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Internacionales

“El impacto de la Guerra de la Triple Alianza sigue muy presente en Paraguay”

Fernando Martínez Escobar, integrante del Grupo de Estudios Sociales sobre Paraguay, charló con La Columna Vertebral acerca del pasado del país como potencia sudamericana, el enorme daño causado por la Guerra de la Triple Alianza y la actualidad de la pandemia, con un buen manejo inicial que devino en un aumento de casos y sospechas de corrupción.

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Vladimir Putin: ayer y hoy, por Oscar Taffetani

Electo con el 87% de los votos (y una participación del 74,22% del padrón) Vladimir Putin se prepara para un nuevo ciclo de gobierno en Rusia, enorme país euroasiático cuyo poder controla directa o indirectamente desde el fin del siglo XX. La nota que reproducimos, publicada en 2006 en Nuevo Siglo On Line y ahora rescatada de su archivo, analiza y caracteriza el poder de Putin, a propósito del asesinato en 2006 de Anna Politkovskaya, una periodista muerta “en confusas circunstancias” cuando estaba denunciando la matanza de rebeldes de Chechenia. Poco antes de las últimas elecciones en Rusia, el mundo se enteró del supuesto suicidio, en una prisión de Siberia, de Alexei Navalny, otro líder y referente de la oposición a Putin. La lista de muertes dudosas, en Rusia, ya es interminable. Y por eso la foto que ilustra la nota rescatada de archivo no difiere mucho de la que podría tomarse hoy. Los muertos, por supuesto, no salen en la foto..

MENSAJE DE ANNA, DESDE EL PAÍS DE PUTIN

Anna Politkovskaya

La naturaleza del poder de Vladimir Putin, su innegable ascendiente sobre los antiguos “”apparatchik”” del imperio soviético y su presencia impetuosa y a la vez amenazante, quedó reflejada en una instantánea tomada en 2001 por algún fotógrafo oficial.
Putin se había reunido con los titulares de las nuevas repúblicas de la Federación Rusa como en los mejores tiempos de Stalin, cuando esa clase de meetings se celebraban en alguna dacha de las afueras de la Capital, llegados los amables calores de estío, a la sombra de los altos (y emblemáticos) abedules. Allí se lo ve a Stalin, perdón, a Putin, saliendo del bosque acompañado por diez presidentes, todos con ropa informal, aunque uniformados en el aspecto que más importa: el mental.

Putín año 2001 junto a 9 presidentes

A nadie le cabe duda, a esta altura de los acontecimientos, de que Putin es la nueva máscara de un antiguo régimen, la fórmula que encontraron los rusos para tranquilizar a un Occidente en donde se había puesto peligrosamente de moda -allá por los ’90- derribar muros y exigir bagatelas como la democracia y los derechos humanos.
La matriz estalinista -construida sobre los sedimentos del despotismo zarista- no había cambiado en absoluto: empresas estatales privatizadas, con enormes activos heredados de tiempos socialistas, brindaban ahora “oportunidades de negocios” al capital trasnacional. Pero sus gerentes eran invariablemente rusos: jóvenes ejecutivos y “tycoons” nacidos del desmadre soviético, aunque siempre concientes de las deudas contraídas con el viejo régimen (y cuando se olvidaban, como en el caso de la petrolera Yukos, el antiguo régimen se encargaba de recordárselos) .

Cuando pasó la borrachera liberal de Mr. Jack Daniel’s (así le decían a Boris Yeltsin), Rusia volvió a lo de siempre: a la censura sistemática, al disciplinamiento y castigo del disidente, al “pogrom” contra los pueblos o las etnias en rebeldía.

En el Pravda soviético no se podían publicar notas policiales, para no desmoralizar a la población. Y sobre las campañas del Ejército Rojo más allá de las fronteras del imperio, sólo podía tenerse la versión oficial, por ejemplo, que se había aplastado la conspiración capitalista-imperialista en Hungría, en Polonia o Checoslovaquia; que se había terminado con el feudalismo de algún jeque árabe en un pequeño país del África; que se había liberado a algún pueblo del Asia central del retrógrado fundamentalismo musulmán, y así.

En el Pravda de estos tiempos, el pluralismo consiste en no hacer preguntas molestas, no recordar el pasado de los funcionarios, no ayudar a los “enemigos de la patria” y no dar espacio al “terrorismo” en ninguna de sus formas. Y los medios que no cumplen con la consigna son presionados económicamente, políticamente y también del modo que hemos visto con la periodista Anna Politkovskaya.
Así, las familias del submarino nuclear Kursk debieron asistir por interminables horas, destrozadas, a la agonía y la muerte decretada de los tripulantes, sepultados a escasos metros de profundidad en el Mar de Barents, todo para no brindar al “enemigo” secretos sobre el accidente ocurrido.
Así, las familias de los rehenes en un teatro de Moscú, o las de los rehenes en la escuela de Beslán, debieron admitir, estoicamente, que un rescate eficaz tiene siempre un alto costo en vidas inocentes. Luego, llegará el turno de los claveles rojos, las condecoraciones y las lágrimas sobre las frías piedras de los cementerios.

Ésta es la nueva Rusia, que conduce con mano firme Vladimir Putin. Cualquier semejanza con la Rusia de Stalin es pura coincidencia. O malintencionada crítica, hecha por el “enemigo”.

Novaya Gazeta

Nóvaya Gazeta -el medio para el que trabajaba Anna Politkovskaya hasta el sábado 7 de octubre, cuando la mataron a balazos- ya había perdido hasta ese momento dos corresponsales, Igor Domnikov y Yuri Schekochijin. En el primer caso, gracias a una investigación realizada por el staff del quincenario, se logró poner a los autores materiales a disposición de la justicia. En el segundo, no se pudo hacer nada, ya que ni siquiera a los familiares de la víctima se les permitió ver los resultados de la autopsia.

Así están las cosas en Rusia, enorme nación que pudo construirse, históricamente, sobre la sangre de millones de seres humanos, y cuyas diversidades y conflictos quedaron aplastadas bajo el peso de un implacable Estado que maneja -como todos los Estados- oscuras e impenetrables “cuestiones de Estado”.

Viacheslav Titiokin, compañero de Anna, también periodista de Nóvaya Gazeta, escribió una emocionante despedida para la colega, con la promesa de investigar -si es necesario, hasta la muerte- el asesinato. “Continuaremos la investigación -escribió- y los asesinos serán castigados. Mientras Nóvaya Gazeta exista, los asesinos de Anna no dormirán tranquilos”.

He ahí un magnífico mensaje moral que nos dan los periodistas rusos, de coraje y amor por la profesión, en tiempos difíciles.

(Artículo publicado en 2006 en Nuevo Siglo On Line , bajo el título “Mensaje de Anna, desde el país de Putin” y rescatado por su autor, Oscar Taffetani, para formar parte del Archivo LCV)




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Destacada

¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza?, Eduardo Galeano

Américo Schvartzmann, director de El Miércoles Digital y colaborador permanente de La Columna Vertebral, realizó esta impresionante recopilación del escritor Eduardo Galeano opinando sobre el conflicto de Gaza y el avance de Israel en la región. Reflexiones que parecen escritas ayer. Lamentablemente mantienen toda su actualidad.

La deuda ajena

En 1948 nació el Estado de Israel. Pocos meses después, ya había más de ochocientos mil palestinos expulsados, y más de quinientas aldeas demolidas.

Esas aldeas, donde crecían los olivos, las higueras, los almendros y los árboles frutales, yacen sepultadas bajo las autopistas, los centros comerciales y los parques de diversiones. Son muertes sin nombre. El Comité de Nombres de las nuevas autoridades ha rebautizado el mapa. Ya poca Palestina queda. La implacable devoración del mapa invoca títulos de propiedad, generosamente otorgados por la Biblia, y se justifica por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió.

La cacería de judíos fue, siempre, una costumbre europea; pero los palestinos pagan esa deuda ajena.

(De Los hijos de los días, 2011)

¿Hasta cuándo? (I)

La cacería de judíos fue, durante siglos, el deporte preferido de los europeos. En Auschwitz desembocó un antiguo río de espantos, que había atravesado toda Europa. ¿Hasta cuándo seguirán los palestinos y otros árabes pagando crímenes que no cometieron?

Hezbolá no existía cuando Israel arrasó el Líbano en sus invasiones anteriores. ¿Hasta cuándo nos seguiremos creyendo el cuento del agresor agredido, que practica el terrorismo porque tiene derecho a defenderse del terrorismo?

(De la columna “¿Hasta cuándo?”, 2006)

La receta

Mil y una veces las Naciones Unidas se han pronunciado contra la usurpación israelí de la patria palestina. Los palestinos desalojados se llevaron las llaves de sus casas, como habían hecho, siglos antes, los judíos que España echó. Los judíos nunca pudieron volver a España. Los palestinos nunca pudieron volver a Palestina. Los que se quedaron fueron condenados a vivir humillados en territorios que las continuas invasiones van encogiendo cada día.

Susan Abdallah, palestina, conoce la receta para fabricar un terrorista:

Despójelo de agua y de comida.

Rodee su casa con armas de guerra.

Atáquelo por todos los medios y a todas las horas, especialmente en las noches.

Demuela su casa, arrase su tierra cultivada, mate a sus queridos, especialmente a

los niños, o déjelos mutilados.

Felicitaciones: ha creado usted un ejército de hombres-bomba.

(De Espejos. Una historia casi universal, 2008)

“Para justificarse, el terrorismo de Estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos”.

Preguntitas (I)

Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.

Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa.

No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho.

(De la columna “Plomo impune”, 2009)

El artillero

El primer ministro de Israel tomó la decisión. Su ministro de Defensa la trasmitió. El jefe de estado mayor explicó que iba a aplicar quimioterapia contra los palestinos, que son un cáncer. El general de brigada declaró el toque de queda. El coronel ordenó el arrasamiento de los caseríos y de los campos sembrados. El comandante de división envió los tanques y prohibió el ingreso de ambulancias. El capitán dictó la orden de fuego. El teniente mandó que el artillero disparara el primer misil. Pero el artillero, ese artillero, no estaba. Yigal Bronner, último eslabón en la cadena de mandos, había sido enviado a prisión por negarse a la matanza.

(De Bocas del Tiempo 2004)

“Estos bombardeos matan niños: más de un tercio de las víctimas y a veces bastante más. Quienes se atreven a denunciarlo son acusados de antisemitismo. ¿Hasta cuándo seguiremos siendo antisemitas los críticos de los crímenes del terrorismo de Estado?”

¿Hasta cuándo? (II)

Israel ha desoído cuarenta y seis recomendaciones de la Asamblea General y de otros organismos de las Naciones Unidas. ¿Hasta cuándo el gobierno israelí seguirá ejerciendo el privilegio de ser sordo?

Desde que los palestinos fueron desalojados de sus casas y despojados de sus tierras, mucha sangre ha corrido. ¿Hasta cuándo seguirá corriendo la sangre para que la fuerza justifique lo que el derecho niega?

La historia se repite, día tras día, año tras año, y un israelí muere por cada diez árabes que mueren. ¿Hasta cuándo seguirá valiendo diez veces más la vida de cada israelí?

(De la columna “¿Hasta cuándo?”, 2006)

El Diablo es judío

Hitler no inventó nada. Desde hace dos mil años, los judíos son los imperdonables asesinos de Jesús y los culpables de todas las culpas. ¿Cómo? ¿Que Jesús era judío? ¿Y judíos eran también los doce apóstoles y los cuatro evangelistas? ¿Cómo dice? No puede ser. Las verdades reveladas están más allá de la duda: en las sinagogas el Diablo dicta clase, y los judíos se dedican desde siempre a profanar hostias, a envenenar aguas benditas, a provocar bancarrotas y a sembrar pestes. Inglaterra los expulsó, sin dejar ni uno, en el año 1290, pero eso no impidió que Marlowe y Shakespeare, que quizá no habían visto un judío en su vida, crearan personajes obedientes a la caricatura del parásito chupasangre y el avaro usurero.

Acusados de servir al Maligno, estos malditos anduvieron los siglos de expulsión en expulsión y de matanza en matanza. Después de Inglaterra, fueron sucesivamente echados de Francia, Austria, España, Portugal y numerosas ciudades suizas, alemanas e italianas. En España habían vivido durante trece siglos. Se llevaron las llaves de sus casas. Hay quienes las tienen todavía.

La colosal carnicería organizada por Hitler culminó una larga historia.

La caza de judíos ha sido siempre un deporte europeo.

Ahora los palestinos, que jamás lo practicaron, pagan la cuenta.

(De Espejos. Una historia casi universal, 2008)

Preguntitas (II)

Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros.

¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar a IRA. ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos?

(De la columna “Plomo impune”, 2009)

¿Hasta cuándo? (III)

Esta matanza de ahora, que no es la primera ni será, me temo, la última, ¿ocurre en silencio? ¿Está mudo el mundo? ¿Hasta cuándo seguirán sonando en campana de palo las voces de la indignación?

Estos bombardeos matan niños: más de un tercio de las víctimas y a veces bastante más. Quienes se atreven a denunciarlo son acusados de antisemitismo. ¿Hasta cuándo seguiremos siendo antisemitas los críticos de los crímenes del terrorismo de Estado? ¿Hasta cuándo aceptaremos esa extorsión? ¿Son antisemitas los judíos horrorizados por lo que se hace en su nombre? ¿Son antisemitas los árabes, tan semitas como los judíos? ¿Acaso no hay voces árabes que defienden la patria palestina y repudian el manicomio fundamentalista?

(De la columna “¿Hasta cuándo?”, 2006)

La información global

Unos meses después de la caída de las torres, Israel bombardeó Yenín. Este campo de refugiados palestinos quedó reducido a un inmenso agujero, lleno de muertos bajo las ruinas. El agujero de Yenín tenía el mismo tamaño que el de las torres de Nueva York. Pero, ¿cuántos lo vieron, además de los sobrevivientes que revolvían los escombros buscando a los suyos?

(De Bocas del Tiempo, 2004)

“¿Hasta cuándo aceptaremos esa extorsión? ¿Son antisemitas los judíos horrorizados por lo que se hace en su nombre?”

¿Hasta cuándo? (IV)

Los terroristas se parecen entre sí: los terroristas de Estado, respetables hombres de gobierno, y los terroristas privados, que son locos sueltos o locos organizados desde los tiempos de la Guerra Fría contra el totalitarismo comunista. Y todos actúan en nombre de Dios, así se llame Dios o Alá o Jehová. ¿Hasta cuándo seguiremos ignorando que todos los terrorismos desprecian la vida humana y que todos se alimentan mutuamente? ¿No es evidente que en esta guerra entre Israel y Hezbolá son civiles, libaneses, palestinos, israelíes, quienes ponen los muertos? ¿No es evidente que las guerras de Afganistán y de Irak y las invasiones de Gaza y del Líbano son incubadoras del odio, que fabrican fanáticos en serie?

(De la columna “¿Hasta cuándo?”, 2006)

Preguntitas (III)

El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quién mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica.

Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí.

Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. 

(Este artículo está dedicado a mis amigos judíos asesinados por las dictaduras latinoamericanas que Israel asesoró.)

(De la columna “Plomo impune”, 2009)

Referencias:

  • Bocas del Tiempo, Siglo XXI, Buenos Aires: 2004
  • Espejos. Una historia casi universal, Siglo XXI, Buenos Aires: 2008.
  • Los hijos de los días, Siglo XXI, Buenos Aires: 2011.

Todos los fragmentos subtitulados “¿Hasta cuándo?” pertenecen a la columna publicada bajo ese título en 2006 (Ver enlace)

Todos los fragmentos subtitulados “Preguntitas” pertenecen a la columna publicada bajo ese título en 2009 (Ver enlace)

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Destacada

Uruguay: PIT-CNT se solidariza con los trabajadores argentinos

Las centrales trabajadoras de Uruguay, expresaron su repudio a la política anti sindical del presidente argentino, Javier Milei, y se solidarizaron con el país hermano a través de éste comunicado:

Ante la difícil situación que atraviesa gran parte del pueblo argentino y especialmente la clase trabajadora, el PIT-CNT declara:

Rechazamos las medidas anunciadas por el actual gobierno argentino: las mismas son un brutal ajuste que cae directamente sobre las jubilaciones, las pensiones y el salario de las y los trabajadores reduciendo su poder de compra a más de la mitad, aumentando los índices de desempleo, generando pobreza, indigencia y precarización laboral.

Repudiamos la reforma laboral que pretende imponer el gobierno, avasallando los derechos sindicales, cuyo único fin es debilitar al movimiento sindical argentino y al movimiento social organizado, la regulación del derecho de huelga, y el ataque a la negociación colectiva son un claro intento de quitarles a los trabajadores los derechos de consagrados en la Constitución argentina.

Asimismo rechazamos las medidas en materia de seguridad que constituyen un condicionamiento al ejercicio constitucional de movilización, atacando la libre expresión, criminalizando la protesta y violando los derechos humanos de quienes se opongan a las políticas de hambre y exclusión que ya se han comenzado a implementar.

Nuestra solidaridad con el movimiento sindical, y con el pueblo hermano de argentina ante la embestida de un gobierno reaccionario y negacionista de los derechos de la gente, el mismo debe ser enfrentado con firmeza y con la convicción de que no están solos en esta lucha, las trabajadoras y trabajadores uruguayos transitamos el mismo camino de lucha y esperanza
hacia una sociedad más justa, libre e igualitaria.”


Montevideo, 20 de diciembre de 2023.

(La ilustración de portada corresponde a la tapa de la tradicional revista uruguaya Caras y Caretas. Expresa en buena medida el desconcierto de los ciudadanos uruguayos frente a la asunción de Milei. Por un día dejaron de ser tapa los escándalos propios -un ‘prestigioso’ senador del Partido Nacional, de apellido Penadés, procesado de graves delitos de prostitución, abuso y trata de personas contra varios menores de edad-, el Caso Astesiano, amigo y custodio del presidente señalado por tráfico de influencias entre otras cosas, además del narcotraficante uruguayo Marset que hizo caer a buena parte del gabinete por entregar su pasaporte en forma express a un narco con pedido internacional de captura. Hoy los uruguayos hablan de Milei, cuya política de schoc, stanflación, recorte de libertades, etc, opacó las cuestiones internas)

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