban a Dios ni al cambio climático, más bien al saqueo de nuestras materias primas que necesita una carretera para llegar a buen puerto, o a negocios inmobiliarios, y señalaban al gobierno nacional y provincial por tanto abandono reclamando la declaración urgente de una “emergencia nacional”; el gobernador de la provincia, Martín Llaryora, sostenía que quienes lo critican “quedan como unos boludos”; y el ministro de Turismo, Medio Ambiente y Deportes, Daniel Scioli, no hablaba ni explicaba porqué la Ley Bases eliminó el fideicomiso para la administración del Fondo Nacional de Manejo del Fuego y no sólo éso, su presupuesto se había subejectutado, gastando apenas un 25% de lo asignado; y Mercedes Ninci, quien vio cómo su casa de infancia era devorada por el fuego increpaba a la Ministra de Seguridad por la compra de aviones militares y no hidrantes; mientras todo esto ocurría, Milei se paseaba sonriente por Nueva York, tocaba la campana de la bolsa, y se sentía un héroe del anarcocapitalismo global, su ministra de relaciones exteriores, la Sra. Mondino, anunciaba con orgullo que nuestro país votaría en contra del llamado “Pacto de Futuro” propuesto por la ONU como un manifiesto de buenas intenciones para frenar el desarrollo no sostenible y todos los desafíos ambientales y digitales que se nos vienen encima. No, no, no, Argentina será libre y tendrá “alas para volar” twiteó la ministra sin sonrojarse, y agregó con la pomposidad habitual de su gobierno, que en la primera reunión del presidente Milei en Naciones Unidas, “Argentina será un Faro de Libertad”.

Un Faro. Luz cegadora que no le dejó ver lo que cualquier habitante de Punilla, Traslasierra o Calamuchita tenía en claro: “este es un incendio anunciado”. En realidad, desde el 2020 se suceden año tras año estas catástrofes en la sierras cordobesas. Esta fue la más feroz, y lleva semanas expandiéndose.Roberto Schreiner, vocero de la Secretaría de Gestión de Riesgos de Córdoba expresó su desconcierto: “Tiene una dinámica extraña todo esto y estamos intentando adaptarnos a los cambios”.

En un testimonio tomado por el diario Clarín, un vecino parece tener las cosas más claras y dijo, simplemente: “Hace tres semanas que vienen prendiendo fuego y sabemos que son intencionales. Se quemaron zonas donde quieren construir autovías y donde quieren instalar negocios inmobiliarios. Necesitamos que sea declarada reserva intangible. El bosque nativo hay que cuidarlo”.

Por ahora, la policía detuvo a dos hombres sospechosos de haber provocado los incendios en la zona de Punilla, ya que fueron encontrados con bidones de combustibles en lugar de agua.

Así enfrentamos una nueva semana. Conmovidos por la resistencia de una población que enfrenta una cordillera de llamas que nada tienen que ver con la purificación. Llamas provocadas por seres demasiado terrenales, de magia aquí no queda nada. Sólo queda saber quién está prendiendo el fuego y sobre quienes caerá el castigo.

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LCV

Planeta Giussani/Estados peligrosos

Mis queridos planetarios, aquí estoy, abrumada con las cosas que pasan en ambos lados del río. No es fácil decidir por dónde empezar. Un hilo de ideas me fue llevando de Argentina a Uruguay y del pasado al presente en un viaje casi lisérgico. Todo empezó por un posteo en las redes.

Gracias a un amigo de facebook miembro del maravilloso grupo Basureros con Estilo, quien pidió ayuda para reconstruir la historia de los linyeras y los crotos (dicho sea de paso, hay otro grupo, Mundo Croto que también es fantástico) me vengo a enterar de cosas que desconocía.

Por ejemplo que hace muchos años había estancias que lindaban con algún camino o ruta en donde construían una suerte de casillas (de material) denominadas “croteras” que tenía el único objetivo de darle cobijo a los llamados “linyeras” que eran vistos simplemente como caminantes sin rumbo ni dinero. Gente que se desplazaba a pié o colándose en algún tren, quedándose por breves períodos por el camino, llevando como equipaje apenas una muda de ropa básica. Dicen que de ahí viene su nombre, de ‘lingerie‘, palabra francesa que haría referencia a la ropa interior que llevaban en sus pequeños atados en donde apenas cabía eso y alguna olla, cubiertos, mate y bombilla. Nadie parecía tenerles demasiado miedo así que los recibían de buen gusto en sus croteras, considerando que solo se trababa de hombres libres de toda libertad.

El grupo basureril estalló. De pronto empezaron a compartirse mil historias. Una de ellas la de Cachilo, de Rosario, cuyo nombre verdadero era Higinio Alberto Maltaneres, nacido en 1927 quien fue trabajador del correo y luego llegó a tener un negocio propio, hasta que un día de 1979 decidió ser linyera, llamarse Cahilo, y dedicarse a escribir versos en las paredes y graffitties varios. Su paso era advertido por todos, no sólo por el ruido que hacían las latas que tenía atadas por un cordel a sus pies, sino porque la falta de higiene hacía que su olor se sintiera a lo lejos. No era muy querido por su mal carácter por los vecinos, pero a principios de los años noventa atrajo la atención de escritores, pintores, semiólogos y críticos de arte. Hubo libros, ensayos y documentales sobre su vida y su arte. Murió a los 64 años de edad en la vereda del Instituto de Previsión Social de Rosario. El Concejo deliberante lo distinguió post mortem por “artista distinguido de la ciudad”.

Andaba yo encantada con la historia del buen Cachilo rosarino o de “Narducho“, mítico linyera de Santos Lugares en los años 50′, cuando recordé que esta año había empezado con un escandalete en Uruguay porque a pedido de los empresarios del lugar, en Maldonado, Punta del Este, la intendencia decidía reflotar una ley votada en 1941, ya en desuso, llamada “Ley de Vagancia”. Esta añeja ley explicaba entre sus considerandos, para ser más precisa en el artículo uno del Capítulo 2 llamado “Estados peligrosos”, que: “Podrán ser declarados en estado peligroso las personas de ambos sexos, mayores de 21 años, comprendidas en las categorías que enuncia el artículo 2.o, cuando su conducta y su estado psicológico y moral, anteriores y actuales, evidencie que representan un peligro social.”

Leí varias veces esta definición Estados Peligrosos -hermoso título ¿verdad?- y una definición tan amplia que bien podríamos adjudicársela a más de un político, hasta al mismísimo presidente ¿no? Quién puede ser un peligro social más grande, y no solo él. Bastaba ver su tribuna libertaria en el congreso cuando presentó el presupuesto, algunos con ojos tan desorbitados que daban miedo, todos vestidos iguales como robots creados por Elon Musk -el más villano de los villanos que ahora parece que quiere desembarcar en Brasil más a la derecha de Bolsonaro-, robots con riguroso traje celeste y corbata, que vivaban a voz en cuello a quien se presentaba como un emperador, por algo una de sus citas preferidas fue a Cicerón.

Javier Milei entra altanero al Palacio, camina con bastón de mando, y tiene un discurso inapelable, cerrado, absoluto. Me sorprendió un periodista de La Nación quien dijo que la presentación del presupuesto nacional fue equivalente a los discursos en el patio de las palmeras de Cristina. Supongo que no lo decía por los contenidos sino por el apoyo incondicional de su clac.

Confieso que al escuchar al presidente, tan sólido, tan economista él, podía entender porqué todavía había gente que lo apoyaba. Sus dichos tenían lógica, o parecían tenerla. Nosotros, pobres ciudadanos escuchadores que apenas sabemos sumar -como el pobre alumno Martínez que fue regañado en cadena nacional por el ‘doctor Milei’- permanecíamos hipnotizados con tanta sabiduría. Hasta que me dí cuenta de qué es lo que fallaba en esa lógica, nada menos que el punto de partida.

Lo que generalmente se llama sofismo: una falsedad de inicio sobre la que se construye un pensamiento lógico inclaudicable. Cuál era esa mentirilla? Que el mundo gira en torno a un valor más absoluto que la vida misma: la propiedad privada.

Perdón, ya me estoy yendo por las ramas.Otro día nos ocuparemos de ese detalle y la razón de ser de la economía.

Ahora volvamos a los ‘estados peligrosos’. Si bien la decisión de meter presos a quienes sean un riesgo social podría resultar seductora si se tratase de los dementes del Palacio, está claro que la ley de Vagancia reflotada por los ricachones esteños no se dirigía a los señores con poder, más bien todo los contrario -como casi todas las leyes- en esta ocasión abría las puertas para que cualquier croto o linyera fuera detenido o expulsado del municipio por molestar con sus trastos en la calle. Su sola presencia ya era un disturbio al orden público así que jueces y policías debían cumplir con el protocolo correspondiente. Afuera! Diría Milei.

Hasta acá una antipática decisión de una intendencia ante la presión de la gente de bien, que como todo el mundo sabe, son los empresarios, y en el caso de Punta del Este, imagino que muchos de ellos argentinos.

Montevideo, Uruguay. Persona en situación de calle. Hoy un policía puede determinar que está loco. Foto:Maria Ines Hiriart.

Pero el tema fue más allá cuando hace apenas un par de semanas, el 25 de agosto de 2024, entró en vigencia una modificación a la conocida como “Ley de internación compulsiva”. Que amplía el concepto de hospitalización involuntaria a personas en situación de calle que tengan su ‘capacidad de juicio afectada por problemas psiquiátricos o de consumo de sustancias psicoactivas’.

El cambio sustancial de esta nueva ley es que elimina la necesidad de que sea un médico especializado (psiquiatra) quien revise a las personas para dictaminar su internación, sosteniendo la imposibilidad de contar con esa atención debido a la escaces de psiquiatras. Con 74 votos afirmativos y nueve negativos en Diputados, la modificación generó diferencias a la interna del Frente Amplio (FA), que en un principio rechazó unánimemente el cambio, y luego de la discusión cambió su postura y votó dividido.

Una fractura en las convicciones de Frente Amplio que empieza a tornarse habitual. Recordemos que en octubre son las elecciones y se plebiscitará una reforma constitucional propuesta por el PIT CNT por la cual los derechos de los jubilados no pueden ser modificados según el gobierno de turno y deben cobrar por lo menos un salario mínimo, además de anular el sistema previcional privado. Algo lárgamente exigido por el Frente Amplio pero que en este caso, y frente a unas elecciones en las que tienen posibilidad de ganar, no estiman que sea conveniente. Igual, bienvenga el debate, una discusión de fondo que por el momento acá no implica tirarle gases a viejos y niños, jóvenes, mujeres y hombres. El futuro lo decidirán las urnas.

En fin, me quedo con cierta nostalgia por esas gentiles ‘croteras’ para vagos, en lugar de las internaciones compulsivas de hoy. Así como la necesidad de prestar atención a las palabras. Mis locos no son tus locos.

Si pudiera elegir, ya saben a quien metería preso por ser un peligro para la sociedad. Pero las leyes no están pensadas para ellos. Los que terminan presos suelen ser los desesperados, pobres de toda pobreza, a quienes le han robado hasta esa romántica aventura de echarse a andar por los caminos y cantar a voz en cuello, como lo hacía Antonio Tormo allá por los años 30: “Linyera soy”.

Columna de la sección Planeta Giussani, emitida el 16 de septiembre de 2024 por larz.com.ar.

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