Síntesis informativa semanal
Fiesta en Pipinas por la inauguración de la cooperativa de pescadores La Boya
La fecha elegida para dar a conocer el trabajo de la Cooperativa la Boya, en Pipinas, no fue casual, se conjugaban en esa jornada del 20 de noviembre el Día Mundial de la Pesca con el Día de la Soberanía Nacional. Para los organizadores también significó una señal política: “más allá del resultado en la batalla electoral, al otro día desde la Economía Popular íbamos a estar generando esperanzas para nuestro pueblo.”
El acto tuvo momentos emotivos al recorrer el camino hacia una soberanía alimentaria, territorial y laboral. Hubo pantallas con las imágenes de los primeros “Pescadazos” que organizaron en los barrios y en el Congreso, los plenarios de pescadores en Ramallo, las jornadas por la soberanía surcando el Río de La Plata con la Flota Patriota para impulsar el Canal Magdalena a los cursos de Patrón Motorista de 3ra para conquistar los derechos laborales del sector de la Pesca Artesanal.
Como no podía ser de otra forma, el encuentro fue una fiesta en la que no faltaron pescados a la parrilla y empanadas fruto del trabajo diario de la Flota Patriota, con las palabras de bendición del Padre Carlos Gomez, del Movimiento Misioneros de Francisco de Punta Lara, quien invitó a: “atrapar peces con nuestras redes, pero también atrapar hombres y mujeres con estos sueños”. Allí estaban los “Poetas Sociales”, como bautizó el Papa Francisco la labor de las organizaciones populares.
El Coordinador Nacional del Movimiento Popular Los Pibes, Lito Borello, destacó la historia que hizo llegar a la cooperativa y al movimiento a esta jornada de celebración, felicitando a quienes iniciaron la cooperativa, y luego de eso ayudó a interpretar las causas de este momento político llamando a una profunda autocrítica de la dirigencia nacional e instando a la militancia popular a autoconvocarnos para organizarse para una nueva etapa de resistencia popular.
También estuvo presente el Gringo Castro, secretario general del sindicato de la Economía Popular UTEP, quien eligió esta ocación como una de sus últimas actividades al frente del sindicato, que el próximo 29 se dispone a las elecciones generales para elegir una nueva conducción que encabece las luchas contra el ajuste por venir.
No estuvieron ajenos al festejo los trabajadores y trabajadoras de la Comercializadora RECOOP del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, Cooperativa Fray Luis Beltrán de La Boca, Cooperativa Provincias Unidas de Avellaneda, Casa Popular El Fogón de Avellaneda, Cuidadores de la Casa Común Fogata de San Clemente, Cooperativa FM Riachuelo 100.9, Comunidad Milpa de Tigre, Paseo de la Economía Popular Martín Oso Cisneros y Capilla Padre Luis del Movimiento Misioneros de Francisco, de Avellaneda, docentes de distintas escuelas; junto a organizaciones de trabajadores de la mano de la delegación de Ate Punta Indio y Magdalena, de Ate SENASA, y los trabajadores autogestionados de las cooperativas Posta del Hornero, Cooperativa Hotel recuperado Pipinas Viva y Feria de Productores Locales de Verónica.
Basta de muertes obreras
Muerte en el supermercado. Precarización laboral, indiferencia, abandono.
La historia de la familia Heflin refleja el total abandono de los olvidados del sistema. Todavía se desconocen los detalles pero la permanencia, durante dos días, de dos trabajadores muertos dentro de un supermercado que se mantuvo abierto es un signo de los tiempos. Hablar de negligencia es poco. La empresa dirá que no eran sus empleados. La precarización y tercerización laboral tiene estas consecuencias.
Así ocurrieron los hechos.
Carlos y sus hijos, Gonzalo y Braian, fueron el sábado a trabajar al Maxi Carrefour ubicado en Sarratea y Márquez, en Boulogne, y nunca volvieron a su casa. Los esperaban ese mediodía en Hurlingham pero no llegaron. Alejandra, la mujer de Carlos y madre de los dos jóvenes, inició una búsqueda de inmediato. Sabía que algo no estaba bien, recurrió a la policía, fue de comisaría en comisaría sin lograr que nadie tomara su denuncia.
Recién el lunes, dos cuerpos fueron encontrados dentro del mismo supermercado, muertos, en un pozo. La actividad no se detuvo durante esos días en el negocio. A nadie le llamó la atención que el auto de los Heflin hubiera permanecido en el estacionamiento del sábado al lunes. Ni las autoridades de Carrefour ni la policía los buscaron en todo el fin de semana, olvidados, tirados en un pozo, Carlos y Gonzalo murieron mientras realizaban tareas de mantenimiento en un tanque. El hijo menor, Braian, sobrevivió, no recuerda qué pasó, lo encontraron en estado de schock y solo atinaba a preguntar por su padre y su hermano. Debió ser internado de urgencia apenas supo del trágico fin.
De acuerdo a lo publicado en redes sociales por Mariana Heflin, hermana de Gonzalo, su papá, Carlos y su hemano, Gonzalo, cayeron en un pozo mientras trabajaban y allí permanecieron por dos días sin que nadie notara su ausencia.
Alejandra Lavadia, madre de Braian y esposa de Carlos, repitió una y otra vez a medios locales el calvario que vivió esos dos días: “Nadie me tomó las denuncias, yo el domingo estuve en la comisaría 3° y 9° de Boulgone y no me quisieron tomar la denuncia. Me mandaron a Pilar porque ellos eran de acá, pero acá no me quisieron tomar la denuncia porque ellos se perdieron en Boulogne… Es una vergüenza lo que vivimos“, dijo. “Yo no paré nunca de buscar a mi hijo. Estuve hasta la 3.30 de la mañana el domingo y no me decían nada, me mandaban de acá para allá como títere y ahora nos estamos lamentando por dos personas inocentes que no se merecían eso“.
Hasta el jueves, la familia no había recibido ni siquiera una llamada de Carrefour ofreciendo condolencias. La empresa calla, ignora, olvida. Son tercerizados, un número, ‘nadies’.
La justicia abrió una investigación y las primeras versiones hablan de una posible intoxicación por gases, dado que los Heflin estaban trabajando en la pintura de un tanque industrial, sin las medidas de seguridad adecuadas. Entre otras cosas, Alejandra denunció que no utilizaban ningún tipo de protección o mascarillas.
Destacada
“La salud se defiende en la calle”. El gobierno concede una tregua.
Jornadas intensas para los trabajadores de la salud y la comunidad de familiares y pacientes. Marchas, asambleas, negociaciones, reuniones y abrazos. Las alarmas sonaron en los primeros días de octubre en el Hospital Garrahan cuando el gobierno descabezó a todo el directorio exigiendo su renuncia por haber dispuesto el pago de un bono de 500 mil pesos para sus trabajadores debido al retraso salarial actual. Un sueldo promedio ronda los 600.000 pesos, para personas que están bajo la presión de luchar día a día entre la vida y la muerte.
El gobierno volvía a poner el dedo en la llaga. No sólo el fútbol es un orgullo nacional, la educación y la salud son derechos adquiridos que tocan la sensibilidad de todos los sectores.
El Hospital “Prof. Dr. Juan P. Garrahan” es el centro pediátrico de referencia en salud pública, gratuita y de alta complejidad de la Argentina. Allí son atendidos niños y niñas de todo el país y el continente, con un nivel profesional de excelencia que mantiene el ideario de grandes médicos argentinos como Ramón Carrillo o Favaloro quienes peleaban por una salud igual para todos.
La sociedad toda reaccionó de inmediato. Llovieron las críticas, incluída la de Adolfo Rubinstein, ex ministro de salud de Mauricio Macri, quien entrevistado por Ernesto Tenembaum sostuvo que las medidas que aplica la gestión de Javier Milei son “intempestivas” y advirtió que están agravando la crisis de la Salud.
La Junta Interna de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) en el Hospital Garrahan anunció de inmediato un paro de 48 horas para los días 8 y 9 de octubre acompañado por una movilización durante la jornada del martes hasta la Plaza de Mayo y el Ministerio de Economía.
Frente a una sociedad sensibilizada por el destrato de los profesionales de la salud, orgullo nacional, el viernes 4 de octubre llega la noticia de que el flamante Ministro de Salud, Mario Lugones, ordenaba el cierre de las guardias e internaciones del Centro de Salud Mental ‘Laura Bonaparte‘. De acuerdo a lo informado por el diario La Nación, al propio director del hospital, Christian Baldino, se le comunicó que este martes se publicaría en el Boletín Oficial el cierre de la institución. Desde el Ministerio dejaban trascender los motivos de la decisión: “Desde el inicio de la gestión se trabaja en la normalización del hospital producto de la subutilización en función de su capacidad, lo que se manifiesta en la reducida cantidad de pacientes que se atienden en la institución.”
Consultado por La Columna Vertebral, Hernán Catalano, trabajador social de la guardia interdisciplinaria del Bonaparte, explicó los criterios seguidos por los profesionales del hospital que respetan la reglamentación de la Ley de Salud Mental: “Acá hay 40 pacientes internados, pero es la ‘bala de plata’ la internación, no es la primera opción, hacemos un laburo muy armonioso y minucioso de acompañamientos ambulatorios diarios con la red familiar y vecinal, es un trabajo invaluable. Nosotros intentamos, incluso con pacientes complejos, lo ambulatorio con apoyo de la familia, si no tendríamos 400 pacientes internados, como el Borda. Para nosotros es el último recurso la internación y es corta.”
La lógica del ministerio parece ser ‘demasiada plata para pocos internados: “Vale destacar que el establecimiento de salud recibe un presupuesto de $17.000 millones anuales y cuenta con una muy baja ocupación”, le explicó un funcionario al diario La Nación. Sin embargo los pacientes ambulatorios son 900, muchos de ellos adictos o personas en situación de calle, rechazados en otros hospitales, que no necesariamente necesitan el encierro sino un tratamiento psiquiátrico. “La internación es la bala de plata”. La atención de la salud mental no puede basarse en que el gasto de presupuesto sirve solo para la ocupación de camas.
En cuestión de días, estallaban dos chispas en dos hospitales de un mismo barrio de la ciudad de Buenos Aires, Parque Patricios. La salud de los chicos y de los ‘locos’ corrían peligro. La salud de los sin voz provocó un grito atronador.
El lunes, en el Hospital de Salud Mental ‘Laura Bonaparte‘ se unieron ambos conflictos. Allí estuvieron los trabajadores del Garrahan, y la ciudadanía organizada para frenar el cierre. Abrazo simbólico multitudinario en el exterior, convocado por ATE, y otra multitudinaria asamblea en el interior convocada por UPCN.
Este martes el vértigo de la información no daba tregua. Al paro y la marcha a Plaza de Mayo convocada por la Junta Interna de ATE del Garrahan se le sumaban las negociaciones en el Ministerio por el conflicto del Bonaparte que amanecía con cierto optimismo: “El decreto de cierre no salió y las autoridades del hospital se tuvieron que presentar por un amparo donde se los acusaba de abandono de personas presentado por el CELS. No se produjeron traslados de pacientes internados a otros hospitales. Ayer, lunes, fueron a fiscalizar el órgano de revisión del hospital para constatar que todo este en orden y funcionando y se llevaron informes de cada uno de las personas internadas para auditar”, le comentaba una fuente a La Columna Vertebral en las primeras horas del martes. Que no hubiera salido el decreto y que se detuviera la orden de traslado inmediato era una de las consecuencias de las gran movilización del día lunes. Se mantenía una vigilia permanente dentro y fuera del hospital las 24 hs con asambleas constantes. Allí se votó plegarse a la movilización convocada por los empleados de Garrahan a Plaza de Mayo para este mismo día.
La convocatoria a la marcha fue impresionante. Cuadras y cuadras de médicos, enfermeros, residentes, familiares y organizaciones a favor de la salud pública. “La salud se defiende en la calle”, decía un cartelito escrito con marcador negro en una cartulina que llevaba una mujer de guardapolvo blanco y resumía la sensación de los miles que marchaban a Plaza de Mayo.
No era una marcha sólo por un reclamo salarial, había otro componente, como con la educación, habían tocado una fibra profunda de las conquistas argentinas por las que se salía a resistir. El nombre del Hospital de Salud Mental, Laura Bonaparte, emblema de la lucha de las Madres de Plaza de Mayo, aportaba la memoria necesaria.
La mañana del martes terminaba con una tregua.
En el Garrahan conseguían, al menos, ‘legalizar’ el bono cobrado, firmando una autorización fechada el 30 de septiembre entre UPCN y el ministerio. Un permiso que, sin embargo, no dió marcha atrás a la renuncia del directorio cuya única culpa había sido pagarlo con acuerdo sindical.
Entre tanto, el Ministerio de Salud, los respresentantes sindicales del Hospital de Salud Mental ‘Laura Bonaparte’, firmaban un acuerdo en los que se mantenían las guardias e internaciones, no se hablaba de cierre, y anunciaban la creación de ‘una mesa de trabajo conjunta’ con representantes de los trabajadores y el gobierno a fin de ‘asegurar la prestación de los servicios y la atención de salud de los pacientes’. Entre tanto, continúaban evaluando la ‘reestructuración propuesta por el ministerio’ mientras garantizaban la continuidad laboral de los profesionales del Hospital.
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Destacada
Una multitud grita NO al cierre del Hospital de Salud Mental “Laura Bonaparte”
Luego del inesperado cierre de los servicios de guardia e internación del hospital de Salud Mental “Laura Bonaparte”, el pasado 4 de octubre, crece el repudio a una decisión que afecta a decenas de personas internadas y a más de 900 pacientes externos que acuden regularmente a sus consultorios. El anuncio se convirtió en un cierre compulsivo de los distintos servicios hospitalarios ya que la institución está funcionando sin autoridades responsables dejando a los trabajadores como únicos encargados de la atención, según denuncia hoy el CELS, al presentar un recurso de amparo. De acuerdo al Centro de Estudios Legales y Sociales “esta situación vulnera derechos humanos” y exige el rápido resatablecimiento de las funciones hospitalarias además de solicitar que no se trasladen pacientes sin consentimiento ni evaluaciones interdisciplinarias.
En solo dos días, los trabajadores del ‘Laura Bonaparte’ han tendido redes con los gremios de salud y organizaciones sociales para que apoyen su lucha a través de un instagram @enluchaelbonaparte que en apenas unas horas tuvo más de seis mil seguidores y sus publicaciones llegaron a decenas de miles de persona. A través de redes, encuentros y reuniones, se gestó una movida multitudinaria en la mañana de hoy.
Mientras UPCN participaba de una asamblea de trabajadores en el interior del edificio de Parque Patricios, ATE y distintas organizaciones realizaban un abrazo a la institución puertas afuera. Unos y otros con un objetivo común: no al cierre de uno de los institutos de salud mental más prestigiosos del país.
La Columna Vertebral estuvo presente en las protestas que este lunes se sucedieron en el Hospital Laura Bonaparte, en donde también estuvieron los trabajadores de otro centro de salud icónico de la ciudad de Buenos Aires, el Hospital Pediátrico de Alta Complejidad Garraham, que en estos días está sufriendo idéntica presión por parte del gobierno al descabezar a su directorio por haber otorgado un bono a sus empleados frente a la demora de las paritarias. Día tras día, toda una comunidad vive momentos de angustia -abrazos, llantos, puteadas- al ver que lo sectores más vulnerables: niños, jóvenes estudiantes, docentes, jubilados y enfermos se convirtieron en el mayor blanco de la motosierra mileinista. De casta, nada.
Hernan Catalano, trabajador de la guardia del Hospital Laura Bonaparte, presente en el abrazo a la institución, explicó a LCV, las razones de la protesta:
“Soy trabajador social de la guardia interdisciplinaria, hace ocho años que trabajo acá. El viernes nos encontramos con el director que nos dice que van a cerrar la guardia el lunes y tenemos que derivar a los pacientes, y que el martes cierran el hospital. Hay como 600 pacientes de atención ambulatoria y 40 internados, además de otros pacientes que vienen acá derivados por otras instituciones de toda la Argentina porque es un hospital especializado. Absorvemos a los pacientes que no pueden hacer adherencia en otros lugares, la ley de Salud Mental establece que todos los hospitales deben tener un sector de salud mental pero hay pacientes que no pueden ser contenidos, que son pacientes complejos, nosotros atendemos a esos pacientes que vienen rebotados de otros lados. Si se cierra este hospital, esos pacientes quedan en la calle. Acá hay 40 pacientes internados, pero es la ‘bala de plata’ la internación, no es la primera opción, hacemos un laburo muy armonioso y minucioso de acompañamientos ambulatorios diarios con la red familiar y vecinal, es un trabajo invaluable. Nosotros intentamos, incluso con pacientes complejos, lo ambulatorio con apoyo de la familia, si no tendríamos 400 pacientes internados, como el Borda. Para nosotros es el último recurso la internación y es corta. Porque siempre es traumática la internación, rompe redes laborales, familiares. Nuestros pacientes quedarían en la calle si se cierra. Vamos a ver lo que pasa, se generó una red interesante con muchas organizaciones sociales y políticas, incluso pacientes. Veremos. Desde que asumió este gobierno echaron a 29 trabajadores de la salud, a cuenta gotas. No sé cómo se dió eso. Yo te cuento lo que conozco, ahora están echando a compañeros que venimos siempre.”
Cuando le preguntamos cuánto ganan los trabajadores allí responde que alrededor de 1 millón, estima que no está tan mal, pero ese no es su problema, lo que lo desespera es pensar que sin ellos los pacientes con los que están trabajando hace años, muchos en situación de calle, con problemas de adicción, rechazados en otros centros, quedarán a la deriva, abandonados de todo.
Alejandro Sapere, Licenciado en Psicología y trabajador del Hospital no tiene dudas: “El hospital no puede cerrar, porque al cerrar un hospital se paga un costo en salud. Estamos dispuestos al diálogo, podemos solucionar un montón de cosas, pero somos trabajadores del Estados, somos orgullosos trabajadores del Estado. Yo has 30 años que soy profesional de base, es decir, no tengo gente a cargo, me ocupo de hacer las acciones que tengo que hacer. Ayer teníamos mucho miedo sobre qué podría pasar si cierran las puertas. Hoy, le agradecemos a toda la comunidad, nosotros vamos a seguir trabajando, yo tengo como único uniforme mi guardapolvo blanco, y lo voy a seguir usando. El hospital es de la gente.“
Mientras UPCN terminaba la asamblea interna con el delegado de salud de la organización, miembro del Consejo Directivo Nacional anunciando que las autoridades sanitarias los había citado para mañana, martes, para abrir ‘una instancia de diálogo’ con el fin de solucionar el conflicto creado por el “inició del plan de reestructuración del Hospital Laura Bonaparte”, ATE advertía que se mantendría su plan de lucha que prevé una movilización para este jueves 10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental y no descarta un paro nacional de trabajadores de la salud. “La sociedad tiene plena conciencia acerca de la importancia vital de que el Hospital Bonaparte siga funcionando y además que detrás de este ataque del Gobierno lo que está en juego es la Salud Pública”, indicó el secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), Rodolfo Aguiar
Casi en simultáneo, se conocían novedades del conflicto suscitado en el Hospital Garraham. UPCN había firmado un acuerdo con fecha 30 de septiembre en el que el gobierno aceptaba el pago extraordinario del bono de 500.000 pesos abonado a los trabajadores el 2 de octubre y por el cual hicieron renunciar a la comisión directiva de la institución. Una renuncia que no tiene miras a volver atrás, y un bono que no volverá a repetirse.