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Pablo Touzón: “Que Ucrania no ingresara a la OTAN se garantizaba más sin esta invasión”

El analista político Pablo Touzón analizó el conflicto entre Rusia y Ucrania, aseguró que esta intervención “terminará dañando a Putin en el mediano plazo”, y expresó que, aunque queda por verse qué sucederá en estos días, no ve posible una tercera guerra mundial.

LCV: Me parece que este tipo de dirigente como Putin y Trump se apoyan en cierto sentimiento nacionalista de los lugares más alejados de las grandes urbes ¿Vos creés que es así?

-Creo que es un poco así. Lo que sí me parece también es que en el caso ruso, como pasa en la mayoría de los regímenes autoritarios, es difícil medir eso palmo a palmo. En el sentido de que incluso Trump perdió el año pasado. Hoy por hoy el apoyo a esta guerra lo desconocemos en esos sectores porque entre que es difícil medir, que nadie lo hace y lo que puede ser toda la censura. Hoy por hoy el 100% de los medios no putinistas están censurados, entonces es difícil de encontrar. Me parece que ni siquiera todos los oligarcas que apoyan a Putin deben apoyar la guerra, por el preciso motivo de que que le freezen o le incauten la casa en Marbella. Tampoco les hace mucha gracia por una especie de tema que no es central, no representa ninguna amenaza a la existencia de Rusia. Eso es lo que vende el régimen de Putin pero no existe en realidad. En general este tipo de guerras como sabemos no tienen tanta bancada en la ciudadanías, incluso los regímenes autoritarios. Se dice que cuando Hitler lanza la Segunda Guerra Mundial en conjunto con Stalin, porque cuando invaden Polonia y desencadenan la Segunda Guerra Mundial invadieron los dos, de un lado y del otro, pero cuando pasó eso no es que en la población alemana había una especie de gran voluntad de ir a la guerra. Pero en este tipo de regímenes al final lo que cuenta es la opinión de uno solo. Entonces ahí el psicologismo tiene sentido porque hay una parte que solo corresponde a la decisión final de uno solo.

LCV: Un columnista ruso dijo que muchos países tienen un día de la independencia pero Rusia no festeja un día de independencia porque hace 2500 años que es libre ¿Este es más o menos el sentimiento que hay, el de absoluta superioridad?

-Sí. El problema es que, como pasa en muchos imperios, el concepto de independencia rusa implica la dependencia de otros. Eso es histórico desde el Estado Zarista pasando por la Unión Soviética hasta la actualidad. La trayectoria expansionista que tiene el Estado ruso territorial más clásica nunca la dejó, entonces mucho de esos países que ellos consideran como si fueran naturalmente satélites, los pueblos mismos de esos países no se consideran naturalmente satélites. Eso estamos viendo en el desarrollo de las últimas horas de Ucrania. Hay una especie de concepción rígida, estática de la historia en general que hace que como Rusia nació en el condado de Rus en Kiev hace 50 mil años, eso implique que hoy sea igual. Como en el medio pasaron muchísimas cosas, en el hubo una colectivización forzosa de Stalin de la agricultura que mató 5 millones de personas en Ucrania. La caída de la Unión Soviética en el sentido estricto empieza con la independencia de Ucrania en el ’91. La caída final de la URSS, no la caída del ’89. Porque acordémonos que desde el ’89 que cae el Muro de Berlín y el 25 de diciembre del ’91 que cae la URSS pasaron solo dos años donde pasó de todo. Una de esas cosas fue la independencia de Ucrania. Tronchar la independencia de Ucrania ahora es como si fuera una forma de revertir eso, que para Putin es la gran catástrofe geopolítica del siglo XX: la caída de la URSS.

LCV: Pero él no quiere volver al mundo soviético.

-No a nivel socioeconómico. Hay que entender esto porque es muy peculiar. En Argentina estamos tan lejos de esa concepción porque somos un país de rango medio latinoamericano y la noción imperial se nos hace un poco lejana. Pensemos que el principio imperial en Rusia o esta idea de las nacionalidades, en un momento se le llama la cárcel de los pueblos a la Unión Soviética. Esta idea de que formalmente la URSS era una especie de confederación del pueblo, es independiente un poco de la ideología que lo contiene. El zarismo tenía una ideología, la Unión Soviética tenía otra y Putin tiene otra. Si ustedes quieren Putin también tuvo una especie de nacionalismo panruso y a nivel económico no tiene el más mínimo ápice de zarismo. Pero hay una especie de relación de continuidad. El tema es que cuando la URSS se expande después de la Segunda Guerra Mundial hasta la mitad de Alemania, cuando se expande por los países del este y demás, no lo hace con la anuencia de los pueblos en los cuales se expande. Salvo algunos casos muy excepcionales que repiten una cultura eslava más nítida como el caso de Bulgaria. En general, todos los países que la URSS invadió y en los que después puso regímenes comunistas no querían estar ahí. Entonces lo mismo pasa con los países que Stalin selecciona de los países baldos que se los chafa cuando hace el pacto con Hitler. Por eso, cuando se habla de geopolítica… ¿Qué es la geopolítica, esa palabra que tanto se usa? La geopolítica es entre el espacio geográfico y la política, pero por ende tiende a ser medio estática.  La geografía es mucho más estática que la dinámica cultural.

“Estoy en contra de que se hable de nazismo porque los rusos tienen su propia forma de eso, que es el mismo Stalin”

Sobre las acusaciones cruzadas de nazismo

LCV: Cómo si tuvieras la posibilidad de regir la política por frontera.

-Como si siempre fuese igual. La ventaja de la geopolítica es que te permite ver tendencias más largas en el tiempo. La desventaja es que con el criterio geopolítico duro, Uruguay debería ser Argentina. Anda a preguntarle ahora si les gustaría que los invadiéramos. Hay una dinámica que es la de los pueblos que en general no se ve y que después se sorprenden porque hay resistencia, porque las cosas no salen como pensaban. Lo mismo le pasó a los norteamericanos en Irak. Tenían una especie de idea de que los iban a recibir de liberadores. Es otro tipo de nacionalismo el norteamericano, más ideológico y menos territorial, pero de cualquier manera te lleva a este tipo de cagadas. En el mediano plazo va a ser peor para Putin.

LCV: Se tiran con el nazismo de un lado y del otro ¿Cómo ves esta utilización de eso tanto de lado ruso como del lado ucraniano?

-La historia indica que efectivamente cuando se produce la operación barbaroja donde Hitler invade, en principio hace un pacto con Stalin para dividirse países que dura un año hasta que Hitler mismo lo vulnera y ahí se reparten Polonia y otros países. Pero cuando llega la confrontación y Hitler invade “sin avisar” a la URSS, efectivamente parte de alguno de los pueblos que habían estado oprimidos apoyaban a los nazis contra los rusos. Recordemos lo mencionado sobre la agricultura en Ucrania que llevó incluso a escenas de canibalismo. Era menos una convicción ideológica; había un elemento anti bolchevique.

Hitler era tan racista que la opción que hubiese sido más práctica desde el punto de vista militar era que él diera armas a las naciones que habían estado oprimidas por los rusos, pero como él no quería que haya repúblicas independientes no lo hizo. Había en el mundo ucraniano un apoyo a los nazis, pero eso tiene más que ver con cómo juegan las culturas nacionales y este tipo de cosas que una especie de ideología intrínseca. Acusar al presidente judío de Ucrania de nazi es una cosa interna. Es recordarle a los rusos que una parte ucraniana cuando Alemania invadió estuvo a favor de Alemania. Del otro lado comparar a Putin con Hitler tiene que ver con esta idea de que Hitler antes de que se desencadene la Segunda Guerra Mundial avanzaba, a mediados de la década del ’30, como diciendo “agarro y tomo mitad de Checoslovaquia a ver qué pasa”. Yo estoy en contra cuando se habla del nazismo porque los rusos tienen su propia forma de eso que es el propio Stalin. No hace falta importarlo.

“Con el repliegue norteamericano, muchos países sacaron conclusiones. La de Putin fue que tenía espacio libre para avanzar”

Sobre el liderazgo de los países y la inesperada decisión de Putin

LCV: Esta confrontación independientemente de lo tenaz en su ideología que sea Putin, ¿no reviste también un poco esta crisis de liderazgo en los países?

-Sí. Muchos liderazgos vienen de los años de pandemia, vienen de una situación de crisis en el mundo después de la crisis financiera del 2008 donde se cambió muchísimo en cuestión de partidos en muchos países del mundo, vienen de grandes traumas en Occidente como fue el Brexit de Inglaterra o el gobierno de Trump, semi socio de Putin en este caso. Vienen de un montón de eventos traumáticos y creo que la ventana de oportunidad que ve Putin es eso. Es como diciendo “bueno, EEUU ya no es lo que era ni lo volverá a ser en ese punto”. Entonces ve el famoso fin del imperio americano que siempre están anunciando y que un poco pasó. No en el sentido estricto, pero es verdad que se retiró de medio oriente, de Afganistán, es verdad que no hay consenso interno para sostener una especie de nueva guerra. Hoy anunciaron que Alemania, que desde la Segunda Guerra Mundial invertía muy poco en el ejército por motivos obvios, acaba de anunciar que van a duplicar el PBI militar expresando que no lo hacen solo por Alemania, sino para toda Europa entera. Como que finalmente Europa va a asumir su propia defensa sin depender de Estados Unidos. Entonces lo que ves alrededor de lo que está pasando es que, con el repliegue americano, muchos países toman sus conclusiones. La conclusión de Putin fue que hay espacio libre para avanzar. Para mí se va a equivocar en eso porque no es solamente Estados Unidos, pero efectivamente sí, en otra época no hubiese pasado eso porque hubiese estado los Marines en la puerta de Ucrania y ahora decidieron no hacerlo. Lo que tiene EEUU es complejo porque le dicen que lo abandonan, pero si van le dice que son imperialistas. 

LCV: No se cómo ves ahora el tema de la población en Ucrania, qué actitud va a tomar.

-Lo que se está viendo es mucha mayor resistencia de lo que los pensaron que iban a tener del pueblo ucraniano. El gobierno además salió electo hace poco tiempo con muchos votos, no es que estaba entrando en una especie de sistema político caído y legitimado. Entra en una situación donde después de lo que fueron las revoluciones de ese año en Ucrania, el poder está como más estable. Por otro lado lo que está habiendo es que están repartiendo armas en la población y aparentemente está costando más, asumiendo la diferencia militar que hay entre uno y otro. Lo cual no implica que después Kiev no termine cayendo. La otra vez escuchaba un informe de un tipo alemán que decía “bueno, ¿pero después de esto qué tiene que venir para estabilizar Ucrania?”. Supongamos que cae Kiev por motivos militares, pero si el 80% de la población está en contra de la ocupación es probable que se generen guerra de guerrillas primero. Segundo, el gobierno títere que pongan. En este caso uno vio los limites de Putin en el sentido de que le dijo a los militares de Ucrania que tomen el poder para sacar al presidente como diciendo “ay, ¿esa es la hipótesis de Putin? ¿Qué sean los militares ucranianos que están peleando contra él que tomen el poder?”. Es un poco confusa esa parte y por otro lado decían que es obvio que en el caso de la ocupación va a haber listas negras y detenciones de la gente del partido del presidente. Una especie de guerra sucia adentro. No va a terminar. Tal vez Rusia haga una especie de programa de paz que les asegure a ellos alguna cosa que quieran y se retiren si ven que se puede complicar más la ocupación permanente de un país. La realidad es que tal y como está la situación interna política en Ucrania es difícil que puedan sostener un gobierno títere mucho tiempo. Que no implique masivamente una intervención militar con lo costosa que es y lo que implica. Pasa mucho que es más fácil entrar que salir para los imperios. El objetivo de que Ucrania no esté en OTAN para mi era más garantizado sin esto que con esto, paradójicamente. Porque la OTAN, dada las pocas ganas que tenía de intervenir contra Putin y como es una guerra con el tipo de casualidad, un poco está garantizado que Ucrania no iba a ser de la OTAN, que iba a estar un poco como Finlandia en la guerra fría.

“Sin la participación directa de Estados Unidos no va a haber Guerra Mundial. El tema es que también hay un factor no planificado: por ejemplo, nadie pensaba que Putin podía hacer lo que hizo”

Sobre la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial

LCV: Putin también se refirió a Suecia y Finlandia, advirtiéndoles sobre una posible entrada a la OTAN. ¿No es una amenaza a algo que además lo excede de territorio?

-Es una amenaza con un arma nuclear. Es grave porque si se le chifla el moño a Putin, si después de tantas décadas de poder único como que al final ni su mismo gabinete esté a favor de esto. Ni siquiera los mismos oligarcas que lo sostienen. El otro día salió un video que lo difundió él humillando a un ministro de él. Cuando el tipo demuestra dudas de esto, él lo corre y obviamente empieza a tartamudear, una escena un poco humillante, pero lo interesante de esto es que te muestra que está disciplinando el gabinete. Como que ni siquiera ellos mismos están de acuerdo con esto y lo que implica. Incluso por conservadores, porque implica que les incauten la plata robada en Europa. Ninguno tiene muchas ganas de jugarla así. Los países que pedían el ingreso a la OTAN sobre todo era porque querían una garantía contra que Rusia los vuelva a meter adentro. No es tanto que se haya expandido, lo que quieren es que no se le vuelvan a meter. Tengo una amiga descendiente ucraniana que decía que “Rusia es como una novia tóxica y todos los que se fueron están mejor sin ellos, pero se quieren volver a meter”. Para mucho de esos pueblos lo de la OTAN es una variable que instrumentalizan ellos, no es que de repente se volvieron pronorteamericanos. Es el otro grandote que le puede evitar que a Rusia, que la tienen pegada, se los coma. Entonces obviamente que a Putin le va a molestar. Pero de ahí a que haya una especie de agresión contra Rusia de los países bálticos… Cuando vos tenés una ideología como la que tiene Putin, que es una especie de panruso imperial, vos siempre te sentís como que te están estrangulando.

LCV: ¿Vos crees que esto tiene algo de fuego artificial y que en realidad la posibilidad de una tercera guerra mundial no está tan al alcance la mano como todos tememos?

En principio si EEUU no participa de manera directa no va a haber Tercera Guerra Mundial. La guerra tiene un factor no tan planificado, en el sentido de que después hay cosas que salen mal. Cualquier militar con el que hables lo que dice es que vos tirás el primer tiro y después vas viendo. Más allá de la planificación que pueda existir. Hay un montón de variables que uno no controla. Supongamos que mañana un grupo de guerrilla ucraniana mete un bombazo en Moscú. Hay un montón de cuestiones que hacen que la situación sea muy picante, porque Rusia tiene frontera con países de la OTAN y con todas estas amenazas los otros están obligados a tomarme un poco en serio. Antes estaban todos convencido en el sistema de seguridad europeo que al final es Putin era racional y que él no iba a ir a Ucrania. Los tipos ahora no tienen garantía de que lo de Finlandia y Polonia sea simplemente una bravata o que sea en serio, entonces están obligados a proceder como si fuera en serio. Entonces son situaciones que objetivamente suben muchísimo la tensión. Esto de que Alemania decidió duplicar su presupuesto militar abandonando su política no bélica desde la Segunda Guerra Mundial y asumiendo que como los norteamericanos se replegaron necesitan defensa propia. En Francia, por ejemplo, Putin históricamente bancó a los movimientos de extrema derecha y en general tendían a ser medio pro-Putin. Ahora todos se dieron vuelta. Para el régimen de Putin en el fondo le va a salir el tiro por la culata en eso, porque va a implicar que mucho de lo que podría haber construido en estos últimos 20 años, incluso en los países con coaliciones prorusas o que miran con mayor benevolencia el régimen de Putin en todos los países, de repente están obligados por la situación esta a ponerse en contra.

LCV: ¿Por qué las izquierdas de algunos países insisten en pegarlo con un comunismo que ya no existe y en levantarlo como un líder socialista como es el caso que hace Venezuela e incluso lo que hace Cuba?

-Porque en Latinoamérica Putin sí es aliado de esas formaciones políticas. Uno diría: ¿por qué es de ultra derecha en Europa y bolivariano en Latinoamérica? Porque lo que une eso es el antinorteamericanismo. Son los intereses geopolíticos de Rusia como imperio, no tienen nada que ver con algo ideológico. Si yo descubro que en Europa la extrema derecha es la más crítica de lo que le llaman el atlantismo, de la Unión Europea. Quieren disolver la Unión Europea que ellos ven como una especie de avanzada norteamericana. Entonces en esta especie de lógica de Guerra Fría resucitada que plantea Putin, él suma aliados de una manera pragmática y los que son más anti sus enemigos en América Latina son la Venezuela de Maduro, Ortega, etc. Pero de ahí a que eso tenga algún correlato con la política interna rusa de alguna cosa de izquierda obviamente que no. Es un problema, porque cuando asumís que en el mundo que viene los norteamericanos no van a tener la misma preminencia que supimos ver en otras décadas del siglo XX, si tu prisma de análisis de la realidad es solamente si estás a favor o en contra de EEUU es como que te quedó viejo. Porque ya no alcanza eso para comprender todo el mundo. 

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Esta semana se juega el futuro de los trabajadores ¿Qué se debatirá en el Congreso?

Como es ya costumbre, el gobierno de Javier Milei apretó el acelerador y advirtió que la llamada Ley Bases debería aprobarse sí o sí este mismo lunes mientras amenazaba a los gobernadores de quedar afuera del promovido Pacto de Mayo si sus senadores votasen en contra. Varios sectores llaman a movilizarse al Congreso de la Nación este lunes, algunos irán a las 11 y otros a las 17 hs. Así lo adelantaron Miriam Bregman desde su banca, ATE Capital, Leopoldo Moreau a través de un twit y Unidos por la Cultura que coincidirá en el Gaumont a las cinco de la tarde. La semana se completará con una reunión de la CGT en el Consejo de Salario Mínimo el día martes.

La Asociación Trabajadores del Estado (ATE Nacional) realizará un paro de 72 horas en el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) a partir de las 00 horas del lunes en rechazo a la aprobación de la discusión de la ley este lunes, por el cual podrían paralizarselas exportaciones y controles sanitarios en todo el país. “Este paro seguramente acarreará pérdidas multimillonarias y el Gobierno es el único responsable. Si se aprueba la Ley Bases, el Estado será destrozado”, aseguró Rodolfo Aguiar, Secretario General del sindicato, quien agregó: “Si se aprueba esta ley, el presidente Milei tendrá facultades para reestructurar cualquier dependencia pública, incluso achicar, fusionar y hasta disolver cualquier organismo. Pretenden dejar sobre la órbita del SENASA solamente la certificación de las importaciones, porque es lo único que le interesa al Gobierno para obtener divisas. El resto de las funciones se la van a delegar empresas privadas o incluso a los estados provinciales. También quieren que los controles de pasos fronterizos terrestres pasen a Gendarmería, y en los aeropuertos internacionales a la Aduana”.

En tanto, la CGT se reunirá este lunes para ver si logra presionar para anular más artículos de la reforma laboral que ya fue recortada logrando anular 42 artículos pero en la que restan 16 que provocan preocupación. Luego de una semana al rojo vivo que comenzó con el senador Miguel Angel Pichetto advirtiendo a los dirigentes sindicales que “el domingo por la noche apareció un nuevo texto de la Ley Bases donde incorporan una reforma laboral de 60 artículos”, y se parece mucho al DNU de Milei. Hubo reuniones a contrarreloj con distintos funcionarios del gobierno que desmintieron a Pichetto pero aceptaron realizar las modificaciones que fueran necesarias para que se aprobara la ley, claro que con algunos límites: ‘No pueden ganarlas todas’, sostuvo Julio Cordero, de la Secretaría de Trabajo.

LOS PUNTOS EN DISCUSIÓN

La denuncia del diputado de Hacemos Coalición Federal provocó que los abogados de los sindicatos analizaran con mayor atención los 16 artículos que se mantuvieron en el texto y coincidieron en que varios de ellos afectan los derechos de los trabajadores.

Desde la CGT consideraron inaceptable el artículo 93 que permite a un “trabajador independiente” tener otros 5 ‘trabajadores independientes’ a su cargo provocando una precarización laboral ya que no contarían con vacaciones, aguinaldos, licencias ni salario mínimo.

Un informe del Instituto de Estudios y Fromación (IEF) de la CTA Autónoma llega a idéntica conclusión con relación al mencionado artículo 93: “La iniciativa deja de considerarlos trabajadores y, por ende, su vínculo con el principal pasa a estar regulado por el contrato que entre ellos hayan firmado, usualmente una locación de servicios”. También advierte que la ley va en contra de los trabajadores estatales: “Facilita el despido de quienes se desempeñen en órganos u organismos suprimidos, o que fuesen afectados por un cambio en la asignación de funciones. En estos casos, se establece que los trabajadores respectivos quedarán automáticamente en situación de disponibilidad, sin tener derecho, como establece la regulación actual, a ocupar las vacantes que pudiesen generarse en otras áreas del sector público. Asimismo, los obliga durante el plazo de disponibilidad a desarrollar tareas en servicios tercerizados del Estado”.

Otra de las objeciones es el artículo 226 que deroga la moratoria previsional y la reemplaza por una Prestación de Retiro Proporcional, destinada a personas que cumplieron 65 años y no completaron 30 años de aportes necesarios. En los hechos, aumentaría 5 años la edad jubilatoria para el 90% de las mujeres que pasarían a cobrar un haber mínimo equivalente al 80% de una jubilación mínima.

También sobrevivió en la reforma laboral la extensión de los períodos de prueba que actualmente son de 3 meses. La propuesta nueva consiste en extenderlos a 6 meses para empresas de más de 100 trabajadores, de 8 meses para PyMES de 6 a 99 trabajadores, y de un año para minipymes de hasta 5 trabajadores.

Ya comenzaron a alzarse voces llamando a movilizarse frente al Congreso durante el debate. Miriam Bregman convocó a la ciudadanía a permanecer afuera del edificio porque están en juego los derechos de los trabajadores y por la reforma del Estado que prevé distintas privatizaciones. En efecto, el proyecto declara empresas sujetas a privatización a Aerolíneas Argentinas S.A., Energía Argentina S.A., Radio y Televisión Argentina S.E., e Intercargo SAU. Junto a Nucleoeléctrica Argentina SA y a Yacimientos Carboníferos de Río Turbio, aunque en estos 2 casos establece que el Estado debe mantener el control o la participación accionaria mayoritaria. Quedó afuera del texto la privatización del Banco Nación, aunque el ministro del interior, Guillermo Francos, no descartó que eso pueda ocurrir en un mediano plazo. Por otro lado, se propone un esquema de concesión privada para las empresas Agua y Saneamientos Argentinos S.A., Correo Oficial de la República Argentina S.A., Belgrano Cargas y Logística S.A., Sociedad Operadora Ferroviaria S.E. (SOFSE) y Corredores Viales S.A.

Por su parte, Leopoldo Moreau también llamó a seguir el debate en las afueras del Congreso mientras advertía a través de un twitt que la flexibilidad de la reforma del Estado ponía en riesto de disolución organismos como el Banco de Datos Genéticos creado por el gobierno de Raúl Alfonsín que permitió que más de cien niños secuestrados durante la dictadura pudieran recuperar su identidad.

Luego de la martónica sesión del lunes, la semana sigue agitada para los trabajadores. El martes, la CGT participará del Consejo del Salario junto con el Gobierno y los empresarios para definir un aumento del sueldo mínimo y el miércoles será la movilización convocada por el 1° de mayo en el Monumento al Trabajo, en Paseo Colón e Independencia, el mismo lugar elegido en el 2016 luego de la asunción de Macri que fue una multitudinaria manifestación de unidad sindical.

Juan Carlos Schmid anunció que “se interrumpirán las actividades en el transporte aéreo, terrestre, portuario y maritimo en rechazo al acuerdo fiscal que nuevamente sanciona el impuesto a las ganancias“, el paro está previsto entre la mañana y el mediodía del martes 6 de mayo.

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EE.UU: Aumentan protestas pro Palestina en un singular año electoral

Por Carmen Valdivieso Hulbert, corresponsal LCV en New York

Las protestas pro Palestina se han intensificado en numerosas universidades de Estados Unidos, con unos 500 arrestos en esta semana. Los estudiantes condenan los ataques militares de Israel en Gaza, y exigen la desinversión de los fondos universitarios en operaciones militares israelíes. Durante la Pascua Judía muchos miembros de la colectividad también se manifestaron contra el exterminio palestino frente a la casa de un senador demócrata.

Todo empezó hace 10 días en Columbia University, donde los estudiantes propalestinos levantaron tiendas de campaña en los jardines del campus universitario. Las autoridades universitarias llamaron a la policía y un centenar de estudiantes fueron arrestados, mientras que otros fueron suspendidos y expulsados del lugar. Desde esa fecha grupos de universitarios de otros estados se han solidarizado con el movimiento y han tratado de levantar campamentos en los jardines de sus campus, no solo en Nueva York , sinó también en otras universidades de todo el país, desde Massachusetts, Wisconsin, Minnesota, Texas y California, entre otros. Ya suman 500 los estudiantes arrestados a lo largo de todo el territorio nacional.

Los ataques militares de Israel en Gaza que ya se han cobrado la vida de 34.183 palestinos, con 77.143 heridos y centenares de miles de evacuados, tuvieron una rápida repercusión entre los estudiantes universitarios que reclamaban el fin de las matanzas. La invasión israelí en territorio palestino comenzada luego del atentado terrorista en la frontera provocado por un grupo de Hamas el 7 de octubre, donde murieron 1.700 personas y hubo 8.700 y 240 rehenes, fue presentada por Netanyahu como una represalia pero se está convirtiendo en genocidio según los estudiantes en favor del pueblo Palestino.

Algunas voces han comparado las protestas propalestinas de estos días a las multitudinarias manifestaciones contra la guerra de Vietnam a fines de la década del sesenta y principios de los 70s, aún queda por verse cuál será su alcance, aunque existen muchas similitudes políticas en ambos escenarios.

Asimismo nos han recordado a las protestas universitarias y de grupos de activistas por los derechos civiles de los años 80, contra el Apartheid en Sudáfrica, que exigían la desinversión de capitales en empresas sudafricanas, desencadenando el fin de ese régimen y la liberación del líder Nelson Mandela quien a su vez fue elegido presidente de la nueva nación libre.

Todo esto se vive en medio de un ambiente cargado de calor político en un año electoral, en el cual el presidente Joe Biden, visiblemente envejecido, realiza una limitada campaña de reelección por el Partido Demócrata, mientras que su rival republicano, el ex presidente Donald Trump, tiene una limitada campaña proselitista debido a cuatro juicios que enfrenta por varios delitos de fraude, obstrucción de justicia y por violaciones a la ley de espionaje, en estados como Nueva York, Georgia, Florida y en la capital Washington DC.

En un principio, los medios informativos de Estados Unidos catalogaron las actuales manifestaciones estudiantiles como antisemitas, pero el tono ha ido cambiado hasta quedar ahora en protestas pro Palestina. Sin embargo, muchos grupos judíos participan activamente en las protestas.

Pascua judía y reclamos de alto el fuego

El martes, el mismo día en que el Senado estadounidense aprobaba un paquete de ayuda militar de 95 millones de dólares para Israel y Ucrania, cientos de manifestantes judíos se congregaron en Brooklyn frente a la residencia del senador Chuck Schumer, líder de la mayoría demócrata en el Senado que esta semana logró que se votara una ayuda extra de 26 mil millones de dólares a Israel. Ese fue el lugar elegido para el inicio de una festividad como la Pascua judía, el Séder, la cena pascual convertida en una manifestación de reclamo para que se detenga el financiamiento del genocidio en Gaza.

Durante el acto, muchos líderes judíos, entre ellos rabinos, y activistas palestinos de Nueva York, destacaron su condena al sionismo y su respaldo al pueblo palestino que padece en Gaza. Mientras coreaban “Cese inmediato del fuego”, “Dejen que Gaza exista”, “Detengan el financiamiento a Israel”, miembros del grupo Judíos por la Paz, acompañados de cientos de vecinos de la zona, entre ellos muchos palestinos, bloquearon las arterias de la zona adyacente a Grand Army Plaza una de las áreas de Brooklyn de mayor tránsito vehicular. Entre los asistentes, la escritora Naomí Klein quien pronunció un duro discurso: “Lo que quiero decirles esta noche en este revolucionario e histórico Séder en las calles es que demasiada gente de nuestro pueblo está adorando una vez más a un falso ídolo. Están cautivados por él. Intoxicados por él. Profanados por él. Ese falso ídolo se llama sionismo.

La intensidad de las protestas que han ido creciendo al calor de las acciones militares de Israel en Gaza y el aumento de muertos y heridos entre la población civil palestina, han conseguido muchos más adeptos entre los estadounidenses que ven toda esa información ya sea por televisión o en sus teléfonos a través de las redes sociales.

Al igual que en 1968, un año sumamente violento no sólo por las protestas de la guerra de Vietnam, sinó por los asesinatos de Bob Kennedy y Martin Luther King, la convención del Partido Demócrata este año se realizará en Chicago. Fueron quizás las numerosas protestas en ese año, las que llevaron a los estadounidenses a elegir al republicano Richard Nixon, quien ofrecía una mayor paz y un nuevo rumbo de la guerra en Vietnam. Promesas que cayeron en saco roto.

En esa ocasión numerosas organizaciones planearon marchas alrededor de la sede de la Convención Demócrata, con o sin permiso de las autoridades. Efectivamente durante el evento hubo violentos enfrentamientos entre grupos de oposición y la policía, con más de 600 civiles y 152 policías, heridos.

Este año, una nueva generación que ha crecido con movimientos sociales como Ocupemos Wall Street, y La vida de los negros vale, está horrorizada por los sucesos de los ataques militares de Israel en Gaza donde han muerto más de 34 mil civiles. Asimismo, más de 1.000 ministros religiosos negros le han pedido al presidente Biden a que ponga presión para un cese del fuego en Gaza.

Grupos antibélicos ya planean multitudinarias protestas en Chicago este agosto, entre ellos, la Red Comunitaria palestino estadounidense que ha manifestado que marchará con o sin autorización. Según una encuesta de la Universidad Quinnipiac publicada la semana pasada indica que el 53% de demócratas se opone a una mayor ayuda a Israel para la guerra contra Hamas. Y los ánimos ya están caldeados por la creciente inflación y una inmigración descontrolada.

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PASCUA JUDÍA N.Y./ 26 de abril de 2024

Discurso de Naomi Klein en el Séder de Emergencia en las Calles de Nueva York.

He estado pensando en Moisés y su ira cuando descendió del monte y encontró a los israelitas adorando a un becerro de oro.La ecofeminista que hay en mí siempre se sintió incómoda con esta historia: ¿qué clase de dios tiene celos de los animales? ¿Qué clase de dios quiere acaparar todo lo sagrado de la Tierra?

Pero hay una manera menos literal de entender esta historia. Nos habla de falsos ídolos. De la tendencia humana a adorar lo profano y lo que reluce, a fijarnos en lo pequeño y material en lugar de en lo grande y trascendente.

Lo que quiero decirles esta noche en este revolucionario e histórico Séder en las calles es que demasiada gente de nuestro pueblo está adorando una vez más a un falso ídolo. Están cautivados por él. Intoxicados por él. Profanados por él.

Ese falso ídolo se llama sionismo.

Es un falso ídolo que usa nuestras más profundas historias bíblicas de justicia y emancipación de la esclavitud –la historia misma del Pésaj– y las convierte en groseras armas de robo colonial de tierras, hojas de ruta para la limpieza étnica y el genocidio.

Es un falso ídolo que ha tomado la idea trascendente de la tierra prometida –una metáfora de la liberación humana que ha viajado a través de múltiples religiones a todos los rincones del mundo– y se ha atrevido a convertirla en un cheque en blanco para un Etnoestado militarista.

La versión de la liberación que nos presenta el sionismo político es en sí misma profana. Desde el primer momento, requirió la expulsión masiva de los palestinos de sus hogares y sus tierras ancestrales en la Nakba. Desde el primer momento ha estado en guerra con los sueños de liberación. En un Séder vale la pena recordar que esto incluye los sueños de liberación y autodeterminación del pueblo egipcio. El falso ídolo del sionismo equipara seguridad israelí con dictadura egipcia y Estados clientes.

Desde el primer momento el sionismo se ha abocado a una retorcida idea de libertad que ve a los niños palestinos no como seres humanos, sino como amenazas demográficas, de la misma manera que el faraón en el libro del Éxodo temía a la creciente población de israelitas y por ello ordenó la muerte de sus hijos.

El sionismo nos ha traído a nuestro actual momento de cataclismo y es hora de que lo digamos claramente: siempre nos ha estado conduciendo hacia aquí.

Es un falso ídolo que ha llevado a demasiada gente de nuestro pueblo por un camino profundamente inmoral y que ahora tiene a esa gente justificando la violación de mandamientos fundamentales: no matarás, no robarás, no codiciarás.

Es un falso ídolo que equipara la libertad judía con las bombas de racimo que matan y mutilan a los niños palestinos.

El sionismo es un falso ídolo que ha traicionado todos los valores judíos, incluso el valor que le damos a cuestionar (una práctica que hace parte del Séder con sus cuatro preguntas formuladas por el niño más pequeño).

Ha traicionado incluso el amor que tenemos como pueblo por los textos y la educación. Hoy, este falso ídolo justifica el bombardeo de todas las universidades de Gaza; la destrucción de innumerables escuelas, archivos, imprentas; el asesinato de cientos de académicos, periodistas, poetas: esto es lo que los palestinos llaman escolasticidio, la aniquilación de los medios de educación.

Mientras tanto, en esta ciudad, las universidades llaman a la Policía de Nueva York y se atrincheran contra la «grave amenaza» que representan sus propios estudiantes, los que se atreven a hacerles preguntas básicas: ¿cómo puedes decir que crees en algo, y menos que menos en nosotros, mientras habilitas, inviertes y colaboras con este genocidio?

Al falso ídolo del sionismo se le ha permitido crecer sin control durante demasiado tiempo.

Por eso esta noche decimos: esto termina aquí.

Nuestro judaísmo no puede ser contenido por un Etnoestado, porque nuestro judaísmo es internacionalista por naturaleza.

Nuestro judaísmo no puede ser protegido por el Ejército aniquilador de ese Estado, porque lo único que hacen los militares es sembrar dolor y cosechar odio, incluso contra nosotros como judíos y judías.

Nuestro judaísmo no se ve amenazado por quienes alzan sus voces en solidaridad con Palestina sin importar raza, etnia, capacidad física, identidad de género o generaciones. Nuestro judaísmo es una de esas voces y sabe que en ese coro reside tanto nuestra seguridad como nuestra liberación colectiva.

Nuestro judaísmo es el judaísmo del Séder de Pésaj: la reunión en ceremonia para compartir comida y vino por igual con seres queridos y con extraños, el ritual inherentemente portátil, lo suficientemente liviano como para llevarlo en nuestras espaldas, que no necesita de más nada que de tú y yo: ni muros, ni templo, ni rabino, con un rol para todos, incluso –especialmente– para el niño más pequeño. El Séder es una tecnología de la diáspora por antonomasia, hecha para el duelo colectivo, la contemplación, el cuestionamiento, el recuerdo y la reactivación del espíritu revolucionario.

Así que mira a tu alrededor. Este, aquí, es nuestro judaísmo. Mientras las aguas suben y los bosques arden y no hay nada seguro, oramos ante el altar de la solidaridad y la ayuda mutua, cueste lo que cueste.

No necesitamos ni queremos el falso ídolo del sionismo. Queremos liberarnos de un proyecto que comete genocidio en nuestro nombre. Liberarnos de una ideología que no tiene ningún plan para la paz más que tranzar con Petroestados teocráticos asesinos, mientras vende al mundo las tecnologías del asesinato ultratecnologizado.

Buscamos liberar al judaísmo de un Etnoestado que quiere que los judíos vivan con miedo permanente, que quiere que nuestros hijos vivan con miedo, que quiere que creamos que el mundo está en nuestra contra para que corramos hacia su fortaleza y a guarecernos bajo su cúpula de hierro, o al menos para mantener el flujo de armas y donaciones.

Ese es el falso ídolo.

Y no es solo Netanyahu, es el mundo que él creó y el que lo creó a él: es el sionismo.

Nosotros, en estas calles desde hace meses y meses, somos el éxodo. El éxodo del sionismo. Y a los Chuck Schumer de este mundo no les decimos «deja ir a mi pueblo». Les decimos: «Ya nos fuimos. ¿Y tus hijos? Ahora están de nuestro lado».

(Transcripción en inglés publicada en The Guardian. Traducción al español de Brecha.)

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Abrió la Feria del Libro y se transformó en tribuna de resistencia

En un durísimo discurso de apertura de esta nueva edición de La Feria del Libro, Alejandro Vaccaro, presidente de la fundación organizadora, señaló: “Concurrir a la Feria este año representa un acto de rebeldía y resistencia. Como nunca este espacio cultural, activo, será el eje central alrededor del cuál girará el repudio de todas las fuerzas culturales a las políticas desbastadoras que propone este gobierno”. Luego de explicar que el gobierno este año había quitado todo tipo de financiación para realizar uno de los encuentros culturales más destacados del continente -que lejos está de considerarse un ámbito de izquierdas- Vaccaro arremetió directamente contra el presidente Milei: “Luego de despreciar nuestra feria, no se sonroja y pide participar en este espacio, cuya presencia está prevista para el próximo domingo 12 de mayo en la pista central de La Rural. Señor presidente, se lo digo con una mano en el corazón, no hay plata”, ironizó para agregar que todas las erogaciones que impliquen su presencia en el predio correrán por parte del gobierno.

Pero no fue el único en poner ‘los puntos sobre las íes’ en una semana en la que una marcha de centenares de miles de personas cubrió las calles del país en defensa de la educación, la ciencia y la cultura.

En su discurso inaugural , la escritora Liliana Heker, desarrolló una tesis sobre la relación entre literatura, cultura y represión; lectura y pensamiento crítico. Destacamos dos fragmentos clarificadores:

La escritora Liliana Heker fue elegida por la Fundación el Libro para dar el discurso inaugural de su 48 edición

“¿Por qué esta intención manifiesta, por parte del gobierno, de menoscabar o suprimir toda institución o medio de comunicación que favorezca o divulgue el conocimiento, el desarrollo científico, la creación artística y la formación universitaria? Un intento de explicación que circuló cuando empezó a conocerse parte de estas medidas fue que habrían sido propuestas como una forma de distracción; para que pasaran a segundo plano otras medidas más pesadas, como podría ser la venta de nuestras riquezas naturales y empresas estatales, o la destrucción de la industria nacional y de las pymes en favor de los grandes monopolios. Sin duda una explicación tan ingenua solo podía estar provocada por la perplejidad inicial. O tal vez fue una manera de eludir toda asociación con la frase tan temible que se le atribuye a Joseph Goebbels“Cuando escucho la palabra ‘cultura’ desenfundo la pistola”.

“Y ya que utilicé un verbo tan borgeano como “conjeturar” voy a recurrir a Borges para tratar de explicarme. En su asombrosa y desopilante nota “El arte de injuriar” reproduce este episodio citado por de Quincey: “A un caballero, en una discusión teológica o literaria, le arrojaron en la cara un vaso de vino. El agredido no se inmutó y dijo al ofensor: ‘Esto, señor, es una digresión, espero su argumento’”. Saber leer, creo, es advertir que, pese a lo extravagante del impacto, un vaso de vino en la cara carece de argumento. Y, para el estilo de comunicación que viene eligiendo el gobierno, implica una posibilidad riesgosa: que se advierta la falta o la falla de los argumentos. Si cada argentino tuviera la capacidad de saber leer –si contara con los elementos para adquirirla- ¿qué pasaría con los pronunciamientos o exabruptos que se suelen lanzar? ¿Estarían en riesgo de perder su eficacia?”

DISCURSO COMPLETO DE LILIANA HEKER

Quiero celebrar de manera muy especial esta Feria y, en particular, al objeto impar que la convoca: el libro. En cierto modo, siento algo similar a lo que, medio siglo atrás, experimenté en mi primera feria. Y no se preocupen por hacer cuentas: tengo muy claro que esta, tal como se la conoce nacional e internacionalmente, es la Feria del Libro Número 48. Pero les cuento a quienes no lo vivieron que hubo ensayos anteriores – lo investigué hace poco para apuntalar mi recuerdo—, ferias más o menos callejeras organizadas por la Sociedad Argentina de Escritores. Esa de hace medio siglo fue para mi historia personal una Feria del Libro con todas las de la ley y la viví con una intensidad irrepetible. Me recuerdo, radiante de felicidad, recorriendo los stands junto a mucha gente que parecía tan entusiasmada como yo, y vendiendo números atrasados de El escarabajo de oro en un pequeño puesto de editores independientes que nos habían cedido un espacio, y hasta firmando a una lectora desconocida un ejemplar de mi libro Acuario, publicado gracias a ese emprendimiento cultural extraordinario que fue el Centro Editor de América Latina, arrasado pocos años después por la dictadura cívico-militar. Esa Feria fue singular para mí porque fue la primera. Y siento que esta también lo es, aunque por otros motivos.

Presumo que muchos de ustedes se estarán preguntando algo similar a lo que, durante los últimos tres meses, me estuve preguntando yo: ¿tiene sentido celebrar esta nueva emisión de la Feria del Libro en un país en el que día a día crecen la pobreza y la indigencia, hay millares de despidos sin fundamento, la salud y la educación pública están en emergencia, la obra pública fue cancelada, nuestras universidades son desfinanciadas al punto de correr el riesgo de cerrar sus puertas, la investigación científica y tecnológica y el ejercicio de la ciencia y la tecnología están siendo devastados, toda institución o medio que favorece el desarrollo y la difusión de la cultura ha sido desvirtuado o borrado, se entregan nuestras riquezas naturales y el Estado parece ausente aun en caso de epidemia? Confieso que más de una vez una noticia de último momento hizo tambalear este texto mío aun antes de que empezara a darle forma. Y sin embargo acá estoy, celebrando, como hace medio siglo en mi primera Feria, el estar rodeada de libros y de una concurrencia que, sospecho, en buena medida viene acá porque anda buscando algo preciso o tal vez difuso que espera encontrar en un libro.

Ahí está el punto: creo que el libro adquiere una significación muy especial en estos momentos. Por la inagotable diversidad de posibilidades que implica, y por ser el exponente de un amplísimo registro del conocimiento y del arte, me parece atinado instalarlo como un justo representante de todo lo que hoy es atacado en el campo de la cultura. Reivindicarlo entonces se me hace una cuestión imperiosa. Y no como autora, aunque la escritura sea el trabajo que amo: no es ese trabajo mío y privado el que corre riesgo. Aun durante la dictadura, dentro del pequeño ámbito de libertad de las cuatro paredes de mi pieza seguí escribiendo y ese trabajo y nuestra revista me sostuvieron en esa época de brutalidad inédita. Y estoy convencida de que, quienes nos dedicamos al trabajo creador, seguiremos encontrando también ahora nuevas motivaciones y nuevas formas de expresarnos y de estar presentes. Teatro Abierto fue una presencia muy fuerte durante la dictadura, y el Teatro Comunitario, una expresión luminosa en la crisis del 2001; no vamos a resignarnos al silencio, de eso no me cabe duda. Pero lo que quiero reivindicar hoy es una actividad aún más hermosa y democrática que la creación: quiero reivindicar la lectura.

En primer lugar, la lectura de ficciones, esa aventura maravillosa que algunos tuvimos la fortuna de experimentar desde chicos; la posibilidad de que se nos amplíe infinitamente el campo de nuestra experiencia, de que mundos desconocidos, o aun puramente imaginados o soñados o temidos se abran ante nosotros; de que todo sentimiento humano, por elevado o miserable que sea, -el heroísmo, el crimen, la demencia, la belleza, el dolor, la pérdida, el disparate, el absurdo, el miedo, el horror, la muerte-, se nos revelen en crudo de tal modo que nos ayudan a conocer a otros y a conocernos, a conmovernos con el dolor ajeno, a indignarnos con la injusticia y a apreciar hasta límites inesperados la belleza; a entablar, en suma, ese diálogo privado con un poema, con un cuento, con una novela, que nos permite interpretar e interpelar al texto, ambiguo e inagotable por su propia naturaleza, e ir descubriéndole sus distintas capas de significación. Y hago extensiva esta lectura múltiple a quien asiste a la puesta de una obra de teatro y a la exhibición de una obra cinematográfica, y también a quien observa una obra pictórica o una escultura o una fotografía artística. La obra de arte, en suma, nos convierte en espectadores-lectores agudos. Nos enseña y nos conmina a leer, no solo cada obra en sí; a leer cualquier dato de la realidad, por encubierto o indeseado que ese dato sea.

Y cuando hablo de leer no aludo solo a la creación ficcional o artística. El acto de leer permite un diálogo libre y personal con cada cuestión en la que un lector elige sumergirse. Me refiero a la ciencia, a la filosofía, a la historia, a las religiones, al análisis político o económico o jurídico, al humor, a la mitología, al testimonio, a la biografía. Por eso, al referirme al libro estoy aludiendo a todo el amplio arco de la cultura. Y, en particular, a una condición asociada a la lectura, e irreemplazable: saber leer.

No me refiero a “saber leer” en su significación primaria. Aunque también, ya que descifrar letras y palabras, estar alfabetizado, es la base sin la cual no se puede hablar de democracia plena. Hace muy poco, cuando se conmemoraron los cuarenta años de democracia, me pidieron una opinión al respecto. Escribí entonces: “Democracia plena, según lo entiendo, implica un pueblo soberano. Pero para que un pueblo sea realmente soberano tiene que estar en condiciones de elegir libremente, no solo a sus gobernantes, también su destino. Y para que cada uno pueda elegir su propio destino se necesita, ante todo, igualdad de oportunidades. Que cada habitante del país haya recibido y reciba una alimentación completa y nutritiva, que pueda acceder a una excelente educación en todos los niveles, que su salud esté protegida, que pueda conseguir un trabajo que cubra sus necesidades, que tenga una vivienda decente. ¿Hemos alcanzado en los últimos cuarenta años esa meta mínima? Basta mirar un poco a nuestro alrededor para saber que no. Hay mucha miseria en nuestro país, y eso implica que parte del pueblo no es soberano, que no actúa por elección sino por desesperación”."¿Por qué esta intención manifiesta, por parte del gobierno, de menoscabar o suprimir toda institución o medio de comunicación que favorezca o divulgue el conocimiento?"“¿Por qué esta intención manifiesta, por parte del gobierno, de menoscabar o suprimir toda institución o medio de comunicación que favorezca o divulgue el conocimiento?”

Creo que en esa meta mínima que señalé reside la condición imprescindible para que una persona sepa leer en el sentido amplio al que me referí hace un momento. No se trataría solo de interpretar un texto y extraer de él un conocimiento nuevo o alguna capa profunda de su significación. También de tener la capacidad de leer señales, descifrar gestos, desentrañar intenciones no evidentes, investigar datos; quien sabe leer es capaz de interpretar la realidad más allá de su apariencia más visible, o de la figura que le quieren imponer, o aun de la imagen que él mismo querría que tuviera.

Y acá voy acercándome a una cuestión que me importa indagar: por qué esta intención manifiesta, por parte del gobierno, de menoscabar o suprimir toda institución o medio de comunicación que favorezca o divulgue el conocimiento, el desarrollo científico, la creación artística y la formación universitaria. Un intento de explicación que circuló cuando empezó a conocerse parte de estas medidas fue que habrían sido propuestas como una forma de distracción; para que pasaran a segundo plano otras medidas más pesadas, como podría ser la venta de nuestras riquezas naturales y empresas estatales, o la destrucción de la industria nacional y de las pymes en favor de los grandes monopolios. Sin duda una explicación tan ingenua solo podía estar provocada por la perplejidad inicial. O tal vez fue una manera de eludir toda asociación con la frase tan temible que se le atribuye a Joseph Goebbels“Cuando escucho la palabra ‘cultura’ desenfundo la pistola”.

En cuanto al argumento que se utilizó desde distintas áreas del gobierno de que estas instituciones y medios culturales se llevaban los recursos que deberían estar destinados a los niños hambrientos, me pareció por lo menos sospechoso. Por dos motivos. El primero: con solo explorar mínimamente el modo en que se financia buena parte de estas instituciones se podría advertir que eliminarlas no va siquiera a atenuar el problema del hambre. El segundo porque, de acuerdo a las políticas que se están llevando a cabo, el hambre en sectores cada vez amplios de nuestra sociedad no parece ser una cuestión de interés para el gobierno. El haber dejado de enviar recursos para los comedores comunitarios resulta una prueba bastante nítida, aunque no es la única. A propósito: vi la interminable cola que se formó para acceder a una ración de alimentos al día siguiente de que se anunciara, de manera algo demencial, que cada necesitado debería solicitar por las suyas su ración al Ministerio de Capital Humano. Veinte cuadras tenía la cola, supe después. Y también supe que nunca se atendió a nadie. Antes de que llegara a destino el primer solicitante de la fila, la ventanilla se cerró y a otra cosa mariposa. Semejante crueldad es difícil de concebir, pero ocurrió. Y yo me pregunté: ¿cómo se puede no reaccionar ante una falta tan evidente del más mínimo respeto por un semejante? Y entendí dos cosas: Una: para la funcionaria o funcionario que ordenó cerrar la ventanilla, los que estaban haciendo esa cola no eran sus semejantes. Otra: resistirse a ver la realidad como es puede ser una salida cuando no se ve otra salida. Los que inútilmente estuvieron haciendo cola se negaban, al menos en ese momento, a ver lo que realmente acababa de pasarles.

De lo que podría desprenderse algo como esto: que los argentinos no analicemos los mensajes, que no sepamos leer, puede ser a nivel gubernamental un buen modo de evitarse problemas. Y sugiere una explicación probable para el ataque que se viene haciendo a toda institución o medio que favorezca el aprendizaje, el conocimiento, la reflexión, y la actividad cultural en general. El objetivo de ese ataque, conjeturé, sería reducir al máximo el número de los que saben leer: apocar, diríamos, al adversario potencial.

Y ya que utilicé un verbo tan borgeano como “conjeturar” voy a recurrir a Borges para tratar de explicarme. En su asombrosa y desopilante nota “El arte de injuriar” reproduce este episodio citado por de Quincey: “A un caballero, en una discusión teológica o literaria, le arrojaron en la cara un vaso de vino. El agredido no se inmutó y dijo al ofensor: ‘Esto, señor, es una digresión, espero su argumento’”. Saber leer, creo, es advertir que, pese a lo extravagante del impacto, un vaso de vino en la cara carece de argumento. Y, para el estilo de comunicación que viene eligiendo el gobierno, implica una posibilidad riesgosa: que se advierta la falta o la falla de los argumentos. Si cada argentino tuviera la capacidad de saber leer –si contara con los elementos para adquirirla- ¿qué pasaría con los pronunciamientos o exabruptos que se suelen lanzar? ¿Estarían en riesgo de perder su eficacia?

Como anticipo pongo un ejemplo: las dos promesas de un bienestar inefable que nos va a compensar de lo mal que lo estamos pasando en la actualidad. La primera: dentro de treinta y cinco años este va a ser un país poderoso; la segunda: Argentina va a volver a ser ese gran país que fue a comienzos del siglo veinte. En cuanto a la primera promesa, el aparente rigor científico que confiere una cifra tan exacta lleva a preguntarse: ¿dónde están los estudios que explican por qué vamos a alcanzar ese estado de bienestar exactamente dentro de treinta y cinco años? Dejando de lado que como consuelo es un poco pobre ya que buena parte de los beneficiarios vamos a estar muertos: de vejez, de hambre, o por falta de medicamentos, lo de los treinta y cinco años me trae a la memoria una expresión que se usaba cuando yo era chica: el año verde. Cuando alguien trataba de acallar algún reclamo nuestro prometiéndonos que lo deseado iba a ocurrir, pero en un futuro que veíamos altamente improbable, decíamos: Sí, esto va a pasar el año verde.

En cuanto a la segunda promesa: llegar a ser tan prósperos como un siglo y pico atrás, dejando de lado que, ya de por sí, un retroceso histórico de más de un siglo parece un poco dudoso como ideal, me gustaría saber si quienes se dejaron seducir por esa promesa de prosperidad se preguntaron cómo era realmente el país a comienzos del siglo veinte. ¿Tienen alguna idea de que en esa época había un grupo minoritario al que la sabiduría popular denominó “los de la vaca atada” porque viajaban habitualmente a Europa, y con su propia vaca para que, a sus niños, en el barco, no les faltara la saludable leche nacional, mientras que, en general, el pueblo se moría de hambre? Creo de verdad que quienes promocionan esa meta de retroceder al año 1900 no mienten cuando dicen que ese es el país al que aspiran, pero fuera de estos nuevos representantes de la vaca atada, ¿serán muchos los que quieren vivir según ese modelo? ¿O simplemente no creyeron necesario, o no tuvieron los recursos, para indagar en su significado?

Es razonable suponer que sería la confianza en que, por razones diversas, un buen número de argentinos no analiza los mensajes lo que le permite al gobierno largar al ruedo cifras inverificables: una hipotética futura inflación del 15.000 por ciento, pongamos por caso, que no se explica cómo ni cuándo se habría alcanzado pero que –se nos comunica con alegría—no vamos a alcanzar gracias a un plan económico exitoso: celebremos. “La gente está contenta”, le escuché decir al ministro de economía y me pregunté: ¿de qué gente está hablando? ¿Con qué elementos construyó una generalización tan categórica? ¿Caminó alguna vez por la calle?, ¿vio a los que duermen en las veredas?, ¿trató al menos de imaginarse la desesperación de alguien que va a un comedor comunitario para calmar su hambre y ni siquiera allá encuentra comida? ¿Habló con alguno de los que, sin justificación, acaba de ser despedido? ¿O simplemente la frase le pareció simpática y la largó sin mucho problema? Debo decir que en algunos casos la irresponsabilidad verbal es tan desembozada que más bien se parece a un chiste: es el caso del vocero presidencial cuando aclaró que no era cierto que a los jubilados un aumento prometido se les iba a pagar en dos cuotas; no: simplemente se lo haría “en dos momentos distintos”.

Si a esta pequeña antología de sinsentidos se le suman ciertos exabruptos al estilo de “El Estado es una organización criminal” o “La justicia social es un concepto aberrante”, se podrá sospechar que muy difícilmente el discurso –o no-discurso— oficial resistiría una lectura mínimamente atenta. En cuanto a la crueldad manifiesta que puede advertirse, por ejemplo, en la explicación de la canciller: ya que los jubilados se van a morir, qué sentido tendría darles préstamos; o en el razonamiento de un diputado: si un padre necesita a su hijo en el taller, es libre de no mandarlo a la escuela; pienso que para entender lo inhumano de estas “propuestas” basta con una mínima sensibilidad ante el sufrimiento, la injusticia y la impiedad.

¿Cómo protegerse de cuestionamientos que parecen casi inevitables? Un camino sería cercenar las posibilidades de acceso a una lectura analítica o sensible de la realidad y, si fuera factible, a la lectura en general. No conocer la historia, no tener elementos para cotejar el contexto actual con otros contextos o para delinear un futuro deseado. Una “sorpresa” del doctor Martín Menem ilustra con bastante nitidez esta intención. Después de la manifestación multitudinaria del 24 de marzo dijo con cierta alarma que no se explicaba el motivo por el cual habían asistido jóvenes de dieciocho años a esa manifestación ¿Cómo?, parece expresar con su perplejidad, ¿así que hay jóvenes enterados de que ese día hubo un golpe cívico-militar que instauró un régimen que asesinó, torturó, hizo desaparecer a 30000 personas entre quienes había viejos, adolescentes, monjas, curas, y que además robó bebes recién nacidos?

Y al parecer no solo están enterados, doctor Menem; hasta dio la impresión de que les importan esos crímenes, que tienen la capacidad de entenderlos en carne propia, que saben que hubo mujeres heroicas que hicieron historia luchando por la aparición de sus hijos desaparecidos y de sus nietos robados y que hoy siguen luchando; esos adolescentes deben alguna información sobre nuestra historia reciente porque vivaron a las madres y a las abuelas de Plaza de Mayo y se manifestaron con tanta emoción y con tanto compromiso como todos los otros millares de personas de todas las edades que estábamos allí. Algo está fallando en el programa, sin duda: pese al empeño gubernamental no se ha podido conseguir, hasta el momento, una nueva y completa generación de ignorantes.

Según se desprende de la perplejidad del doctor Menem, ese parecería el propósito que se está buscando. Porque si no, ¿de qué se asombraría? ¿No fueron jóvenes los que hicieron la reforma universitaria de 1918? ¿No fueron estudiantes secundarios y universitarios quienes defendieron en 1958 la ley de enseñanza laica, gratuita y obligatoria? Los jóvenes en nuestro país siempre estuvieron a la vanguardia en las luchas. Y no pretendo dar un único signo a esas luchas. Fueron jóvenes universitarios quienes se opusieron al general Perón durante su primer gobierno y también fueron jóvenes, universitarios o no, quienes lucharon por que volviera años después. Fueron jóvenes universitarios, junto con los obreros, los que protagonizaron el Cordobazo en 1968, y dieron el gran puntapié inicial para acabar con la dictadura militar iniciada en el 66. Desde distintas posiciones, encararon una lucha y parecían saber por qué estaban luchando.

Ahora, lo que en apariencia se busca es que los jóvenes, y los no tan jóvenes, carezcan de la oportunidad de acceder a la historia y de los recursos para actual en busca de un destino elegido, que sean incapaces incluso de desentrañar qué destino están construyendo otros para ellos. Lo que se intenta, en suma, desfinanciando las universidades, desprestigiando el trabajo docente, cancelando un programa que auspiciosamente se llamaba “leer aprendiendo” y estaba destinado a los chicos de las escuelas, cerrando centros de investigación de enorme prestigio (y podría seguir con un largo y doloroso etcétera) lo que se intenta, decía, es negarles a estos jóvenes, negarnos a los argentinos, la libertad de elegir. Que estemos desinformados, que nos adormezcamos bajo el arrullo de invectivas, anuncios inconsistentes, insultos a mansalva y “verdades sagradas” que no admiten réplica.

No es descabellado conjeturar que la ignorancia puede tener un considerable peso estratégico. Mirando a mi alrededor y animándome, yo sí, a ver lo que no me gusta ver, debo admitir que no parece un objetivo inalcanzable de conseguir que muchos desesperados no entiendan -necesiten no entender- que debajo de tanto exabrupto tal vez haya propósitos que van en contra de sus intereses. Y, sobre todo, advertir que unos cuantos no desesperados se sienten cómodos entre tanto grito, tanto insulto y tanta teoría express, al punto de que no miden o no les importan las consecuencias.

Sin embargo, me animo a arriesgar que, como objetivo, esto de “ignorancia para todos” no va a llegar muy lejos. Ante todo, porque en momentos difíciles como el actual termina imponiéndose una lectura irrefutable de la realidad que no necesita de estudios previos: es la inducida por el hambre, y por la angustia de haber sido despedido del trabajo sin razón, y por cualquier otra injusticia que duele de cerca. Lecturas que –la historia universal y nuestra propia historia lo demuestran– encuentran su expresión en la calle. La calle que, pese a la intención oficial de demonizarla, es la voz de los que no tienen voz. Y de los que no son escuchados. Y de los que queremos que, junto a todos los demás, se nos escuche.

La marchas multitudinarias y altamente conmovedoras y comprometidas que ocurrieron este martes en Buenos Aires y en todo el país son una prueba muy clara de lo que digo. Solo leer los carteles que llevaban los estudiantes, la agudeza y la profundidad de lo que expresaban, fue una comprobación nítida de que el conocimiento y la sensibilidad son más valiosos que los insultos. Confieso que pocas veces canté el himno con tanta emoción y sintiéndome tan acompañada como ese día en Plaza de Mayo. Pero no voy a detenerme en esas expresiones ya que no son mi tema hoy.

Mi tema hoy es la voz de los que sí tenemos voz. Los que tuvimos la oportunidad, y tenemos la decisión, de saber leer. Los que creemos que los argumentos y la solidaridad construyen más que los agravios y el odio; los que, al menos a grandes trazos, nos proponemos un país en el que las ideas, los análisis, las discusiones, prevalezcan sobre el vaso de vino arrojado en la cara.

Pienso que, más allá de nuestra tarea específica, o a través de esa tarea, es necesario que demos testimonio de nuestra realidad y de nuestra historia. No solo en relación a nuestra actualidad; también respecto de lo que nos ocurrió en nuestro pasado reciente, ya que, así como se necesitan años de buena alimentación y enseñanza de calidad para crear un lector, inversamente, para producir semianalfabetos entre los sectores más sumergidos y vulnerables se requiere no solo años de pobreza; también muchas veces negligencia en las políticas sociales. En síntesis, el deterioro que vino sufriendo nuestro país sin duda tiene causas diversas pero desembocó unívocamente en la situación actual. Pienso que nos toca a nosotros analizarlo y dar cuenta de todo esto.

En realidad, ese testimonio múltiple ya está empezando a ocurrir. Con lucidez y con pasión se están manifestando expertos de los sectores más diversos. Científicos, politólogos, economistas, universitarios, gente del teatro, del cine, de la literatura, gremialistas, juristas, docentes, trabajadores de diferentes áreas, pequeños empresarios, jubilados, periodistas, están haciendo oír su voz cada vez con más frecuencia y con más claridad. Es el principio de un camino, pienso. Estar bien despiertos y presentes. Porque no hay marcha atrás. Estamos en una situación nueva y tenemos que animarnos a verla, a decidir qué país queremos y a movernos en consecuencia.

Ante todo, ponernos de acuerdo en algo muy básico: quiénes integramos este país. ¿La gente de bien? (escuché más de una vez desde representantes del oficialismo esta expresión poco confiable y me recordó a un humorista excepcional, Landrú, que irónicamente y para aludir a una clase que se consideraba encumbrada, dividía a los argentinos entre los mersas y “la gente como uno”). ¿Es esa “gente de bien” nuestro país o lo integramos todos los que lo habitamos? Porque en este último caso tendremos que admitir que a todos nos corresponden los mismos derechos. Para ser muy básicos: una buena alimentación, una educación de calidad, una salud protegida, acceso a una vida digna. Ahora, no dentro de treinta y cinco años: la vida que se pierde hoy ya no se recupera. Entre tanto podremos protagonizar todos los debates ideológicos que hagan falta. Es necesario que ocurran. Pero pienso que, cuando las papas queman, lo primordial es que encontremos los carriles de coincidir en lo esencial.

El nuestro es un país que vale la pena. Esta Feria que desde hace casi medio siglo se viene llevando a cabo va a constituir mi primer ejemplo. Les cuento que, salvo una vez en que estaba de viaje, vine todos los años. Y que siempre la sentí como un espacio singular. No solo por el objeto impar que la convoca, también por la gente que la recorre. Y atención, porque a partir de acá, sin desentenderme del panorama sombrío que emergió hasta ahora, voy a mostrar mi hilacha optimista. Estuve en algunas Ferias de otros países, tan importantes o más que la nuestra. Vi libros de todas las editoriales, asistí a eventos, conocí celebridades. Pero casi no vi gente. Y en esta Feria nuestra, desde su primera emisión y aun en circunstancias históricas muy difíciles, el público viene, recorre los stands, busca o encuentra determinado libro, compra lo que puede, asiste a los actos culturales, habla con algún escritor, se encuentra con un amigo que hace tiempo no veía. Siente que este es un lugar que le pertenece.

En nuestro país, en suma, el libro importa. Y ese es un dato nada desdeñable acerca de cómo somos. O de cuáles son nuestras posibilidades. Y no es el único dato. El movimiento teatral argentino es excepcional, nuestro cine es valorado acá y en el exterior, nuestros científicos son requeridos y admirados en todo el mundo, hay una literatura notable y, doy fe, siguen apareciendo año tras año nuevos y valiosos escritores, nuestros humoristas son de primer nivel, tenemos músicos y letristas admirables, numerosas editoriales y revistas independientes que se hacen a pulmón, y que, en las buenas y en las malas, publican un material de primer nivel. Pero no solo eso: es notable el sentido del humor popular, que se puede palpar en cualquier calle o en cualquier colectivo, y que muchas veces nos salva de la desesperación; milagrosamente persiste el hábito de encontrarnos en un café solo para conversar, seguimos manejándonos para arreglar lo que haga falta con un alambrecito.

Y todo eso también es cultura, nuestra cultura, la que tenemos que preservar. No se asusten: no tengo la intención de idealizarnos: no es mi costumbre. Unos cuantos y bien bravos defectos debemos tener para que estemos como estamos. Pero contamos con un hermoso capital humano –esto y no otra cosa, según lo entiendo, es el capital humano—, un capital valioso para empezar a soñar con el país que queremos. No vamos a permitir que ese capital sea arrasado. Al contrario; tenemos que luchar para que se multiplique. Una buena alimentación y una buena educación, para todos, es la base (y no crean que es traída de los pelos una referencia a la alimentación cuando se habla de cultura; sin una buena nutrición en la infancia, no hay posibilidad de aprendizaje, no hay para nuestro futuro cultura posible). A partir de esa base imprescindible se abren los caminos. Seguramente estos libros que nos están rodeando, con sus diversos puntos de vista, con sus innumerables visiones de la realidad, tendrán algo que indicarnos.

Ahora, para terminar como corresponde estas palabras (por algo soy cuentista) brindo porque, en un futuro muy cercano, nuestra amada Universidad Pública esté funcionando a pleno y cada vez con más estudiantes, porque nuestras instituciones y medios culturales puedan trabajar por entero y con todo su personal para el desarrollo y la difusión de nuestra cultura; porque siga existiendo a través de los años, cada vez más pujante y más popular, esta Feria del Libro, y porque haya muchas otras Ferias del Libro a lo largo y a lo ancho de nuestro país. Cada vez con más concurrencia, cada vez con más creatividad, cada vez con más lectores.

Buenos Aires, 25 de abril de 2024

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