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Opinión

1984, por Hernán López Echagüe

Calma, vamos, no celebren tanto, por favor, no lo hagan. No canten ni bailen. No caigan en el apresuramiento. Les puedo asegurar que unas décadas más adelante, acaso en cuarenta años, habrá un gobierno de tinte autoritario; cruel, grotesco, criminal, psicótico. Una pandilla de alienados que, a cada hora, no hará otra cosa que someter, enajenar, despreciar, hambrear, condenar, denigrar, apalear, escupir y ultrajar a toda la sociedad. Incluso a quienes lo han votado. Pandilla de aduladores de cada uno los pasos más atroces que dio la dictadura. Imaginemos por un momento a una persona diciéndonos todo eso, por caso, en el verano de mil novecientos ochenta y cuatro. Apuesto a que nos hubiésemos reído en su cara, que lo habríamos tomado como una broma de mal gusto.

Me atrevo a pensar que ni siquiera Wells, Verne, Asimov, Lovecraft, o Huxley, se habrían aventurado a imaginar y relatar un mundo de naturaleza tan pasmosa. Sí lo hizo Orwell en su libro 1984: “Te sucederán cosas de las que no te recobrarás aunque vivas mil años. Nunca podrás experimentar de nuevo un sentimiento humano. Todo habrá muerto en tu interior. Nunca más serás capaz de amar, de amistad, de disfrutar de la vida, de reírte, de sentir curiosidad por algo, de tener valor, de ser un hombre íntegro… Estarás hueco. Te vaciaremos y te rellenaremos de… nosotros”.

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Destacada

Orgullo nacional: la primera traducción de Han Kang al español se hizo en Argentina, por Martín Felipe Castagnet

La editorial argentina ‘Bajo la Luna‘ tradujo ‘La vegetariana‘ de Han Kang, la autora que acaba de ganar el Nobel, cuatro años antes que en Estados Unidos, y directo del coreano. Los argentinos tenemos que estar orgullosos de haber sido el primer país no asiático en traducir a Kang, mucho antes de que gane el Booker y que empiece su camino de premios hacia el Nobel. Ahora los derechos los tiene Penguin Random House, pero es una gran oportunidad para reconocerle a Bajo la luna su trabajo pionero en publicar literatura coreana.

Este ejemplar es la reimpresión que hicieron en el 2016 cuando ganó el Booker y empezó su segunda vida (como no podía ser de otra manera, publicado por una editorial independiente, lo compré en una librería independiente, Lu Reads).

Además de ser directa del coreano, la excelente traducción de Sun-me Yoon para ‘Bajo la luna’ es muy fiel, algo que no pasó con la posterior traducción al inglés (es una polémica muy interesante en el mundo de la traducción, hay muchos artículos al respecto, como por ejemplo https://www.theguardian.com/…/lost-in-mistranslation…).

Sun-me Yoon también tradujo la mitad de los libros de Editorial Hwarang, la única editorial argentina dedicada exclusivamente a la literatura coreana. Es egresada del Colegio Nacional de Buenos Aires y de Facultad de Filosofía y Letras UBA (¡viva la educación pública y universitaria!). Nació en Corea y emigró a Argentina cuando tenía cinco años. Fue ella quien descubrió el libro de Kang: como suele ocurrir, el traductor también hace de scout para las editoriales.

Además de Sun-me Yoon me gustaría destacar el laburo editorial en Bajo la luna de Miguel Balaguer, Valentina Rebasa y Mirta Rosenberg (nunca olvidadas), Josefina Bianchi & Oliverio Coelho que permitió publicar autores coreanos en Argentina, y hoy el de Nicolas Braessas en Hwarang.

Todo esto me parece relevante en una época donde desde el propio gobierno se bastardea la industria cultural argentina y se fomenta que todo se puede importar desde afuera. ¡No! Tenemos una tradición de pioneros y la mantenemos. Tengo el privilegio de enseñar literatura japonesa en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y desde hace mucho formo parte de varios PI+D sobre traductología e industria del libro.

Dónde se traducen los libros es importante, y que Asia pase por Argentina antes que España es más común de lo que se cree. ¿Por qué es importante dónde se traduce?

1) Por el tipo de castellano que se usa, que cambia la experiencia de lectura; 2) Porque muchas veces las editoriales argentinas hacen de “semillero” de las españolas (como las independientes de las multinacionales, como también en este caso); 3) Las editoriales españolas suelen monopolizar derechos para TODO el mundo hispano, aunque después no distribuyan en Latinoamérica o lo hagan por fortunas sin imprimir acá. Llegar primero permite revender traducciones y asegurarnos de que un libro circule por nuestro hemisferio.

En la actualidad, trabajo en un proyecto con autoras de la diáspora asiática en América y su traducción/bilingüismo: las traductoras son parte fundamental, como pasó con Minae Mizumura en ‘Adriana Hidalgo editora’ (otra autora asiática traducida por una editorial independiente argentina antes que USA y España). En los PI+D UNLP dirigidos por José Luis de Diego estudié también el rol y mecanismos de los premios literarios. No digo nada nuevo acá: el Nobel es denostado por su arbitrariedad y secretismo pero visibiliza como nadie autores por fuera de las lenguas centrales e hipercentrales.

Detrás de la internacionalización literaria (reflejada en las traducciones y los premios) casi siempre está presente el estado. Fíjense los legales de Bajo la luna y la entrevista a la traductora sobre el rol de LTI Korea, y este artículo de hace ya unos años: https://www.newyorker.com/…/can-a-big-government-push…

¿Y en Argentina?

Desde 2009 teníamos el Programa Sur, admirado y copiado por toda Latinoamérica, y este gobierno lo redujo al 10%. Hay plata para alquilar trolls y comprar aviones de guerra, pero ignoran el concepto “soft power” de los países que dicen admirar. https://www.infobae.com/…/reducen-a-un-10-el-programa…/Si algo me dice la experiencia dando clases es que las generaciones más jóvenes leen, ven y escuchan obras de Japón y Corea tanto o más que de países occidentales. Es hora de abrir los estudios más allá de ese paradigma. Hagan fuerza, reclamen, ustedes también son la academia.

(Opinión tomada del facebook del autor)

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Porqué marcho mañana, por el Prof. Federico Lorenz

Mañana, 2 de octubre, marcho contra el veto a la Ley del Presupuesto Universitario. Por eso le dicen la “marcha universitaria”, la “marcha de los universitarios” y, por supuesto, desde distintas usinas y desde el gobierno se han dedicado a descalificarla políticamente.

La marcha es mucho más que eso. Marcho contra la destrucción de la cultura y la ciencia, contra la entrega de los recursos del país, que es lo mmiosmo que entregar el futuro de nuestros hijos, contra el abandono a su suerte de los desposeídos, que no comenzó con Milei, pero lo cierto es que él y su gente han transformado esa destrucción y ese abandono en una bandera, en un objetivo. Marcho contra la retórica agresiva y excluyente que de a poco va pasando de la palabra a la acción. Marcho contra el autoritarismo, y contra el miedo y el egoísmo que de a poco se van instalando entre nosotros. Marcho contra los que se regodean en su nueva y provisoria victoria y tienen el tupé de reírse de la miseria de millones.

Pero además de marchar contra todo eso, marcho para recuperar la palabra libertad, porque nos la han robado. La libertad en todas sus formas, solidaria, la libertad como bien común, amparada y garantizada en sus derechos por un estado presente. Marcho para que la democracia, que legitimó con el voto y sus falencias esta destrucción de todo lo bueno que ha hecho, vuelva a ser pensada para que efectivamente sea la formad e construir una patria justa, libre, soberana, donde los derechos sean más que una letra impresa, sean rostros de personas felices en un país donde la gente ama y no odia, donde comparte y no crece en el resentimiento y la mezquindad.

Marcho porque tantos muertos, durante tantos años, no pueden haber sido en vano, porque las palabras tienen peso, y nada bueno puede salir de una boca que cuando dice libertad, entiende tiranía, odio, exclusión.

Nos vemos en la marcha.

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Josef K.* 2024/ Por Hernán López Echagüe

En aquel tiempo, después de los sismos que habían sufrido la razón, la cortesía y el sentido común, y de la condena a muerte del libre albedrío, caí en la cuenta de que sólo podría alcanzar algo de paz y sana cordura entregándome a un absoluto silencio. A una rigurosa renuncia a la palabra. El castigo a todo tipo de consideración acerca de lo que ocurría, o, también, a todo tipo de deseo, eran considerados dignos de desprecio y censura, de represión y encarcelamiento. La existencia sucedía a lo largo de pasillos laberínticos y estrechos que continuamente llevaban al mismo lugar: la ausencia de explicaciones. A subsuelos desprovistos de luz y entendimiento de toda naturaleza. Habían logrado infundir en el cráneo barrotes de hierro que encapsulaban recuerdos, estímulos, vergüenza. Todos éramos culpables de algo que no habíamos hecho y que en momento alguno habíamos pensado hacer. Desplomarse en la calle, extenuado por la falta de alimentación, era el resultado de una reprochable falta de entrega a la búsqueda de alimento; la desocupación, el resultado de una reprochable falta de entrega a la búsqueda de empleo. Y así por delante. Imperaban el silencio, la quietud, el adormecimiento. Nos gobernaba el aturdimiento que causa el recelo.

* Josef K. : personaje creado por Franz Kafka para protagonizar la novela El proceso, publicada en 1925. Oficinista de un banco, un día es llevado a una sala donde, sin explicación alguna, donde debe permanecer a la espera de que se produzca su proceso judicial, aunque no esté detenido.

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