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Una de marcianos, por Laura Giussani Constenla

Hoy, los OVNIS están de moda. Aparecen por todas partes. Uruguay también se vio sacudido por el avistaje de luces extrañas en Paysandú. La Fuerza Aérea Uruguaya ordenó investigar a través de la Comisión Receptora e Investigadora de Denuncias de Objetos Voladores No Identificados (Cridovni) las denuncias recibidas sobre “luces intermitentes” en el cielo de las Termas del Almirón.
La sorpresa no es lo que vieron una decena de personas el 10 de febrero, el fenómeno es tan común por estas costas que hasta mi vecino vio un plato volador sobre la laguna hace muchos años, otro sacó una foto de su luz volando sobre el río, y el mismísimo Carlos Perciavalle declaró en el programa de Karina Mazzoco que está harto de verlos, van de noche a ‘tomar agua dulce de la laguna’. No insiste con el tema porque lo toman por loco. ‘La realidad es que hay poco menos que una invasión’, sostuvo el cómico sin ninguna intención de hacer reír.
Si mi vecino los vio, y Carlos Perciavalle, y miles de personas cuentan sus experiencias con rarezas similares acá o en cualquier lugar de cielo abierto, ¿por qué hoy es noticia nacional e internacional?
Porque el mundo entero está hablando de ‘ellos’, los ‘otros’, los ‘innombrables’ desde que Estados Unidos decidió derribar un globo cuyo origen ignora pero que adjudicó al espionaje chino. Perdón, no fue el único globo destruido. Fueron tres. En una conferencia de prensa telefónica, la subsecretaria de Defensa y de Asuntos Hemisféricos de EE. UU., Melissa Dalton, explicó que tanto el artefacto derribado sobre el lago Hurón, en Michigan, como los dos anteriores en Canadá y en Alaska, fueron abatidos “por precaución”, y recalcó que “no ha habido daños colaterales en ninguna de las operaciones de la última semana”.
(El agente super 86 se quedó corto. Imaginen: una funcionaria, nada menos que la segunda en Defensa en Estados Unidos, aparece en una pantalla gigante para informar que la potencia mundial derribó tres globos que no tiene idea de qué son pero que no hubo drama)
A partir de allí, se desató el furor por los OVNIS.
Ni lerda ni perezosa, China aseguró que globos estadounidenses sobrevolaron al menos diez veces el país asiático durante el último año. Y, como si esto fuera poco, el jueves 16 de febrero, la semana pasada, en Shijiazhuang (norte de China) debieron cerrar por dos horas el aeropuerto por detectarse un “objeto desconocido” que sobrevoló la región, según las autoridades locales. El incidente provocó que entre las 11:00 y las 13:00 hora local los vuelos que tenían previsto aterrizar en el aeropuerto de Shijiazhuang tuvieran que ser redirigidos a otros destinos cercanos. Luego todo volvió a la normalidad.
Como todo indica que los marcianos ya están acá, apareció una especie de boya de acero grandota en una playa desierta y todos pensaron: objeto oceánico no identificado. De inmediato lo pusieron en relación con los globos de Norteamérica y todo lo que anda pasando (hoy se supo que eso que parecía una boya, era una boya).
Sentada en el monte más alto de mi Planeta miro el universo que me rodea. Es fantástico. Genera tantas preguntas como sonrisas. Sonrisas que no llegan a carcajadas, en cambio las preguntas me obsesionan, voy a la red de redes en busca de respuestas. (Pasamos de la gracia del Agente 86 a Black Mirror: la funcionaria en la pantalla y la periodista buscando en la pantalla).


¡Uff! Cómo no atragantarse con tantas dudas, sospechas, ignorancias (sí, en ese orden: primero dudo después sospecho y finalmente comprendo que no sé nada, los años me han dado la posibilidad de llegar a esa tercera instancia, antes solo me quedaba en la sospecha y después afirmaba nomás).
¿Qué es un Ovni? ¿Cuándo aparecieron? ¿Hay testigos? ¿Pruebas de radar? ¿Por qué el gobierno de Estados Unidos admite su existencia ahora? Tiene algo que ver la ¿guerra?
Busco, busco, busco, como loca, abro- sobrevuelo con la mirada-copio-pego en un archivo llamado Informe Ovni que ya tiene 15 páginas que tendré que leer. Estoy perdida, lo sé y lo lamento. Solo pido disculpas por intentar que ustedes se zambullan en esta demencia generalizada que no sé cómo me llevó de las luces de Paysandú a la Guerra Fría y la Crisis de los Misiles, pasando por Ucrania y Rusia.
¿Cuándo apareció por primera vez un OVNI? Muchos ubican sus inicios en todos los milagros que la humanidad ha percibido hasta el momento, mientras, los más literales, sostienen que “el fenómeno comenzó en 1947, íntimamente vinculado a los medios de comunicación”, dice Wiki. Ah, y avisa que ya no se llaman Ovnis, ahora se autoperciben UAP (sigla que refiere al inglés: ‘fenómeno aéreo no identificado’).
¿Desde 1947? Busco, busco. Qué pasó en ese año? Ese año se considera como la fecha inaugural de la Guerra Fría. Sí, dos años después de la guerra caliente, la de ‘todos’ (después vinieron montones de guerras y guerritas y golpes militares, pero eso era cosa de ‘ellos’, los ‘otros’).
A fines de los cincuenta el tema OVNI estaba en su apogeo, tanto es así que en el 58 hasta Jung publicó un libro titulado Un mito moderno. De cosas que se ven en el cielo, dedicado al ‘rumor’ de ‘platillos voladores’ “La gente ve algo, pero no sabemos qué es” y agrega que no solo se ven cosas materiales, también puede ser ‘algo psíquico’. O quizás dos dimensiones temporales, quién sabe. Si es desconocido solo cabe la duda. ¿Hasta ahora nadie se preguntó si el ‘objeto’ era en realidad ‘sujeto’?
Guerra fría y Ovnis, vaya combinación. No me van a creer si les digo que Orwell tuvo algo que ver con todo eso. El escritor del futuro esta vez puso los ojos sobre la Guerra Fría. Fue el mismísimo Orwell quien acuñó el término Guerra Fría. En 1945, en su ensayo “You and the Atomic Bomb” (“La bomba atómica y tú”) publicado en el diarioTribune. Allí mencionó lo que se vendría después de haber visto las bombas atómicas sobre Nagasaki e Hiroshima tiradas por Estados Unidos como una simple ‘prueba’ con la guerra terminada. Al ver la magnitud de la explosión comprendió que era un aviso: ahora cualquier país podía destruir medio mundo y lo quisiera con solo apretar un botón. Años de vivir bajo el terror pero estaba todo bárbaro. Se vinieron los maravillosos 60.
Volvamos a los Ovnis.
Entre 1948 y 1969, época del espía 007, tiempos terraplanistas en los que el mundo no terminaba en una ‘columna de elefantes’ sino en ‘la cortina de Hierro’, y el agente 86 nos mataba de risa, existió en Estados unidos el Proyecto Blue Book, un programa del gobierno de Estados Unidos encargado de investigar los informes de ovnis. Se cuadraron, chasquearon los tobillos y dijeron: ‘a sus órdenes’. Se pusieron a investigar como si a alguien le importara.
Tuvieron 12.618 avistamientos de ovnis denunciados por personal de la Fuerza Aérea. A pesar de semejante cantidad, el gobierno decidió que “Ningún OVNI reportado, investigado y evaluado por la Fuerza Aérea ha dado alguna indicación de amenaza para nuestra seguridad nacional” y cerró, por falta de fondos, la investigación en 1969.
Estoy escribiendo el día en el que se cumple un año de la ‘Guerra de Ucrania’ y curiosamente volvieron los ovnis a ser protagonistas, como en la Guerra Fría. En mayo del 2022 el Comando de Sistemas Navales de Estados Unidos detectó la existencia de una ‘especie de triángulo volador’ que titilaba por momentos y desaparecía que se había detenido sobre el cielo de los Estados Unidos. “No tengo una explicación de qué es este objeto”, dijo ante el Congreso Scott W. Bray, subdirector de inteligencia naval de EE.UU.
Era la primera vez, después de 50 años, que se volvía a hablar del tema en el gobierno estadounidense. Es decir, desde el 72/73 no se consideraba una cuestión digna de mención. A pesar de los miles de avistamientos relevados por ellos mismos. De inmediato pidieron un informe y ahora los videos de Objetos Voladores No Identificados se pasan una y otra vez en el Senado después de medio siglo de indiferencia.
Los episodios de objetos extraños vistos por pilotos y militares norteamericanos son muchos. A modo de ejemplo: En marzo de 1997, varios residentes de Arizona dijeron que presenciaron un gran objeto volador en el cielo cerca de Phoenix. Diez años después, el ex gobernador de Arizona y ex oficial de la Fuerza Aérea, Fife Symington, escribió en CNN sobre la experiencia previa a un evento en el que se discutieron varios avistamientos e incidentes de ovnis.
“Fui testigo de una enorme nave en forma de delta que navega silenciosamente sobre Squaw Peak, una cadena montañosa en Phoenix, Arizona. Fue realmente impresionante. Estaba absolutamente aturdido porque estaba girando hacia el oeste buscando las lejanas Luces de Phoenix”. Mucha fue su decepción ante la explicación de sus ex compañeros: para la Fuerza Aérea solo se había tratado de bengalas a gran altitud.
“Nunca estuve contento con la tonta explicación de la Fuerza Aérea. Bien podría haber habido bengalas militares en el cielo esa noche, pero lo que yo y cientos de otros vimos no tenía nada que ver con eso”, escribió.
En 2010, siete ex miembros del personal de la Fuerza Aérea de Estados Unidos describieron sus encuentros personales con avistamientos de ovnis en instalaciones de armas nucleares en incidentes en los años sesenta, setenta y ochenta.
Lo cierto es que siempre hubo denuncias de OVNIS y hay momentos en que Estados Unidos decide darle atención y momentos en que no. Sin ir más lejos, en el 2017 el Departamento de Defensa prohibió que continuara adelante una investigación del Pentágono del Grupo de Trabajo UAP sobre estos sucesos inexplicables. En el 2020, el senador republicano Marco Rubio, presidente de la Comisión de Inteligencia del Senado, un informe sobre lo que había estado haciendo el Grupo de Trabajo UAP. Finalmente, se votó en el 2021 una Ley de Autorización de Inteligencia Nacional que ordenó se realizara el informe que fue dado a conocer en este febrero de 2023.
Dice el informe: “Algunas observaciones de los fenómenos aéreos no identificados (UAP) podrían atribuirse a desarrollos y programas clasificados por parte de entidades estadounidenses”.
En definitiva, concluyeron lo que todos sabíamos, que pasan cosas raras de las que no tenemos ni idea. Hay luces en el cielo que no son estrellas.
La primera vez que todos tuvimos noción de la existencia de los objetos voladores no identificados fue en nuestra infancia, cuando veíamos asombrados la televisión: “¡Miren el cielo! No es un avión. No es una luz. Es Superman”. Nuestro primer OVNI era bueno, pero no hay que fiarse. Hubo un ufólogo super prestigioso que escribió un libro sobre estos fenómenos: ‘Operación Caballo de Troya’. El autor se llama John Keel, por si quieren saber el porqué de tan sugestivo nombre.
La pregunta de fondo no es si existen o no existen los ovnis. Sí, existen. No quiere decir que sean extraterrestres. Lo que me genera curiosidad es si tiene relación el momento político con la decisión de saber de qué se trata. Y no soy la única. Muchos de los pilotos y marinos norteamericanos que informaron sobre la existencia de esos objetos voladores -a quienes nadie dio importancia y solo provocaron alguna risa por ahí- hoy son las vedettes de programas periodísticos y habitués de la Comisión de Inteligencia del Senado.
Para la agencia rusa Sputnik, no hay dudas, se trata de una cortina de humo. Algo así como tratar de hacernos olvidar de que estamos viviendo en una película catástrofe para ponernos a seguir una de marcianos. “Es una psy-op (psycological operations] para desviar la mente de las personas pensantes de temas reales [como] el colapso sistémico que da forma a su sombrío futuro y establece el escenario para establecer nuevas ‘grandes narrativas'”, declaró a Sputnik Matthew Ehret, vicepresidente de Rising Tide Foundation.
Como imaginarán, aquí, en lo alto del Planeta Giussani, no estoy para andar sacando conclusiones. Es tarde y el cielo está magnífico. Ojalá siempre dure el misterio de sus luces.

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Salario Mínimo Vital y Móvil: aumenta el 26%. Indignación de Moyano y la CTA Autónoma. Yasky se abstuvo.

Luego de una tensa reunión virtual entre representantes sindicales, cámaras empresarias y el Ministerio de Trabajo, se terminó acordando la propuesta de Héctor Daer de un aumento del 26% en tres cuotas que llevará el SMVM a 88.000 pesos en junio, con el voto negativo de la CTA Autónoma, la abstención de la CTA de los Trabajadores, y un portazo de Pablo Moyano quien apagó la cámara y abandonó el diálogo.
Pablo Moyano se mostró indignado: ““Estuvimos cuatro horas discutiendo 18 mil pesos. Yo me fui, pero si tenía que votar, hubiera votado negativo”. En una entrevista telefónica con Radio 10, agregó: “Si la canasta básica está 177 mil pesos, el salario mínimo debería ser de 180 mil, como mínimo”.
En el mismo sentido se expresó Hugo Cachorro Godoy, de la CTA-Autónoma, quien ya había adelantado un voto negativo. Consideró que el Salario Mínimo Vital y Móvil debía ser de $180.000 y cuestionó al gobierno por haber cerrado un incremento en cuotas que alcanzará los $87.987 en junio. “Desde la CTA nos opusimos al ya miserable salario mínimo que está por debajo de la línea de indigencia y así va a continuar, no alcanza ni para comer“,
Ante la situación planteada, el líder camionero se mostró partidario de una suma fija de aumento de emergencia para todos los gremios que no hayan logrado superar la inflación, y aclaró que no lo iba a pedir para su propio sector porque tuvieron buenas paritarias y bono extra. “Yo sé que hay un sector del Gobierno que quiere (la suma fija) y otro que no –explicó-, pero hay que entender que si tienen aspiraciones de ganar las elecciones, hay que ponerle guita en el bolsillo a la gente”.
El clima del encuentro explotó cuando fue el propio Daer quien comunicaba lo acordado con la UIA dando la sensación de que no había espacio para el debate y ya estaba todo arreglado. Fue entonces cuando Moyano arremetió contra Daniel Funes de Rioja de la Unión Industrial Argentina y lo acusó de ser responsable de la suba de precios y la inflación. Francamente disgustado, sostuvo que el histórico dirigente empresario atentaba contra el poder adquisitivo de los trabajadores y militaba contra el gobierno fomentando el alza de los precios, ya que Funes de Rioja también es el titular de la COPAL la cámara que nuclea a las principales firmas alimenticias. Fue entonces cuando Moyano hizo un corte de manga que se expresó en un corte de cámara y desapareció de la pantalla.
Pese a sus diferencias con relación a los salarios con el resto de la cúpula de la CGT, Moyano aseguró que no iba a renunciar a su cargo.
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¿Estamos a tiempo?, por Laura Giussani Constenla

‘Se acabó lo que se daba’, decía mi abuela y todos entendíamos. Una frase simple, directa, contundente. Estos últimos meses, sequía mediante, el planeta parece decir lo mismo pero nadie lo escucha. Causa estremecimiento ver la falta de comprensión de los analistas de saco y corbata que hablan de la ‘crisis del campo’ y los efectos devastadores de la falta de lluvias con temperaturas casi inimaginables en esta época. No tienen idea de lo que dicen, solo reparan en las ‘pérdidas millonarias’ de los exportadores de granos que afectaría gravemente nuestra economía. El único verde que conocen es el de los dólares. Quizás tengan razón, queda poco verde en el campo.
Millones de personas en el país sufren el agobio y la angustia de ver morir, día a día, el verde de los pastos, los cultivos, los árboles, las plantas. Un paisaje ocre, amarillento, reemplazó todo brillo de vegetación. Los ríos bajan, las lagunas desaparecen, los cultivos se pierde y miles de animales mueren. No es una versión apocalíptica, es lo que hay.
Desde hace décadas que los habitantes de zonas rurales y semirurales vienen advirtiendo que todo se está yendo al diablo. Les pusieron el mote de ambientalistas como si lo que les importara fueran las ballenas o los pajaritos de colores. Ignoran, claro, que por estos lados el agua no depende de AySA sino de un pozo. Napas subterráneas que recorren como venas el planeta. Nadie inventó el agua, ni Dios. El agua preexistía a la creación de la tierra, ya lo dice la Biblia.
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Los poderosos del norte son concientes de que ésto no da para más, pero no toman las medidas necesarias porque eso significaría acabar con nuestro ‘sistema de vida’. Hablan de ‘calentamiento global’ y apuntan a la energía fósil. Guerra al petróleo. De ahora en más, vamos por el litio. Si sos amante de la naturaleza tenés que tener un auto eléctrico. Fin de la solución. Si tirás la basura, separala en orgánica e inorgánica, y a otra cosa mariposa. Soluciones, claro, que no afectan sus ganancias. Muy por el contrario.
Sin embargo, ya es hora de darse cuenta de que ‘nuestro sistema de vida’ es el que produjo este desbarajuste. En qué consiste ese bendito sistema? En que para no ser un perdedor debés mostrar tu capacidad de consumo. El auto es uno de los objetos más visible. Regla número uno, tenés que tener un auto (si es caro, mejor, y si son dos o tres o cuatro, ya estás en el paraíso).
Lo cierto es que no hay que reemplazar la nafta por las baterías, hay que acabar con el derroche de energía que significa ese hormigueo constante de máquinas por las calles. Prohibido tener auto propio, a menos que sea por trabajo. Palo y a la bolsa. No hay otra. A nadie se le ocurriría una política tan antipopular.
Y los celulares? Aunque vivimos milenios sin celular ahora son imprescindibles. Cuando alguien dice algo así la respuesta inmediata es ¿vos vivirías sin celular? Te miran con sorna, es la estocada final para acabar con estos ‘románticos ambientalistas’. Pues bien, les digo que sí, con mucho gusto les regalo sus patéticos celulares. Nunca estuve más incomunicada. Antes, si tenía ganas de hablar con alguien lo llamaba por teléfono, si estaba en su casa, libre de atender, respondía. Hoy pienso que siempre voy a molestar, quizás el otro esté trabajando, haciendo gimnasia o el amor. Verá la llamada y, si me quiere, se sentirá en la obligación de atenderme.
Lo peor de todo es que todos sabemos lo que está pasando pero nadie está dispuesto a parar la rueda del consumismo descabellado, de la ganancia fácil. Los pequeños productores y los pescadores artesanales son las primera víctimas. Hace como veinte años un pescador nos mostraba el vientre fosforescente de un pez contaminado. Era conciente de que el mundo iba a la deriva pero la cosa para él estaba clara, con sabia resignación decía: “Esto no hay culo con qué pararlo”, mientras preparaba el mallón.
Señores y señoras analistas. El problema no son las pérdidas de ganancia, el problema es que nos estamos quedando sin agua por la voracidad de los ‘inversores’ a quienes, para peor, se supone que debemos seducir para que vengan.
Los que se quejan por la mala cosecha de soja, son los que deforestaron montes completos, desviaron ríos, bombardearon montañas. Responsables de ecocidio. Más que un subsidio por sus pérdidas deberian ser juzgados. Es así, y no hay ‘tu tía’.
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