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Crónica del estallido de la rebeldía en Cataluña, por Alvaro Hilario, desde Bilbao

“Lo volveremos a hacer”, advirtió el jefe de la Guardia Civil en Cataluña, general Pedro Garrido, en referencia a la represión del 1 de octubre de 2017 durante el referéndum Catalán. Lo dijo en vísperas de ser conocida la sentencia del Procés que juzga a los independentistas catalanes. El 12 de octubre, fiesta nacional española, se filtró la sentencia: 100 años de cárcel. El lunes, la publicación del fallo desató una protesta popular nunca antes vista que, una semana después, no afloja.
Barcelona arde. La policía reprime con violencia inusitada. Hay heridos y presos. Los medios radicados en Madrid, ajenos a la movilización, presentan un escenario de guerra urbana. Los partidos políticos piden más mano dura. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, obvia la existencia de un problema político de gran magnitud y no atiende a los llamados del presidente catalán, Quim Torra. En el horizonte, las elecciones legislativas de noviembre.
Venerada desde los primeros años de nuestra era, la virgen del Pilar, capitana general del Ejército español y patrona de la Guardia Civil (GC; gendarmería ), hace coincidir su festividad con la fiesta patria, el día de la Hispanidad, el 12 de octubre. Día de la España eterna. Es por ello que las diversas guarniciones de la GC acostumbran a homenajearla en los días precedentes. La comandancia de Cataluña eligió el 9 de octubre, miércoles, para desarrollar un acto de exaltación patriótica y castrense en el cuartel de San Andreu de la Barca (Barcelona). Durante el mismo, fue condecorado Javier Zaragoza, fiscal que dirigió la acusación por rebelión contra los líderes independentistas catalanes. La GC también condecoró a título póstumo al titular del Juzgado número 13 de Barcelona, Juan Antonio Ramírez, que llevó la causa principal contra el independentismo, y a la secretaria del mismo, Montserrat del Toro, quien fuera testigo en dicha causa. El general Pedro Garrido, máxima autoridad del cuerpo en Cataluña, recordó que estaban a puertas de conocer la sentencia del procés, subrayando la importancia que la GC tuvo en la investigación e instrucción de la causa y en la represión del 1 de octubre. “Lo volveremos a hacer”, dijo. “La Guardia Civil avisa en Cataluña”, tituló su nota el derechista diario madrileño “La Razón”.
La GC, policía militarizada, una gendarmería, nacida en el siglo XIX para combatir la disidencia de la época, está históricamente ligada a la represión política, a la contrainsurgencia y a las violaciones de los derechos humanos. Su prontuario en el País Vasco es siniestro. En 2000, el general de la GC Enrique Rodríguez Galindo fue condenado a 71 años de prisión por su participación en los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), el terrorismo de estado creado y dirigido por los gobiernos de Felipe González. Quedó probada su participación en el secuestro, tortura, muerte y desaparición de los refugiados vascos Lasa y Zabala. Sus restos, aparecieron en 1985, enterrados en cal viva. Fueron identificados diez años después. Galindo solo cumplió 4 años de condena.
Fiesta patria
El paracaidista que porta la enseña nacional y que debe tomar tierra frente a los reyes se estrella contra una farola de la que queda colgado.
El 12 de octubre, convocados por Ciudadanos, PP y Vox, 10.000 personas marchan en Barcelona “por la Hispanidad”. Los asistentes dan vivas a la GC. Algunos de ellos portan banderas del cuerpo armado; otros, van tocados con su característico sombrero, el tricornio. Los líderes de los partidos presentes aprovechan para hacer campaña: sin conocer la sentencia, exigen que no haya indultos para los políticos presos y que las condenas se cumplan en su integridad; exigen la intervención de las instituciones catalanas y la aplicación de la Ley de seguridad nacional ante el menor atisbo de desobediencia por parte de estas a la sentencia. El presidente del Gobierno en funciones, el socialista Pedro Sánchez, ya afirmó días antes que no le temblaría la mano para hacerlo. La fiesta nacional brilla más con victorias en caliente.
la sentencia del procés es el broche de oro al feriado patrio: 100 años de cárcel en total; más que la del golpista Antonio Tejero en 1981
Madrid acoge el desfile militar, acto central del día. El paracaidista que porta la enseña nacional y que debe tomar tierra frente a los reyes se estrella contra una farola de la que queda colgado. Los memes son instantáneos: metáfora de la deriva de España, dicen algunas voces. El protagonista del incidente y la Legión, encabezada por su mascota, una cabra, son lo más aplaudido del desfile. Pedro Sánchez abandona el evento entre viento de fondo: el nacionalismo español que él también quiere encabezar parece estar escorado hacia la derecha y tiempos pretéritos. Ya hace un año que 200 militares se manifestaron en contra de la “perversa pretensión de exhumar a Franco”, exhumación que, ordenada por Sánchez, debería materializarse en días próximos, antes de la convocatoria electoral. La selección de fútbol empata a uno frente a Noruega. Lástima.
A lo largo del día, se filtra la sentencia del procés, broche de oro al feriado patrio: 100 años de cárcel en total; penas que van de los 9 a los 13 años de cárcel que se le imponen a Oriol Junqueras, ex vicepresidente catalán, diputado y líder de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC). Las penas son más altas que aquellas a las que fueron condenados el coronel de la GC Antonio Tejero y demás protagonistas del golpe de estado del 23 de febrero de 1981.
El 15 de octubre, martes, se cumplen 79 años del fusilamiento de Lluís Companys, entregado a Franco por la Gestapo. Líder de ERC y presidente catalán, proclamó el Estado catalán en octubre de 1934.
El día anterior se publica la sentencia de modo oficial: son condenados por los delitos de malversación de fondos públicos y sedición. No hay rebelión -delito previsto para alzamientos armados- como pretendía la Fiscalía: hubo violencia, pero no fue instrumental. Rosa María Seoane, quien tan pobre imagen dio representando a la abogacía del Estado en la causa, señala en TV que su participación fue “determinante” y que de no haber ofrecido al tribunal la “alternativa de la acusación por sedición, hoy podríamos estar hablando de una sentencia absolutoria” o condenatoria solo por malversación. España parece pensar que en base a una condena por sedición le será posible reactivar la euro-orden para apresar a la pieza de caza mayor, el ex presidente catalán Puigdemont, refugiado en Bélgica.
Error: recibida la euro-orden de detención, la justicia belga lo dejaría en libertad sin fianza el viernes 18 de octubre.
Los partidos de derecha, los socialistas y los medios radicados en Madrid aplauden la sentencia o piden mayor dureza.
El mismo día se hace oficial un video institucional del Gobierno español, filtrado ya los días previos, defendiendo la democracia española; “la democracia mejor consolidada del mundo”, en palabras de Josep Borrell, ministro de Asuntos exteriores y acérrimo anti independentista. Sin mencionar a Cataluña, los ministros, en diversos idiomas, alaban la democracia española y europea, al mismo tiempo que culpan al nacionalismo de todos los males que el continente ha sufrido en los últimos 100 años. Sánchez quiere defenderse de la imagen que la sentencia da a España a nivel internacional. El sábado, la Junta Electoral Central, además, pide la retirada del video por considerarlo propaganda electoral partidaria realizada con dinero público. Barra libre.
Los partidos de derecha, los socialistas y los medios radicados en Madrid aplauden la sentencia o piden mayor dureza. El Partido Popular (PP) propone nuevas figuras penales en torno a los delitos de rebelión y referéndum ilegal; propone que sean inconstitucionales los indultos para los condenados por estos y por sedición; pide que se retire la competencia de instituciones penitenciarias que, según su presidente, Pablo Casado, el “partido socialista concedió” al Gobierno catalán, obviando que es un derecho presente en Constitución y Estatuto de Cataluña. El PP propone la recentralización que la ultraderecha mantiene como uno de sus principales ejes políticos. No hace alusión a la corrupción sistémica y sistemática de su partido. Tampoco a la precariedad y temporalidad que caracteriza al mercado laboral español, líder en desempleo en la zona euro. Tapar los problemas que preocupan a la ciudadanía con la bandera: lema con el que desde Madrid acostumbran a atacar a los nacionalismos periféricos. Ironías.
“la prisión no es la solución”, asegura el Barça en un comunicado.
Para el independentismo, para la izquierda, para los movimientos sociales e incluso para el Barcelona FC, la sentencia es un error; “la prisión no es la solución”, asegura el Barça en un comunicado. Se opina que la judicialización de un conflicto de naturaleza política no hace otra cosa que embarrar aún más la cancha
“Recortes de derechos para todos los españoles”
La semana anterior al comienzo de los hechos que se narran en esta crónica, tuve la ocasión de hablar con Benet Salellas, abogado penalista y diputado en el parlamento catalán por la anticapitalista Candidatura de Unidad Popular (CUP). En aquellos días, una muy publicitada operación policial había procedido a la detención de 9 independentistas acusados de estar preparando una respuesta de corte terrorista a la publicación de la sentencia. 7 se encuentran en prisión. Todo indica a un montaje destinado a criminalizar el independentismo y favorecer la represión y una suspensión, intervención por Madrid, de las instituciones catalanas. La aplicación del artículo 155 de la Constitución española, medida que ya tomó el anterior presidente, el derechista Mariano Rajoy, tras el referéndum de 2017.
Aunque Salellas se refería a esta última operación, la operación Judas, sus palabras marcan el objetivo político que persigue la sentencia: “Respecto a la autoría, los principios del derecho penal moderno hablan de la responsabilidad individual. Esto es básico. La responsabilidad individual por un hecho concreto. Los sistemas más autoritarios tienden a, precisamente, desdibujar estos límites y a construir modos de imputación colectivos y que no están vinculados tanto a un hecho sino, sobre todo, a una perspectiva digamos personal, a un perfil, sea este ideológico, religioso, y del que se considera que nace una cierta peligrosidad. A partir de ahí se construye un derecho penal. El ejemplo paradigmático sería la Alemania de los años 30. Entonces, los delitos políticos –muchas veces los delitos de terrorismo los ubicamos en este ámbito- se construyen mucho más desde la perspectiva ideológica y de perfil que no en base a lo que realmente ha sucedido. Yo creo que en este caso podemos encontrarnos ante una situación de este tipo”.
Joaquín Urías, ex magistrado del Tribunal Constitucional español y catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Sevilla, señaló a través de twiter que la sentencia era “errónea y peligrosa”. El 15 de octubre, martes, abundó en lo dicho en “Tot es mou”, un programa de la TV pública catalana. Por lo significativo de sus palabras, lo clarificador de lo mismo respecto a la gravedad de la sentencia, creo que merece incluir en esta crónica casi toda su breve y concisa intervención.
“La sentencia empieza bien diciendo que no hubo derechos fundamentales vulnerados y que no hubo rebelión.”
Tras señalar que las penas son desproporcionadas, abordó el tema de la peligrosidad de la sentencia emitida por el Tribunal Supremo: “Es, a mi modo de ver peligrosa para toda la ciudadanía del estado español. A partir de la sentencia de ayer nos encontramos con que es mucho más complicado ejercer el derecho de protesta, el derecho de manifestación porque, al final, con ese invento de la sedición –no han podido ir por rebelión y han ido por sedición- nos encontramos que pueden meter a una persona 9 años en la cárcel simplemente por convocar manifestaciones como la del 20 de septiembre (de 2017[i]), protestando por un registro, o, como el 1 de octubre, resistiéndose a una actuación policial. Cualquiera que se siente en el suelo y se resista a una actuación policial o que va a protestar por un acto jurídico, se dice que es un alzamiento. A mí me parece que eso crea, más allá de la injusticia que se ha cometido con los presos catalanes, un precedente muy grave en todo el estado español. Es un recorte de derechos para todos los españoles, no solamente para los presos enjuiciados”.
“los presos pueden convertirse fácilmente en rehenes de la política”
La conductora del programa le preguntó por una dura afirmación suya aparecida en prensa el día anterior: los jueces se inventan los delitos. El ex magistrado respondió así: “La sentencia empieza bien diciendo que no hubo derechos fundamentales vulnerados y que no hubo rebelión. No hubo un alzamiento que utilizara la violencia para conseguir un objetivo político. Viendo entonces que si se quedaran en la desobediencia no había una condena suficiente para lo que ellos querían, pues se inventan un delito de sedición que no existe. Esto es, la sedición no puede consistir en que se organicen manifestaciones, en que haya resistencia pasiva y en que la gente no esté de acuerdo con que la policía entre en un lugar. Eso no puede ser sedición. La sedición tiene que ser un alzamiento tumultuario. Como no hay, se han inventado un concepto de sedición que es muy grave y va mucho más allá. Fíjese que toda la sentencia descansa en el 20 de septiembre y el 1 de octubre: en personas que van a protestar delante de una consejería porque hay un registro y en personas que no dejan entrar a la policía en un colegio. Fíjense que eso puede ser ilegal: puede ser un delito de desobediencia, incluso de resistencia a la autoridad; pero decir que eso es sedición y te puede llevar 9 años a la cárcel es un despropósito. Además, es un delito que cometieron todos los que estaban allí, lo cual quiere decir que hubo dos millones de catalanes cometiendo delitos, que no es poco”.
La periodista, alarmada, le señala que con la sentencia conlleva, por lo tanto, un problema judicial amén del político: “El problema político no se resuelve y ahora se abrirá un debate en el que los presos pueden convertirse fácilmente en rehenes de la política porque ahora habrá que ver si se les autoriza permisos extraordinarios, si se les concede el tercer grado. Ahí la política va a jugar un papel en el que los presos pueden ser utilizados como elementos de intercambio. Pero es que, además, jurídicamente, lo que se ha dicho es que el Tribunal Supremo tiene la capacidad de castigar cualquier tipo de respuesta social. La idea de que la desobediencia civil pueda tener unas penas ligeras, delitos de desobediencia que no te llevan a la cárcel, que te imponen una multa, desaparece, con lo cual tenemos un problema jurídico. El Tribunal Supremo si quiere, en cualquier momento, es el que puede activar este delito y se puede reprimir con penas de cárcel muy duras cualquier hecho de ejercicio de derechos fundamentales. Efectivamente, tenemos dos problemas”.
Seis días de protestas multitudinarias
El lunes 14, miles de personas, una marea humana, se dirige, caminando por la ruta, al aeropuerto de Barcelona con la intención de bloquearlo para denunciar la sentencia y seguir internacionalizando el conflicto
Piquete aéreo. Más de 100 vuelos cancelados. No es la respuesta terrorista que pregonaba el Gobierno de Madrid.
Miles y miles de personas invaden las terminales durante horas hasta que son desalojados por las brigadas antidisturbios de las policías catalana y española. Esta última ha enviado refuerzos a Cataluña desde todo el Estado español para reprimir protestas y reclamos. Comienza otra ola de violencia policial desproporcionada contra la sociedad civil catalana. Otra después de aquella del 1 de octubre de 2017.
Impresionante huelga. Imágenes sobrecogedoras de la movilización en Barcelona. Otras marchas inundan el centro de Tarragona, Girona y Lleida.
Conscientes, como el ex magistrado Urías, de la gravedad de la sentencia, miles de personas salen a la calle en el País Vasco, Asturias, Andalucía, Cantabria, Castilla, Madrid … Las protestas se repetirán a lo largo de la semana. Al igual que en Catalunya, los cuerpos policiales responden con violencia y detenciones a los reclamos ciudadanos. Desorden público y atentado contra la autoridad son los delitos que se imputan a todos los detenidos. El ministro de Justicia, el juez Grande-Marlaska, ya ha señalado que las penas previstas para estos delitos son de 6 años de cárcel. También ha amenazado al “independentismo violento” y al “independentismo que actúa fuera de la ley” con hacer caer sobre ellos el código penal con toda contundencia. Al momento de escribir estas líneas, entre el sábado 19 y el domingo 20 de octubre, grupos de militantes antifascistas se enfrentan con la policía en el centro de Madrid. Hace pocas horas, 42.000 personas han marchado por las calles de Donostia (San Sebastián). La protesta vasca.
El miércoles, 16 de octubre, cinco marchas parten desde diferentes puntos de Cataluña. Las marchas de la libertad. Llegarán a Barcelona el viernes, en plena huelga general. Impresionante huelga. Imágenes sobrecogedoras. Una marea humana, otra más, que al llegar el acto central de la huelga convocada por sindicatos nacionalistas y anarquistas, suma 575.000 personas. Ambiente festivo, pacífico. Otras marchas inundan el centro de Tarragona, Girona y Lleida.
Criminalizar el independentismo
Las protestas también continúan de noche, pero con un cariz muy diferente. Miles de jóvenes, en grupos de cientos y, en ocasiones, de miles, recorren el centro de las cuatro capitales catalanas levantando barricadas con mobiliario urbano al que dan fuego. Aparecen, desaparecen. Juegan al gato y al ratón en mitad de un despliegue policial sin precedentes. La actuación de las policías española y catalana es brutal. Hoy, sexta noche de protesta, nuevos heridos y detenidos se suman a la larga lista. Cientos de heridos, media docena de ellos de gravedad; varios han perdido algún ojo al ser alcanzados por las pelotas y balas de goma lanzadas por los antidisturbios. Ese material está prohibido en Cataluña, pero, en fin, vale todo contra la disidencia.
la única violencia que hemos vivido ha sido la de los propios cuerpos policiales el 1 de octubre de 2017
Las protestas de la noche son muy diferentes a las que el independentismo viene protagonizando en la última década, movilizaciones multitudinarias, familieras, pacíficas y festivas. Algo muy alejado de la violencia con la que el Estado y los medios españoles siempre pretenden relacionar al independentismo, táctica ya empleada con muy buenos réditos políticos y electorales en el País Vasco. En mi conversación con el abogado y diputado Benet Salellas le recordé aquel mantra que, durante años, estuvo presente en la política vasca: sin violencia se puede hablar de cualquier tema. “Me he acordado muchas veces de esa frase. Ahora, este procedimiento (la operación Judas) se ha utilizado como argumento político para deslegitimar al movimiento independentista y para considerar que este no es un interlocutor válido. Lo que busca el Estado es encontrar los argumentos que legitimen su inmovilismo y su negativa a reconocer el ejercicio de derechos democráticos por parte de los pueblos. Ahí está la clave: el discurso de la violencia como ejercicio de deslegitimación, cuando en Cataluña la única violencia que hemos vivido ha sido la de los propios cuerpos policiales el 1 de octubre de 2017. Y esa violencia tampoco ha sido reconocida ni condenada por parte del Estado. El ejercicio de violencia acaba siendo sinónimo de disidencia, de cualquier cosa distinta al discurso del poder”.
La juventud airada
Como decíamos, las noches están, sin embargo, albergando protestas violentas protagonizadas por miles de jóvenes. Tanto la oficialidad española como la catalana (que pretende desmarcarse de los hechos acusándoles de ser infiltrados), como los medios de comunicación españoles arremeten contra ellos. La campaña de descrédito y criminalización es más terrible y burda que la que durante décadas sufrió la disidencia vasca. Una violencia comparable a la policial. La intoxicación está siempre presente y medios como “El País” y la cadena de TV “La Sexta” afirman que los protagonistas de los desordenes son anarquistas y, además, han venido ácratas de toda Europa ha participar en estos hechos vandálicos. Como durante las luchas obreras del siglo XX, una vez más, los culpables son los anarquistas.
Casi todas las emisoras de TV disponen programaciones especiales durante todas estas noches y emiten en directo los disturbios del centro barcelonés. Las imágenes de las llamas, los encapuchados, las luces de la policía son impactantes. Son ya unos días que se ha impuesto para los movileros una suerte de uniforme de trabajo: chaleco rojo y casco. Al malintencionado relato, siempre solidario con la “proporcionada” actuación policial, añaden esa imagen de reportero en el frente de Rojava o en Iraq. Un objetivo criminalizador, intoxicador y que pretende deslegitimar la respuesta que los jóvenes dan a la brutalidad que ya pusieron en marcha los medios adeptos al presidente Macron durante las protestas de los chalecos amarillos franceses.
En mitad de esta ola criminalizadora, aparecen, sin embargo, voces que les defienden y sacan a la luz las razones de esta juventud airada para dar fuego a la ciudad, para salir a la insurrección.
la única violencia que hemos vivido ha sido la de los propios cuerpos policiales el 1 de octubre de 2017
Una de estas voces es la de Carmen Rubianes, hermana del que fuera gran actor y tremendo espíritu crítico Pepe Rubianes. En una serie de tuits, Carmen señala que estos jóvenes, entre los 18 y los 25 años llevan 7 años saliendo a manifestarse “sin tirar un papel al suelo y se les ha tratado de terroristas, nazis y filoetarras, comandos, golpistas, sediciosos violentos y poco menos que asesinos”, que el voto de estos jóvenes se ha tirado a la basura en todo este tiempo, que ellos mismos y sus familias fueron brutalmente apaleados el 1 de octubre de 2017, que tienen unas condiciones laborales y unos trabajos miserables, que viven en un país donde se honra el franquismo al mismo tiempo que se basurea a sus víctimas, donde los desahucios están a la orden del día, donde la corrupción política no se persigue, donde el dinero público se emplea en rescatar a la banca y a las autopistas… “Jóvenes frustrados al ver a sus guías pacifistas en prisión por 100 años mientras violadores, ladrones y asesinos andan por las calles con total impunidad a los dos días”, dice Rubianes. Los jóvenes dicen basta.
Vicent Partal, director de “VilaWeb”, un muy interesante y exitoso medio digital catalán, titulaba su editorial del 19 de octubre, sábado, de este modo: “Basta de mentiras: son nuestros pibes, los hijos del 1 de octubre, quieren ganar y merecen nuestro apoyo”.
Partal critica que el Gobierno catalán se una al español en la criminalización de los jóvenes que encabezan la respuesta contra la violencia policial, “Una violencia policíaca que todo el mundo puede ver que ha llegado a extremos cercanos a los excesos habituales de una dictadura lo cual no es justificable en ninguna democracia para controlar el orden público”
El director de “VilaWeb” escribe con las entrañas: “Porque todos quienes hemos pisado las calles estos días y estas noches lo hemos visto: hay una generación joven que ahora está librando el combate de su vida, porque si no ganan no tendrán futuro, ni ellos ni Cataluña. Y lo quieren ganar. Y están dispuestos a hacer lo que haga falta para ganarlo”.
Reconoce que se puede discrepar de los métodos que emplean pero que, en modo alguno, se puede ir contra ellos cuando se les ha prometido una nueva vida, una vida digna, cuando han sido testigos de los apaleamientos del día del referéndum, de la tremenda respuesta cívica, tremenda respuesta cívica que, por desgracia, “no ha conseguido mover ni un milímetro la posición autoritaria del Estado español”.
En las calles de Cataluña no se pelea por el “objetivo burgués de un nuevo estado”, como se ha dicho desde ámbitos de izquierda de rancia tradición jacobina.
Culpa a Rajoy y a Sánchez de haber causado esta situación por su inmovilismo político y que la solución tiene que llegar a través de la Paz, la Libertad y la Autodeterminación. Además, añade: “Criminalizando a nuestros jóvenes el estado quiere dividirnos, separarnos entre `independentistas buenos`e `independentistas malos`. Pero lo hace con un cinismo tan grande que debería bastar para que ninguno cayese en la trampa. ¿O no recordamos que los independentistas buenos, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, se van a jugar todo su prestigio personal para frenar todo tipo de violencia y su premio ha sido la prisión? ¿Y que destino más que la prisión se piensan que les espera a quién hoy colabora con España cuando mañana España ya no le necesite? ¿Son tan inocentes? ¿Tan poca cosa se ha aprendido de octubre de 2017”.
En las calles de Cataluña no se pelea por el “objetivo burgués de un nuevo estado”, como se ha dicho desde ámbitos de izquierda de rancia tradición jacobina. En las calles, en las barricadas, se pelea en contra de un Estado español cada vez más autoritario que no cesa en reforzar su formidable legislación contra todo tipo de disidencia, desde raperos a presidentes del Gobierno catalán. Un Estado español donde la precariedad y la temporalidad, los contratos chatarra, son las principales características del mercado laboral; que el desempleo es líder en la zona euro. El Estado, los mercados, se aprestan a reprimir la protesta social. Esta semana, miles y miles de pensionistas, de jubilados de todo el Estado protagonizaron un abrazo al Congreso de los Diputados donde la policía también intervino. La gente grande lleva más de año y medio en permanente lucha por unas pensiones dignas, por un futuro para sus nietos. La rebeldía sigue.
[i] El 20 de septiembre de 2017, la GC procedió al registro de la Consejería de Economía del Gobierno catalán, en Barcelona. Una multitud rodeó el edificio durante 19 horas. “El Mundo”, diario de Madrid, título su relato de los hechos como” Las 19 horas de asedio callejero a la Guardia Civil”. La intencionalidad es evidente. Toda la acusación pública y particular basó su estrategia en considerar esa concentración y las que hubo el 1 de octubre frente a los colegios electorales para impedir que policía y GC secuestrarán las urnas del referéndum como violencia instrumental para conseguir un objeto político y caratular los hechos como rebelión, delito previsto para alzamientos armados, golpes de estado.

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Espeluznante, por Hernán López Echagüe

Esa palabra extraña salía a cada rato de la boca de mi tío abuelo, Cango, allá por mil novecientos sesenta y poco, recostado en su mecedora de cañas, en tanto tomaba una copa de vermut, a la que me invitaba a mojarme un dedo y probar. Acá, querido, en Parque Leloir, todo se ha vuelto espeluznante.
¿Espeluznante? Sí, querido. Los ricos están comprándose todas las tierras, y no habrá manera de sacarlos, a menos que agarremos escopetas. Y con la copa en la mano se metía en la casa de campo y regresaba con un diccionario Jackson. Se dejaba caer de nuevo en la mecedora, abría el diccionario y me recitaba, con voz borrachosa: “Espeluznante: sobrecogedor, estremecedor, aterrador, escalofriante, horrible, espantoso, monstruoso, terrorífico, horripilante, pavoroso”. ¿Entendés lo que digo, querido? No, de modo alguno llegaba a entenderlo.
Me llevó muchos años entender, en el sentido más lato, y, digamos, carnal, el significado de esa palabra que durante tiempo había tenido como el arrebato de un viejo que me había hecho conocer el vermut. No resultó difícil caer en la cuenta de que todo lo que ocurre en el mundo estremece y aterra.
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Gaza, ya!!/”Es mi familia, Kay. No soy yo”, por Michael Sfard

Traducción del francés y edición de María Urruzola.
Tribuna de opinión del abogado de Derechos Humanos israelí Michael Sfard, publicada el 28 de agosto en el diario israelí Haaretz. Sfard es un abogado israelí especializado en Derechos Humano y Derecho Internacional Humanitario. Es uno de los juristas más conocidos en Israel por su defensa de los derechos de los palestinos y sus acciones contra la ocupación israelí. Su último libro (2025) se titula: “La ocupación desde el interior: viaje a las fuentes del golpe de régimen”.
“Cuando Michael Corleone (interpretado a la perfección por Al Pacino) lleva a Kay Adams (Diane Keaton) a conocer a su familia en ocasión del casamiento de su hermana, en el primer episodio de la trilogía de El Padrino, ella descubre una historia muy dudosa respecto a la familia a la que está a punto de incorporarse: una familia que arregla sus problemas a través de una mezcla de violencia y corrupción. Cuando Michael se da cuenta que Kay está shockeada, intenta tranquilizarla: “Es mi familia, Kay. No soy yo”.
Uno no elige a la familia, e Israel es mi familia. Y es una familia criminal. Entonces ¿cómo seguir viviendo con semejante familia? Todo está contaminado
Israel está en vías de destruir Gaza. Llámele limpieza étnica, llámele aniquilación, llámele genocidio, llámele como quiera. Yo no tengo ninguna duda de que Raphaél Lemkin, el jurista judeo-polaco que acuñó el término de genocidio (1), declararía, llorando de vergüenza, que el Estado judío comete un genocidio en Gaza. Israel aniquila el sitio y extermina al grupo humano que allí vive. La destrucción física del espacio gazatí es sistemática: casa tras casa, edificio público tras edificio público, infraestructura tras infraestructura. Piense en su barrio: la escuela de sus hijos, la policlínica, el centro comercial, la plaza de juegos, los edificios de casas. Imagínese que todo, absolutamente todo, es borrado de la superficie. Nada de casas, nada de barrio, nada de comundiad. Eso es hoy Gaza. Un lugar que albergaba a más de dos millones de personas se ha transformado en un inmenso terreno baldío, grado cero. Escuelas, clínicas, tiendas, cañerías de agua, electricidad y saneamiento, rutas, veredas -todo se ha transformado en cenizas y polvo. Según datos calculados a partir de imágenes aéreas, 70% de las construcciones de la banda han sido totalmente destruídas o son inhabilitables -y eso antes incluso del « Merkavot Gid’on B » (Ndr: operación Carros de Gedeón, mayo 2025), y la promesa del ministro de Defensa a los rabinos del sionismo religioso de que “Gaza parecerá Beit Hanoun” (Ndr: demolida por completo, buscar en Wikipedia).
Un lugar que albergaba a más de dos millones de personas se ha transformado en un inmenso terreno baldío. Eso es hoy Gaza.
La masacre masiva de habitantes es más caótica todavía que la destrucción del espacio físico. Ella es llevada a cabo por bombardeos desproporcionados, el derrumbe del sistema de salud y, paroxismo del horror, por la hambruna. Al crear deliberadamente una hambruna masiva, al impedir expresamente la entrada de alimentos y de ayuda humanitaria, al desmantelar el sistema internacional que distribuía ayuda en centenares de puntos a lo largo y ancho de la banda y al reemplazarlos por solo cuatro: tres al sur y uno al centro. Al norte, nada. Todo eso para obligar a los Gazatíes a desplazarse. Como se atrae a un perro hacia afuera de una casa, con un plato lleno de comida. Las cifras de quienes mueren de inanición son inimaginables. Las imágenes hielan la sangre. Israel destruye Gaza.
Somos pocos pero tenemos peso. Debemos luchar contra nuestra familia: apoyar a los objetores de conciencia…
Somos pocos, pero tenemos peso. Debemos luchar en conjunto contra nuestra familia: apoyar a los objetores de conciencia, llamar a la aplicación de sanciones contra Israel y a la realización de investigaciones internacionales.
Entonces… ¿cómo seguir viviendo al ser parte de un colectivo que perpetra un exterminio? ¿Cómo levantarse cada mañana y mirar a los ojos al almacenero que vuelve del servicio de reserva militar, al soldado que está sentado en el café, al vecino que sostiene un cartel que dice “Juntos venceremos”? Lo más simple es mirar a Ben Gvir o a Bezalel Smotrich (nota al pie) y decirse que no tenemos nada que ver. Lo más calmante es pensar en esos dos fascistas de zócalo, que al contrario de sus homólogos italianos o alemanes no tienen ni clase ni estética, solo un racismo salvaje y una crueldad sádica, y tranquilizarse uno mismo. Lo más simple es escuchar a Smotrich declamar que es moral matar de hambre a los Gazatíes y no muy grave sacrificar a los rehenes. Lo más simple es menosprecia a Ben Gvir, que se excita ante la idea de limpieza étnica (“aliento a la emigración”, como lo llama) y decirse que eso no somos nostros.
Cuando el tambor de guerra hizo callar a las voces que advertían sobre crímenes de guerra, todos los componentes de la sociedad se encontraron encadenados a la complicidad con el crímen
Pero el proyecto criminal imperdonable de la destrucción de Gaza es un proyecto pan-israelí. No podría haber existido sin la cooperación -activa o silenciosa- de todos los componentes de la sociedad judía de Israel. El gobierno obtuvo la lealtad hacia ese crímen desde los primeros días de la guerra, cuando el ataque israelí sobre Gaza tenía la forma ya de un ataque total contra todo lo que fuera gazatí, un ataque que ni siquiera pretende ser solo sobre objetivos militares.
En ese momento, cuando el tambor de guerra hizo callar a las voces que advertían sobre los crímenes de guerra, todos los componentes de la sociedad se encontraron encadenados a la complicidad con el crímen. Como el nuevo llegado a la mafia, al que se obliga, delante del padrino y sus lugartenientes, a matar a un comerciante que no pagó su protección, sellando así una alianza de sangre con la “familia”. De esa manera, centenares de miles de israelíes respondieron al llamado a bombardear, aplastar, liquidar y hambrear. Centenares de miles que tienen una responsabilidad directa en la exterminación, y millones, indirectamente, ligados al pacto criminal y a su negación, o, cuando la negación ya no es posible, a su justificación.
Ningún colectivo profesional israelí se animó a emitir una protesta moral contra el exterminio
Ya no hay duda hoy y no puede haberla: lo que sucede en Gaza es Israel cometiendo crímenes contra la humanidad a una escala aterrorizante. Destruye todas las infraestructuras vitales y hambrea a su población. Además, declara oficialmente su intención de purificar etnicamente la banda, o de realizar la “visión Trump”, como Netanyahu -el Dark Vador israelí- llama al plan de purificación. E incluso hoy, cuando ya está todo claro y es difícil rechazar la acusación de genocidio, los iraelíes bajan la cortina y siguen con su vida cotidiana. Ningún colectivo profesional israelí se animó a emitir una protesta moral contra el exterminio: ni la asociación de médicos, muda de manera desmoralizante ante la destruccción sistemática del sistema de salud de Gaza y la muerte de más de 1500 miembros de su personal; ni los sindicatos de docentes, cuyo silencio ante la destrucción total del sistema educativo de la banda enseña a sus alumnos israelíes que todos los seres humanos no han sido creados a la imagen de Dios; ni la orden de abogados, cuyo presidente aparece reclamando la detención del ministro de Justicia porque éste cambió la cerradura de su escritorio para humillar al Fiscal General, pero no encuentra motivo para decir una sola palabra sobre los proyectos de transferencia y hambre del gobierno, o los bombardeos sobre los tribunales de Gaza, sobre la desnutrición y el maltrato a los presos palestinos en las carceles israelíes, transformadas en campos de tortura, o sobre la colaboración desesperante de la Corte Suprema con todo eso.
Los medios israelíes son el fogón tribal en el que Gaza se quema
¿Y los Medios israelies de masa? Inútil perder el tiempo con esos que se llaman “periodistas”, que se han puesto de acuerdo para no informar sobre el sufrimiento que infringimos a los habitantes de Gaza -complot que es un crímen profesional-, quienes durante meses azuzaron la guerra y permitieron la incitación a los crímenes, que continuan hoy impidiendo cualquier crítica, que no han dicho una palabra sobre la muerte sistemática de periodistas en Gaza, ni contra la decisión del gobierno de no dejar entrar a periodistas independientes -ni siquiera en los tanques del ejército, ni siquiera para servir al discurso del portavoz oficial. Los medios israelíes son el fogón tribal en el que Gaza se quema.
Uno no elige a la familia, e Israel es mi familia. Y es una familia criminal. Entonces, ¿cómo seguir viviendo con semejante familia? Todo está contaminado. El mismo día en que el diario Haaretz publicó decenas de fotos de niños famélicos creados por nuestras manos, la cadena 13 emitió un programa promocional sobre la alta gastronomía israelí y las estrellas Michelin que nuestros grandes Chefs recibirían en breve.
Michael Corleone pensaba poder seguir en su familia sin llevar una vida criminal. Al final, heredó el lugar de su padre y se volvió el gran padrino de la organización mafiosa de la familia. Hay dos maneras de evitar ese destino: la primera es divorciarse de su familia. Estos dos últimos años, muchos se han ido efectivamente del país. Pero hay otra opción: combatir a la familia. Verdaderamente combatirla. Comprender que en este punto, la familia es el enemigo.
El problema no son, lo repito, Ben Gvir y Smotrich. El mal surge de númerosos lugares del llamado “liberalismo anti-Bibi” propio de nuestra deformada realidad israelí. Pero -y es muy importante esto- hay también miembros de la familia que se rebelan. Docentes, artistas e intelectuales, abogados, periodistas, médicos, trabajadores sociales, universitarios, y numerosos militantes que han tenido el coraje de elevar su voz contra la destrucción en Gaza, con peticiones, videos y manifestaciones.
Somos pocos, pero no sin peso. Juntos, tenemos que luchar contra nuestra familia por todos los medios no violentos. Seguir la vía de Abraham nuestro ancestro quien, según el midrash, quiebra los ídolos a los cuales su padre rendía culto; la vía de Moises, quien se insurge contra su familia adoptiva egipcia para conducir a un pueblo de esclavos hacia la libertad, y la vía de todos los profetas que recriminaron al pueblo pecador y a los reyes criminales. En términos de hoy, eso significa apoyar a los objetores, alentar las investigaciones internacionales y llamar a la imposición de sanciones y al aislamiento político de Israel. Inscribir en el cuerpo lo que no penetra en la cabeza y el corazón, preservar una isla de valores humanos y, sobre todo, parar el exterminio”.
Notas al pie:
Ben Gvir y Bezalel Smotrich: los dos ministros de extrema derecha del gabinete israelí que se enfrentan a sanciones del Reino Unido, Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Noruega, y que son fundamentales para la supervivencia política del primer ministro, Benjamin Netanyahu. Este formó en 2022 el gobierno más derechista de la historia de Israel tras negociar una coalición con Bezalel Smotrich, cuyo partido, Sionismo Religioso, tiene 14 de 120 escaños en la Knéset —el parlamento del país— e Itamar Ben Gvir, líder de la formación Poder Judío, que suma seis diputados. Las dos formaciones reúnen únicamente 20 de los 67 escaños de la coalición en el Parlamento, pero su influencia es enorme, ya que si la abandonan —como ambos amenazan repetidamente con hacer— el Gobierno caerá).
artículo archivado en hebreo: https://archive.md/sJqXp
Michaël Sfard (מיכאל ספרד) representa a varias organizaciones de defensa de los derechos humanos, como Yesh Din, B’Tselem, et Breaking the Silence. Tiene en marcha varios procedimientos judiciales contra la construcción de colonias, el muro de la separación, las expulsiones forzadas y otras políticas de ocupación y apartheid. Su último libro se títula “Ocupación desde el interior”, fue publicado este año 2025, y propone un análisis crítico de la larga ocupación de los territorios palestinos y la erosión de la democracia israelí. Muestra cómo el régimen militar en Cisjordania influyó en la política interior de Israel, en particular en la desviación autoritaria y las reformas judiciales recientes.Su anterior libro, “The Wall and the Gate” (2018) -también disponible en inglés-, cuenta sus batallas jurídicas contra la ocupación y se pregunta sobre el papel del derecho: ¿herramienta de protección o instrumento de dominación?Buena pregunta para todas las democracias.
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A confesión de parte: que renuncie Patricia Bullrich, por Julia Maciel

A veces las cosas son más simples de lo que parecen. Más allá de la parafernalia mediática con hipótesis de difícil demostración, una sola cosa es segura: la ministra encargada de nuestra seguridad no tiene la más pálida idea de quién puede haber filtrado los audios. Salta de una conspiración internacional en la que invoca desde Putin a Maduro (en ese caso, debería renunciar también su compañero de fórmula y encargado de la Defensa, Pietri), a pensar que también “pudo haberlo grabado cualquiera”. Más perdida que turco en la neblina, diría el dicho popular.
Que nosotros, apenas espectadores del show, no tengamos la más pálida idea es algo lógico. Pero que Bullrich, quien hace pocos meses anunció la creación de un cuerpo encargado de ciberseguridad, con agentes encubiertos, cuya misión es, con perfiles falsos, perseguir cuestiones tan graves como el narcotráfico, la trata, y la corrupción (sí, la corrupción), e ignora a qué se dedicaron esos agentes, si no hubo alguno que se tomó a pecho su labor y apuntó a la corrupción ¿qué pensar? Es una inútil en su cargo. Afuera!
Suena también contradictorio que si uno de sus objetivos era la lucha contra la corrupción en lugar de seguir las pistas de los audios -que quizás grabó un ingenuo agente de inteligencia, el agente 86, por ejemplo- y pedir el allanamiento de canales de streaming y domicilios de periodistas que sólo los hicieron públicos, suena a despropósito. Podemos considerar que está mal grabar la intimidad de las personas, pero ya es una tradición de la televisión argentina y nunca ha sido penado. No tienen valor documental por sí solo para la justicia, por eso, simplemente debería haber dejado que la justicia actúe y vea si tienen asidero.
En plan de perseguir a los posibles autores, sería más lógico pedir el allanamiento de la ex Side y todos los domicilios de los expertos en seguridad cibernética incluidos los que están trabajando codo a codo con el gobierno de Milei puestos por la embajada de Estados Unidos.
Pedir la revelación de las fuentes a un periodista está prohibido por la constitución.
El último acting del gobierno fueron los audios de Karina en la Casa de Gobierno. Tienen una calidad pésima y la Secretaria de la Presidencia no dice nada que pueda involucrarla en delito alguno. Quién la grabó? ¿El mismo que grabó a Spagnuolo, con un equipo mucho menos sofisticado?
En plan de hacer hipótesis también podríamos pensar que no hay espía, sino una operación oficial, después de la parálisis producida por la revelación de un mecanismo no sólo corrupto sino que perverso e inhumano, encontraron una respuesta: “Esto no lo podemos permitir, tenemos un topo, es un hecho gravísimo, nos graban en las altas esferas del poder” ¿violan, acaso, los límites de la seguridad nacional?
Asoma, aquí, el caso Snowden y Assange. Perseguidos, exiliados, encarcelados, por revelar ‘secretos de estado’. Querrán poner esta simple grabación trucha, con una secretaria que no revela nada, en ése nivel? Es lo único que tienen para justificar una embestida feroz e inconstitucional contra la prensa. Embestida inútil. Poné radio Colonia.