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Claudio Dellecarbonara: “Tenemos que construir la unidad”

LCV: Este lunes los trabajadores del subte se sumaron al paro convocado por la CATT. ¿Qué recepción tuvo de la gente? porque ustedes están allí levantando los molinetes, pero al mismo tiempo conversan con las personas, con los pasajeros.

—Sí, la medida fue una medida muy positiva. Nosotros como parte de esta jornada de lucha de la CATT, decidimos liberar los molinetes. A los usuarios les explicamos cuáles son los motivos por los cuales estamos haciendo la medida, explicamos también los reclamos que tenemos, que son los reclamos en general de toda la clase obrera, en un momento muy difícil, donde desde los gobiernos hay un ataque a la línea contra las conquistas históricas de los trabajadores, contra las condiciones de vida, contra el salario, contra la posibilidad inclusive de protestar, de organizarse. Por eso nos parece muy importante, muy positiva la medida, porque nos ha permitido también un intercambio donde los usuarios entendían el reclamo, lo compartían, muchos de ellos nos decían no bajen los brazos, no aflojen, vamos para adelante, y eso es lo que tenemos que construir, ¿no? Una unidad de todo, del movimiento obrero, de los sectores populares, que somos la mayoría de la población, que tenemos la fuerza suficiente como para pararle la mano al plan de ajuste, de miseria, de represión de este gobierno.

-LCV: Cómo es la relación con la CGT?

Para eso también hay que hacer un gran debate, porque las centrales sindicales, más allá de algunas medidas un poco dispersas, sueltas, que han llamado en los últimos meses, no han hecho lo que corresponde, que es empezar a hacer asambleas, proponer un plan de lucha nacional sostenido en el tiempo, con medidas progresivas que terminen en una huelga general para poder frenarle la mano al gobierno. Inclusive estas medidas que son importantes, como la de hoy, como la del paro del 9, llegan tarde, porque tendríamos que haber hecho una gran movilización, un gran día de lucha, un gran paro nacional el día que se empezaba a tratar las Ley Bases en el Congreso. Quizá otra suerte hubiera sido la de la ley si toda la fuerza que tenemos los trabajadores la hubiéramos puesto en movimiento ese día y hubiéramos dado un mensaje potente a los diputados que estaban ahí adentro.

LCV: Me gustaría que contaras cómo fue la lucha de la CATT el lunes.

—La CATT es la confederación de los gremios del transporte que están nucleados dentro de la CGT. Nosotros hace poco tiempo fuimos invitados a participar como sindicato en la CATT. Hay una gran discusión todavía dentro de nuestro sindicato porque la forma en que hemos ingresado no es la mejor, no se han hecho todas las consultas que corresponden con nuestros compañeros, pero en principio ese debate está abierto y hemos participado en esta convocatoria porque nos parece importante demostrar la fuerza que tenemos los trabajadores de cara a la pelea que tenemos por delante. Entonces, esta confederación nuclea a los gremios del transporte, a los ferroviarios, a los compañeros de los colectivos, a los compañeros aeronáuticos, a los compañeros camioneros. Nosotros desde el subte estamos participando en estas condiciones, pero estamos participando. Y esa decisión de hacer asambleas, de hacer alguna medida preparatoria de las medidas que se vienen en los próximos días, empezando por la del jueves 9, en ese caso cada sindicato decidió cuál era la mejor medida. Algunos hicieron asambleas con afectación del servicio, otros asamblea solamente, otros tuvieron alguna otra medida, y nosotros definimos en ese marco la liberación de molinetes.

LCV: Lo de Rosario fue bastante impresionante. ¿Viste el vídeo que está circulando?

—Me llegó algo, no lo pude ver bien. Estuvimos todo el día con acciones, con actividades. Recién ahora estoy empezando a poder levantar muchos mensajes, a poder ver lo que fue pasando a lo largo del país en todo el día. Pero yo lo que te quiero decir es que hay una fuerza enorme. Nosotros los trabajadores vemos el mundo, o sea que tenemos la fuerza suficiente como para poder hacer que este ataque, que el mismo DNU, que la Ley Bases, que los despidos, los cierres, la persecución que hay, quede sin efecto. Lo que pasa es que ahí hay una responsabilidad, insisto, de los dirigentes de las centrales sindicales que durante muchas décadas anteriores permitieron que la clase obrera fuera dividida, fuera precarizada, y que ahora están de alguna manera permitiendo también que pase este plan del gobierno de Milei, porque no han llamado todavía a dar una respuesta acorde a la gravedad del ataque que estamos sufriendo.

LCV: Ustedes siempre, en cualquier plan de lucha, hablan del tema de la lucha contra el asbesto en la red. ¿Podés explicarnos en qué condiciones está eso hoy?

—Sí, nosotros tenemos un gran problema que lo descubrimos nosotros, los propios trabajadores, hace seis años, que es la presencia de un mineral cancerígeno, que es el asbesto, que está presente en las seis líneas, en todo el ámbito de la red, que está prohibido desde el año 2003, pero que sin embargo ningún gobierno, ni el nacional cuando el subte estaba bajo ese ámbito, ni el Gobierno de la Ciudad cuando se trasladó hacia este, lo retiraron. Entonces, esto pone en riesgo cotidianamente la vida de millones de usuarios, también de los trabajadores. De hecho, ya tenemos compañeros fallecidos, casi 100 compañeros afectados, y hace poco tiempo se confirmó también que hay usuarios afectados. O sea, vos viajas en el subte y además de que el servicio es muy malo, porque no hay inversión, no hay mantenimiento, no hay obras, los trenes tienen 70, 50, 40 años, son chatarra, no hay ningún tipo de previsión, no andan las escaleras mecánicas, no andan los ascensores, se caen a pedazos las estaciones, además corres el riesgo de respirar una fibra cancerígena, desarrollar un cáncer y morirte. Entonces, hace mucho tiempo que venimos dando esta pelea. Hicimos muchas medidas que lograron de alguna manera, primero hacer visible este reclamo, que la opinión pública lo conozca y que algunas cosas cambien, pero de fondo el problema todavía está presente. De hecho, nosotros tenemos atado a este reclamo el pedido de la reducción de la jornada para los trabajadores del subte, para minimizar la incidencia que tiene material cancerígeno sobre nuestra salud, para tratar de alguna manera de ganar algo de años de vida, porque lamentablemente nosotros ya tenemos una sentencia de muerte sobre nuestros cuerpos. No se sabe en qué momento ese tiempo que uno pasó respirando el asbesto puede hacer que empiece a desarrollarse un cáncer y morirse, porque no tienen tratamiento. En ese marco, con esa clase de servicio, estamos denunciando también el aumento de tarifa sideral que quieren poner en práctica, una tarifa que va a aumentar desde febrero a junio más del 700%, cuando el servicio no es ni cómodo, ni eficiente, ni seguro, y además tampoco tiene relación con los salarios de los trabajadores. No hay ningún salario en el país de los trabajadores que haya aumentado 700% en 5 o 6 meses.

LCV: En este programa cuando alguien sale por primera vez nosotros le cobramos un peaje. El peaje es una anécdota. La anécdota tiene que ver con preguntarte de qué se trató el primer trabajo que tuviste, a qué edad fue, si te acordás más o menos cuánto ganaste y en qué lo usaste.

—Mi primer trabajo fue alrededor de los ocho o nueve años. En ese momento uno no lo identificaba como trabajo, y fue lo que en ese momento se llamaba botellero, hoy sería cartonero. Salía con un carro tirado por un caballo con mi abuelo que se dedicaba a eso y trabajaba con él. El sueldo no era más que la comida del día, se ganaba para parar la olla, que en ese momento se podía pagar una olla que era un puchero, cosa inimaginable hoy por los valores de la comida. Ese fue mi primer contacto con el trabajo, cosa que está mal porque los niños no deberían trabajar, pero en una economía como la de aquel momento, mucho peor ahora, muchas familias están obligadas a hacerlo, cuando no deberían. Debería estar garantizada la salud pública, la educación pública, que todas las familias tuvieran acceso a una vivienda, que todos los trabajadores y trabajadoras tuvieran acceso a un trabajo en blanco con derecho, cosa que se puede garantizar por los recursos que tenemos en el país si empezamos a afectar las grandes fortunas, por ejemplo, empezamos a afectar a os millonarios, a los poderosos, a los terratenientes, a las multinacionales, que son las que se están beneficiando de este gobierno y que lamentablemente también han beneficiado históricamente todos los gobiernos.

LCV: ¿En qué barrio fue que empezaste de botellero de chiquito?

—En San Miguel.

LCV: ¿Después cómo siguió tu vida? ¿Estudiaste, entraste al secundario? ¿Qué hiciste?

—Sí, afortunadamente pude estudiar, terminar la primaria, terminar la secundaria con alguna materia que todavía debía y anotarme en el CBC en aquel momento. Después no pude seguir estudiando, formé mi familia, tuve hijos. Trabajos tuve muchos, la mayoría en negro, precario, mucho en gastronomía. Después terminé de rebote entrando por un aviso en el diario a trabajar en el subte, y hace casi 30 años que estoy ahí peleándola con los compañeros y las compañeras.

LCV: Cuándo fuiste elegido diputado, en el momento de jurar, ¿se te vino el pibe chiquito botellero en la cabeza? ¿Qué link hiciste entre aquella historia y ese señor que estaba jurando?

—Ese pibe está siempre presente. Lo que hacemos, o lo que hago yo particularmente, lo hacemos por la experiencia de vida. Somos producto de la experiencia que tuvimos, de las cosas que nos pasaron. Así que juré por eso, por la clase obrera internacional, por cambiar el mundo, por tener un mundo diferente, donde no exista la desigualdad, donde no exista la esclavitud asalariada en la que vivimos hoy. Está todo relacionado, no hay forma de escaparse de eso, por lo menos en mi caso.

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Gildo Onorato: “Empresas recuperadas y cooperativas eléctricas cumplen un rol social imprescindible”

El jueves 2 de mayo de este año, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, presentó en la Casa de Gobierno de La Plata, el recién creado Instituto Provincial de Asociativismo y Cooperativismo (IPAC), que estará dirigido por Gildo Onorato. En esa ocasión, Kiciloff dijo: “con este instituto estamos jerarquizando las políticas públicas destinadas a un sector que tiene una larga tradición en la provincia de Buenos Aires, donde forma parte del entramado productivo y cultural de muchos de nuestros pueblos”. “El cooperativismo no es solamente un hecho vinculado a la producción, es también un instrumento que genera vínculos sociales y mejora las condiciones de vida de las y los trabajadores”.

El acto coronó una tarea que la gobernación venía llevando a cabo para proteger cooperativas y empresas recuperadas. A finales de abril la legislatura provincial aprobó y, en el mismo día, fue promulgada por el gobernador, la ley 15485 que reconoce la importancia de las empresas recuperadas y fija un plazo en el cual no podrán ser desalojadas.

Este lunes, Nora Anchart, entrevistó al flamante titular del IPAC, Gildo Onorato, para conocer los alcances de su labor en dicho Instituto y hacer una presentación pública de este funcionario de 45 años, cuyo primer trabajo fue a los 16 como pintor para juntar dinero para su viaje de egresados, estudió cuatro años de psicología, carrera que abandonó con la crisis del 2001. Su experiencia política viene de aquellos años, con los Movimientos de Trabajadores Desocupados, en el territorio, construyendo organización y atendiendo las necesidades de los vecinos con ollas populares. Hoy queda a cargo de un Instituto que puede permitirle ayudar a aquellos trabajadores que le pusieron el cuerpo a la crisis. Onorato recuerda el lema popular que dice: “En tiempos de crisis, ocupar, resistir, producir”. También está en mano de los trabajadores defender cada emprendimiento productivo.

“Antes incluso de la Ley, ya veníamos trabajando sobre la necesidad de abordar la emergencia de las empresas recuperadas. Se presentó el proyecto y primero fue aprobado en diputados y cofirmado en senadores. De esta forma tenemos casi 3 años para trabajar en los problemas de comercialización, de estructuras productivas y, sobre todo, evitar los desalojos”.

No sólo las recuperadas corren riesgo. El gobierno provincial se comprometió en apoyar a las cooperativas eléctricas que están sufriendo una embestida por la empresa CAMESA, que las están intimando a pagar una deuda producto de aumento de tarifas arbitrarios. “Esta situación fue posible gracias al DNU, actualmente vigente, y puede empeorar en caso de que se apruebe la Ley de Bases”, explica Onorato. El 30 de mayo está previsto un gran acto en la ciudad de Azul con todas las cooperativas eléctricas provinciales para escuchar los reclamos y encontrar soluciones. “Las cooperativas eléctricas no sólo son la principal fuente de empleo de muchos pueblos, también cumplen un rol social y productivo que es imprescindible”.

Te invitamos a escuchar la entrevista completa:

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Pedro Bergaglio: “Yo quiero competir, pero hagan leyes que nos permitan ser competitivos”

Hace ocho años, cuando salió por primera vez La Columna Vertebral al aire, una cosa teníamos clara: contar historias de trabajadores. “La Storia siamo noi” cantaba Francesco De Gregori, y le hicimos honor. No se puede entender la realidad si no conocemos quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos. El pasado lunes, Nora Anchart entrevistó Pedro Bergaglio, quien además de ser tesorero de la Fundación Pro Tejer, presidente de la Cámara Argentina del Sweater, cuya empresa Pyme textil se llama Tricofix S.A., es hijo de Hilario y Elsa, dos inmigrantes piemonteses, llegados al país allá por los años 1948, electricista él y modista ella.

En 1957 esta pareja de inmigrantes obtuvo los frutos de todos sus esfuerzos: nacía su primer y único hijo, Pedro, y se embarcaban en un emprendimiento laboral: tejer sweaters. Así nacía Tricofix en el barrio de Villa Luro, una pequeña empresa que por entonces era un taller que funcionaba en su casa, de tres ambientes, en donde abarrotaban máquinas y aprendían un oficio. “El primer sweater que hice tenía tres mangas”, solía recordar don Hilario. Mientras Elsa, intentaba aplicar todo el conocimiento que tenía como modista y admiradora de Coco Chanell.

Había nacido una PYME, una industria nacional que crecería al son de sus éxitos, y viviría los vaivenes de la política económica argentina que en más de una ocasión, como con la dictadura o con Menem, acorraló la producción de nuestros pequeños empresarios con una política de apertura de importaciones que los dejaba fuera de competencia.

Hoy, la Ley de Bases y el RIGI intentan echar por tierra lo que tardó décadas en construirse. “Bienvenidas sean las inversiones pero que se nos permita a los empresarios argentinos los mismos beneficios”. Bergaglio habla con vehemencia, orgullo, pasión y bronca. A fines del año pasado estaba pasando por uno de sus mejores momentos. Había renovado toda la maquinaria haciendo una gran inversión, las ventas marchaban bien, y el futuro era seductor. Hoy dice que sólo tiene aguante para resistir 45 días más de producción. No va a cerrar. No quiere cerrar. “Nunca despedimos, en 67 años, a ningún trabajador, fuimos una escuela taller del oficio, si cierra Tricofix para mí es como morir”.

¿Cómo llegamos a esta situación, con un gobierno que vuelve a repetir políticas tantas veces vistas y funcionarios que hablan de lo que no saben? “El gobierno anterior debe haber hecho las cosas muy mal”, conjetura. Una cosa tiene clara Pedro Bergaglio: “Como dijo Carlos Pellegrini: sin industria no hay Nación”.

Los invitamos a escuchar la entrevista completa, para conocer, desde adentro, un fragmento de nuestra historia.

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José Hughes: “Cuando llegó el mail diciendo que no pertenecía más a la empresa, creí que era un error. El sindicato dice que no hay nada que hacer”

El 26 de abril empezaron a llegar a distintas ciudades y pueblos los mails anunciando la ‘desvinculación por reestructuración” a 150 trabajadores del Correo Argentino. La Columna Vertebral quiso conocer la historia de vida de uno de ellos. Porque no son números, detrás hay familias, historias, geografías diversas.

Con la música de Il Postino de fondo, Nora Anchart charló con José Hughes, habitante de una ciudad de nombre mágico y un paisaje aún más mágico: Trevelin, en Chubut. Alejandro Hughes cursaba la secundaria cuando consiguió trabajar como cadete en el Correo del pueblo -“que ahora es ciudad con sus 15.000 habitantes”, aclara, “pero sigue igual de tranquilo”. Hace un año y medio había sido nombrado jefe de la oficina de 3 empleados. Llevaba 38 años de una trayectoria inapelable: nunca faltó al trabajo, salió a repartir cartas con lluvia, nieve o frío. Uno de los momentos más lindos era en Navidad, cuando padres y niños se acercaban a la oficina para entregar su carta para papá Noel. Lo que parecía que era una carrera profesional que terminaría con una jubilación en la empresa que lo conocía desde chico, se cortó de un segundo para el otro. “No podía ser, se habían equivocado”, pensó al leer el mail. Las autoridades del Correo Argentino no cambiaron con Milei, o sí. Eran los mismos, pero ya no lo parecían. La única respuesta del sindicato -ATRA- al que acudió el cartero fue: “No hay nada que hacer, están despidiendo por todos lados, no podemos hacer nada”. “Llego a pensar que ellos nos entregaron”, dice Hughes.

A continuación, esta charla entre nostálgica, encantadora y terrible, con uno de los miles de despedidos en la gestión Milei, de distintos ámbitos estatales. Alejandro Hughes todavía sueña que lo vuelvan a llamar. Aquí su historia.

(Foto de portada: abrazo de los vecinos de Trevelín a las oficinas de su correo contra los despidos)

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