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“Gumier, in memoriam”, por Daniel Molina

Jorge Gumier Maier (1953–2021) es reconocido por sus intervenciones como curador, artista y activista cultural de los 90, pero no solo comenzó su “carrera” una década antes, sino que, además, su sistema conceptual, su espíritu, su humor y sus caprichos son típicos de los 80 (con una férrea base ideológica maoísta de fines de los 60 y de los 70; una base ideológica que cimentó el fanatismo militante que llevaba incrustado en el corazón y que no lo abandonó jamás). Gumier es el más típico (y a la vez el más espléndidamente idiosincrásico) ejemplar de los 80, la época del brillo y del goce, de la purpurina y del chongo, de la intensidad, del yire y de la vida nómade.

Gumier Maier retratado por Alberto Goldenstein (esta foto se exhibió en la Galería del Rojas)

Lo conocí apenas salí de la cárcel, en diciembre de 1983. Yo era un gay de 30 años que había estado doce meses en el servicio militar y luego 10 años en prisión: desde los 19 que no conocía lo qué era la libertad. Lo fui a ver a Gumier para que me “explicara” cómo ser gay en el Buenos Aires de comienzos de la democracia. Lo había visto apenas unos instantes en la redacción de El Porteño, donde yo era editor cultural y él escribía una columna sobre la vida gay (venía una vez cada 15 días y se iba a los 10 minutos). Quedamos que iría a su casa para charlar tranquilos.

Llegué a su departamento de la calle Mansilla y ahí estaba todo Gumier en acto: la casa derruida, casi al borde del colapso, una gata enferma -a la que él le daba varias inyecciones cada día-, un tocadiscos portátil en el que sonaba Maria Bethania (recuerdo que le dije que me encantaba Bethania y él me respondió: “¡Claro que sí! Ella es la voz de Dios; no importa cómo estés, ella lo sabe y te arropa con su canto para que te sientas mejor”).

Desde antes de que nos viéramos en su casa ya éramos amigos: nos habíamos contactado por teléfono un par de días antes y hablamos sin parar varias horas, riendo y sacándole el cuero a todos y a todo como si nos conociéramos de niños.

Durante 20 años la vida continuó así: nos veíamos varias veces por semana, comíamos juntos, salíamos juntos, trabajamos juntos en El Porteño, en Fin de Siglo, en Primera Plana. Fui a la Universidad de General Sarmiento como Secretario de Cultura y ahí vino Gumier a dar sus cursos de arte. Edité El alma del hombre bajo el socialismo, de Oscar Wilde (para conmemorar su centenario), y Gumier se encargó de diagramarlo.

Nos presentábamos a los amigos valiosos para que el otro también los conociera: esta es María Moreno, decía yo, y él me presentaba a Pablo Suárez. Íbamos a tomar un whisky con Germán García y él me invitaba luego a conocer a Jacoby. Me presentó a Fernando Noy y Batato, y ellos me presentaron a Urdapilleta. Tejíamos telarañas de afectos. Yo escribía y él diagramaba. Yo editaba y él dibujaba. Yo invitaba a César Aira a publicar Cecil Taylor en la revista que yo editaba y él ilustraba ese relato genial.

Me gustaba un cuadro suyo, que había pintado en 1983. Era una obra expresionista extraña: casi un paisaje del tamaño del patio de una casa; se parecía más a una naturaleza muerta. Tenía un acabado aterciopelado, a lo Matisse, que me encantaba. Le hablé varias veces de ese cuadro y me lo regaló (hace más de 35 años que está en mi casa). El decía que yo sabía ver; que en este cuadro estaba inscripta toda su imaginación pictórica.

Catálogo de la muestra Chi Chi, con la obra que se parece al cactus que está en el cuadro que me regaló

Luego del estallido de 2001, Gumier hizo una muestra hermosa que tituló “Chi Chi” (por el hexagrama 63 del I Ching: Después de la Consumación). Ahí había exhibido una pequeña escultura que tenía las mismas volutas y la misma gama de colores que el cactus que está en una maceta en el cuadro que me regaló. Vino en medio de la muestra a mi casa, vio su cuadro y me dijo: “ves, yo hago siempre lo mismo: repito este cuadro que vos tenés”.

Hacer cosas hermosas estando con Gumier era tan natural como respirar. Por eso yo lo llevaba a cada lugar en el que realizaba algún trabajo. Cuando en el Rojas quedó libre el espacio que iba entre la entrada del edificio y el teatro (se habían derribado tres oficinas que estaban allí y quedó una especie de sala grande, sin destino prefijado), yo le propuse al director del Rojas (Leopoldo Sosa Pujato) que hiciéramos una galería de arte, para darle lugar a lo nuevo que estaba surgiendo por todas partes en Buenos Aires y no encontraba otro espacio que las paredes de bares o discotecas, en las que pasaba desapercibido.

Leopoldo aceptó la idea de la galería pero quería que yo fuese el curador (“el director”, en 1989 no era común aun usar la palabra “curador”). No acepté: propuse sí, elegir yo a quién se encargaría. Estuve dudando entre Gumier (que terminó siendo el elegido) y Liliana Maresca, quien era también -además de una artista genial- una promotora de todo lo mejor que estaba sucediendo en la escena artística en aquellos años. Al final, la inauguración de la galería los reunió a los dos: Gumier como el curador de la galería (lo sería hasta 1996) y Maresca como la artista que inauguraba ese espacio con su instalación Lo que el viento se llevó.

De Derecha a Izquierda: Kiwi, Jacoby, María Moreno, Gumier Maier y yo en una inauguración en el Rojas, años 90.

Gran parte de mi “obra” ha sido crear lugares para los demás y desaparecer. Lo hice, de manera distinta, más de cien veces. Siempre trabajé con gente brillante (lo mejor del Buenos Aires de los últimos 40 años). Gente que hizo cosas hermosas en el espacio que yo le ofrecí: ese es mi tokonoma, mi pabellón del vacío.

Pero de todas esas “obras” (que no están en ningún catálogo) la que más quiero es la Galería del Rojas. Haberlo elegido a Gumier para que la curara fue una iluminación. Su trabajo allí superó lo que yo imaginé al invitarlo. Me maravilló durante 7 años, muestra tras muestra. Todas las muestras (y los artistas que convocó y las obras que seleccionó) eran geniales. Cada tres semanas había en la Galería una nueva apuesta arriesgada: mostraba lo que no se veía en ninguna otra parte. A la vez, cada muestra era una fiesta de los afectos. Terminé siendo amigote de casi todos los artistas que pasaron por allí. Era imposible no contagiarse de la poesía y la alegría que brillaba en esas austeras paredes mal iluminadas del Rojas cuando Gumier curaba una muestra. Los que no lo vivieron no saben lo hermoso que fue aquello.

La Galería del Rojas también lo inspiró a Gumier para volver a producir obra. Hacía varios años que no mostraba y de golpe comenzó a realizar obra abstracta que tomaba las estructuras de algunos de sus cuadros figurativos (la pintura que yo tengo en casa) y los independizaba del relato y del objeto: marco sin cuadro, estructura sin cuerpo. Creaba vacío enamorado, como el polvo eterno del soneto de Quevedo.

Los 90 fueron los años intensos de Gumier. A la vez que se iba consolidando como el curador del espacio de arte más importante de la Argentina y su obra era exhibida, moría Omar Schiliro, su amor, su socio, su amigo, su compañero del alma. La fiesta de los 90 no estaba exenta de tragedia.

A partir de que Gumier se trasladó al Tigre fuimos viéndonos menos, aunque durante la primera década del siglo XXI viajaba varias veces al año para pasar tiempo juntos. Ya no teníamos proyectos en común. La distancia física y la común abulia fue imponiéndose y comenzamos a distanciarnos. Hacía mucho que no lo veía. El domingo pasado me enteré que estaba internado y que su salud era muy frágil. Que había pocas esperanzas de que se recuperase.

Hoy me llegó la noticia de su muerte. No ha partido un amigo: ha terminado una época. El mundo es otro. Lo siento ajeno.

(Publicado en la madrugada del 11 de diciembre en https://rayovirtual.medium.com )

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Cachorro Godoy: “Trabajadores y estudiantes somos parte de la misma clase popular”

Luego del fallo de la justicia laboral que derivó el expediente de los despidos estatales presentados por UPCN y ATE a la Contenciosa Administrativa, LCV entrevistó a Hugo Cachorro Godoy, Sec. Gral de la CTA-A Nacional, quien consideró que el problema no es jurídico sino ‘fundamentalmente político’. Reiteró el compromiso de seguir luchando por la reincorporación de todos los despedidos y relativizó la idea de que exista una embestida contra el Estado en su conjunto: ‘Mientras reducen en sectores como la agricultura familiar, seguridad social, economía social y popular, pequeños y medianos empresarios, desarrollo científico, tecnológico o educación; otras áreas como servicios de inteligencia, policía federal o gendarmería, es decir, las áreas represivas del Estado, se están fortaleciendo. Habrá que ver a qué sectores importa que atiendan y a qué sectores no.” También sostuvo que muchos se creen el discurso de que el Estado está lleno de ñoquis pero ‘hablan por boca de ganso’, repiten los que le imponen los grandes grupos económicos que Milei representa. Finalmente, afirmó que es necesario buscar una síntesis como se demostró en la marcha del 23 de abril y evitar que nos fragmenten. A continuación, la entrevista completa.

Hugo Cachorro Godoy, Sec. General CTA-Autónoma

LCV: En esa demanda conjunta que se presentó por el tema de los despidos a los estatales. ¿Cuál es tu opinión al respecto? ¿Seguimos dando la pelea? ¿Ya la perdimos? ¿Qué pasó?

—No, de ninguna manera vamos a dejar de dar la pelea por la reincorporación de las compañeras y compañeros. El tema es un tema jurídico, pero fundamentalmente político, porque este gobierno lo que está haciendo es gobernando por decreto y reformando por decreto la Constitución. Entonces la lucha por la reincorporación de los compañeros y compañeras, y para evitar nuevos despidos, es la misma lucha en pos de que se derogue el decreto de necesidad y urgencia y que no se siga habilitando al presidente Milei por parte de la Cámara de Diputados y de la Corte Suprema de Justicia a que gobierne por decreto.

LCV: La forma en que se está desangrando el Estado, yo creo que no tengo memoria de que haya sucedido en otro momento. ¿Vos?

—En los años 90 con el menemismo, hubo una situación muy brutal como esta y los efectos que tuvieron fueron nefastos para toda la sociedad. O sea, no es solamente un impacto negativo para los trabajadores y trabajadoras del Estado, sino que impacta en toda la sociedad. El menemismo hizo mucho daño y este gobierno de Milei, en línea con eso, también está haciendo mucho daño a toda la sociedad.

LCV: El otro día tuve un intercambio de palabras con una señora que decía: “a mí se me está complicando, yo me tengo que ajustar el cinturón, no puedo pagar ni reponer mercadería , pero por lo menos nos estamos sacando los ñoquis estatales”. Entonces yo le pregunté ‘señora, ¿usted a  quién le va a comprar después?

—Pero además. ¿Cuáles son los ñoquis que ella conoce? Hablan por boca de ganso, se comen el verso que Clarín, La Nación, Infobae difunden y que el presidente aprovecha para construir un enemigo en el trabajador del Estado. Entonces deja de ser visto aquel trabajador, aquella trabajadora, que es la que se ocupa de acompañar a los pueblos campesinos para el desarrollo de su producción agropecuaria, de acompañar desde los organismos de investigación, de ciencia y técnica para que esto llegue a los pequeños y medianos productores, de acompañar a quienes trabajan en comedores populares o a quienes se jubilan, quienes trabajan en las áreas de seguridad social. O sea, lo que sucede es esta propaganda que se alienta desde esos grupos económicos y esta mentira que expresa el presidente Milei, impacta en algunos sectores que hablan sin saber la verdad.

LCV: ¿En cuánta gente real crees que tiene que quedar el Estado? ¿Se puede bancar un Estado eficiente con esta sangría que se está llevando a cabo?

—A ver, pongamos las cosas en su lugar. Yo te describía el vínculo del trabajador, de la trabajadora estatal con estos sectores de la agricultura familiar, de la seguridad social, de la economía social y popular, de los pequeños y medianos empresarios, del desarrollo científico, tecnológico, porque es ahí donde se está reduciendo la capacidad de intervención del Estado. Ahora, hay otras áreas que directamente se están fortaleciendo, los servicios de inteligencia se están fortaleciendo, la policía federal, gendarmería, todas las áreas represivas del Estado se están fortaleciendo. O sea que no se puede hablar en general de cuál es la estructura del Estado en su tamaño. Habrá que ver a qué sectores importa que atiendan y a qué sectores no.

LCV: Esto vos decís, por ejemplo, reducir la salud, la educación, reducir todo lo que ellos consideran que no tenemos derecho a tenerlo de asistencia gratuita.

—Sí, cuando cortan el FONID, el Fondo Nacional de Educación, lo que hay ahí es una reducción del salario de los docentes. Que me expliquen quienes hablan de reducir el Estado, cómo no se necesitan en nuestro país escuelas de doble turno, mañana y tarde, cómo no se necesitan escuelas técnicas para la formación laboral, cómo no se necesitan cuidadoras y promotoras de la salud para la atención de la niñez y para la atención de la tercera edad y los adultos mayores. Esas son áreas del Estado que se tienen que fortalecer. Falta gente allí. Nosotros necesitamos un sistema de educación más fuerte aún de lo que es. El otro día leía que los trabajadores docentes en Salta cruzan ríos a pie y tienen que cruzar la frontera con Bolivia porque no hay transporte y van caminando, o van a caballo o van en burro. Entonces, ¿Hay que dejar a esos pueblos sin escuelas? Pensar que la sociedad es el metro cuadrado en el que uno vive en la Capital Federal o en el Gran Buenos Aires, es no entender lo que es un país.

LCV: En el marco de las historias sindicales y estudiantiles, ¿Cómo analizas esta coyuntura en particular en donde el trabajador va a estar mañana con sus hijos, estudiantes universitarios, en la calle?

—Me ayudaste a dar la respuesta porque el día de mañana va a ser un hito en ese sentido, porque ahí vamos a estar los que tenemos hijos en la universidad y los que no tenemos hijos en la universidad, van a estar los jóvenes universitarios y van a estar los jóvenes secundarios que quieren acceder a la universidad pública. Van a estar los trabajadores docentes y los trabajadores y trabajadoras no docentes, vamos a estar los trabajadores y las trabajadoras que estamos convencidos que la universidad pública no solamente es una fuente de formación extraordinaria, sino también un ámbito de investigación y desarrollo científico tecnológico fundamental para la soberanía de una sociedad. Mucho más en este tiempo donde el desarrollo tecnológico adquiere niveles de envergadura extraordinaria y del cual, por otro lado, nuestro país tiene porciones, y la universidad pública es una de ellas, la que aporta enormemente a través del CONICET, de la industria  de producción de satélites.

LCV: Cuando escuchaba el otro día en la conferencia que dieron para decir que iban a estar en la calle las centrales obreras, decir que los obreros habían logrado llevar a sus hijos a las universidades y que nadie los iba a sacar de ahí, por eso salían a apoyar, a mí me supo a síntesis, me supo a  principio de una síntesis política. ¿Lo podemos ver así o me estoy apurando?

—No, creo que es así. Cuesta entender cómo un pequeño grupo de sectores ligados a las finanzas, a los sectores más enriquecidos de una sociedad, que son la minoría, pueden controlar y dominar a una mayoría que son trabajadores y trabajadoras, que es una población que vive de su trabajo. Eso se explica por la posibilidad de dividir a la población, de fragmentarla, de crear estas falsas dicotomías como las que hablábamos, que una vecina de un barrio popular se ponga contenta porque echan a un trabajador estatal afirmando que es un ñoqui sin siquiera conocer la persona, las condiciones que trabaja, reproduciendo un relato como loro. El conocimiento y el trabajo se han puesto como si fueran dos cuestiones que se contraponen y en realidad el trabajo es una fuente de construcción de conocimiento y el conocimiento es una fuente de multiplicación del trabajo para el desarrollo de una sociedad. Esto por un lado. Por otro lado, el estudiante y el trabajador, nosotros que somos parte de una central de trabajadores de nuevo tipo, decimos el estudiante es un trabajador, aunque no tenga una tarea con un empleo formal, primero porque ocupa su tiempo en una tarea que redunda en beneficio de la sociedad, porque su conocimiento personal redunda en el desarrollo, en el beneficio de la sociedad. Y por otro lado, porque también a veces, aunque sea de manera precarizada, tiene que ganarse el mango para poder sostenerse el estudio. Entonces, trabajador, trabajadora, estudiantes, somos parte de una misma clase popular que tenemos intereses muy en común y que tenemos que evitar que nos divida.

(Entrevista realizada por Nora Anchar para La Columna Vertebral-Historias de Trabajadores en larz.com.ar el 22 de abril de 2024. Escuchala en directo los lunes de 18 a 20)

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Preocupación internacional por el desmantelamiento de los archivos del Ministerio de Defensa referidos a la dictadura

Si bien en el Ministerio de Defensa no hubo centenares de despidos como en otros organismos, las listas de cesanteados tuvieron un tinte más ideológico que de ajuste. Desmantelaron el Equipo de Relevamiento y Análisis documental (EryA) que funcionaba desde el año 2010. Archivo histórico, en el que no solo se puede encontrar documentación militar de hace 200 años sino que preservaba los documentos correspondientes al período de la dictadura. Muchos de ellos fueron utilizados por la justicia para establecer resonsabilidades en delitos de lesa humanidad. De los trece archivistas y profesionales especializados quedaron solo tres, prácticamente sin funciones.

Hace un mes y medio, Petri nombró a Lucas Miles Erves como Director Nacional de Derechos Humanos del ministerio. Abogado y ex comendiante, tiene un curriculum en el que se destaca como asistente del Departamento de Estado de EEUU. Se define a sí mismo como especialista en Defensa y Derechos Humanos, aunque recién en enero de este año logró su diplomatura en DDHH en la Universidad Austral. En su twitter destaca como sus intereses:  “Amor por el tenis. Disfruto de viajar y hacer reír. Comprometido con todo aquello que nos haga mejores personas”.

Se ignora cuáles fueron los motivos que impulsaron a Petri a nombrar en un cargo tan especial a alguien que por sobre todas las cosas le gusta hacer reir. Claro que no es el único nombramiento inquietante también asumió como asesor del ministerio el contador Francisco Jorge Adorni, hermano del vocero presidencial, Manuel Adorni, quien, según el diario La Nación cobrará un sueldo de dos millones doscientos mil pesos.

Entrevistado por Canal Abierto, Alan Rüst, uno de los despedidos del Archivo destacó: “Los paracaidistas que están cayendo en el Estado dan bronca y desazón, es más fácil destruir que construir, llevamos años especializándonos en el tema y ya no sabemos qué va a pasar con esos documentos’ y agregó que con el sueldo del hermano de Adorni se podría pagar a todo el equipo del ERyA, cuyos profesionales cobran un promedio de 600.000 pesos.

Está claro que las cesantías nada tienen que ver con aumentar el superávit fiscal, de hecho Petri denunció a los archivistas como un grupo ‘parajudicial de persecusión a las Fuerzas Armadas’. Consultado por el diario Clarín, el ministro sostuvo que“los informes que produjeron no están en el sistema, yo como ministro no puedo acceder, los mantuvieron en secreto en sus computadoras y en los últimos tiempos fueron con memorias portátiles a llevárselos. Eran un grupo de persecución que hacía macartismo en las Fuerzas Armadas”.

Reclamo del International Council on Archives

El Consejo Internacional de Archivos (ICA en su sigla en inglés) fue creado en 1948 como una entidad internacional auspiciada por la UNESCO para el fortalecimiento y protección de los archivos. Su Sección de Archivos y Derechos Humanos (SAHR) promueve el papel de los archivos como facilitadores de pruebas de violaciones de derechos humanos, visibiliza su pérdida y defiende políticas archivísticas que garanticen su preservación y uso por los ciudadanos para reparación y construcción de sociedades democráticas. 

En tal condición, el ICA expresa su profunda preocupación por las medidas adoptadas por las autoridades del Ministerio de Defensa de Argentina, presidido por Luis Petri, que interrumpen el acceso de personal civil especializado de los Equipos de Relevamiento y Análisis a la documentación militar relacionada con las graves violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura de 1976 a 1983.

A través de un comunicado difundido en la comunidad internacional afirman:

Considerando que las medidas anunciadas por el Gobierno tendrían negativas consecuencias en la calidad democrática de la sociedad argentina, el ICA solicita al gobierno argentino: 

  1. El mantenimiento de los contratos de archivistas, investigadores y otros integrantes de los equipos para el relevamiento y análisis de la documentación oficial 
  2. El mantenimiento de las resoluciones 308/2010, 1573/2023 y 1131/2015 y la continuidad e implementación efectiva del Sistema de Archivos de la Defensa 
  3. La continuación de las políticas públicas archivísticas destinadas a reforzar el papel de los archivos públicos como herramientas esenciales para conocer la verdad y para sustentar los derechos ciudadanos. 

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Una biblioteca de miles de vidas, por Federico Lorenz

Constituciones, Mafaldas, Nuncamases, Manifiestos Comunistas, una vida de San Martín, de Mitre, La fuerza es el derecho de las bestias, 1984, La náusea, El jorobadito, Poesía completa de Borges, Latín 1, revistas Fierro, revistas Humor, Poder y desaparición, Ciencias Sociales 1, Postales desde Malvinas, Santa Evitas, Cuarteles de inviernos, Biologías, Ingenierías, ICSEs, Sidney Sheldons, Cantos generales, Venas Abiertas, Harry Potters, Martín Fierros, Lingüisticas, Geografías, Cinco Semanas en Globos, Seis personajes en busca de autor, Antologías de terror, Astronomías, Nuevos testamentos, libros en chino libros en ruso no sé qué querían decir los títulos, Patagonias rebeldes, quise sacar fotos, no pude, era sacar fotos o disfrutar ser parte, vi de todo vi una biblioteca miles de vidas miles de horas brazos en alto con libros sin libros cánticos padres madres hijas hijos amigos jubilados jubiladas amigas amigos compañeros docentes no docentes estudiantes señoras en balcones que aplaudían que colgaban banderas y carteles gracias camión de residuos que tocó la bocina y nos dejó pasar y aplaudíó y policías mudos quizás acordándose de alguna seño de algún profe y bocinazos alguno habrá puteado seguro que la mayoría no, aplausos aplausos bocinazos todos en algún momento alumnos todos defendiendo la posibilidad que supimos conseguir a lo largo de la Historia que supimos defender a pesar de momentos durísimos que nos hizo quienes somos defendiendo la educación que es la que nos va a sacar de esto más temprano que tarde si rencor pero con memoria porque tenés que estar realmente muy desquiciado pensando que tenés que romper todo para arreglar algo, para confundirte destruir con construir donde estabas cuando te explicaron eso, cómo quiero a mí país sin chauvinismo lo quiero bien desde abajo como ayer miles y miles de pies de manos de voces diciendo que no que basta.

(Tomado de facebook del autor con su autorización)

Foto de portada: AFP

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